Partida Rol por web

Acababan de caer uno de cada bando. Aquello, de seguir así, terminaría con la muerte de todos y cada uno de ellos, quedando ella como la única reina y como el máximo poder de la aldea y el condado.

Volvió a mirar a su lobo blanco y a la osa negra. Aquello empezaba a ser un buen equipo de animales obedientes, no animales como éstos. Así que volviendo a chascar los dedos, para que un lobo gris se materializase contra Adelaide, lanzó una orden contra Morgana, y después retrocedió para que no supieran donde se encontraba.

Morgana, sepárate de la mano que te ataca y vete a por Sarita para matarla, no hagas otra cosa hasta que no te cancele la orden.

Así la arquera tendrá que dejar en paz a Elnora.

Sarita, con un hábil movimiento, consigue liberarse así de su mano, alejándose de ella para evitar que la agarrara de nuevo.

Sarita, con un hábil movimiento, consigue liberarse así de su mano, alejándose de ella para evitar que la agarrara de nuevo.

Los animales atacan en su flanqueo a Adélaïde, sólo consiguiendo el oso hacerle un profundo arañazo en el brazo en el que tiene la espada.

Enya, desde su invisibilidad, ordena a Morgana que ataque a Sarita hasta matarla.

Elnora vuelve a convocar una mano tras Sarita. Ésta intenta escaparse, pero las manos siguen siendo demasiado rápidas, agarrando su cuerpo y apretando con fiereza. La mano situada al lado de Morgana se vuelve a lanzar a por ella, pero la mujer vuelve a golpear para esquivar su ataque, haciendo que la mano caiga hecha polvo.

Como esperaba, Sarita era demasiado escurridiza como para que una sola mano bastara, estaba segura en el techo de la habitación, por lo que la arquera era la única amenaza visible, así que siguió convocando más manos a su alrededor.

Sarita vuelve a ser apresada por otra mano (estoy harto de fallar disparos, pero estas manos parece que aciertan siempre)

Sarita intenta liberarse de la mano, pero esta vez no lo consigue, sus fuerzas empiezan a disminuir.

Las criaturas convocadas por Enya vuelven a atacar a Adélaïde, que parece paralizada y no hace nada por defenderse de tales ataques. El oso negro se abalanza sobre la joven destrozando su cuello con sus poderosas garras. Adélaïde se queda inerte, sin signos evidentes de vida.

Elnora convoca una nueva mano al lado de la que mantiene sujeta a Sarita, para evitar su escape.

Sus compañeros habían caído y ya poco podían hacer. Sarita se extrañó que Morgana estuviera con ellos, pero poco más se podía hacer.
Vale, vale... me rindo.
Sarita soltó el arco que cayó al suelo

Sí, al fin lo había conseguido, Sarita la arquera había renunciado a la victoria al ver que el poder de la hechicera era demasiado para ella, la satisfacción que experimentó Elnora era la de un depredador que acababa de cobrarse una presa, comenzó a caminar hacia el suelo mientras observaba como el cuerpo de la esbelta mujer era aplastado ferozmente por la mano conjurada, era un espectáculo digno de verse, cuando llegó al suelo se acercó a Enya. Así que tú eres el señor del castillo, en unos segundos podremos hablar tranquilamente.

Enya continuaba en su forma invisible continuando el resultado del combate. Sus planes habían salido a pedir de boca, y aquellos supuestos héroes se habían unido a ellos sin ninguna necesidad de manipulación. Estaba satisfecha con como había salido todo.

Ya solo quedaba relajarse y esperar a lo inevitable.

Al ver como Sarita se rendía, Enya deshizo el conjuro bajo el que estaba sometido. De nuevo se volvió visible hacia los demás y de entre sus bolsillo sacó una pequeña poción. Tomad, dijo mostrándosela a Sarita, si verdaderamente os rendís, bebed de este frasco, así estaré seguro de que lo habéis hecho. Dijo mientras callaba con un gesto a Elnora.

El oso que había conjurado Enya se desvanece mientras la joven vuelve a hacerse visible y se acerca hasta Sarita. La tiende la poción, pero es demasiado tarde: La mano de Elnora la aplasta hasta que la joven expulsa su último aliento sin gritar de dolor.

El Señor del Castillo se guarda la poción y se gira para contemplar a sus nuevos aliados.

Muchas gracias por vuestra ayuda. Ahora tan solo tendremos que acabar con esas desgraciadas de la Aldea del Loto y por fin podré dar por cumplida mi venganza.

Luego os recompensaré con riquezas y tierras, podréis quedaros con todo lo que haya en la Aldea, yo no tengo interés por nada de lo que hay allí, pero seguro que vosotros sí. Quizá mis compañeros elfos traten de impedírnoslo, pero será una batalla que seguro que ganamos. Sobre todo con la ayuda de Morgana. Dijo mientras mostraba una amplia sonrisa al saber que seguía bajo su voluntad.

Elnora observó su alrededor una vez la vida de Sarita se escapó en un suspiro, Kalehid seguía allí, inmutable, sin siquiera preocuparse por la vida de su hermano moribundo, al cual había pasado por alto hasta saberse segura, y aunque no confiaba en Morgana parecía que Enya la tenía controlada. Lo primero, yo no quiero tierras ni oro, quiero conocimientos, necesito recuperar algo muy importante y tal vez tú sepas cómo hacerlo, y por otra parte ya que tienes esa poción tal vez la puedas utilizar en el clérigo, Etelimas ¿verdad? También puede ayudarme y no esta en tu contra.