Partida Rol por web

Vi como el profesor se llevaba a Carrie y mis manos seguían el recorrido aún cogiendole con delicadeza la cabeza, hasta que mis brazos ya no alcanzaron. Estaba realmente preocupada por ella, lo cuál en un primer momento podía parecer extraño dado que posiblemente Carrie (y su séquito) eran las únicas personas con las que no me llevaba bien y había tenido algun problema (o varios).

¿Qué pasa, tío? Preguntó Leo a Kyle cuando se acercó. Un disfraz sublime ¿Eh? Hasta el momento no había tenido la posibilidad de felicitarlo. Miré a mi alrededor, mientras Eve seguía repartiendo la medicina. No lo sé. Supongo que... Bueno, los profesores han reconocido rápidamente de que se trataba, así que podría ser un veneno común. Un veneno común, un antídoto común. Albert Su cuñado, ahora en la enfermería es un metódico, calculador y previsor, quizás ya lo tenía preparado. Se encogió de hombros. No lo sé.

Leo siempre tenía la necesidad de darle una explicación a todo, teorizar sobre el porqué de las cosas aunque tuviera poca información. E hizo una pausa, mirando de nuevo a su alrededor, cuando Eve le ofreció a Kait el antídoto. Leo se sintió aliviado, al saber que Kait estaría bien, y cuando le llegó el turno a él, se negó, racionalizándolo. Me esperaré al final. Necesito estar consciente para llevarme a los Leones a casa. Señaló a su alrededor, con una media sonrisa, volviendo a morderse la lengua para contrarrestar aquella sensación de picor.

(...)

No fue hasta que prácticamente todo el mundo hubo tomado el antídoto, que Leo se acerco a Eve para recibir su parte. Ahora sí. Dijo, intentando esbozar una sonrisa y tomando el antídoto. Hora de llevarse los niños a la cama. Buena suerte, nena. Mañana nos vemos. No te preocupes, cuidare de la princesa. Acabó por decir, despidiéndose de ella.

¡Gryffindor! Alzó la voz, llamando la atención de los presentes Leones. Haced fila como el primer día y vamos juntos a la sala común. Si alguien no tomó el antídoto que levante la mano. Miró por si alguien quedaba por tomar la poción. Y espero a que Kaitlin estuviera con él. Despidió a Kyle, Duncan, Will y compañía con la mano, y se aseguró que Liliana, Katherine y Peter estuvieran con ellos

Cuenta que estén todos. Le susurró a Kaitlin, acercándose a su oreja, y se acercó a las puertas del Gran Comedor.

Sonreí a Kyle, con pocas fuerzas, pero sincera, cuando se acercó a nosotros. Aquello era como uno de esos horribles resfriados que no te deja ni pensar.

-¿Estáis todos bien?- le pregunté, preocupada por el resto de mis amigos, sin soltar la mano de Leo. Necesitaba sentirlo cerca. Busque con la mirada a mi hermano pequeño. No habia sido capaz de encontrarlo con tanto jaleo-¿Habéis visto a Patrick? - pregunte, preocupada, haciendo el amago entonces de ponerme en pie.

Eve llegó justo en aquel momento y, asentí, abriendo la boca, cuando me "obligo" a tomar el antidoto. Gracias Eve... ¿Has visto a Patrick? No lo encuentro por ningun lado.. - si era ella quien estaba ayudando con el antidoto, debia haberlo visto. Miré a Leo con preocupacion, cuando insistio en no tomar el antidoto hasta el final, pero comprendi sus motivos, asi que acabe por dedicarle una sonrisa comprensiva.

A los pocos minutos, noté como el cuerpo comenzaba a pesarme, y aquella horrible sensacion de pesadez de párpados se apoderó de mi. Aun asi, asenti a Leo, ayudándolo con los alumnos, en cuanto me despedi del resto- Descansad, y si necesitais algo mandadnos un pajarito... - les dije, en general, dejando un beso cariñoso en la mejilla de Eve y de Kyle, mis dos mejores amigos- No hagais tonterias, ¿vale? . -añadio, cariñosa, preocupada por ambos. Comencé entonces a contar, con cierta dificultad, pero con bastante determinación. No podia abandonarme en brazos de Morfeo. Aun no. Debia cumplir con mi deber. 

El profesor Longbottom fue hacia Oliver y curó a Kaitlin depositando un par de gotas en su boca. Mientras, Eve se encargó de ayudarle. Duncan no pareció muy contento con que ella le curase a él antes y además le mandase a dormir, pero no le quedaba otra que aceptarlo y ayudar a Aaron guiando al resto de alumnos hacia la sala común.

Se escuchó que habían llevado a Carrie hasta San Mungo y un par de alumnos que habían bebido también mucho estarían en observación de los medimagos que habían venido al castillo en la enfermería.

Poco a poco el Gran Comedor se fue vaciando. La fiesta no había salido para nada exitosa y la directora anunció a los prefectos que a la mañana siguiente tendría una reunión con ellos.

Leonard y Kaitlin se llevaron a sus Gryffindor a la sala común, consiguieron tranquilizarles, imprimiéndoles valor y relajándoles ante lo sucedido. Patrick por suerte no había probado ninguna de esas bebidas y se encontraba en perfecto estado. Si bien estaba preocupado porque Deirdre se había marchado envenenada y sin tomar el antídoto.

Kyle se marchó con Duncan, Ian y Laura, que también habían sido afectados pero por suerte no habían bebido tanto como para necesitar más que las gotas de antídoto. Somnolientos se fueron y Duncan le comunicó a Kyle que a la mañana siguiente le acompañase a esperar a que la reunión que habría de prefectos finalizase.

Oliver se marchó junto a Jack a la sala común tras despedirse de Katherine que le tranquilizó metiéndose un poco con él.

Cuando Eve terminó con su labor estaba exhausta. Fue la última de los alumnos en tomar las gotas y había estado trabajando con los profesores encontrándose bastante mal. Algunos profesores también estaban algo afectados pues habían tomado un poco de cerveza de mantequilla, y se encontraban pálidos y agotados. Premiaron a Eve con veinte puntos para su casa por su ejemplar comportamiento y ayuda y la mandaron a dormir. Cuando la chica llegó a la sala común descubrió que Duncan se había quedado profundamente dormido en la sala común, esperándola.

Había sido una noche agotadora y lo peor estaba por venir.

A la mañana siguiente, y aunque un poco débiles, los prefectos de las cuatro casas y el Premio Anual se reunieron con la directora en su despacho. Cada uno en una silla, y somnolientos, permanecieron callados mientras McGonagall les hablaba:

- Sin duda el acto de ayer sobrepasó lo vandálico. Una catástrofe pudo haber ocurrido en el interior de este colegio que, como ya saben, debe ser ejemplo de protección. No tenemos mucha información sobre lo sucedido, pero les sugiero que estén con los ojos abiertos y que ante cualquier pista que nos lleve al culpable me lo comuniquen. A partir de ahora las medidas de seguridad serán más estrictas y ante cualquier acción sospechosa tienen la obligación de interrogar o de avisar a un profesor sobre lo que sucede. Cualquier actividad prohibida, ya sea ver salir de las cocinas a un alumno, estar en el baño de prefectos o estar a deshoras por los pasillos conllevará la expulsión inminente. Es su responsabilidad estar atentos y hacer de guardias vigilantes en todo momento. Las cuatro casas deben trabajar en equipo.- hizo una pausa, pasando la mirada por todos los presentes y después preguntó:- ¿Alguna pregunta o comentario?

Duncan y Kyle estaban en el séptimo piso, apoyados en la pared de enfrente a la escalera de mármol que daba a la sala de la directora donde estaba teniendo lugar la reunión de prefectos.

En un principio estaban callados, pero Duncan no pudo evitar sacar el tema que más preocupaba ahora a todos:

- ¿Quién andará detrás de esto? No parece una broma como lo de tu champú... ¿Qué está ocurriendo?

El olor a desinfección llegó a las fosas nasales de Carrie que acababa de despertar de la inconsciencia. No había ruido de ninguna clase en la sala y gran claridad le entraba por una ventana. Por el tacto podía notar que estaba en un sitio mullido con tela suave y que estaba echada.

Si bien aquel lugar no era su cama en Hogwarts, como tampoco parecía ser la enfermería, y mucho menos era su casa. ¿Dónde estaba, pues? ¿Y qué había ocurrido?

Carrie abrió los ojos a una sala desconocida mientras sus sentidos despertaban poco a poco a pesar de que su memoria seguía en el limbo. Aquel olor permanente y abrasivo a desinfectante y el color blanco que parecía predominar le indicaron que probablemente se hallaba en San Mungo. La pulcritud y la ausencia de cualquier efecto personal le confirmaron su sospecha.

Entonces reparó en Deirdre dormida cerca de ella y los recuerdos acudieron a raudales. Y absurdamente el primer pensamiento racional que acudió a su cabeza fue: Suerte que no tengo que aguantar a O'Reilly.

Su mano reptó por la cama hasta llegar al cabello de su amiga, tironeando de un bucle.

- Despierta, Deirdre - canturreó con voz soñolienta.

Hicieron falta cinco tirones para que Deirdre reaccionara. Sin duda alguna el antídoto era un potente sedante... Primero levantó la cabeza con los ojos entrecerrados, preguntándose mentalmente en dónde se encontraba, totalmente desorientada.

Después relacionó la voz que la había llamado en sueños y reparó finalmente en que se encontraba en San Mungo, con Carrie inconsciente.

Se giró al momento para encontrarse con una Lewis despierta.

- ¡Carrie! ¡Ya despertaste! ¿Qué hora es? Creo que debería avisar a los médicos- comentó mirando el reloj que había en la pared de enfrente.- ¿Cómo te encuentras?- sujetó su mano entre las suyas. En contraste, las de Deirdre estaban calientes imprimiendo calor a la mano fría de Carrie.

Cerró los ojos con un suspiro cansado, notando como todo su cuerpo se hundía aún más en la cama. No está mal para ser una cama de hospital, reconoció desdeñosa.

- Estoy agotada y tengo ganas de seguir durmiendo, pero supongo que mucho mejor. Aunque tengo algo de frío - reconoció al notar el contraste entre las manos de Deirdre y la suya. Volvió a abrir los ojos con serenidad -. ¿Qué ha pasado? - obviamente no esperaba que le dijera claramente si su plan había tenido éxito en un lugar tan público pero quería saber cómo había llegado hasta ahí y si todo el mundo estaba aceptablemente bien, al fin y al cabo parte de todo aquello era que nadie saliera seriamente perjudicado a excepción de ella -. ¿Cuánto llevo inconsciente?

- Todo el colegio quedó intoxicado. Un par están en la enfermería pero a ti decidieron traerte a San Mungo. Te trataron de urgencia y dijeron que no sabían cuándo despertarías pero que estabas fuera de peligro. Tu padre... vino anoche.-  miró inconscientemente a unas flores que había en un jarrón.- Pero en cuanto le comentaron de lo que se trataba se fue.  Llevabas... como... doce horas dormida. Hasta ahora. Duerme más si quieres. Quizás debería ir a avisar a los medimagos...

Su mirada se desvió hasta las flores que supuso que le había llevado su padre pero no hizo ningún comentario al respecto. Era de esperar que el hombre hubiera ido y al ver que estaba bien se hubiera marchado, Carrie le conocía lo suficiente como para entender su conducta; no se lo reprochaba ni esperaba nada más.

- ¿Secuelas? - preguntó alzando las dos cejas de forma inquisitiva. Imaginaba que no, porque a parte del cansancio generalizado se encontraba bastante bien -. Avisa a los medimagos, a ver si me dan el alta - dijo con un encogimiento de hombros.

Al llegar a mi torre, pese a estar destrozada y con cada vez más sueño (por un momento había tenido miedo de caer dormida en las escaleras) me sentía bien conmigo misma. Ayudar me hacía sentir bien. Para acabar de redondear el sentimiento de satisfacción la visión de Duncan dormido por esperarme me hizo enternecer y sentirme feliz. Era incapaz de hacer magia tan cansada, así que fui a buscar una manta "a la manera muggle" para echársela por encima antes de perderme en mi propia cama, cayendo dormida casi al instante.

Por la mañana me costó horrores levantarme. Eso era algo realmente excepcional en mí pero la noche de ayer había sido realmente agotadora para mí. Sin embargo, estaba en el lugar acordado a la hora acordada, con mi túnica puesta y lista para escuchar lo que nos tuviesen que explicar.

Escuché con atención lo que la directora explicaba. No tenían ni idea de quién había sido, cómo ni porqué; teníamos que estar más atentos que nunca y cualquier comportamiento no permitido sería estrictamente sancionado. Tal vez demasiado estrictamente, pero no era mi posición el comentar sobre ello. Miré a Leo y Kait con seriedad, pues a pesar de su posición eran bastante propensos a saltarse las normas. Pero esta vez no era como para tomárselo a broma.

- Por supuesto directora. Doblaremos los turnos de guardia en la medida de lo posible. - dije mirando al resto, pues era en realidad una sugerencia pero totalmente necesario de hacer - Debemos asumir que cualquier cosa relacionada con este tema no debe salir de aquí, ¿cierto?

No habia pasado una noche peor que aquella en mi vida. A pesar de que había dormido con Leo, y de que no se habia separado de mi ni un solo momento en toda la noche, las pesadillas me habian asaltado con más fuerza que nunca. De no haber sido por el, seguramente me habria pasado la noche en vela, incapaz de volver a conciliar el sueño.

Tenia aquella horrible sensacion de no haber descansado nada y un dolor de cabeza horrible. Sin embargo, era necesario que estuvieramos en aquella reunión. En cuanto llegamos y localizamos a Eve y a Oliver, me acerqué a ellos, de la mano de Leo, mirando a ambos con preocupacion- Oliver... Menos mal.. ¿Como estás? ¿Te intoxicaste ayer tambien? Con todo el jaleo ni siquiera pudimos verte... - dije, mirando a mi antiguo cuñado, con aire preocupado. Que las cosas no hubieran ido bien con Deirdre no significaba que no siguiera siendo parte de mi familia.

Di entonces un beso en la mejilla a Eve, sonriendole, cariñosa- Gracias por todo lo de ayer, eres un sol... ¿Como estas? ¿Y Duncan? - pregunté, con preocupacion sincera, justo coincidiendo con la llegada de McGonagall.

La escuché con atencion, asintiendo lentamente, seria. Tenia claro que aquello habia dejado de ser un juego. Sin embargo, cuando llegó el turno de preguntas, alcé la mano ligeramente, pidiendo la palabra- Directora McGonagall, quizás es una estupidez que no viene a cuento pero, dadas las circunstancias, prefiero que quede constancia. -avise, antes de nada, frunciendo el ceño, en una expresion pesarosa- Desde hace mas o menos un mes no logro encontrar a Copérnico, mi camaleón. Lo he buscado por todas partes pero no logro dar con él. Espero que aparezca un dia de estos, pero prefiero que lo sepa... No me gustaria que apareciera por ahi y pensara que estoy metida en algo raro, no sé si me explico...

La desaparición de Copernico me tenia muy preocupada. Sin embargo, era mejor prevenir que curar y, si algo no quería, eran sorpresas desagradables.

Cuando mi culo rozó la silla el bienestar fue tan intenso que necesité cerrar los ojos durante un instante. Me dolia el cuerpo mucho más de lo que esperaba el día anterior. No tanto como para quedarme en cama, pero sí lo suficiente como para pensar en todo aquello que pensaba hacerle al artífice de esta situación. Fue en ese momento cuando llegaron Kaitlin y Leo. Me giré hacia ellos observándoles fijamente mientras se acercaban a mi. Mi rostro serio no cambió hasta el último instante. - También caí - afirmé, moviendo la cabeza verticalmente, sin dar más información acerca de mi estado. Era Oliver Carrow, había cosas que nunca iba a llegar a admitir.

- Ninguna - contesté al instante, mezclando mis palabras junto a las de Eve. En silencio dirigí mi mirada hacia ella, escuchando con atención su intervención. Si no hubiese sido por mi autocontrol, un molesto chasquido hubiese surgido de mis labios. - ¿Doblar turnos? No todos tenemos tanto tiempo que perder, Colleman. - Si no le importa, profesora.... - comencé a hablar, ignorando el comentario de la ravenclaw. Por desgracia, Kaitlin se me adelantó. No pude evitar fruncir el ceño al escucharla hablar. ¿Su camaleón? Dudaba mucho que eso tuviera algo que ver. - ...yo me marcho. - añadí finalmente - Me gustaría comprobar que todo está en orden en la casa Slytherin antes de comenzar la jornada. - Hice un amago de girarme hacia la puerta, pero me lo pensé mejor y dirigí mi mirada hacia McGonagall. - Le informaré de cualquier anomalía.

Me rasco la cabeza con la cabeza puesta en la reunión que está teniendo lugar en el despacho frente a mí. ¿Qué les estarán contando? ¿Habrán descubierto algo sobre el ataque? ¿Estará relacionado, como decía Leo, con el ataque a Hagrid?

Desvío mi mirada, hasta entonces clavada en la escalera de mármol, hacia Duncan cuando expresa en voz alta las palabras que estaban pasando por mi mente. Arrugo los labios en un gesto de reflexión. 

- No. Tienes razón. Esto no es como lo del champú.- que, por cierto, nunca llegué a averiguar quién lo hizo.- ni como lo de Bikkel...- Miro al techo, pensativo.- Quizás esté más bien relacionado con lo de Hagrid...si es que tiene relación con algo en absoluto... No sé, tío, las dimensiones del ataque me preocupan. Podría haber acabado con todo el alumnado de Hogwarts, excepto los de primero,- que, de todas formas, apenas tienen experiencia en el mundo mágico.- y con parte del profesorado. Dudo que un alumno tuviese motivos para hacerlo. Y si alguno los hubiera tenido, no se habría atrevido a hacer esto en el castillo... Tiene que ser algo más grave. Alguien de fuera.- Me rasco el mentón y tuerzo todavía más el gesto.- No hace mucho que se libró una batalla en este mismo castillo. Puede que alguno de los supervivientes del bando de los mortífagos esté intentando acabar con el lado bueno de la magia.- Pasándome la mano por el pelo dejo escapar un suspiro de derrota.- O puede que me lo esté flipando demasiado y al preparar el ponche en las cocinas los elfos echaron el ingrediente equivocado. Qué se yo...

Era difícil que algo le quitara el sueño a Leo. Había dormido a pierna suelta, con Kaitlin abrazada mientras él ni se había movido en toda la noche. Boca arriba, extendido a lo largo y ancho de la cama, con las piernas y brazos estirados, y con la pelirroja abrazada a él.

Cuando por la mañana Kaitlin lo despertó, Leonard remoloneó en la cama durante varios minutos, cansado y físicamente agotado. Incorporado en la cama, acabó por marchar a la ducha, se miró la lengua, y tras eso, vestirse y prepararse para marchar hacia su cita con la Directora McGonagall.

Al entrar en el despacho, saludó a la Directora con un cabeceo, educado. Buenos Días, Directora McGonagall. La saludó en primera instancia, y luego apoyó la mano en el hombro de Oliver. ¿Cómo estás? Le preguntó, escuchando la respuesta que le dio a Kaitlin. No era momento de hablar, así que se limitó a darle un pequeño apretón en el hombro, para mostrarle su apoyo, supo que lo entendería. Hola nena ¿Estas mejor? Tras eso, tomó asiento en la silla que le correspondía, saludando a los demás prefectos con un gesto de la mano, sin más animo de interrumpir, ni hacer perder más tiempo.

Guardó silencio, mientras McGonagall comenzaba su explicación. Alzó las cejas ante el tono y el camino que estaba tomando aquello. Era más grave aun de lo que calculaba. Sobre todo por la parte de radicalizar los castigos. Aunque hubo una cosa que no entendió.

Sí. Contestó prácticamente a la par que los demás contestaba. Esperó al final, a que los demás hablaran. Hubo un par de cosas que le llamarón la atención. La primera, la prisa de Oliver por marcharse. Miró también a Jackie y Bolton. Si alguien debía encargarse de Slytherin eran ellos, y no el premio anual, que debía encargarse de todos los alumnos. Miró a Eve, esperando que se hubiera dado cuenta lo mismo de él, mientras Kaitlin hablaba de Copérnico.

Aquello ya lo habían hablado, Copérnico se había tirado, de vez en cuando, meses sin aparecer. Era un camaleón, después de todo. Pero dejó que expresara sus preocupaciones, y cuando terminó, humedeció los labios. Comprendo los pasillos a deshora, y las cocinas... ¿Pero y los baños de prefectos? Aquello no lo comprendía, el por qué una falta como aquella podía tener un castigo tan desmesurado. 

Y... En las cocinas podemos preguntarle a Mirah. Añadió, encogiéndose de hombros. Siempre está allí, pudo ver algo sospechoso ayer, o al menos decirnos quien pasó ayer por la cocina antes de servir la bebida de la fiesta. Y tras una pausa, no se negó a preguntar. ¿Cómo está la Señorita Lewis?

- No lo sé pero tengo de nuevo esa sensación. - hizo una pausa y luego miró, completamente serio, a Kyle.- Yo estaba en primero cuando Harry Potter estaba en sexto. Aquel año yo tenía un mal presentimiento. No me encontraba cómodo. Mis padres pertenecían a la Orden del Fénix aunque yo era muy joven para entenderlo del todo bien. Pero algo me preocupaba. Tenía... esa extraña sensación en que no estás a salvo, estés donde estés, hagas lo que hagas. Luego los mortífagos lograron entrar en el castillo, mataron al director, al mago más poderoso de todos los tiempos, y la luz fue devorada por las tinieblas.- pegó un largo suspiro.- Tengo la misma sensación ahora, Kyle. Algo o alguien ha decidido volver a poner nuestro mundo patas arriba. ¿Pero quién? ¿Cómo? Sin duda algún alumno está metido en esto, porque el veneno dudo que le saliera mal a un profesional o adulto.

La profesora escuchó con atención todas las dudas que tenían y luego comenzó a resolverlas con seguridad y severidad:

- Es una buena solución, señorita Colleman. Haced el doble de horarios y abarcad más terreno.- Aaron, aunque serio, parecía contento de que su compañera hubiera sido felicitada por su profesionalidad. Luego le tocó el turno a Kaitlin, comentario que casi provoca que la directora alzase las cejas, pero finalmente se quedó con la misma expresión severa, entrelazando sus manos ante la barbilla.- No creo que un simple camaleón pudiera serle de mucha ayuda si fuera usted la culpable de todo eso, señorita O'Hare. Ni me imagino que se le pudiera relacionar con él si no lo hubiera mencionado.

En esas Bolton le habló a Kaitlin, con su tono normal y educado de siempre:

Zac:- Si buscas un camaleón, yo vi uno hace tiempo. Dos alumnos de Hufflepuff jugaban con él metido en un bote. Pero como no infringían ninguna norma no les dije nada. Eran...- cerró los ojos, haciendo esfuerzos por recordar.- dos chicos de tercero, George y Francesco, por si te interesa.

Dicho aquello, Oliver decidió levantarse ya, seguido por la mirada de todos los presentes. La profesora le hizo una señal con la mano para que esperase.

McGonagall:- Espere un momento y ya se va con los prefectos de su casa para encargarse entre los tres, señor Carrow. Todos estamos cansados.- fijó su mirada en Leonard, el último en hablar de todos ellos y le contestó, quizás con un tono de voz menos severo que al resto.- El baño de prefectos también, porque, ¿y si intentan sabotear el agua o los geles? Vosotros, los prefectos, sois ahora mismo la autoridad a parte de los profesores, y pueden intentar ir a por vosotros antes que a por ningún otro alumno al azar. Si alguien sale o entra en los baños de los prefectos sin ser prefecto, debéis avisarlo incluso con más urgencia.- hizo una pausa que aprovechó para beber un poco de agua.- La señorita Lewis está en San Mungo aún. Habrá que esperar a ver cómo evoluciona. Lo que me recuerda... - y miró a Jackie.- Si quiere ir a verla comuníqueselo al profesor Slughorn ahora. Que el señor Bolton y el señor Carrow se encarguen de Slytherin durante la mañana.

Jackie:- Gracias, profesora.

McGonagall:- Bien, eso es todo. Podéis iros. Todos menos tú, Leonard. Quiero hablar contigo un momento.