Partida Rol por web

Me encogí de hombros ante la pregunta de Dan -que más podemos esperar de un psicópata como él...

Al salir no pude evitar sonreír. Se sentia muy bien estar fuera, escuchar otras personas y sentir los rayos del sol en la piel.

Por un ruido algo extraño y un tanto gracioso, me percato del hambre que tenía. Ya olvidé la última vez que comí... maldito Alen y su mierda de juego.

-Pues yo no traigo dinero en mis bolsillo, he dejado mi bolso en la habitación en la que despertamos o eso creo- frunzo el ceño y refunfuño, cada vez odiaba más al cretino de Alen -deberíamos comer algo antes de tomar el autobus, no sabemos si luego tendremos esta misma oportunidad...

Veis que la señora que habia sentada mira su reloj de muñeca y se levanta forzosamente, debido a la edad, y mira hacia el final de la carretera.

Se apoya en la columna que sostiene la pequeña parada de autobus y se queda de pie.

Andrue mira pensativo los 20 dolares y mira al vendedor de perritos.

-¿Cuanto puede costar la entrada al autobus?

Seguidamente y a espera de una respuesta mira a el otro lado de la carretera.

-Tambien podriamos comer en otro lado algo que llene mas, pero tendriamos que ir andando y no sabemos ni donde está. Aunque con 20 dolares no creo que lleguemos muy lejos.

Ciertamente lo peor que podíamos haber encontrado en el exterior de la casa era un puesto de perritos calientes. Ya me había olvidado de comer y la visión y el olor que se desprendía había desatado un hambre furiosa en mi estómago.

Contemplaba el billete que sostenía Andrúe en la mano cuando me di cuenta que había movimiento en la parada del bus. Una señora anciana se levantó y miraba hacia el fondo de la carretera. Muy a mi pesar dije:

Parece que llega el autobús. Miré a las caras de todos, que a su vez miraban el puesto de bocadillos y a Andrúe.

Vamos a por ese cabrón, olvidaros de los bocatas. Cojo a Luna del brazo, que está a mi lado enajenada por el olor de las salchichas, tratando de mover al grupo. ¿Vamos? les pregunto.

-Pero tal vez luego pase otro autobus ¿no? y podríamos comer algo...- fijo la mirada en los perros calientes -no sabemos si podremos comer más adelante...- suspiro, ahora miro el movimiento en la parada de autobuses -bueno, da igual comer... además no sabemos cuanto nos sobra de los billetes... -suspiro nuevamente -¡a por Alen, yuju!- digo con ironía, refunfuñando y camino hacia el paradero.

Veis el autobus a lo lejos que se va acercando hasta llegar y pararse en la parada de autobuses.

El autobus es el modelo mas grande, el tipico que se encuentra en una ciudad. Es de color azul y plata y parece que hay algunas personas dentro. La señora se sube a este y se sienta en los asientos del medio.

El panel pone que el autobus lleva a la calle Blueway. No la conoceis, ya que esta zona es una zona mas alejada de donde vivis.

Se encaminó hasta cerca de la puerta del autobus a paso rápido.

-Yo me estoy muriendo de hambre pero como sea

Hizo un gesto de impaciencia para que comenzaran a subir, y una vez lo hubiesen hecho todos ella pasaría a buscar algún asiento donde pudiese abrir la ventana. Le dolía la cabeza ahora, producto de las quejas airadas de su estómago. Sabía que perder aquel transporte no era una buena idea, asi que usaba todo su autocontrol para aguantar aquella situación.

Mierda, enserio me habría caído bien ese café...

Subo al autobús y le indico al chófer que paga el último, es decir, Andrúe. El chófer me mira raro, pero no me dice nada. Al hacerlo, caigo en la cuenta de que he subido al autobús con la pesada barra metálica que arranqué de aquel aparato todavía en mi mano. Trato de esconderla un poco de la vista de los pocos pasajeros que hay en el interior, no vaya a haber problemas.

Cuando estamos todos aposentados y Luna ha abierto una ventanilla para que entre el aire fresco, le pregunto al guaperas: ¿Te dijo dónde teníamos que apearnos, en qué parada?

Miro por última vez lo perros calientes, esperaba que pronto pudiéramos comer. Tras un suspiro subo al autobus después de Dan. Miro al conductor y le dedico una sonrísa, fingida, claro, pero asi no se alarmaría por el objeto que traía Dan. Mi sonrísa siempre funcionaba en los hombres.

Al sentarme pongo los brazos en el espaldar delantero, apoyando mi cabeza en ellos, estaba agotada y más que cansada. Escucho la pregunta de Dan y esperaba un si por respuesta de Andrue.

-No dijo nada de eso. Dijo que este autobus nos llevaria hasta el. Quien sabe.

Me siento comodamente e intento tranquilizarme y olvidar todo lo ocurrido mientras el autobus arranca.

Resoplo al escuchar las palabras de Andrue. Maldito Alen... a saber a que lugar asqueroso nos llevara.

Continuo en la misma posición, se sentía bien al estar así, el movimiento del autobus tal vez me haría dormir.

Abro un ojo. El traqueteo del autobús ha hecho que me quede profundamente dormido hasta que un brusco viraje me ha despertado. Parece que seguimos nuestra marcha y no hay señales de que hayamos llegado al destino.

Cierro el ojo y me vuelvo a quedar dormido.

Pudo ver, pálidamente su reflejo en uno de los vidrios. Ojerosa, despeinada y con el ceño fruncido, agradeció que no hubiese mucha gente a su alrededor. Rascó una ceja, y procuró distraerse con el paisaje sin decir nada...

Si acabo esto con bien, no vuelvo a pisar una fiesta en la vida.

Procuró, mentalmente, repasar la letra de una canción conocida para rematar el tiempo.

El autobus recorre la ciudad sin ningun tipo de problemas. Seguis durante mas tiempo en el sin pasar ninguna parada. Mientras el autobus recorre una calle normal y corriente derrepente pega un giro brusco metiendose en la acera sin dañar a nadie ni a nada.

Se para en seco enfrente de un edificio con la mitad del autobus metido en la acera. El conductor se levanta de su asiento y se gira hacia atras.

-Vosotros cuatro... -dice mientras os señala uno a uno.

La gente asustada os observa en silencio mientras espera una acción vuestra.

-Esta es vuestra parada. -mirando casi al horizonte como si no tuviese corazon y con los ojos cristalinos se vuelve a sentar.

El edificio que hay enfrente del autobus podra tener unas seis plantas y tiene pinta de piso. Tiene una puerta que da a la calle, es de madera y parece robusta.

Me levante de mi asiento mirando al chofer ¿Acaso el tambien estaba en todo esto?...mire a los demas y camine hacia la salida de aquel autobus sin hacer muchas preguntas, serian una perdida de tiempo, quiza el tambien este bajo amenaza o algo por el estilo...

Al bajar, pase una mano por mi cabello, sonrei y avanze un poco hacia aquella puerta de madera que era la entrada al edificio donde estaba Alen, y luego me detuve para esperar a los demas.

Le sorprendió aquello de que les avisaran donde bajarse sin mas. Se levantó ligeramente avergonzada, sintiendo las miradas de todos los pasajeros clavadas en ellos y bajó por la puerta delantera. Observó el petulante gesto (según ella) del muchacho que acababa de bajar y frunció el ceño, si, de nuevo.

-Tsssss... -fue lo único que escapó de sus labios, tras reptimir un comentario ácido.

Me sobresalté por el brusco y repentino movimiento del autobus. Miré confundida hacia los lados asustada y pestañeando rápidamente, sin duda me había quedado dormida.

-¿Pero que demonios?- digo con voz áspera, adormilada al escuchar las palabras del conductor. Esto no tiene muy buena pinta... Me levanto tan pronto pude y camino detrás de Luna hacia la puerta de salida.

Al bajar miro detalladamente el edificio -y nuevamente a vivir como presos...- suspiro y me encamino hacia la entrada. Me detengo junto a los demás y miro hacia el autobus en busca de Alen -Aquel hombre... el conductor... ¿No les resulto extraño?- recuerdo sus ojos y siento un escalofrío.

Miro a Sophia y luego a los demás. Ese conductor... ostia, qué mal suena lo que voy a decir... parecía un muerto viviente, o un robot sin alma, o ... ¡yo que sé, joder! como si tuviese la cabeza vacía y fuese incapaz de pensar por sí mismo. ¿No os ha dado esa impresión?

¿Estará Alen experimentando con seres humanos para crear una raza de obedientes esclavos? Aquél experimento de longevidad, ¿no traspasará las fronteras de la muerte convirtiendo a los vivos en no-muertos?

Demasiadas pelis chungas, me digo.

Me concentro de nuevo en lo que tenemos entre manos ahora mismo y le digo a Andrúe. Venga campeón, abre la puerta y vamos a partirle la cabeza a ese cabrón de una vez por todas.

Abris la puerta facilmente sin resistencia. Un pasillo se abre ante vosotros, totalmente de madera: suelo, paredes y techo, con su alfombra en el suelo y un recibidor a vuestra derecha. El pasillo sigue hasta el fondo, que hay unas escaleras de madera que aparentemente llevan a la segunda planta. Tambien hay dos puertas, a la derecha e izquierda, pero estan cerradas (no bloquedas). Un poco antes de llegar a las escaleras hay un ascensor, con las puertas cerradas y sus botoncitos de "Arriba" y "Abajo".

-¡Bienvenidos a mi humilde hotel! -reconoceis rapidamente la voz...- Habeis llegado mas lejos de lo que pensaba, habrá que improvisar algo. Ya podeis iros o voy a llamar a la "poli". !Bwajajajajaja! ¡A por ellos!

Pensaba en las palabras de Dan mientras entrabamos al edificio. No era la única que se había percatado de la extraña actitud del conductor y la teoría de Dan, tenía mucho sentido.

-Si fue capaz de hacerle eso a su padre, de experimentar con sus amigos, conocidos o lo que seamos, no me extraña que lo haya hecho con aquel hombre y opino lo mismo que tú, tenía pinta de muerto en vida...- me estremezco al decir las dos últimas palabras -¿nos sucederá lo mismo?- agrego con nerviosismo, con voz temblorosa.

Abro mi boca, pero las palabras no alcanzan a salir, ya que aquella voz habla antes que yo. Era Alen. Dios, como te odio... su argumento era un poco ridículo, pero no podía evitar asustarme.

-Si salimos con vida de aquel otro edificio, de este será más dificil por no decir que imposible...- hablo mientras miro detalladamente el lugar -¿A que se refiere con lo últmo?- pregunto en un tono mucho más nervioso, no puedo evitar morder mis uñas.