Partida Rol por web

¡Hay un primigenio en mi sopa!

II. Fundido en blanco

Cargando editor
29/10/2021, 19:16
Kyle Angel

Giro la cabeza hacia Vicky con una ceja enarcada cuando dice que ella y Sadie son quienes la tienen más larga.

—De eso, señorita Liebermann, no albergábamos ninguna duda —le respondo con una sonrisa cómplice, que logro mantener a pesar de las objeciones de Hershko a mi propuesta. Niego lentamente con la cabeza, y mis ojos parecen más verdes de lo que son cuando miro las diapositivas con renovado interés.

—¿Tan seguros estamos de que ese rancho es de la Estirpe del León? —digo, hablando despacio, adoptando un tono especulativo—. Es fácil investigarlo; podemos hacer una consulta en el Registro de la Propiedad para averiguar a quién pertenece el título de esa finca, pero me siento inclinado a pensar que no será de ningún miembro de la Estirpe, ni de ninguna sociedad relacionada con ellos. De hecho, estoy seguro de que ese es el lugar al que Aileen Collins quería llevar a su hija. Por eso la mataron. Por eso aparece de manera recurrente en los dibujos de Alex. La niña conoce su destino, de un modo inconsciente. Sabe a dónde la lleva su... «viaje». —De repente, mis ojos se centran en Abel, mirándolo con determinación—. Por supuesto, no tengo pruebas. Ni tampoco dudas.

Mi móvil vibra con un mensaje.

Saco el teléfono de mi bolsillo, y no puedo evitar lanzar un resoplido cuando abro el WhatsApp y leo los mensajes de Harry. No veas cómo odio a esa gente que le da a enviar después de cada frase. Al menos no escribe con faltas de ortografía.

«Vaya, hola a ti también. Después de una semana sin escribirme, empezaba a pensar que te habías muerto, pero veo que no es así. Esperaba que tu primer mensaje tuviese un tono más conciliador. ¿Me recuerdas por qué nos peleamos? Ah, sí: fue porque no te fiabas de mí, y según parece, sigues igual. ¿Ahora rastreas mi móvil, Harry? ¿En serio? Veo que estamos avanzando. En fin, me pillas en medio de algo y no puedo hablar, lo siento. Ya si eso, luego te llamo».

Enviar.

Guardo el móvil con obstinación sin mirarlo dos veces. Joooder... Tengo que arreglar esto cuanto antes, pero estos tíos no pueden saberlo, o me mantendrán al margen de todo. Esperaré a que termine la reunión y llamaré. Sí, eso haré. Se me ocurrirá algo, seguro. Siempre se me ocurre algo.

Entonces, como si no tuviera suficiente con lo mío, Armín nos suelta una bomba. Están siguiendo a su hija. Y es una putada, pero ahora mismo, el cabreo que tengo es más fuerte que la preocupación que pueda sentir hacia mi compañero. Además, si ha decidido contratar a otro detective, debe de ser porque no me ha considerado «apto» para ayudarlo, así que le pueden ir dando.

—Oh —es todo lo que digo.

Notas de juego

¡ME ENCANTA EL DRAMA INTERPERSONAAAL!

Cargando editor
31/10/2021, 08:55
El Cazador

Aprovechaba que hablaban los demás para disfrutar del cigarro. De vez en cuando miraba el humo. Luego, cuando habló su socio por teléfono, se quedó mirándolo, con el cuerpo relajado y los ojos vidriosos.

Se giró para contestar a sus interlocutores. Afirmó a la petición de Armín, contándoles que Taker también había amenazado la vida de su hija y que contratarían a otra empresa de seguridad para que les echaran un cable con eso. Luego cambió el tono apacible con el que había tratado de tranquilizar al artista por otro incisivo, duro, incluso amenazante.

—¿Adultocéntrico? ¿En serio? ¿Estamos hablando de apuntarla a dibujo o a judo? ¿De verdad piensas que es mejor ir con Alex porque va a hacer algún tipo de contramagia protectora? ¿No preferirá bañarse en sangre? ¿Y tú, Armín? ¿Sabes cuál es el destino de la niña? ¿De verdad te crees con ese conocimiento? ¿Y es un destino bueno para nosotros, o para el mundo? Esa parte de la paternidad también es importante, no creéis. Aunque, claro, ninguno aquí es su padre, y ninguno aquí tiene ningún puto vínculo con ella. Alex es una fantasía que realizáis en vuestras mentes, pero os importa una mierda. ¿Qué padre haría pasar a su hija por un calvario como este? ¿Verdad? La niña conoce su destino de un modo inconsciente… Y nosotros solo tenemos que llevarla allí, para que se realice como… ¿Madre de Monstruos? ¿Anticristo? ¿Selladora de Portales al Averno? Veámoslo ¿Eso me decís? Bueno, creo que para esto tendría que tener una formación humana, una integridad y una entereza moral que suele ser una tarea de años que no le hemos dado. No tienes pruebas, pero tampoco dudas. Vaya, Angel. No eres un loco. Eres un puto fanático.

Apagó el cigarro aplastándolo contra el cenicero de diseño.

—Me heláis la sangre. Mi instinto me dice que estáis a un paso de convertiros en uno de ellos, en unos sectarios de mierda. Si estáis a este lado es solo porque queréis saber más y llegar más lejos en esto. La niña os importa menos que nada, si os importara os lo pensaríais dos veces antes de jugárosla con ella. Y si me conocierais a mí, también.

»Tengo una charla pendiente con el líder de la Estirpe. Me quiere proponer una tregua y aprovecharé para sonsacarle sobre Alex.

Sonrió.

—Luego me lo cargaré. Polonio o algo así. Ya estoy harto de ese mamón.

Cargando editor
31/10/2021, 11:00
Dr. Kristian Korsgaard

Korsgaard sonrió con un deje de satisfacción, pero también de hastío al escuchar la elaborada respuesta de Angel sobre su esquizofrenia. Volvió a mirar a Rutherford y le dijo con cierta displicencia:

—No me dijiste que conocía la Wikipedia. Toda una eminencia...

Después de eso, volvió a su mutismo, aunque la reacción de Bahramí a Corcoran le provocó otra nueva satisfacción que sólo manifestó exteriormente con una ligera y misteriosa sonrisa que le dedicó al indio cuando este se mostró ofendido.

El descubrimiento acerca de la joven Collins no hizo sino acrecentar el interés del doctor en la muchacha, pero no volvió a manifestar este interés. No por no ofender, algo que le traía sin cuidado, sino porque no consideró que en este momento le beneficiara.

Korsgaard no dejaba de pensar en lo frágil que era la idea de Hershko de sumar a aquellos personajes a Return. Un detective esquizofrénico con personalidad visiblemente suicida que hablaba del destino, un artista de una palpable debilidad mental que hablaba de dioses y una tullida que hablaba de hechizos (no, perdón, «contrahechizos») y «adultocentrismo».

Pero los desconfiados pensamientos del doctor acerca de estos personajes se vieron interrumpidos por sendas llamadas o mensajes telefónicos para casi todos los presentes.

Por fortuna para Korsgaard, finalmente el señor Hershko verbalizó desconfianza hacia aquellos tres chiflados. Vio entonces la oportunidad de señalar algo:

—¿A nadie se le pasa por la cabeza la hipótesis de que Taker y sus lacayos no son más que tarados mentales que creen en delirios absolutamente esperpénticos acerca de la joven Collins y que ella es solamente una muchacha tratando de lidiar con la estupidez y la mediocridad que le rodea? Oigo hablar aquí de dioses, de hechizos, de visiones sobre el propio destino, de telepatía, pero nadie parece considerar la simple y más razonable posibilidad de que esa Estirpe es sencillamente un grupo de chalados presa de una locura colectiva, a los que sólo les faltan los sombreritos de papel de aluminio. Sí, había un animal parecido a lo que podríamos llamar un dragón hace tres semanas en Oklahoma. Muy bien. Trabajo para un biólogo, no para un exorcista. Me parece interesante que traten de reconstruir el delirante pensamiento de esos sectarios para tratar de seguirles la pista, pero el que se crea sus patrañas circenses supone un potencial peligro para el resto.

Miró a Hershko un momento con seriedad:

—Francamente, señor Hershko, creo que los nuevos integrantes carecen de la entereza mental necesaria para trabajar con nosotros. Y no hace falta un psicólogo para darse cuenta de ello; disculpe, señor Corcoran, sin ofender —dijo esta última frase mirando con seriedad al psicoanalista, aunque ignorando completamente la presencia de los candidatos a nuevos integrantes de Return.

Cargando editor
31/10/2021, 13:16
Miss Kukoo

Rolo lo ojos al escuchar a Hershko y no puedo evitar soltar una carcajada cuando me pregunta si Alex no preferirá bañarse en sangre -Creo que ya conoce la respuesta -deslizo. Quisiera decirle que los padres suelen tener la petulancia de creer saber qué es lo mejor para sus hijos pero que eso debe cambiar a medida que crecen y que se complejizan, pero en su lugar le digo -Yo sé que empatizar es más fácil para usted pero Alex no es su hija y le recuerdo que soy su tutora legal -me envaro en el asiento -Lo único que estoy diciendo es que al menos deberíamos preguntarle antes de hacer nada, Alex creo que está en esa delgada línea entre comenzar a tomar sus propias decisiones y boyar hacia actitudes infantiles, solo digo que deberíamos tomar su opinión en cuenta, no que debamos obedecerla ciegamente aunque nos parezca descabellada -aclaro mejor mi punto.

Mientras escucho lo que me ha dicho Farah el comentario de Korsgaard me llega por el otro oído. -Bueno, le alegrará saber doctor que yo tampoco quiero trabajar con usted -me levanto para irme -Porque a pesar de usar trajes caros, vestir pulcramente y esgrimir frases grandilocuentes es usted un patán y un maleducado -ladeo la cabeza y chasqueo la lengua -Ya conoce el refrán: por más que la mona se vista de seda... -lo miro con una nota de desdén.

Luego dejo de darle importancia y le hablo a Abel -Soy la tutora legal de la niña y quiero lo mejor para ella, claro está. No la conozco pero todos ustedes tampoco, así que voy a hacer lo siguiente: hablaré con Alex sobre todo esto para ver cuál es su opinión, qué tanto está consciente de todo lo que le ha pasado y si tiene opinión sobre todo esto. Sadie -la miro -Quiero que estés conmigo y me ayudes, señor Hersko, doctor Corcoran pueden estar presentes si lo desean -tomo mi cartera y la mano de Farah -Hay algo en lo que el señor Korsgaard tiene razón: no tengo la estabilidad mental para esto y todavía no sé por qué me quieren aquí -me muerdo el labio mientras siento que la angustia me sube por la garganta -Y no estoy con la entereza suficiente como para aguantar mierda de un extraño por que tiene complejo de superioridad, así que me voy a retirar.

-Vamos -le digo a mi amiga.

Notas de juego

Hice unas ediciones.

Cargando editor
31/10/2021, 17:52
Armín Bahramí

Me complace saber que Hershko, y por extensión Return, están dispuestos a poner de su parte para proteger a Azadé. Lo que no me hace ni la más remota gracia es el rollazo que se pega luego, llegando a conclusiones precipitadas y juzgándonos de un modo que me ofende. Me ofende sobremanera. Sin embargo, me doy cuenta de que no es tanto que me enfurezca a mí personalmente (no podría importarme menos lo que ese tipo opine de mí, sinceramente), sino el hecho de que encuentro sus acusaciones profundamente erradas y ofensivas en un sentido, digamos, objetivo. Por ese motivo, podría aguantar. Podría limitarme a agachar la cabeza y no decir nada. Oh, sí, podría, perfectamente.

Pero no me da la puta gana.

Justo cuando estaba a punto de abrir la boca, Liebermann da voz a su opinión. Aunque al principio lo inoportuno de su interrupción me resulta frustrante e irritante, pronto me encuentro estando de acuerdo con muchas de las cosas que expresa. También con su respuesta al apabullantemente ignorante comentario del doctor Korsgaard; en lugar de entrar al trapo y tratar de hacer ver al médico su error, cosa imposible, se limita a dejar claro que el desdén que él no deja de cacarear a los cuatro vientos es mutuo. Podría haber dicho mil cosas más, por supuesto. Pero es lista. Sabe que no merece la pena dar de comer flores a los cerdos.

—Vicky —la llamo con suavidad cuando se dispone a marcharse. Solo es una pequeña llamada de atención, un recordatorio de que estoy ahí. Al encontrarse nuestras miradas, hago un levísimo gesto de asentimiento. Es lo único que hace falta.

Luego, mis ojos vuelven a mirar al frente, hacia el bocazas de Hershko. Casi lamento que el ardor que sentía justo antes de la intervención de Victoria se haya diluido, en parte por la sensatez de mi compañera; pero no pienso dejar pasar la oportunidad de decirle a Abel lo equivocado que está.

—¿Sabe lo que no entiendo, Hershko? —pregunto, en un tono grave y monocorde, áspero, como si hubiese arenilla en mi garganta—. Lo que no entiendo es quién se ha creído que es usted para hablarnos así. En el poco tiempo que hemos estado reunidos, lo único que he visto ha sido un intento detrás de otro por impresionarnos. Mucho truco de ilusionismo. Mucho ruido y pocas nueces. Solo sobradas, desprecio, y ahora insultos. No nos conocen en lo más mínimo, y nos llaman fanáticos. Fanáticos. Ustedes, precisamente, que se lanzan inmediatamente a insultar cualquier opción que planteamos y que no encaje con sus ideas preconcebidas. Sí, digo opciones porque solo estamos hablando, señor Hershko. Estamos intentando entender lo que nadie puede entender, cada uno a su manera. ¿En qué momento he afirmado conocer el destino de Alex Collins? ¿Eh? —Ladeo la cabeza, como para escuchar mejor—. No oigo nada. Por supuesto que no, porque no lo he dicho, ¡porque no lo sé! —Miro a Hershko con los labios apretados y los ojos brillantes—. De lo que sí estoy seguro es de que tenía que ser algo que la Estirpe del León consideraba nefasto. Por eso intentaron cambiarlo. Y por eso quisieron cargársela cuando les pareció que era imposible. Pero, solo estamos hablando, señor Hershko. —Adelanto un dedo acusador—. Lo que no pienso consentirle es que se crea usted con el derecho de decir que Alex no me importa, porque jamás permitiré que le pase nada. —Y a medida que estas palabras salen de mi boca, me doy cuenta de lo verdaderas que son. Luego, dejo escapar una carcajada llena de amargura—. Que estamos a un paso de convertirnos en ellos, dice. Que estamos en esto solo por saber más. No, señor Hershko. Hace tres semanas, no nos metimos en ese maizal y nos pusimos a jugar al tiro al pato con esos sectarios porque quisiésemos saber más. No nos enfrentamos a ese… puto gusano alado de veinte metros que arrasó el granero y media plantación porque quisiésemos saber más. Lo hicimos porque estaban troceando viva a nuestra amiga, porque habían amenazado a nuestras familias, y porque iban a matar a mi… —Me muerdo la lengua, cerrando los párpados con fuerza—. A Alex. Y todavía no sabíamos una mierda de ningún supuesto destino, más allá de una idea vaga, un «a lo mejor» del que nos habló el profesor Kane en mitad de todo. Solo hicimos lo que cualquier ser humano haría. Por eso, le voy a dar el beneficio de la duda. Voy a creer que es usted un hombre decente que solo habla sin pensar, y le voy a dar la oportunidad de retractarse de sus palabras. Porque, si de verdad piensa que somos iguales que la cosa más despreciable y odiosa que he conocido en mi vida, es usted un hijo de la grandísima puta y no quiero volver a saber nada más de usted.

En esto, vuelvo la cabeza hacia el doctor Korsgaard con tanta brusquedad que casi parece que me hayan dado una bofetada.

—Y usted, Korsgaard. No sabe cuánto lo envidio. No sabe qué suerte tiene por que todo el mundo le importe un carajo, y por poder aferrarse todavía a su puta ciencia, que le permite creer, por el momento, que todo lo demás es absurdo. Pero también me da lástima, doctor, porque todavía no ha visto nada. Ya volveremos a hablar de esto usted y yo cuando todo esto termine, a ver si piensa lo mismo. Si es que seguimos vivos, claro. Y ahora, puede mandarme a la mierda en latín si eso lo hace sentirse un poco menos irrelevante. La verdad es que me la suda.

Carraspeo. Vaya, me parece que lo he llevado todo un poco demasiado lejos, pero no puedo evitar sentir una exaltación casi eufórica, como si me hubiera metido un chute de algo muy bueno.

Nunca me había sentido tan bien.

Cargando editor
31/10/2021, 19:17
Kyle Angel

Siento cómo me arden las puntas de las orejas al escuchar a Abel, y de repente ya no lo admiro tanto. Mi rostro adopta la inexpresividad de una máscara pétrea a la que asoman dos ojos de un verde refulgente y, de manera simultánea, los engranajes de mi cerebro se ponen a funcionar a velocidad de vértigo, repasando las palabras de Hershko, buscando la réplica más hiriente a cada una de ellas. Es lo que mejor sé hacer. Apenas me hacen falta unos instantes para leer el lenguaje corporal del Rabino mientras habla de paternidad y lanza su reproche cargado de ira, pero… ¿hacia quién?

—¿Sabe? Me caía mejor cuando hablaba de ciencias ocultas y otras abstracciones académicas, señor Hershko. De verdad que sí. Pero cuando se ha puesto a hablar de paternidad, y de vínculos familiares… —Arrugo la cara en un puchero fingido—. ¿Estás intentando compensar algo, Abel? Porque a mí me parece que sí. —Mirada intensa, sonrisa lobuna—. ¿Cómo está tu hija, por cierto? —Ya lo ves, yo también sé investigaros a vosotros, mamones—. ¿La has visto siquiera un día durante estas últimas tres semanas? ¿Sabe que su papá va por ahí reventando cabezas con un puto rifle de francotirador? De un modo nada fanático, por supuesto. —Levanto las palmas de las manos hacia los lados en un gesto falsamente conciliador—. Por si te has saltado esa parte de mi biografía, me pasé diez años, ¡diez!, preocupándome por tres niñas desaparecidas, no, asesinadas, por las que nadie más daba una mierda. Y cuando salí del trullo, dediqué mi vida a asegurarme de que el mundo fuese un lugar más seguro para personas como Alex. —Lanzo un suspiro exasperado por la nariz—. Bueno, como Alex no. Lo más probable estadísticamente es que Alex acabe en el otro lado de la moneda. Es triste, pero es así. —Miro a los demás con pretendida indiferencia y me encojo de hombros—. ¿Qué? Alguien tenía que decirlo. ¿O de verdad nadie más lo ha pensado? Seguro que Ted Bundy era muy mono de pequeño, pero acabó cargándose a treinta mujeres, que se sepa. ¿Vamos a tener a Alex bajo vigilancia permanente? ¿O encerrada? —Niego con la cabeza, y la tristeza y la desesperación de repente se vuelven visibles en mi cara—. Mirad, yo solo digo que la clave está en ese granero. «¿La clave de qué?», preguntaréis. Y ahí está el quid de la cuestión. No lo sé. ¿Alguien sí? —Me humedezco los labios con la lengua, y sacudo una mano en el aire, buscando palabras que no me vienen—. Ya no se trata solo de Alex, ni de nosotros. Es algo mucho más grande. Esa gente es capaz de invocar cosas horribles de otro mundo, por mucho que este majadero piense que lo que casi nos mata era una especie de… celacanto —mascullo, clavándole a Korsgaard una mirada de resentimiento. Vaya, parece que está empeñado en considerarme un activo poco fiable. Y yo que pensaba que estar sonado era un requisito para entrar en este selecto club—. Así que perdóname si después de lo que hemos visto, decido no actuar basándome exclusivamente en hechos observables, cuantificables y medibles. Alex puede acabar con ellos, o al menos ellos lo creen así. ¿O vamos a reventarles la cabeza a todos, del primero al último, Rabino? —digo con una carcajada carente de humor—. Como si no fuesen a reaparecer, como una plaga de cucarachas. Como siempre hacen. —Hago una pausa, reordenando mis ideas, antes de proseguir. —Para que conste, no estoy hablando de dejar a la niña a su suerte en ese lugar. Iría, como ya ha dicho Liebermann, custodiada y protegida. Nosotros la vigilaríamos durante la misión. Si Alex es capaz de hacer algo, lo que sea, para detenerlos, ahí estaremos. Si no, ahí estaremos. Y si la presencia de Alex en realidad ayuda a los planes de la Estirpe… ahí estaremos. —La dureza de mi mirada cuando pronuncio estas últimas palabras es indescriptible. —Si quieres llamarme fanático por tener una opinión diferente a la tuya, hazlo. Es justamente lo que haría un fanático. —Entonces, miro a Armín con una mezcla de alivio y complicidad. Él y yo hemos estado turnándonos en nuestra réplica, y encontrarme con una especie de aliado en él ha sido tan inesperado como agradable—. ¡Sí! ¡Gracias! ¿Veis? A eso mismo me refería. ¡Hay que hacer algo! Estar aquí sentados debatiendo sobre la caída de la hoja no nos sacará de nada.

Y a pesar de todo, agradezco el toque de atención de Abel. Por supuesto, jamás lo admitiré, pero sus palabras han herido profundo. A veces necesito que me recuerden que no todo es un gigantesco enigma ideado para poner a prueba mi inteligencia. El mundo está habitado por personas que pueden sufrir y morir a causa de mi…

Fanatismo.

—Perdón, tengo que hacer una llamada. Vuelvo enseguida —digo con sobriedad, levantándome de mi asiento y saliendo por la puerta de atrás.

Notas de juego

Edit: Cambio menor, no es necesario volver a leer.

Cargando editor
01/11/2021, 10:35
Sadie Bell

Sadie había caído en un mutismo absolutamente desolador. Poco a poco sus piernas habían ido cediendo para dejarla reposar sobre la silla. Las palabras del Doctor, de Armín, de Kyle y de Abel parecían profundizar su silencio. Había apagado las imágenes del proyector y había cerrado su portátil. No quería seguir ni un momento más en aquella sala. Estas personas jamás podrían actuar como un equipo y lo único que conseguirían entre todos era que los mataran. Ella estaba obligada a colaborar con RETURN. Sus opciones eran limitadas, pero si algo tenía claro es que no iba a caer en aquella especie de circo que habían montado entre todos. Aquello era una locura y nadie parecía tener un mínimo sentido del autocontrol. Ni siquiera Abel. Por un momento, Sadie lo miró con los ojos llenos de sorpresa. Estaba hablando de matar a Brian Taker. ¿Con polonio? ¿Desde cuando RETURN era una agencia que se dedicara al asesinato?. Si alguien tenía motivos en aquella reunión para odiar a Taker era ella, no Abel ni ninguno de los otros. Ellos no sabían una mierda de lo que era el sufrimiento. Brian Taker había matado a su madre y a su hermano pequeño. También la habría matado a ella si su madre no la hubiera ocultado en un armario. Sadie, con apenas 9 años, había podido ver desde su escondite en las sombras cómo ese cabrón les cortaba el cuello justo antes de que lo detuvieran. ¿Qué cojones sabía aquella gente de Brian Taker ni de la Estirpe? 

En su silencio pareció resumir todo el reproche que sentía hacia aquellas personas. Lentamente se puso en pie y se dirigió a la puerta. Ella había informado de que el lugar estaba en Nuevo México, pero no había revelado la localización exacta de la granja. Si querían ir a Nuevo México, podían chupar desierto hasta que se cansaran. Ella no pensaba decirles nada hasta que no tuvieran más información. Todos los presentes estaban soltando teorías sobre lo que estaba pasando. Teorías sin base alguna. Teorías fundadas en la ignorancia. Necesitaban saber. Necesitaban investigar. Necesitaban actuar con inteligencia y serenidad. Y ninguno de los allí presentes podía ofrecer nada de eso. Desde el quicio de la puerta observó a Victoria y a Farah. — ¿Nos vamos? Aquí no hay nada que hacer —Dicho lo cual se marchó airada camino de su coche, sintiendo que nada iría bien y que el ego y la estupidez de aquella gente acabaría costándoles la vida a todos. 

 

Cargando editor
01/11/2021, 11:27
El Cazador

Detuvo a Kyle quedándose a dos palmos de él y le sonrió. También le pidió a Victoria que esperara un momento. A Sadie también la detuvo. Cómo habría disfrutado agarrando las pelotas del detective y apretando después hasta verle gritar.

—Espera, Angel. Esperad.

Suspiró por la nariz sintiéndose como un niño guardando una galleta de chocolate en un cajón.

—Obviamente yo no merezco el título de padre, ni lo busqué. Y para mi hija soy un cerdo fascista, pero aun así me quiere, solo porque soy su padre biológico. Así de grande es el poder de un padre sobre sus hijos. Su madre es una militar de alto rango israelí y me consta que ella sabe defenderse, por mucho que vaya de pacifista por la vida matará si se ve obligada a hacerlo. Su madre se ha encargado de que sepa hacerlo. Su presencia en el mundo abrió una brecha más grande que el descubrimiento del granero en mi corazón, pero de alguna manera misteriosa, similar. El mundo cobró un sentido nuevo con ella. Es mi punto débil pero también mi punto fuerte. Y han cometido el error de amenazarla de muerte. Eso significa que quien ha hecho la amenaza va a morir, es una ley no escrita en el gremio. Y que Taker piensa que voy a perder el control. Pero estoy entrenado para la contención. Tú, por ejemplo. Por ser tan gilipollas siento un gran impulso de romperte la nariz. Pero lo dejaremos para cuando todo esto pase. ¿Te parece?

Hablaba mirando a los ojos al detective, pero se dirigía a todos los de la sala.

—Y no podemos permitirnos perder a Alex por una guerra de egos, ¿verdad? Supongo que todos estamos hartos de reproches y llegados a este momento es imposible abrir la boca sin entrar a formar parte del coro patético de los aludidos. El objetivo era conoceros bien, todo un éxito, y también pensar en profundidad nuestro siguiente paso, comme ci, comme ça. Tampoco creo que llegados a este punto a ninguno de nosotros le importe demasiado lo que piensen los demás, así que os pido un poco de calma para dejar claro un par de puntos antes de seguir:

»Creo que la Estirpe del León no puede invocar por sí misma a esas criaturas, que Alex estaba en el granero por algo y que de no haber estado ella allí aquello no habría aparecido. Por eso nos dijeron que matándola acabaría aquel circo. Creo que ella puede servir por sí misma de invocadora, o de catalizador, bajando la energía espiritual o lo que cojones hiciera falta para que esas cosas vengan. Coincido con que en ese sitio que nos enseña la mente de Alex está la clave, pero creo que mi temor de que su presencia pueda desenlazar cosas que salgan de nuestro control es más que justificado y debemos tenerlo muy en cuenta. Coincidiremos en que nuestra capacidad para protegerla de cosas como aquella criatura es más que limitada. Seremos un montón de carne si todo se desenlaza. Cuando mueras viendo que has participado en convertir a Alex en un monstruo tómate un segundo para pensar en mí, en que te advertí.

»Con esto no digo de que no vayamos, digo que necesitamos saber más antes de llevarla con nosotros y exponerla por una corazonada. Es obvio que entrasteis en esto por salvar a la niña pero os habéis metido en un terreno pantanoso, una situación absorbente y seductora, que te cambia. Cuando uno empieza a matar y ver morir a sus colegas, olvida el motivo por el que entró en el ejército. La situación hace perder la inocencia de quien entró en ella y eso lo saben muy bien los que construyen las situaciones. Las sectas saben muy bien eso. No los subestiméis.

Encendió un nuevo cigarro y dio una calada echándose a un lado.

—Taker me intentará captar para su bando. Me intentará seducir, engañar. Yo le daré cuerda y luego me lo cargaré tan limpiamente como el veneno que consiga Rutherford. Deduzco que él ya sabe que es una vaca sagrada que va al sacrificio. Y por eso ha amenazado a mi hija. Veremos qué me ofrece y de ahí sacaremos información valiosa para nuestros siguientes pasos. Él piensa que soy frágil. Todos los sectarios lo hacen. Antes de vuestro viaje esperad a la información que consiga. Antes de llevar a la niña quiero tener indicios de que no la llevamos a un altar para el sacrificio. ¿Esperaréis?

Notas de juego

Editado un detalle sin importancia.

Cargando editor
01/11/2021, 14:32
Kyle Angel

Las últimas palabras de Hershko parecen pinchar un globo en mi interior de cuya presencia no he sido consciente hasta notar el vacío que deja, y si en algún momento me he sentido ofendido o indignado, ese momento parece hallarse ahora a eones de distancia. Solo soy capaz de mirar al hombre que tengo delante con una mirada seria que no permito que se convierta en conmiseración. En la forma que tiene de hablar de su hija, detecto un amor y un dolor que van más allá de las palabras, y por primera vez, tengo la sensación de estar empezando a conocerlo, y es una sensación reconfortante. Ni siquiera me molesta que me llame gilipollas; de hecho, creo que me lo he ganado a pulso, y su ofrecimiento posterior de romperme la nariz incluso me hace gracia.

—Uh, una pelea a puñetazo limpio. Qué sexy, pero esperaba algo más romántico para una primera cita. Trato hecho, y mejoro tu oferta. Si al final resulta que yo tengo razón, y que conste que no estoy diciendo que la tenga, pero si la tengo… en vez de partirnos la cara, nos vamos a tomar algo. Invitarás tú, así que tú eliges el sitio. A mí me gusta el Tab… pero sin polonio, a poder ser.

Mi sonrisa no podría ser más radiante cuando le ofrezco la mano en un gesto sincero de buena voluntad. Luego, me vuelvo hacia Sadie, tratando de no aparentar la preocupación que en realidad me produce la perspectiva de perderlo en un momento tan temprano de nuestra operación.

—Oh, venga, Sadie. No te pongas así. Solo somos tíos siendo… tíos. Tenemos que levantar la patita y marcar territorio para sentirnos importantes, pero luego lo arreglamos con un par de amenazas de violencia física y tan amigos. ¿Verdad? —digo, mirando de reojo a Abel y después a Korsgaard—. Bueno, haz lo que consideres, yo solo digo que… En fin, piénsatelo, ¿vale?

Y con esto, me despido definitivamente de mis colegas y salgo de la sala. Necesitaba despejarme y tomar el aire, pero no hay duda de que estoy de mejor humor, lo que me permitirá afrontar la conversación con Harry desde una perspectiva menos… abrasiva de lo que probablemente habría sido.

Notas de juego

Dewey, si no te importa, aunque soy yo quien llama a Harry, me gustaría que me escribieses un pequeñísimo post introductorio para ver de qué palo va y adaptarme a su actitud inicial. No me veo contándole nada así de golpe sin antes evaluar el terreno. Tú me dices.

Cargando editor
01/11/2021, 20:09
Armín Bahramí

Cuando las palabras de Kyle dejan de hacer eco entre las paredes de la luminosa sala de reuniones, siento un extraño peso en la boca del estómago y un sabor desagradable en la boca. Me quedo mirando al detective con los ojos muy abiertos, incrédulo. Hay límites que deben respetarse, y definitivamente, ahora sí que se ha rebasado esa línea. Desde luego, si fuese a mí a quien le hubiese lanzado un golpe tan bajo como el que ha dirigido a Hershko, ahora mismo estaría agarrándolo del cuello, estrangulándolo hasta que sus insolentes ojos verdes se le saliesen de las cuencas y golpeando su estúpida cabeza una vez detrás de otra contra la mesa. Y encima va y, excusándose con que tiene que llamar a alguien, se larga con el rabo entre las piernas, y aquí no ha pasado nada.

—Kyle, ¿qué carajo?

Uno a uno, los naipes del castillo se van desplomando, y Sadie, que ha permanecido en silencio durante la última parte de la conversación, por llamarla de algún modo, da media vuelta y se marcha también, acompañando a Victoria y a Farah hacia la salida. Sin embargo, antes de que nadie pueda alejarse demasiado de donde está, Abel reacciona, y lo hace de un modo muchísimo más conciliador de lo que esperaba. Eso me confunde. Él es quien ha provocado respuestas tan viscerales en nosotros, después de todo, así que su repentina cordialidad se siente extraña y sincopada. Me pilla a pie cambiado, y no sé cómo reaccionar. El israelí se desnuda delante de nosotros, compartiendo más detalles de los necesarios acerca de su relación con su hija, imagino que para hacer que el capullo de Angel se trague sus palabras. Cuando dice que su objetivo era conocernos, vuelvo a sentir lo mismo que sentí durante mi breve intercambio con la señora Bell, en el maizal: ¿Nos estaba poniendo a prueba? ¿Era eso? ¿Ha intentado hacernos saltar deliberadamente con esas acusaciones tan impertinentes?

La réplica de Kyle es todavía más inesperada si cabe. Cambiando su venenoso desprecio por un encanto pícaro como quien se cambia de chaqueta, el inclasificable recoge el guante de Hershko y se lo devuelve tirándole los tejos con un descaro totalmente desconcertante. Hay que joderse. Un segundo estás diciéndole a alguien que es un mal padre y un monstruo, y al siguiente solo te falta ponerte a bailar en su regazo. Yo me rindo. Paso totalmente de seguir intentando entender a la humanidad.

Tenso, dejo escapar un hondo resoplido, y pongo los brazos en jarras. Con el ceño fruncido, continúo escuchando las explicaciones de Hershko. Asiento de vez en cuando, intentando controlar la ansiedad. ¿Por qué el tiempo parece transcurrir tan insoportablemente lento cuando habla? Cuando hablan todos, de hecho. ¿Es cosa mía, o todos se han puesto de acuerdo para que sus discursos sean lo más parsimoniosos posible? En cualquier caso, Abel no se disculpa en ningún momento por lo que ha dicho ni retira sus palabras. Más bien, da una especie de justificación para su acusación, esperando que sirva para disipar la ofensa y convirtiendo el insulto en un consejo amistoso. Primero de Manipulación.

Quitando eso, todo lo que dice tiene bastante sentido; de repente suena mucho más moderado que antes, hablando de que «no dice que no vayamos», «tenemos que saber más» y demás afirmaciones generales con las que cualquiera estaría de acuerdo. Vuelvo a asentir, mirando al suelo, con la mandíbula apretada. Tiene razón. Joder, tiene razón. Nunca había empuñado un arma antes, y una llamadita de una puta loca mientras estaba torturando a Vicky habría bastado para convertirme en un asesino. Hostia puta. ¿Qué habría pasado después? ¿Hasta dónde habría llegado? Da miedo pensar en ello.

Por último, Abel nos habla de su plan de interrogar y después asesinar a Taker con una calma que debería resultarme repulsiva, pero lo único que consigo pensar es: se lo merece. Ese cabronazo merece pasar por un infierno después de lo que ha hecho, después de lo que está haciendo. De lo que nos está haciendo. ¿Polonio? No sé qué efectos concretos tendrá el polonio, pero me parece demasiado compasivo.

—Qué remedio. Usted es el experto —respondo parcamente cuando nos pregunta si esperaremos a conocer los resultados de su último careo con Taker—. Solo espero que la confianza y el respeto empiecen a fluir en ambos sentidos.

Cargando editor
01/11/2021, 20:54
Narrador

Lenta pero inexorablemente, el clima en la habitación se ha enrarecido. Victoria, Sadie y Farah salen del edificio con sensación de haber malgastado buena parte del tiempo en discusiones estériles. Sadie, en particular, camina bajo una marcada aureola de rabia contenida que se dibuja en su ceño y destella en sus pupilas verdes. Algunos lamentan su marcha, en particular Abel y Kyle. Korsgaard, impávido, parece sonreír para sus adentros, satisfecho por el caos reinante. Uno que ha sabido estimular a la perfección. Cuando hay buen material, el doctor sabe sacar lo mejor de sí mismo. A Corcoran no podría importarle menos la situación, casi como si asistiese presa del aburrimiento a un vaticinio que efectuó hace exactamente dos semanas y media, tras hacer un burdo perfil psicológico de los supervivientes de Oklahoma City por Return. Y si hablamos de Rutherford, el tipo del sombrero parece casi compartir cierta satisfacción con Korsgaard ante el hecho, ahora palmario, de que no hay nadie aprovechable entre los supervivientes para sus objetivos.

Con una sola excepción que se reserva para sí.

Notas de juego

Todos aguardad mi señal para postear.

Ahora os tengo que organizar para poder ir contestando con una cierta lógica a todos.

Voy a empezar con Abel, Armín y Doc.

Mañana irán Kyle, Vicky y Sadie ;-)

Cargando editor
01/11/2021, 20:56
Corcoran

Corcoran se enciende otro cigarrillo y agita la mano con indiferencia a Korsgaard en cierto momento, restando todo amago de importancia al comentario sobre la psicología, esa gran desconocida.

—No me ofende, doctor. Yo también me he considerado innecesario en esta especie de… Blop… comedia de situación —Ni siquiera mira a Hershko al hablar, pero es evidente que su postura concuerda con la de Korsgaard. Solo parece alzar el libro que hojeaba anteriormente—. Señor Angel —dice levantando la voz por primera vez antes de que el detective salga buscando una necesaria privacidad para llamar por teléfono. Tras una meticulosa pausa dramática, concluye—. Recuerde: me debe una entrevista.

Acto seguido se levanta con aire perezoso del asiento, toma la novela al abrigo de su axila y mira con gesto neutro su reloj barato antes de marcharse a una esquina, apartado, a proseguir su lectura.

Ni siquiera parece estar allí.

Notas de juego

@Vicky: Corcoran tiene la dirección del piso franco donde alojáis a Alex. Llegado el caso, puedes llamarle para que asista a la conversación que quieres mantener con ella ;-)

Cargando editor
01/11/2021, 20:58
Rutherford

A la mesa solo quedan Abel, Armín, Korsgaard y Rutherford.

El hombre del sombrero toma la palabra.

—Sé que odias a Taker, Abel, pero, francamente, es una malísima idea liquidarle esta noche. Sabe que vas a acudir a su llamada. Se ha encargado de tocar las teclas correctas —dice acercándose a Abel y hablándole al oído—. Piensa que está aislado de su manada y que podemos incomunicarlo si lo consideras necesario. Pero si vas a por él, podrías atraer sobre ti… sobre nosotros… una atención no deseada. Quizás más de la debida. No estás hablando de quitar de en medio a un recluso normal, sino a un tipo recluido en una penitenciaría de máxima seguridad con tratamiento de preso de elevada peligrosidad. Y tiene más de sesenta años, Abel. ¿Qué te dice eso?

Rutherford se mueve despacio, con calma, sereno. Cuando uno asiste a una reunión tan electrizante como la que ha tenido lugar, es inevitable que salten ciertas chispas, haya roces y surjan rivalidades. Rutherford no parece alterarse. Y si lo hace, mantiene un férreo control sobre sí mismo.

—Señor Bahramí, voy a serle obscenamente sincero, ¿de acuerdo? —dice sonriente mientras se separa de Abel, al que deja reflexionar, y toma asiento junto al artista—. Ustedes son la viva definición de un daño colateral. La señora Liebermann, la señora Amari, Mr. Angel… Usted. Son la consecuencia de estar en el lugar equivocado en el momento inoportuno. Admitámoslo: esto podría volverse aún más peligroso y, sinceramente, creo que les queda muy grande. Diablos, hasta puedo leer en sus ojos que lo sabe… Pero

Un pero.

—Hay algo que admiro en usted, señor Bahramí. Algo que comparte con la señorita Bell. Verán, ustedes son de esa clase de personas capaces de entregarse a un objetivo con el que sientan… digámoslo así, una particular vinculación. En su caso, proteger a su… —Rutherford se quita muy despacio las gafas de sol. Sus ojos azul glaciar se hunden en los del artista como dos cartuchos de punta hueca atravesándole el rostro—. Alex Collins.

>> Señor Bahramí. ¿Hay algo que quiera decirnos sobre la niña? ¿Hm? ¿Quizás sobre su pasado? ¿Algo que, quizás, no haya compartido con nosotros hasta ahora?

Los silencios del sombrío personaje calan más hondo que sus preguntas.

Lo sabe.

De algún modo, lo sabe.

—Y ahora es cuando usted elige, señor Bahramí. Y no se trata de usted, ni de mí. Se trata de la niña. Se trata del por qué van tras ella. Se trata del por qué ustedes están relacionados en esto. Y de qué paso damos a continuación.

>> Usted y yo somos muy diferentes, pero las circunstancias nos han situado en el mismo barco, rumbo a la tormenta. Podemos colaborar o echarnos las manos al cuello para estrangularnos, por supuesto. Sé que está confuso y furioso por lo acontecido. Créame: en su lugar, yo no estaría siendo tan comedido como usted —desliza en una concesión a la galería—. Pero he aquí la cuestión: tenemos la oportunidad real de ayudarnos el uno al otro. Usted, señor Bahramí, puede resultar útil para proteger y salvar a esa niña. Así que, pregúntese, señor Bahramí…

Rutherford se pone en pie y camina por la estancia hasta ganarle la espalda al siempre elegante doctor Korsgaard. Parece detectar una indeseable pelusa en el hombro y se la retira sigilosamente.

—¿Es el enemigo de mi enemigo mi amigo…? —Rutherford chasquea los dedos mirando a Korsgaard—. Vamos, doctor, traduzca al latín. Deléitenos una vez más. Un forense hablando una lengua de muertos… Encuentro la ironía exquisita, ¿no les parece?

Notas de juego

De cara a la narrativa, diré que Rutherford ha percibido cierta ansiedad en Armín durante toda la escena, pero no es sino al final de la alocución de la penúltima entrada artista cuando detecta algo interesante.

Evidentemente, ha esperado a que Armín estuviese en desventaja para sacar el tema. Irish fox... ;-D

Por cierto: no miente. Cree de verdad que Armín puede ser de utilidad en esta situación. Tómese como se quiera, pero Rutherford piensa a largo plazo, como ya he dejado entrever.

No quiero tiradas de momento. Valdi, tú elige con libertad qué cuenta Armín. En función de lo que hagas, pasarán cosas.

Abel, lo mismo te digo. No te dejes sugestionar por los PNJs, por muy zalameros que sean. Muchas veces busco que vosotros mismos os convenzáis de lo que queréis hacer. No hay caminos buenos o malos. Solo motivos para sufrirrrrrr xDDD

Doctor, te dejo un pequeñísimo mensaje aparte en riguroso privado.

Cargando editor
01/11/2021, 21:08
Director

Notas de juego

Este para los dos:

Si queréis saber si Armín miente o no, podéis usar 2 puntos de Evaluar Sinceridad. Si los gastáis, os confirmaré si miente o no y podréis presionarle entre los tres.

Corcoran está demasiado aburrido como para prestarle atención a Armín xDDDDDDDDDDDDDDD

Cargando editor
01/11/2021, 21:09
Director

Notas de juego

Puede ser por aquí o por el off, as you wish, pero siempre en privadojust for my eyes.

Quiero que me cuentes cuál va a ser tu próximo movimiento. O mejor dicho... Cuál querrías que fuese. Puedes ser todo lo elaborado que quieras. Tómate tu tiempo en contestar.

No te digo nada que no quiero condicionarte aún. Primero te leo a ti ;-)

Solamente te digo una cosa: de todo el elenco, tu PJ tiene algo único. ExplótaloAL MÁXIMO. SIN CONTEMPLACIONES.

GO, SPU. GOOOOO!

Cargando editor
01/11/2021, 23:06
Armín Bahramí

Una vez las aguas se han calmado y cuatro de nosotros han abandonado la sede de Return, el ambiente queda raro. Es parecido a cuando, después de que pase una tormenta, el aire permanece cargado, y un relámpago solitario y enteramente casual puede caer y fulminarte en cualquier momento. En el silencio reinante, vuelvo a ser consciente de esa extraña sensación de tener unos dientes mordiéndome el pescuezo, apretándome la columna cervical. Incómodo, me paso una mano por el cogote.

Me he quedado solo con ellos.

Con un carraspeo, asisto al intento de Rutherford de disuadir a Hershko de sus intenciones asesinas. Mientras tanto, mi cabeza funciona a toda velocidad. ¿Realmente quiero estar aquí? ¿Me compensa? Mi sexto sentido me grita que mi vida se convertirá en algo todavía más peligroso si me quedo. Pero, por otro lado, y aunque me pese, estos son los tipos más capaces de ayudarme a proteger a mi hija de cuantos conozco.

Lentamente, tomo asiento en silencio justo cuando Rutherford ya se estaba girando hacia mí para hablarme. Esbozo una sonrisa sarcástica cuando el tipo nos describe a mis compañeros y a mí como daños colaterales. Un inconveniente inesperado y decididamente indeseado. Ay. Hiere usted mis sentimientos, señor Rutherford. Dejo que el hombre continúe hablando, sosteniéndole la mirada mientras me cruzo de brazos. Ignoro completamente sus adulaciones, sabiendo que justo después vendrá algún golpe de efecto.

Entonces, llega la pregunta. Lo sabe. Lo sabe, y sabe que lo sé. En cuanto comprendo ese hecho, una sensación tan extraña como inesperada se extiende por mi sistema nervioso: Alivio. Vaya, parece que no hay necesidad de ocultar nada. Mi inicial expresión de perplejidad se convierte lentamente en una sonrisa complacida. Esa expresión satisfecha no se borra de mi cara mientras el irlandés continúa explicándome por qué me considera útil a mí, de entre toda la gente, y cómo piensa que podemos ayudarnos uno a otro. En especial, cómo ayudar a Alex.

Permanezco callado unos segundos, dejando que todas las vueltas que ha dado esta conversación se acomoden en mi cerebro como el poso de un té demasiado removido.

—Así que usted también lo sabe, señor Rutherford —digo finalmente—. Pero, dígame, ¿no es de mala educación preguntar lo que uno ya sabe? —Echo la cabeza hacia atrás con un chasquido socarrón de mi lengua. Después de mantener unos instantes de silencio, solo para hacerme el interesante, continúo—: Oh, cierto. Quizá los señores Hershko y Korsgaard no saben de lo que hablamos. Verán: hace aproximadamente trece años, Aileen Collins y yo tuvimos una relación muy estrecha. Podría decirse que fuimos amantes, pero siento que esa palabra no le hace justicia. No… No, no le hace justicia en absoluto. —La luz de mi rostro se apaga, y mis ojos van a refugiarse a la niebla de los recuerdos—. Es imposible describir con palabras lo que sentimos, lo trascendente de aquel… idilio. No fue algo bueno, en absoluto, para ninguno de los dos. Ahora puedo verlo. Bueno, en realidad también lo veía entonces, pero…

Chasqueo la lengua otra vez, negando con la cabeza. Armín, céntrate.

—Discúlpenme. No quiero aburrirlos con detalles que no les importan. Pero sí que diré una cosa: todos estos años había sentido que algo no era como debía, que mi pasado con Aileen no había quedado completamente atrás. Fue una supernova, la muerte de mil astros, algo colosal… que sin embargo quedó inconcluso, vacío. Yermo. No quedó nada cuando se fue, solo un agujero hambriento. La nada. No tenía ningún sentido, ni pies ni cabeza. En ese momento no pude comprenderlo, no pude asimilar aquel… fracaso. Faltaba algo, algo crucial, pero no sabía qué era. —Mi cara se ilumina de nuevo, y empiezo a asentir lentamente mientras una mirada fascinada se forma en mis ojos oscuros, perdidos—. Y entonces supe de la existencia de Alex, y todo encajó en su sitio. Al principio era reticente. No podía creerlo. Pero ahora lo he aceptado. La vida me la ha devuelto. Todos estos años después, al fin tiene sentido. Me la ha devuelto. Alex… —Mis ojos se posan durante unas fracciones de segundo en los de Hershko antes de volver a Rutherford. Carraspeo, enderezándome en mi asiento y recobrando la serenidad—. Alex Collins es mi hija. No puede ser de otro modo. Y ahora que la he encontrado, no pienso volver a perderla. Haré lo que esté en mi mano para que esa niña vuelva a ser… ella, para que esté a salvo, incluso de sí misma. —Hago una pausa larga, meditabunda—. Incluso de mí mismo.

Cargando editor
02/11/2021, 08:25
Director

Notas de juego

No miente.

Sois libres de replicar.

Cargando editor
02/11/2021, 08:26
Harry

Cuando tecleas el número de Harry, tu teléfono parece quedar sumido durante unos segundos en un tenso suspense durante el que piensas que tu llamada va a perderse en el éter.

Para tu desgracia, Harry coge el teléfono.

Se avecina tormenta.

—Espero que tengas un abogado de la hostia... Vas a necesitarlo muy pronto.

—No sé qué coño has hecho, pero si sabes dónde está la niña, deberías decírmelo... Ya.

Al menos no te ha llamado puto tarado. Últimamente Harry está convenciéndose a pasos agigantados de que tienes una marcada obsesión por las niñas desaparecidas. Suena iracundo, pero también parece estar moderándose contra sus propios instintos. Si estuviera aquí, frente a ti, tienes la sensación de que te lanzaría un puñetazo. Con la zurda, Harry tiene un buen jab; pero con la diestra, no necesita suerte para echar a dormir a un tipo de 95-100 kilos de peso. Sin embargo, susurra. Casi puedes imaginártelo con esa mirada hundida y penetrante fulminándote.

El móvil emite dos penetrantes zumbidos en tu oído en este preciso momento. Mensajería inoportuna. El bueno de Benny te acaba de escribir. El otro mensaje crees que es de publicidad, basura cósmica, pero aparece bajo el nombre Funny GamesQuizás te han mandado ofertas para un disfraz de Batman... 

En cualquier caso, cualquiera ignora a Harry en esta situación.

¿Qué vas a hacer ahora, detective?

Notas de juego

Iba para pequeña intro y mírame... ¡Me he venido arriba! ^^

¡Dale caña!

Cargando editor
02/11/2021, 17:19
Dr. Kristian Korsgaard

Korsgaard había encontrado cierto placer en el cúmulo de tensiones y rencillas que los nuevos habían ido acumulando. El doctor se sentía completamente ajeno a todo lo que allí se discutía y miraba el transcurso de los eventos como un mero espectador. Y, como espectador, no tenía ganas de aburrirse. Por ello había alimentado aquellas tensiones; pero ahora que la sala se había vaciado, el doctor empezó a sentir cierto aburrimiento.

Sus palabras a Hershko acerca de la inestabilidad mental de los nuevos habían encontrado el eco esperado. Cuando Victoria, Sadie, Farah y Kyle salieron de la sala, Korsgaard simplemente se dijo para sí mismo, con satisfacción, como una coda a toda aquella escena:

Quod erat demonstrandum.

Miró con parsimonia a Corcoran expresando su absoluta indiferencia ante los eventos allí sucedidos, a lo cual no hizo ningún comentario, sino que simplemente levantó las cejas con complicidad. Después, escuchó a Rutherford tratando de persuadir a Hershko y de sonsacar a Bahramí, lo cual resultó un ejercicio muy simple y aburrido, pues el artista —a pesar de ladrar un poco— se notaba un hombre sencillo, quizá demasiado sencillo.

Al escuchar a Rutherford solicitarle una traducción al latín, levantó las cejas con suspicacia. Aquel maldito no tenía suficiente con hacerle bailar a su ritmo, además lo tenía de mono de feria.

—Voy a tener que empezar a cobrarte por palabra, Rutherford.

Escuchó la historia de Bahramí con absoluta indiferencia, pues sentía que su aburrimiento iba en aumento, e incluso en algún momento se miró el Patek Philippe Complications de cincuenta mil dólares que llevaba en la muñeca sin disimular. No estaba realmente interesado en la hora, pero de vez en cuando le gustaba mirar aquella pieza de artesanía.

—Fascinante —dijo Korsgaard cuando Armín terminó—. Una historia llena de amor, suspense y reencuentros. Y sangre, mucha sangre. Fascinante, señor Bahramí. Pero, si me disculpan, me parece que no tengo mucho que hacer aquí —dijo mientras se ponía en pie y se abotonaba la chaqueta—. Comprendo que para algunos el despliegue de intensas emociones afectivas puede ser un camino hacia la paz interior, pero debo confesar que presenciar esos despliegues no resulta del mayor agrado de mi paladar. Demasiado… —Hizo un gesto acercando una de sus manos a la garganta, como si le costara tragar algo—. Empalagoso. Por lo demás, como el señor Corcoran, siento que mi presencia aquí es superflua. Así pues… Señores, con la venia.

Dicho esto, el doctor se dirigió a la puerta para retirarse del lugar con el propósito de dedicarse a sus habituales labores forenses. Antes de salir por la puerta, sin embargo, se detuvo y se giró:

Amicus meus, inimicus inimici mei, Rutherford. Quiero decir, la traducción.

Cargando editor
03/11/2021, 11:39
El Cazador

Primero despachó a Corcoran, solo un comentario, una pequeña bronca antes de que se marchara. Tenía que poner un poco de orden y recordarle que ese, al fin y al cabo era un trabajo y él un jefe.

—Corcoran, te pagamos para que hagas tu magia, no para que luzcas tu tara social en las reuniones. Para mosquear al personal ya tengo a Kristian, y para vacilarle a Rutherford. Quiero que me impresiones, por ejemplo, ayudando a Alex, o detectando los puntos flacos de nuestros enemigos que no sean putas obviedades.

Se encendió otro cigarro.

—Sé que eres un volcán de creatividad inspirador, lo se muy bien y no quisiera prescindir de tu talento pero… Tienes que ofrecer resultados. Mira a Kristian, que es capaz de coser un herido sobre la marcha y dejarlo presentable en un abrir y cerrar de ojos. Perdona si soy muy explícito, pero estamos en el momento álgido de una empresa clave en la que nos jugamos el pellejo y no me estás dando nada. Nada.

Y la próxima vez que me digas que Alex no tiene solución date por despedido. Te tengo aquí para que des soluciones. Si eres un problema, no me sirves.

Después despidió al doctor, con una sonrisa y la vaga esperanza de que se diera por aludido.

Notas de juego

Le sigue otro post, solo para Armín como destinatario.