Partida Rol por web

Habías estado en muchos lugares con tu padre, pero de algo estabas seguro: Nunca habías estado en un lugar como la ajetreada ciudad de Tokio.

Bajaste del metro a eso de las once de la mañana. El viaje desde el pueblo de dónde venías fue de al menos, unas dos horas. Traías contigo un bolso a tus espaldas, que traía en su interior pertenencias preciadas, así como algunos cuadernos y libros. También,  con una mano sostenías un bolso mediano, dónde traías algunas prendas de vestir, así como artículos de aseo personal.

Venías muy poco abrigado, la costa en la que estabas era bastante cálida. ¿Cuál sería la diferencia con Tokio? Esa incógnita fue contestada apenas saliste del subterráneo. Una bofetada de aire frío te puso a tiritar. Las calles y las edificaciones estaban cubiertas de una espesa capa blanca. ¿Nieve? ¿En junio? Es algo que te desconcertó. Pensabas que Tokio iba a ser diferente, pero no tanto.

Soltaste un gran suspiro y miraste tu móvil. No estabas muy lejos de la preparatoria, estabas a un par de calles. Sin embargo, caminar mientras nevaba dos calles —y sin ir abrigado— sería todo un reto para ti. Esperaste el stop del semáforo y saliste como alma que se lleva el diablo.

En tu afanado paso te llevaste a un sujeto alto por delante, te disculpaste y seguiste tu camino. En el trayecto a la preparatoria algo estuvo rondando tu cabeza. Era el aspecto del sujeto con quien te habías chocado. Se te hacía conocido… ¿pero de dónde?

En menos de diez minutos te encontrabas frente a la preparatoria —diez minutos en los cuales te topaste con miradas extrañas de los transeúntes. No era para menos, no era normal ver a alguien sin abrigo en plena nevada—.Contemplaste la edificación por un segundo y te quedaste absorto. En verdad imponía. A tus costados, entraban y salían una gran afluencia de estudiantes —algunos de aspecto muy estirado—, cosa que de igual forma te sorprendió. Te fuiste adentrando hasta llegar a la recepción. Allí, te atendió una linda chica de rasgos delicados. Después de decirle tu nombre y confirmar tu inscripción te indicó el área de los dormitorios y cuál sería tu habitación, así como el cronograma de clases y tu respectiva sección.

Luego de una gran travesía —en la cual te perdiste— lograste llegar de alguna forma a la puerta de tu habitación.

Abriste la habitación con una llave magnética y entraste. Tu habitación estaba ubicada en un tercer piso, y tenía vistas hacia la cancha de tenis. La habitación contaba con una litera, dos escritorios, un televisor, un sofá y dos armarios. ¿Porqué una litera? No le distes demasiadas vueltas al asunto y te acomodaste en el lugar.

Mientras estabas desempacando la puerta se abrió, por un momento te tomó por sorpresa y tomaste una posición de guardia.

Quien entró a la habitación fue un joven rubio, de tu edad. Se te quedó mirando fijamente un rato.

—¿Qué haces en mi habitación? Maldito —preguntó con evidente tono hostil.

Claramente, este no es un dia de suerte para mi. Cuando me habian dicho de que iba a estudiar en este instituto, en Tokyo, no lo podia creer, pero bueno, ese fue un golpe de suerte mas bien, o eso espero que sea. Cuando iba en el metro me la pase ocupado pensando en el cambio que significa de donde estaba, pero al apenas salir del condenado subterraneo, no me imaginaba de que iba a pasar tan mala experiencia. — ... ¿No me pudo decir mi padre de que era epoca de invierno? Viejo irresponsable. — Pues, cuando el me dijo que vendria a este lugar, no se digno en decirme como estaba el clima, ¡Y se supone que habia estado por estos lados no hace mucho, rayos! Que hombre mas irresponsable, hmm, que se le puede hacer. Lanzo un gran suspiro -que de hecho por el clima pude ver claramente mi aliento, ¡Siempre me ha parecido impresionante!- y me dirijo rapidamente hacia mi ubicacion, que es bueno que este nevando, pero no estoy en condiciones para aguantar el clima y tampoco quiero coger un resfriado. 

— ¡Lo siento mucho, señor! — Dije a un hombre con el cual habia chocado, pero fue curioso, porque sentia que lo habia visto en algun lado justo cuando segui a mi ritmo... ¿De donde lo habre visto? Estaba un poco curioso de saber de donde provenia ese sentimiento, pero por el frio lo olvide rapido, mi supervivencia en este clima sin duda alguna es primero. Despues de cierto tiempo y que me miraran extraño por mis ropas y el clima, habia llegado a mi destino. — Wooaaahhh... ¿Esto es enserio? — Dije obviamente sorprendido, mientras me acariciaba mi despeinado pelo. Lo triste del caso, es que algunos estudiantes se miran estirados -e incluso me han visto mal, como si fuera un delincuente o algo-, y parece que tendre un poco de problemas para adaptarme a esta gente, joo...

— Muy amable, gracias. — Fue lo que le dije a la recepcionista de manera amable, que al inicio tambien tuvo un rostro algo complejo, en especial al verme con mi ropa tan poco adecuada al clima, y mis cicatrices. ¿Por que siempre este tipo de gente piensa que soy un delincuente? Que molestia, urgh. Y no solo eso, pasar todo el rato perdiendo el tiempo porque nadie me quiso ayudar a encontrar el edificio de las habitaciones, hasta que lo halle por pura suerte. Un bonito lugar, con bonita vista, y muy comodo. Si señores, este es un lugar muy decente. Empiezo a ponerme comodo, especialmente desempacando por todo el lugar, hasta que alguien entro a mi habitacion y lo observe fijamente, ¿Que hace este tipo aqui? El se habia quedado en silencio, y por ende, yo tambien, sin saber muy bien como romper el hielo. — Esto... ¿Quien...? — Empece a hablar bajo, pero fui interrumpido por su hostilidad. ¿De verdad me esta pasando esto a mi? Oh, vamos. — La pregunta es, ¿Que haces TU en mi habitacion? Hmmm... — Ignoro su presencia y observo la litera. ¿Sera posible que este tipo sea mi compañero de habitacion...? — Oye, ¿Te dijeron algo de compartir habitacion? Porque solo hay una litera para dormir, asi que, supongo que si tienes la misma llave, seremos compañeros. — Y esto ultimo lo dije casi que sin ganas, porque le miro del tipo hostil e engreido, ¿Por que tendre tan mala suerte con las personas en Tokyo? — Hmm, bueno, ya nos organizaremos con nuestras cosas, no le tomemos importancia. — Fue lo ultimo que dije, obviamente ignorando todo este lio y sigo desempacando y ordenando ahora mis cosas para no confundirlas cuando el desempaque las suyas, o lo que sea. Complicarse la vida por algo asi, que molestia...

—¿Ehhhh? —repuso confundido—.

El joven vestía el uniforme de la escuela, aunque andaba algo desarreglado. Por su forma de hablar y su forma de vestir, podrías jurar que es un matón. 

—¿Tú habitación? —dijo alargando la frase—. Esta ha sido mi habitación desde el año pasado. He estado solo todo este tiempo. Y no, no me han dicho nada de compartir habitación. Por alguna razón nadie quería ser mi compañero —añadió mientras se rascaba la cabeza—.

La razón por la que nadie quería ser su compañero parecía ser evidente. 

—Lo que sea —dijo después de chasquear la lengua—, te aconsejo buscar otro compañero de habitación si no quieres ser tachado como matón. Por alguna extraña razón todos los malditos estudiantes se piensan que soy un criminal. Deberían morir todos —concluyó urgándose la nariz—.

La verdad es que no estoy demasiado seguro quien es el ofendido aqui, o quien es el maton, o quien es el confuso. Todo esta poco claro ante la presencia de este tipo, ¿Por que me pasan estas cosas a mi? Aparte de lo que me paso al llegar, tengo que lidiar con este tipo de situaciones, pero que problema mas increible... — ¿Llevas un año sin un compañero de habitacion? Vaya. — Dije sorprendido, o al menos, intentando parecer sorprendido porque debido a su apariencia y su actitud, no me extraña en lo mas minimo. Si con solo verme me hablo de mala manera y me maldijo, este tipo se nota que es dificil de llevar. 

— Me pregunto porque sera. —Dije hablando con un rostro neutro y una voz apagada, vamos hombre, ¡Solo falta que te cuelguen en la frente la palabra "PELIGRO" como para que estes todo extrañado por eso. Cuando me dijo su propuesta, puse un rostro complicado. ¿Me esta pidiendo que me vaya por mi bien, o simplemente no quiere tener a nadie? Hmh, en todo caso, mi respuesta es obvia. — Si, puede que me tachen de maton, pero...

Me rehuso.

Esto ultimo lo dije con la mayor seriedad, determinacion, y voluntad posible. ¿Por que me habria de rehusar cuando el tipo tiene razon? Es muy sencillo. — Lo siento, pero, no buscare otra habitacion. Eso es mucha molestia, y ya empece a ordenar mis cosas. Asi que no te preocupes por que me tachen de maton, al igual que tu vengo de un lugar en donde me pasa lo mismo, solo que yo al menos no quiero que se mueran. — Dije levantando los hombros con indiferencia, prosiguiendo en lo mio sin darle -OTRA VEZ- poca importancia al tipo problematico, tratandolo de una manera muy tranquila y pacifica. 

— En todo caso, si seremos compañeros yo me llamo Mukuro Ikutsuki. Si tienes tiempo, espero que me puedas enseñar el lugar, invito a algo como recompensa en las maquinas expendedoras. — Y proseguia, relajadamente. Que inicio de vida, eh... 

—¡Qué gran problema tenemos aquí! ¡Un problema muy gordo! ¡Creo que me dará un paro cardíaco! —por un momento pensaste que esas palabras habían sido para ti, pero volteaste hacia el matón y te diste cuenta de que estaba junto a la ventana. Sí, básicamente no había prestado mucha atención a lo que dijiste. 

¿Qué demonios estaba haciendo? Estaba sonriendo de una forma muy lasciva, y no dejaba de mirar la... ¿Cancha de tenis? Pero está nevando, ¿quién jugaría en estas condi-...? La cancha de tenis ahora se encontraba techada. Debido a algún mecanismo desplegable, te atreviste a suponer.

En la cancha se encontraban cuatro chicas practicando con ropa deportiva, pero bien abrigadas. Sin embargo, un detalle importante que resaltaba en sus figuras eran sus exuberantes...

—¡Pelotas! ¡Oye, Suki! ¡Acércate! ¡Debes ser participe de este show! —cuando volteo hacia ti pudiste notar que su nariz empezaba a gotear sangre—. Por cierto, mi nombre es Souma. ¡Acércate, que te pierdes la mejor parte! —concluyó volviéndose a la ventana.

Cuando escuche de la nada sus gritos asombrados, me quede algo perplejo. ¿Que rayos? ¿Hice algo que le iba a dar un paro? Si, cada vez me confundia mucho mas, hasta que me fije en el. Estaba justo en la ventana, visiblemente emocionado viendo hacia la cancha de tenis. Se nota que no me ha prestado mucha atencion, ademas de que parece que morira desangrado por la nariz, ¿Que diablos? ¿Quien juega tenis en pleno inviern-? Ah, que esta techado. Asombroso, no sabia que habian ese tipo de cosas en un instituto, que privilegiado. 

Venga, primero me ignora, y despues me dijo algo que me dejo un poco perdido. ¿Me ha llamado Suki? ¿UN ACORTE A MI NOMBRE? No estaba muy seguro de como reaccionar en ese momento ante su actitud mientras lo miraba fijamente con el ceño fruncido, sin decir mucho, para luego suspirar. — ¿Tan impresionante puede ser ver a las chicas en sus entrenos de tenis? — Le dije mientras iba hacia la ventana, en donde estaba el. Justo me coloque a su lado, y observo a la cancha de tenis con indiferencia, el entrenamiento de las chicas. ¿Habran chicas lindas por aqui? Hmm, que buena pregunta. — No entiendo como nadie quiso ser compañero de habitacion tuyo con esta vista, vale mucho el esfuerzo. — Si, el esfuerzo de aguantarlo. 

—¿Verdad que sí? Suki. Eres un buen hombre, bastardo —exclamó mientras reía y te palmeaba la espalda. Souma. Un sujeto muy peculiar. Sería tu compañero por poco más de un año, eso sí no te cambiabas de habitación antes. 

—Venga, Suki —siguió hablando mientras se alejaba de la ventana y se sentaba en el sofá—. Olvida todo lo que dije, siempre quise un compañero de cuarto similar a mí. ¿A que mola ver a esas hermosuras practicando? ¡Esta vista es una reliquia! —se limpió la sangre de la nariz con la manga del uniforme y subió ambas manos—. ¡Bienvenido al Souma paradise! ¡Siéntete como en casa, maldito! Más tarde te enseñaré las instalaciones. Y si quieres, podríamos a ir a espiar los casilleros de las chicas de tenis. Sé de un lugar donde tenemos vista vip. ¡Eres privilegiado, Suki! —concluyó mientras reía con orgullo.

Esta va a ser una temporada larga... muy larga.

La verdad es que la actitud de Souma si me ha extrañado, es violento, demasiado directo, e increiblemente inesperado pero no deja de asombrarme, es un pervertido. Practicamente, la imagen que tenia de el como un maton se ha desvanecido en mil y un pedazos, he simpatizado con el solo en este momento increiblemente, y es porque lo entiendo. No es que sea malo, o sea un maton, simplemente es un tipo incomprendido por los demas. No hay mucha diferencia entre el y yo, claro, solo la manera de actuar, porque al parecer compartimos esa maldicion de ser confundidos con tipos malos. 

— Sabes, es dificil saber si estas halagando a alguien, o le estas queriendo intimidar. Da igual, tu tambien pareces serlo. —Y esta vez mire al horizonte, no a las chicas. Si, la vista sin duda alguna esta muy bonita, me volteo hacia el cuando menciono el "Souma Paradise", lo cual me hizo reir levemente. ¿Que clase de nombre es ese? Aunque me enseñara el lugar, cuando menciono lo de las chicas, no pude evitar enarcar una ceja y preguntarle con duda en mi rostro, inquisitivo. — Un momento, por casualidad, ¿Nunca te han cachado, cierto Souma? — Y tenia miedo de su respuesta, pero daba igual, ya me imagino que sera. Este tipo sera problematico pero... Si, me ha agradado. Nos podremos llevar muy bien. — Bueno, ¿Ocupas la litera de abajo, o arriba? — Pregunte con una sonrisa leve en mi rostro, mostrando buen rollo ante Souma. Al mal tiempo, buena cara, espero. 

Terminaste de desempacar al cabo de un rato. 

Durante ese tiempo Souma no paraba de hablar sobre cosas ero. ¡Era un fan de ellas! La triste realidad llegó a tus ojos. Tu compañero también era un vulgar pervertido.

Hora de almuerzo.

Caminabas con Souma por la academia. Te habías puesto el uniforme. Sería un poco extraño que anduvieses por allí sin el uniforme, resaltarías demasiado. Las chicas miraban con asco a Souma, por alguna razón. Y, dado que andabas caminando con él, muchas de ellas empezaban a murmurar cosas. No te enteraste de que hablaban, pero posiblemente, no sean cosas muy amigables.

Esto pasó en la cafetería.

Una chica, de tu edad, se plantó frente a Souma con los ojos entrecerrados. Podías sentir su hostilidad solo con ver su mirada. Ciertamente era una chica hermosa, ¿qué asuntos tendría con un pervertido como Souma?

—¿Ehhhhh? —Souma miró con desagrado a la chica y chasqueó la lengua.

—¿Qué demonios quieres? ¿Vienes a acusarme de algo que no he hecho? Siempre lo haces. Deberías calmarte. Por eso no consigues novio. 

La chica señaló al pervertido y empezó a alterarse.

—Las chicas de tenis dicen que se sienten espiadas últimamente. Una de ellas te vio en la escena, y te identificó —tomo un respiro y sentiste que algo estalló dentro de ella—. A-Además... ¡No tengo novio porque no lo necesito! —después de un gran grito empezó a respirar con dificultad. Retomó la compostura y siguió acusando a Souma—. ¡No niegues que has sido tú el que espiaba! ¿Eh? ¿Eh? ¿Qué es esa expresión?

Souma desvió la mirada y empezó a sangrar por la nariz. 

—¿Cómo osas incriminarme a mí? ¡A-acusarme sin fundamentos es una falta de respeto! —volteó hacia ti y te palmeo el hombro—. Todo el tiempo he estado con Suki. ¡Él sabe toda la verdad! ¡Demuéstrale mi inocencia, Suki! 

—¿Ehhhh? —enarcó una ceja mientras parecía dudar—. ¿Suki? —dijo mientras se volvía hacia ti—. No creo haberte visto nunca por acá... ¿Eres nuevo? —preguntó totalmente desconcertada. Luego de mirarte fijamente por unos momentos algo parecía brillar en sus ojos. Esos ojos rojos, que eran hermosos. ¿Quizá tenía puesto lentes de contacto? Mientras pensabas en ello, hizo una expresión desagradable con su rostro—. No me digas que eres el complice de este criminal... ¡Tienes toda la pinta! 

Despues de desempacar, seguia charlando tranquilamente, o mas bien escuchando la mente demasiado activa de Souma. ¿Por que siempre me tocan las personas mas dificiles? El mundo es complicado, o simplemente Dios se intenta burlar de mi de alguna manera muy extraña. Y aunque era obvio, la verdad siempre es mas dolorosa al momento de tenerla enfrente, y tal parece que Souma es observado como enemigo publico para las mujeres, y como yo estoy con el, no creo que vaya a acabar como algo bueno. Y de hecho, mejor ni hubiera pensado en ello pues cuando me percate, Souma ya tenia enfrente a una chica de bonito aspecto, e incluso, sus ojos son de un color carmesi que me dejaron sorprendido, observandolos fijamente. Cuando reaccione, me di cuenta del porque ha emboscado a Souma con tanta hostilidad, aunque tampoco es dificil de imaginar. — Que bonitos ojos... —Murmure inconscientemente, para darme cuenta que casi lo decia en voz alta, despabilandome y mejor manteniendome lejos de ese conflicto, hasta que me arrincono a mi tambien. 

— ¿Criminal...? ¿...Complice? —Cuando me hizo una embestida con sus acusasiones, la verdad es que no supe como reaccionar y mi cara era algo de duda con una ceja enarcada. — Me llamo Ikutsuki, y soy el nuevo estudiante de intercambio, he llegado justo hoy, con una bonita bienvenida. — Dije esto ultimo soltando un suspiro y acariciandome mi rebelde cabello, hastiado. Casi, CASI, dandome una apariencia algo problematica, cosa que no deseo, pero siempre pasa. — Souma no ha espiado a nadie, amablemente me ha estado mostrando el lugar y me ha ayudado a desempacar todo el rato. Gracias por el comentario sobre mi apariencia tambien, para ser primera vez que hablamos se nota que eres muy superficial. —Dije con un tono tranquilo, cruzandome de brazos en mi cruzada por cubrir a un pervertido, cuando me percate de lo que habia dicho. Oh, no puede ser, lo he hecho otra vez... ¡¿Por que no puedo pensar primero y hablar despues?! — ... Digo, eh... — La he cagado. 

Una lágrima empezaba a recorrer la mejilla de Souma. Su mirada decía: "Eres un buen tipo".

Por otro lado...

Tensión.

Sentiste una gran presión que provenía de la mirada de la chica. Mientras una ceja le daba saltitos intentaba con todas sus fuerzas mantener la compostura. 

Los estudiantes de la cafetería empezaban a susurrar entre ellos, eso mientras se acercaban para ver que estaba sucediendo. ¡Souma y tú se estaban convirtiendo en celebridades! 

La chica te señaló mientras tenía lágrimas en sus ojos.

—¡¡¡Idiota!!! —su actitud había cambiado por completo. Ahora parecía una niña malcriada.

—¡Defendiendo a este pervertido! ¡Definitivamente tú debes ser uno también! ¡Esto no se quedará así! ¡Me las pagarán! 

Salió corriendo con lágrimas en sus ojos. Por el pasillo.

La cara de Souma desprendía una sensación de triunfo. Mientras qué, los estudiantes a su alrededor empezaban a comentar...

—El chico nuevo es horrible la hizo llorar...

—¡Ya teníamos suficiente con un matón pervertido, ahora tenemos dos!

—No lo mires al rostro, Mai-chan. Puede quitarte la virginidad con tan solo verte.

—¡Kyaaaaaaaaaaaa!

Mientras te alejabas del revuelo con Souma, este se empezó a reír a carcajadas mientras te palmeaba el hombro.

—Eso ha sido sublime, Suki —dijo mientras se limpiaba las lágrimas—. Como eres alguien confiable, más tarde te prestaré uno de mis tesoros. Un DVD muy difícil de conseguir. —tosió un poco y levantó los brazos— "Paraíso de pechos grandes en la playa". ¡Es sublime, Suki! ¡Los puedes ver rebotar! ¡¡¡BOING, BOING, BOING!!! ¡¡¡JAJAJAJAJAJA!!!

Los estudiantes que pasaban al lado de ustedes les miraban con una cara desagradable, sobretodo las mujeres. 

—Ahora, ¿a dónde quieres que te lleve? Ya no podemos ir al vestuario de las chicas de tenis, pero conozco una entrada secreta al vestuario de las chicas de kendo.

Souma no tenía reparo.

Vamos, Souma. ¡No se supone que debes de llorar en este mismo instante, maldicion...! Cuando observo el rostro de la chica, por un segundo se pudo ver como una gota de sudor frio bajo por mi frente, definitivamente la habia cagado. — O-oye... ¿Estas bi-!? — Y en un abrir y cerrar de ojos, la muchacha por alguna razon estallo en lagrimas y me insulto, al parecer jurando venganza ante el pervertido de Souma y mi persona. Bien hecho Mukuro Ikutsuki, has hecho llorar a una chica enfrente de todos TU PRIMER DIA. — ¡¡O-oye, espera un segundo, te estas confundiendo!! — Intente detenerla con palabras, pero se fue llorando, a lo cual grite mas audible. —¡¡Estas cometiendo un error, hey!! — Y se marcho, sin dejarme explicar. Cuando me percate del ambiente varios estudiantes estaban hablando sobre nosotros dos, mientras Souma parecia que habia derrotado a su archi-enemigo, mientras me siento mal por haber hecho llorar a una chica en mi interior, soy terrible. Cuando escuche lo de ser un maton pervertido, se marco una leve vena en mi sien. — ¡No soy un maton pervertido! — Con un rostro de pocos amigos, dandome cuenta de que seguramente causare el efecto contrario. 

Maldita sea, di un suspiro y observe a Souma. — Te agradezco tu recompensa... — Dije en voz baja, intentando volver a mi "yo calmado", pues haber hecho llorar a esa chica me hizo sentir mal y culpable, y lo peor es que la culpa es mia. Aprete mi puño que sentia que hasta empezaba a ganar consciencia propia de mi enojo y sigo caminando con Souma. 

— Creo que despues de esto, paso por hoy. Por cierto, Souma. ¿Tu no perteneces a ningun club? Estaba interesado en el club de kendo, y ya que conoces todas las entradas secretas de por aqui, pense que me podrias llevar al club. AL CLUB. Los vestidores no. — Dije esperando que entendiera mi enfasis en IR. AL. CLUB. 

Souma negó su participación en algún club. Luego de eso, mostró una expresión complicada ante tu petición.

Se empezó a rascar el cuello y te miró con ojos compasivos.

—Oh, sí. ¡Entiendo! ¡El Club de Kendo! ¡Lo tengo! Sin embargo... —se empezó a hurgar la nariz mientras te miraba con cara de idiota— la presidenta del club de Kendo es Shimizu Yuki, la chica que acabas de hacer llorar. 

Se sacó el dedo de la nariz y empezó a hablar sobre Yuki.

—Ella está en segundo año. Es una de las estudiantes más sobresalientes y, por si fuera poco, es una genio del kendo. ¡Pero venga, hombre! ¡No te sientas mal por hacerla llorar! No es más que una mocosa malcriada —gruñó Souma para sí mismo—. ¡Desde hace tiempo anda buscando incriminarme en cosas que no he hecho! Aunque... bueno, debo admitir que algunas sí que las he hecho, ¡pero no todas! —su discurso no parecía ser demasiado convincente. Te miró mientras suspiraba—. ¿Eres un loco de las espadas como ella? Si quieres te puedo llevar allá, pero es muy posible que recibamos una paliza por su parte. ¡Es muy linda, pero muy temible! 

Algo te decía que Souma no mentía, quizá ya había sido ajusticiado por Yuki en otras ocasiones.