Partida Rol por web

- ¡Joder! - Gritó Ice mientras resbalaba por aquella pendiente. 

Y es que no tenían ni un momento de respiro. Si no eran los putos japos los que trataban de acabar con ellos, era la maldita selva, la cual parecía tener vida y consciencia propia y parecía tener algo contra ellos.

Chicken no se esperaba aquella caída, al igual que ninguno de los otros, claro, así que al resbalar, apenas pudo abrir los brazos y ver qué demonios estaba ocurriendo. Su cuerpo empezó a caer por la pendiente, envuelto en jodido barro que le lelgaba y cubría ojos, boca y hasta el agujero del culo.

Y no parecía que hubiese algo que pudiera hacer para evitarlo.

El grupo se deslizó hacia abajo, cubierto de barro, con los rostros ocultos tras una espesa capa marrón-grisácea, durante lo que pareció una eternidad. El sargento fue quien se llevó la peor parte, golpeándose una pierna directamente con un árbol que no parecía dispuesto a quitarse de su camino.

El dolor recorrió su espalda y un pequeño "crac" le indicó que posiblemente, se la habría roto.

Pero al final, todos acabaron en el mismo lugar, siendo arrojados al vacío en un salto de varios metros que terminaba en un jodido río lleno de lodo, más espeso que el caldo de una abuela, que avanzaba a gran velocidad.

Definitivamente estaban en el infierno y Dios no podía verlos. De eso a MacReady no le cabía ninguna duda.

Cuando se deslizaron hacia abajo, no tardaron en caer a un río cubierto de lodo cuyas aguas avanzaban a toda velocidad. El joven soldado no era especialmente fuerte, pero era un buen nadador, por lo que se impulsó con sus brazos para poder llegar hasta la orilla y no ser arrastrado por la corriente hacia un destino que probablemente fuera funesto.

-¡Aguanten, naden con fuerza o agárrense a algo! exclamó MacReady, mientras braceaba por llegar hasta la orilla.

Ice, aparte de ser un jodido cubito de hielo, fue nadador y hasta estuvo a punto de ir a una olimpiada, sin embargo una lesión se lo impidió y luego llegó la maldita guerra...

No le fue muy difícil comenzar a remontar el río y por el camino se topó con Oddball a quien ayudó a llegar hasta la orilla. Al único que no veía era a Chiken. Le había perdido de vista, pero esperaba que estuviera bien. 

Estaban cayendo como moscas. Si llegaban a su destino como mucho lo harían uno o dos de ellos y luego regresar sería una utopía, un imposible. Fue en ese momento cuando se dió cuenta de que estaban todos muertos. Intentaría al menos que sus muertes no fueran en balde. Debían cumplir con la misión si o sí.

- ¿Estamos todos bien? - Preguntó buscando con la mirada a todos sus compañeros.

Abrahams no tuvo tiempo para recrearse en el agudo dolor que acababa de sentir en su pierna puesto que su aparatosa caída puesto que el accidentado descenso no se detuvo, muy al contrario se prolongó hasta arrojarle hasta aquel hediondo rio que a punto estuvo de llevárselo por delante.

Por suerte para él Rhys estuvo infinítamente más ágil que él y logró agarrarle de la pechera para arrastrarlo hasta la orilla, donde se pasó algunos segundos escupiendo barro y agua antes de poder preocuparse por aquel preocupante golpe que se había llevado.

-¡Ahh! ¡Joder!... ¡mi puta pierna!

Tenía la esperanza de que aquel chasquido hubiese sido el de una rama, pero el intenso dolor que le flagelaba constantemente le hacía temer que no correría esa suerte.

-Creo que me la he roto...-dijo apretando los dientes con fuerza mientras -¡Joder! Creo que está roto...-dijo buscando la mirada de Ice, quien había demostrado tener más nociones de medicina que el resto para que él valorase mejor la lesión.

-Si está roto dejadme un chute de morfina y continuad con la misión-el labio inferior le temblaba del dolor mientras trataba de adelantarse a los acontecimientos tanto como podía.

Por desgracia para el sargento, Ice tenía muy poca idea sobre medicina. Si eso había aparentando antes, había sido únicamente eso, un apariencia. Al ver que Abrahams le buscaba con la intención de que hiciera algo, Ice sólo puedo levantar los hombros y poner gesto de desconocimiento. 

- Tiene mala pinta, si... - Fue lo único que dijo.

- Quizas... - A Ice se le iluminó una bombilla. 

Enseguida se puso a buscar unos troncos y encontró dos perfectos, planos y rígidos. Se los colocó en la pierna dañada al sargento y con unas correas logró fijarlas de forma casi perfecta. 

- No podrás correr como antes, elfo servirá. - Le dijo satisfecho.

Chicken también había conseguido llegar a la orilla y arrastrar a Oddball y Abrahams. El agotamiento estaba haciendo mella en todos vosotros y la ausencia del capitán era también un lastre.

Ice logró entablillar la pierna del sargento, pero lo que estaba claro era que a pesar de todo, vuestro avance se volvería más lento. Si vuestros cálculos eran correctos, llegaríais muy justos a esa jodida antena, por lo que no podíais deteneros para nada. Así que con la pierna entablillada del sargento y calados, había que seguir.

Pero cada paso era más pesado que el anterior, y sobre todo, más descorazonador, porque durante las horas que siguieron, la lluvia no aminoró ni un solo instante.

Por otro lado, el sargento avanzaba con mucha dificultad. El dolor en su pierna era cada vez peor y el esfuerzo estaba empezando a crear problemas.

Abrahams aun podia disparar y cubrirnos si hacia falta, no pensaba dejar a nadie mas a tras a su suerte, que sabiamos no tendria ya que no habia forma humana que alguien pudiese regresar arratrandose por ese lodazal y no ser visto por miles de amarillos que te iban a crucificar.

El moriria con nosotros y tal vez aun podiamos morir antes que el, asi que camine junto a Abrahams y si ibamos a resbalar tambien lo hariamos juntos. 

- Vamos John, apoyate en mi. Y con su brazo extendido podia usarme de muleta mientras que nuestros otros brazos podian disparar si hacia falta.

Nadie se muere de una fractura en la pierna y tal vez tanto barro serviria como yeso. 

Ice sabía que ahora el sargento era un estorbo. Cargar con él hasta el campamento japo era un sucio, sobre todo para el propio Abrahams. Si lograban llegar al campamento enemigo y hacer volar esa antena, escapar sería imposible con alguien cojo como era John en esos momentos. 

Se acercó a Abrahams, tenía que hablar con él y también con Oddball que estaba la mando en esos momentos. Cada vez quedaban menos integrantes en el grupo, habían perdido a tres de ellos, entre los cuales estaba el capitán. No obstante, los que seguían adelante tenían que estar la cien por cien. 

- Teniente, sargento... - Se dirigía ellos. - Si me permiten opinar, creo que es mejor que usted... - Dijo mirando a Abrahams. - ... regrese a nuestro campamento. Nos va a retrasar y si llegásemos a tiempo, huir de los amarillos con esa pierna rota va a ser una misión imposible. No tiene usted ninguna posibilidad de volver a casa si no se da media vuelta ya. ¿Lo entiende?