Partida Rol por web

Vaya... creo que estamos sintonizando la COPE compañeros. Comento al recibir únicamente estática como respuesta a la llamada que acabo de realizar. Oh no... puede que sea Radio María del Trono. Aquello era realmente molesto, ese ruido infernal... Seguro que el tecno-sacerdote podría sintonizar mejor las comunicaciones y obtener una llamada más clara y potente. ¿Pruebas tu Anton? Quizás toqueteando un poco los sistemas...

- Esperadme un segundo.-

dijo Anton tras la petición de sus compañeros. Retornó al vagón, abrió un panel de comunicaciones y usó su electroinjerto para acoplarse a la máquina. Con ello le sería más facil encontrar algo en las ondas. No fue así, ni la COPE intergaláctica, ni Radio María del Trono ni Intereconomíaplanetaria. Nada, solo estática.

Era raro. ¿Y qué puñetas hacían ahí otro grupo si ellos eran los únicos que habían llegado?.

El tecnosacerdote volvió junto a sus compañeros y negó con la cabeza. No había habido suerte. Quizás en otro momento...

Nicodemus si se gira esta vez cuando el tecnosacerdote nuevamente no es capaz de facilitarles la misión; niega con la cabez y corre a cubrirse con la fuente del centro.

Nada en la radio, sólo estática. Ni siquiera podían comunicar con el equipo del hangar. Anton sabía que sí no había energía no funcionaban las antenas repetidoras internas. Las propias cubiertas de la nave bloqueaban las comunicaciones.

¡Ahí! Apenas fue un instante, pero vieron una de aquellas criaturas, huyendo de ellos.

Todo aquello era siniestro, habían visto a la criatura, y tenían el temor de que en cualquier momento se les echaría encima. No se dejarían sorprender, no ellos. Acólitos de la Inquisición, en una misión encomendada por el Dios-Emperador. El ordo Hereticus actuando como agentes del Ordo Xenos porque no se podía confiar en ese Ordo.

Podían notar el suelo blando bajo sus pies, carne despellejada, órganos congelados y partes irreconocibles de cuerpos humanos.

¡¿Qué era eso?! A su izquierda, sobre la puerta del puente de mando había un pictograbador de seguridad, y su lente de cristal estaba siguiendo sus movimientos. Alguien les observaba.

- Anton, intenta llegar a esa puerta y abrirla o que nos abran...yo te cubro desde aquí, dice Nicodemus sin dejar de mirar el pasillo por el que ha huido el bicho.

-Se intentará, pero no prometo nada.-

dijo el tecnosacerdote. Anton se acercó a la puerta y echó rodilla a tierra, guardó la esfera y sacó la multillave, un aparatito muy útil en circunstancias como estas -también cuando querías atracar un piso, pero no era el caso-. Slavick operó la cerradura durante un rato, al principio el éxito huyó de él como una gacela ante un león pero finalmente consiguió desbloquear la condenada puerta.

No la abrió, esperó a sus compañeros mientras apuntaba hacia ella con el fusil.

-Listo.-

El tecnosacerdote, mediante unos ritos que misterioso origen, como todo lo relevante al Mechanicus, logró que las runas de protección del puente de mando se apagaran, permitiendo a los acólitos el acceso al puente de mando, donde descansaba el trono de capitán; sin embargo (siempre había un "pero" en la Ejulve) la puerta no se abrió. Requería de una energía de la que no disponían. Con el motor de plasma apagado era muy difícil hacer que algo funcionara en aquel lugar.

La frustraión no les distrajo, y cuando el xenomorfo hizo su aparición todos estaban preparados. La aterradora criatura se dirgía, flotando por el vacío, hacia Anton, indefenso, con la combiherramienta en su mano.

Ahí estaba, nos había estado esperando, en encima, teníamos espectadores, o eso suponía, pues la cámara no hacía más que moverse y eso significaba o bien que el sistema estaba automatizado, o bien que alguien nos estaba mirando muy atentamente. No esperé a que aquella cosa nos hincara el diente. Me concentré y logré centrar mis poderes para tener una mejor visión de mi objetivo y luego apreté el gatillo enviando un poderoso disparo de HellGun contra aquella criatura. Todo muy silencioso en aquel ambiente.

- No puede ser...-

musitó por lo bajo el tecnosacerdote al ver que uno de los bichejos inmundos se le acercaba. No dudó, guardó la multillave y echó mano del rifle, casi sin apuntar, guiándose por la mirilla láser que trazaba una línea roja hacia el objetivo, apretó el gatillo.

Algo debió de hacerle, porque a diferencia de otras ocasiones, impactó.

Cuando aparece el xeno, Nicodemus apunta y aprieta el gatillo pero en ese momento escucha el odioso click. Entonces suelta el bolter y desenfunda la pistola automática abriendo fuego sobre el bicho

Una lluvia de proyectiles inundó la estancia, al descarga de plomo y los haces láser llenó la recepción del puente de mando de colores. La criatura se movía a gran velocidad, esquivando algunos impactos, sin embargo encajó heridas severas, que no bastaron para frenar su avance. Con aquellas afiladas garras por delante la horrible criatura sedienta de sangre humana se abalanzó sobre el tecnosacerdote, dispuesto a convertirle en virutas de acero y pulpa.

Nicodemus mira su pistola y a continuación el rasguño que le ha provocado al xeno...va a ser duro. Entonces cambia el selector de disparo a la munición perforante y vuelve a disparar intentando no llevarse por delante al tecnosacerdote.

Aquella cosa se lanzó a por Anton como la mala bestia que era. Volví a acomodar mi arma en el hombro y disparé otro tiro que fue un completo desastre. Tenía que hacer algo por nuestro compañero, pero mis habilidades en cuerpo a cuerpo, pese haber sido entrenadas, nunca habían sido especialmente buenas, no era un tipo ni muy grande ni muy musculoso, así que me decanté por usar mis poderes, que si que estaban bien entrenados. Me concentré e intenté afectar al sistema nervioso de aquella cosa, estrujándolo y haciendo que se convulsionara.