Partida Rol por web

 Jigna se acerca a la puerta sureste y, tras comprobar que no tiene trampas ni cerrojo, la abre para comprobar que, efectívamente, se trataba de otra entrada al comedor.

En definitiva, parece que solo hay dos vías de actuación: volver por la puerta por la que habéis venido ó salir de la cocina por la puerta que ha encontrado Ragstar.

Otra puerta al comedor. Me alivia saber que no había trampa o de seguro me hubiera explotado en la cara, pero al menos, no he mostrado debilidad, eso es importante. Ahora toca centrarse, todas las puertas parecen llevar a un punto muerto salvo la que ha abierto Ragstar, que a pesar de parecer un simple guardaropa, tiene una puerta al fondo. Decidido, me giro hacia mis compañeros.

Llegados a este punto, creo que sería absurdo no comprobar esa última puerta al final de ese pasillo Señalo la habitación cuya puerta ha abierto ragstar. Me adelantaré para comprobar si está abierta y mirar dentro. Hay que darse prisa, cada segundo dentro de la mansión nos acerca más a ser descubiertos por algo o por alguien y me gustaría que cuando encontremos la causa del mal, contemos con el factor sorpresa.

Con agiles pasos característicos de mi raza, recorro el pasillo de abrigos y me situo frente a la puerta. Un pequeño resquemor por lo ocurrido antes e invade, pero sin que se me note, lo convato y expulso de mi interior. Lo último que necesita ahora es que el miedo al fracaso dicte mis pasos. A pesar del esfuerzo, no puedo evitar sentir una cierta inquietud.

 Jigna examina la puerta sin encontrar ningún cerrojo ni mecanismo de trampa. Sin embargo, sus sentidos de elfo le permiten escuchar un gimoteo y unos sollozos al otro lado.

Ragstar observa cómo Jigna le toma la delantera en la siguiente puerta. Preparado para lo que sea observa cómo el elfo se cerciora de que no hay nada en la puerta y se prepara para abrirla.Como siempre ha hecho, Ragstar prepara el arma por si tiene que usarla, una mano preparada por si tuviera que apartar al compañero y la otra con el hacha en alto. Puede que cada puerta que han abierto sea una decepción tras otra, pero el cambiante sabe que en cuanto se relajen seguro que algo ocurre.

Adelante compañero, ábrela.

 Jigna abre la puerta. Ante vosotros, y girando hacia vuestra derecha, se abre un pasillo. A vuestra izquierda, una puerta abierta hacia el patio exterior, desde la que se ve la entrada al laberinto de setos. El pasillo de vuestra izquierda da a una serie de habitaciones que parecen ser las antiguas estancias del servicio de la familia Kincep, ahora convertidas en celdas para prisioneros. Los sollozos vienen de una de estas celdas.

 -¡Ah! ¡No! ¡NOOO! ¡Dejadme aquí! ¡NOOO! -la chica reacciona ante vuestra visión como si hubiera visto al mismísimo diablo, apretando su cuerpo contra la pared del fondo de la habitación.

Con los nervios a flor de piel y totalmente en tensión Svana se acerca hacia la celda donde está la "prisionera", hasta quedarse quieta a escasos metros de ella.

-¿Que ocurre? Hemos venido a sacarte de aqui, tranquila, no queremos hacerte ningún daño.- Dice la deva con gesto apaciguador.

Todo ocurre muy rápido, hago una señal a mis compañeros para que sepan que he encontrado algo, abro la puerta, vemos las celdas y lo sigue un grito.

Bueno, al menos hemos encotrnado a alguien vivo, aunque me pregunto si su cordura no estará demasiado tocada.

Miro a la joven dentro de la celda, fuera de si. ¿Qué habrá vivido para perder la cabeza de semejante manera? Busco su mirada para que se encuentre con la mia, cuando veo como sus ojos se centran en los mios, mi rostro se torna serio.

Bien, necesito que me cuentes quien eres y por qué deseas permanecer dentro. Si no me contestas, mucho me temo que abriré esta puerta y te sacaremos de ahí.

Intento que mi voz suene firme pero diplomática. Cuando una mente se encuentra en semejante estado de nervios, le hace falta una voz segura que la inste a calmarse. Mientras espero a ver si me contesta, observo la cerradura por si me encuentro en la necesidad de abrirla.

 -¡NO! ¡Mentís! ¡Venís a comerme! ¡Como a Joán! ¡Como a los otros!

La muchacha se resiste a creernos, ¿quién en su sano juicio nos creeria? Ha visto horrores para lo que no está preparada, su estado de shock hace que todo aquel que se acerca es alguien malo que quiere comersela.

Ésta muchacha está traumatizada, va a ser difícil convencerla de que fuera está mejor que dentro.

Ragstar guarda el hacha y rebusca entre su comida, sacando algo de fruta. Si sacara cecina o algo de carne se pensaría que es parte de ese tal Joán. Dice para sus compañeros, poco a poco se acerca a los barrotes y extiende una manzana.

Toma muchacha, al menos come algo, de verdad que no venimos a hacerte daño. Nos envían de tu pueblo para rescataros. Dime, ¿hay algún superviviente más?

La deva trata de ganarse la confianza de la muchacha con gestos y voz afables, pero sin tratar de acercarse mas, si no que fuera ella misma la que decidiera dar el paso hacia ellos.

-Comerte? No mi joven amiga, hemos venido a sacarte de este lugar, nos han enviado del pueblo para averiguar que está pasando en este lugar. Tranquila y cuentanos que está pasando.-

La mujer está fuera de sí, no responde más qeu con inconcruencias, pero parece haber desvelado algo importante sobre que hacen con ellos aquí.

¿Que clase de monstruos habitan en este lugar?

Parece que la gente ha optado por tranquilizarla, la sacerdotisa se ha puesto a ello. Me parece buena idea, seguro que así podremos sacarle más información que si simplemente la dejamos o la noqueamos. Me hago a un lado, pues aunque si me veo en la necesidad puedo negociar decentemente, la interacción social no es mi fuerte. Mejor dejar a aquellos con más experiencia en el trato humano. Yo esperaré por si la consiguen tranquilizar, abrir la cerradura. Me acerco a Ragstar mientras la deva habla con la prisionera.

Dejemos a la diplomacia actuar. Si consiguen tranquilizarla tal vez pueda decirnos a que nos enfrentarnos.

Esto lo dijo bajo, no quiero que la mujer lo oiga y se ponga aun más histerica.

 La chica en de la celada se estruja más aún contra el muro cuando ve la mano de Ragstar entrar en su celda a través de los barrotes. Esa mano parecía una garra.

Sin embargo, cuando la deva le habló, todo cambió para ella. Una voz femenina, que le hablaba con la ternura de una madre, y una apariencia bondadosa. Eso es lo que la chiquilla necesitaba para derrumbar su "muro de defensa". Se abalanzó hacia los barrotes para agarrarse al vestido de la sacerdotisa todo lo fuertemente que pudo con su estado de debilidad actual y rompió a llorar desconsoladamente.

-Un momento... -el mago no creía lo que estaban viendo sus arcanos ojos- ¿Estáis dispuestos a hacer de niñera? 

La Deva acarció el cabello de la joven, mientras miraba a Jigna y al resto.

-Abrir la celda, esta joven nos puede contar algo mas sobre lo que está ocurriendo en este lugar.- Dice Svana a la pregunta de Laitnus. -No podemos dejarla aqui, sería una temeridad por nuestra parte, es por esto por lo que nos han contratado.-

Tras decir eso, siguió acariciando a la joven mientras le susurraba palabras tranquilizadoras al oido.

Escucho las palabras de la sacerdotisa, instándome a abrir la puerta de la celda. Aunque nada me resultaría más facil, me siento reacio a hacerlo. Cruzándome de brazos, miro fijamente a los ojos de la deva.

A pesar de la misión, creo que el mago tiene razón. No podemos hacer de niñeras. Creo que el lugar más seguro para ella es seguir ahí dentro, nosotros aun tenemos una mansión que registrar. mi voz es firme, no tengo intención alguna de aparentar lo que no es, simplemente expongo las cosas como las veo. Sin embargo, la joven podría tener información util. Con un gesto de la cabeza señalo a la joven. Preguntala quien la metió ahí dentro y que es lo qeu tanto teme. Recuerdala que cuanto antes nos diga todo, antes terminaremos aquí y antes la sacaremos.

Expuesto finalmente mi opinión, espero a ver que hace la sacerdotisa

La deva esucha con atención las palabras de ambos y aunque reacia, sabe que sus compañeros tienen razón. COn un profundo suspiro, Svana se arrodilla para poner su rostro a la altura de la joven, mientras la ocge con cariño de la barbilla y la hace levantar la cara para mirarla fijamente.

-Escuchame con atencion, necesito que me digas que está pasando aquí, como y quien te ha encerrado en este lugar, es muy importante que pienses y nos cuentes todo lo que puedas, así podremos ayudarte mejor.- Le dice casi susurrando a la joven