Partida Rol por web

-Si no lo sabes...descubrámoslo.-

Con un suave empujón, la tumbo en la cama, y subo atrapándola allí con una rodilla a cada lado de su cuerpo...mis manos suben por el mismo, acariciándola, seguidas de mi cabeza...las caricias de mi nariz preceden a que pqueños besos, ligeros como un aleteo, en toda zona de piel descubierta...

Hast que llegan a sus labios, primero es un pequeño mordisco, tentativo...después un beso francés con todas las de la ley, mientras mis manos han buscado las suyas, para elevarlas por encima de su cabeza.

-¿No me deseas?-

Con un sutil movimiento, he indicado a Esme que se vaya a un lado...que me deje hacer. Y he vuelto a poner sus bragas a tope. Que se entretenga sola en el baño, aguantando sus gemidos. Maria tiene que caer poco a poco, sin prisas.

Me siento muy extraña tal vez demasiado, pero no pongo resistencia, aunque no estoy muy segura de por que, nunca he pensado que me gustara ninguna mujer y estoy segura de que es asi, pero ella es peculiar, tiene esa forma de engatusar que volvería loca a cualquiera.

Me estremezco a cada beso, dejándome llevar, no se que hacer ni que decir, pero cuando me pregunta eso, tengo claro que responderle- No, pero… tampoco se que quiero- no la deseaba, no como lo había hecho con otras personas, pero tampoco sabia si quería parar.

Mis manos abandonan las suyas, sabiendo que no las moverá, y van al límite de su camiseta de tirantes, y la suben...hasta sacarla por sus manos, dejando a la vista un precioso escote envuelto en un sujetador negro. La beso allí, en sus pechos, en lo visible de los mismos, la dejo sentir mis labios, mis dientes y mi lengua en su piel.

Y lo quito...devorando sus pechos un momento antes de llevar mis manos a ellos, para amasarlos, con una sonrisa.

Es con un beso en sus labios, buscando su lengua, cuando masajeo sus pezones con mis dedos, con cierto punto de dolor...pero de esa clase que pasa a ser placer en instantes.

Desciendo a su cuello, lo muerdo, y susurro en su oido.

-¿Lo hago mal?¿Te gusta?-

No pude evitar ponerme completamente roja cuando me quito la camisa, por que no salía corriendo de allí, acaso ella tenia algún poder que no conocía, me estaría reteniendo contra mi voluntad, ni siquiera creía que eso fuera posible, sencillamente yo no sabia lo que quería, no quería seguir, desde luego, pero tampoco parar y suponía que sabia el por que, quería dejar que ella hiciera lo que fuera, cualquier cosa que me quisiera hacer, pero en parte lo quería como castigo para Alan, quería que otra persona tuviera lo que el quería.

No podía evitar temblar mientras me besaba el pecho, incluso se me escapo un pequeño gruñidito cuando me pellizco los pezones, estaba excitada y nerviosa a partes iguales, y empezar a escuchar a Esmeralda gemir otra vez en el baño no me ayudo demasiado.

- Si- dije cuando me hablo girando la cabeza, no me atrevía ni a mirarla.

Volví a atacar sus pechos...esta vez sus pezones son lamidos, succionados y mordidos con suavidad por mi. Casi con cariño.

-Eres preciosa.-

No dejé un centímetro sin tratar como se merece, pero al poco, mi mano desciende por sus pechos...su estómago...juega con su ombligo...y desciende más, pasando por su vientre...hasta alcanzar su ropa, y colarse dentro...léntamente, hasta acariciar con suavidad la piel de su sexo..

Con mi otra mano, la hago mirarme, ver como la beso...pero no la beso de una forma ordinaria...lo hago con cariño, como quién trata a una dulce princesa...tan suavemente, que resulta provocador...ya que mis caricias en su sexo, lentas y casi tímidas aún, la hacen desear más...busco que sea ella quién me bese, quién me pida más.

Mientras tanto, mi mano aumenta la intensidad de las caricias...hasta encontrar una via a su interior, y colar lentamente uno de mis dedos, para acariciarla por dentro.

Entre beso y beso...como parte de la provocación:

-¿Me deseas?-

No podia evitar sentir placer con lo que ella me hacia ni tampoco sentirme mal, realmente no sabia si queria aquello o no, pero ahora ya no me importaba, no podia pararla ni aunque quisiera, no sabia que hacer salvo dejarme llevar.

A medida que jugaba con mi pecho de todas las formas posibles me mordia el labio, y me ponia incluso mas tensa, agarre las mantas de la cama como pude, sujetanme a ellas, dejandome lelvar por lo que me hacia, dejando escapar de mi boca un pequeño gemido de placer que seguro que harian que ella se sintiera muy bien, estaba logrando lo que queria me tenia para ella.

Note su mano descendiendo por mi cuerpo, como paraba en mi hombligo y como seguia hacia donde sabia que ella queria llegar, pero no pude evitar agarrarme a su espalda a su ropa con fuerza, cuando me toco alli, me sentia muy excitada algo que seguro que habia notado ya - Siiiii- respondi casi en un susurro cuando me pregunto si la deseaba, no era cierto, lo que deseaba es que siguiera y no a ella, pero ahora mismo las 2 cosas significarian lo mismo.

Busque su boca con ansia, queria besarla, dejar que mi lengua entrara en contacto con la suya.

La deje besarme, llevar el mando, al menos en eso, mientras, por unos momentos, paro de acariciar su sexo, el tiempo suficiente para desnudarla del todo, y tener un acceso más sencillo.

Esta vez son dos dedos los que la penetran, buscándo ese púnto mágico que todas tenemos...y de paso, mi pulgar acaricia con suavidad su clítoris.

Me detengo de nuevo, y la hago ver como mi vestido cae, quedando con un muy sexy conjunto de ropa interior.

Me acuerdo de Esme un momento ¿Cuantos orgasmos llevará?

Pero regreso a Maria...un beso suave...mi boca desciende a sus pechos...y sigue bajando, para jugar con su ombligo, aunque no dejo de mirarla a los ojos.

Y bajo más...más...más....hasta que finalmente, le demuestro el arte del cunilingus en su máxima expresión.

Juego con ella, cambiando el ritmo, la intensidad y el lugar dónde trabaja mi lengua, como la penetran mis dedos...prolongo el tiempo al máximo, hast que cada músculo de su piel grite con la necesidad de que la agonía termine...de que llegue la muerte.

La pequeña muerte.

El orgasmo.

Soy capaz de conseguirlo muy muy rápido...pero con ella he jugado no menos de media hora...contando desde que mi boca llegó a su sexo, y solo la he dejado correrse una vez.

Jamás logrará una sensación mejor.

Le doy un tierno beso en los labios.

-¿Quieres ser mi esclava?-

Me extremecia a cada momento, con cada roze con cada movimiento, realmente ella sabia lo que hacia y yo jamas me habia sentido como en ese momento, nunca habia sentido tanto placer y nunca me habia sentido con tantas ganas de gritar, algo a lo que me resisti en todo momento, apenas si deje escapar unos pocos gemidos escasos, pero mi cara sencilalmente lo decia todo.

sabia que ella habia notado a la perfeción mi orgasmo y estaba casi segura de que hasta tenia controlado cuando sucederia, y yo me sentia cada vez peor, cuando me dijo aquello solo pude dejar escapar una lagrima, ni siquiera la respondi.

Le acaricié la cara suavemente, para secar esa lágrima.

-Oye que solo bromeo, no  tienes que ser mi esclava, tranquila.-

-Solo quería demostrarte...bueno...que el placer es bueno, que puedes tenerlo conmigo cuando lo quieras. Que no debes sentirte mal por ello. Y si lo quieres, claro. Yo no te voy a obligar a nada, nunca...solo tienes que negarte, y pararé. Pero negarte de verdad..nada de dudar. Ahora ya sabes lo que puedo darte, ya puedes elegir de verdad.-

Sonreí levantándome.

-Y yo no soy celosa.-

Apago las bragas de Esme.

Escuche sus palabras pero parecía que no les prestaba atención, yo estaba confundida, demasiado y sobre todo no estaba segura de por que había hecho aquello, me decía a mi misma que era un castigo para Alan, pero no sabia si eso era verdad.

- Lo siento- dije simplemente mientras seguía intentando no mirarla.

-Oye...en serio ¿Qué te pasa?-

Busqué su mirada.

-Acabas de tener, estoy segura, el mejor orgasmo de tu vida, pero no estás contenta...¿Por qué? ¿Piensas que estás traicionando a alguien? ¿Es que estás enamorada?-

-No tiene nada de malo disfrutar de tu cuerpo, para algo lo tenemos.-

- Yo...- no sabia que responderle, me daba verguenza toda aquella situacion y aun mas el motivo por el que lo habia hecho- Creo que solo hice esto para castigar a Alan- era algo asqueroso pero no sabia siquiera si era verdad, por que ella tenia razon habia disfrutado como nunca.

-Pues que tontería chica...Castigar a los hombres es la misión de toda mujer. Pero...-

Me siento, mirándola curiosa.

-¿Cómo se supone que lo estás castigando si no sabe lo que ha pasado? Sería un castigo si estuviese ahi atado, sin poder participar...solo mirando. Cosa que podemos hacer en algún momento ^^-

De pronto pongo uno de mis pucheros patentados.

-¿Me vas a dejar así sin devolverme el favor?-

- No lo se- no podia dejar de llorar- Solo pense que haciendo con otra persona lo que el queria le haria sufrir- ni siquiera sabia por que le decia eso a ella, pero ahooa mismo estaba desnuda tumbada en una cama y acababa de tener un orgasmo, tal vez el mejor de mi vida gracias a ella- el estaba con otra y yo no se que hacer, pense que me queria y solo queria jugar conmigo-

-¿Quieres que le hagamos sufrir y que lo pase mal?-

En realidad, dudaba que ella quiera eso.

-Es un cerdo, se ve a la legua. No dejaré que te haga daño. Más daño. Ni que te venda por esa Carla.-

Seco sus lágrimas y la cubro con las sábanas, quizá se sienta menos vulnerable.

-No quería hacerte llorar, lo siento.-

Me tumbo a su laco, acariciándole el pelo.

-Pero desahogate cuanto quieras.-

- No quiero hacerle sufrir- por lo menos eso creía- Pero no quiero que sea asi, quiero que sepa que a hecho mal, que no puede jugar así con la gente, yo no soy su muñeca ni su juguete y el me a tratado así- rompo a llorar de forma desconsolada y me pego a ella, dejando que mis lagrimas caigan sobre su pecho en el que me hundo para llorar.

-Tranquila...mira, te enseñaré algo.-

Llamo a Esme.

-No es malo ser usada como juguete o ser una muñeca...mira...-

Levanto un pie envuelto en una media. Mirando a Esme ordeno.

-Chúpame el pié hasta que te de otra orden.-

Miro a Maria de nuevo.

-Ella es mi esclava, y le encanta. El problema es él, no lo que hace...ya que a ti no te gusta...a Esme le encanta, por que sabe que no la trataré mal.-

-¿Quieres probar a ser como ella un rato? Tengo un pie libre...haz lo que haga ella, poniendote sus bragas...es tu elección, y de nadie más. Elegir tu libertad o tu esclavitud...eso es lo que te ofrezco...y juntas enseñaremos a Alan.-

Lo que decía no tenia ningún sentido para mi, pero Esmeralda entro en la habitación y parecía muy feliz, de hecho cuando le dijo que le chupara el pie hasta pareció reírse, y desde luego parecía estar disfrutando con aquello, pero yo no era como ellas, o eso creía, ya me había sentido muy rara dejándome hacer todo aquello, ni siquiera sabia si me sentía bien con ella para ahora además hacer eso.
-Yo..- nuevamente tartamudeando, ni siquiera podía hablar y me cubría con la sabana tratando de taparme cuando ya era absurdo, por que había visto y tocado todo lo que había querido.

Me separe despacio de ella, sabia lo que tenia que hacer mas adelante, asíque por que no dejar de pensar en ese momento, deje la sabana a un lado y me acerque a esmeralda, levantando su boca y besándola, ni siquiera sabia cuanto tiempo tendría que esperar, pero aquello era lo mejor, dejar de pensar, hacer locuras, por una vez dejar de ser la chica perfecta que todos querían.

Me acerco también, y le quito las bragas a Esme, para masturbarlas a ambas, mientras nos besamos a tres lenguas, o alternativamente...al poco, le pongo las bragas a Maria. Y las enciendo a tope.

Llevo su cara a mi sexo, mientras me beso con Esme...a ver que sabe hacer.

Realmente nada de aquello es propio de mi, nada tiene sentido, pero me da igual, disfruto y me dejo vencer por el placer, ni siquiera se si realmente disfruto mas que a nivel carnal, pero me da igual en ese momento.

Dejo que me ponga aquellas bragas vibradoras, no me importa, y cuando las enciende incluso se lo agradezco por que me desconcentra y hace que deje de pensar.

Me acerco a su sexo, no se muy bien que hacer, tal vez nunca hubiera ni siquiera pensado en algo como aquello, pero comienzo a jugar con mi lengua, ni siquiera se si lo que ago esta bien o no, pero trato de dejarme arrastrar por el pacer que siento y darle lo mismo a ella.