Partida Rol por web

Era una pareja de tipos, iban armados según pudo ver Nairobi con su visión térmica, con un arma de cierto tamaño y calibre. Bajaban hacia ellos pero aún se encontraban a un par de plantas, podían bajar únicamente un nivel o seguir bajando. Por un momento les vio detenerse como si estuvieran comentando algo concreto pero pronto retomaron la marcha. Podían aguardar a ver si seguían bajando, tomar la puerta más cercana, o seguir descendiendo para no encontrárselos.

En sus manos estaba...

—¿Por dónde vais? En la planta 22 hay un ascensor que está justo al lado de las puertas de la escalera. Podría bajar con mi tarjeta hasta ahí y terminar de subir en el ascensor. Pero tenéis que tener cuidado, hay una cámara al final del pasillo. Normalmente no la mira nadie pero...

Kazuo abrió la puerta hacia los pasillos interiores para buscar el ascensor que había mencionad Brandon. El sitio estaba tranquilo así que se deslizó con cuidado hasta una esquina para ubicar los ascensores. Allí estaban. Lo único malo es que había dos ejecutivos apoyados en la máquina de café contigua, charlando de sus movidas. Tan cerca y tan lejos.

¿Llamarían su atención al aparecer un grupo tan variopinto?

Para su desgracia uno de los tipos se giró hacia donde estaba y lo vio allí, plantado como un pasmarote, mirando para ellos¹.

La situación volvía a ponerse tensa cuando aprovechando la ruta secundaria que indicaba Brandon, nos dábamos de bruces con lo que parecían dos ejecutivos. Fukuda quedó paralizado y podía sentir como sus miradas estaban clavadas en nosotros, escudriñándonos e intentando entender quienes éramos. No les di oportunidad de pensar, estaba suficientemente calmada como para pensar en un plan por lo que, como yo si tenía puesto el mono, avancé adelantando a Kazuo y comencé a gritar. No muy alto, calmada. Porque todo era calma.

- ¡¿Qué hacen aquí?! Me han avisado de una fuga de gases en la planta, deberían estar evacuándola. Vamos, lárguense de inmediato si no quieren morir intoxicados como estos dos idiotas que necesitan coger algo de sus mesas antes de irse. –

Podía verlos mirándome extrañados por mis palabras.

- Nadie nos ha dicho nada-

Entonces puse los brazos en jarra-

- ¿Y qué quieres? ¿Qué lo pregonen? ¿Qué salga en la NET? Claro, como si nada les viniese mejor que ese tipo de propaganda. Desde luego… -

Aun les veía dubitativos por lo que relajé mi voz, y sacudí la cabeza.

- Si no van a hacerme caso, por favor, firme el formulario 13-52-B en el que eximen a la empresa de todo daño, mutación o muerte provocada en la empresa. -

Finalmente uno de los dos terminó diciendo.

- Tal vez deberíamos irnos… -

—Sí, sí —dijo finalmente el segundo de los dos ejecutivos—. ¿La fuga es en la planta? Pero las salas de reuniones...¹

Tal vez se debiese a los atuendos que les había conseguido Nairobi, la excusa les pareció razonable y decidieron no discutir demasiado llamando al timbre. Sin embargo aquello no pareció calmar la mirada de insistencia de la pareja de recién llegados, así que optaron por esfumarse rápidamente escaleras abajo.

Ocultó Yeng Ha, en el momento de cruzarse con ellos, su rostro excesivamente maquillado que podría haber dado al traste con las aspiraciones del grupo.

Una vez solos cerraron la puerta y con ello dejaron atrás el peligro ante cualquier encontronazo inesperado. Se fijaron entonces en la planta, difería de las anteriores en las que habían estado pues era apenas la unión de tres pasillos largos que conectaban varios núcleos de escaleras a lo largo de los cuales se sucedían los ascensores y las puertas a varios despachos que nadie atrevió a abrir². Sonó entonces el ascensor al que habían llamado los ejecutivos, hicieron ademán de amagar estar a otros menesteres por si volvían a aparecer visitas inesperadas, más no fue necesario ésto último pues llegó vacío.

Varias plantas más arriba estaba Brandon escuchando por el intercomunicador para ver si se habían resuelto todos los problemas cuando, de pronto sonó el familiar sonido del ascensor al llegar a la planta. Al abrirse las puertas descubrió que finalmente el grupo estaba reunido³.

—Ya era hora —dijo Brandon sorbiendo por el lateral de su boca como habitualmente—. Venid, en la sala de mantenimiento estaremos tranquilos.

Miró a Yenh Ha sorprendido por su aspecto y casi tuvo que reprimir una risa.

—Bien, el prototipo está 9 plantas más arriba. No he probado mis credenciales pero sospecho que esa planta será de alta seguridad. En la planta 50¹ hay un puesto de seguridad. Ahí seguramente podamos confirmar la posición del paquete. Traté de hacerlo en un puesto de seguridad más abajo pero su nivel de acceso no era suficiente. Parece que los niveles están asociados a cada nivel... y este es el tercer nivel. Propongo acercanos al puesto de seguridad y confirmar las posiciones desde ahí. ¿Alguno puede subvertir en sistema de seguridad y hacernos ganar un acceso franco? Aunque mis credenciales fueran buenas y pudiera entrar a esa planta dejaría registro en el sistema y... bueno, es jodido.

Brandon hablaba muy rápido, estaban muy cerca del paquete y el catabolista estaba excitado.

—¿Qué decís?

Miré fijamente a Brandon mientras hablaba, sin alterar mi expresión, concentrada, tranquila. Todo lo que decía tenía sentido. Veía que nuestro mayor problema era acceder a la planta 50. Sin embargo, estábamos pensando de manera muy plana, por lo que enseguida rompí mi mutismo.

- Veo que lo tienes todo preparado Brandon. En efecto, romper el sistema para abrir un acceso a dicho lugar no solo tiene alto riesgo sino que podemos dejar un rastro trazable. Sin embargo, podemos hacerlo de otra forma. Por mucha seguridad que haya, siempre hay túneles de mantenimiento y zonas de refrigeración que podrían darnos acceso. Yo misma podría colarme por ellos y una vez dentro, “adquirir” un pase de seguridad apropiado para abriros. Por supuesto, necesitaría que se piratearan los sistemas de bloqueo de las zonas de mantenimiento, pero estos siempre serán más fáciles de hackear que los de las puertas principales, al fin y al cabo, solo hay que hacerle creer que soy un droide de mantenimiento y deben dejarme pasar. ¿Estáis de acuerdo? –

Mientras hablaba, comencé a pensar en por donde colarme.

—Mi aporte al plan es la evacuación.

Kazuo abrió el maletín mostrando el explosivo plástico.

—Para borrar las pistas a nuestro paso o simplemente crear confusión. Mientras Brandon le abre paso a Nairobi yo iré sembrando esto por las columnas principales en esta planta. Si cualquier cosa se tuerce podemos armar un buen escándalo y desplazar los efectivos hacia esta zona, que parecerá la atacada, mientras nosotros nos encargamos de lo nuestro.

Luego revisó sus armas.

—En ese caso, por supuesto, tendremos que abrirnos paso de una forma menos elegante. A veces hay que romper unos cuantos huevos para hacer una buena tortilla. Era algo que siempre me decía un viejo colega al que apodaban el Español. La sutileza no era su fuerte pero cuando todo fallaba y había que improvisar era el mejor.

Tras aquella exposición intercambiaron los cuatro sendas miradas, había tres planes y cada uno de ellos era menos sutil que el anterior. Podían empezar por el de Nairobi, si algo se torcía recurrirían al algo menos sutil plan de Brandon, finalmente si todo se iba a la mierda o si necesitaban montar ruido... Kazuo y su rostro enigmático aún tendría mucho que decir.

Llevaba un rato buscando algo la Juramentada a su alrededor, que nadie alcanzaba a entender, recorría de un lado a otro la sala de mantenimiento en la que estaban y a la que Brandon les había llevado. No tardaron en entender que esperaba encontrar algún tipo de resquicio por el que colarse y volver a recorrer las zonas del servicio que hasta aquel momento la habían funcionado muy bien. De pronto Nairobi se detuvo, había notado una especie de perturbación en la imagen de la pared en un rincón de la sala en el que no había ningún asiento ni ninguna máquina de vending. Activó entonces el HUD de su implante ocular y la imagen cambió a un tono azulado en el que se contorneaban los objetos, en ese momento percibió cómo tras aquella perturbación había una puerta escondida a simple vista.

Sin desactivar aquel modo de visualización, aproximó su mano hacia aquel hueco rectangular, y al presionar escuchó cómo sus compañeros ahogaban un sonido de asombro. Al haber tocado en aquel rincón que sólo un trabajador presumiblemente conocería, se había levantado la cortina que el velo había creado dando lugar a un pasillo que se antojaba familiar para Nairobi, en el que probablemente encontraría algún tipo de seguridad similar a la que había visto en niveles inferiores...

Cinco minutos más tarde, habían recorrido varios pasillos zigzagueantes deteniéndose cada vez que Nairobi lo pedía, apensa habían encontrado nada cuadno de pronto se detuvieron, aquello era inesperado incluso para su guía².

Brandon observaba a los dos drones de seguridad que estaba en mitad del pasillo. Ese no era lugar para ellos pero aún así estaban en mitad del pasillo. Una luz roja estaba encendida en la parte posterior de los drones.

—¿Qué hacen aquí? —se preguntó Brandon en susurros—. Tienen el modo de seguridad activado pero no deberían de estar aquí. Los usan en niveles de baja seguridad para reportar a los monitores. Cuidado porque tienen medidas de contención. Son capaces de lanzar descargas de electricidad para aturdir a un posible intruso.

La forma de los drones era redonda, como dos balones de baloncesto decorados con la imagen corporativa de SigmaTech y un apéndice de unos diez centímetros que apuntaba a su parte frontal.

—Solo se pueden desactivar desde su panel de control. Lo tienen en la parte posterior, donde está esa luz roja. ¿Alguno podéis desactivarlos en remoto?

Kazuo sonrió enseñando su pistola:

—Supongo que por remoto no entenderás esto.

Luego miró de nuevo los drones, extrañado. Y señaló su posición:

—Parece que han salido haciendo una especie de patrulla.

Efectivamente había un pequeño hueco a la altura casi del techo del pasillo. Era una ranura rectangular por la que podrían pasar los drones y poco más. Después de un momento volando en el pasillo volvieron a meterse por aquel conducto.

—El pasillo sigue pero puede que lo que buscamos esté oculto ahí. Si esos drones no hubieran salido en este momento habríamos pasado de largo sin fijarnos. Me parece una medida de seguridad perfecta: no puedes forzar la entrada hacia un lugar que no sabes que existe siquiera. Apuesto mi jubilación que tras esa puerta secreta está lo que buscamos. La pregunta real es ¿por qué usar unos drones de mierda para vigilar el pasillo? ¿Por qué no un sistema fijo de cámaras? Lo único que se me ocurre es que esto sea tan jodidamente secreto que no quieren que ningún técnico venga hasta aquí para realizar mantenimientos de sistemas básicos. Los drones los puedes preparar en cualquier sala de ingeniería sin dar explicaciones siquiera de cual será su uso.

Aquellos drones eran distintos a los que había visto Nairobi en su anterior incursión.

Si bien los primeros se arrastraban por el suelo, eran más grandes y estaban más equipados con medidas de defensa; aquel par de balones esféricos levitaba, y tal y como había explicado Brandon eran aparentemente menos peligrosos usados más como chivatos que como elementos defensivos.

La abertura por la que desaparecieron era de apenas 60x60 cm, un tamaño demasiado angosto para que el par de hombretones se moviese con relativa comodidad, no tanto para las mujeres quienes podrían incluso sentirse atrapadas allí si padecían de claustrofobia... Allí además, el par de droides tendría ventaja.

Tras estudiar aquella opción, se fijaron en que más allá el pasillo seguía unos cuantos metros y allá, a lo lejos se veía otra escalera como las que habían recorrido que también les permitiría subir varios niveles.

Nairob no apartó la vista del angosto hueco mientras el resto deliberaban. Estaba de acuerdo en que aquello no podía ser casualidad y que algo importante debería hallarse en su interior. Sin embargo, no era un hueco por el que fuera fácil colarse pero la teoría bien merecía el riesgo.

- En ese caso… –

Nairobi comenzó a quitarse toda la ropa que llevaba encima. Sabía que el nudismo era uno de esos temas que aun en una sociedad tan “avanzada” seguía provocando pudor y sonrojos. Pero por su parte, su cuerpo era una herramienta más a su disposición. Cuando se bajó finalmente los pantalones, solo se dejó una braga elástica que tapaba sus partes más íntimas (No por pudor sino por protección) y unas cintas que mantenían sus pequeños pechos pegados a su cuerpo para que no supusieran un problema para hacer maniobras. El resto del cuerpo mostraba partes de exoplástico y ferro implantes aquí y allá, que narraban la historia de alguien que había sufrido muchas heridas en su vida.

Cuando se hubo quitado toda la ropa, se aproximó al acceso por el que habían desaparecido aquellos droides.

- Iré a ver que puedo ver por aquí. Deberíais echar un vistazo lo que hay más adelante para evitar nuevas sorpresas. – Entonces se giró hacia el hombretón – Brandon, ¿Me ayudas a elevarme? Yo sola no puedo subir hasta ahí arriba. –

Mientras esperaba la ayuda de Lee, Nairobi observó el hueco y calculo que, a pesar de su enjuto cuerpo, le costaría moverse, seguramente tendría que culebrear.

- Si detecto cualquier problema u obstáculo, os iré avisando. De todos modos, deberíais seguir buscando la entrada principal. Incluso aunque busquen el mayor secretismo, siempre hay una puerta aunque sea solo para el mandamás de turno .-

En todo este tiempo, su voz sonaba tranquila y comedida. Totalmente centrada en la tarea.

Kazuo asintió avanzando hacia el final del pasillo con precaución.

—Ten cuidado y no hagas saltar ninguna alarma.

Y lo mismo se aplico para él, avanzando cuidadosamente a través del pasillo para echar un vistazo al final del mismo. Su apuesta era la sala de los drones pero la muchacha tenía razón: era mejor tener todo cubierto.

Mientras Nairobi empezaba a despojarse de sus ropas¹ Kazuo siguió avanzando a lo largo del pasillo para verificar a dónde habrían ido a parar si no se hubieran visto interrumpidos por el descubrimiento de Brandon Lee.

Avanzaba con calma y lentitud mientras seguía obedientemente al par de drones esféricos armados con sendas púas a través de la cual, según le habían indicado, lanzaban descargas eléctricas. Durante su paso advirtió cómo la escalera que se insinuaba en la lejanía se iba haciendo más presente sin apenas novedad. Sin embargo, descubrió la presencia de un montacargas que, aunque disimulado en un lateral del pasillo, había sido delatado por una luz parpadeante indicando que estaba operativa y funcional. Dicho montacargas contaba con una puerta la era de proporciones extrañas, apenas 150x150 cm.

Apenas tuvo tiempo para pensar acerca de su posible uso porque el par de drones que iban delante de él se detuvieron de improviso para empezar a pivotar sobre sí mismo².

Sobresaltado por el movimiento de los drones Kazuo tuvo poco tiempo para pensar¹. Su intención inicial era colarse en el montacargas pero en su precipitación no se dio cuenta de que la luz parpadeante significaba que estaba en movimiento y, por lo tanto, bloqueada su puerta. Cuando se golpeó contra ella sin lograr abrirla y cayó rebotado al suelo se dio cuenta de que los drones lo detectarían sin remedio.

Ayudada por Brandon, me encaramé al conducto y comencé a introducirme en el interior. El camino era un más estrecho de lo que había previsto, pero al menos tenía algo de movilidad. Al entrar me había preocupado de que mis manos fueran por delante por si me eran necesarias para alguna cosa y menos mal de mi decisión pues de haberlo querido hacer una vez dentro, no hubiera podido. Sin embargo.

A pesar de todo, seguía calmada, demasiado calmada, avancé sin fijarme, sin estar atenta. Y por eso, no me di cuenta de la trampa hasta que fue demasiado tarde. Había láseres en aquel túnel y cuando mi cuerpo cortó su haz, un sistema defensivo se activó, la entrada por la que había entrado se cerró de golpe y el lugar comenzó a llenarse de un gas neurotóxico.

De pronto, salir de allí se había convertido en una prioridad, y solo podía hacerlo hacia lo desconocido, hacia adelante. Comencé a avanzar lo más rápido posible rezando porque la salida no estuviera demasiado lejos. Y mi mente, a pensar de estar extrañamente calmada, comenzó a confundirse con un nuevo sentimiento. Miedo.

Gotas de sudor empezaron a aparecer rápidamente en todo el rostro macilento de Kazuo Fukuda mientras sin perder la esperanza trataba de incorporarse antes de que el par de drones lo detectaran cuando de pronto escuchó el inconfundible sonido de un arma disparándose

CRASH

Una de los dos drones estalló en una explosión cayendo toscamente para terminar de dividirse en dos. Otro disparo más liquidó el segundo.

—¡Creo que no hay más! —gritó una voz masculina que no supo identificar de dónde venía.

—¡Por el tío Ho, sigamos avanzando o no lograremos la revolución! —contestó otra femenina—. ¿Quedan aún veinte plantas?

—No protestes Mai, el americano nos dijo que éste sería el camino más seguro y de momento salvo cuatro robots de mantenimiento no hemos tenido ningún problema. ¿Ha sido un buen plan el de entrar como los de la limpieza, no?

Empezaron a escucharse los pasos cada vez más cercanos, Kazuo y los suyos tenían apenas un instante para pasar desapercibido o para tratar de enfrentarse a ellos. El problema es que sólo él era consciente de la situación.

*  *  *

Varios metros más atrás y ajenos a lo que tenía lugar en aquel punto, tanto Yeng Ha como Brandon Lee eran un mar de nervios al ver cómo la compuerta se había cerrado, en ese momento el vientamita trataba de aupar a la Buscadora para que abriese la compuerta desde la cual tan sólo alcanzaban a oír el pataleo que debía estar dando Nairobi.

En el interior del estrecho conducto la humareda envolvió rápidamente a Nairobi quién nerviosa empezó a sentir cómo la faltaba el aire, la situación se adueñó rápidamente de ella cuando de pronto, probablemente gracias al entrenamiento de Daremo, su parte más reptiliana se dio cuenta de que tan sólo sentía que el aire la faltaba. Aquel humo no parecía tóxico y podía tener algo que ver con algún proceso de limpieza. Sin estar muy segura de la situación, reptó un par de metros hacia arriba cuando llegó a una cámara más amplia en la que se mostraban multitud de drones como el par que había visto, estaba todos apagados y situados en diferentes cubículos como si hubieran sido clasificados y almacenados con sumo cuidado. Cuatro de las celdas estaban vacías. Más arriba percibió lo que parecía una centralita que controlaba todo aquel área y presumiblemente todo lo relacionado con las operaciones de los drones.