Partida Rol por web

¡Lo notaste! Notaste aquella sensación de cuando peleabas con Xenovia y, de hecho, pudiste divisar algún mechón azul y una gran espada. Había un gran margen de posibilidades de que Xenovia se encontrase allí.

Y las cosas parecían empezar a ponerse movidas.

—Lo mejor es ir a por el que más daño hace —respondió Eizo a Urena, con los brazos cruzados, bastante seguro de ello. Sin embargo, Chisa se le puso en frente y negó con la cabeza.

—Lo mejor es ir a por quien más aguanta. El tanque, el tanque. Si no tienen defensa alguna, la victoria está asegurada.

—¡Oh, claro! —respondió, cargado de ironía, Eizo, mientras alzaba los brazos— Y dejamos que el ADC nos haga papilla mientras nos distraemos con el tanque. Tus estrategias son absurdas, es por eso que perdimos la raid de 8 horas contra el señor oscuro, ¿recuerdas?

—¡Fue tú culpa! —replicó Chisa, mientras pinchaba con su indice el pecho de Eizo— Me dejaste sola junto a Silver luchando contra el tanque, y te fuiste junto a Olalla y Dark a atacar al ADC. ¡Por eso perdimos!

—Por supuesto, lo que digas —Eizo cerró los ojos y agitó una mano, respondiendo con sarcasmo. Caminó hacia Shiori y contestó, mientras sonreía con orgullo—. Por supuesto, déjalo en mis manos. Seré sus ojos en la batalla. No creo poder prever los movimientos de todos, pero haré mi mejor esfuerzo. No como la... —y sonrió con picardía, mirando de reojo a Chisa— inútil de mi hermana.

—¡Tú, insensible!

Y así la pelea de los gemelos se alargó, como siempre que se agarraban a discutir por algo. Arabelle y Val dejaron escapar un largo suspiro.

—Chiho no puede hacer mucho —respondió Arabelle a Shiori, algo apenada—. Es muy pequeño aún, y contra enemigos como estos... es insignificante lo que puede hacer.

Val, por su parte, se quitó la mano de la frente y volvió a suspirar.

—Ciertamente, esta es la última batalla. No tengo intenciones de quedarme solo a observar —respondió Val a Shiori, tronando sus dedos—. Todos tienen algo de razón —dijo Val, mirándoles a todos—. Sin embargo, es verdad que tenemos que ponernos de acuer-...

Y en eso Sora gritó en dirección hacia los enemigos. Val no pudo menos que volverse llevar una mano a la frente, algo decepcionado. Ikutsuki intentó tomar a Sora del cuello de la camisa, pero... Sora se agachó y la mano de Ikutsuki pasó por encima de su cabeza. Sora le miró, sonrió con picardía y empezó a correr, escabulléndose. 

Los gritos captaron la atención de los enemigos, y Sora cada vez más recortaba la distancia. Podía ser su percepción, pero el aura de los enemigos parecía estarse intensificando. ¡También parecían estarse poniendo en guardia!

Oh, no...

Y todo parecía repetirse. Shiori soltó un bufido cansado ante la actitud de Reyner y Mukuro, esperando que no se separaran de nuevo o cometiesen alguna tontería que arruinase lo poco que apenas llevaban construyendo. La pelea de los gemelos no ayudaba y que su compañero caballo iniciara ya el combate sin que estuviesen preparados... simplemente no lo contuvo más.

-¡Eres un estúpido, Reyner-san! Idiota, pedazo de...-tuvo que callarse sosteniendo a Mikasuki, la cual ya había sacado de su funda para relucir en su hoja el brillo de aquella extraña arde que caía sobre ellos, como indicando que en cierto momento la contienda iniciaría y no tenían escapatoria-. Mukuro-san, sabemos que la prioridad es la bandera, pero sabes que ellos no la entregarán así como así. Deberemos de localizarla mientras peleamos. Enzo-san... ¡Enzo-san!-le bramó para que el chico escuchara a pesar de los gritos que lanzaba con su hermana-. Contamos contigo para que nos ayudes con sus movimientos de pelea y por si piensan en la bandera-luego volteó a ver al pelirrojo-.  Itomi-san, ¿crees que puedas detectarla así como lo hiciste con el dragón y Millicas? - después miró a su compañera castaña-. Muto-san, parece que de nuevo pelearemos en equipo... pero sin que... hagas eso de nuevo.

Soltó un suspiro profundo y al finalizar miró a Arabelle  y a Val con una especie de sonrisa... extraña. Estaba nerviosa, enojada y emocionada. Toda la mescolanza no hacía más que emitir en ella una vibra enérgica.

-Cuida tu trasero, Val- lo comentó como si se tratara de una amenaza, pero simplemente era por lo serio que apremiaba la situación-. Está bien, Arabelle-san. Entonces hay que esforzarnos-aunque esa sonrisa se desvaneció... un brillo poderoso estaba en su mirada.

-Se hará lo que se pueda, pero en este caso son muchos y no estoy seguro de poder hacerlo con tanta facilidad. Pero en cuanto a las minas, simplemente no os pongais detras nuestro-le dije al tiempo que ponía las minas tras nosotros para evitar un ataque por la retaguardia. Conocía bien la capacidad de velocidad que tenían sus enemigos, y no quería arriesgarme a que se pusieran tras de mi.

Con un simple susurro mi SG se activo y tras un pequeño toque en el hombro de Muto una pequeña flor creció, blanca inmaculada. Aquella pelea iba a ser dura, y en medida de lo posible prefería no entrar al cuerpo a cuerpo. Aunque seguramente terminaría teniendo que hacerlo.

-Mmm- mientras avanzo hacia adelante, busco con la mirada a cierta peliazul con espada gigante -Oooh- exclamo emocionado al ver a quien buscaba. Rápidamente, sin prestar atención a lo que pasaba atrás, me dirijo hacia ella. Cuando estoy lo suficientemente cerca del grupo de demonios los saludo como antes -Heey senpais ¿que tal?- sonrío -¿Que los trae por aquí?- les pregunto -¿Vienen también por la prueba esa de las banderas?- digo mientras pongo las manos detrás de la cabeza alegremente

-Ya tenemos dos.....pero creo que son tres..no estoy seguro, me perdí en alguna parte.. La primera la tenia un tipo llamado Millicas, era superfuerte, fue una batalla muy divertida- digo mientras recuerdo como fue. -La segunda, fue algo mas fácil...no se si se suponía que era así. Había un dragón enooorme, pero estaba dormido así que no pudimos pelear- sueno algo decepcionado-Solo le quitamos la bandera mientras dormía, no fue muy emocionante...-

Pero bueno, tendremos que pelear contra ustedes también ¿verdad?- digo con emoción en mis ojos -Si es así, ¿puedo pelear con Xenovia-senpai? Mis compañeros de atrás están planeando algo...pero no soy muy bueno con esas cosas, así mejor les consigo algo de tiempo mientras hacen su planes. Además....es mas divertido asi- digo con una fiera sonrisa formándose en mi rostro. Mis manos giran en círculos a mis lados mientras se van llenando de electricidad. Poco a poco mientras van girando, esta se alarga y forma las siluetas de dos espadas. Invoco mi Sacred Gear relajadamente mientras les digo a los senpais -Entonces...¿me permitiria una pieza Xenovia-senpai?- digo con una venia de manera divertida

Mi cara era todo un poema. Sora era un liante, ya lo había dejado claro, no se podía hacer nada con el, pero sus acciones no debían quedar impunes. Nos estaba volviendo a meter en otro combate sin pensarlo, sin pararse siquiera a plantear una estrategia o a asegurarse de que todos estábamos listos.

- Mierda - musité antes de ponerme en guardia.

Con la mirada seria y los labios apretados asentí a Shiori, estaba lista para pelear.

Entonces Sora se adelantó. Una vena comenzó a hinchárseme en el cuello, no podía ser más imbécil.

- ¡CÁLLATE YA Y VEN A APOYAR A TU EQUIPO, PERVERTIDO! Ellos no vienen por la prueba de las banderas, forman parte de ella - le repliqué a Sora.

- ¿Y bien? - pregunté al resto - ¿Apoyamos a Sora contra quien vaya a darse o tomamos la delantera y elegimos un objetivo?

No tenía demasiado claro si podríamos manejar todo, pero había que intentarlo.

—¡Oye! —Val se sonrojó ante el comentario de Shiori sobre su trasero, un poco desconcertado. Sin embargo, asintió, con determinación, ubicándose en la retaguardia.

Arabelle también asintió ante el comentario de Shiori, bastante decidida, ubicándose delante de Val, con los brazos extendidos hacia el frente. Sin embargo, podía notarse una pequeña vena marcada en la frente de Arabelle, mientras veía a Sora alejarse hacia el grupo enemigo. La pelicastaña se volvió hacia Val, quien solo dejó escapar un largo suspiro.

Chisa y Eizo dejaron de pelear cuando vieron que Sora se alejaba. Por un momento se le quedaron mirando con cara de tontos, para luego decir, con un tono bastante indiferente, en completa sincronía:

—En verdad es un noob.

Val levantó una mano hacia los gemelos, y les ordenó que se pusiesen en guardia. Cada gemelo se ubicó al lado de Arabelle, desplegando sus alas, afilando su mirada.

El terreno árido y la falta de humedad en el aire eran algo desagradables. A la lejanía, el anaranjado sol artificial que penetraba contra la agrietada tierra dejaba ver grandes espejismos, y las olas de calor casi podían verse salir del suelo. No había mucho más que ustedes y sus enemigos, al menos en unos cuantos kilómetros. No había vegetación; probablemente tampoco muchos seres vivos. No había mucho más que ustedes: un grano de arena, entre un mar amarillento.

Pudieron sentir cómo la tensión subía conforme Sora se acercaba cada vez más a los Gremory. Estos tomaron una posición de guardia, dejando a Akeno, vestida de sacerdotisa, como siempre, hacia el fondo de la formación. Adelante del todo se encontraba Koneko, vestida de una forma que nunca la habían visto: sus blancas orejas y su brillante cabello resaltaban a juego con un top deportivo negro, y un short para hacer ejercicio, negro también. En sus manos empuñaba un par de puños americanos. Su mirada era tan inexpresiva como siempre, pero su postura de artes marciales, y su cabello recogido, decían que la chica iba bastante en serio.

Por detrás de ella, a su derecha, se encontraba Xenovia, empuñando a su imponente espadón. Llevaba puesto un traje de pelea (bastante pegado al cuerpo... ¿Siquiera llevaba puesta ropa interior?); apuntaba su espada, agarrada del mango con las dos manos, a Sora, mientras este se acercaba, con una mirada bastante afilada.

Al lado izquierdo de Koneko se encontraba Kiba, erguido, con una mano detrás de la espalda, y con la otra sosteniendo una sacro-espada demoníaca. Estaba vestido con el uniforme de lo que parecía ser una preparatoria. También apuntaba su espada hacia Sora, y su mirada era realmente fría. 

Cuando Sora estuvo lo suficientemente cerca de los Gremory como para empezar a hablarles con confianza, se topó con una gran pared de indiferencia. Nadie respondió a alguna de sus preguntas, nadie irradiaba más que frialdad, indiferencia y hostilidad hacia el pelicastaño. 

Así transcurrieron unos segundos, hasta que se escuchó un aleteo levantar una pequeña ola de arena en el aire. Los que estaban en la lejanía ya se habían dado cuenta de quién era esa persona, e incluso el mismo Sora cuando esta estuvo lo suficientemente cerca. Cuando la nube amarilla empezó a disiparse desveló ante sus ojos un carmesí mucho más rojo que la sangre, y unos ojos más azules que el más bello mar. Una ráfaga de viento hizo que la ola de arena se fuese del todo, ondeando el cabello de Rias Gremory. Iba vestida con un uniforme parecido al de Kiba, pero en su versión femenina. Se encontraba cruzada de brazos, con sus alas desplegadas aún. Su mirada era realmente fría. Pudieron sentir una gran presión en el pecho cuando Rias aterrizó; no tan fuerte como la que Millicas hacía sentir, pero sí lo suficiente como para hacerles sudar. Esa de allí no era la mujer que los había recibido en el castillo; era una mujer completamente distinta. Su aura era mucho más abrumadora y pesada, su mirada era tan afilada que incluso podría cortar diamantes. Esto ya no era un simple juego. Rias iba muy en serio.

Mientras un aura roja (lo suficientemente densa como para que todos pudiesen verla) cubría el cuerpo de Rias, su cabello se agitaba con violencia. La pelirroja extendió una mano hacia el frente y exclamó, en un tono imperioso:

—¡Prepárense!

La última batalla parecía estar a punto de comenzar.

-Brrr- pienso. Casi puedo sentir un viento helado soplando desde el otro lado. La familia de Rias y sobre todo Rias parecía que habían venido en serio. La presión que emiten es abrumadora, el pulso se me acelera con solo estar parado frente a ellos. ¿Que si siento que son fuertes? Si, extremadamente ¿Que podría derrotar a uno de ellos? Completamente en desacuerdo ¿Que seria mejor darme la vuelta y correr? Pues la verdad....si definitivamente, me ahorraría muchisimos golpes, dolor y si puede que un poco de humillación. Pero bueno, que seria la vida sin un poco de riesgo ¿no? 

Luego de hablar con la parte cuerda de mi cabeza y apenas Rias termina de hablar digo al instante -Pues bien ¡hagamoslo!- exclamo con una fiera sonrisa mientras con todas mis fuerzas golpeo hacia abajo para destrozar el suelo bajo mis pies, creando un boquete y levantando una gran nube de polvo. Puede que no funcione, pero nada pierdo por probar, a ver si los de atrás lo aprovechan.

Aprovechando la cortina de humo, me abalanzo hacia adelante en la dirección en la que estaba Xenovia, tratando de alejarla de los demás de la casa Gremory. 

Tocaba elegir de forma precipitada. No era sencillo, y puede que mi elección ayudase a inclinar la balanza de un lado del equipo o del otro. No conocía la técnica de ningún otro que no fuera Koneko así que me lancé contra ella.

Concentré mi energía para activar lo que me había enseñado la chica gato. Sentí que nuevas energías me llenaban el cuerpo y me lancé a por mi maestra.

- Ahora no será un entrenamiento, sensei - dije mientras me lanzaba contra Koneko a golpear sin armas.

Por supuesto no logré alcanzar a mi maestra, pero sería suficiente mientras aguantase el tipo frente a ella.

Antes de que la cortina de polvo lograse disiparse, Sora ya se había lanzado hacia Xenovia. La espadachina le esperaba, con el mango de su Ex-Durandal agarrado con las dos manos, y con los brazos caídos apuntando directamente al caballo de Val. Sora empezó a zigzaguear, con su espada firme en su mano derecha. Al salir de la cortina de humo atacó dando un gran salto, extendiendo todo lo posible su brazo y lanzando un corte lateral hacia Xenovia. La chica fue como una muralla; el ataque dio de lleno contra su espada, dejando como evidencia de ello nada más que la incandescente chispa del choque de los metales. Sora, al caer al suelo, pasó su espada a la otra mano a través de la espalda y volvió a atacar lateralmente a Xenovia. Una vez más solo el choque de los metales pudo escucharse. Optando por una mejor estrategia, dio un gran salto hacia atrás, sin darle la espalda a su enemigo. Sin embargo, apenas sus pies se despegaron del suelo Xenovia dio un gran salto, incorporándose justo encima de él. Sora interpuso su espada para bloquear el ataque. Xenovia levantó su gran espadón y, con un movimiento rápido y una mirada fría, impactó la parte baja del mango de su espada contra la de Sora. Reyner salió disparado hacia el suelo. Pudo escucharse crujir el suelo bajo su espalda, y otra gran nube de polvo fue levantada por el impacto. Xenovia retrocedió unos pasos, tomó a su Ex-Durandal con una sola mano y gritó al chico:

—¡Levántate y ven! —el aura que emitía la espada de Xenovia pareció intensificarse ante la crudeza de su dueña.

Mientras eso sucedía por un lado, Urena hacía rato que se había lanzado ya por Koneko. Luchaba sin su bastón, y era realmente un espectáculo verla luchar. Usaba unas artes marciales mucho más estilizadas, que se concentraban en el equilibrio, la defensa, y la contundencia de sus movimientos. Koneko recibía los puñetazos y las paltadas altas de Urena usando nada más que sus brazos como escudos. Con cada golpe podía escucharse un impacto seco, casi como si dos pilares de cemento impactasen uno contra el otro. No obstante, pese a todos los ataques de Urena, la increíble defensa de Koneko se mostraba imponente; era prácticamente una muralla. Bastó solamente que Urena dirigiese un puñetazo directo hacia el estómago de la chica gato para que esta echase sus brazos a un lado, desvelando su impávida cara y sus grandes orejas. Esquivó con gran destreza el gancho de Urena, apenas inclinando su cuerpo hacia un lado. Urena reaccionó con rapidez, dirigiendo una patada contundente hacia la cabeza de Koneko, pero esta, una vez más, esquivó el ataque, agachándose. Una vez hecho eso, la abertura de Urena fue evidente. Koneko, aprovechándose de esto, recubrió su puño en Touki y impactó con todas sus fuerzas la boca del estómago de Urena, mandándola a volar unos metros hacia atrás a una gran velocidad.

Rias resolvió por simplemente ponerse al final de la formación, justo detrás de Akeno, mientras se cruzaba de brazos. Las cosas parecían comenzar con mal pie para el club de lo oculto.

Akeno, mientras tanto, extendió una mano hacia el frente y creó una gran barrera de color verde; parecía ser bastante resistente. A parte de eso, no hizo nada más.

Kiba... ¿Dónde estaba Kiba? Al comenzar la batalla estaba al lado de Xenovia, pero ahora... Por más que tratasen de buscarlo, se había perdido completamente del mapa. 

¡¡¡SLASH!!!

Shiori pudo escuchar un corte de viento justo detrás de ella; su cabello se vio revuelto por este. Rápidamente, al voltearse, se encontró con la seria mirada de Kiba, bajo aquellos rubios cabellos que ondeaban con el viento. Sin ninguna compasión levantó su espada, tomándola con ambas manos; ¡¿Qué haría Shiori!?

La tensión estaba palpable en el aire. Tan solo ver a la familia Gremory tomando en serio aquella prueba no hacía más que colocar a Shiori en una postura de la misma seriedad, pues se enfrentarían a los anfitriones que los habían entrenado durante dos semanas y era obvio que no serían condescendientes, de ahí que una sonrisa interna apareciera cuando ignoraron a Reyner y esperaba que su compañero aprendiese un poco de estrategias o que no todos sus adversarios serían amables como los que se había encontrado hasta ahora. 

Él y Xenovia habían iniciado su combate y a la par igual el de Muto contra Toujo, sabiendo que serían contrincantes difíciles de eliminar hasta que Itomi pudiese detectar la ubicación de la bandera o dejasen de separarlos. Esa era su estrategia: no permitir que se ayudasen entre sí porque en un uno contra uno sería más complicado... y es normal, no siempre estarían peleando en equipo. 

Sin embargo, la llegada de Kiba le tomó por sorpresa y sabiendo que su sensei no la tomaría de amable tal como fue en los entrenamientos, una sonrisa sagaz apareció en el rostro de la sacerdotisa que mientras se preparaba para activar una habilidad que le haría ser más rápida, tronó sus dedos para que en su palma libre (pues en la otra sostenía a Mikasuki) apareciera una llama amarilla del tamaño de su mano que salió disparada hacia el rubio.

-Gracias-solo dijo eso, un tono serio, seco y retador. Sin embargo, no estaba confiada y simplemente le alegraba por fin tener un combate de este calibre, pues con el único que podía hacerlo... o los únicos... ya no estaban con ella-. Te tengo una propuesta.

Y solo dijo eso, preparando su cuerpo para lo que viniese a continuación.

La verdad es que al ver cómo Reyner se logra escapar de mi, una vena muy marcada se formó en mi rostro. Ya estaba clara la personalidad de este imbecil le encanta hacer este tipo de cosas, pues nos quitó la oportunidad de llegar a pensar en un plan, haciendo que todo se vaya a dar de una manera más prematura. — Tú... Te voy a romper las costillas después de esto, te lo juro... — Dije completamente molestó por su actitud en toda la prueba, e incluso con varias rencillas que llevo cargando con el.

Su pelea con Xenovia en realidad la pasé de largo, pues no estoy bien como para concentrarme en volver a ayudarlo otra vez. Lo que me extrañó fue la habilidad marcial de Tōjo-san, que defensa más sólida... Estaba feliz de poder enfrentar enemigos tan fuertes en verdad, era toda una dicha para mí. Akeno-sama y Rias-sama también aún cuando optan por esa postura defensiva al final, pero ellas son las más peligrosas de todas maneras, pero las dejaré ser, ya que no deseo averiguar nada de esa barrera, que se encargue Murakami-san si es posible.

Después de pensar, observe claramente como Hino-san fue atacada por Kiba-dono. Su velocidad es algo imposible de obtenerlo, aunque eso tampoco signifique que no pueda defenderme de el. Mi entrenamiento me ayudó a afilar más mis instintos, y si pude bloquear sus ataques incluso vendado un par de veces... ¡Está vez tengo que lograr hacerlo mejor si quiero hacerme más fuerte!

Darle un golpe directo en un 1vs1 es complicado, de hecho increíblemente complicado. Su velocidad esta a oteo nivel, y solo Hino-san podría seguramente luchar a su ritmo con Reyner. Pero que sea más lento no significa nada en el combate. Al ver cómo está era atacada, me lanzo inmediatamente hacia uno de los flancos de Kiba-dono, especialmente después de que fue atacado por aquella llama extraña que emitió Hino-san. Esperando aprovechar su concentración ante ella, me acerco cual bala de cañón para aprovechar el momento y buscar lanzarle un tajo poderoso que lo desequilibre. Debo de aprovechar las aperturas que pueda encontrar con la velocidad de Hino-san, además de afilar mi instinto para predecir tanto a él, como a ella para tener una mejoría. ¡Debo de combinar mis habilidades con ella si queremos acabar con esto rápido! — Esto se pondrá interesante. — Dije con una sonrisa en mi rostro, encarando al peligro.

Itomi no pudo distinguir alguna anomalía en los cuerpos de los demonios, más por el ajetreo, que por otra cosa, siendo esto causante de que el pelinaranja no pudiese identificar quien tenía en su poder la bandera del oppai dragon. Se resolvió por simplemente mantenerse en la retaguardia, esperando ver cómo se desenvolvía el combate, mientras seguía tratando de identificar quién tenía la bandera. Si Muto seguía siendo herida, tendría que utilizar su poder.

Chisa y Eizo, por su parte, seguían en una formación de defensa. Sin embargo, eso para nada quitaba que no pudiesen atacar desde su posición. Eizo intentó atacar a un rápido Kiba, mientras se acercaba a una insana velocidad hacia Shiori, pero le fue imposible darle con uno de sus proyectiles demoníacos. Chisa resolvió por disparar uno de sus proyectiles hacia la barrera que había puesto Akeno. Al proyectil de color azul impactar contra la barrera, simplemente pudo escucharse el sonido de una gota caer al agua... ¡La barrera había absorbido el ataque por completo! Parecía ser que si querían destruir esa barrera necesitarían un ataque (o varios) muy poderoso.

Arabelle se mantuvo en su lugar, con los brazos extendidos. Viendo el peligro que se acercaba, levantó una gran barrera frente a ella, muy parecido a la que Akeno había levantado, pero abismalmente mucho menos poderosa. Por detrás de ella se encontraba Val, con una mano extendida; parecía estar preparando algún ataque, estaba empezando a sudar.

Mientras aquello acontecía por un lado, Ikutsuki se lanzó a por Kiba. Descubrió que la velocidad del rubio era algo mucho superior a lo que él pudiese manejar con medios convencionales. Shiori se movió a una velocidad muy parecida a la de Kiba, tratando de esquivar el ataque de este, dejando en la espada de Ikutsuki nada más el espejismo del rubio. Sin contemplación alguna. Shiori dio saltos grandes hacia atrás, tratando de perder a Kiba, pero este solo se acercaba cada vez más y más, con su espada levantada con ambas manos. Por fin el rubio se decidió en atacar, con una impávida mirada, lanzó un gran tajo vertical hacia el torso de Shiori. La chica trató de bloquearlo, pero cuando apenas levantó la espada para hacerlo... un gran corte en su estómago, no tan profundo para ser mortal, pero sí lo suficiente para hacerla gritar de dolor, había dejado la hoja de la espada de Kiba llena de sangre. 

La sacerdotisa terminó por caer de espaldas un par de metros hacia atrás, con una herida sangrante en su torso, y un Kiba que se había detenido a un metro de ella, en posición de guardia.

La herida que recibió en su estómago liberó un grito de dolor que provocó que su garganta se lastimara y un sabor metálico manchara sus dientes. Su cuerpo comenzó a reclamarle que descansara, además que Kiba le ignoró ante la pregunta que le hizo y eso, lejos de desanimarla o hacerle sentir mal, alimentó en ella la determinación de continuar con aquél baile de espadas.

¿Vas en serio? Yo también puedo...

Usando a Mikasuki, la pelinegra logró incorporarse llevándose una mano a su abdomen como si con ello pudiese detener el sangrado que, aunque fuese superficial, le lastimaba. Sin embargo...

... Esto no es nada a comparación de lo que él me hizo...

Reimaginar ese cabello rojo, su risa y sus burlas provocó que el semblante de la sacerdotisa se tornara frío, aludiendo a una mirada gélida que contrastaba con el rojo que manchaba su uniforme. Sin embargo, era consciente que no podía dejarse llevar por ese torrente de emociones porque al final se fallaría a sí misma. Simplemente usó esos recuerdos como un impulso para continuar lo que ella siempre había querido realizar: ser la representante del legado familiar.

Por ello, con el aplomo físico que le fuese posible, a ese metro de distancia que tenía con el rubio, Shiori empuñó a Mikasuki con ambas manos alzándolo a su rostro y colocó una de sus piernas al frente adoptando una posición de guardia que permitía un ataque directo a ella. Cualquiera que lo viese pensaría que estaba arriesgando, pero...

-¡Ikutsuki-san!-bramó... ¿Llamando por su nombre al ojiverde? Incluso ella no se mostró titubeante al hablarle así-. ¡Dame tiempo, por favor!-si todo salía bien iría ayudar a Muto... pero debía aguantar.

Aquel ataque fue inefectivo. Era lógico pues su velocidad divina es algo que dos demonios de clase baja como nosotros no sabríamos manejar, especialmente porque solo Hino-san es la única de igualar esa velocidad. Si quiero tener una oportunidad, debo de ocupar la fuerza bruta en su esplendor si debo de querer hacer algo. Tres personas estamos luchando contra el, y parece estar tan tranquilo...

— No me esperaba tampoco que fuera fácil, de todos modos... — Dije, consciente de mi situación. Cada uno está luchando a su manera, y yo debo de seguir intentando apoyar a Hino-san en todo lo que pueda, ya que si no soy capaz de darle, entonces seré capaz de abrir una abertura y defenderla.

Lo que me preocupo, fue ese corte que recibió Hino-san. Me hizo regresar inmediatamente a su costado, sin decir ni una palabra pero con la vista fija en Kiba-dono, pues no puedo permitirme no observarlo actualmente, sería un gravísimo error. El grito me hizo erizar la piel, tsk, será maldito...

Al estar concentrado en el, no me había fijado en la posición que había optado tomar ella, hasta que escuche su grito y me gire levemente a verla. ¿Quieres tiempo, eh?

Mi mirada se tornó más seria, mientras unas llamas verdes emanaban de mi cuerpo con violencia, y me colocaba enfrente de Hino-san. Dando una fuerte inhalación y después emanando un fuerte aire de color verde, y de un calor intenso, observaba a Kiba-dono con intensidad. — Déjame enfrentarte con mi mejor defensa. Y me lanzo nuevamente hacia el frente, con la intención de ocupar su atención mientras ella se recupera. En todo caso espere un segundo para lanzarme hacia el frente, no puedo dejar que pase y llegué hacia Hino-san, por lo que tomare toda su atención en este momento. Mientras me lanzaba, le grité a Eizo. —¡Eizo-san, ocupa tu sacred Gear y guíame para atacar! — Le grite, esperando que pudiera leer algo de el que me hiciera ver una abertura o cualquier apoyo.