Partida Rol por web

Sigue tu destino, se fuerte... sobreviviras, me lo han dicho las cartas... pero cuando necesitas ayuda, llamame... piensa con fuerza en mi y aparecere... - parece que te susurra al oido, pero la voz recorre tu mente como la bruma en una mañana de invierno, pero no te sobresaltas, la tranquilidad y seguridad de sus palabras te hace estar mas tranquila y calmada.

Todos veis como Maria le da un tierno beso en la comisura de los labios a Nadenka y se mete en la caravana.

Pasan unos escasos segundos y el armatoste de madera se hunde en la tierra con un extraño "PLOP!" y desaparece completamente

¿Acaso deberia sorprenderme? - pienso mientras lentamente estudio a los que me rodean con cara de pocos amigos.

La armadura no se mueve ni un centímetro. Cualquiera que mirara podría pensar que se trata de una gran armadura de sólidas placas de metal.
Si alguien pudiera mirar en su interior vería una imagen bien diferente

Elena se cruza de brazos y mira con indiferencia el lugar donde desaparece el carromato.
No dirige una sola mirada a nadie, se centra en un punto situado en la nada del horizonte y se hunde en sus pensamientos. Mas aun así no deja de lanzar rápidas miradas por el rabillo del ojo a todos los ahí presentes.
(Inconscientemente, sobre todo a John.)

Nadenka, que había escuchado con atención (y un poco más relajada) las dulces palabras de Maria, después de besarla ésta le sonríe, agradecida, asintiendo con la cabeza...

- Gracias... - dice mientras observa la caravana desaparecer en un instante hundiéndose en la tierra. Después de ésto, se vuelve mirando al personal, tragando saliva al ver que se ha quedado sola frente a desconocidos...

¿Y ahora qué, Señor?
Pregunta la gran armadura al hombre del aparato en el ojo
¿Podría hacerme un adelanto de la misión? Si voy a tener que enfrentarme a... seres como los que acabamos de ver, seres que usan la magia y hacen pactos con demonios... Por no hablar de Vencedor... Me gustaría saber que me voy a encontrar

Ante lo que ve tras los flequillos, Isabel se santigua rápidamente, como si no quisiera que nadie le viera hacer lo que ha hecho.

Tras el comentario del hombre de hierro, Isabel decide hablar. Una cosa es servir, y otra caminar hacia lo desconocido - Eh... perdonad mi comentario inoportuno, mis... mis señores, pero yo también rogaría saber cuál es mi cometido... aquí

Nadenka asiente al comentario de Isabel sin decir ni pío.

a mi la verdad es que lo que mas me interesa ahora... miro al Invencible con verdadera curiosidad, y un veloz brillo carmesí recorre mi mirada un segundo mientras aprecio la maquina de arriba a abajo, buscando una respuesta a una pregunta que pasa por mi cabeza ¿es un gólem controlado por magia o por alguien?

AL ver la señal de la cruz que hace Isable, la gran armadura se vuelve por completo hacia ella y hace el mismo gesto con gran solemnidad
Que Dios os proteja con su gracia de los males de este mundo.
Asiente entonces y se vuelve a esperar la respuesta de Tobías

Eso no lo se... - se encoge de hombros - al menso en tu caso, Juan ha ayudado mucho a la Corona, y es bueno devolverle el favor. En cuanto a los demas, un poco de paciencia y en seguida tendreis respuestas - se nota que no le agrada demasiado tratar con seres humanos

Ante el gesto del hombre de hierro, Isabel se sonroja, aunque es algo que se produce en ella ante casi cualquier gesto de otra persona.

Sin más, vuelve a entrelazar sus manos dentro del bolsillo del mandil.

Un poco de paciencia - dice tratando de calmar la impaciencia y la curiosidad de los presentes - Mi maestro volvera en seguida con el ultimo miembro

Algo extraño pasa... tu poder no es capaz de penetrar en la mente del hombre de metal...

Una extraña sensacion recorre tu cuerpo entero, falta de aire y un movimiento a una velocidad de vertigo en una perfecta linea recta. Todo el paisaje pasa por tus lados a una velocidad infernal, ves todo pasar, escuchas todo pasar... llegas a ver el infierno y el cielo, todo junto y todo separado... un espectaculo que te deja sobre cogido...

De la nada se forma un circulo perfecto de luz blanca del que sale un hombre...

Cubierto por una amplia capa negra practicamente de mi figura de metro noventa solo se distinguen manos y antebrazos cubiertos de escamas quitinosas rojizas y acabadas en pequeñas garras y mi cara, aunque tapada por la capucha se adivina una boca grande con colmillos y unos ojos de reptil parecen brillar con la luz del circulo mientras revisan el sitio al que he llegado

En uno de mis brazos llevo cogida sin aparente esfuerzo aunque con mucho cuidado una mujer que parece inconsciente y la otra se ha cerrado rapidamente en torno a la empuñadura de una enorme espada bastarda