Partida Rol por web

Fue MacReady quién reaccionó con rapidez y se acercó a Penwater, que se llevó una mano a la mordedura, al tiempo que empezaba a notar los primeros efectos del veneno en su cuerpo, como una quemazón en el lugar y como su temperatura aumentaba, a la vez que su frecuencia cardíaca.

Eran signos más que evidentes de que si no se hacía algo, y pronto, quizás tuviesen que cambiar de oficial al mando.

Mientras tanto, Ice y Chicken se levantaron a toda prisa, tanto para alejarse de los peligros de otro árbol como para acabar con la serpiente. Chicken sacó su cuchillo y con un movimiento veloz y hábil, cortó la cabeza del reptil.

-Odio las serpientes -dijo, escupiendo al suelo en donde todavía se agitaba el cuerpo sin cabeza-

El soldado sabía, por su experiencia, que lo más importante era impedir la propagación del veneno, sobre todo cuando el corazón estaba tan próximo al lugar de la herida, y que para ello había que agrandar la herida e impedir la circulación de la sangre, sobre todo en sentido ascendente.

Cuanto más tiempo se tardara en actuar, mayor sería la probabilidad de que se produjese un fallo mortal que acabase por llevarse al capitán a la tumba, sin ni tan siquiera haber llegado a vuestro destino.

- ¡Yo si que las odio, joder! - Exclamó Penwater. - ¡No las odiaba, pero ahora si!

Si no les mataban los japos, lo haría la puta selva. Que estaban condenados era un hecho, cuando y como  morirían era la única incógnita. Lo que ahora tenía claro Thomas, era que no le quedaba mucho de vida. Aquella serpiente era venenosa y los síntomas no tardaron en presentarse. El veneno estaba actuando rápidamente y ya estaba en su torrente sanguíneo. No sabía mucho de serpientes, pero si sabía que eran unos de los animales que más muertes causaban a lo largo del año.

- ¡Que mierda, joder! - Dijo mientras se agarraba el brazo. Entonces comenzó a pensar rápidamente. Tenía ciertos conocimientos sobre medicina. - Creo que tengo la clave. - Dijo. - Oí que si mezclaba barro con resina de árbol, se creaba una plasta que al ponerse sobre a herida aliviaba los síntomas. - Y dicho aquello sacó su cuchillo y fue a tratar de cortar una rama para obtener resina.

-Ni resina ni resino, capitán.

MacReady se había aproximado a Penwater para tratar de examinar la herida que tenía su superior. No sabía cuánto tardaría Penwater en comenzar a debilitarse por el veneno, pues si se ponía en lo peor, aquella serpiente podía tener un veneno mortal, por lo que cada segundo contaba.

-Tengo que agrandar su herida e impedir que la sangre circule por el resto de su cuerpo -le comunicó MacReady al capitán, en tono severo, procediendo a sacar su cuchillo-. Deberíamos practicarle un torniquete a la altura del hombro. Así al menos contendremos la circulación en la medida de lo posible en el brazo. De ese modo, el veneno tendrá menos posibilidades de llegar al corazón. En cuanto a la herida, esto va a doler, capitán... Que el Señor me perdone...

El joven soldado sabía que no había un segundo que perder, por lo que hundió su cuchillo en el brazo de Penwater, donde se encontraba la marca de la picadura de la serpiente, para tratar de que al agrandar aquella herida, consiguieran extraer todo el veneno posible. MacReady tenía buenas intenciones, aunque esa era la primera vez que hacía algo como aquello.

Todo habia pasado demasiado rapido, como era natural en un campo de batalla. Apenas vi caer a Kansas y lo unico que pude pensar fue en que esperaba que hubiese sido un tiro limpio y mortal y no que quedara agonizando durante horas. Nadie lo iba a poder ayudar, no bajo esas condiciones. 

Maldita guerra. 

Ya ni siquiera sabia para quien o por quien luchaba, tal vez luchaba por aquella piloto que la habia acompañado la ultima noche en la isla. Tal vez era por eso y por sus compañeros que aun estaban vivos. 

Al llegar a reunirnos me entere que habia caido tambien otro compañero mas. Luego tendriamos tiempo de llorar, ahora tenia un trabajo que hacer o sus muertes no tendrian sentido, si es que llegaban a tenerlo alguna vez.

La noche paso casi sin darnos cuenta dando paso a lo que sin duda seria un caluroso dia. En mi mano miraba que aquella pastilla que sin duda podia ser de gran ayuda pero ya conocia aquellos efectos. La guardaria para mas tarde solo si era necesario. No era el momento aun, asi que la meti en bolsillo de la camisa. 

Y justo cuando todo parecia tranquilo y estabamos por avanzar hacia nuestro destino una serpiente mordio al Capitan. 

Pero jodida suerte la suya. 

Tal vez no era venenosa, pero al igual que los demas, siempre pensabamos lo peor. 

- Señor dejeme tratar de ayudarle...

Tal vez haciendo unos cortes sobre la herida podriamos extraer parte del veneno antes de que se extendiran. Tal vez.... solo tal vez... 

El Capitan no podia morir, quien carajo nos iba dirigir? Si soy teniente, pero hacia tiempo que no comandaba ni a mi mismo y lo preferia asi.

Ice vio el desastre que estaban intentando hacer, por lo que apartó a Oddball de un manotazo, sin fijarse absolutamente nada en los rangos, y miró el corte que le estaban haciendo él y MacReady. 

-Con todos los respetos, señor -dijo mirando a Oddball y luego volviéndose hacia su compañero -, Mac, esto es una puta mierda.

Ice sacó un cuchillo e hizo un corte profundo, del cual empezó a brotar sangre.

-Señor, es posible que pierda el brazo, pero solo si tiene suerte. He visto muchas mordeduras de serpiente, así que sé de lo que estoy hablando. Pero tendremos que esperar para verlo.

Después, con ayuda de MacReady, que al menos tenía conocimientos básicos, hicieron posteriormente un vendaje compresivo.

-Si sobrevive las próximas diez horas, tendrá una oportunidad.

- ¿Es posible que pierde el brazo? - Dijo angustiado. - ¿Y eso sí tengo suerte? ¡Joder Ice, es usted un jodido optimista! 

No, no se iba a quedar sin brazo. Tampoco iba a morir. Todavía tenía muchas cosas que hacer en esa maldita guerra y no iba a permitir que por una picadura de serpiente, su destino se fuera a la mierda. No obstante y por el momento iba a ser de poca utilidad. Más un engorro que otra cosa. Regresar al campamento era su mejor opción. Tanto para él como para el resto de hecho. Se acercó a Abrahams. 

- John, no sé si sería mejor que intentara regresar al campamento. Aquí no voy a ser más que un maldito estorbo. - Le comentó muy seriamente. - No quiero que tengan que cargar conmigo. Nunca dejamos a nadie atrás, así que si me pongo peor sólo seré una carga para el resto y podría peligrar la misión...

-Con total franqueza señor, eso no creo que sea una opción a estas alturas-dijo tras aclararse la garganta.

-Estamos demasiado lejos para tener tiempo de volver atrás y recuperar el tiempo perdido antes de que esos putos pies mojados de la marina crucen por el canal. Sabe Dios que no soy amigo de esos estirados, pero aún asi...

De una palmada trató de aplastar un mosquito que le rondaba cerca de la oreja.

-Lo más adecuado, si quiere mi opinión, sería que coja a dos de los hombres y traten de regresar para tratar esa mordedura. Yo segiuiré adelante con la misión-Se humedeció los labios, teniendo muy claro que cuantos menos hombres se involucrasen en el cometido, más dificil sería su cumplimiento pero no por ello iba a tirar la toalla.

-Lo que no tengo claro es como podrán cruzar la tierra de nadie a pleno día...

- Capitan, no soy medico, pero al menos tendra medio dia antes de que el veneno lo mate, y bien como estan las cosas, todos vamos a morir antes, asi que deberiamos seguir con la mision y tal vez consigamos ayuda mas adelante. 

Prefieria quedarme con el Capitan y tener otro hombre disparando que perder dos o tres porque habia que llevar al Capitan de regreso.

Si volabamos la artilleria antes, podriamos buscar ayuda a tiempo.

- No pretendía que nadie me acompañara de vuelta. - Dijo con una sonrisa. - Tan solo quería marchar para no ser un estorbo. - Se encogió de hombros. - Supongo que es mejor morir rodeado de amigos que tirado como un perro en medio de una selva desconocida... - Le dio una palmada en la espalda al sargento y un pñleve puñetazo al teniente. - Sigamos... Hasta donde pueda al menos...

Reanudasteis la marcha con una nueva formación, Penwater caminando con dificultad, sintiendo su brazo ardiendo y un dolor que iba creciendo, pero no tanto como para no poder moverse. Además, debía mantener el ritmo fuera como fuese. 

Al menos, durante un par de horas, no os encontrasteis con más problemas, aunque el calor empezaba a ser insoportable y continuar avanzando era cada vez más sufrido. Finalmente, en un momento determinado, cuando el Sol estaba ya el lo alto, vuestras lenguas resecas y la piel bañada en sudor, os pareció oír algo cerca, ruido de vegetación moviéndose y voces que no llegasteis a entender.

Detuvisteis la formación y escuchasteis atentamente. 

El Capitan era digno de nuestro grupo y asi avanzamos por el infierno, literalmente. 

Cuando pudimos escuchar aquel ruido rapidamente busque cobertura y fui a ver si desde donde yo estaba podia llegar a ver de que se trataba para avisar a mis compañeros.

-Capitán, usted no sería nunca un estorbo, no diga eso -le pidió MacReady a su superior, sabiendo cómo debía estar sintiéndose Penwater de saber que, más tarde o más temprano, podía provocar que avanzaran con dificultad-. Dios tiene un plan para todos y cada uno de nosotros -le aseguró, convencido, pese a que él mismo ya dudaba de que Dios estuviese viéndolos en esa jungla donde ya habían perdido a dos buenos hombres-. Si el coronel le llamó para liderar comandar esta misión, es porque sabía que usted sería capaz de superar cualquier adversidad, ya fuera una mordedura de serpiente o el tiro de un japo.

Reanudaron la marcha y escucharon el claro sonido de la vegetación y unas voces que no alcanzaron a entender. MacReady, que iba en la retaguardia, le hizo un gesto a Chicken para que se preparase. Algo le decía que tenían a un grupo de soldados japoneses muy cerca, por lo que debía estar preparados para abrir fuego si era necesario.

Alguien rondaba en los alrededores. Penwater hizo un gesto a sus hombres con el brazo herido por pura inercia, para que se detuvieran y se escondieran a un lado. Se golpeó en la herida contra un tronco y dolió como nunca. 

- ¡Aaaaaaaaah! - Gritó de instinto y entonces abrió los ojos de par en par quedándose inmóvil y a la vista de cualquiera que mirara únicamente de pasada. 

Sin embargo, sus sentidos se agudizaron en busca de cualquier amenaza y desenfundó su pistola. Cualquier cosa que se moviera iba a acabar hecha un colador. Si es que antes no se lo comían, agujereaban o le hacía saltar por los aires una granada  

El grito del capitán, llevado por la fiebre, fue el comienzo del desastre. Tres japos estaban al otro lado de la vegetación y nada más oírlo, alzaron la voz y empezaron a disparar en dirección hacia vosotros, alarmados, y sin importarle ni cuántos erais ni lo que estabais haciendo allí.

Los disparos resonaron por todas partes, rompiendo ramas, haciendo volar las hojas, y obligandoos a agacharos o a responder a ellos.

El capitán había decidido continuar.

En parte era previsble, puesto que John lo conocía lo suficiente para saber lo duro y cabezota que era. Y eso estaba bien siempre que no les fuese a poner en innecesario peligro al grupo; si llegaba ese momento, expondría su punto de vista pero no estaba dispuesto a adelantar acontencimientos, por lo que siguieron caminando por aquel maldito lugar.

Tras varias horas sin que ocurriese nada destacable, finalmente algo pareció llamar la atención de todos.

El Sargento se había cuidado de seguir su propio consejo de mantener una distancia prudencial entre los miembros del grupo por lo que en cuanto escuchó aquel sonido se lanzó al suelo, arma cargada en mano, conteniendo la respiración unos segundos.

De forma inesperada el Capitán emitió un leve grito de dolor que pudo escucharse claramente. Eso los exponía al enemigo, especialmente al propio Thomas, pero si jugaban bien sus cartas serían capaces de aprovechar aquello como un cebo.

Humedeciéndose los resecos labios fue levantando la cabeza todo lo despacio que pudo, atento a cualquier movimiento o sonido que pudiese estar dirigiéndose hacia el Capitan, dispuesto a vaciar el cargador en aquella dirección en cuanto tuviese oportunidad. Golpea primero, golpea fuerte, sin piedad...