Partida Rol por web

No a cualquier enemigo, algo bloqueaba el túnel. Algo metálico que no tardó en relucir con las luces de su vagón ¡otro vagón! ¡Había otro vagón en la vía! Estaba inmóvil, y se acercaban a él a gran velocidad.

- ¡Cuidado!-

gritó el tecnosacerdote al ver el vagón en la vía. El vehículo del grupo iba a gran velocidad por los raíles y detenerlo sería complicado. Anton paró el motor que impulsaba el vagón y activó las medidas de seguridad, acto seguido tiró de los frenos de emergencia hidráulicos para detenerlo lo antes posible.

Finalmente, el vagón se detuvo.

Con una visible tranquilidad, el Slavick respiró dentro de su traje. Habían estado cerca de empotrarse contra aquel cacharro, pero la rapidez y los conocimientos del tecnosacerdote se habían impuesto a los nervios y la sorpresa.

- Por que poco...-

comentó a sus compañeros.

En efecto, por muy poco. El vagón frenó con presteza y todos notaron al fuerza que les empujaba hacia adelante. Sólo el loco permanecía inmune a ese movimiento, aunque hizo bien en agarrarse al asiento. EL movimiento del tren finalizó con un leve golpe contra el otro vagón, insuficiente para causar daño alguno.

Bien hecho, tecnosacerdote -le dijo el experto.

Frente a ellos había otro vagón, de idénticas características al suyo, sólo que algo menos dañado y con menos sangre. Se veían cadáveres congelados en su interior, pero ningún enemigo.

¿Cómo continuamos?*

- Antes de ponernos a empujar o lo que sea, deberíamos inspeccionar el vagón y la zona no sea que caigamos en otra trampa, replica Nicodemus mirando para todas partes, como si esperara que una horda se les echara encima.

Está bien. Comento ante las palabras de Nicodemus. Las trampas parecen estar a la orden del día en este lugar. Malditas cosas... Espero que haya alguna forma de acabar con ellas de un plumazo, porque nos van a dar el día. Os lo digo yo. Camino lentamente por el vagón viendo en qué podía ayudar. Siempre con el rifle en las manos, y sin dejar de apuntar hacia todos los rincones oscuros.

- Os cubro.-

se limitó a decir Slavick desde la cabina. Empuñó su rifle lásery apuntó hacia el vagón que habían encontrado. Si algo intentaba sorprenderlos, lo dejaría frito.

- También le echaré un vistazo a nuestro amigo, el tarado.-

dijo por el comunicador a sus compañeros.

Nicodemus saca su bolter y se baja del vagón que les ha llevado hasta ahí para acercarse y examinar el que está parado. Observa detenidamente en busca de huellas o rastros que detecten la presencia de xenos para a continuación acercarse lentamente intentando detectar los mejores sitios para esconderse y tenderles una emboscada.

De pronto Nicodemus ve algo por el rabillo del ojo y se gira rápido apuntando con su bolter detrás de sus compañeros: ¡Cuidado!

Casi se me para el corazón cuando el comunicador me saltó un tímpano ante el grito de Nicodemus. Sin dudar un segundo de lo que haya podido ver o no ver mi compañero hecho una rodilla al suelo y apunto activando la mira laser de mi rifle HellGun hacia lo que antes había dado a mi espalda. Esperaba encontrar cualquier cosa en esos momentos y por ello mi dedo enguantado se tensó sobre el gatillo mientras la línea roja brillante buscaba un objetivo. !¿Qué pasa?! ¿Qué ocurre? Pregunté mientras giraba y clavaba la rodilla en el suelo del vagón.

- Se acercan por detrás, algo mecánico - responde el arbite intentando localizar su objetivo

Slavick se giró y oteó en la oscuridad, algo había llamado la atención del arbite y había dado la alerta. El tecnosacerdote esperaba que no fueran más de esos bichos con los que habían tenido que batirse el cobre con anterioridad.

Maldición.¿Y ahora qué pasa?

Empuñando el rifle láser, se ocultó mínimamente en la cabina.

-¿Otro vagón?-

inquirió a sus compañeros.

¿Cómo que otro vagón? ¿Este es el único que tenía energía no? Madre mía... Las cosas se estaban complicando y ahora no había forma de avanzar. Nos iban a hacer un emparedado de vagones de mono-raíl. Pues o saltamos y nos vamos, o hacemos que ese otro vagón se mueva. ¿Quizás empujándolo con el nuestro? Puede que con el impulso del que también viene eso nos haga avanzar… Todo eso sonaba un poco loco y descabellado, podíamos acabar destrozados, pero no se me ocurrían muchas más opciones, y menos aun que fueran lógicas.

Se acercaba a gran velocidad, por el techo del túnel. Se movía a velocidad constante y emitía breves destellos de luz cuando las luces lo iluminaban, eran dos garfios gigantes que avanzaban en paralelo por la vía. Cuando estaban a unos doce metros de ellos empezaron a frenar, quedando parcialmente ocultos por su propio vagón. Tardaron una eternidad en volver a aparecer, justo sobre ellos, uno de los garfios se quedó sobre la parte trasera de vagón bloqueado, mientras el otro garfio avanzaba hacia la parte delantera del mismo.

- Anton, ¿se puede saber para qué coño sirven esos ganchos en una vía? dice Nicodemus aún mirando alrededor por si hay algo más.

- Pues... no se, la verdad. Lo mío era construir titanes, no estas cosas de raíles y vagones. Probablemente sea un elemento auxiliar de los vagones o quizá un servidor de reparación. Podéis apostar si queréis.-

contestó el tecnosacerdote haciendo gala de un escaso o nulo conocimiento tecnológico en esta materia. Estaba quedando mal, muy mal. No podía ser, él que era un sabio de las ciencias.

Nicodemus se queda mirando al tecnosacerdote algo perplejo: si no tuvieras todos esos chismes conectados diría que has comprado ese manto rojo en la subcolmena.

Se oyó un ruido a medio camino entre bufido y risa en la radio de Linus, pero no dijo nada. Nicodemus ya intuyó lo que era cuando los dos ganchos se detuvieron uno e cada extremo del vagón: eran un sistema para despejar vagones averiados de la vía. Sin embargo no se movían, se habían quedado ahí quietos sobre el vagón inactivo esperando...¿esperando a qué?

Nicodemus se gira hacia el tecnosacerdote haciendo una pregunta muda.