Partida Rol por web

Etelimas observó la escena con sorpresa. Cuando se repuso esbozó una sonrisa y se colocó frente a Kalehid.

-Sólo son objetos... -comentó antes de lanzar un nuevo conjuro contra uno de los candelabros.

Enya miró de arriba abajo a Morgana. Volvía a tener la cara y el cuerpo de una niña, la única excepción es que ahora su rostro parecía mucho más siniestro que nunca.

- Parece que mi plan ha resultado, Morgana. Creía que tú serías realmente la más peligrosa de todas las criaturas que iban a tratar de entrar en mi castillo para vencerme. Y ahora parece que estaba equivocado.

¡Cuanto me alegro!

Sin duda mi plan está siendo todo un éxito y poco a poco todos os uniréis a mis filas. Con suerte me haré con el control y así lograré acabar con la Aldea del Loto. Tienes dos opciones, morir y renacer como un animal controlado por mis poderes o simplemente seguir todas mis órdenes sin poder quebrantarlas.

- Bueno, el Señor del Castillo muestra su verdadero rostro, metaforicamente hablando, ¿Es cierta la historia que cuentan los elfos?

- Así es. Pero no has respondido a mi pregunta.

¿Cuales serian las condiciones de la segunda opción? - Dice Morgana.

¿Hasta dónde estarías dispues a llegar? ¿Cuáles quieres que sean las condiciones?

La primera sería perdonarte la vida, el resto... el resto habría que pensarlas.

Adelaïde desenvaino su espada y se colocó el escudo, poco a poco se acerco a la habitación en guardia lista para atacar a los objetos animados.

Kalalo habia permanecido al ultimo lugar viendo los acontecimientos con mucho asombro, pero cuando vio al armario tragarse entera a Sarita se dispuso a liberarla del maldito mueble.

Blandio su espada con furia y ataco apuntando especialmente las bisagras... 

Socorro, sacadme de aquííííí

La escena era bastante peculiar, no cabía duda. Un armario tragandose a personas y varios muebles moviendose y atacándoles. Entro a la habitación y empiezo a analizar la situación antes de decidir una táctica de acción.

Etelimas se coloca frente a su hermano y dispara con sus rayos a uno de los candelabro. El rayo acierta en el objetivo, pero parece que no le hace mucho daño, apenas se ve una pequeña abolladura.

Adélaïde se preparó y entró en la habitación para observar mejor la situación, al igual que Kalehid. Kalalo, más atrevido, adelantó a sus dos compañeros y golpeó con saña al armario. Pero, al intentar retirar el arma, no pudo, parecía que se había quedado pegada al mueble.

Los candelabros se movieron casi a la par. Parecían que tenían una especie de ruedas en su base que les hacía avanzar más rápido. Fueron hasta Adélaïde y Kalehid y lea aporrearon con sus brazos, pero no les hicieron daño. Las teteras y el plumero parecían quietos, sin intención de moverse más.

El siguiente en hacer algo fue el armario. Movió sus brazos y uno de ellos golpeó a Kalalo. Ya daba igual que contara con su arma, quedó atrapado en su interior al igual que Sarita.

- Bueno, tienes tiempo para pensartelas ¿no? Estoy comoda aqui.