Partida Rol por web

La última oferta del encapuchado la había convencido, por una vez en su vida iba a tener algún apoyo y el alivio que aquello le proporcionó le indujo a un momento de piedad con los acompañantes que había tenido hasta llegar al castillo, sin embargo la mujer del caballo cargó contra el mago, sin pensárselo dos veces corrió hacia la pared y se encaramó al techo, el guerrero lascivo y otra de las mujeres acompañaron el ataque, le dio tiempo a ver como la mujer disparaba dos flechas y decidió que ella sería su objetivo.

Con dos rápidos movimientos concentró la energía en sus manos y luego apuntó a la arquera, sin demasiada precisión el rayo impactó cerca de la mujer dejando una mancha negra en la piedra.

Sarita soltó las flechas cuando un rayo cayó cerca de ella, tan cerca que el pelo de la cabeza terminó erizado. Miró hacia un lado y vio como Elnora la apuntaba con su mano.

Se movió hacia un lado, retrocediendo para alejarse de aquel encapuchado y encargarse de aquella traidora

El hombre misterioso no se movió de su lugar. Recibió los tres ataques, pero todos le atravesaron. El hombre desapareció como si fuera un suspiro, aunque pareció más impresionante porque el rayo de Elnora desde el techo impactó en el suelo justo cuando desapareció.

Ante vuestras miradas impresionadas, una puerta se abrió, en la pared que estaba detrás del desaparecido hombre. Ante vosotros aparecieron el hombre misterioso, Enya y Morgana.

Mi señor dijo el hombre parece que sólo la mujer que está en el techo ha entendido la situación. Aquel hechicero parece receptivo, pero no se ha pronunciado, al igual que el clérigo. Los otros tres son claramente agresivos y han atacado a mi imagen. habló dirigiéndose a Enya.

Buen trabajo, Gabriel. Por favor, Morgana, acércate a aquellos que hayan comprendido que es mejor que estén de nuestro lado. Traelos ante mi. Los demás, no sé si os habéis dado cuenta, todavía o no. Pero os superamos en número, tenéis dos opciones, uniros también a mi, o morid en el intento.

Dijo la niña que os había acompañado durante todo aquel tiempo. Enya era un druida cambiaformas que os había estado estudiando durante todo aquel trayecto. Enya era a quien teníais que derrotar, el Señor del Castillo y siempre él había estado a vuestro lado.

Canallas y mentirosos, eso es lo que sois pero vuestros ardiles no funcionaran conmigo. Mostrad aquí y ahora cuan valientes sois y enfrentaros a mi. La justicia caerá sobre vosotros, os arrepentiréis del mal que habéis causado a el pueblo de al lado. - soltó la caballera antes de cargar contra la supuesta niña. - Adelante compañeros, acabemos con el señor del castillo y sus malvados secuaces. 

El guerrero pasó el valde atravesando el aire. Detubo su impulso justo antes de caer. Aun perplejo escucho las palabras y se limito a rascarse la cabeza y los "guevos" bastante confundido. 

- Ha llegado el momento- dijo Morgana antes de atacar... a Enya.- A ver si tu cuerpo infantil puede soportar esto!

Morgana golpeó el estomago de Enya y acto seguido la agarró.

Etelimas ignoró las palabras de la paladín. No dijo nada, simplemente actuó a la velocidad del rayo. Sin pensarlo dos veces lanzó un Agarrón de la Tierra entre Morgana y Enya... interponiéndose entre ellas y atacando a la primera.

-"Que cojones!"- Dice Kalalo apartandose del lugar del combate. Sco su arco y preparó la flecha, pero no disparo, en realidad no sabia a quien atacar. 

- Gracias Etelimas, pero no te preocupes por Morgana. La tengo más que dominada. Cualquier acto que quiera hacer contra mí le será imposible. Prefiero que ataques a los que no estén de nuestro lado. ¿Alguno más osará enfrentarse al Señor del Castillo? Dijo mirando al resto de sus rivales.

Elnora escuchó los gritos de la jinete y no pudo evitar sentirse herida en su orgullo, dejó a la arquera para más tarde y dirigió su atención a la dama del caballo, con un rápido movimiento apuntó a la cabeza y dejó salir la explosión arcana con letal certeza, dejando una fea herida en la cara de Adelaide.

Kalalo espabila, no es momento de dudar. Si salimos de esta quizás tengamos un encuentro nocturno tú y yo.

Sarita vio como la bruja traidora se disponía a lanzar un nuevo conjuro así que dejó que las flechas volaran hacia ella

-"Es que no entiendo ni mierd$%... ¿A quien se supone que debo matar?"- La mano del guerrero se estaba cansando de mantener el arco tensionado... pronto la flecha volaria... pero aún no sabia hacia donde. 

Etelimas y Elnora nos han traicionado, tú ve a por él que yo me encargo de la bruja 

Menos mal que Morgana estaba de su lado todavía, ese pequeño detalle podía inclinar la balanza hacia uno u otro lado

-"¿A si?"- Dijo aún incrédulo Kalalo, mirando en dirección a Etelimas, y la flecha salio disparada, quizás mas por inercia que por creer en las palabras de Sarita, aunque después de todo ella había sido la única que había pedido su ayuda. 

Luego se tercio el arco a la espalda y preparó su espada. 

La flecha de Sarita surcó el aire en dirección a la pierna de Elnora, donde quedó clavada. Un pequeño hilillo de sangre cayó desde el techo hasta el suelo, pringando a todo aquél que se acercara.

Etelimas, al ver las intenciones de Morgana, creó una mano que surgió de la tierra para proteger a la pequeña Enya. Morgana, con el puño dispuesto a agredir al Señor del Castillo, se quedó paralizada. Se dio cuenta de que no podía atacar a Enya, como ella ya le había advertido al tomar la poción.

Obedeciendo a Sarita, Kalalo disparó su flecha contra Etelimas, que le pasó rozando y rasgando su ropa, pero sin hacerle ningún tipo de herida.

Adélaïde, como buena dama que era, se enfrentó al mayor rival que veía. Cargó contra Enya, que no se quitó ni hizo ningún esfuerzo por esquivar el golpe. La joven rubia le hizo una pequeña herida, pero no parecía haber afectado al señor del Castillo.

Elnora respondió a la provocación de Adélaïde. Una magia oscura surgió entre sus manos y las lanzó contra ella, impactando sin mínimo fallo.

Gabriel, el hombre misterioso, decidió esperar a ver cómo se sucedía el combate. Eligió un objetivo: Ádelaïde. Él no había atendido a sus palabras, pero había herido a su señor, así que dio un paso, para colocarse en buena posición y levantó la mano. Un chillido recorrió el lugar y una energía en forma de lanza se dirigió a la mujer, impactando en su cuerpo

Morgana, si no puedes atacar al señor acaba con el Etlemias. Los demás, acabemos con el señor del castillo completemos la misión y si morimos no será en vano. - dijo la joven volviendo a atacar a Enya. - Ojala tuviese a Colera a mi lado, todo sería más facil. 

Morgana se mordio el labio, tenía que intentar a ver si podía en cambio dañar a otros, como por ejemplo Etelimas.

Sarita volvió a encajar las flechas en el arco y atacó al mismo objetivo, aquella bruja traidora.