Matadero de Rivas (Mundo muggle)

En el año 2001 un voraz incendio acabó con el matadero de la filial de Campofrío que se ubica en el Puente de Arganda, en Rivas y donde dos trabajadores perdieron la vida.

El incendio que acabo con este lugar fue generado por un soplete que estaba siendo utilizado en unas obras, al visitar el lugar podrás ver que el edificio principal está en muy mal estado, y además, los edificios contiguos también han sido derribados poco a poco. El ambiente del lugar podría decirse que es muy tenebroso.

Hospital Leonor de enfermedades y heridas mágicas (Mundo mágico)

Este es un hospital mágico para personas heridas o enfermas tanto física como mentalmente. Está oculto bajo un hechizo de protección para muggles. Está en lo que fue el antiguo matadero de Rivas. El antiguo hospital mágico de Madrid se hallaba en unos edificios abandonados donde ahora se ubican las Cinco Torres de Madrid, pero cuando éstas fueron construidas, los muggles derribaron el hospital y los magos no pudieron hacer nada por evitarlos. 

En ese momento se perdieron muchas vidas y la comunidad mágica sufrió grandes pérdidas y un gran enfado con la comunidad muggle. 

Por ello decidieron aprovechar el matadero de Rivas que llevaba años abandonado y que ningún muggle en su sano juicio iría allí. Además, estaba oculto bajo un conjuro de invisibilidad mágica, así que si alguno llegaba a acercarse no vería más que un edificio en ruinas. Además, un par de fantasmas custodian el lugar y se dedican a asustar a los muggles que osan pisar el edificio.

Plantas del hospital

Planta baja: Accidentes provocados por artefactos

• Explosiones de calderos
• Detonaciones de varitas
• Accidentes de escoba

Primera planta: Heridas provocadas por criaturas 

• Mordeduras
• Picaduras
• Quemaduras
• Espinas clavadas

Segunda planta: Enfermedades mágicas

• Enfermedades contagiosas como la viruela de dragón
• Mal evanescente
• Escrofungulosis

Tercera planta: Envenenamientos provocados por pociones o plantas

• Sarpullidos
• Regurgitaciones
• Risas incontrolables o seriedad total

Cuarta planta: Daños provocados por hechizos

• Embrujos irreversibles
• Maleficios
• Encantamientos mal realizados

Quinta planta: 

• Salón del Té
• Tienda de Regalos

Otros

Si alguien no sabe donde ir lo puede consultar a la recepción.

El lugar del emplazamiento del hospital era bastante tétrico aunque tácticamente perfecto. Nadie en su sano juicio iría allí, a excepción seguramente de algunos adolescentes con ganas de aventuras. 

Una vez en el interior leyó con calma el cartel informativo, su objetivo seguramente sería la primera planta pero ignoraba si le estaban dando algún tratamiento especial a los afectados que el buscaba y, además, no quería perder el tiempo pululando por los pasillos buscando la figura de autoridad con quien hablar, por lo que se dirigió a la recepción directamente para solventar sus dudas.- Buenos días, mi nombre es Alexander Santángel. Estoy colaborando en una investigación con el Ministerio Ibérico de Magia en relación a unos enfermos afectados por extrañas picaduras. He leído el cartel de la entrada para ubicarme, pero me gustaría saber quién está al cargo de esos enfermos y dónde se encuentra si es tan amable.

Buenos días, dijo la persona de recepción mientras se ponía de pie y le tendía la mano para presentarse. Estaba ante un colaborador del MIM y había que mantener ciertos protocolos de tratamiento. Lo mejor es que suba a la primera planta, la de "Heridas provocadas por criaturas mágicas". La encargada de planta es nuestra ilustrísima medibruja Gionanni. Pregunte por ella y si no está muy ocupada le atenderá. 

Después carraspeó, menos mal que ya han enviado a alguien, la situación estos días empieza a ser un poco tensa y los ataques un poco incomprensibles, a ver si usted pronto puede resolver todo este misterio.

Muchas gracias por su ayuda. Haré todo lo que esté en mi mano para ayudar a mejorar esta situación, puede estar segura. Buenos días.- La situación parecía realmente grave cuando en la recepción incluso estaban preocupados y alarmados, a la espera de que alguien llegase en su ayuda. Alexander se apresuró entonces hacia la primera planta con cuidado de no desviarse ni perderse, algo que sin duda era muy sencillo en el. Al llegar al lugar, antes incluso de buscar a Gionanni, dedicó unos minutos a observar el ambiente y el trasiego de personas para ser conocedor de como estaban los ánimos y la situación en general. Después de eso se acercó a la primera persona que aspecto de medimago.- Buenos días, mi nombre es Alexander Santángel, pregunto por Gionanni. Me gustaría hablar con ella si es posible.- La presentación se estaba convirtiendo en un ritual, en el pequeño espacio de tiempo espacio de tiempo había tenido que entablar conversación con muchos desconocidos. Le estaba retrasando, pero no podía perder los modales ni la educación, eso por encima de casi todo.

La situación en el Hospital era bastante normal y natural. Había algunas personas, seguramente magos o brujas que se movían por los pasillos dando paseos. Algunos tenían heridas en los brazos, otros picaduras en la cara o similares, pero no había un gran trasiego de gente. La realidad es que aunque parecía que habían sido varios los heridos, no parecía que fuesen demasiados...

Había otra parte de la planta que parecía algo más aislada, ahí sin duda era donde tenían a los muggles ingresados. Esa zona estaba decorada de una manera nada mágica por si alguno salía de su habitación que no encontrase nada sospechoso y no hubiese que añadir al tratamiento un borrado de memoria.

El medimago no tardó en señalar el despacho donde se encontraba la Medibruja Gionanni.

Buenos días, me han comunicado que quería verme. Soy Rafaella, ¿en qué puedo ayudarle?

La situación en el hospital no era exactamente como se la había imaginado. Quizás en su interior fue creciendo una alarma por los comentarios de las personas con las que se había cruzado, pero aquel lugar parecía tranquilo. Evitó la parte muggle del ala para no cometer errores o entorpecer la labor de los otros medimagos por lo que se decidió directamente en ver a Gioanni.- Buenos dias. Soy Alexander Santángel, he sido enviado por el Ministerio Ibérico de Magia para investigar los extraños casos de picaduras que han estado recibiendo en los últimos días. Además soy también medimago por lo que le ofrezco también me ayuda en este ámbito para cualquier apoyo que necesite a la hora de tratar enfermos, ya sea estos de los que hablamos o cualquier otro.- Sintió durante un momento que quizás había ido demasiado rápido en la conversación, pero por otro lado no quiso perder demasiado tiempo en una conversación que seguramente llevase al mismo punto. Su medimago interior no pudo evitar ofrecer ayuda cuando se encontraba en un hospital, además Gioanni tenía sin duda una gran experiencia y era una oportunidad inmejorable para aumentar la suya propia.

Muchísimas gracias, Sr. Santángel. Rafaella se puso de pie y tendió una mano al mago. Por favor, siéntese. Hizo una breve pausa para esperar a que tomara asiento y continuó: Si, el MIM nos avisó de que enviarían a alguien. Me alegro mucho. En cuanto a sanar heridas y picaduras de momento estamos cubiertos. No se preocupe. Estoy orgullosa de disponer de un gran equipo de medimagos y medibrujas capaces de controlar la situación que estamos viviendo. Comunicó con una amplia sonrisa. 

Los afectados en esta ocasión han sido tanto magos como muggles, hace unos meses tuvimos un nuevo brote, pero no tan numeroso como esta vez.  

Han vuelto a sufrir picaduras de insectos. Parecen mosquitos, pero a juzgar por el tamaño del aguijón podríamos hablar de una variedad de mosquito gigante y muy peligrosa. Nunca antes se habían visto criaturas así, ni mágicas, ni muggles. Además, cada uno de los enfermos está contagiado de una enfermedad diferente, todas de origen exótico o tropical. 

Ninguno ha viajado al extranjero, pero la fiebre no les permite contarnos nada sobre lo que les atacó, ni dónde, ni nada... Por eso hemos acudido al MIM, a ver si podían ayudarnos para que no vuelva a haber un nuevo ataque y vuelva a suceder lo mismo.

Me alegro de escuchar eso. Cierto es que debe tener usted un gran equipo de trabajo si han sido capaces de controlar esta situación unido a la actividad normal del hospital. Podemos centrarnos entonces en el caso que nos ocupa, tengo algunas preguntas más que hacerle al respecto si me permite robarle algunos minutos más.- Sin esperar respuesta extrajo el pequeño cuaderno que llevaba consigo y se preparó para tomar notas.- ¿Han sido atacados el mismo número de magos y muggles? ¿En qué mes ingresaron a las primeras víctimas? ¿Han aumentado los casos a medida que ha pasado el tiempo o se han mantenido igual? ¿Han conseguido capturar o ver algunos de esos mosquitos gigantes? Por último me gustaría saber cualquier cosa que crea relevante al respecto dada su experiencia. Por pequeña que sea la pista o la información quizás podría ayudarme. Me gustaría saber también si sería posible examinar a uno de los afectados para tener un contacto más cercano.- Muchas preguntas muy rápidas, quizás debería haberse contenido y desde luego lo sintió así. No sabía si era por la emoción de hacer algo nuevo, por no querer fallar o por su preocupación por las víctimas.- Perdone si la he abrumado con el pequeño interrogatorio. No es en absoluto mi intención.

¿Han sido atacados el mismo número de magos y muggles?

¿Se refiere al mismo número de magos que de muggles? ¿O al mismo número que la otra vez? A lo primero, la verdad que no nos hemos parado a contarlos, pero diría que se han visto más afectados los muggles. Supongo que los magos a los que les atacasen las criaturas, serían capaces de protegerse y los muggles no. En cuanto a la otra vez, no, esta vez parece que han afectado a más. 

 ¿En qué mes ingresaron a las primeras víctimas?

 A principios de este mes.

¿Han aumentado los casos a medida que ha pasado el tiempo o se han mantenido igual? 

Sí, aumentaron los casos en los siguientes días. Pero en las últimas semanas no hemos recibido ningúno nuevo. La otra vez pasó exactamente igual. Es como si el ataque durase solo unos días. 

 ¿Han conseguido capturar o ver algunos de esos mosquitos gigantes?

No, no hemos visto a ninguno, y ni siquiera sabemos si se trata de ellos. Simplemente nos lo imaginamos por el tipo de picadura  y por la descripción que han dado los afectados. 

Por último me gustaría saber cualquier cosa que crea relevante al respecto dada su experiencia. Por pequeña que sea la pista o la información quizás podría ayudarme. Me gustaría saber también si sería posible examinar a uno de los afectados para tener un contacto más cercano. 

No sé qué mas decirle. Más allá de que no me hace gracia que los molestes, pero supongo que por el bien de la investigación y con el fin de que no se vuelva a repetir.

Perdone si la he abrumado con el pequeño interrogatorio. No es en absoluto mi intención. 

En absoluto. Puede seguir preguntando cualquier cosa si así lo considera. Con tal de solucionar esto, lo que sea. 

Por suerte Nefertari llegó acompañada de Thadeus hasta allí. Sabía que el conjuro de aparición no había ido todo lo bien que debería y tuvo que revisar que todas las extremidades de su amante estuvieran en su sitio. Por suerte había sido así, pero de lo que no había ni rastro era del centauro que había ido en su ayuda y no tenía muy claro si él habría perdido alguna parte de su cuerpo o no.

De todas formas, ese era un problema que quedaba en segundo lugar, pues lo más importante ahora era que alguien atendiese a su marido y le curase la fea herida que la planta le había hecho.

—Mierda...

Nefertari ayudó a Thadeus a pasar el brazo por encima de su hombro. Afortunadamente su marido no pesaba gran cosa y, aunque grave, estaba mejor de lo que aparentaba. Con la mirada buscó a un medimago o algo que se le pareciese.

—Vamos, mi amor, en cinco minutos estarás como nuevo

Aunque la herida cada vez manaba menos sangre, Thadeus se sentía más y más débil. La herida le escocía terriblemente y el porrazo desde la boca de la planta hasta el suelo le había dejado el cuerpo hecho hecho puré. Como aquella fiesta de nochevieja en Los Ángeles. Se apoyaba con todo su cuerpo sobre su amada esposa... el perfume de esta y su pelo ensortijado se le metía en la nariz provocando una mezcla de placer y asfixia. Como aquella vez que decidieron jugar a Cincuenta sombras de Grey. 

El mago miró en derredor intentando ubicarse. Su esposa era una bruja extraordinaria pero no era muy sutil apareciéndose. Siempre hacía que Thadeus se marease.

—¿Dónde está la señora del pelo raro? —preguntó confundido. —Mira que te tengo dicho que tengas más cuidado cuando te aparezcas con desconocidos. El día menos pensado tendremos un disgusto.

Un par de medimagos vieron aparecerse a Nefertari arrastrando a su marido y lo ayudaron a sonstenerlo. Con un gesto de su varita, transformaron un par de sillas de espera en una camilla y lo subieron encima para después llevárselo sin decir ni una palabra.

El hombre que estaba en la recepción apuntó con un dedo en el cartel que había detrás de él y le señaló el lugar que ponía:

Primera planta: Heridas provocadas por criaturas 

• Mordeduras
• Picaduras
• Quemaduras
• Espinas clavadas

Se lo llevan a esa planta. Puede esperar allí si quiere. Le dijo a Nefertari. Pero antes  necesito sus nombres y sus datos. Cualquier cosa que pueda contarme me servirá de ayuda para tratar a su acompañante. 

El mago vio como se hacían cargo de él y finalmente se relajó. Desconocía como funcionaban los servicios sanitarios mágicos en aquel curioso país pero era de esperar que un par de conjuros bien lanzados y estaría listo para la acción. Pero entonces vio como los que le debían de curar le separaban de su divina Nefertari. ¿Por qué no lo curaban allí directamente...? ¿Por qué su esposa no podía estar a su lado velando su convalecencia?

—¿Y mi mujer... no viene? ¿Por qué no viene mi mujer...? 

Thadeus trató de incorporarse sobre la camilla. Miró a un lado y a otro buscando a su Nefertari para descubrir que, efectivamente, ella no estaba. Los habían separado y ahora ya no había nada que hacer. Al menos ya no tendría que aguantar el dolor para hacerse el machito...

—Me duele muchoooo...

—Nefertari y Thadeus Blackwood-Fairblood. Mi marido ha sido atacado por una planta. Ha sido neutralizada y tengo sus restos.— La mujer estaba tan descolocada que no tuvo un segundo para ser borde con el médico. Quería ver a su marido y haría cualquier cosa por llegar a él—Necesito verlo

El medimago tomó los restos de la planta y los introdujo en un vial. Muchas gracias, señora. En un rato se pasará un medimago por la habitación de su marido y les dirá el estado en el que se encuentran. Mientras tanto puede ir a su habitación, parece que ya está en planta y prácticamente recuperado. Pero es posible que tenga que estar unas horas en observación. Últimamente estamos sufriendo muchos ataques similares en la zona del Retiro. Incluso ataques a muggles.

Los medimagos atendieron rápidamente a Thadeus y después de lanzar algunos conjuros sobre la herida y aplicar un par de cataplasmas lo llevaron a la habitación. Allí se encontraba Nefertari, con cara de preocupada y esperándole.

El hombre parecía haber sobrevivido al ataque, pero ahora tendría que esperar unas horas pues tenían que darles los resultados de la investigación, tanto del ataque, del mordisco como de los restos de la planta que la Sra. Blackwood había entregado.

—Bueno cariño...  —Nefertari acarició el pelo de su marido, sentándose en la cama junto a él. Ahora que todo había pasado, se sentía incluso juguetona... y se había olvidado de Caronte— En el ministerio van a estar muy impresionados. Dejar que te mordiesen y casi te traguen para descubrir el misterio de esas malditas. Desde luego, tu arrojo y valentía es lo que nos ha conducido al éxito...

Conforme Nefertari había vuelto a aparecer que Thadeus había cesado de lloriquear como una niña primera en el primer día de colegio. Era un hombre... ¡qué demonios! Era EL HOMBRE... y su esposa esperaba de él arrojo y valentía. Eso sí... el hecho de que los medimagos le hubiesen remendado convenientemente siempre ayudaba a soportar el dolor.

—Ya sabes lo que siempre digo, mi amor... es un trabajo sucio, pero alguien tiene que hacerlo.

Una sonrisa cargada de masculinidad y testosterona se dibujó en el rostro del mago. Sin embargo pronto se borró. A su esposa no podía engañarla y es que había algo que le había destrozado profundamente... mucho más hondo que la dentellada de aquella planta comemagos. Una mueca y un sollozo sustituyeron a la seguridad incontestable de Thadeus:

—Espero que nos traigan los análisis sobre la naturaleza de la planta lo antes posible... ¡necesito ir al baúl a cambiarme! Mírame... voy hecho unos zorros. La chaqueta hecha jirones y la camisa llena de barro y sangre. A veces pienso que este trabajo no merece la pena.

La noche había llegado a Madrid, los medimagos ya no se pasaron a comprobar el estado de Thadeus pues parecía estable. Era el momento de descansar. Había sido un día de muchas emociones y muy peligroso. Lo mejor sería tratar de dormir lo antes posible, y esperar a que la noche recuperase la herida de Thadeus. Quizá al día siguiente tuvieran algún tipo de análisis sobre la planta y pudieran darle alguna respuesta.