Partida Rol por web

Harry Potter: Secuelas

4.- Regreso

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25/06/2014, 10:55
Narradora

El destello salió de la varita de Leonard como un rayo, pillando desprevenido por completo a un Oliver que apenas podía parecer tenerse en pie.

No obstante, nada sucedió a la flor. Continuó en su estado, sin alterarse ni convertirse en polvo. Y al mismo tiempo...

¡Clack!

¡Un sonido a la espalda de Leonard llegó a sus perceptivos oídos y una sombra apareció momentáneamente bajo la luz de la cueva, como si hubiera pasado de un lado a otro de la entrada de la cueva, por detrás de Leonard!

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25/06/2014, 19:43
Leonard O'Connor

¡...! ¿Qué? Fue la primera y más lógica pregunta mental que apareció en la mente de Leo cuando vio que a la planta no le había pasado nada. Estaba totalmente seguro que el conjuro no solo estaba bien pronunciado, además, los gestos habían sido los correctos.

¿Qué ha pasado?

No acababa de comprenderlo, cuando sintió algo a su espalda, obligándolo a apretar la varita entre los dedos de su mano. Sin volverse hacia atrás, y haciendo más uso de la pasión que dé la razón, hizo uso de la varita, dando un paso atrás sin darle la espalda a Oliver y apuntó a la entrada de la cueva. - ¡¡CONFRINGO!! - Levantó la voz. Su intención, hacer explotar la parte alrededor de la cueva donde pudiera intentar ocultarse aquella sombra que acababa de sentir. Las explosiones lo sacarían, si no, lo haría la luz o el ruido.

Y si no, avisaría a sus compañeros de que era mejor que comenzaran a subir.

- Tiradas (1)
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26/06/2014, 11:00
Oliver Carrow

Oliver no esperó que Leonard reaccionara a su aparente ofrenda de paz con un ataque directo, aunque fuera para la planta, lo que le hizo trastabillar y apoyarse con todo su peso contra la roca, resoplando por el dolor a la vez que su expresión mutaba a la seriedad absoluta.

No había manera de resolver aquello de forma civilizada, como le demostró el inmediato ataque de Leonard hacia su espalda sin siquiera saber lo que allí había. Los nervios estaban a flor de piel y no había otra forma de salir de aquel enfrentamiento que con la magia. Y puesto que no contaba con la ventaja de la vitalidad, mejor sería aprovechar ahora que aún se tenía en pie y podía canalizar su poder.

Con Leonard de espaldas a él y sacudiendo la planta como si fuera una varita evocó en su mente el hechizo "petrificus totalus" con el claro objetivo de impactar contra el Gryffindor en aquel momento de distracción.

Notas de juego

Master: Puedes intentar defenderte, pero tienes un -3 por el factor sorpresa y que además estás haciendo otro hechizo en ese instante, por lo que tendrías que reaccionar bastante rápido.

Oliver ha tirado para mí así que la dificultad que tienes que superar es 31. Ha salido abierta ^^U

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26/06/2014, 11:15
Leonard O'Connor
- Tiradas (2)

Notas de juego

Pues ni con uno ni con otro xD

No roleo nada por que no se que pasa.

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26/06/2014, 11:42
Narradora

Todo sucedió muy deprisa. En un instante, Oliver estaba vendido, aparentemente herido y con una flor en la mano. En otro, Leonard intentaba defenderse de algo a su espalda, algo que resultó ser una piedra que Oliver había movido junto a un ave que había pasado por fuera mostrando su sombra en el interior de la cueva. Y justo ahí, Oliver tomó el control. La flor se transformó en la varita de Oliver y éste realizó un más que perfecto Petrificus Totalus de forma no verbal del que Leonard, por más que intentó defenderse, no pudo.

Así pues, las tornas habían cambiado. Justo cuando algunas piedras caían al suelo por arte del hechizo del Gryffindor, él mismo caía completamente congelado al suelo. No podía moverse, no podía reaccionar. Solo escuchar y observar. ¿Qué ocurriría ahora? ¡Leonard estaba perdido!

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26/06/2014, 12:23
Oliver Carrow

Con la mirada clavada obligatoriamente en el cielo oscuro de la noche Leonard escuchó el sonido de unos pies arrastrándose por el suelo que no tardaron demasiado en aparecer en su reducido campo de visión, justo a la derecha de su cabeza. Oliver le contempló desde lo alto con una fría expresión en los ojos antes de ponerse en cuclillas con cierta dificultad a su lado y sacudirle algunas esquirlas de roca que habían ido a parar a sus ropas.

- Leo, por qué no has querido escuchar... - sin variar un ápice su expresión buscó con la mirada la varita de su amigo antes de arrebatársela de tus dedos fríos y rígidos, no sin forcejar un tanto. La sostuvo en alto, a la vista de ambos y la limpió con tranquilidad, como si no estuvieran en aquella difícil situación -. No voy a fingir para ti que mis propósitos eran nobles o que han sido bajo coacción. He hecho lo que he hecho y no me arrepiento. Nuestra sociedad es como una manzana podrida cada vez más debilitada, llena de gusanos que devoran poco a poco lo que queda de pulpa. El Señor Tenebroso tenía buenas ideas, tal vez no las mejores pero debo admitir que aún quedamos muchos que congeniamos con ese modo de pensar. Una purga... - la varita de Leonard, ahora en manos de Oliver, marcó una fina línea del cuello de su camiseta hasta la mitad del pecho -. No estoy de acuerdo con la purga de magos, Leonard. Pero podríamos haber solucionado esto con un obliviate. Sin embargo no será así ahora que les has alertado de mi presencia, por supuesto. Es una pena, amigo - comentó antes de ponerse de pie, no sin cierto esfuerzo, y sacudirse la tierra de encima -. No quería que esto acabara así. Iba a pedirles que os perdonaran la vida - se encogió de hombros, como si nada de aquello importara en realidad, como si se tratara de un molesto contratiempo. Era el Oliver sin la máscara tras la que se había escudado siempre, a partir de la cuál había mentido y manipulado a medio colegio haciéndoles creer que era una persona que en realidad no existía -. Cuidaré de Kaitlin por ti... sino se entromete demasiado, por supuesto. Adiós, amigo.

Oliver contempló a Leonard sin un atibo de pena en el rostro, sujetando la varita del gryffindor ante sí. El momento se eternizó, como si el slytherin no se atreviera a realizar aquel movimiento determinante. O tal vez como si estuviera disfrutando del momento previo.

Respiró un momento profundamente y entonces realizó aquel movimiento de varita que tan pocas veces había practicado.

- Avada kedavra.

Sintió el calor que convertía aquella simple ramita de madera en un arma mortífera y vio, a través de las rendijas de sus párpados, la luz verde dirigirse hacia Leonard acabando con la vida del que hasta hacía tan poco había sido su amigo y compañero del alma, de quién tanto había confiado en él...y al que tanto había traicionado.

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26/06/2014, 12:24
Director

Notas de juego

Leonard... puedes poner un último post.

(las tiradas realizadas para el avada - superar frialdad y el ataque mágico- han sido realizadas con éxito para el director)

 

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26/06/2014, 13:01
Zac Bolton
Sólo para el director

Lo que faltaba. Encima que se hiciera aurora. Quizás si no se fueran a hacer con el poder podría resultar un problema, pero una vez que subieran a la cima, con no dejarla poner un pie en el ministerio a no ser que fuera en algún cargo vigilado, no habría mucho inconveniente.

Era curioso, que una persona tan brillante decidiese hacerse buscadora de magos oscuros. Podría hacerse medimaga, profesora o incluso investigadora. Pero no era así. Prefería mantener su paz para tanto los sangre limpia como los sangre sucia. Resultaba admirable si se veía desde el punto de vista de la chica. Pero desde el punto de vista de Zac no era así. La vería como una marioneta, siempre engañada por sus superiores, haciéndola creer que es un trabajo digno.

Los aurores son gente excesivamente soñadora o excesivamente masoca. Creo que ella es de los soñadores. ¿Acaso sigue viviendo bajo el haz de la inocencia? Los muggles nos querrían exterminar. Nos hacen el vacío y a los niños pequeños les hacen sufrir. Nosotros somos superiores. Deberían tenernos en consideración. Deberían temernos y aprenderán a ello.

Sea como fuere, debía mantener su fachada ante Eve.

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26/06/2014, 13:07
Zac Bolton

- Un trabajo muy sacrificado y noble por tu parte.

Se limitó a contestar, mirándola a los ojos. Ya habían pasado muchos minutos y no había señal de nadie. ¿Qué estaría ocurriendo? ¿Habrían encontrado la flor?

- Supongo que sabes que es un trabajo en el que siempre tendrás un superior y que siempre te mandarán a hacer el trabajo sucio. ¿Estás conforme con ello?

Y en ese momento, en el cielo oscuro de la noche. Un pequeño resplandor verde alertó a los chicos. No era una señal de las que les habían dicho. No eran chispas y tampoco duró mucho. Aquello había sido un hechizo: un avada kedavra.

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26/06/2014, 13:12
Narradora

Juntos recorrieron el trecho que distaba hasta la zona de rocas puntiagudas e inestables. Arriba del todo había un hueco que daba acceso a una pequeña cueva. Los rastros de sangre podían observarse en algunas zonas de las rocas.

No se escuchaba nada, pero las criaturas comenzaban a agolparse alrededor de los chicos. Duncan no parecía muy contento con aquellas presencias. Cuando menos se lo esperasen serían atacados y tendrían que salir corriendo.

En su búsqueda, Kyle no encontró absolutamente nada. Parecía como si la única forma de alcanzar aquel lugar era escalando aquellas rocas. Muchas se habían movido de su sitio, otras estaban desgastadas y otras tantas eran tan puntiagudas que un pequeño paso en falso por parte del escalador le podría llevar a herirlo gravemente.

Así pues, solo quedaba esperar, atentos a cueva de arriba, donde se suponía que Leonard y Oliver estaban. Jackie y Duncan se pusieron a ayudar a Kyle a encontrar una forma de subir, pues debía haberla. ¿O es que Oliver también era un animago?

Y entonces... en medio de la oscuridad de la noche... un resplandor verde salió desde la cueva. Aquello no eran chispas. Aquella luz no era de un hechizo cualquiera. Todos sabían lo que había sido. Un avada Kedavra.

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26/06/2014, 13:18
Carrie Lewis

Había seguido fiel a su actuación al final, como una especie de íntima venganza hacia Oliver. Tal vez él nunca lo sabría pero para ella era una gran satisfacción haber visto la traición en los ojos de Leonard antes de que la luz verde acabara con todo.

Leonard. Era extraño. Había contemplado su cuerpo con vida experimentando un indeseable momento de duda, pero su duda, como tantas otras cosas en Carrie, había sido plenamente egoísta. Cuando le matara, ¿qué sentiría? ¿culpa? ¿pena? ¿miedo? ¿regocijo, tal vez? Pero ninguna de esos emociones le hubiera impedido concluir con lo que la había llevado a la cima de aquella colina.

Ahora observaba el cadáver de aquel al que un día había considerado como compañero con bastante indiferencia y una cierta satisfacción por el cumplimiento de su objetivo. Ni siquiera tuvo que recordarse que aquello había sido necesario para sentirse bien. Leonard era un metomentodo insufrible y además buen mago. Era una mezcla letal. Y Carrie tenía ganas de probarse a sí misma. Eso le había llevado a la muerte y Carrie lo volvería a hacer sin inmutarse.

De hecho se sentía excitada. No como mujer sino como persona; enérgica y orgullosa tras el éxito. Tuvo que recordarse que no era el momento de descubrirse lanzando avadas a diestro y siniestro sobre O'Brien, Duncan y Kaitlin.

Observó la noche estrellada sintiendo una especie de paz interior antes de lanzarse el encantamiento desilusionador y perderse en la quietud de la noche.

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26/06/2014, 13:21
Eve Colleman
Sólo para el director

No llegué a contestar a Zac y dudase que fuera a hacerlo, pronto o tarde. Simplemente su pregunta se había evaporado en mi mente cuándo ese resplandor salió del bosque. Levantándome como un risorte pero sin darme cuenta de lo que hacía, observé con pánico esa luz. La conocía. La había visto en la batalla de Hogwarts muchas más veces de las que lo habría deseado. Era la peor luz que podrías desear ver, sobretodo cuándo salía de algún lugar dónde estaban las peronas que más te importaban.

No puede ser... - murmuré casi sin voz.

No podía creer que Duncan, Kyle, Kait o Leo lanzasen un Avada, y tampoco lo creía posible de Jackie. No sólo por que lanzar esa maldición suponía matar a alguien, sino porque además necesitabas un verdadero deseo de muerte y que no te importase que tu corazón se corrompiese. Eso dejaba las posibilidades muy mal para nosotros, pues ese avada salía cn casi total seguridad del otro bando. 

"No, no, no..."

Empecé a caminar hacia el bosque, acelerando a cada paso, pero antes de entrar me detuve.

¿Qué ocurría si huían y escapaban porque yo no estaba dónde debía estar? ¿Qué ocurría si de verdad alguien que me importaba había muerto en vano porque yo no era capaz de pararlos? ¿Pero cómo iba a quedarme aquí, mirando, esperando, cuándo sabía que estaban en peligro? Y además, ¿cómo iba a llegar a ese lugar en el bosque antes de que nada ocurriese? Y entonces recordé algo, algo que había leído una vez, y me giré hacia Zac con la varita apuntando hacia el cielo. Él debía decidir por sí mismo si me acompañaba o no.

¡Accio Saeta de fuego!* - dije llamando a mi escoba. 

Pero tal vez eran los nervios, la incertidumbre, o quién sabe qué, pero algo fue mal...

- Tiradas (1)

Notas de juego

* cómo hace ya muchos años que salió esa escoba supongo que ya estaría a precio asequible para Eve xD

Cómo no. Pifia. Si es que soy increíble.

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26/06/2014, 13:23
Carrie Lewis

No servía de nada. Debía haber otro modo de acceder a aquella cueva, de eso estaba segura pero, ¿cómo? Kyle, Duncan y Jackie perseveraban en el intento mientras Kaitlin esperaba y desesperaba a su alrededor y ella se limitaba a supervisar sus intentos, sabiendo que si se unía a los esfuerzos de ayudar a Kyle estorbaría más que ayudaría.

Entonces, un rayo en la noche, el resplandor de la maldición asesina iluminó la cueva como un faro de inevitabilidad. Carrie observó el reflejo en los ojos de sus compañeros, que se habían quedado tan petrificados como ella ante aquella nota discordante en lo que había sido la melodía de su misión. El problema no era una total incredulidad ante el hecho de que Oliver hubiera sido capaz sino la certeza de que aquello había sido culpa de todos por pecar de confiados.

No podía ser y sin embargo había sido. Las probabilidades de que Leonard hubiera esquivado aquello eran mínimas. Las probabilidades de que hubiera sido él el realizador, inexistentes.

- Mierda - maldijo en voz baja antes de dirigirle una mirada fija a Kaitlin. No dijo nada. Carrie no era persona para consuelos y aquel, desde luego, no era el mejor lugar. Por no decir que seguía pensando en que ahora más que nunca debían pillar a Oliver, pero todo aquello había ganado un plus en peligrosidad -. Tiene que haber un modo de subir...

- Tiradas (2)

Notas de juego

yo también tiro buscar

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26/06/2014, 14:03
Kaitlin O´Hare

Habia perdido la nocion del tiempo que llevaba alli, intentando subir por cualquier medio a aquel lugar en el que estaba Leo. Aquel gusanillo interior, aquella mala sensacion, seguia creciendo dentro de mi. Y aquella angustia, que me instaba a ir con Leo a cualquier precio, ni siquiera me dejaba respirar con facilidad.

-Vamos... tiene que haber una forma. Seguro que tiene que haber una for.... - entonces lo vi. Vi aquel resplandor verde. Y, de repente, todo se detuvo a mi alrededor. De repente volvi cinco años atras, a aquel otro momento en que tambien habia visto aquel mismo resplandor verde, mucho mas cerca de mi, mientras mi padre intentaba rodearme con sus brazos.

Aquella vez vi la escena, no retocada, como habia intentado verla durante aquel tiempo, con mi padre en la escalera y mi hermana y yo corriendo hacia el, sino como sucedio de verdad: con mi padre rodeandome, protegiendome, en el suelo. Dando la vida por mi, mientras Deirdre se acercaba por el fondo del pasillo.

Aquella imagen me helo el alma, me dejo sencillamente petrificada, horrorizada. Leo nunca, jamas, lanzaria un conjuro asi. Bajo ninguna circunstancia. Y eso solo podia significar que....

... De repente, mi mundo se tambaleo, al darme cuenta de lo que acaba de suceder y mi rostro se transformo en una mueca de profundo horror, de profunda angustia.- No, no, no.... no.... No, por favor, no..... -- comence a decir en voz baja, de forma compulsiva, mientras intentaba escalar aquella distancia, sin importarme que pudiera destrozarme los pies y las manos- ¡LEO! ¡LEO! ¡DIOS MIO, LEO! - aquel grito desgarrado, desde lo mas profundo de mi garganta, rompio la noche. Un grito lleno de desesperacion, de impotencia y de horror.

Me lance contra aquellas rocas, dispuesta a subir a cualquier precio, incluso si eso me costaba la vida. No podia creerlo. No queria creerlo. Las lagrimas inundaron inmediatamente mis ojos, y un sollozo desgarrado se apodero de mi. Era como si, de repente, me faltara el aire, como si mi alma se hubiera roto en pedazos que jamas volverian unirse. Primero mi padre, ahora Leo. Eso era algo con lo que no podria vivir.

-Por favor, que no sea el, por favor.... Leo.... No, no..... no.... - mientras intentaba subir, a la desesperada y sin ninguna capacidad de raciocinio a aquellas alturas, no paraba de repetirme lo mismo.

Leo no podia estar muerto. Sencillamente, no podria soportarlo.
 

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26/06/2014, 14:28
Kyle O'Brien

El lugar parece igual de inaccesible que lo que parecia a distancia. De todas formas sigo buscando con la esperanza de encontrar una subida más fácil. Y entonces ocurre. Un resplandor verde igualito al que estuvo a punto de acabar con mi vida un mes atrás, sale del orificio de la cueva. Mi primer pensamiento es ¿qué hace el aquí? Pero inmediatamente me doy cuenta de que no estamos en esa misma situación. No puede serlo. Entonces, pienso en Leo e inmediatamente me vuelvo hacia Kaitlin, cogiéndole por los hombros para impedirle lanzarse a lo loco a subir por esa pared rocosa.

Kaitlin, ha podido fallar. Seguro que Leo está bien. Deja que suba yo- mis años en la calle tenían que haber servido para algo. Me acerco a la pared en busca de salientes que me puedan servir de agarre y poco a poco me voy desplazando hacia arriba. 

 

- Tiradas (2)

Notas de juego

Lanzo trepar por si sirve de algo ok?

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26/06/2014, 23:33
Leonard O'Connor

Aun estaban saltando algunas piedrecitas de las explosiones producidas por aquellas explosiones, cuando por el rabillo del ojo pudo ver como aquella planta que había resultado indestructible, se había convertido en la varita de Oliver. No comprendió entonces porqué su reducto no destrozó la varita de Oliver, o al menos, le había segado la mano. Tuvo tiempo para girarse hacia Oliver. Desde el punto de vista de Oliver, el tiempo pareció dilatarse, a la par que trazaba un arco con su varita dispuesto a negar a Oliver la posibilidad de conjurar.

Traidor.

Aquella palabra apreció en su cabeza, cuando en décimas de segundo, fue consciente de que no tendría tiempo a defenderse. Aun así, hizo el primer movimiento, frunciendo el ceño y dispuesto a defenderse cuando su mano dejó de reaccionar. Ninguno de sus músculos deseó responder a sus órdenes. Aquello se vio extendido ahora a su pierna, que no pudo moverla para contrarrestar la inercia tomada al darse la vuelta contra Oliver. Su centro de gravedad cambió rápidamente, y su cuerpo, comenzó a caer por su propio peso sin que él pudiera evitarlo.

Traidor.

Pensó, mientras caía, perdiendo a Oliver de su marco visual. Sus músculos, que ahora no respondían, chocaron contra el suelo. Sus huesos, que ahora se negaban a moverse, chocaron contra el suelo. Su cuerpo, que ahora no contestaba a sus deseos, quedó tendido en el suelo, en aquella posición que un guerrero debía tener cuando intentaba defenderse del ataque de un viejo amigo. Ahora transformado en otra cosa.

Traidor.

Leo no acababa de comprender, ahora tendido en el suelo, cuando Oliver había decidido ser un perro faldero ansioso de un amo. Cuando Oliver se había convertido en un peón, un juguete, alguien sin voluntad ni control sobre su propia persona. Alguien que se había vendido esperando que controlaran su vida.

Traidor.

Aquella palabra se repitió en su cabeza una vez más. Aquella palabra volvió a su cabeza junto el recuerdo de aquel que había compartido mesa con Leo. Aquel que se había sentado a su lado, con quien había compartido bebida y con quien había compartido comida. Aquel que había protegido, que había sido su confidente, con quien había bromeado, jugado, reído y llorado. Aquel que, sobre una colcha roja, le esperaba una serpiente de madera tallada por Leo.

Traidor.

Habría tensado sus músculos. Habría retorcido sus huesos, por estirar sus manos hasta Oliver y estrangularlo con sus propias manos ahora que se había colocado de cuclillas sobre él. Y no fue por intentos, por deseo, voluntad o ganas. Incluso trató de convertirse en León. Todo sin éxito. Si hubiera sido posible, solo le hubiera dicho una palabra cuando se acercó a él.

Traidor.

No vio como le quitaba la varita de unos dedos que no podía mover. Pero si pudo sentirlo. Sintió como la varita se deslizaba por sus dedos, sin poder evitarlo. Aquella impotencia fue lo que realmente, mató a Leonard en aquel momento. Cobarde. Traidor. Si fueras la mitad de hombre de aquel a quien quieres resucitar, te enfrentarías a mi cara a cara. Cobarde. Rata. Fue entonces, cuando casi pudo notar como la otra varita que llevaba guardada parecía quemarle. Si aquella varita pudiera sentir y sintiera lo que Leo sentía, era posible que aquella varita ardiera como las llamas del infierno.

Traidor.

Y con la vista fija en algún punto indeterminado de la pared, sin poder parpadear, sin poder moverse, sin poder mirar a los ojos de Oliver, este comenzó a excusarse. ¿De verdad te crees toda esa mierda? Solo eres alguien carente de afecto que necesita que le tiren de la correa. ¡Libérame y te enseñaré quien está podrido, cabrón!  Una vez más, hizo lo imposible por liberarse, hizo acopio de toda su voluntad y toda su fuerza física. Pero no pasó nada. Seguía sin poder moverse.

Traidor.

Ahora que les has alertado de mi presencia. Todos saben que estas aquí. Y aun así, nadie vino a pesar de gritarles, de las explosiones, de nada. ¿Dónde están? Se preguntó, con la esperanza de que de un momento a otro, apareciera la caballería, aparecieran los demás e hicieran justicia. Pero nadie apareció, como si nunca hubieran sido alertados. Desde que cayó al suelo, desde que le arrebató la varita, Leo nunca pensó que Oliver fuera a ofrecer piedad. Resignación e Ira. Resignación e Ira a partes iguales.

Traidor.

No me llames amigo. No lo hagas jamás. Eso no te lo consiento. ¿Y qué nos perdonarán la vida? Sabes que no lo habrían hecho. Ni yo habría aceptado algo así. Jamás habría aceptado algo así. ¿Eres consciente de que mi muerte solo será la primera de cientos de miles, si esta guerra vuelve a estallar? Pensó, como si estuviera hablando. Necesitaba exteriorizar aquellas palabras, pero no salió nada de su boca. La impotencia volvió a su corazón, matándolo una vez más mientras intentaba, sin suerte, moverse.

Traidor.

Pero fue la mención de Kaitlin, su princesa, la más hermosa de las flores, su estrella más brillante y la luz de todas sus luces, la que le hizo sentir aquella punzada de dolor infinito. Si hubiera podido llorar al escuchar el nombre de la pelirroja, lo habría hecho. Si hubiera podido derramar una sola lágrima por ella, lo habría hecho.

Traidor.

No vuelvas a mencionarla. No la toques. No la mires. Ni pienses en ella.... No.... No me apartes de ella. Traidor... me gustaría pedirte algo, ahora que me vas a matar. Déjame vivir. Déjame estar con ella. Déjame cuidarla, quererla, protegerla. Déjame marcharme lejos, vivir una vida tranquila junto a ella. Y se despidió de él. Y Leo supo lo que iba a pasar. La palabra traidor no volvió a su cabeza. Al apartarse Oliver, se fijo en aquella luna que tantas veces había contemplado junto a Kaitlin. Mi princesa... Ojalá... estés viéndola ahora. Ojalá pudieras verla como yo la veo. Es tan... perfecta...

Y aquellos segundos se hicieron eternos. Leo creyó ver a sus padres. Creyó ver a tantos cuantos habían muerto, y cuantos seguían vivos. A su tía. A la familia de Kaitlin. A sus amigos. Sus nombres fueron resonando lentamente en su cabeza. Y cada vez que escuchaba uno de esos nombres, deseaba pedirles perdón por todos sus errores.

Mírame a los ojos cuando me mates. Sintió el aire entrar en sus pulmones. Sintió como entraba el frío aire, recordándole una última vez que estaba vivo, mientras escuchaba cada silaba que salía de los labios de su viejo amigo. Lo último que escucharía.

Kaitlin, te quiero.

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27/06/2014, 12:05
Zac Bolton

La saeta de fuego se fue abriendo paso por el cielo nocturno en dirección a Eve con bastante rapidez. De hecho fue con demasiada fuerza y potencia. De forma inesperada no paró al lado de la chica, sino que la embistió dándole un fuerte golpe en el estómago que la dejó momentáneamente sin aire.

Zac se acercó corriendo, cogió la escoba y montó en ella antes de esperar a que Eve se colocase detrás de él.

- Creo que será mejor que maneje yo. ¡Vamos!

Volaron por el cielo nocturno, encima del bosque en busca de alguna pista que les llevase hasta el lugar del peligro.

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27/06/2014, 12:09
Narradora

Kaitlin intentaba trepar, pero era imposible. La cueva acababa de medio derrumbarse instantes antes del resplandor y varias rocas caían por la pendiente.

Aunque Carrie encontró la forma segura de subir por detrás, ya no era posible. Grandes rocas caían y tendrían que esperar a que cesase el derrumbamiento.

No obstante, por el cielo nocturno aparecieron Eve y Zac montados en la misma escoba. ¡Ellos sí podían llegar con facilidad a la cima de montañas de rocas! Zac se dirigió ahí sin pensarlo, para poder comprobar que había un cuerpo tendido en el suelo. Solo uno. Aterrizaron en la zona libre de rocas y observaron, estupefactos. No era Oliver Carrow. No era una tercera O'Hare. Se trataba de...

... Leonard O'Connor.

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27/06/2014, 13:36
Eve Colleman

Me agarré con fuerza a Zac mientras aguantaba una lagrimilla debido al embiste de la escoba. Eso no lo había calculado así. Pero no importaba. Volábamos a toda velocidad al lugar dónde ese resplandor verde, ese aterrador y familiar resplandor verde había surgido. 

Al llegar observé confusa la situación: piedras cayendo, derrumbándose, y al fondo podía ver el pelo de Kait (reconocible a distancia) y un par de personas más. Carrie diría que era una de ellas. Sin embargo no fuimos abajo, sino arriba. Se notaba que intentaban subir con lo que el problema estaba en lo alto. 

Llegamos y salté de la escoba en cuanto estuvimos cerca del suelo, dispuesta, con la varita en la mano... Hasta que reconocí el cuerpo de Leo en el suelo.

No...no...no... - empecé a susurrar incrédula mientras corría hacia él.

Si la maldición le había alcanzado... Le había alcanzado.*

¡NOOOOO! - un grito desesperado y cargado de dolor salió de mi garganta cuándo me agaché a comprobar que el cuerpo de Leonard... Que no había... Se había ido.

Me levanté al instante, varita en mano, mirando a mi alrededor. ¿Dónde estaba el causante de todo esto? ¿Había huído el cobarde? No se lo perdonaría... No se lo perdonaría nunca. 

 

Notas de juego

*¿no?

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27/06/2014, 13:54
Kaitlin O´Hare

Vi como Eve y Zac pasaban sobre nuestras cabezas, en direccion a aquella cornisa, volando en escoba y un rayo de esperanza aparecio en mi horizonte. Podian llegar a tiempo, podian salvar a Leo, podian....

El grito de Eve desgarro el silencio de la noche, y con el, el resto de mi alma. No necesitaba mas. Sabia lo que habia ocurrido. Leo. Leo estaba... Leo...

Ni siquiera era capaz de pronunciar aquella palabra en mi mente. Estaba confusa, desesperada. Las lagrimas se agolpaban en mi garganta y un nudo me impedia respirar.

-¡LEO! ¡LEO! -volvi a gritar, con las manos destrozadas por mis intentos de escalar aquellas rocas. Y entonces lo vi claro.

Saque mi varita, entre sollozos de angustia. Tenia que llegar hasta el. Necesitaba llegar hasta el.- ¡ACCIO ESCOBA! - grité, con intencion de que la escoba de Zac e Eve llegara hasta mi y poder subir alli arriba.

Era incapaz de pronunciar palabra. La angustia lo llenaba todo, y un profundo vacio se apodero de mi alma. Leo se habia ido. Por un instante, apenas unos segundos en los que esperaba que esa escoba viniera hacia mi, mi cabeza se vio asaltada por centenares de imagenes, por todos aquellos recuerdos que llevaba años apilando en mi mente y que habian ido componiendo poco a poco mi felicidad. Esa misma felicidad que ahora mismo se hallaba hecha pedazos, que habia destrozado mis sueños, mi vida, mi futuro, mi ser.

Leo ya no estaba, y todo daba ya igual. No iriamos a casa juntos en verano, no acabariamos yendo a vivir juntos cuando acabaramos el colegio. No nos casariamos, ni formariamos una familia ya. No veria a nuestros pequeños correr a nuestro alrededor jamas.

Y ahora, en aquel momento, solo podia pensar en una cosa. Necesitaba subir ahi, abrazarlo, besarlo, al menos una vez mas. Necesitaba ver su rostro, y mi mente se negaba a comprender que no volveria a verlo sonreir. Nunca mas.

En cuanto la escoba llego a mi, subi en ella, y me eleve, sin esperar siquiera a que Kyle viniera conmigo, o Duncan, o incluso Carrie o Victoria. No podia esperar. Tenia que llegar hasta él, y eso es lo que hice.

Nada mas poner mis pies en el suelo lo vi. Alli, en el suelo, inerte. Eve estaba junto a el, con la varita en la mano, buscando a su alrededor. Y Leo estaba alli, tan solo... 

Solté la escoba, y corri hacia el, entre sollozos desconsolados- ¡LEO! ¡NOOO! No por favor, no.... No.... no... - me tiré a por el, lanzandome al suelo para sujetarlo entre mis brazos. Estaba inerte, como un muñeco de trapo. -Leo, cariño... soy yo.. Kait... Estoy aqui... - le susurre entonces, pegando mi cabeza a la de el, mientras lo sostenia entre mis brazos- Leo, por favor, no te vayas... No puedes irte... No me puedes dejar sola... por favor... -volvi a susurrarle, acunandolo, mientras mis lagrimas mojaban su pelo y caian por su rostro, carente ahora de vida.

-Leo... - repeti, con un sollozo ahogado, cuando la voz termino de quebrarseme y no pude continuar. Lo besé. Bese su pelo, su frente, sus mejillas. Lo sacudi, como si asi fuera a despertar, como si de un momento a otro fuera a abrir los ojos y a sonreirme, diciendome que aquello no era mas que una broma pesada.

Pero no lo hizo. No abrio los ojos, ni me sonrio, ni volvio a mirarme con aquella expresion que tanto me gustaba. Lloré, en silencio, sin soltarlo, como si fuera a desaparecer si dejaba de aferrarlo entre mis brazos. Eve, entretanto, seguia buscando al culpable. Y yo, en cambio, ni siquiera era capaz de levantarme, ni de separarme de su lado.

Y entonces, miré su rostro, una ultima vez, recorriendo con mis dedos aquellas facciones que tantas veces habia acariciado, que tantas veces habia visto reir, aquellos labios que tantas veces me habian besado. Y, sin importarme que ya no estuviera, me incline sobre el, dejandole un ultimo beso en los labios. Un beso intenso, cargado de todo aquello que sentia por el, y que seguiria sintiendo el resto de mi vida. Y asi segui, sumida en la mas profunda desolacion, mientras me hundia entre los pedazos rotos que ahora eran mi vida.

-Te quiero, Leo.

 

Notas de juego

Master: Te lo pongo por aquí porque cortar su post para poner una frase...

La escoba llega a ti ¿ok? Puede continuar ^^

 

Pues.... Post completado :D