Partida Rol por web

En algún lugar, la criatura conocida como El Insigne Blorb se agita, aunque desconoce el motivo. No es debido a una corriente de aire. Tampoco es que sea propenso al estrés. No es una molestia cutánea de ningún tipo. Ni se ha topado con un bache en su parsimonioso arrastrar.

Vuelve a agitarse una vez más, y eso lo desconcierta y enfurece. Justo el modo en que ninguno de sus adoradores —verdaderas legiones de ellos, aunque ninguno lo reconozca— querría encontrarlo si lo invocasen con ese fervor del seguidor inconsciente.

Dicen que hay sabores que hay que probar varias veces hasta que se adquiere el gusto por ellos. A ti siempre te ha parecido una sandez propia de sociedades —y estratos de estas— que no tienen auténticos problemas. Si todo el mundo tuviese que masticar y tragar algunos ingredientes de conjuros, la estupidez mundial se rebajaría en un porcentaje importante.

Cuando abres los ojos hacia un cielo claro y despejado, desde el que el sol se dedica a freírte la cabeza, decides que hay un sabor que jamás volverás a probar: el de tu propio aliento después de dormir. Porque, por otra parte, es improbable que vuelvas a dormir. Tampoco lo echarás de menos. Aunque sientes curiosidad por aquel extraño líquido que burló tu inmunidad natural.

Buscas con urgencia algo que te resguarde del sol, pero aparte de una amplia extensión de hierba que parece no tener fin, el paraje no cuenta con nada más. Si cualquier otro ser del submundo estuviese en tu lugar, a estas alturas ya habría perdido la razón. Lo que ves a en torno a ti no puede ser más descorazonador: no has conseguido librarte de ese humano tarado. Aún peor, hay otro cerca, vestido con el inconfundible atuendo de un bárbaro. Y a su lado, una elfa con cara de simple. Resulta que os estáis mirando entre vosotros.

Llevan colgantes idénticos al tuyo.

Ignoráis cómo, pero habéis ido a dar a una inmensa y soleada extensión de hierba que se funde con el azul de un cielo despejado en cualquier atisbo de horizonte que podáis tener.

Sin embargo, lo que os preocupa en estos momentos se encuentra muy cerca. A vuestro lado, con caras de aturdimiento, se encuentran un drow con aire relamido —como todos los de su especie, por otra parte— y un humano con aspecto de haber pasado la noche anterior en un carnaval y llevar aún puesto su recargado disfraz de brujo. Ambos llevan colgantes idénticos a los vuestros y os miran, tan estupefactos como vosotros a ellos.

Eres un auténtico maestro de las fugas. Ojalá pudieras haber visto la colección de caras al entrar en aquel mugriento almacén y no encontrar nada, salvo algunos muebles viejos y un pequeño vial vacío que, oh, olvidaste romper, con lo que disfrutas diseminando el suelo de pequeños cristales, propensos a clavarse en pies desnudos y patas de animal.

Haces gárgaras con tu saliva reseca. En cualquier otra persona, eso sería imposible, pero tú lo consigues. Probablemente, los tres necios que te observan sólo hayan percibido unos sonidos guturales. La jugada no ha sido redonda, puesto que no sólo no te has zafado del drow, sino que a este se le han sumado un tipo que, aunque no se ve mucho más recio que tú, luce sus musculitos con el típico atuendo salvaje de un bárbaro. A su lado va la —cómo no— típica ladrona menuda y entrañable, incansable compañera de aventuras y complemento de su amigo cabeza de chorlito. Para colmo de males, es una elfa. Llevan los mismos colgantes que vosotros.

Los mismos no, idénticos. Vosotros seguís llevando cada uno el vuestro. Hay que explicártelo todo, estúpido.

El paisaje parece pintado por un niño de ricitos rubios y sonrisa angelical: el cielo es azul, el sol amarillo y la hierba verde. Y no se ve nada más, ni siquiera unas letrujas en una esquina que digan
PArA MAMA de HEnRY. Es inaceptable. ¿Qué será lo siguiente? ¿Un bebé risueño enmarcado en el sol? ¿Intercambiar un Abrazo Fuerte entre los cuatro?

El sapo, oculto bajo tu capucha, te envía una potente imagen mental, precedida por una voz grave que dice "En episodios anteriores de Quycus...". Te ves a ti mismo en el suelo, rígido. Después, un estruendo indica que la endeble barrera ha cedido a los golpes de los aguafiestas que van por ahí detectando el mal a diestro y siniestro. El punto de vista salta hasta localizar el pequeño vial, en el que aún quedan unas gotas de elixir anaranjado.

Cago... en... todo... piensa el punto de vista, antes de extender una lengua larga y pegajosa hacia la boca del vial. Poco después, la visión se emborrona.

La elfa se sitúa junto al humano que le acompaña, aunque un paso por detrás, como escondiéndose...

Meiar, asustada, se sitúa junto a Rognar un paso por detrás mirando a los dos desconocidos con desconfianza. Sobretodo al drow ya que aún recuerda perfectamente los cuentos que durante su infacia le contaban acerca de sus "primos" malvados.

Dónde estamos? y, fíjate, también tienen el collar... yo no he pensado en ellos, no los conozco y.... me dan miedo le cuenta a Rognar en voz baja, aún medio escondida detrás de él, para que los otros no lo escuchen..

Mierda... Es lo primero que pienso en este momento. No se cómo, pero ya no me encuentro en el almacen, aunque al parecer, sigo con el drow mariquita, al que se le han unido una elfa con cara de niñata y un guerrero exhibicionista, que seguro que muchas luces no tiene. Debería de acabar con todos ellos uno a uno, aunque puede que me sirvan de peones en mi perfidos planes. No obtendrán un trono junto al mio, claro está, es más, seguro que los mato antes; pero de momento me pueden valer de escudo humano. Me estiro, a lo que algunas de las articulaciones de mi cuerpo crujen con un chasquido. Miro a la elfa, al parecer la primera en moverse, y la pregunto en tono inquisitivo- Tú, ¿Quién eres y de dónde has salido, elfa cachonda? ¿No serás una vendedora a domicilio? si es así, no tendré más remedio que ejecutarte. Odio a los vendedores a domicilio. Cuando sea amo y señor del mundo tendré muchos vendedores a los que perseguiran pequeños y malvados patoconejos, unas de las criaturas mas peligrosas y temidas que existen. No pienso colgarme una caja con luz y abrazar a los presentes para disfrute personal de la elfa. En cuanto se descuide la pisaré el cuello. Si, eso haré

Tras escuchar tus palabras parece más asustada aún si cabe y como muestra de ello se acerca algo más al fornido guerrero que la acompaña, como si su presencia a su lado le calmase y tranquilizase. No deja de miraros extrañada, como si no terminase de creer si realmente estais ahí o sois simplemente una alucinación, pero no os dirige la palabra.

¿Que te pasa pequeña elfa? ¿No tienes lengua? Si tienes y no hablas he de decir que conozco una fantástica receta para cocinar lengua, dicen que la de los elfos es exquisita. Aunque mi especialidad es el merengue, mi secreto son los huevos fre... ¡No os revelaré mi secreto pequeña arpía!. -Tras decir esto miro al cielo- Y bien, ¿alguien sabe dónde estamos? ¡Este lugar parece la obra macabra de algún niño repelente! Opto por castrar al drow, seguro que este lugar es obra suya ¡Castraciones gratuitas de parte de Mitius!, vamos, acerquense, será rapido y muy, muy, muy doloroso, pero algún beneficio tendré que sacar, aunque sea satisfacción personal.

Con media sonrisa malevola miro al mago parlanchin y me doy cuenta que lo ùnico que quiere hacer es intimidarnos así que entro en su juego y sin mediar palabra saco mi espadón que tengo colgado en mi espalda y le digo:¿¡Por qué no te callas!?
Para despues decirles a los dos:Donde nos encontramos? Si me decis donde estamos nos iremos y nos os desmembrare....seré generoso.
Mientras digo esto, con un brazo pongo detrás mio a Meiar para resguardarla del extraño saltinbanqui.

Una voz en mi cabeza me dice que le conteste "Yo soy cola, tu pegamento". Después de este irracional impulso, miro al barbaro, arqueo una ceja y lo miro con cara burlona- ¿De verdad serás generoso si no me desmembrases? tengo entendido que para desmembrar primero hay que saber cuales son los miembros del cuerpo, y, no creo que tengas la capacidad suficiente para deducir tal cosa. No me intimidas bárbaro. Puede que no tengas frio o te guste exhibirte, pero a mi me da igual. Podría causarte un miedo atroz, y después achicharrate con divertidos y superchulis proyectiles mágicos. De hecho creo que lo haré, y después, Quycus se alimentará de las pulgas que plagan tu sucia y mugrienta piel. Que sepas que la tierra que pisas me pertenece, esta y sus alrededores, porque yo soy el DUEÑO Y SEÑOR DEL MUNDO (aún no lo soy, pero ellos no lo sabén) jejejejajajajJAJAJAJAJAMUHAJAJAJAJAJA -suelto una gran y sonora risa, pero retomo el hilo de la conversación- y vosotros, simples mortales, sois mis peones. Asi que calla, y no te interpongas en mi camino.

Le miro con una sonrisa autosuficiente y pienso -porque todos me tratan como si fuera imbecil o subnormal,su ignorancia me hace gracia-,Muy bien, muy bien....dueño y señor de todo el mundo....te veo muy solo.
Despues de esto empiezo a atisbar por encima de todos para ver donde me encuentro,todo con mi espadon en la mano y tapando a la elfa.

A simple vista, dirías que lo llevas todo. Si no, lo más probable sería que estuvieras desnuda delante de estos tres.

Los cuatro podéis intuir que el norte debe de estar por... no, eso tiene que ser... hum... el ... si allí está el sol y son las... no, eh...

La respuesta a todas vuestras preguntas es "Sí".

No se ve ningún sendero. Es una extensión de césped hasta donde alcanza la vista. No crees estar soñando, pero no podrías asegurarlo, ya que nunca lo has hecho antes.

¿Y bien señor bárbaro? -pregunto a Rognar al ver sus pobres intentos de saber donde se encuentra mirando al horizonte- ¿Sabes ya dónde estamos? te veo... desorientado. Será mejor que te sientes, o puede que tu pobre cabecita de bárbaro se sobrecaliente al intentar averiguar el norte mirando a esa "GRAN BOLA LUMINOSA" que es el Sol. Lo mejor que puedes hacer es sacrificar a la pequeña elfa, seguro que el baño de sangre será divertido. Imaginate, todas las visceritas desparramadas por el suelo. Aunque no te recomendaría comertelas en crudo bárbaro, no te gustarían. ¿Dónde demonios habrá un niño pequeño? necesito robar algún caramelo, mandar a mi abuelita a por droga o algo igual de pérfido y malevolo.

Eiiii tú!! le grita al mago sacando la cabeza desde detrás de Rognar.. si tan listo eres dinos donde estamos porque tú también tienes pinta de estar perdido, listillo dicho lo cual se vuelve a esconder por si acaso