Partida Rol por web

Viendo que se le venía encima el Tren al Loco, decidí actuar con mucha sutileza. Voy a sacarlo de ahí antes de que se convierta en una mancha roja... Volví a canalizar la disformidad a través de mí empleando como foco psíquico mi colgante de Hueso Espectral tallado, que al canalizar la energía comenzó a brillar debajo de mis ropas. Con mucho cuidado, como si fuera fruto de un desplazamiento normal y corriente provocado por la ausencia de rozamiento, moví al hombre que acabábamos de encontrar hasta el arden, agarrándolo de las ropas. Cuando estuvo fuera de la trayectoria del tren, lo deposité con suavidad sobre el suelo para que pudiera hacer pie. Uffff. Por los pelos. Al menos no nos ha salido caro el salvarle la vida al tipo este. Transmití por el comunicador.

En cuanto se vio alzado por los aires el loco trató de nadar hacia el lado opuesto al que era arrastrado. Nadó con fuerza, fue inútil. Una fuerza que no alcanzaba comprender le dejó sobre el suelo de la estación mientras un cambio en la iluminación alertaba de la proximidad del vagón. El loco se alzó y, al carecer de botas magnéticas, volvió a levarse, torpe.

El vagón estaba lleno de humanos, y partes de ellos. También había cadáveres de xenos, la mayoría muertos por armas de proyectiles. El vagón encajaba mucho más que aquel otro que habían visto impoluto, con un color granate que a ninguno le extrañó.

Precioso -Linus, en su línea.

El tenosacerdote informó de la situación, la línea de energía que había desviado transmitía corriente al vagón, por lo que podrían moverse a través de la nave siempre que se mantuvieran en ese vagón.

Nicodemus examina el vagón antes de meterse dentro no vaya a hacerse el muerto otro bicho como la primera vez, cuando está seguro entra y examina la escena.

- Vigilad mientras reviso esto.

Nicodemus se levanta y hace el gesto a los demás para que suban: Nada vivo, al parecer asaltaron el vagón mientras se movía y entraron por las ventanas porque las puertas estaban bloqueadas. Podríamos fijar la ametralladora para cubrir el frente mientras nos movemos ¿os parece?

- Afirmativo Nicodemus, preparémosla.-

dijo el tecnosacerdote. Acto seguido se acercó a la traspaleta y sacó la ametralladora y el trípode, pesaban un quintal.

-¿Alguien me echa un cable?-

inquirió a sus compañeros.

Si claro, yo te ayudo. ¿Que necesitas Anton? Le pregunté mientras caminaba hacia el. Al pasar junto al "Loco" le hice un gesto indicandole que se sentara en los asientos y se agarrara fuerte a lo que pudiera. Vaya, este trasto debería tener cinturones de seguridad...

- Crairman ¿te importa ayudar a Anton? Doctor vigile a nuestro amigo, yo cubriré el pasillo y la puerta de la cubierta médica mientras nos vamos.

El experto asintió ante el arbitre mientras éste vigilaba el solitario andén. El psíquico y el tecnosacerdote montaron y cargaron el arma en la frontal del vagón, afianzando el trípode. El arco descrito por el arma era amplio y abarcaba toda la ventanilla frontal.

En cierto modo agradecieron llevar los asfixiantes trajes, no había manera de que el loco permaneciera quito debido a la ingravidez, aunque también era cierto que no ponía mucho de parte por estarse quieto.

El arma quedó montada y el vagón listo, ninguna amenaza a la vista.

Nicodemus guarda su bolter y toma el control de la ametralladora: Cuando queráis.

- No se hable más caballeros, allá vamos.-

dijo Anton, luego se acercó a los mandos  y pulsó los botones y palancas adecuados para poner en marcha el vagón en dirección al puente de mando. Allí resolverían algunos problemillas y cumplirían con parte de sus objetivos. El tecnosacerdote volvía a esperar que no hubiera ningún condenano bicho en aquel lugar. Y quizá también pudieran contactar de nuevo con AVINA, ese puñetero ser holográfico que poseía cantidades ingentes de información y del que Slavick se fiaba poco o nada.

Que el Emperador reparta suerte.

El vagón arrancó, y poco a poco, muy despacio, fue ganado velocidad. Se produjeron fluctuaciones de energía a medida que avanzaba por la línea interna de la Ejulve.

De pronto, un destello rojo se reflejó en el cristal. Todos se giraron y vieron al loco con su pistola láser apuntando a uno de los xenos, acababa de hacerle un nuevo agujero a la criatura, y golpeaba con la punta de su pie, asegurándose que estaba muerta.

No se ha movido idiota -le increpó Linus, aunque no podía oirle-, es el vagón que los zarandea. ¿Cómo puede ser tan estúpido?

El experto se estaba enfureciendo ante la continua presencia y comportamiento del loco, gruñía por lo bajo palabras ininteligibles.

¿Qué es eso que lleva encima?

Asomando por uno de sus bolsillos de la bata, tenía una granada de fragmentación.

Nicodemus mantiene la atención en el frente con la ametralladora: Crairman ¿puedes pedirle a nuestro amigo que te entregue eso? Además intenta preguntarle quién es y qué función desempeña.

Repito que no podemos comunicarnos con él, compañero. Estamos en ambiente de vacío. Las ondas no se transmiten... Y él no tiene comunicador. Es imposible que me oiga. Y por desgracia, yo no puedo transmitir ordenes telepáticas. Agito las manos delante mía como intentando atrapar el vacío. Hasta no estar en un lugar con atmosfera, hablar con el será imposible. Me giro para que me vea la cara, y levantando una ceja mientras esbozo una sonrisa le pregunto: ¿Quieres que lo mate? Lo haré si te hace sentir mejor. A mí me da igual. Otro héroe en las listas del imperio. Era algo probado que ese sujeto sería dado por desaparecido, quizás hasta se le inscribiera su nombre en una placa dentro de un par de decenios.

- ¿Has pensado alguna vez que hay otras opciones además de la matanza?, pregunta si volver la cara. Creo que llevamos una placa de datos ¿y si la usas de pizarra?

Pues la verdad es que si, lo he pensado, e incluso las he llevado a cabo, pero nunca me han convencido, lo cierto es que casi me cuestan la vida. !Jajaja! Me rasco la cabeza por encima del traje del plástico, cosa que no alivia los picores del sudor al correr por la nuca entre los pelos y el cuello. Vaya mierda de campanas, a este paso moriré de agobio... Levanto el pulgar hacia Nicodemus en señal de "Ok, todo bien" y saco mi placa de datos. Con el estilete que lleba incorporado escribo con gestos lentos: "Eh, puede que necesitemos explosivos. ¿Tienes? Si tienes nos vendría bien que nos los prestaras todos. Es un asunto importante" Luego me acerco al Loco y llevándome dos dedos primero a la visera donde están mis ojos, cuando estoy seguro de que ve el gesto los bajo a la placa.

El loco sonrió y asintió, al menos, sabía leer.

Sacó la granada de su bolsillo y se la tendió a Crairman. ¡Por el Trono Dorado de Terra! La granada no tenía seguro, en su lugar, evitando que el disparador se activase habían atado una anilla con un cordón de zapatos anudado varias veces. Después hizo un gesto cómico, de quitar la anilla y echarse al suelo, dejando claro cómo funcionaba.

Asentí muy solemne a la explicación de nuestro desequilibrado compañero temporal. Y cuando recibí la granada, saque de la mochila cinta americana y le de unas cuantas vueltas al explosivo de forma que el pasador quedase totalmente apretado al cilindro. Luego guardé aquel elemento a buen recaudo. Todo ello a espaldas de nuestro nuevo compañero. Luego volví a escribir en la placa: "¿Tienes alguna más por casualidad amigo?" No sabía muy bien porque, pero comenzaba a sentirme un tanto identificado con aquel muchacho. Debía haber pasado por cosas muy chungas, y aun eso, ahí estaba, pasando a unos desconocidos granadas como si manzanas para una merienda se trataran.

El loco negó.

Slavick observó la operación de "diplomacia" con cierto escepticismo. Esperaba más bien poco del tarado que habían encontrado por ahí, pero quizás lo necesitaran más adelante. El tecnosacerdote siguió cerca de los mandos del vehículo, al menos, entre máquinas, estaba en su salsa.

- Celebro que hayáis resuelto el problemilla de la mejor manera. Pero no perdáis de vista a ese tipo, no me fío.-

les dijo a sus compañeros.

Al parecer, no debía de quedar mucho trayecto hasta el puente de mando, así que debían de estar preparados. Anton comprobó el rifle láser y se aseguró de que estuviera en las condiciones óptimas. De todos modos, al contar con una ametralladora podrían hacer frente a cualquier enemigo.