Partida Rol por web

- Humanozzz!!! Aggghhh!! Y también Elfozzz y Enanozzz!!!

- A por ellozzz!!!

Uno de los orcos se dirige rápidamente hacia la puerta y ataca a Tiranthir con su cimitarra. El otro duda si abandonar su puesto de guardia frente a la puerta y de momento permanece en el mismo sitio.

Tiranthir desenvaina todo lo rapido que puede mientras gira esquivando el ataque del orco.

Argggg

Veis como Tiranthir comienza a sangrar de un brazo tras el ataque del orco. Aunque realmente no veis al otro (salvo Tiranthir), oís sus rugidos.

Rapidamente os movilizáis intentando ayudar a vuestro compañero, aunque la situación es complicada, ya que el orco bloquea la puerta y se ha hecho fuerte tras ella.

El miedo se apoderaba del hechicero tan sólo conocer que era de orcos de lo que se trataba tras la puerta, un miedo que más que aterrorizarle era provocado por la pereza de tener que enfrentarse a ellos. Sinuoso se alejaba del grupo atravesando el pasillo hasta llegar al final rumiando incomprensibles maldiciones. ¿Es qué no podíamos seguir entrenando? Un curso intensivo de magia no es suficiente para enfrentarse a una gárgola... maldito Mentor, ni si quiera aprové el primer examen... ¿¿cómo era Fuego en arcano?? No recuerdo nad...

El elfo ya con la espada en la mano rugio y devolvio el golpe al orco, para luego rodar a un lado y dejar espacio a sus compañeros para que se enfrentaran a la bestia.

Un tajo certero de Tiranthir rebana la cabeza del primer orco. La cabeza golpea el pavimento y acaba en los pies de su compañero que la mira con ojos aterrados.

Después de recordar que nos avisaron de la ausencia de trampas 'demasiados golpes en la cabeza', me giro al escuchar al enano gritar y salgo corriendo. Por el camino veo como Tiranthir suelta una estocada y se hecha grácilmente hacia un lado. 'bien, esta es la bienvenida que yo esperaba'

-Aaaargh!

Veo al orco tirado en el suelo y dentro de la sala otro me mira sorprendido. 'este es mio' Levanto la espada y la lanzo con fuerza.

Khargos aprovecha el hueco que le deja Tiranthir para lanzarse con furia contra el segundo orco.Levantando la espada por encima de la cabeza la arroja hacia el pecho de su enemigo que cae fulminado.

Al escuchar los ruidos de combate me apresuro a entrar en la habitración, pero para mi desagrado cuando llego a ella ya han acabado con todos los enemigos, vaya, vaya, la próxima vez guardadme algo, por Gimli..., entonces miremos a ver si alguno de estos custodiaba algo de interés.

Después de examinar detenidamente la habitación, prestando especial atención al escritorio y a la estantería, no descubres nada digno de interés. Nada que merezca la pena llevarse.

Desde la esquina izquierda Rincewind divisa un nuevo y estrecho pasillo, aún más débilmente iluminado que el anterior. A poca distancia puede ver una puerta de madera y un poco más adelante un nuevo pasillo que sale a la izquierda.

Al fondo nuevamente pude observar como la humedad ha provocado nuevos derrumbamientos.

Khargos y Gotrek mientras tanto, después de haberse deshecho de los orcos están en una habitación en la que no han encontrado nada de valor. Frente a ellos una puerta.

Por último Tiranthir hace guardia frente a esta habitación dudando si seguir a Rincewind, a Khargos y Gotrek o, seguir un nuevo camino.

Tiranthir llamo al mago.

Rincewind, no nos separemos, ya es complicado andar por aqui, como para que te pierdas.

El elfo se acordo de algo y sonrio.

Ademas, no recuerdo que lleves equipo para desactivar trampas. No creo que te guste caer en un pozo.

Dejo ese ultimo comentario caer mientras entraba en la habitacion.
Los compañeros ya habian dado buena cuenta del otro orco, y parecia que no habia nada de interes, por como refunfuñaba el enano sobre la tacañeria de los orcos.
Asi que se acerco a la otra puerta.

Voy a abrir la puerta, espero no encontrarme otra sorpresa.

Esta vez dejo la espada en la mano.

Mientras Tiranthir se retira a la izquierda de la puerta podeís ver otra estancia un poco más pequeña que en la que os encontraís. Al fondo de la habitación podeís ver un armero lleno de viejas y oxidadas armas. A la izquierda otra puerta. Pero lo peor de todo, son las sombras que a la luz de las teas producen un repugnante goblin y un malvado fimir.

Entro en la sala enarbolando mi hacha, cargando contra el goblin, al cual golpeo repetidamente...

Al fin algo de fiesta, ya tocaba...

El mago se dirigía de nuevo con sus compañeros tras el aviso de su amigo mágico. Al llegar a  la puerta le dirgía unas palabras. No te preocupes, ya nos dijeron que nada de trampas, nada de puertas secretas, muchos tesoros, bla bla bla, sólo... cubría las espaldas. Su tono delataba la astucia con la que se procuraba una excusa que ocultara las intenciones por las que se había retirado. Permaneció en guardia en la puerta mientras escuchaba algunos extraños ruidos.

Antes de que pueda recuperarme, escucho a Grotek farfullar algo en la otra sala y un fuerte golpe. Sin pensarlo salgo corriendo y me encuentro con la escena. Me dirijo hacia el sorprendido Fimir y sin pensarlo lo golpeo mientras suelto un incontrolable grito.

El goblin asustado ante la carga del enano trata de levantar torpemente su arma para detener el ataque de Gotrek; pero no es lo suficientemente rápido y el hacha de manufactura enana se estrella bruscamente contra su cabeza derramando un líquido viscoso y maloliente.

Animado por la carga del enano, Khargos se lanza a por el otro ocupante de la habitación: un gigantesco Fimir que enarbola un hacha tosca y prácticamente sin filo.

El movimiento de ataque del guerrero logra herir al Fimir, pero este es fuerte y defendiéndose como puede aguanta la primera oleada de golpes.