Partida Rol por web

Etelimas seguía atacando a la planta que se acercaba. Volvió a hacerla daño, pero la planta cada vez estaba más cerca de él.

Por su parte, Elnora disparaba al armario de nuevo, haciendo que una de las puertas casi se descolgara de sus bisagras, pero todavía se mantenía cerrado. El armario se movió lentamente y atacó a Adélaïde. La joven no consiguió esquivar el ataque y se vio encerrada también en el armario con sus compañeros.

Aquello no podía ser tan complicado, era un simple mueble, y además ya tenía tres personas dentro ¿cuántas cabrían en su interior y qué haría cuando estuviera lleno? Decidió que no era momento de cuestionarse aquellas preguntas y siguió atacando al improvisado autómata, con algo menos de precisión, pero con la misma fiereza que en los segundos precedentes.

-"YUJUUUUUUUUUUU"- Gritó Kalalo lleno de alegria al sentir a la bella Adelaide apretada junto a él en el extrcho armario. -"grrrrrrrrrr.... que es todo esto... hummmmmm"-.  : P__ 

Finalmente habían conseguido "rematar" al candelabro cosa que hacía que mi anterior rabia disminuyese considerablemente. Pero, aún no era momento para descansar pues el armario aún tenía hambre como para comerse a alguien más. Doy un paso atrás mientras doy la orden a los esqueletos de que destensen los arcos ya que sería peligrosa otra oleada de flechas.

Los zombies por otra parte empiezan a andar hacia la gran mole de madera para golpear en las bisagras de las puertas con sus mazas.

Etelimas no podía usar su conjuro favorito con aquel suelo de piedra... así que frunció el ceño y lanzó un nuevo rayo en dirección al rosal. Ahora debía proteger al grupo de un ataque por detrás para que pudieran enfocarse en aquel armario indestructible... pero vio por el rabillo del ojo como el mueble engullía a Adélaïde y por la distracción no apuntó debidamente.

Etelimas vuelve a disparar su rayo, pero esta vez no le da ni de lejos. La planta volvió a acercarse. Seguramente en otro movimiento estaría demasiado cerca del brujo.

Kalehid ordenó a los esqueletos que no atacaran, pero los zombies si lo hicieron. Golpearon al armario sin causarle daño pero, sin darse cuenta, su arma se había quedado pegada en el armario.

El armario movió sus brazos y golpeó a uno de los zombies.

Elnora disparó su rayo, pero no hizo el menor daño al objeto que les estaba dando tantos problemas.

Parecía que aquél montón de madera se resistía a desmoronarse, Elnora estaba ya fuera de control y no cejaría en su empeño de destruir al mueble, sin importarle que algunos de sus acompañantes se hallaran en su interior, se había convertido en algo personal, sin embargo la furia le impedía apuntar con la paciencia necesaria para acertar en el blanco, y el rayo salió disparado hacia el techo, donde unas pequeñas piedras saltaron con el impacto.

Adélaïde habia ido a parar al armario con Sarita y Kalalo. Kalalo, como no quites esa mano de ahí en cuanto salgamos de aquí haré que Colera te arrastre por el suelo al galope durante un milla.

Elnora volvió a disparar al armario, pero no consiguió hacerle saltar ni una sola astilla. El armario volvió a golpear al zombie, que se terminó desmoronando sin vida.

La planta se acercó más a Etelimas. Con otro movimiento, llegaría a él.

Etelimas suspiró, no le gustaba aquello. Apuntó de nuevo a la planta... y disparó.

Elnora volvió a apuntar al armario, intentó tranquilizarse durante un par de segundos antes de disparar su rayo de muerte con el que pretendía no solo liberar a sus prisioneros, si no ganarse una deuda por parte de los mismos que no dudaría en exigir, cuando finalmente dejó escapar la letal descarga notó que se había relajado demasiado y eso había afectado a la efectividad del rayo.

Otro de sus guardianes personales había perdido la "vida" otra vez cosa que me hace enfurecer aún más. Mientras los dos zombies que quedaban intentan arranzar sus armas sin muchos resultados me acerco al armario. Al llegar hasta su lado pongo la palma de mi mano sobre la superficie de madera y empiezo a recitar unas palabras mágicas. Mi palma empieza a brillar con una luz negra hasta que, cuando termino el conjuro, esa luz pasa al armario causandole severos daños.

Etelimas lanzó su rayo otra vez, pero la proximidad de la planta hizo que apuntara mal.

Por fin, entre Elnora y Kalehid el armario fue destruido. Las diferentes tablas cayeron, al igual que las armas. Los compañeros que estaban dentro fueron expulsados con una sustancia verdosa y pegajosa.

Pero no todo había acabado. El rosal había llegado hasta Etelimas y le dio un golpe. Pero, no contenta con ello, le enredó, apretándole con fuerza y haciéndole daño.

Por fin se encontraba libre. Cubierta de algo de una especie de moco verde y pegajoso, pero libre al menos.

Ahora el peligro era otro. Un enorme rosal les atacaba atrapando a Etelimas. Sin pensárselo Sarita cogió dos flechas y se las lanzó

Cuando el armario por fin se deshizo en pequeñas tablas de madera inerte la ira interior de Elnora pareció desaparecer poco a poco, solo entonces se percató de que de nuevo, un elemento aparentemente inofensivo, había comenzado a atacar al brujo Etelimas, por un momento pensó en ayudarlo e intentar proseguir con su plan con el cual sacarle información, momentos después pensó que alguien que no podía defenderse de una planta tampoco sería capaz de aportar alguna pista con la que dar fin a su maldición, simplemente buscó un lugar donde sentarse, cruzó las piernas y observó el espectáculo.

Kalalo salio del armario un poco molesto. Quizas era lo "incomodo" del pequeño cubiculo donde estaba encerrado con las dos mujeres, pero su daga parecia haberse movido de sitio y apuntaba a lo alto dentro de su pantalón.

Se reacomodo el "arma" y busco su espada con rapidez. 

Sara fue la única que hizo algo por salvar a su compañero. Recuperó su arco y disparó una flecha que se clavó en el rosal que estaba aprisionando a Etelimas, apretando cada vez más fuerte.

Mientras los zombies recogían sus armas de entre las maderas que momentos antes habían formado el armario, corro hacia Etelimas. Parecía estar en problemas y, ¿que haría yo sin él? Con eso en mente me coloco a su lado y, poniendo la palma de mi mano sobre su frente, cierro los ojos y empiezo a recitar uno de los conjuros curativos...

Adélaïde se recupero del susto que le habia dado el armario para ver que ahora luchaban contra una planta. Sin pensarselo 2 veces cargó contra ella blandiendo sus armas. 

-"Aqui está!"- Dice Kalalo recuperando su espada. Mira a todos lados y se da tiempo de guiñarle un ojo a Sarita. Luego se enfila contra el rosal que atacaba a uno de sus compañeros. 

-"Solo falta que nos ataque el piso"-.