Partida Rol por web

Hubiera sido absurdo hacerse la sorprendida ante la fría intervención de Oliver - o incluso ante el hecho de que hubiera vuelto a dirigirle la palabra - así que sencillamente le dirigió una mirada que no podía ser más indiferente. Contuvo el deseo de marcharse ignorando el comentario de su compañero, a sabiendas de que tenían una conversación pendiente.

- En realidad es simplemente que me cuesta afrontar estos acontecimientos cuando tengo sueño - respondió con pesadez -. Imagino que aplazar esta conversación y dejar que me vaya a dormir será un ejercicio de contención imposible para ti, ¿verdad? - preguntó, socarrona, con su habitual forma de arrastrar las palabras.

Duncan la escuchó en silencio, atento y con cara de preocupación. Una vez terminó, la estrechó entre sus brazos para consolarla, acariciándole la cabeza.

- No tienes que disculparte.- le dio un beso en la coronilla- Entiendo que te preocupes, porque es tu mejor amiga. Pero ha tomado una decisión y por más que te preocupes no solucionarás nada.- Hizo una pequeña pausa antes de continuar- Mírate... estás exhausta. Necesitamos descansar.

Se apartó un poco, para encontrar sus ojos con los de la chica.

- Luego estaremos más lúcidos para pensar. Vamos. Seguro que a estas horas no hay nadie en mi cuarto.

Y sin esperar su respuesta, sabiendo que lo adecuado y lo que necesitaba Eve era alejarse de la atmósfera de tristeza, de la tensión por la noticia de su mejor amiga y de todos los problemas en general, Duncan la cogió de la mano y la dirigió hacia los dormitorios de Ravenclaw, decidido a cuidar de ella y protegerla de todo lo que la estaba dañando. Esa era su misión y lo que quería. Nunca se estaría quieto si la veía mal.

Aún un poco delante de ella, dándole la espalda pero sujetándole la mano, con semblante serio y sujetando la pequeña mano de Eve con determinación, se expresó con rotundidad. Después de lo que había pasado aquella noche, sentía que debía no callarse las cosas y menos aún cosas buenas:

- Eve: te amo.

Antes de que Kaitlin pudiera salirse con la suya o meter al agotado Kyle en más problemas, Albert se las apañó para adormecerla con un leve hechizo. No la privaría de pesadillas, pero al menos descansaría un rato.

Albert:- La gente no está parada ahora mismo. Aliados de la orden se han desplazado aquí para colaborar en la investigación. Y lo mejor que podéis hacer vosotros, lo mejor que puedes hacer, Kyle, es descansar. Porque agotado solo entorpecerás. Échate en esa cama y procura descansar, ¿de acuerdo?

Roislin:- Yo me quedaré con Kait. Mel, puedes volver a casa. Los gemelos te necesitan.

No tuve tiempo de nada mas. Aquella vez he de reconocer que Albert fue mas rapido que yo. Despues de todo, me conocia. Era mi hermano y sabia como actuaria.

Asi pues, poco a poco me fui sumiendo en un sueño no-deseado, en aquella horrible sensacion de pesadez que tiene lugar cuando tu cuerpo no te responde.

No sé cuanto tarde en dormirme, ni sé que paso exactamente, ni si alguien me ayudo a recordarme. Solo se que, durante aquellas horas de sueño las imagenes se sucedieron en mi mente, una y otra vez, sin parar de torturarme.

Y que a veces, solo a veces, parecia a punto de vislumbrar el rostro de aquel asesino en mi mente.

Antes de que Oliver pudiera responder, Zac continuó el camino, tirando de Carrie. Era consciente de que Oliver debía de estar muy enfadado, pero el plan final debía continuar y hacerse y lo último que venía bien era una discusión entre ellos en el momento clave. Total, ¿qué más daba que sospechasen de él si no iban a tener tiempo de poder siquiera interrogarle?

- Ha sido una noche larga y supongo que sabrás que en pocas horas podría tener lugar la última de las misiones. Debemos permanecer unidos, nos guste o no. Cuando nos alcemos al poder ya podremos saldar cuentas o pasar unos de otros.

Debían estar preparados para cualquier cosa y Carrie necesitaba descansar o sino podría acabar muy mal en la misión. Empezaron a perderse por las escaleras hacia los dormitorios.

- Te recomiendo que descanses y que no salgas mucho de la sala común, Carrow.

Tenía razón. Tenía razón en todo. Era decisión de Kait, no la mía; preocupándome no solucionaba nada y por último pero no menos importante, estaba exhausta. Miré a Duncan cuándo buscó mi mirada y asentí sin oponer resistencia alguna. Un par de horas de sueño nos irían bien, aunque mi mente lo último que quería ahora era dormir.

Apreté la mano de Duncan cuándo cogió la mía y le seguí por los silenciosos pasillos hasta la torre, y más allá de la puerta, hasta su habitación. En cualquier otra ocasión, en una situación normal, me habría puesto roja hasta las orejas y habría balbuceado que no podía meterme ahí, que cualquiera podría vernos y pensar cosas que no eran mientras mi corazón estaría latiendo a mil por el momento de intimidad que me ofrecía. Sin embargo, en esa ocasión, le seguí sin decir, pensar o sentir nada por el estilo. En ese momento todas esas cosas me parecían absurdas, inmaduras, estúpidas y vergonzosas. Ocurriendo todo lo que ocurría los problemas de un adolescente (mis problemas hasta entonces) me parecían vacuos y banales. 

Cuándo la voz de Duncan llegó a mis oídos, tras varios minutos de paseo silencioso, mi mente no la asimiló por completo. Por un lado porque parecía que hubiesen pasado siglos desde que alguien hablase conmigo y mi cerebro no reconociese que esos sonidos eran palabras. Por el otro, cuándo mi cerebro deshizo el puzzle de sonidos para darle sentido y "leyó" las palabras, tardó unos segundos en entender su significado. Cuándo por fin lo hizo, levanté la mirada para ver que Duncan estaba de espaldas a mí y, sin soltar su mano, di un par de pasos acortando la distancia que nos separaba y le rodeé con mis brazos. Recliné mi cabeza para apoyarme en su espalda, abrazándole con fuerza, queriendo ser uno con él y que el tiempo se detuviese antes de que otra desgracia estropease nada.

- Yo también... No me dejes sola, Duncan. - las palabras salieron de mis labios directamente desde mi subconsciente. 

No quería estar sola, no de nuevo. No quería que nadie me arrebatase a Duncan de una manera tan cruel cómo habían hecho con Leo. Me separé de él, pero mantuve aún nuestras manos unidas para llevarle hasta su cama. Sólo quería tumbarme y que me abrazase, como estas Navidades. Quería sentir aunque fuera de manera efímera esa felicidad y esa unión de entonces. Sólo quería un rato de paz...

Ninguno de los implicados en la noche del bosque prohibido se dejó ver por el castillo aquel día. La mayoría de ellos estaban exhaustos y habían permanecido en sus habitaciones, descansando. Mientras, Oliver Carrow no se dejó ver tampoco fuera de la sala común.

Los rumores se extendieron por el castillo pero todavía no había pruebas suficientes para poder coger al culpable. Al fin y al cabo casi no habían pasado ni veinticuatro horas desde lo sucedido.

El recién nombrado jefe de los aurores, Larry O'Hare, viajó en persona hasta Hogwarts junto con su séquito con la finalidad de poder esclarecer los hechos y pillar al asesino. Kaitlin estuvo en la enfermería durmiendo y cuando despertó obligada por su hermano mayor a quedarse bajo estricta vigilancia. Kyle estuvo en la enfermería con ella todo el tiempo. Eve y Duncan se pasaron el tiempo en el dormitorio del chico queriendo aislarse de tanto dolor. Carrie y Zac hicieron lo mismo pues había resultado ser una noche de lo más dura. Y Oliver estuvo en la sala común con su amigo Jack recibiendo alguna que otra mirada de soslayo pero sin recibir ningún tipo más de amenaza. Al fin y al cabo se encontraba en su sala común y él era un Carrow. ¿Quién se atrevería a hacerlo?

Así, en el crepúsculo del siguiente día, los alumnos de sexto curso fueron convocados. Larry había decidido que tendrían que cerrar el colegio pero también era consciente de que su hermana y el resto de amigos debían sacarse la licencia de aparición cuanto antes. Hermione Granger, que había llegado el día anterior, convocó a los alumnos en el Gran Comedor mientras fuera de ahí, en las puertas y en general en todo el castillo, aurores y magos y brujas de la Orden del Fénix - entre ellos el mismísimo Harry Potter- proseguían con la vigilancia y la investigación. Duncan acompañó a Eve hasta donde pudo, le deseó suerte y le aseguró que esperaría en el vestíbulo. Lo mismo hizo Zac, que abrazó a Carrie, la besó y la miró con total confianza deseándole buena suerte. Laura se acercó a Kyle y le comentó que quería hablar con él después. Al parecer, tras lo sucedido la noche aquella de vuelta a Hogwarts y con lo que le había pasado a Leonard, había tomado una decisión. Kaitlin, que aún mantenía en secreto el hecho de su embarazo, se reunió aún con ojeras y pálida con el resto de sus compañeros que la arroparon como pudieron. Finalmente Oliver llegó acompañado por Jack, serio y sin mantener contacto visual desde un principio con nadie.

Hermione:- Bien. Hoy habéis sido reunidos para realizar el examen de aparición. Tanto yo como el ministerio y el resto de superiores estamos de acuerdo en que necesitáis tener esta licencia. El examen es sencillo.- empezó a repartir la misma fotografía a cada uno de los alumnos. En ella se mostraba la expansión de bosque en que se habían realizado los mundiales de quidditch hacía ocho años.- Iréis de cuatro en cuatro y cada uno de vosotros deberá aparecerse en el lugar de la fotografía, por lo que os recomiendo que la memoricéis muy bien. Allí os estará esperando un compañero. Una vez allí, deberéis regresar de nuevo también apareciéndoos. Es necesario chequear que sois capaces de cubrir largas distancias. - terminada la explicación y tras dar a todos su fotografía, se colocó delante de los alumnos.- Grupos: Katherine Lestrange, Kyle O'Brien, Eve Colleman y Kaitlin O'Hare. Seréis los primeros. A continuación irán: Carrie Lewis, Deirdre O'Hare, Oliver Carrow y Jack Thompson. Después: Peter O'Reilly, Laura Van Dijck, Jackie Voyd e Ian Kirken. De momento estos tres grupos, ¿de acuerdo? Bien, separaos un poco unos de otros y comenzad.

He de reconocer que, a pesar de las multiples quejas a Albert, necesitaba descansar. El escozor de ojos no se habia marchado, desde luego, y tenia los parpados inferiores enrojecidos, lo que contrastaba con mi absoluta palidez. Sin embargo, al menos parecia poder pensar con mas lucidez que la noche anterior y sentia que tenia algunas fuerzas mas.

Algo en mi habia cambiado, estaba claro y, a pesar de aquel inmeso dolor por la muerte de Leo que seguia angustiandome, habia algo en mi, algo nuevo, un motivo para seguir adelante y para luchar.

Quizas por eso decidi acudir a aquel examen de aparicion. A pesar de que comprendia su necesidad, me parecia surrealista que nos hicieran examinarnos en aquellas circunstancias, cuando apenas teniamos capacidad para razonar con normalidad y donde la concentracion brillaba por su ausencia.

Aun asi, alli estaba. Aun no habia visto a mi hermano Larry, aunque Albert me habia dicho que andaba por alli, algo que me tranquilizaba, todo sea dicho. Sabia que era eficiente y que apreciaba a Leo lo suficiente como para no permitir que el culpable saliera impune.

En realidad, no habia visto a nadie, excepto a Kyle, que se habia mantenido a mi lado mientras habia estado en la enfermeria, convirtiendose en mi mayor apoyo desde que todo sucedio.

Y alli estaba ahora, con el resto de mis compañeros, esperando mi turno para obtener la maldita licencia. Algo que, dicho sea de paso, me ayudaria bastante a partir de entonces. Habia visto a Oliver al entrar en la sala. Mi mirada se cruzó con la de el, intensa, cargada de desprecio. No me apetecia seguir fingiendo con el. No tenia fuerzas para hacerlo.

Aun asi, me centre en la tarea que teniamos pendiente. Cogi la foto, analizandola al detalle, y me prepare para aparecerme. Y, poco antes de hacerlo, susurré algo al oido de Kyle, para acto seguido desaparecerme, sin darle opcion siquiera a reaccionar .

Y desapareci, ante la vista de todos, sintiendo aquel mareo que ya senti la otra vez, aquella desagradable sensacion a la que, poco a poco, me iba acostumbrando.

Habia sido un exito.

Al igual que el resto de los convocados, estaba en el comedor esperando las instrucciones. En el fondo no quería estar allí. Me parecía que tener una licencia era lo de menos, y que Eve Colleman pensase eso era como si un olmo te diese peras. Pero con todo lo ocurrido...

Sin embargo las palabras de Duncan y su apoyo no me dejaban echarme atrás. Tenía que pensar positivo, eso era. Si los aurores creían que esto era tan importante, es porque era algo más que la licencia. Tal vez... Tal vez era la excusa perfecta para que pudiésemos ayudar fuera de la escuela. Pero... ¿en serio estaban tan desesperados? ¿Tan mala era la situación? con todo lo ocurrido yo sólo quería que mis seres queridos estuviesen a salvo...

"Y esta es la única manera." - me dijo con decisión mi propia voz en mi cabeza. Sí, tenía que protegerles, no escondernos. Teníamos que luchar, no observar.

O tal vez todo era una paranoia creciente en mi mente. Tal vez esto no tenía nada que ver y eran simples trámites: darnos la licencia ahora para ir a hacer cosas importantes después. Sea como fuere, ahí estaba, en el primer grupo. Kyle y Kait estaban conmigo, con lo que no podía pedir más. Al menos así estábamos juntos. Sin embargo, el cuarto miembro...

"Katherine Lestrange. La única pieza que no consigo encajar en el rompecabezas. La única que tiene algo que no me cuadra en toda nuestra historia..."

Observé la foto con atención cuándo se nos indicó que debíamos empezar. Intenté memorizar cada detalle, sobretodo aquellos que creía que serían de más utilidad (árboles hay en todas partes, pero una marca en uno de ellos no, por ejemplo). Y cuándo estuve preparada y nos dieron el visto bueno, me concentré todo lo que pude.

Aparecerse. Esa era la cuestión.

-Tengo una idea. Hablamos al otro lado.

Las horas de sueño reparador y una férrea determinación habían logrado un cambio evidente en Carrie, que llegó junto a Zac de quién se despidió para ocupar su lugar, dispuesta a sacarse aquel examen y proseguir con lo que era realmente importante de todo aquello.

Su mirada barrió la estancia con lentitud hasta pararse en Oliver, con quién, según anunciaba Granger en aquel momento, le iba a tocar hacer la prueba. Una sonrisa algo despiadada se formó en sus labios. Bien. A Carrie le gustaban las oportunidades de oro y aquella era una que pensaba aprovechar.

Observó la fotografía mientras escuchaba los diferentes chasquidos que provocaban la desaparición de algunos de sus compañeros. Sus ojos la examinaron con expresión aburrida al reconocer en ella aquel lugar al que había asistido cuando todavía era una niña para ver aquella trepidante final del mundial, en asientos privilegiados, por supuesto. Con apenas un par de segundos le bastó. Conocía el lugar y estaba segura de poder aparecerse con éxito.

Ni tres "des" ni tonterías. Ahí no había decisión ni desenvoltura, sólo una "de" que la atraía con fuerza.

Destino.

Entró en el Gran Comedor junto  Jack sin prestar especial atención a ninguno de los presentes. No estaba de humor. Estado que no mejoro percatarse de la mirada acusativa de Kaitlin. Estaba empezando a estar harto. Iba a tener que tomar cartas en el asunto.

Escuchó la explicación de Granger en silencio. La verdad es que no estaba en su mejor momento para hacer ese examen pero, ¿iba a tener otra momento? Estaba empezando a creer que se estaba empezando a quedar sin oportunidades.... en ningún aspecto.

Entonces llegó la separación de los grupos. Echó una mirada rápida a su amigo. Podía haber sido peor. Al menos Jack le frenaría de no darle a esas arpías su dosis bien merecida.

Se forzó a cerrar los ojos y centrarse en lo que debía hacer. Con un poco de suerte zanjaría a tiempo este estúpido examen para centrarse en lo que de verdad era importante. El tiempo corría en su contra.

Había sido un día y medio bastante largo. No logró conciliar el sueño en condiciones, pendiente de Kaitlin y sin poder quitarse de la cabeza las imágenes de Leo y de Oliver. Al primero por haber desaparecido y al segundo por desear destrozarle.

Entró en el Gran Comedor con el resto de compañeros, asintiendo a la petición de Laura para verse luego y respondiendo con un "vale" al susurro de Kaitlin antes de que ésta se desapareciera.

Aquí vamos. Espero que mis dedos continúen en su sitio...

Memorizó la fotografía, cerró los ojos, respiró hondo intentando olvidar todos los problemas y, finalmente, se desapareció.

La forma de desaparecerse y aparecerse de Eve fue totalmente magistral. Fue cerrar los ojos y sin sentir nada extraño, abrirlos para comprobar que se encontraba en el destino. Ni mareo, ni tirón, ni nada. Había resultado magistral. En menos de un segundo Kaitlin hizo lo propio. No fue tan buena aparición pero había servido que también valía. El mareo que se le provocó fue leve y por ello no tuvo que sentarse en la hierba. Kyle y Katherine lo realizaron al mismo tiempo. En un instante estaban en el Gran Comedor y en otro en aquel descampado mientras el sol se iba ocultando. Los cuatro estuvieron unos veinte segundos a solas allí. Nadie aparecía. Ni un examinador, ni un compañero... nada. El silencio predominaba en el vasto terreno en que se encontraban.

En Hogwarts, Carrie, Jack, Oliver y Deirdre se prepararon. La pelirroja no dudó ni un instante en acercarse a un concentrado Oliver y depositar en sus labios un beso que llamó bastante la atención del resto de personas. Estaba seria y miraba a Oliver a los ojos:

Deirdre:- Sé que tú no has sido. Confío en ti.

Tras el ánimo de la chica, se fue a colocar nuevamente en su posición sin importarle las miradas que le estaban echando por todos lados. ¿Ahora la creerían una traidora también? Poco le importaba.

Como si los cuatro hubieran contado hasta tres a la vez, los cuatro Slytherin se desaparecieron al momento, varitas en mano.

https://www.youtube.com/watch?v=oKoXHmg5ohg

Eve, Kyle, Kaitlin y Katherine observaron entonces la aparición de los otros cuatro muchachos a varios metros frente a ellos. Habían logrado aparecerse sin ningún tipo de problema y Deirdre se atrevió a sonreír con chulería. Nadie más había además de aquellos ocho muchachos. Los cuatro Slytherin empezaron a caminar al mismo paso y en el mismo nivel, varita en mano, hacia los dos Ravenclaw y los dos Gryffindor. No parecían para nada extrañados de que nadie más se encontrase allí, en aquella especie de páramo desierto casi sin luz.

La aparición fue un éxito, como todo lo demás. Al ver a los cuatro plantados allí, como esperándonos, no pude evitar mostrar una leve sonrisa cargada de sarcasmo. Resultaba tan enternecedor su desconcierto que casi podía sentir algo de lástima por lo que iba a pasar a continuación. Casi.

No se merecían la piedad de Oliver. Ninguno de ellos. En mayor o menor medida, todos le habían traicionado poniéndole sin dudarlo ni un solo instante la etiqueta de asesino. A decir verdad, casi se sentía halagado por ello. Eso significaba que, en el fondo, se había hecho con una interesante reputación en el colegio. Una pena que ese último reconocimiento fuese tan poco oportuno.

- ¿Sorprendida? - la pregunta, acompañada de una expresión de sumo desprecio e ironía, iba dirigida hacia Kaitlin. Sabia perfectamente que no iba a resultarle extraño ver a Oliver allí; ya le había dictaminado como el culpable de la muerte de su adorado novio. Pero, ¿y la presencia de Carrie? ¿Cómo iba a encajar la inocente y buena Gryffindor que la que había empezado a considerar alguien cercano quizá no fuese tan transparente? Se moría de curiosidad.

Nada más llegar al otro lado, mi mirada se cruzo con la de Kyle, y con la de Eve, tan solo una décima de segundo, la que tardé en apuntar al nuevo grupo que acababa de aparecer, esperando que mis compañeros hicieran los propio-De ti nada me sorprende ya. Asesino. - dije, alzando la voz, mientras miraba a Oliver, con los dientes rechinando de rabia, varita en mano.

No, claro que no me sorprendia. De ahi mi comentario a Kyle, destinado a emboscar a los que pretendian emboscarnos. He decir que quien si me sorprendieron fueron Carrie, a quien creiamos de nuestra parte, y Deirdre, mi hermana Deirdre quien, finalmente, parecia haberse posicionado claramente.

Mentirosos. Hipocritas. Asesinos.

Habria atacado. Bien sabe Dios que habria atacado. El corazon me latia a cien por hora, y la sangre me ardia en las venas. Habia llegado la hora. La hora de la venganza, la hora de acabar con todo aquello. Por Leo, por mi padre, por mi, por nuestro hijo, por todos nosotros.

Sin embargo, como buenos cobardes, habian aparecido lo suficientemente lejos de nosotros como para que un ataque fuera poco factible. Y asi, varita en mano, me encaré a mi hermana, con la sangre bullendome por dentro- Ni siquiera sé como puedes llamarte hija de tu padre. Me das asco. Asco y pena, Deirdre. Tu no eres mi hermana. -dije, dura, mientras se me hacia un nudo en la boca del estomago.

Estaba enfadada, mucho. Y dolida, mas aun.

Y en aquel momento tuve algo claro: haria lo que fuera. Lo que hiciera falta.

Lo que fuera necesario.

Ah, cómo no.

Casi le parecía el lugar idílico para aquella batalla que distaba mucho de ser épica. El olor a húmedad propia de aquellos rincones de  Inglaterra, el suave rumor de los árboles al mecerse, acunados por aquella fría brisa de invierno. Una mirada hacia arriba le confirmó que el sol no brillaba, tan sólo unas nubes encapotaban el cielo como un presagio de lo que iba a ocurrir ahí abajo.

Respiró profundamente, consiguiendo que aquel olor que debería atesorarse penetrara en sus fosas nasales en lugar del esperado hedor a muerte.

Porque siempre hay un después.

Cualquiera diría que estaba más concentrada en la magnificencia de sus pensamientos que en el curso de los acontecimientos. En aquel momento ya habían empezado las puyas previas, obviamente iniciadas por Oliver. Sólo una fina línea de irritación ensombreció su semblante.

Innecesario.

Daba igual. Aquello era un principio, un final, o ambas cosas a la vez pero era en todo caso un gran alivio para Carrie. Estaba agotada de tramar, manipular, engañar y fingir. Y de perderse a sí misma afrontando emociones a las que no estaba acostumbrada.

Tampoco iba a dar explicaciones innecesarias de por qué estaban ahí en aquel momento. Porque ella sabía el motivo y aquello era lo único que le importaba, no saciar las ansias de conocimiento de nadie. Ni las de reconocimiento de otros.

Con un simple encogimiento de hombros dio por zanjado cualquier paso previo por su parte, nada de burlas, nada de desprecios, de piques absurdos. Aquella era la llana realidad cruelmente al descubierto. Iban a enfrentarse y ganar o perder iba a ser decisivo para el mundo mágico, cuyos bandos, buenos y malos, clásicos y transgresores, clasistas y liberales, habían decidido estúpidamente dejar su destino en manos de unos críos.

Y pronto sabremos quién se ha equivocado de modo más determinante, pensó con el rostro ensombrecido antes de plantarse ante Eve, varita en mano.

Cuando me aparecí, con una magistralidad que no habría esperado, me di cuenta al instante de que algo no iba bien. El resto estaba mareados, recuperandose, pero yo no. Yo estaba observando y lo que veía es que no había nadie. Nadie. Eso no era normal. Cuando aparecieron los Slytherin y empezaron a acercarse varita en mano mi cerebro se puso a batallar con mi corazón. No podía ser, simplemente estaba todo mal, no podía ser... Y lo que más me molestaba es que, o bien los examinadores estaban en ellos, o era más estúpidos qe nosotros y habían sido engañados. No sabía que era peor.

Apreté la varita sabiendo lo que venía. No quería hacerlo, eran...amigos, compañeros. No tenía porqué ocurrir esto...

- ¿Por qué...? - pregunté cuando vi a Carrie dispuesta, frente a mí. - Esto no tiene por que ser así...

Y ahora encajaba el porque Katherine no me cuadraba en el puzzle. Había estado ciega, intentando confiar en que todo el mundo tenía un lado bueno... Me pregunté, en ese instante, pese a todo, dónde quedaba Zac en la equación. Si me había tomado el pelo igual.

Cuando me aparezco, lo primero que hago es recorrerme el cuerpo con la mirada en busca de una despartición. Había sido mi primera aparición exitosa. Tras asegurarme de que todo está en su sitio levanto la mirada, mosqueado por el silencio que nos rodea. Miro a Kaitlin, dispuesto a pedirle que me explique su plan, pero en ese momento aparece el grupo de cuatro Slytherin. Al ver las varitas en sus manos, tengo que hacer grandes esfuerzos para no dejarme llevar por la furia y lanzarles  un ataque que los destroce. 

El comentario del cabrón insensible de Oliver hace que me hierva la sangre y puedo sentir que Kaitlin junto a mi se encuentra en una situación similar. 

- ¿De que seas tan asquerosamente insensible y rastrero? No, la verdad.

Miro a Carrie, que se adelanta para plantarle cara a Eve. Sabía que no podíamos confiar tan ciegamente en aquel grupillo. Lo que no entendía era qué tenía ella contra nosotros. ¿No se suponía que además ella estaba a malas con Oliver?¿O había sido todo una gran farsa?

Saco la varita y me quedo mirando fijamente a Oliver. Si esto va a suceder, al menos quiero ser yo quien le de su merecido a ese malnacido.

Oliver no se molestó en contener una ligera risa al escuchar las respuesta de Kaitlin y Kyle. Estaban tan equivocados y tenían tanta razón a la vez. Una pena que no supiesen distinguir qué era qué.

- Ten cuidado Kyle, que te nos vas a poner sentimental.

Basta de tonterías. Era el momento de la verdad. Había estado esperando demasiado tiempo para enfrentarse a él. Se la tenía jurada desde el momento en el que empezó a salir con Laura en tercero. No debía haber sido él el elegido.

- ¡¡¡EXPELLIARMUS!!!