Partida Rol por web

Héroes de Iretia

[PRÓLOGO] Correspondencia Extraviada

Cargando editor
16/11/2023, 19:34
Correo Imperial

El Trirreme Nuboso era una de las muchas posadas y casas de posta que jalonaban los caminos imperiales. Ofrecía al viajero un plato de comida caliente, ánforas de vino especiado, una cama de plumas de ganso y, como era tradición en Arkadia, briosos caballos de repuesto. Los viajeros, tanto mercaderes como aventureros audaces como vosotros, encontraban en sus puertas un refugio reconfortante. El olor tentador del estofado de cabrito se filtraba desde la cocina, acariciando vuestros sentidos y despertando el hambre incluso en los más saciados. Los fogones ardían con leña de ciprés, infundiendo sus aromas en los guisos que bullían durante horas, a fuego lento, en cazuelas de barro.

Las paredes de piedra estaban tapizadas con mapas desgastados y pergaminos amarillentos, que narraban leyendas de tesoros perdidos y colosales monstruos procedentes de las oscuras profundidades del océano. En el centro del salón, una reliquia singular robaba miradas curiosas. Un timón, herencia del viejo trirreme que daba nombre al establecimiento, descansaba como un trofeo en un pedestal de ébano tallado con antiguas runas iralesas y decorado con acebo y muérdago. Incrustaciones de nácar y coral adornaban sus bordes, reflejando destellos de luz provenientes de las antorchas que lo rodeaban.

Algunos viajeros se preguntaban entre susurros cómo un lugar destinado a evocar los misterios de los mares lejanos, había encontrado su hogar en medio de los profundos valles y escarpadas montañas de Iretia. Algunos especulaban que debía haber sido erigido por un marinero nostálgico, uno cuyos sueños aún surcaban los océanos distantes incluso mientras su cuerpo habitaba en la vastedad de las montañas. Otros sugerían que quizás era un punto de encuentro para una sociedad secreta de viajeros que intercambiaban conocimientos sobre rutas y tesoros en tierras lejanas, utilizando este punto de encuentro inesperado como su refugio discreto.

Sea como fuere, os encontrabais en el salón principal, dando buena cuenta de vuestra comida y bebida. Disfrutando de un merecido descanso tras vuestra última correría. Fue entonces cuando la puerta se abrió y entró un joven arkadio de piel broncínea y cabellos negros. Llevaba el uniforme verde y blanco de la legión, una armadura ligera de cuero y una gladius envainada en su cintura. La enorme mochila que portaba a sus espaldas lo identificaba como un correo imperial: una de las muchas comodidades que ofrecía el imperio a sus ciudadanos, y que eran desconocidas en rincones menos civilizados de Ezora.

El correo imperial se dirigió a la barra y le pidió vino al posadero. Descargó su pesada mochila y comenzó a rebuscar en ella. Tras calentarse el estómago con el vino, se aclaró la garganta y empezó a recitar nombres en voz alta.

—… Verus, Cassius Verus…

Levantó la cabeza cuando Cassius se dio por enterado y se acercó con una pila de cartas atada con un cordel. Tras verificar la documentación de Cassius, le hizo entrega de las misivas.

Nos las entregaron todas de golpe hace unos días. Puede que sean antiguas —le advirtió con un encogimiento de hombros, antes de retirarse.

Cassius comprobó que todas aquellas cartas eran de su hermana y se puso a leerlas.

Cargando editor
16/11/2023, 19:34
Isolde

Querido hermano:

Espero que estés bien. Siento no haberte escrito antes, al principio me molesté mucho cuando te fuiste. Estaba tan enfadada de que te fueras de aventura y yo me quedara aquí, viviendo una vida sencilla, que no te escribí para molestarte. Ya sabes que siempre me gustaron los cuentos y las leyendas de los héroes de Arkadia tanto como a ti. Fui una maleducada, ¿verdad? Por favor, no me guardes rencor.

Con el tiempo, me sentí avergonzada de no haberte escrito y no supe qué hacer. Aelris finalmente notó mi angustia y me animó a escribir. ¡Dijo que no volvería a hablar conmigo hasta que pusiera la pluma en el papel! Soy afortunada de tenerlo, y creo que te extraña tanto como yo. 

¡Espero que tus aventuras te estén llevando a lugares increíbles! Ojalá nos hubieras contado a dónde te dirigías para poder visitarte. No está tan lejos como para que no puedas venir a vernos, ¿verdad? Ven a visitarnos, por favor.

Olantus sigue creciendo y prosperando. Zakarias es un buen alcalde, y mantenemos un comercio regular con Iretanis y Melephos. Aelris trabaja como zapatero y herrero, adquiriendo suministros de Simon, y arreglando pequeños objetos en el pueblo. Yo le ayudo cuando puedo.

Horatius, un granjero como papá, nos invita a cenar al menos una vez a la semana, y siempre aceptamos su amable invitación. Son encantadores, y envidio la familia que han formado. Su hija mayor, Ciceri, parece admirarme. Siempre busca una excusa para venir a ayudar en casa. No le atrae la agricultura, así que le estoy enseñando costura y herrería, y aprende rápido.

Aelris y yo hablamos sobre fundar nuestra propia familia con frecuencia, pero él quiere asegurarse de que nuestro futuro esté bien establecido antes de dar el importante paso de tener hijos. Tiene razón, por supuesto.

El alguacil se llama Graciano, creo que os conocéis de cuando entrenaste con Paratus. Es todo un veterano, un anciano duro y desconfiado y un legionario a la antigua usanza, de los pies a la cabeza. Originalmente, intentó convencernos de que volviéramos a la granja de papá, pero una vez que dejamos claro que nos quedábamos en el pueblo, cambió de actitud. No es la persona más amable del mundo, pero supongo que hay cierta justicia en que trate a todos por igual.

Ah, y ha abierto una posada nueva, La Medusa Borracha. ¿Te acuerdas del Olivo Dorado, donde te solías tomar unas jarras con tu amigo de Melephos? Pues ahora está frecuentado por hombres vulgares y groseros, y Aelris y yo ya no vamos allí. En su lugar, preferimos La Medusa, que es más pequeña pero muy acogedora. Otius, el posadero, y su esposa Belona nos hicieron sentir como en casa desde el día que abrieron sus puertas. Son personas maravillosas, y espero que su posada prospere.

La gente es amable y trabajadora, y nos sentimos afortunados de vivir aquí. Pero Aelris anhela más, no se conforma solo con arreglar zapatos y sartenes.

-Isolde

Cargando editor
16/11/2023, 19:36
Isolde

Querido hermano,

¡Buenas noticias! Justino, el herrero del pueblo, se fue de Olantus para trabajar como herrero en Melephos, ¡lo que significa que Aelris es ahora el herrero de nuestro pueblo! ¡Estoy tan orgullosa de él!

Es un trabajo muy duro. Estoy despierta a todas horas ayudándolo en la forja. Es un hombre tan orgulloso que se niega a contratar un aprendiz, así que me presionó para que lo ayudara. No me importa, encuentro el trabajo muy gratificante, y estar con él en su labor, compartirlo, me hace muy feliz. Lo veo ahora, mientras el trabajo se acumula, pensando en contratar a alguien más, y confieso que redoblo mis esfuerzos. ¡Estoy celosa de un aprendiz que ni siquiera ha contratado todavía! Soy una tonta.

Creo que podría hacer el trabajo yo misma si quisiera. La herrería no es tan difícil. Después de todo, los hombres lo hacen y la mayoría de ellos no tienen el sentido que los dioses le dieron a un ganso.

Ciceri me ayuda mucho y pasa casi tanto tiempo en la herrería como en la granja. Ama a su familia, puedo verlo, pero teme pasar el resto de su vida en la granja. No puedo culparla.

Mi esposo estaba ansioso por que te contara las noticias. Te admira mucho. Significaría el mundo para él si escribieras.

-Isolde

Cargando editor
16/11/2023, 19:36
Isolde

Querido Cassius,

¡No te lo vas a creer! Un viajero llegó hace unos días con noticias de tu enfrentamiento con Bruccus. Te juro que la historia que ha traído se está convirtiendo en la charla más emocionante en todo el pueblo.

He escuchado cómo tu amigo y tú os enfrentasteis a la banda de Bruccus, acompañados de una misteriosa akroniana. ¡Eres un verdadero héroe para nosotros! Mamá y papá estarían muy orgullosos si estuvieran aquí para escuchar lo valiente y fuerte que te has vuelto. Aelris no para de hablar de tu coraje y la manera en que enfrentaste a Bruccus.

Espero sinceramente que te encuentres bien después de ese enfrentamiento. No puedo imaginar lo difícil que debe haber sido, pero estoy segura de que has demostrado una vez más tu valentía y habilidad.

Mientras tanto, las cosas siguen su curso aquí en el pueblo. La vida cotidiana continúa, con sus pequeñas alegrías y desafíos. Aelris y yo seguimos adelante con nuestros proyectos. Él está ocupado con su trabajo como herrero, y yo he estado ayudándolo tanto como puedo. ¡Incluso intenté hacer algunos dedales para las mujeres del pueblo!

Espero que esta carta te encuentre descansando y recuperándote de tus hazañas. Todos aquí en Olantus estamos ansiosos por escuchar de ti. Por favor, cuídate y mantente seguro.

Con todo mi cariño,

-Isolde

Cargando editor
16/11/2023, 19:37
Isolde

Querido Cassius,

Ya sabes que no soy todo lo espiritual que debería, pero hoy he visitado el templo de Meditrea y la verdad es que me he sentido bien. En calma, en paz. Su abad, el Padre Abramo, me ha causado una honda impresión. Tiene la piel clara como mamá, y esos ojos lechosos que incomodan a veces, como uno de esos mestizos celestiales que abundan en el Sacro Reino. Pero es el hombre más bueno y compasivo que he conocido jamás. Está realmente comprometido con el pueblo, y me alegra que él y sus Guardianes de la Paz estén aquí. Verlos entrenar en el patio del templo me hace sentir segura.

-Isolde

Cargando editor
16/11/2023, 19:38
Isolde

Hermano mío,

Hoy me sucedió algo muy extraño, y mis primeros pensamientos fueron para ti.

Fui a la tienda de Tristram, el carpintero, ¡y él no me reconoció! He visto al hombre todos los días durante el último año y le llevó tres campanadas completas recordarme, y aun así habló lentamente.

He escuchado rumores sobre cosas extrañas que suceden en el pueblo, pero los descarté como fantasías. Veo casas y granjas que conocía, ahora vacías. El alguacil dice que la gente se está mudando a Iretanis, y al principio acepté esto. Iretanis es más grande y próspero.

Pero, ¿por qué alguien debería abandonar Olantus? Es un paraíso. Desearía conocer mejor a nuestro alcalde y poder preguntarle. Pero su alguacil parece estar seguro de lo que está sucediendo, así que probablemente mis preocupaciones estén fuera de lugar.

Aún así, es muy extraño mirar a los ojos de Tristram y no ver ningún signo de reconocimiento allí.

¡Por favor, contesta!

-Isolde

Cargando editor
16/11/2023, 19:39
Isolde

Hermano,

Más noticias raras, aunque sospecho que es mi imaginación más que otra cosa.

Veo a hombres extraños entrando y saliendo del Olivo Dorado. Por sí solo, no merecería preocupación, nunca me ha gustado ese sitio. Pero ahora Simon, el dueño de la tienda general del pueblo, se comporta de manera extraña. Fui a comprar lana y se comportó exactamente como Tristram. No me reconoció durante largos momentos.

No iba a quedarme allí como una idiota mientras él me miraba esperando recordar quién soy, así que me presenté al otro hombre en la tienda. Un desconocido, amigable, aunque un poco… inquietante.

Se presentó como Glabrio Primus. Pude decir por su atuendo que era un sacerdote, pero no reconocí el símbolo sagrado que llevaba al cuello. Estaba pálido y descuidado, y tenía el pelo grasoso. Me presenté y le pregunté sobre sus asuntos en el pueblo, y con mucha naturalidad me dijo que estaba buscando un antiguo templo de los escamosos. Bueno, le dije, ¡estoy bastante segura de que no existe tal cosa por aquí! ¡Un templo de esos monstruos acuáticos! ¡Imagínate!

Entonces dijo algo extraordinario. “¡Al contrario!” y procedió a decirme que Simon le había informado de la ubicación de dicho templo en el pantano.

Simon ciertamente parecía enfadado por eso, y tuve la clara impresión de que lo que Simon le había dicho a este hombre debía ser un secreto. Pero Primus parecía bastante agradable, aunque oliese un poco mal.

Fui al templo para preguntarle al padre Abramo sobre esto, y en su lugar conocí a una joven dama. Michaela, dijo que se llamaba. Fue fría y distante conmigo y dijo que el padre Abramo estaba perdido en sus meditaciones. Vi a Abramo paseando por el templo en las sombras detrás de ella y le llamé, pero él no respondió y la Hermana Michaela me pidió que me fuera.

No me cae bien. ¿De dónde ha salido?

-Isolde

Cargando editor
16/11/2023, 19:40
Isolde

Cassius,

Ninguna carta tuya en el último año. ¿Estás enfadado conmigo? No te culparía si lo estuvieras, pero por favor, dime si te he ofendido de alguna manera. Quiero arreglar las cosas entre nosotros. Volver a tener el trato que teníamos de niños.

¿Tal vez mis cartas no te están llegando? Las entrego a un carretero que pasa y él me asegura que las entrega a un correo imperial. Pero me pregunto si quizás este no sea el modo más confiable. ¡Oh, cómo desearía poder verte! Estoy segura de que si vieras lo que está sucediendo en el pueblo, sabrías qué hacer.

Ciceri se ha ido. Cada vez más personas se van a medida que pasan los días, pero me sorprendió que se fuera sin previo aviso, ni siquiera una despedida. Los rumores de que hay una maldición en Olantus ahora parecen totalmente razonables. No recuerdo el momento en que dejé de pensar que la maldición era una fantasía absurda y comencé a creer que era cierta, pero podría haber sido cuando supe que Ciceri se había ido.

Me pregunto si está bien. ¿Ha dejado a su familia, sin más? ¿A su padre, a su madre, y a sus hermanas? ¿Por qué? Me pregunto si realmente se fue por su propia voluntad.

Supongo que sé la respuesta.

-Isolde

Cargando editor
17/11/2023, 08:41
Isolde

Hermano,

Algo anda mal con Aelris. Estuvo ausente una noche y entré en pánico, pero el alguacil Graciano me aseguró que había ido con algunos de los hombres del pueblo a la granja de Giles, a unas pocas horas fuera del pueblo. Pero sé que esto no es cierto, el granjero Giles se fue a Iretanis hace una quincena. Sus terrenos están ahora vacíos.

No creí ni por un momento a Graciano. Pero de alguna manera supe que tenía que fingir que le creía, o el alguacil haría conmigo lo que hizo con Aelris.

Aelris sonríe y hace pequeñas conversaciones, pero no hay nada detrás de sus ojos. No me reconoce, a menos que me mire durante un largo rato. Pasa todo el tiempo en el Olivo Dorado, conspirando con los demás hombres. Duerme allí, y sinceramente, no me quejo. No podría compartir mi cama con él ahora. Su piel está fría al tacto. No es Aelris.

¿Me estoy volviendo loca? ¿Está poseído mi esposo y el resto del pueblo está en mi contra? ¿O soy yo la que está poseída?

No estoy segura de estar a salvo aquí. No sé qué hacer. Por favor, Cassius. Por favor, ven. Te lo ruego.

Tengo miedo.

-Isolde

Cargando editor
18/11/2023, 21:02
Leofonte de Melephos

Leofonte estaba reclinado indolentemente enfrente de sus amigos Cassius y Octavia mientras comía pausadamente un racimo de uvas, saboreando el momento... y las uvas. El alcohol, la fruta y el resto de manjares habían conseguido limpiar esa oscuridad que empañaba los bordes de su visión de un tiempo a esta parte. Suponía que era un efecto físico autosugestionado consecuencia de esa sensación ligeramente opresiva que le acompañaba desde hacia un año. Algo en él, en su subconsciente o en la propia naturaleza le susurraba que algo oscuro ocurría en los limites de su metafórica visión.

Cassius pidió mas queso y en ese momento llego el Correo Imperial con las malas noticias que llevaba un año esperando.

Leofonte escuchó las noticias, leyó las cartas y calló. Intentó no mirar a Cassius, el estado de Olantus y de su querida hermana dependían de cuando hubieran enviado esa carta, dato que no tenían manera de obtener. A regañadientes se sentó y agarró el brazo de Cassius al otro lado de la mesa para darle fuerza y hacerle saber, físicamente, que contaba con todo su apoyo. Se paro un segundo a pensar en que era una costumbre que los animales no tenían, al menos no exactamente igual, pero era extrañamente reconfortante; después dijó:

Deberíamos beber, comer y disfrutar lo que podamos esta noche. Mañana partiremos temprano y tendremos todo el tiempo del mundo para preocuparnos, inútilmente por supuesto. No se puede evitar preocuparse por lo que queremos como a la sabia Isolde y la maravillosa Olantus y sus viñ... Espera, Octavia ¿Tu has estado con Isolde?¿O en Olantus ya puestos? Eres esquiva hasta en mis recuerdos

Miro a Octavia mientras agarraba otro trozo de costilla. Había comido mucho pero seguramente el día siguiente se lo pasara volando, un ejercicio especialmente agotador, así que podía pasarse lo que quisiera esa noche. Además, aparte de cierta preocupación por Isolde y los benditos viñedos de Olantus sobre todo sentía liberación. Aquella debía ser la oscuridad que estaba esperando desde hacia meses. ¡Al fin! La espera casi le había vuelto loco. Era la primera vez en 30 años que algo le preocupaba durante mas de una semana, había sido abrumador.

Cargando editor
20/11/2023, 14:53
Cassius Verus

Leer aquellas noticias fue un golpe devastador para Cassius. De todas los miembros de su familia, a quien más quería fuera  probablemente a su hermanita. Si ya no le gustaba la idea de que andase emparejándose con Aelris, menos le gustaba el dramático giro de acontecimientos que describía en sus cartas. Aelris nunca le había gustado demasiado sin saber muy bien porqué, aunque eso era ahora lo de menos.

¿Cómo es posible que no me llegaran las cartas hasta ahora? - Chasqueó la lengua realmente fastidiado. - Y al parecer... - Suspiró enfadado a la vez que apretaba los puños. - ...tampoco le ha llegado ninguna de...

No acabó la frase. No hacía falta pues no estaba hablando para nadie, sino únicamente para si mismo. De hecho, todavía no había levantado la mirada de las cartas y las estaba manoseando, repasando una tras otra todas ellas. ¿Qué había sucedido en Olantus? Desde luego nada bueno, aunque lo que más le preocupaba era el cuando. Que el correo imperial le hubiera dicho que era posible que las cartas fueran antiguas, no ayudaba a tranquilizarle.

¿Disfrutar? - Preguntó alzando la cabeza y lanzándole una mirada que apuñalaba a Leofonte. - ¿Puedes entender que no todo el mundo es como tú? - Le recriminó. - ¿Cómo quieres que "disfrute", con la preocupación que tengo encima? 

Le hubiera roto la cara de un puñetazo de no conocerle. Leofonte era al fin y al cabo un hedonista descerebrado, a quien nada le preocupaba salvo el mero presente. Para él el pasado estaba olvidado y futuro era tan incierto que no se molestaba en hacer planes. Esa era al menos su prespectiva. ¿Sería todo una fachada o realmente era así? No podía llegar a entenderlo.

Si por mi fuera, partiría ahora mismo. - Dijo sin esperar respuesta a las anteriores preguntas. No quería escucharla, pues sólo provocarían un debate que en ese momento de daba demasiada pereza. No estaba para debatir idioteces con aquel narcisista, por muy buen amigo suyo que fuera. - Pero si en algo tienes razón es en que mejor será esperar a mañana. - Se puso en pie decidido a ir a acostarse. - ¿Vendrás con nosotros? - Le preguntó a Octavia, dando por seguro que al menos Leofonte si iría con él hasta Olantus. - Yo intentaré descansar, aunque dudo que pueda llegar a dormirme...

Cargando editor
20/11/2023, 18:35
Leofonte de Melephos

Leofonte había previsto la reacción de Cassius así que la recibió impasible, aunque trato de no parecer especialmente relajado para no enfurecer mas a Cassius. Miro con aprecio al audaz olante, no era como él, inevitablemente se iba a preocupar y mejor que pagara su frustración con él. Era un hombre bueno pese a su temperamento, Herodoto tenia razón, claramente era una mala influencia para él. Casi le dieron ganas de preocuparse mas por Olantus e Isolde, pero un mero recordatorio cerebral era suficiente en su caso. Decidió no aumentar las tensiones así que comentó.

Mañana me adelantare volando unos kilómetros para evitar posibles contratiempos. ¿Alquilaras caballos? Si es así no tendremos tanto margen pero aun con todo podre avisaros de cualquier vicisitud.

Acto seguido se sirvió mas vino tratando de actuar de la forma mas inocente posible. ¿Podría pedir ternera sin avivar la ira de su amigo? Bueno, puedo esperar a que Cassius se vaya, pero es que huele tan bien...

Notas de juego

Me he dado cuenta que con los caminos serpeantes entre los bosques, la accidentada orografia y teniendo en cuenta que no van a ir a galope 24/7 tranquilamente me puedo adelantar como pajarraco.

Cargando editor
23/11/2023, 18:25
Octavia

Octavia sabía cómo iba a terminar todo aquello. Las cartas narraban sucesos que conducían a un desenlace obvio y la ausencia de noticias posteriores a la última carta de Isolde era la prueba definitiva de la tragedia. Se abstuvo de expresar en voz alta lo que pensaba, por un lado no quería herir los sentimientos de Cassius, mientras que por otro no quería llamar a la mala suerte. A veces verbalizar un hecho funesto podía causar que se cumpliera, cuando uno llamaba a la puerta del desastre al final terminaba metido hasta el cuello en problemas.

Estiró las piernas bajo la mesa y se sentó de forma correcta. Todo ese tiempo había estado encogida y a la sombra. Estas personas eran sus amigos, o al menos eso es lo que se suponía que debían ser por la forma en que relajadamente contaban con ella para todo, de modo que debía mantener unas mínimas reglas de educación con ellos. También estaba el hecho de que la bolsa de Octavia estaba vacía y necesitaba trabajo, Livia no había contactado con ella desde hacía tiempo.

-Sí, iré con vosotros -respondió a Cassius. ¿Qué se le decía a un amigo en un momento así? Octavia era lista pero había vivido rodeada de ladrones y maleantes, su mejor estrategia había sido siempre mantener la boca cerrada, de modo que decidió no añadir nada más y miró a Leofonte.

Le resultaba significativo la forma en que consumía todo tipo de comida y bebida. Hasta hacía bien poco, Octavia había sobrevivido con lo básico y podía pasar sin comer durante días, de modo que comía pocas cantidades y abordaba la alimentación de un modo práctico. En cambio, para Leofonte parecía una experiencia cargada de significado. No es que Leofonte pusiera dramatismo a su manera de comer pero Octavia veía matices en la manera en que hacía las cosas y eso la tenía totalmente desconcertada.  

Dejó de mirarlo cuando ya resultaba muy evidente que lo estaba estudiando y cogió las cartas para leerlas de nuevo. Buscar pistas era su especialidad, así que leyó intentando encontrar algo que pudiera servir de ayuda.

---

Elijo 10 en Saber (el que sea menester) para saber si esto que describe Isolde lo puede hacer un vampiro algo conocido.

Religión/Arcano: 18
Local: 21

Cargando editor
24/11/2023, 11:18
Narrador

Decidisteis pasar la noche en el Trirreme Brumoso y viajar a Olantus al día siguiente, siguiendo la antigua carretera imperial que se extendía como una serpiente de piedra, hacia el oeste. El camino, una maravilla de ingeniería akroniana, estaba pavimentado con piedras dispuestas con precisión para resistir el paso del tiempo. Serpenteaba a través de gargantas profundas, entre colinas imponentes, cuyas crestas cubiertas de vegetación se asemejaban a las ondulaciones de un gigante dormido. Columnas de mármol, fragmentos de arcos, y ruinas de antiguas fortalezas adornaban ocasionalmente el paisaje, contando historias de héroes y batallas, de un tiempo no demasiado lejano en que la grandeza del Imperio marcó aquellas tierras.

Las montañas surgían a lo lejos, sus cumbres nevadas fundiéndose con la inmensidad azul del firmamento. El terreno era un constante desafío, con caminos ascendentes y descensos empinados que exigían un temple inquebrantable a aquellos que caminaban por esta ruta. Pequeños arroyos de aguas cristalinas descendían desde las alturas, serpenteando suavemente por los valles, nutriendo la vegetación exuberante que se aferraba a las laderas rocosas. El aroma fresco del aire de montaña se mezclaba con la suave fragancia de las flores silvestres que bordeaban la ruta.

Y es que los bosques antiguos de Iretia se alzaban allá donde alcanzaba la vista: los cipreses se alineaban en perfecta formación, como soldados de un verdor eterno. Los robles se erguían altivos, sus ramas entrelazadas formaban un dosel que filtraba la luz del sol en haces dorados. Los pinos, con sus agujas afiladas, susurraban melodías ancestrales con cada brisa que acariciaba sus copas.

Cargando editor
24/11/2023, 11:46
Ramin

Tras dos días de travesía entre las montañas y valles, divisasteis a lo lejos un poste rudimentario de madera que anunciaba la cercanía del ansiado destino: Olantus. El pueblo se encontraba apenas a un trecho de distancia, pero Cassius, con una chispa de nostalgia en sus ojos, propuso desviarse por un sendero de tierra.

El camino os llevó a una parcela que yacía apartada de la ruta principal. Ante vosotros se alzaba la granja de los padres de vuestro amigo, ahora abandonada y en silencio. Las paredes de la casa de piedra estaban cubiertas por la hiedra que se había adueñado de cada grieta y borde. El terreno, ahora cubierto de maleza, conservaba los restos de lo que alguna vez fue un próspero campo de trigo y viñedos. Las hileras de lo que antaño fueron vides se extendían como esqueletos retorcidos.

Cerca de la casa principal se erguía un edificio de madera desgastada, el antiguo establo donde los caballos de tiro solían descansar tras largas jornadas de trabajo en los campos. Los rastros del tiempo habían marcado su estructura, con puertas desvencijadas y ventanas rotas que dejaban entrever el interior oscuro y vacío.

Mientras Cassius se sumía en la profunda melancolía, un susurro de movimiento rompió el silencio sepulcral que envolvía la granja abandonada. De entre las ruinas maltrechas de lo que una vez fue el hogar de sus padres emergió una figura inesperada: un anciano sucio y harapiento, un intruso en aquel santuario de nostalgia y recuerdos, con una sucia comadreja descansando sobre su hombro.

El hombre, envuelto en andrajos que apenas cubrían su cuerpo demacrado, parecía haber convertido aquellos restos en su morada. Sus ojos cansados y enrojecidos parpadearon con sorpresa al encontrarse con los forasteros que irrumpían en su refugio improvisado.

 

Manesdag (viernes) de la segunda semana de Foeros (Febrero). Son las cuatro de la tarde. Estáis a dos horas de camino a pie de Olantus.

Debéis restaros raciones de viaje para 6 días en total. EN TOTAL. EN TOTAL. 

ENTRE TODOS VOSOTROS, CARAJO.

DOS POR PERSONA, QUE HABÉIS VIAJADO DOS DÍAS, COPÓN.

Cargando editor
24/11/2023, 12:17
Narrador

La manera errática en la que Isolde describe el comportamiento de sus paisanos te desconcierta, aunque eres consciente de que hay encantamientos que pueden cambiar los recuerdos de las personas. La mención a un templo de los escamosos en el pantano en una de las cartas hizo saltar todas tus alarmas, puesto que Livia te dijo que no hay mayores expertos en la magia de encantamiento que ellos. ¿Y si los anfibios, o sus amos acuáticos, estuvieran involucrados de algún modo en los males de Olantus?

Cargando editor
24/11/2023, 21:19
Leofonte de Melephos

Es peligroso, Leofonte, cruzar tu puerta. Pones tu pie en el camino, y si no cuidas tus pasos, nunca sabes a dónde te pueden llevar.” Las palabras de su padre le habían acompañado desde el principio de aquel inquietante viaje. Normalmente viajar era divertido. Aventuras, esporádicas orgias, atracones, dias merodeando como animal... en fin, la buena vida. Pero este no, mas parecía una maratón como en las que se negaba a participar en Melephos. Dos dias de continuo vuelo, sin parar excepto por el breve descanso de la noche, sin disfrutar excepto del aire en el pico y comiendo sosas raciones de viaje que por suerte pudo aderezar con algun gusano especialmente idiota que pudo encontrar mientras volaba. Y ademas, esa vaga sensación de ansiedad era mucho mas dificil de acallar sin vino, mujeres o comida.

Leofonte en su elegante piel de silbón arkadio avistó la granja unas horas antes que sus compañeros, descendió para avisarles pero rápidamente remonto el vuelo y se dirigió hacia su destino. Al llegar dio vueltas a la granja hasta que llegaron sus amigos. En ese momento se poso sobre la cumbrera del techo de la granja.

Leofonte-silbón picoteó una teja y parpeó enfurruñado. Le gustaba dejarse llevar por sus instintos animales cuando cambiaba de piel y llevar unas horas conteniéndose para no pescar había agriado un poco el día. Por eso se puso feliz y dio un par de saltitos con cada pata al ver al anciano salir del establo. Por fin algo fresco e interesante.

Leofonte-silbón desplegó sus alas y se hecho a volar. Dio un rodeo hasta posicionarse en el hastial de la
tejavana del establo. Justo encima del viejo. Así podía escuchar lo que se dijera e intervenir si se ponía peligroso o demasiado aburrido. Mientras esperaba a que Cassius se presentara y Octavia se pusiera nerviosa al haber sido sorprendida, aprovechó para limpiarse las plumas del ala derecha.

Notas de juego

Mareca penelope - Silbón Europeo. Un pato migratorio.

10-2= 8 raciones de viaje.

Cargando editor
25/11/2023, 19:13
Cassius Verus

A medida que avanzaba en el camino hacia Olantus, la inquietud crecía en el corazón de Cassius. Evidentemente, sus preocupaciones giraban en torno a su hermana, Isolde. La quietud aparente del camino no lograba engañarlo, algo estaba profundamente mal. ¿Qué estaba sucediendo en el lugar que ambos llamaron hogar durante su infancia? ¿Dónde estaría ahora ella? ¿Le habría pasado a Isolde lo mismo que describia en sus cartas que había sucedido con el resto de vecinos de la villa?

Los pensamientos turbulentos y la preocupación intensa mantuvieron al mediano de los Verus silencioso  y distante durante todo el trayecto. Sin duda, Octavia fue la más afectada por el pesar emocional de su amigo. Leofonte había optado por sobrevolar el camino salvo a la hora de montar campamento, por lo que prácticamente pasó las dos jornadas de trayecto sin intercambiar una sola palabra con nadie.

No obstante, el autismo de Cassius le sirvió para elaborar algunas hipótesis sobre lo que podía estar sucediendo. Después de darle muchas vueltas, concluyó que había hasta tras posibles razones para aquel extraño cambio de actitud. La primera de hipótesis no era otra que la mera influencia de alguien externo que estuviera presionando a la población para que actuara en contra de su naturaleza a base de amenazas o coacciones contra ellos o gente querida en caso de no acatar con lo que se les pedía.

Una segunda conjetura no era otra que la presencia de algún tipo de entidad sobrenatural que estuviera afectando a sus antiguos vecinos. Ya fuera algún tipo de sugestión feérica, dominación vampírica o cualquier otro fenómeno del estilo. Muchas leyendas locales hablaban de seres podersos que podían llegar a influir en las personas y que normalmente se contaban a los niños por las noches, con tal de asustarles e impedir que fueran demasiado curiosos. Incluso, la acción de algún arcano especialista en la escuela de encantamiento, que estuviera tratando de dominar al pueblo con tal de que actuaran a su merced.

La tercera idea que le venía a la mente, era quizás la más aterradora. ¿Y si sus vecinos no es que hubieran canviado, sino que ya no fueran ellos mismos? ¿Y si habían sido sustituidos por otra entidad? Había escuchado de unas criaturas humanoides que podían cambiar totalmente su aspecto, para llegar a ser igual a otras personas. De ser esa la respuesta... ¿Dónde estarían sus vecinos originales? ¡No quería ni pensar en ello!


La llegada hasta la granja que fue su hogar tiempo atrás, le quitó de la cabeza aquellos pensamientos destructivos, al menos por unos momentos. La granja estaba tal y como recordaba, salvo por el paso del tiempo y la inevitable colonización de la naturaleza. Aquello le trajo grandes y bonitos recuerdos, que le provocaron una sonrisa. Cada rincón de la granja estaba impregnado de memorias que aún resonaban en su mente. Los colores, los sonidos, los olores, todo formaba una amalgama de recuerdos que le habían marcado de por vida.

Allí había aprendido el valor del trabajo duro al ayudar en la cosecha, recoger la leña para el invierno o cuidar de los animales. La granja le había enseñado la importancia del esfuerzo y la recompensa del mismo. Había aprendido cual era el ciclo de la naturaleza y la gratitud por sus dones. Los quehaceres diarios eran siempre lecciones de vida para él y sus hermanos. Los añoraba tanto...

Le sorprendió encontrar a aquel hermitaño que se había adueñado de los terrenos de su familia. No le culpaba, pues él siempre había sido un férreo defensor de que las tierras eran de quien las poblaban y sus frutos, de quien los recogían. La antigua granja familiar había sido abandonada y aquel hombre la había reclamado para si. Un hombre al que por otra parte, no conocía de nada. Un foráneo... quizás fuera un viajero o quizás se escondía allí por alguna razón. Pronto lo descubriría o al menos eso iba a intentar.

 - ¡Buenas tardes! - Saludó de manera efusiva. - Mi nombre es Cassius, Cassius Verus. Me temo que esta granja perteneció a mi familia hace años. Crecí aquí, entre estos campos y corrales. - Mencionó con una sonrisa nostálgica, mientras sus ojos recorrían los rincones que una vez fueron testigos de su infancia. - Me alegra ver que alguien más aprecia este pedazo de tierra tanto como yo mismo lo hice. Espero que encuentre tanta belleza y alegría aquí como la que mi familia y yo mismo encontramos en su momento.

Cargando editor
27/11/2023, 13:05
Octavia

El viaje fue cómodo, en total silencio, sin que nadie hiciese preguntas incómodas o tratara de llenar el silencio con palabras huecas. Lo agradecía porque Cassius era de verborrea fácil y Leofonte se había ido a volar por ahí a hacer sus cosas de pájaro. Durante el trayecto, Octavia le dio vueltas a las cartas y reflexionó sobre las pocas pistas que había en ellas. En un momento dado, decidió compartir sus conclusiones con Cassius, cuando estaban a punto de llegar a la granja.

-El templo de los escamosos. Isolde lo menciona, dijo que un forastero llamado Glabrio Primus estaba buscando las ruinas de un templo en el pantano. Los escamosos son expertos en magia de encantamiento, ¿y si ese desconocido es un adorador de los antiguos amos acuáticos y esta sugestionando a todo el poblado? ¿Y si ha despertado un antiguo poder que ha provocado que todos los aldeanos estén bajo la influencia de los anfibios?

Al llegar a la granja, un desconocido salió de ella con el aspecto de un mendigo. A Octavia le saltaron todas las alarmas, en su banda todos se hacían pasar por mendigos para engañar, robar o matar. Se puso detrás de Cassius cuando éste se presentó, la presencia de la comadreja le daba que pensar, podría tratarse de un druida, pero también podía tener adiestrada a esa bestia para otros fines.

-¿Qué hace usted aquí? -interrogó la maga.

Cargando editor
28/11/2023, 08:27
Ramin

El anciano miró a Cassius con una mezcla de sorpresa y gratitud por la bienvenida tan cálida que había recibido.

—Y yo soy Ramin, así me conocen los que rara vez pasan por aquí y hablan conmigo. Estas ruinas, estas tierras… me han brindado cobijo en tiempos difíciles. He encontrado en estos campos un refugio que la vida, en su desdén, me había negado en otros lugares. Aquí, entre las piedras que alguna vez fueron parte de tu hogar, he hallado algo parecido a la paz.

La comadreja en su hombro pareció asentir con un movimiento curioso mientras observaba a los recién llegados.

—No soy nadie, y no hago nada. Solo soy un huésped efímero en esta morada desgastada por el tiempo, que agradece la belleza que una vez floreció aquí. En estos rincones, aún está la sombra de lo que fue.