Partida Rol por web

Kaitlin, Leonard e Eve se pusieron en camino con el objetivo de encontrar a Deirdre O'Hare. Les costó bastante, pero en el último intento antes de irse a comer, justo terminando de bajar los escalones que daban a las oscuras y frías mazmorras, la hallaron.

Caminaba tranquilamente, distraída leyendo una revista con Zac Bolton caminando a su lado con las manos en los bolsillos. Intercambiaron alguna palabra y ella alzó la vista hacia él. Ambos se sonrieron, ella le dio un pequeño golpe amistoso en el pecho a él y volvió a centrarse en la revista. Estaban a cuarenta pasos del grupo de prefectos.

Carrie salió junto a Jackie del aula y justo cuando lo hiceron se encontraron con Kaitlin, Eve y Leonard. Parecían buscar algo o alguien por lo que no se estaban quietos. Lo bueno era que iban tan centrados en un objetivo que no se percataron de que las dos Slytherin les seguían.

Los caminos llevaron al grupo de tres prefectos a las mazmorras, algo que no gustó mucho a Jackie, quien entrecerró los ojos, suspicaz. ¿Qué estarían buscando exactamente? Justo cuando ellos llegaron a la zona de las mazmorras se pararon, al pie de la escalera, mientras Jackie y Carrie permanecían en las escaleras de caracol, ocultas por la pared curva, pero pudiendo escuchar todo lo que pudiera acontecer unos pasos más abajo.

Duncan y Kyle continuaron su camino hacia el séptimo piso con paso acelerado. Duncan parecía encantado y con muchas ganas de mostrarle a su amigo y compañero de equipo la sala.

- ¿Qué le ocurría a Kaitlin? ¿Es por lo del camaleón?

Comentó cuando les quedan escasos pasos para llegar al séptimo y último de los pisos del edificio.

- Por eso no tengo mascotas. Que si el gato de Eve, que si ahora el camaleón... ¿tú tienes mascotas?

- Sígueme el juego - le silabeó sin decir nada.

- ¿Y qué quieres que te diga, Jackie? - dijo en un siseo lo suficientemente alto para que su voz llegara hasta ellos a la par que bajaba dos escalones y se paraba mirando hacia arriba, vislumbrando el rostro de su amiga -. ¿Que estoy asustada? ¿Preocupada? - su voz estaba cargada de veneno y desprecio -. He estado a punto de morir, sólo me ha salvado que los malditos niñatos que han hecho esto fueran unos estúpidos y que los profesores hayan acabado siendo más competentes de lo que esperaba - guardó unos segundos de silencio dramático antes de proseguir -. ¿Si tengo miedo? - susurró más para sí misma que para su interlocutora, algo más calmada -. Sí. Pero no me voy a quedar en un rincón temblando y esperando a que su próximo ataque dé en el blanco y acabe conmigo o con alguno de vosotros. Me da igual lo que les pase a los demás - reconoció con tranquilidad -. Pero voy a encontrarlos y... - cerró su mano derecha sobre la varita, con los hombros tensos, sin terminar la frase.

En líneas generales se sentía bastante satisfecha con su actuación, un poco temperamental al estilo Gryffindor pero sabía que era la forma más eficaz de que comprendieran el mensaje al sentirse identificados con el objetivo. Ahora sólo faltaba que Jackie diera alguna respuesta absurda y proseguir su camino como si su presencia ahí fuera inesperada e incluso indeseada.

Mientras la escena continuaba así, escucharon por las escaleras la voz de Carrie mientras el sonido de sus pasos iba incrementando:

- ¿Y qué quieres que te diga, Jackie? ¿Que estoy asustada? ¿Preocupada? - su voz estaba cargada de veneno y desprecio -. He estado a punto de morir, sólo me ha salvado que los malditos niñatos que han hecho esto fueran unos estúpidos y que los profesores hayan acabado siendo más competentes de lo que esperaba - guardó unos segundos de silencio antes de proseguir -. ¿Si tengo miedo? - susurró más para sí misma que para su interlocutora, algo más calmada -. Sí. Pero no me voy a quedar en un rincón temblando y esperando a que su próximo ataque dé en el blanco y acabe conmigo o con alguno de vosotros. Me da igual lo que les pase a los demás - reconoció con tranquilidad -. Pero voy a encontrarlos y...

Por mucho que hubiera estado intentando prepararme qué decir en aquel momento, cuando vi a Deirdre el corazón me dio un vuelco.

Llevábamos un montón de rato dando vueltas y, cuando ya casi habíamos tirado la toalla, apareció mi queridísima hermana, junto con Zac Bolton, su nuevo "juguetito" al parecer.

En cuanto la vi, algo se encendió en mi interior. Todo aquello que llevaba meses, años, guardando en mi interior, parecio encenderse de repente. Verla alli, , totalmente ajena a mi sufrimiento, como si nada, me crispó. Clavé mi mirada en ella, tensándome por completo, gesto que no pasaría desapercibido a Leo, que seguía abrazándome por la cintura.

Ni siquiera escuché a Carrie, ni me percaté de su presencia en los alrededores. Simplemente me separé de Leo cuidadosamente y, sin perder la vista de mi objetivo, di unas cuantas zancadas hacia Deirdre, conteniéndome para que lo primero que hiciera no fuera partirle la cara alli mismo.

-Dónde está, Deirdre. Dámelo. Ahora. - dije, en un tono que no era de pregunta, sino de orden. Ya estaba harta.

Habia llegado a mi límite. Y, por la expresion de mi cara, Deirdre debia suponer que no, no estaba jugando.

Cuando Carrie y Jackie terminaron de bajar las escaleras, camino de su sala común con el fin de obtener un mereido descanso, casi se chocan contra Eve y Leonard. ¿Qué hacían allí?

Entonces se escuchó a Kaitlin, que había dado un par de zancadads hacia adelante, ordenarle a Deirdre - que a su vez caminaba de frente con Zac Bolton al lado y una revista entre las manos- que le devolviera algo.

Por su parte, Deirdre miró a su hermana y al momento arrugó la frente, claramente molesta por la interrupción.

- ¿Se puede saber ahora por qué lloras?- su voz también era amenazante.

Dejé que todos se marcharan de clase sin interceptar a ninguno de ellos. Estaba molesto. De hecho, muy molesto. Y la desastrosa clase que había tenido no ayudaba a que se me pasara el enfado.

Bien era cierto que, teóricamente, las cosas estaban saliendo a pedir de boca. Por desgracia, no estaba siendo por mi. No había conseguido establecer un plan por mí mismo para la noche de Halloween, y ni siquiera me había encargado de coordinar por completo al equipo. Ahora, había delegado los siguientes pasos en Zac Bolton. Eran mis órdenes, pero él tomaría las decisiones de la ejecución. Por suerte, Nicholas estaría a su lado y podría tenerle controlado... en la medida de lo posible.

No fue hasta que me levanté y eché a andar hacia la puerta que me percaté de la soledad de la estancia. Lejos de incomodarme, el silencio me dio la entereza que en esos momentos necesitaba. Pero también me hizo percatarme de algo más, una extraña y casi imperceptible sensación que me molestaba en el pecho. Una pequeña espinita que se había movido con la rápida salida de Deidre y las palabras de Peter hacia Carrie. En realidad, y analizando los últimos minutos, ni siquiera había recibido una sola mirada de Lestrange. Katherine... Sí, necesitaba verla a ella. Eso me sentaría bien.

Encontrarla no resultó fácil. Recorrí los terrenos, y los pasillos, yendo a aquellos lugares que solían ser más frecuentados por los dos. Estaba molesto y frustrado. No estaba acostumbrado a ser yo el que buscara a la gente, y la simple idea de que estuviese actuando así por necesidades sentimentales me producía una rabia casi incontenible. Por suerte, y antes de que esa tensión pudiese terminar de hervir en mi interior, la encontré. No lo esperaba, mi cabeza ya estaba analizando las posibles situaciones con las que me encontraría al llegar a mi Sala Común. No pude evitar preguntarme qué hacía allí, tan cerca de mi casa y tan lejos del reino de los leones.

Continué mi camino hacia ella, reduciendo la velocidad para reducir el sonido de mis pisadas. Siempre me había resultado especialmente erótica la reacción de las mujeres a las que se les pillaba desprevenidas.

- ¿Te has perdido? - susurre mis palabras en el preciso momento en el que mi mano se anclaba a su cintura, recorría su abdomen y empujaba de él hacia atrás para acercarla hacia mi cuerpo.

Estoy a punto de echarme atrás en mi decisión cuando siento la mirada de Leo sobre mí. Sin embargo Duncan se me adelanta sacándome del apuro. Espero que no se haya enfadado, pienso. No se me había ocurrido que el hecho de que no les acompañase a enfrentarse a Deirdre supusiera una falta grave a nuestra amistad. Esperaba equivocarme en mi presentimiento acerca de sus sentimientos. 

Camine junto a Duncan, acomodando mi ritmo al de sus rápidas zancadas. Cuando preguntó por Kaitlin lo miré. 

- Sí. Resulta que encontramos a los críos de Hufflepuff y, ¿adivina a quién le habían dado el camaleón? ¿Quién es pelirroja, de ojos claros, tiene una gemela y esconde al demonio en su interior?- aventuré a modo de acertijo, haciendo referencia claramente a Deirdre.

Me quedo atascado sin saber que decir cuando me pregunta si tengo mascotas. A ver, está Rita. Pero siempre la he considerado más una amiga que una mascota, pienso recordando el incidente con el champú del que me libro de ser la víctima. Al darme cuenta de que Duncan podía pensar algo raro de mi momento de vacilación lo arreglo como puedo. 

- Er...digamos que cualquier animal que me encuentre puede ser temporalmente mi mascota. Puedo llegar a ser bastante protector... pero no, no tengo mascota.- sentencio intentando reflejar la convicción en mi tono de voz.

Leo ya ni recordaba cuanto tiempo llevaban dando vueltas. Lo peor, es que había hecho el esfuerzo de mantener la boca cerrada durante la búsqueda, y comenzaba a tener la sensación de que la lengua le estaba ardiendo. Con las manos metidas en los bolsillos, caminando entre Eve y Kaitlin.

El hambre había llamado a la puerta de su estómago. Llevaba un buen rato pensando en la hora de comer, aun así, el motivo merecía la pena, y no pensaba dejar a Kaitlin. Mantuvo el paso, siguiéndola por los pasillos, hasta llegar a las mazmorras. Las mazmorras le parecía un sitio entretenido, un lugar ideal para esconderse o esconder algo en caso de hacer alguna gamberrada. Lo había comprobado en el pasado, y se conocía aquella zona bastante bien. Aun iba sumido en sus pensamientos, cuando Kaitlin se adelantó a toda prisa, dando rápidas zancadas.

Aquello sacó a Leo de sus recuerdos, ideas y planes, alzando la cabeza siguiendo con la mirada a Kaitlin. En el momento en el que fue a adelantarse, salieron al paso Carrie y Jackie, con quien casi se choca. Mierda Pensó, al ver a Carrie allí.

Miró a Carrie, durante unos segundos con el ceño fruncido. Mal momento, en mal sitio. Pero bueno, necesita saberlo. Se paró un momento, delante de Carrie, mientras seguía su camino hacia Kaitlin. Tenemos que hablar, Carrie. Espera aquí un momento. Le dijo, sin decir nada más, siguiendo su camino hacia Kaitlin y Deirdre, metiendo las manos en los bolsillos, serio, observando la escena con el ceño fruncido.

Tenía prioridades, y la de Leo era apoyar a Kaitlin.

Por el camino iba pensando en qué decirle a Deirdre para que le devolviese a Kait su camaleón, aunque sabía que era Kaitlin la que debía plantar cara a su gemela. Deirdre no apreciaba la gente que recurría a otros para solucionar sus problemas así que la mejor baza tal vez estaba en que Kaitlin fuese de frente. Obviamente tanto Leo como yo la estaríamos apoyando y tendríamos ambos ojos en Deirdre: nunca sabías que podía estar pensando.

Al verla coquetear con Zac supuse que había pasado completamente página con Oliver y que jugaba con Zac. No creía que Deirdre fuese capaz de sentir afecto por nadie cuando su mayor pasatiempo era hacer sufrir a su propia familia. 

Escuché la voz de Carrie y supe al instante que hablaba de la fiesta de Halloween y que su reacción a lo sucedido era la que yo había imaginado y esperaba. Eso era bueno ya que nos daba una oportunidad de ofrecerle una oportunidad palpable de descubrir al culpable y por lo tanto de que nos escuchase sobre el "grupo". Sin embargo, no era el mejor momento.

Leo se me adelantó al pedirle un momenyo para hablar pero no creía que Carrie fuese a esperar porque Kait y Deirdre estuviésen discutiendo. Sin embargo no intervine, sino que esperé mientras me colocaba al lado de Kaitlin pero un paso más atrás. Saludé a Zac con un gesto de la cabeza, pues aunque Deirdre fuese un poco...cabrona, Zac no había hecho nada y yo simpre era educada y amable. 

La expresión de firmeza que había en su rostro al acabar de bajar las escaleras se heló al ver a sus tres compañeros. Le dirigió una rápida mirada a Jackie, inquieta. ¿La habrían oído? Esperaba que no, no le gustaría que corriera por ahí que Carrie Lewis era una persona humana, con sus sentimientos y debilidades.

Entonces reparó en Deirdre y en Zac. Frunció el entrecejo mientras evaluaba la situación sin encontrar una explicación de por qué estaban los tres en las mazmorras más allá de la evidente pelea entre hermanas. Dio un paso hacia adelante para acercarse a sus dos amigos cuando Leo le dijo que esperara ahí. Enarcó una ceja. ¿Realmente creía que iba a esperar quieta mientras los tres encaraban a su amiga hasta que resolvieran la situación?

Pasó de largo por al lado de Colleman, O'Hare y O'Connor y fue directamente hasta Zac.

- ¿Qué pasa? - preguntó con calma.

Zac observó la situación callado, asintiendo levemente con la cabeza hacia Eve para devolverle el saludo al tiempo que Carrie llegaba hasta él.

Miró a ambas hermanas, que se miraban de forma amenazadora y respondió a la morena:

- A saberse.- se limitó a decir, demostrando su ignorancia sobre lo que trajo a los Gryffindor y a Eve hasta las mazmorras en busca de Deirdre.

- Yo tampoco. Los animales no me gustan mucho. Coger cariño a un animal... lo resulto complicado. Excepto con Bikkel. Pero supongo que es porque es pequeña y porque es de Eve.

Comentó de forma amistosa mientras terminaban de recorrer el pasillo del séptimo piso. En ese momento Duncan paró a Kyle, frente a una pared sin cuadros ni puertas.

- Es aquí.- se acercó unos pasos y tocó la pared. Luego se volvió para mirar a su amigo.- Es sencillo. Tienes que pasar tres veces por esta zona, con los ojos cerrados y repitiendo qué es lo que necesitas. Por ejemplo... un lugar donde dormir. O cosas así. ¡Prueba! A ver si se te abre y vemos qué aparece. ¡Será divertido!

Katherine dio un pequeño respingo ante el tacto y las palabras susurrantes del chico. Tocó su mano y después se volteó para mirarle.

- ¿Si digo que sí me he perdido no me castigarás por husmear?- comentó con la soltura y tranquilidad de siempre. Luego acarició la mejilla del chico y le preguntó:- ¿Cómo te encuentras? Menos mal que no bebimos mucho...  ¿Y por qué susurramos?

Y rió divertida.

Miré a Deirdre, a punto de estallar.

-Sabes perfectamente de qué te estoy hablando. Dame a Copérnico. Ya. - dije, clavando mi dedo índice a la altura de su pecho, con el ceño fruncido. No, no estaba para tonterías.

La respuesta instantánea de Deirdre fue pegar un manotazo a la mano de Kaitlin para apartarla de su pecho.

- ¡A mí no me hables así!- Apretó los puños con fuerza. Estaba súmamente cabreada.- ¡¿Qué tengo que ver yo con el estúpido de tu camaleón?!

Abri los ojos de par en par, al ver como apartaba la mano de un manotazo. -No... vuelvas... a... tocarme, Deirdre. - pronuncié, despacio, con una calma que daba miedo. - Y no me tomes por gilipollas. Los chicos de Hufflepuff dicen que te lo quedaste tu... Damelo de una puñetera vez, Deirdre. Ya estoy harta de tus tonterías.

Kait estaba traspasando una línea que pocos conocían, afortunadamente.

Aquel era un espectáculo desagradable que Carrie no estaba convencida de querer contemplar básicamente porque rebajaba a su amiga a la categoría de su hermana. Suspiró con pesadez antes de intercambiar una mirada con Jackie y acercarse a Deirdre, situándose a su lado y mirándola solamente a ella, como si Kaitlin ni siquiera estuviera ahí, ignorando cada una de sus palabras que sólo demostraban el lugar al que pertenecía la pelirroja.

- ¿Lo hiciste? - preguntó con sencillez y expresión aburrida.

Deirdre también echaba chispas. Tenía ese brillo en los ojos que avisaba de peligrosidad y amenaza. Si bien Kaitlin se parecía ahora más que nunca a su gemela. Miró la mano extendida de Kaitlin, pero muy al contrario, no la acobardó, si no que la enfadó aún más:

- ¿Que no te toque? ¡No me toques tú a mí! - fue su respuesta.- ¡Y baja esa mano! Te lo advierto.

Y ante la nueva intentona la chica gritó aún más alto.

- ¡Que no tengo tu puñetero camaleón! ¡¿Para qué querría un bicho que tarda más de una hora en dar dos pasos?!

Entonces Carrie le preguntó directamente y aunque Deirdre cambió un poco el semblante a menos agresivo, respondió con enfado y apretando la mandíbula:

- ¡No!