Partida Rol por web

El veterano señor miró con respeto a Lady Lylian y asintió con la cabeza con una extraña mirada mezcla de sorpresa y reconocimiento, parecía que se estaba diciendo así mismo que había hecho bien en confiar en la dama y que le habían aconsejado bien sobre ella. Escuchó con atención sus palabras asintiendo con la cabeza como no podía ser de otra manera pues eran palabras sabias y llenas de razón. Mostró una sonrisa que duró apenas un segundo en sus labios y después le contestó.

-Estáis en lo cierto, milady. Pero, ¿habéis visto a Ser Kevan? Mucho me temo que si no calmamos las aguas pronto mañana nos despertemos con un ejército a las puertas. He pensado en realizar la reunión esta misma noche. La boda no debería retrasarse, si los Manning se van de Cimera puede que no vuelvan salvo si lo hacen con sus banderizos.

-Gracias, tío. - Le dijo a Normand tras dar un sorbito a la copa. El preocupado tío de la muchacha tocó su frente para comprobar si tenía fiebre pero en realidad se encontraba bien. Había estado pensando sobre la situación de lady Eilene y lo que a ella le pasó tiempo atrás.

-Tío, ¿creéis que Anselminus logrará curar a Lady Eilene como hizo conmigo?

El maestre revisó los puntos más propensos a convertirse en el escondite de una niña con muchos secretos sobre los demás miembros de su casa pero no halló ningún diario, ni nota, ni nada que fuese relevante en el poco tiempo que pudo dedicarle a ello. Pronto la sirvienta reapareció a su lado con el vestido que Lady Harte había solicitado y al ver que husmeaba en las cosas de la niña le lanzó una mirada no muy amistosa.

-¿Todo bien, maestre? - Dijo con cierto retintín.

Ser Iden se vio sorprendido por el movimiento que su rival había hecho para atacarle, nunca se hubiese imaginado que el caballero errante buscase su espalda para atacarle. Ser Yoren penetró la defensa de Ser Iden buscando golpearle la espalda, y lo hizo con un movimiento tan rápido que al veterano caballero apenas le dio tiempo a girarse para interponer su espada como escudo. Ser Yoren logró alcanzarle en la espalda, y si no llega a ser por la armadura de Ser Iden ya hubiese ganado aquel duelo, pero ésta absorbió parte del daño que iba destinado a su portador.

Pero Ser Iden no iba a quedarse ahí a lamentarse de no haber previsto aquel movimiento. Mientras era impulsado hacía delante por el golpe de Ser Yoren giró su cuerpo para encarar al rival, y al mismo tiempo que lo hacía lanzó una estocada extendiendo el brazo hacía atrás y trazando un amplio círculo en el aire. La espada de Ser Iden pasó zumbando y Ser Yoren apenas tuvo tiempo de alzar su escudo para desviarla lo suficiente para que le golpeara en la cadera con menos fuerza de la intencionada.

-He entrenado a los que he entrenado. -Le repitió mientras recuperaba la posición y la guardia.

Oh si, el viejo tenia fibra. Pero Yoren no iba a deshonrarse como guardia y maestro de armas de la casa Serf por algo como esto. Si ser Iden quería jugar al taciturno bien, le sacaría las palabras por el otro método. Frunció el ceño tras recibir la estocada del hombre y ejecuto un arco hacia arriba para ganar fuerza, movimiento que de normal acababa en un tajo diagonal al hombro, pero podía desviarse fácilmente a la cabeza o las costillas según el caso. Era lo que se aconsejaba para lograr un efecto letal.

Era lo que un soldado curtido esperaría. Un golpe recio y directo para acabar el juego, el cual intentaría desviar con su escudo.

Por supuesto, no le dio el gusto y en su lugar prolongo el arco, atacando la parte superior de la pierna del seco hombre con un chasquido sólido, que casi volvió a ponerlo de costado por el ímpetu….

- Si, si - respondió un poco sorprendido el maestre. No quería que le acusasen de algo frente a los Harte, de modo que intentó fingir normalidad y controlar su voz. - No es nada, busco mi lente, ha caído por aquí. Es pequeña, redonda, y brilla un poco a la luz. - Mientras hablaba, el maestre buscó una posición en la que la sirvienta no notase que sacaba la lente de su bolsillo, para poder fingir que la había encontrado.

- Ahá, aquí está, menos mal que no está rota. Es muy delicada. - Anselminus intentó poner su mejor cara de inocencia, recordando sus años de travesuras en la ciudadela. - ¿Ese es el vestido? La señora no se equivocaba, es precioso... - tras una breve e incómoda pausa en la que no supo bien que decir, decidió que era mejor no alargarlo más - Será mejor que bajemos, aún hay mucho que hacer. -

Ser Iden creía que había previsto el golpe del joven caballero al que se enfrentaba, pero al alzar el escudo se vio sorprendido con una trayectoria más larga de la que imaginaba que fue a impactar en el muslo de su pierna. Ser Iden cayó de rodillas y quedó a descubierto, si aquello fuera un combate de verdad Ser Yoren hubiese podido colocar su espada en el cuello del veterano y darle el golpe de gracia.

-¡Por los Siete! - El veterano cerró los ojos por la punzada de dolor del golpe en la pierna. -Creo que me habéis machacado un nervio. -Alzó una mano para indicarle a Ser Yoren que se retiraba y utilizo la espada para ponerse de pie en lugar de para lanzar un nuevo ataque. -Bien luchado, ser. Sin duda sois un digno oponente.

Me quedo paralizado durante largos segundos al constatar que mi sobrina se negaba a creer lo que sabía que había sucedido.

No, no puedo dejarla sola de ninguna manera, es evidente que vuelve a estar en otra de sus crisis, aunque aparente estar tranquila.

Mientras le acaricio suavemente la mejilla intentando que se relajara, le digo en voz baja. – Seguro que nuestro maestre, así como el de aquí están ocupándose de ella.

Continuo atento de escuchar alguna cosa de los que trabajan en las cocinas. Ha falta de uno de los tranquilizantes de Anselminius intento que beba un poco mas de vino de su copa.

Invirtiendo la hoja,  Yoren la “envaino” en la zurda y le tendió la diestra al viejo soldado, para ayudarlo a incorporarse. Sus labios se torcieron hacia arriba en una media sonrisa, aceptando el cumplido.

-Me alegro de no haberlo defraudado. +replico con suavidad. Se toco ligeramente el costado, donde el golpe de ser Iden le habia llegado; no iba a negar que el hombre igualmente lo habia tocado y que su defensa necesitaba mejorar+ Aunque si no hubiera ido enserio desde el principio, puede que los morados me los llevara yo… Ahora vamos a refrescar un poco esa pierna… Y la garganta, que no viene mal tras el ejercicio.  

La invitación quedaba hecha y dependía de ser Iden si su orgullo lo detenía o no. Pero esperaba que tras el breve encuentro, el caballero aceptase, si era como parecía de los hombres que respetaban la habilidad más que los títulos.

-Estáis en lo cierto milord; tenéis entonces tanto el derecho como razones suficientes para convocar esa reunión. Yo os aseguro que la casa Serf pondrá cuanto esté a su disposición para mediar entre ambas casas.
lady Lylian acudiría a esa reunión de buena fe, aunque le preocupaba que su tío no se tomase demasiado bien que fuese ella quién representase a su casa y no él como había sido costumbre hasta ahora. Recordó que no hacía mucho habían tenido algunas desagradables palabras por ese motivo.Pero a pesar de que no deseaba enfadar a su tío tuvo que recordarse a sí misma qeu estaban allí por algo más importante que sus propias voluntades o intereses,estaban allí por orden del rey y ella haría todo cuanto fuera posible para qeu su casa siguiese los designios del monarca.

-Sois modesto, ser. Habéis luchado como un buen caballero. Puede que si fuese veinte años más joven os hubiese dado una paliza, pero me temo que los años ya pesan demasiado. Aún así no os resto merito. Sois un buen luchador. - El caballero aceptó la mano que le tendía ser Yoren y se incorporó aun con la pierna dolorida y fue cojeando hasta un tocón de madera donde quedó sentado. Parecía que Ser Yoren ya le caía mejor. 

-Lamento tener que rechazar vuestra invitación, dejé hace años de beber. La bebida saca lo peor de los hombres. - Cerró los parpados un segundo e hizo una mueca de dolor, como si aquella última frase le afectara profundamente. -Pero me preguntabais por el joven Etan. Un buen muchacho, no me creo eso que dicen de él. Apostaría mi brazo bueno a que es todo mierda inventada por los Manning. -Escupió al suelo al pronunciar ese nombre. - Claro que lo adiestré. No era un mal alumno pero debería mejorar sus fundamentos, aunque de poco le servirá ahora mismo. 

-Gracias milady, confío en que así sea. - Dijo Lord Gerard con un asentimiento de cabeza. -Avisad a los vuestros, la reunión será tras la cena. 

Y tras decir eso, Lord Gerard cambió de tema y le relató algunas historias familiares. El abuelo de Lord Harte había mandado construir aquel jardín en la ampliación de Cimera para satisfacer los deseos de su mujer, que adoraba la naturaleza y lamentaba tener que vivir entre altos muros de ladrillo. Después acompañó a lady Lylian de vuelta a sus aposentos y regresó con su esposa. 

El estado de Grisel tras la impactante visión de la pequeña Lady Eilene preocupaba mucho a su tío Normand, que veía en ella muestras de estar a punto de sufrir otra de sus crisis. Pero de momento la muchacha se mantenía tranquila y calmada, aunque no parecía entender muy bien que el final de su amiga había llegado de una manera trágica. 

Permanecieron en las cocinas un rato más, pero los sirvientes de los Harte se cuidaron mucho de no hablar de nada que no fuese relativo al trabajo mientras ellos estuviesen presentes. La pena y el dolor se veía reflejado en sus rostros, aunque al dirigirse a ellos les mostraron sonrisas cordiales y les ofrecieron más vino e incluso algo de comer. Mostraban la clásica amabilidad y simpatía que los sirvientes suelen tener hacía sus señores. 

Curioso pero cierto razonamiento era el del viejo, así que Yoren no se ofendió por el rechazo. En todo caso lo que quería lograr estaba hecho.

-Sobre eso tengo mis dudas… +resoplo quedamente, apoyando la espada de madera en el suelo a modo de baston, muy serio+ No sobre ser Etan, claro. Lo conocí en el banquete y me pareció un buen muchacho; resulta muy triste verlo atrapado en esta situación. Pero tampoco sobre los Manning; no veo que ganarían con la muerte de su lord.

-Mi duda iba por otro lado y esperaba que un hombre de la tierra pudiese aclarármela. Fue el mismo Etan quien me recomendó hablar con usted. Son dos cosas en realidad las que quisiera saber, ser Iden, y espero no le moleste compartir una enseñanza... Primero que todo... ¿Como empezó esta disputa entre las casas?

-No será el primer hijo que asesina a su padre. - Comentó Ser Iden con un bufido donde dejaba clara su opinión sobre lo que se podía esperar de los Manning. -La avaricia incluso hace que los hermanos se vuelvan enemigos. No quiero lanzar acusaciones gratuitamente, pues en situaciones de este tipo prefiero guardar para mi mis pensamientos, pero por lo que he oído no era sólo el muchacho quien estaba allí cuando murió Lord Manning. Ser Kevan estaba al lado de su padre, con alguien a quien culpar adecuadamente a mano. Ya se que dicen que el muchacho confesó haber acertado al viejo sin querer. Pero quien sabe lo que alguien haría por librarse de la muerte... Ser Kevan es un magnífico guerrero, y a Etan... bueno, ya os he dicho que le falta práctica. Pero en fin, no son mas que suposiciones de un viejo cansado.

-La disputa entre las casas es tan antigua como las propias casas. - Contestó el maestro de armas. -Y los acontecimientos a lo largo de los siglos no han ayudado ha apaciguar los conflictos. Unos te dirán que todo comenzó en la Rebelión de Robert, los Harte apoyábamos a los Baratheon y los Manning apoyaron a los Targaryen. Pero los más viejos todavía recordamos las Guerras de los Reyes Nuevepeniques. A lo largo de la Historia ha sido siempre así, si los Harte se posicionaban con el Dragón Rojo, los Manning lo hacían con el Negro, y viceversa. Mi abuela decía que todo empezó cuando Andrew Manning, el fundador de su casa robó la esposa de Lord Welton Harte. Pero supongo que los Manning dirán que primero Lord Welton miró mal a su fundador. - Añadió encogiéndose de hombros.

Las indagaciones de los miembros de la casa transcurrían con paso lento y sin que se aclararan muchas cosas sobre las dos muertes que habían acontecido en aquel aciago día con tan poca diferencia entre ambas. Mientras que Ser Etan Hogg permanecía en las mazmorras de su propio Señor a la espera de ver qué se hacía con él, nadie había logrado encontrar pistas sobre la autoría del crimen de la pequeña lady Eilene. Aunque el maestre si logró aclarar algún pequeño detalle en su investigación.

Entretanto, Lady Lylian había dado un paseo a solas con Lord Gerard Harte, y tras ello había convocado a los miembros de su casa a una reunión en sus aposentos para informarles de los nuevos pasos a seguir. Fue la sirviente personal de Lady Lylian quien se encargó de buscarles por Cimera y hacerles llegar el mensaje.

Lord Gerald acompañó a Lylian hasta los aposentos que ocupaban la familia Serf y se marchó.Ella no tardó mucho en llamar a un sirviente para que pidiese a sus familiares que acudieran a las dependencias.
-Lord Harte quiere sentarse a negociar con los Manning;será esta noche.Le he asegurado que nuestra casa hará lo posible para que la paz llegue a sus familias. Habían pasado demasiadas cosas como para andarse con rodeos, tenían ordenes, cumplirían con los deseos del rey y volverían a sus tierras.

Cuando entro, sin soltar a mi sobrina Grisel hasta que la he sentado, les indico con un gesto harto conocido por todos los de nuestra casa que podría sufrir un ataque en cualquier instante. – Descansa Grisel, se te ve muy cansada.

– Grisel esta muy afectada por lo que le ha sucedido a Eilene, la hija pequeña de Lord Gerard Harte, confía en que nuestro maestre Anselminius la ayude a recuperarse como hizo con ella. – Mientras hablo los miro, de uno en uno, en tono de advertencia para que midan sus palabras en su presencia. – Hemos estado en las cocinas y es evidente de que los sirvientes sabían cosas que no se atrevían a decir en nuestra presencia.

Asiento ante las palabras de mi sobrina. – Así lo haremos Lylian, si pudiera ser, – señalo con un leve gesto de cabeza a su hermana Grisel, – sería muy útil que vinieras ya que mi relación con Lord Harte no es nada buena.

Mirando a mi sobrina mayor y a los demás miembros de la casa. – Delante de vosotros, y de vuestras sirvientas Lylian, puede que no se muerdan tanto la lengua. Alguna cosa sabían o temían que hubiera ocurrido pero debían pensar que si las oímos se lo contaríamos a sus señores.

Una trama vieja como el tiempo, sin duda. No había reino donde no se escucharan similares rivalidades. Desde luego, buscarle un comienzo exacto era más complicado que si fue primero la gallina o el huevo. Yoren se hizo cargo con un leve cabeceo, comprendiendo por donde iba ser Iden. El rencor que se tenían era ya una tradición familiar; algo muy difícil de erradicar. Su Majestad desde luego había pecado de ingenuo aquí…

-Entiendo. Una historia de sangre grabada en la tierra, sin duda. +cabeceo y su mirada se perdió en la distancia. Sin embargo, estaba consciente y cauteloso cuando añadió despacio+ Eso me hace preguntar si habría otras casas que hubieran secundado estas disputas, o que se vieran dañadas en medio. Por lo que sé, ambas casas dominan un buen terreno. ¿Tienen o han tenido vasallos?

Después de las palabras de Lord Normand el maestre no puede evitar lanzar una mirada de compasión hacia Grisel. Lo suyo había sido poco menos que un milagro, pero Eliene ya se había ido y estaba más allá de las dotes de sanación de ningún maestre. El resto de la conversación fue más constructivo, aunque no parecía que hubiesen llegado a ninguna conclusión. De seguir así, continuarían moviéndose a ciegas.

- Creo que quien mejor podría tratar con los sirvientes es Grisel, tal vez si solo le acompañase Konrad... de todos nosotros son los que menos relación podrían tener con los asuntos de las familias. Si los sirvientes creen que no se tomarán sus palabras en serio tal vez se les escape algo. Si eso no funciona, mucho me temo que habrá que obligarlos a colaborar; no podemos permitirnos ser demasiado blandos dada la gravedad de lo que está ocurriendo.

Lylian está haciendo un buen trabajo suavizando nuestra relación con las casas, aunque deberíamos atender también las demandas de los Mannings para que no crean que concedemos favoritismos. -

Anselminus meditó por un momento por si se le había olvidado algo; también quedaban Ser Yoren y Konrad por comentar lo que hubieran podido averiguar. - Yo no he podido averiguar mucho, solo he confirmado que la nota que encontramos la escribió la propia Eilene, pero nada más. -