Partida Rol por web

¡Hay un primigenio en mi sopa!

I. Aguijón en la retina

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28/06/2021, 16:02
Director

Notas de juego

Nota del Guardián

Al igual que Farah ha captado tu atención, tú has captado la suya.

Su lenguaje no verbal sugiere que te erigías en un muro que ha logrado escalar.

Intuyes a una mujer de personalidad fuerte, decidida y audaz.

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28/06/2021, 16:05
Farah

La joven arquea suavemente una ceja mirando de refilón a su compañera de fatigas mientras el organismo de Victoria activa las contramedidas ante el impacto causado por la bebida del siglo XXI, esa que no se busca. Se encuentra.

Suspira mientras sacude la cabeza sin perder su sonrisa.

—Un artista insatisfecho en constante búsqueda de su magna opus...—dice en lo que parece un pensamiento lanzado en alta voz al éter, dando un lento sorbo al Joey' Special sin despegar sus ojos de Armín. —Muéstremela. Por favor.

Los orbes de ébano que relucen en su juvenil rostro bailan un instante, perdiendo contacto visual. El rostro de Farah adopta un gesto de franca sorpresa.

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28/06/2021, 16:20
Profesor Kane

Evening.

Aparecido de la nada, ante vosotros se yergue en perfecto estado de revista Charles Kane, vuestro benefactor y una suerte de líder espiritual para todos, en mayor o menor medida. El fundador del secreto Club de Lectura Arcana de Arkham.

Se presenta sin previo aviso, sin una ruta lógica o predecible que conduzca hacia el asiento que pasa a ocupar en el centro del salón. Simplemente, está ahí, donde antes no había nada.

No es un espectáculo novedoso. Diríais que le gusta hacerlo adrede. De hecho, no es la primera vez que os deleita con esta súbita aparición, pero para Farah esto supone todo un sobresalto a juzgar por cómo se lleva la mano al pecho y agarra a Armín del antebrazo como acto reflejo. La joven logra reprimir por puro orgullo un grito ante la impresión.

Kyle, vigilante hasta este momento, se pregunta cómo es posible que no le haya visto descender las largas escaleras que conducen a la planta superior del apartamento. Hay demasiada distancia que salvar desde el despacho personal del profesor hasta el salón, y la madera del piso superior, Kyle lo sabe, emite un ligero pero perceptible crujido para un oído atento.

—Perdonen la tardanza, damas y caballeros. Compruebo que mi fiel Gage les ha atendido como corresponde—habla con la cadencia de un actor inglés, los mejores actores del mundo. Repara en la bebida que sostiene Victoria en sus manos y frunce los labios en lo que se traduce como la icónica mueca de un alma pensativa. —Francamente, querida, siempre logras sorprenderme—afirma con lo que podría catalogarse como un ligerísimo desconcierto acechando en su por otro lado indescifrable rostro.

Charles Kane se aproxima lenta pero inexorablemente al sexenio desafiando al Tiempo. Su mirada parece esculpida en dos pedazos de cielo al rebasar al mediodía, aún vivos e intensos. Su cabello, corto y simulando el peinado de un senador romano, así como su barba hirsuta empiezan a platear entre las vetas de lo que una vez fue una cabellera negra como el carbón. Viste con trajes de tres piezas y porta un bastón cuyo cabezal emula el cráneo de un cuervo esculpido en plata.

—Tomen asiento. Ante todo, quiero disculparme con Kyle y con Armín por lo intempestivo de la convocatoria—Kane exhorta con su lenguaje corporal a que toméis asiento. A nadie pasa desapercibido que estrecha la mano del artista con vehemencia y aprieta su hombro. —Créeme, jamás habría interrumpido una cena con tu hija si esto no fuese relevante—se le alcanza a escuchar en un tono susurrante que tiene mucho de sincera disculpa.

—Farah, querida, me alegra tenerte con nosotros. Comprobarás que nuestra existencia está lejos de poder catalogarse como aburrida.

Kane sonríe apenas un segundo, detiene su rostro en una mueca de fría y aséptica exégesis y mira el asiento vacío, el único que queda en soledad alrededor de la mesa de nogal.

Entorna la mirada.

Toca el timbre.

Un toque.

—Señor Gage.

El mayordomo aparece en el umbral, una sombra sin rostro.

—Llame al apartamento de la señorita Crowley, por favor.

Gage asiente en silencio antes de desaparecer.

Kane se recuesta en el asiento, extrae un largo habano de su chaqueta y se lo lleva a la boca con parsimonia. Parece buscar algo en sus bolsillos, sin éxito aparente.

—Bien, es tarde. Iremos al grano. Victoria, querida, quiero que vuelvas a contarme lo sucedido hará algo menos de una hora. Esta vez, para todos los presentes.

Kane vuelve a tocar el timbre.

Un toque.

—Señor Gage. Más habanos para los señores. Y fuego. ¿Alguna de ustedes fuma?—pregunta señalando a Farah y a Victoria.

Farah niega con la cabeza.

—Jovencita, ¿sabes cuál es mi secreto para alcanzar una avanzada edad?

Farah sonríe, busca un salvavidas entre los presentes. No lo encuentra. Vuelve a negar.

—El deporte.

Farah frunce ligeramente el ceño, no entendiendo.

—Una total y absoluta falta de él—concluye el profesor guiñándole el ojo.

Llega Gage con los habanos. Menudos filtros.

—Armín, Kyle. Por favor, servíos. Victoria, querida, quizás te ayuden a calmar los nervios. Pareces muy... sensible. Quiero saber por qué—no pregunta porque no es la curiosidad lo que le mueve. Exige porque hace demasiado tiempo que Charles Kane sabe que el conocimiento, en todos los órdenes de la vida, es poder absoluto.

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28/06/2021, 17:01
Director

Notas de juego

Nota del Guardián:

Asumimos que Vicky va a dar ahora su versión de lo acontecido en el prólogo. GO AHEAD, QUEENZITA.

Esta escena es relativamente rápida y tiene por objetivo ubicarnos en lo que ha pasado y lo que vais a hacer. Si veis que os doy coba no es por mí, sino por Cheichi que está viviendo la magia de Lovecraft y la estoy preparando para incorporarse con vosotros. Eso, y un par de detallitos que os iré dejando en su debido momento.

Podéis preguntar todo lo que queráis al profe.

Os lo advierto: Este finde estamos encauzando el Capítulo II como que me llamo Dewey.

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29/06/2021, 20:20
Mago

Reparas en que el individuo que se gira hacia ti viste un atuendo harto inusual, a la altura del paraje que admiras en el horizonte.

Está en pijama.

Un pijama de seda oscura recubierto por una bata de satén de un color rojo sangre, por cierto. El sueldo de varios meses se te iría en adquirir esa vestimenta para ti misma.

Y las pantuflas... ¡Qué pantuflas! Esponjosas y abrigadas. ¡Excelentes para llevar la guerra al corazón del invierno!

—A la primera pregunta, Fraülein, responderé con la palabra que, de ahora en adelante, debe emplear para dirigirse a mi persona, ¿ja?—dice muy sonriente, con una peculiar cadencia en su voz y un claro acento germánico.

—Llámeme Mago—afirma con calculado dramatismo, clavando su mirada implacable en ti. —¡Aunque bien pudiera ser Der Königsberg*! ¡JIJIJIJIJIJIIII!—estalla en una estridente carcajada que resuena por todo el valle que preside la cima de la montaña en la que asientas tus pies descalzos.

Su rostro está dominado por una sonrisa tan torcida como enfática, un mentón cuadrado y una nariz bulbosa en su punta. Los ojos del hombre son de un azul apagado, vulpinos y enigmáticos. Destilan una sutil combinación de inteligencia y resolución. No es demasiado alto, tampoco muy corpulento. Su cabello dorado atesora briznas plateadas en las sienes.

Con una graciosa floritura de su mano te invita a tomar asiento en la mesita de té que tiene dispuesta en la cima de la montaña.

—Por favor, no puede dejar de probar las galletas, ¿ja?—dice al tiempo que toma uno de los dulces y le propina una sonora dentellada. El crujir surca el éter que os separa, penetrando en tus oídos y despertando un raro apetito en ti. —Hummmm... Magnífica. Simplemente, magnífica—concluye al tiempo que su rostro se deja llevar por una expresión de extasiado deleite. —¿Podría mejorarse? Pues a decir verdad...—el hombre, todo un entusiasta de la cata de galletas, moja el último trozo superviviente de la galleta a medio devorar en leche antes de acabar con su silente sufrimiento. —Oooooooh, Mein Gott! Hum, hum... Estas galletitas... Siempre me dan sed, ¿sabe?

El Mago sirve leche en tu taza mientras se repone de la catarsis.

—Respecto a la segunda pregunta... Bien, es evidente que está soñando, Fraülein. Pero no es esa la pregunta que debería devanarle los sesos. Nein, nein... La pregunta, para ser precisos, es... ¿Ha alcanzado alguna vez este nivel de consciencia en un sueño, Fraüelin Crowley?

Sonríe, pues conoce la respuesta.

—Estas, Fraülein Crowley, son las Tierras del Sueño. He querido citarme aquí, con usted, por un motivo en particular—explica mientras toma otra galletita y la moja en leche. Parece ser un maestro de consumada técnica en el asunto.

—Usted va a conseguir algo para mí, ¿ja?

La galleta pierde la mitad de su esencia ante la voracidad del Mago.

—A cambio, yo voy a conseguir algo para usted.

Esta vez, cuando la galleta cruje en su boca, no hay éxtasis.

Esta vez, su sonrisa se congela en un gesto que siembra de hoyuelos su mejilla izquierda.

Esta vez, sus ojos advierten en silencio.

—Y por favor, no crea que soy un vulgar matón. No la he invitado a este idílico refugio con intención de causarle el menor daño. Peeeeero...—su sonrisa se afila, sus ojos refulgen con entusiasmo infantil. —Lo cierto es que este es un encuentro harto esperado para mí, Fraülein Crowley... Lo confieso, estoy emocionado. Verá, usted, mi joven y aún ignorante soñadora, está ante un punto de inflexión en su vida. Este, es el sueño que lo cambia todo. El sueño que confirma sus inquietudes.

Pausa dramática.

Inspira despacio.

—Dígame, Fraülein... ¿Qué sabe realmente de su pasado?

Notas de juego

*Chiste alemán: El Rey de la Montaña ;-)

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30/06/2021, 04:47
Miss Kukoo

Sin previo aviso el profesor aparece, impecable e impredecible como acostumbra. Mi ansiedad se calma como si su sola presencia fuera un bálsamo milagroso de algún tipo, me inquieta ese efecto que tiene en mí pero por esta vez cedo sin oponer resistencia; lo necesito.

Asiento a su pedido mirándome primero la punta de los zapatos, luego el techo. Suspiro. -Como dijo el profesor hace poco menos de una hora una amiga mía tuvo un… incidente -me apoyé contra un mueble sosteniendo el borde con mis manos -El nombre de mi amiga es Aileen, el de su hijo Alex. Recibí un llamado suyo pidiéndome ayuda, dijo que los estaban persiguiendo y que ellos -miré en redondo a los presentes -Los perseguidores estaban interesados en Alex porque “lo saben”-hice un gesto de comillas con los dedos -porque es valioso y estaba buscando algo que nos llevaría a una nueva frontera, a un nuevo lugar, me dijo que Alex debía completar su viaje -hice una mueca con los labios -Ven con los tuyos por nosotros me pidió, sé que los tuyos lo entenderán -parafraseé -Evidentemente se refería a nosotros, profesor -expuse finalmente mi teoría y lo miré directo a los ojos, esos ojos tan encendidos como fríos. Cómo Aileen sabía que yo estaba en el grupo de lectura o cuáles eran los fines de dicho grupo se escapaba de mi comprensión -¿Cómo lo sé? -sostuve con una sonrisa sardónica y llena de dolor -Porque no hay otros “míos” no tengo a nadie más, salvo mi hermana.

Me tomé el puente de la nariz, hice un esfuerzo supremo por no desarmarme delante de todos -Farah ha averiguado que pueden estar en el Hospital Mercy de Oklahoma, Aileen me dijo que los llevarían a un hospital de esa ciudad -callé de pronto, todos los sentimientos que me atravesaban tenían las letras de su nombre y se repetían inmisericordes en mi alma como el martillo que quiere domar el metal contra el yunque. No dije que el niño había sido catalogado como único sobreviviente, me negaba a hacerlo hasta que viera el cuerpo de Aileen. El cuerpo, de pronto me dieron náuseas.

-Aileen y yo investigamos juntas hace muchos años las rendijas por las que lo inimaginado se cuela a este mundo, sabíamos que había algo más... como todos los que estamos aquí y por eso no es casual que me haya llamado a mí -hago una pausa -Si me preguntan, deberíamos llegar y llevarnos a Alex antes que los perseguidores y averiguar qué es lo que estaba buscando y hacia dónde iba en su viaje. Cuando Aileen me llamó estaba presente la policía, estimo que por eso no pudieron arrebatarle al niño quienes quieran que fueran los que los perseguían.

Dios, cómo necesitaba el whisky en este momento y mi mano estaba vacía.

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30/06/2021, 17:23
Armín Bahramí

Justo cuando más interesante se estaba poniendo mi pequeña charla con Farah, el profesor Charles Kane hace su dramática presentación. La mayoría de nosotros ya estamos familiarizados con las excentricidades de Charles, pero la señora Amari se lleva una buena sorpresa cuando el profesor parece aparecer de la nada. Nadie lo ve llegar; es casi como si llevase todo este tiempo aquí, pero nosotros, por algún motivo, hubiésemos ignorado su presencia hasta el mismo momento en que él ha decidido anunciarla. Sobresaltada, Farah se sujeta a mi brazo, y yo contemplo con deleite su expresión estupefacta.

—Ya se acostumbrará —le susurro, inclinando ligeramente la cabeza hacia la joven en un gesto de confidencia—. Charles no puede soportar no ser el centro de atención, y me temo que usted le estaba robando demasiado protagonismo.

Tras la fórmula de bienvenida habitual (disculparse por hacernos esperar y aprovechar la coyuntura para presumir de mayordomo de un modo que, asumo, debe de parecerle sutil), el profesor nos invita a sentarnos. Ciertamente estoy bastante impaciente por saber a qué viene esta reunión sorpresa a estas horas, pero la impaciencia se convierte en incomodidad cuando Kane deja caer, también sutilmente, que está perfectamente enterado de lo que estaba haciendo antes de venir. Frunzo el ceño, más molesto que intranquilo. «¿Cómo lo sabe?», le habría preguntado cualquiera. Pero yo no soy cualquiera. No pienso darle el gusto.

—Charles —empiezo, con un tono pretendidamente cortés que se ve traicionado por mi bullente mirada—, ya sabemos que tienes a tu disposición mil y una formas diferentes de espiarnos, pero no es necesario que nos lo recuerdes constantemente. A algunos nos gusta mantener la ilusión de que tenemos una vida privada.

Sin más, tomo asiento en una de las cómodas butacas del profesor, cruzando una pierna sobre la otra en ademán indolente. Kane, a su vez, indica al señor Gage que haga una llamada a Jezebel Crowley, poniendo de relieve el hecho de que la joven debería estar aquí. Miro momentáneamente a Liebermann, intentando determinar su estado emocional; en este tiempo me he llevado la impresión de que ella y Crowley están muy unidas. Sin embargo, antes de que consiga llegar a una conclusión, Charles retoma la palabra, pidiéndole a Victoria que nos ponga al corriente de algo que, al parecer, ha ocurrido hace un rato. Rechazando amablemente el puro que nos ofrece nuestro anfitrión con un gesto de la mano y un «gracias», centro toda mi atención en la señora Liebermann, curioso ante lo que tenga que contarnos.

Aileen.

El nombre golpea mi cráneo como una bola de demolición. Mil recuerdos invaden mi mente en rápida sucesión, como si fuesen las instantáneas de una película de cine mudo, revolviéndose y luchando unos contra otros. Los recuerdos de mil vidas en un único instante, dejándome sin aliento durante un segundo. No puede ser una coincidencia, ¿verdad? Victoria tiene una amiga que se llama Aileen, a la que conoce desde hace muchos años y junto a la que estudió lo maravilloso y lo terrible de la existencia. Una amiga que estaba siendo perseguida, que ha sufrido un accidente de alguna clase y que posiblemente esté muerta, su cadáver encerrado en la oscuridad de la cámara frigorífica de algún hospital del estado de Oklahoma. Aileen. Muerta. ¿Es posible? Me cubro la boca con la mano, procurando esconder el fuerte impacto que me ha provocado la noticia, y profundamente sorprendido y perturbado por la fuerza con la que todavía me afecta el recuerdo de la que una vez, hace mucho tiempo, fue la inspiración de mi vida.

Y tiene un hijo. Alex.

Pero, ¿de verdad es esa Aileen? ¿Mi Aileen? Si es que puedo llamar «mío» algo que se apagó, murió y desapareció hace… ¿Hace cuánto? ¿Diez, doce años? ¿Y resulta que conocía a Victoria, desde antes que yo? Vaya, al final va a resultar que el mundo sí es un pañuelo. Una parte de mí se niega a creer lo que estoy oyendo. Mis ojos saltan rápidamente hacia Charles y de nuevo a Victoria, buscando una confirmación que sé que no va a llegar. Necesito saber si realmente es ella.

—Lo siento mucho, Vicky. —Mi voz suena sorprendentemente ronca. Carraspeo—. Parece un asunto muy serio, sin duda. Y peligroso. Quienquiera que estuviese persiguiendo al hijo de tu amiga estará detrás del «accidente» que sufrió. Si nos llevamos a Alex, irán a por nosotros. —De lo poco que he escuchado de esta historia, me ha quedado claro que se trata de un embrollo sumamente turbio. Si esas personas están relacionadas de alguna manera, aunque sea remota, con las cosas que nosotros investigamos, que Vicky y Aileen ya investigaban hace tanto tiempo, nos convendría andarnos con cuidado—. No estoy diciendo que no lo hagamos. Quiero decir que tendremos que ser muy discretos y tener mucho cuidado.

Me quedo en silencio unos segundos, frotándome el mentón en un gesto que parece pensativo pero que, en realidad, oculta ansiedad. Una idea absurda tras otra se suceden en mi mente, la última reemplazando a la anterior antes de que esta acabe de formarse. Entre todas ellas, una pregunta vertiginosa termina acaparando mi atención, una cuya respuesta no sé si deseo conocer:

¿Quién es el padre de Alex?

—Vicky, la acompañaré a Oklahoma —anuncio al final—. ¿Tiene alguna idea de a qué podía referirse su amiga con lo de que «ellos lo saben»?

Es una extraña elección de palabras, desde luego. Yo no le diría a un amigo mío «ellos lo saben» si mi amigo no lo supiese también. En cualquier caso, sospecho que no tardaremos demasiado en averiguarlo.

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30/06/2021, 23:25
Kyle Angel

En el mismo momento en que pido un Tab para Vicky, la delgada línea en la que se convierten sus labios me hace reparar en mi error, aunque ella tenga la decencia de no protestar. Tampoco es que le haga falta, a juzgar por cómo reacciona al sabor de la bebida. Vaya, otro intento de congraciarte con alguien que termina en fracaso, Kyle. Enhorabuena, campeón. ¿Cuántos van ya?

En consideración a la joven, adopto la expresión de desencanto más auténtica de la que soy capaz, pero, con la curiosa dinámica que se traen Armín y Farah compitiendo por mi atención, acabo pareciendo distraído. Aun así, logro reunir el suficiente sentido común como para darme cuenta de que quizá debería disculparme o arreglar el desliz de alguna manera.

—Sí, a mí tampoco me gusta —digo llanamente. Ni es verdad, ni pretendo que Vicky me crea—. Pero la alternativa sería montar una fiesta de champán y Largactil, y aunque me atrae la idea, no me parece lo más… prudente—. Solo cuando he acabado de hablar, comprendo que tal vez haya revelado demasiado de mí mismo con mi última frase. Pero bueno, el contexto y mi forma de decirlo podrían dar a entender que era una broma. Que lo era, aunque también fuese verdad. Bah, a lo mejor Vicky ni siquiera sabe lo que es el Largactil y estoy aquí preocupándome por nada. Y aun así, ¿desde cuándo me importa que la gente sepa que tomo fármacos antipsicóticos? Está claro que en mi tarjeta profesional no pone: «Kyle Angel, detective privado con esquizofrenia», pero tampoco es que vaya escondiéndolo. Como si fuese algo que se vea a simple vista, de todos modos. Levanto la lata de Tab con una sonrisa y bebo un triunfante sorbo. Entre nosotros no debe haber secretos, ¿no? Pues que le den a todo el mundo.

Justo en ese instante, la voz del profesor Kane suena a mi espalda. Hago lo posible por contener un respingo, lo que en mi caso se traduce por una fuerte inspiración por la nariz, y me giro lentamente hacia el lugar desde el que nos ha saludado. Con una sonrisa contenida y una leve inclinación de cabeza, devuelvo el saludo y observo a los demás para tratar de discernir si la aparición del profesor los ha pillado tan desprevenidos como a mí. Mierda, tengo que estar más alerta.

Imitando a Armín, me siento en una de las butacas más próximas al recién llegado, aunque yo sí acepto el puro que me ofrece. Sin embargo, cuando Gage se dispone a encendérmelo, levanto una mano y niego con la cabeza.

—Oh, no, no fumo, muchas gracias —replico con cortesía antes de meterme el habano en el bolsillo del pecho de mi camisa. Algún provecho le sacaré. Satisfecho, me acomodo en mi asiento, aunque no hasta el punto de parecer desaliñado o irrespetuoso, y permanezco atento a las explicaciones de Vicky.

De modo que una tal Aileen, a quien no conozco de nada, ha sido asesinada por «ellos», sean quienes sean, y debemos encontrar a su hijo, o hija, de nombre Alex, para que cumpla con no sé qué designio. Vale. No parece nada demasiado trascendental o complicado, así a simple vista, aunque harán falta más detalles. Lo que está claro es que, teniendo en cuenta sus reacciones afectadas, tanto Armín como Vicky tuvieron una relación bastante estrecha con ella en algún momento, emocionalmente hablando. Tuerzo la boca con la mirada perdida, pensativo, mientras acaricio los reposabrazos de cuero de la butaca con las yemas de los dedos.

—Bueno, si Eileen ha fallecido en un conflicto violento, lo más probable es que este tuviera lugar en la misma Oklahoma —razono, incapaz de reprimirme—. Transportar a una persona herida, o un cadáver, de un estado a otro sin levantar sospechas es bastante difícil, a pesar de lo que se ve en las películas. Y si hubo personas implicadas, es fácil que haya un rastro de heridos o muertos que podamos seguir. —Miro a los demás para ver si entienden mi razonamiento. ¿No? Ya—. Los asesinos de Aileen —explico, de un modo quizá algo condescendiente—. Si investigamos los ingresos producidos en las últimas horas en todos los hospitales de Oklahoma y los filtramos por la tipología de las lesiones, para después buscar relaciones entre ellos y descartar a los que no estén relacionados, podemos dar en poco tiempo con la identidad de «ellos» y del grupo al que pertenecen. Farah, tú eres periodista —digo, volviéndome para mirar a la joven en gesto de reconocimiento—. Y yo… yo tengo mis recursos. Podemos hacerlo. —Entonces, miro a Armín y a Vicky por turnos. Me he dejado llevar por la emoción del momento y he olvidado lo más esencial—. Oh, y siento lo que le ha pasado a Aileen. Para que conste, no la conocía, pero vosotros sí, y… bueno, lo siento.

Mejor cállate, Kyle.

Notas de juego

Edit: Oklahoma es un estado, no una ciudad. Sorry...

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02/07/2021, 08:45
Farah

A Farah, a diferencia de Armín, Kyle o el mismo profesor Kane, las noticias vertidas por Victoria no la pillan con la guardia baja, no así el sobresalto de ver aparecer al académico de la nada.

La joven guarda el cauteloso silencio que todo becario respetaría en la reunión de la Junta de Accionistas, pero atiende con interés la reacción del artista, primero, y del detective, después.

—He comprobado los principales diarios en Oklahoma y se hacen eco de un brutal tiroteo en un solitario tramo de carretera que conecta Oklahoma City con Dale. Creo que puede ser el nuestro. Sea como sea, hay varios muertos. No aclaran el paradero del niño. Tampoco la identidad de los atacantes.

Sus ojos aguileños, teñidos de un sombrío halo de pesar, se vuelcan en Victoria.

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02/07/2021, 08:53
Profesor Kane

Charles exhala una vaharada de agrio humo por sus fosas nasales.

Durante toda la narración, durante toda la conversación hasta ahora, permanece en un silencio meditabundo, su mirada glauca perdida en intrigas, conjeturas y movimientos de apertura. Como maestro del ajedrez, el profesor presta cuidadosa atención al detalle. Trama a largo plazo, aventura los movimientos más lógicos de su rival y se anticipa. En esta ocasión, ignora no pocas cosas del asunto, algo que le provoca una singular turbación. Toda su vida, tanto en su faceta profesional como personal, se centra en una continua lucha contra un enemigo que, lejos de mermar, no hace más que aumentar su tamaño, ya de por sí gargantuesco. Este adversario, esta némesis, no es otra que la ignorancia.

Y Charles aborrece ignorar.

No tercia palabra alguna. No inmediatamente, al menos. Pulsa el timbre. Dos toques.

Pocos segundos después, el señor Gage hace su aparición en escena.

—Gage, cuatro billetes para Oklahoma.

El señor Gage, imperturbable, asiente despacio.

—¿Vuelo nocturno, señor?

Charles asiente, abstraído.

The upper hand, Gage. The upper hand.

El chambelán suelta una risilla gutural. Mira brevemente a Farah, le guiña un ojo y desaparece como ha entrado en la habitación. En completo silencio.

Charles toma a continuación su agenda y rebusca entre sus hojas. Un tipo clásico. Algunos dirían vintage.

—Victoria, querida, tienes mi apoyo incondicional. Lo sabes—detiene su búsqueda para clavar su mirada marina en su pupila y enfatizar así una especial vehemencia en esas últimas dos palabras. —De tu narración se deduce que ese infante, Alex, tiene alguna suerte de potencial.

En boca de Charles, "potencial" tiene múltiples, insondables significados.

—Tampoco es descartable que Aileen formase parte de un selecto club, como nosotros mismos. Albergo dudas de cómo tiene conocimiento de tus conocidos, querida. Fascinantes y opresivas dudas, debo añadir. Pero no hay tiempo que perder. ¿Sabes si tu amiga, Aileen, tiene algún pariente?

Charles parece encontrar lo que deseaba en su agenda.

Una tarjeta profesional con un número de teléfono.

Kyle lee de refilón el nombre manuscrito con una excelsa caligrafía en letra de un resplandeciente dorado como el pecado:

Clarence Leonard Strickland.

Tiburón

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02/07/2021, 09:39
Director

Notas de juego

Nota del Guardián:

Jerga Policial te permite saber que Strickland es un temible abogado afroamericano con reputación en todo el estado de Massachussets, aunque ejerce en varios Estados. 

Tu memoria evoca el titular por el que se hizo un icono entre la comunidad negra de Arkham, entre otras ciudades.

"BOSTON ES RACISTA."

Que tú sepas, Harry se las ha visto tiesas con él en más de una ocasión. Un abogado mediático, muy polémico en sus declaraciones, carismático y manipulador que disfruta como nadie en los momentos de máxima tensión. Muy hábil en los interrogatorios hasta el punto de desquiciar al contrario.

¿De qué le conoce Charles...?

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02/07/2021, 09:47
Director

Notas de juego

Nota del Guardián:

Hace más de 12 años que no ves a Aileen, por lo que no tienes idea de cómo habrá ido su vida hasta ahora.

Cuando la conociste sabías que tenía una pésima relación con sus padres. De hecho, recuerdas que su padre murió en un accidente de tráfico en tus años de universidad. Te impactó su frialdad sobre el asunto. No derramó ni una sola lágrima.

Ignoras si tiene parientes vivos.

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02/07/2021, 09:49
Director

Notas de juego

Nota del Guardián:

Cuando mantuviste tu tortuosa, turbulenta e inclasificable relación con Aileen, hará unos diez años ahora, recuerdas una noche en la que se presentó ante ti calada hasta los huesos por efecto de una furibunda tormenta y te confesó, sin anestesia y con un hilo de voz, que su madre se había suicidado.

Lo cierto es que nunca habló de sus padres delante de ti.

Fue una de las dos veces que viste llorar a Aileen.

Nadie ha dicho qué edad tiene Alex. Y eso empieza a ponerte nervioso.

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02/07/2021, 11:05
Jezebel Crowley
Sólo para el director

La risita estridente con la que se presentaba el hombre le chirriaba en lo profundo. Tomaba asiento, despacio. Observaba su atuendo. ¿Dormía él en su guarida? Llevaba ropa de cama clásica, cara y de buena calidad, pensó. Bien podía ser aquello una proyección de la propia ambición. Pero si esa ropa era de verdad la de ese Mago, no era ropa de cualquiera. 

Entraba en un paroxismo tan orgásmico, como extraño y repentino, al probar las galletas- No comas nada de lo que te ofrezcan los extraños -escuchó, sin saber muy bien si era un recuerdo de su profesora de preescolar, si era su propio yo interior dedicándole una advertencia, o si el buen Aiwass había decidido susurrar, en medio de aquel sueño. En cualquier caso, tenía razón, se dijo, mientras le servían leche- No bebas nada de lo que te ofrezcan los extraños- volvió a escuchar, y suspiró, frunciendo el ceño, mientras tomaba una cucharilla y la sumergía en su taza, para darle vueltas. 

Jezebel observaba al hombre, a medio camino entre el miedo, la extrañeza y la curiosidad malsana. Las preguntas retóricas se le escapaban por la boca. Era obvio, por su impresión, que nunca había soñado así. Que nunca había soñado ahí. 

La sugerencia de una oferta recíproca que estaba segura, no podría rechazar sin sentirse perseguida e insegura durante el resto de los eones, emergía al fin de su boca. Y aquellas palabras le supieron a intención verdadera mientras contemplaba, de soslayo, el imponente horizonte. 

Sus pupilas contraídas estudiaban su rostro con detenimiento, mientras añadía la característica de punto de inflexión a aquel evento onírico. Mientras advertía de la posibilidad de confirmar sus inquietudes y preguntada sobre lo que sabía de su pasado. 

- Creo que no tenemos que andarnos con rodeos, Mago. ¿Qué sabe usted de mi pasado? Es evidente que sabe más que yo, que sólo porto un apellido y una creencia no comprobada. También lo es que desea paladear cada una de mis reacciones... Y vaya si lo está consiguiendo. -dijo, atreviéndose a mirarlo fijamente.

- ¿Qué conseguiré yo para usted? ¿Qué conseguirá usted para mí? ¿Qué clase de ánimo fanático le llevaba a esperar este encuentro con tantas ganas? -añadió, aún dándole vueltas a la taza, con su cucharilla, despacio. 

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02/07/2021, 12:38
Armín Bahramí

Inmediatamente después de que Victoria exponga la situación y de que yo le comunique mi intención de acompañarla al Hospital Mercy de Oklahoma, el detective Kyle Angel toma la palabra, haciendo que mi atención caiga sobre él. Como una máquina desbrozadora, el joven empieza a desmenuzar sistemáticamente la aún escasa información recibida de Liebermann, dando por hecha la muerte de Aileen y sugiriendo posibles estrategias y cursos de acción en un momento en el que la mayoría de seres humanos todavía estaríamos empezando a asimilar la noticia. O a lo mejor esta es su forma de digerir las cosas, afrontándolo todo como si fuese un rompecabezas y analizándolo en voz alta a fin de comenzar a hallar posibles pistas, o incluso los atisbos de las primeras soluciones. Fascinante. Al final, casi como una idea de última hora, nos ofrece sus condolencias tanto a Vicky como a mí. Joder. ¿Tanto se me ha notado que la conocía? Mis ojos buscan los de Victoria, tratando de comprobar si ella también se ha dado cuenta.

La voz de la señora Amari me saca de mis pensamientos, demostrando que ya ha hecho sus deberes y que, de hecho, el famoso incidente al que su amiga ha hecho referencia hace un momento era un tiroteo. Un puto tiroteo. Dios misericordioso. Aileen, ¿en qué coño te habías metido? Ni corto ni perezoso, antes de que nadie pueda decir o preguntar nada, Charles llama una vez más a su mayordomo, pidiéndole que adquiera cuatro billetes a Oklahoma, para esta misma noche. No es fácil conseguir un vuelo con tan poca antelación, pero estoy seguro de que el profesor Kane y su adlátere Joey tienen recursos de sobra para ello. Una vez volvemos a estar solos, Kane da el pésame a Liebermann antes de sugerir que podría haber algo especial en el hijo de Aileen, y que ella misma podría estar asociada con alguna organización oculta. Cuando el profesor pregunta a Vicky por los familiares conocidos de Aileen, me siento incómodo. No deseaba empezar a desvelar aspectos privados de mi vida tan pronto, pero en honor a la verdad, Vicky ha sido franca con nosotros. Sería bueno pagar con la misma moneda.

—Yo también conocí a una Aileen hace muchos años. Por eso la noticia me ha impresionado en un primer momento. Pero es imposible que sea ella. Se evaporó hace una década, puede que más, y desde entonces no he vuelto a saber nada de ella. Sería demasiada casualidad. —¿Dos de los aquí presentes conocimos a la misma Aileen hace más de diez años, y después de todo este tiempo acabamos los dos en el mismo «club de lectura»? Imposible. Cambio de posición en mi asiento, tratando de vencer mi ansiedad, y clavo una mirada intensa en Victoria, traspasándola—. Vicky, su Aileen… ¿Qué más puede decirme de ella? ¿Cuál es su nombre completo? ¿Estaba en contacto con usted estos últimos años?

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02/07/2021, 14:24
Director

Notas de juego

Nota del Guardián:

Creo que lo puse, pero por si.

El nombre completo es Aileen Collins. La descripción puede deducirse de su foto ;-)

Gran giro al final para involucrar aún más al bueno de Armín y todo un pase al hueco a Queenzita ^^

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02/07/2021, 14:27
Director

Notas de juego

Nota del Guardián:

Creo que lo puse, pero por si.

El nombre completo es Aileen Collins. Su descripción básica: caucásica, castaña rojiza, ojos claros y tez pálida. Tú sabes que tiene un tatuaje particular en el omoplato derecho con forma de hada. Este último detalle tú decides si incorporarlo a la narración ;-)

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02/07/2021, 15:14
Armín Bahramí

Notas de juego

Por eso se lo he preguntado a Vicky. Si me dice que es Aileen Collins, entro en parada XD.

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02/07/2021, 16:41
Director

Notas de juego

¡JAJAAJJAAJAAJJAAJAJAJAAJAJAAJJAAJA!

A ver qué nos cuenta Miss Liebermann ;-)

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03/07/2021, 09:44
Mago

El Mago esboza una sonrisa vulpina al tiempo que alza sus cejas y su frente queda poblada de arrugas de expresión. Aunque parece rebasar los cincuenta años de edad, sus vivaces ojos y su sentido del humor le otorgan una jovialidad más propia de un adolescente muy entusiasta.

—Antes de explicarle qué va a hacer por mí, déjeme contarle una historia, ¿ja?—comienza mientras se recuesta y sus dedos tamborilean con suavidad en el reposabrazos del sillón orejero.

—En el año 1875, Emily Bertha Bishop dio a luz en la pérfida isla de Albión a la criatura que ella convendría en llamar La Bestia, un singular hombrecillo, algo excéntrico y sin duda marcado por el Destino para dejar su impronta en el mundo. Su madre le llamó Edward Alexander, aunque se le conocería más tarde como Aleister... Aleister Crowley.

>> La personalidad de Crowley atrajo un ingente cantidad de rumorología a su alrededor durante toda su vida, hasta el punto de que se le han atribuido extravagancias variadas como ser el gurú de The Beatles -vea si no la portada del Sgt. Pepper's-, la maldición que recayó sobre Led Zeppelin, que sacrificaba 150 bebés al año o que Barbara Rush fue su hija ilegítima. Todo ello viles mentiras, a salvo de lo de los bebés—el Mago sonríe exageradamente, mostrando una dentadura asimétrica. —Era un sutil chiste a mayor gloria del onanismo, demasiado avanzado para su época, me temo. ¡Jiiiiiiiiiiiijijijijijijiiiiiiiiiiiiiiiii!

El Mago estalla en una histriónica carcajada que le arranca hasta lágrimas antes de recobrar la compostura con varios resoplidos y dar un sorbito a su taza de leche para serenarse.

—Más allá de una densa bruma de mentiras e invenciones, la figura de Crowley ocultaba algunos secretos de lo más interesantes. Fundó, que se sepa, dos órdenes esotéricas, y fue un autor prolífico durante toda su vida, escribiendo innumerables libros de ocultismo, tratados de magia y, por qué no decirlo, todo un manual que sería preludio de lo que hoy se ha convenido en llamar "chemsex".

>> No obstante, esto no es lo más interesante de la historia—afirma el hombrecillo mientras adopta un tono más comedido, más grave, más solemne.

—Conocí a Aleister Crowley a primeros de siglo XX—dispara sin previo aviso, su sonrisa permanece estática, satisfecha, pagada de sí misma. —Al igual que él, yo compartía por aquel entonces una singular inquietud -incluso, obsesión- por la trascendencia y las ciencias esotéricas. Pronto entablamos una gran amistad y decidí buscar su colaboración para una empresa personal: hallar la Llave de Plata, la Entrada a las Tierras del Sueño.

Conforme pronuncia estas palabras, un suave tintineo te hace reparar en la presencia de un extraño colgante en su cuello, antes disimulado por las amplias solapas de su bata de noche. Un brillo metálico, azulado y lunar.

—Fui yo quien le convenció para organizar la expedición al Kachenjunga. Fui yo quien le salvó la vida en la Quinta Cima, cuando los habitantes de K'an L'an defendieron lo que habían jurado custodiar con la vida. Y fui yo el primero de los dos en dominar el descenso a las arenas de Hypnos.

El Mago te señala. Tu corazón late más deprisa.

—No es usted la soñadora aquí, Fraülein. No aún. Soy yo el que sueña con usted—advierte, enigmático y inaccesible.

—Aleister sintió profundos celos de mi éxito y decidido a no compartir las mieles del triunfo, escapó con la Llave y me abandonó a mi suerte en el Kachenjunga en mitad de una terrible tormenta desatada por los chamanes de los K'an L'an—el Mago alza la mirada al cielo entrecruzando sus dedos enguantados, rememorando los buenos tiempos, los tiempos de aventura. No parece guardar rencor. Antes al contrario. Su voz está presidida por una alegre añoranza. —No le culpo. Yo iba a hacer lo mismo, francamente. ¡Jijijijijiji! Era astuto, el bueno de Aleister... Siempre creyó que podía superarme en un duelo intelectual. Craso error, por cierto.

El Mago vuelca su mirada glauca en ti y su sonrisa se torna condescendiente.

Sobreviví al Kachenjunga. Un inconveniente para sus planes, claro está. Ya le conocía bien y sabía de su debilidad manifiesta: tenía una pasión desenfrenada por las bacanales en un tiempo en el que el puritanismo de la sociedad no estaba preparado para asimilar la entrega salvaje a la pornografía. ¿Sabías que escribía literatura erótica homosexual? ¡Jijijijijijijiji! Así que me hice con algunos de sus ejemplares más escandalosos -tenía auténticos tratados sobre el tema- y descolgué el teléfono.

>> Pobrecillo. Me entregó la Llave a cambio de mantener en secreto sus miserias personales. Por supuesto, soy un caballero y jamás revelé sus sucios secretitos, pero consideré que ser abandonado a mi suerte en Kachenjunga exigía una reparación...

El Mago se quedó en silencio. Solo se escuchaba el tamborileo de sus dedos en el reposabrazos del sillón.

—Consideré que una hija era apropiado.

Notas de juego

Tirada de Estabilidad en Oculto, Sei ;-)

Te dejo en vilo con esta carga de profundidad xDDD

El Kachenjunga es la tercera montaña más alta del mundo, siguiendo al Everest y al K2. Su nombre significa "Los cinco tesoros de las nieves" en honor a los cinco picos que lo conforman. 

Tu puntuación en Ocultismo te da una pequeña pista: Hypnos está considerado el heraldo de Oneiros, el Soberano del plano onírico.

Los libros de ciencias esotéricas afirman que es posible entrenar la mente para descender en una especie de sueño consciente hacia las profundidades de las Tierras del Sueño. No obstante, conforme se avanza más en este extraño paraje, el nivel de consciencia se va perdiendo progresivamente a menos que se posea una fuerza de voluntad extraordinaria.

Hay narraciones que afirman que todo comienza con el soñador descendiendo una escalera de más de cincuenta peldaños que acaba en una sala con dos sacerdotes encapuchados y una puerta de plata repleta de grabados.

También se dice que las Tierras del Sueño tienen su propia flora y fauna, y es posible sufrir una muerte onírica, que acaba con el cuerpo del soñador en coma profundo.