Partida Rol por web

-¡Maldita sea! Khali no nos reconocerá como sus sirvientes. –Clamó el hombre hasta entonces silencioso que se encontraba en segundo plano al tiempo que levantaba el dedo señalando al cielo.

Nubarrones negros habían cubierto el firmamento formando una enorme voluta con un ojo oscuro en el medio, el lugar quedó sumido en la oscuridad.  En los alrededores del cementerio todo parecía en calma la luz de las farolas seguían titilando mientras la luna proyectaba su haz en las partes más oscuras. Rayos tronaron iluminando los expresivos rostros de los indios.

-¡No viviréis para ver el nuevo mundo! –Gritó nuevamente la voz buscando alzarse por encima de la cólera del cielo.

Las túnicas empezaban a ondularse, uno de los sectarios extrajo un arma de su interior, el resto portaban dagas ceremoniales.

Robert observa como los sectarios, contrariados por la perdida del medallón, se lanzan al ataque consumidos por la rabia y la locura, sabe que no atenderán a razones, así que solo queda una salida. Robert, dispara su revolver contra el sectario más cercano.

-¡No viviréis para ver el nuevo mundo!

- Amigo, este es ya el nuevo mundo. Bienvenidos y hasta siempre - dijo mientras disparaba al sectario al que apuntaba con su arma con bastante poca pericia. 

Richard siente su corazón encenderse con el primer fogonazo de pólvora a su derecha.

-Concuerdo punto por punto con tu afirmación. Se echa el fusil a la cara y dispara al sacerdote.

Tras apretar el gatillo una primera vez, Charles se vio sorprendido por el retroceso del revolver. Hacía años que no disparaba un arma. Su padre le enseñó antes de ir a la universidad y acabó teniendo cierto arte pero por el resultado de su primer disparo quedaba claro que estaba oxidado. 

Mierda, céntrate Charles. - pensó sujetándose el brazo y disparando una segunda vez contra el sectario armado. 

El fogonazo del disparo efectuado por el profesor Diehl iluminó brevemente el lugar, la bala se perdió en algún lugar del cementerio. Otro trueno retumbó silenciando el disparo de Richard, su arma de la Gran Guerra hirió a uno de los sectarios. No era el plan original de Richard quién intentó abatir al sacerdote, éste parecía el líder, si cae la cabeza cae la serpiente algo lógico... Pero la bala pasó rozando el brazo de uno de los sectarios que tenía delante.

Sintiéndose expuesto el sacerdote decidió actuar... Se cubrió la cara con una horripilante máscara, ésta era de una mujer con una diadema, de su boca parecían asomar colmillos que asemejaban a los de elefantes. Después sus brazos quedaron al descubierto y de manera paulatina empezaron a transformarse: su piel empezó a cuartearse, después sus extremidades comenzaron a retorcerse en movimientos extraños que no eran naturales en la especie humana. Cuando parecía que la transformación estaba a punto de finalizar nuevos apéndices salieron debajo de lo que se suponía que eran sus brazos... Todos ellos estaban recubiertos de escamas y las manos se habían tornado en cabezas de serpiente. Todos quedaron estupefactos observando aquella transformación que no se dieron cuenta que durante el transcurso de la misma aquello que antes parecía humano había salvado la distancia que le separaba de sus adversarios.

Robert, no da crédito a lo que ven sus ojos, de pronto, una pesadilla salida del mismísimo infierno, se materializa frente a el y sus amigos. Nota como el vértigo lo invade, se siente caer en un pozo de oscuridad e intenta aferrarse a algo, para evitar perder el equilibrio. En la mano, tiene algo, si el revolver. El arma le hace volver al presente, y lo dispara contra el horror que tiene delante.

La transmutación del sacerdote es más de lo que Richard puede soportar. En la India vi a mis compañeros mutilados, con sus vísceras alfombrando el suelo, vi a gente con la que horas antes había compartido comida desmembrar y mutilar...pero esto...Esto esta ahora junto a él, y sabe que no hay forma de escapar a esa pesadilla. Todo es una broma, todo esto es mentira. Su boca se abre y algo que no sabe distinguir si es risa o llanto, simplemente un chillido, brota desde dentro de su ser, y se hace imparable, imparable. El rifle, ahora inútil, se desliza al suelo mientras Richard se agarra el estómago sin poder parar de reír.

Al acercarse a ellos, el rostro del sacerdote cambiaba de forma. ¿Sería la luz? 

No...no es la luz. ¿Qué demonios...?

La piel cambiaba de forma, la boca se abría para dejar que asomaran alargados colmillos. De repente su cuerpo también empezó a mutar en algo... algo indescriptible.  Charles se mordió el labio e intentó no entrar en pánico pese a que un sudor frío le recorría la espalda de arriba a abajo.

Dios mío Freddy, ¿en qué aberraciones andabas metido?

Se armó de valor y se mantuvo firme. Esa visión de otro mundo le hacía ver de otra manera lo que había leído días atrás en el diario de su tío. Su brazo apenas tembló y mantuvo el revolver apuntando al grupo.

Robert se asustó ante aquella aparición, esa inusual transformación más propia de leyendas y del folklore le paraliza, no sabe que hacer, espera que alguien se lo diga, no tiene que esperar mucho... Sin darse cuenta se encuentra postrado, chillando como si no hubiera un mañana al unísono con su compañero, el tejido racional que unía su mente con ese mundo se encuentra en un estado crítico.

La reacción de Catherine por el contrario es puro instinto, pasión, fuego y salvajismo como la mujer que es, aquello no la gusta, no lo entiende mientras su cerebro la protege no almacenando nada de lo que está ocurriendo. La visión anormal es desagradable, la máscara es un ejemplo de mal gusto, un crimen, una aberración que debe ser eliminada. Con torpeza levantó la pala con la intención de golpear a aquella cosa, el peso la desequilibró e impidió que el golpe fuese certero.

BANG

Un nuevo disparo resonó, esta vez Charles Diehl fue eficaz, su disparo se alojó en el hombro de su falso yo provocando que disparase al suelo... Dispararse a sí mismo... Aquello era extraño.

Los tres sectarios seguidores de aquella horrorosa aparición entre los que estaban Singh y Patel cargaron contra sus enemigos más próximos, era un ataque sencillo al ser una mujer con una pala que manejaba con torpeza y dos hombres que trataban de sobreponerse a la aparición. Uno de ellos golpeó la pala con el cuchillo resultando en un sonoro ruido metálico.

Los otros dos lograron provocar un feo rasguño a los dos escandalosos hombres