Partida Rol por web

¿Para qué valía la pena abrir los ojos?

Fue el primer pensamiento que surgió cuando supo que tenía miedo ante esa figura que veía. Era imposible, no podía ser verdad... lo había visto morir hace casi dos meses junto a su padre en su antiguo hogar, sitio donde ella misma había perecido y donde vio a Yari por última vez. Lo vio desangrarse, lo vio caer.... Y Val se lo había confirmado.

Sí, pero cuando hablaba de él lo hacía en tiempo presente...

Los latidos de su corazón comenzaron a doler y su cara debía ser un reflejo pequeño del caos que cernía en su corazón. Podía sentir de nuevo esa garra oscura que apretujaba aquél órgano como si se burlase de ella; incluso el tiempo parecía detenerse y los murmullos de las otras mesas se apagaban, olvidándose por completo que estaba en Lilith en medio de una fiesta. Solo existían ella y...

-Samuru...-expresó con voz titubeante cuando lo escuchó. Era él, no podía confundirlo, era su hermano mayor. El nudo en la garganta creció desmesuradamente y el dolor invadió su piel, su respiración y su porte. Puso su mano en la mejilla donde estaba esa cicatriz que no reconocía y al sentir el tacto con el rostro de su hermano sus ojos se tornaron brillantes y cristalinos, dejando salir esas lágrimas que buscaban el desahogo de una tormenta interna que se desbordaba-. Bienvenido, Samuru...

Estaba vivo, era lo único que importaba. Aquella garra en su corazón apretó más y toda la tristeza contenida quería liberarse. Felicidad, frustración, alivio, decepción... y lo único que hizo fue abrazarlo con tantas fuerzas deseando que este encuentro fuese real y durase para siempre.

Saliste detrás de Shiori cuando esta se levantó de la mesa, no obstante, por un momento llegaste a perderla de vista.

Las personas que habían ido a la fiesta se habían levantado de sus mesas para socializar. El ruido de las conversaciones era lo que ahora gobernaba el lugar; las risas hipócritas y el choque de copas.

—Puede que ese Belphegor sea un idiota, ¿pero no es mejor así? Nos dará más brillo a los otros.

—Alguien nos pudo haber escuchado. ¡Hablar mal sobre los Mahous en voz alta es una locura!

Pasaste entre un montón de personas hasta que recuperaste a Shiori. Estaba a unos metros de ti, totalmente parada. Miraba fijamente a un chico que estaba detrás de una mesa de bocadillos, de espalda a ella. Segundos después viste como el apuesto chico se volteaba; le dijo algunas palabras a Shiori y esta, luego de un par de segundos más, se le tiró al pecho, abrazándolo.

Tarareo una canción mientras busco a Shiori entre la multitud. Hay muchos que hablan de la familia de Val...y no es para bien. Parece que no termine una buena familia, todos lo menosprecian. -Mmmm- eso no me conviene mucho, -Pensé que la familia de Val tenia algo de estatus, pero parece que esta muy baja en la cadena alimenticia del circulo social demoniaco. Si no tenia mucho poder, no podría ayudarme. Me pregunto si se puede cambiar de familia...aunque por otra parte....parece que tiene buena relacion con el Clan Gremory, que es muy poderoso al parecer. La pregunta es ¿Esa relación vale lo suficiente para que ayuden a Val? El idiota de antes parecía que iba a ser la cabeza del Clan y no parecía llevarse bien con Val. Si llega a ser la cabeza de Clan, como pieza de Val, no valdré casi nada...Mmmm ¿debería buscar pastos mas verdes en otras familias....? Aunque claro, tendría que volverme mas fuerte para poder ofrecer algo...si no, ¿quien querria a alguien debil sin nada que ofrecer?

Mientras pienso en varias cosas, veo a Shiori al fondo. Parece muy quieta ¿Habrá visto algo interesante?. Me acerco para ver de cerca que pasa. Hay un chico frente a ella ¿quien sera? Estoy por acercarme mas para ver, cuando de repente este se lanza hacia Shiori, abrazandola. 

-¡!- me sorprendo bastante. No sabia que Shiori ya tuviera novio, parecia ser una chica bastante fria, pero parece que me equivoque. -Heheheh- Era una buena ocasion para molestarla luego.

Sigilosamente, me acerco a la mesa de bocadillos y me escondo detrás de una columna. Desde aqui puedo ver y escuchar lo que dicen mientras disfruto el espectaculo con un par de panecillos

El contacto contra ti quemó a Samuru. Por un momento su rostro reflejó una mueca de dolor que se fue suavizando conforme el pelinegro acarició tu cabello. Sentiste algo mojado caer en tu hombro; no eran tus lágrimas.

La mano con la que Samuru te acariciaba el cabello temblaba bastante; cerró la brecha que los separaba, rodeándote con ambos brazos, haciendo de aquel abrazo algo mucho más cercano. La mueca de dolor volvió una vez más a la cara del joven.

Las personas cercanas a ustedes los miraron y empezaron a murmurar, mas eso no importaba en ese momento. ¿Qué más daba lo que aquellos demonios que no los conocían dijeran o no?

—No me he ido a ningún lado, nunca me fui —susurró, deshaciendo el abrazo para contemplar un momento tu rostro, mientras limpiaba tus lágrimas de forma gentil.

A Shiori no se le escapó aquél gesto que puso su hermano cuando lo abrazó. ¿Había hecho algo malo? Por un momento temió que él la alejara y se fuera, sintiéndose como una niña pequeña justo como cuando había fallecido su madre; pero no fue así y al sentir que él también lloraba los latidos de su corazón volvían a dolerle. ¿Qué había pasado exactamente y ahora añadir todo el tiempo que había transcurrido hasta ahora?

La gente hablando le hizo regresar a la realidad donde ahora ella y Samuru no eran humanos que acaban de verse de luego de un largo viaje; sino de dos demonios en una ciudad del Inframundo que yacían en un evento político y social donde lo más importante era el estatus y el poder. Ver otra vez a su hermano provocó que no pudiese respirar, conteniéndose de toser debido al sollozo silencioso que no la quería abandonar.

-Vayamos a otra parte, por favor-clamó con su voz entrecortada. No tenía la misma libertad de hablar o siquiera convivir con él si había ojos de terceros observando.

Tarareo una canción mientras busco a Shiori entre la multitud. Hay muchos que hablan de la familia de Val...y no es para bien. Parece que no termine una buena familia, todos lo menosprecian. -Mmmm- eso no me conviene mucho, -Pensé que la familia de Val tenia algo de estatus, pero parece que esta muy baja en la cadena alimenticia del circulo social demoniaco. Si no tenia mucho poder, no podría ayudarme. Me pregunto si se puede cambiar de familia...aunque por otra parte....parece que tiene buena relacion con el Clan Gremory, que es muy poderoso al parecer. La pregunta es ¿Esa relación vale lo suficiente para que ayuden a Val? El idiota de antes parecía que iba a ser la cabeza del Clan y no parecía llevarse bien con Val. Si llega a ser la cabeza de Clan, como pieza de Val, no valdré casi nada...Mmmm ¿debería buscar pastos mas verdes en otras familias....? Aunque claro, tendría que volverme mas fuerte para poder ofrecer algo...si no, ¿quien querria a alguien debil sin nada que ofrecer?

Mientras pienso en varias cosas, veo a Shiori al fondo. Parece muy quieta ¿Habrá visto algo interesante?. Me acerco para ver de cerca que pasa. Hay un chico frente a ella ¿quien sera? Estoy por acercarme mas para ver, cuando de repente Shiori se lanza hacia el chico, abrazandolo. 

-¡!- me sorprendo bastante. No sabia que Shiori ya tuviera novio, parecia ser una chica bastante fria, pero parece que me equivoque,. -Heheheh- Era una buena ocasion para molestarla luego.

Sigilosamente, me acerco a la mesa de bocadillos y me escondo detrás de una columna. Desde aqui puedo ver y escuchar lo que dicen mientras disfruto el espectaculo con un par de panecillos

Ahora estaban siendo foco de atención de su entorno; tus palabras hicieron que Samuru se volviese consciente de ello. Limpió rápidamente las lágrimas de su rostro con su antebrazo derecho. Asintió, mirándote luego con sus ojos enrojecidos. Luchaba por recuperar la compostura y, con esa compostura, una expresión mucho más estoica.

Notabas cambios en Samuru; eran pequeños, pero allí estaban. No eran solamente cambios en el exterior, cosas en su actitud, la forma en que te miraba, aquel brillo faltante en sus ojos; pequeños detalles que evidenciaban, para alguien que había vivido toda su vida con su hermano, los cambios que una persona podía experimentar.

—Lo siento... —fue lo que dijo, con un tono algo melancólico, antes de tomarte de la mano y empezar a caminar contigo hacia la salida del gran salón, sin voltearse a mirar a alguno de los otros demonios— Olvidé el lugar en donde estamos.

Ni Shiori ni el chico te vieron cuando te deslizaste entre la gente hasta rodearlos y ocultarte en uno de los pilares. La escena que viste desde ese lugar fue, cuanto menos, rara.

—No me he ido a ningún lado, nunca me fui.

Había susurrado el sujeto; estaba llorando y también Shiori; el chico limpió las lágrimas del rostro de Shiori.

-Vayamos a otra parte, por favor.

Le respondió luego Shiori, con la voz entrecortada. ¿Era esta en verdad una escena entre novios? No lo sabías. Pero, fuese como fuese, ambos parecía y iban a retirarse, ya que viste cómo el chico limpió las lágrimas de su rostro con su antebrazo, antes de tomar a Shiori de la mano y, recuperando la compostura, le dijo lo siguiente:

—Lo siento...

Luego de ello viste como el extraño y Shiori se dirigían hacia la entrada del gran salón.

-Areeee, están llorando ¿Por que estan llorando?-  miro la escena con extrañeza -Quizás fue una relación a distancia y se reecontraron despues de mucho tiempo. Aun así...¿no es mucho drama?- pienso mientras como un panecillo.

-Vayamos a otra parte, por favor.

Parece que cambiaran de lugar, querran un lugar mas privado...¿Deberia dejarlo estar? Veo que se agarran de las manos -¡!- -Que promiscuooss ¡Voy! pienso divertido. Si no me ven no pasara nada. Ojos que no ven corazon que no siente -Hmmm hmmm hmmm- tarareo una cancioncita en mi mente. Una que pensaba cantarle a Shiori luego

Al ver a Shiori tan alterada, Sayaka se preocupó un poco y trató de seguirla con la vista para alcanzarla, pero la perdió rápidamente.

Sin embargo, aquello no sería lo que más alterara a la chica. Escuchar la mención de la casa Vassago y el cambio del heredero hizo que Sayaka se sintiera incómoda. Su expresión sonriente se fue enfriando poco a poco hasta llegar a esa mirada seria y triste que solo Val, Arabelle y Souma habían visto antes de que muriera. Su corazón quería abandonar su pecho, sus manos agarraron fuertemente su falda mientras ella trataba de liberar tensión con su agarre. El solo pensar en Souma le hacía recordar todo lo que había pasado y eso llevaba a que la chica no fuera capaz de mantener su fachada de serenidad.

Sayaka sentía una fuerte opresión en su pecho y trató de calmarse antes de ponerse de pie, pero el temor y la tristeza embestían su rostro con fuerza.

Quería pararse, quería ir a buscar a Souma y ver si ella era la única que lo recordaba y que pensaba en él. Tal vez ese nuevo heredero era él y tal vez ahora tendría que casarse con una demoniza de alta cuna, lo cual obviamente ella no era. Podía ser descendiente del mismo Poseidón, pero no era nadie en el mundo de los demonios.

Mordió su labio inferior y decidió ajustar el valor suficiente para ponerse de pie.

- Lo siento, Val-senpai, no comprendo las circunstancias de las que hablas - Sayaka aún no comprendía muy bien a qué se refería, pero solo esperaba que aquello fuera menos enigmático de lo que lo hacía ver su Rey. Eran nuevos como equipo, pero ¿eran así de malos? ¿Val no confiaba en ellos?

Ese tipo de preguntas asaltaban su cabeza, pero simplemente le sonrió a Val - Estaremos bien, Val-senpai - quería tranquilizarle, pero algo repentino pareció congelar a la joven, cuyo rostro se fue ensombreciendo con despacio, tal vez paulatinamente. Su expresión se tornó por una profundamente triste y aterrada. Fuera lo que fuera, había hecho que Sayaka se sumiera en un profundo silencio.

Bajó la mirada para no ser muy observada por sus compañeros y, sacando fuerzas de donde no las tenía, dijo en un tono de voz algo bajo - D-disculpa, Val-senpai. Necesito... tomar aire - corre la silla con velocidad aún sin subir su mirada y hace una reverencia al peliblanco. Se marcha en alguna dirección, buscando algo con cierto afán.

Val se desconcertó por la repentina partida de Sayaka, pero no dijo nada. Sonrió con cierta ironía y terminó de tomar lo que había en su copa.

—Parece que es una noche algo movida, para todos.

Los gemelos, algo incómodos por el ambiente que se estaba creando también se levantaron de la mesa.

—Nosotros iremos por algo de comer. Alguno... ¿gusta algo?

—De todas formas traeremos... algo. Con su permiso —Chisa y Eizo se levantaron apresuradamente, en dirección a la mesa de bocadillos más cercana.

Todos estaban algo tensos.

Val se sirvió otra copa y empezó a tomarla, poco a poco. ¿Desde cuando Val tomaba alcohol?

Aún y cuando te levantaste a buscar a Souma, ¿por dónde deberías empezar? Tomando en cuenta la cantidad de personas que habían en el salón, dar con Souma no sería tarea fácil; mucho menos tomando en cuenta que muchos demonios se habían levantado de sus mesas para socializar. Se podían escuchar las falsas carcajadas; los hipócritas halagos y el chocar de las copas de cristal.

No sería tarea fácil... ¡Pero debías intentarlo!

En un principio, aún y si intentaste localizar a Souma por su energía... te fue imposible. La cantidad de energías reunidas en un mismo sitio hacían de esa una tarea titánica. Tampoco pudiste divisarlo a simple vista, no lo veías en una de las mesas cercanas, en aquel lugar tan grande.

Resolviste por fin por preguntar a un mesero. Amablemente, un rubio alto de rasgos afables, te dirigió hacia la mesa de los Vassago.

Habían una gran cantidad de personas sentadas en la mesa. Te fue difícil localizar a Souma a primera vista. Sin embargo... lo viste al final, sentado de espaldas a ti. Conversaba alegremente con las compañeras que tenía al lado. 

El rubio vestía un traje muy formal de color negro; su cabello estaba echado hacia atrás; a pesar de tanta formalidad, y aunque solo hubieses visto su espalda... lo reconociste. Tu corazón dio un salto ante aquella figura.

Sayaka se sentía muy ansiosa y aunque una parte de ella quería encontrarlo, otra parte le gritaba que corriera lejos de allí y nunca lo viera. Sentía mucho temor y en parte, pensaba que él la buscaría, así que algo de tristeza. Sin embargo, no podía obligarlo. Ella se había marchado y no se había despedido de él.

Pasaron tres largos meses desde la última vez que lo vio y lo único que había dejado atrás era ese anillo. ¿Todavía lo conservaría? No, no debo darme falsas esperanzas...

Entonces, se dio cuenta lo grande que era aquel lugar y las muchas personas que habían. Caminaba por doquier, tratando de ubicar a Souma, pero no daba con él entre tanta gente. Cuando se dio por vencida, preguntó por la mesa y un amable mesero la guió hasta allí. Le hizo una reverencia para agradecerle y al ver la ancha espalda del rubio, su corazón dio un vuelco. Estaba allí, pero ella no sabía si sentía alegría o un profundo temor. Definitivamente estaba aterrada y sus piernas le instaban a salir corriendo. Estaba tan cerca... En ese momento vio a Souma con algunas chicas. Era algo inédito. Sin duda, Souma había cambiado.

Bajó la mirada y sonrió con algo de tristeza. Sentía deseos de llorar, pero al menos el peso en su pecho se había liberado porque ya conocía su lugar. No quería ser agresiva e interrumpir, así que llamaría su atención. Dio la vuelta delicadamente a la mesa hasta posarse justo al frente del rubio, de modo que quedara así en su campo visual y le haría una seña de saludo para que el la viera. Esperaba que él se acercara a hablarle, en vez de ella tener que interrumpir. Su sonrisa era tan falsa como la había mostrado durante toda la noche porque ahora estaba casi segura que solo ella guardaba sentimientos hacia el chico.

Viste que la mesa estaba rodeada en su mayoría por chicas, aunque habían unos cuantos chicos también. Muchos voltearon a mirarte conforme rodeabas la mesa, guardando silencio. El silencio se fue pronunciando y, para cuando estuviste frente a Souma, saludándole, el silencio gobernó la mesa por completo.

El rubio estaba hablando enérgicamente, gesticulando con las manos, pero cuando su mirada hizo contacto con la tuya se quedó petrificado. Su brazo derecho quedó algo estirado hacia el frente y su rostro pasó de la diversión al desconcierto, y del desconcierto al asombro absoluto. Souma se levantó de golpe, haciendo que su silla se arrastrase hacia atrás, y puso ambas manos en la mesa con fuerza; las copas sobre el mantel salpicaron un poco de su contenido.

Los que estaban cerca a la mesa y los que estaban sentados en ella miraron a Souma, bastante extrañados. Pero no podían estar más extrañados que Souma quien te veía, sonrojado.

—¿Sa...? —le estaba costando un poco procesar lo que estaba viendo— ¿Sayaka?

Eso fue lo único que pudo decir, mientras luchaba para no sonrojarse hasta las orejas.

—¿Sayaka? —repitió una voz femenina, al lado de Souma. La pelinegra al lado de él se levantó, lo abrazó y te miró, sonriendo.

—Es linda, Souma-chan —le dijo al rubio, para luego volverse a mirarte, con algo de confusión—. ¿Una amiga?

Souma miró a la chica con una expresión complicada. Se volvió hacia ti y...

—¿Amiga? No, creo que no somos precisamente amigos.

—Creo que no entiendo muy bien —la chica vestida de gótica infló un poco sus mejillas, pero luego te sonrió—. Mucho gusto, Sayaka-san. Mi nombres es Katherine. Es un placer conocerte.

La reacción que el chico mostró hizo que Sayaka se sorprendiera y, en parte se sobresaltara un poco. Sin embargo, se sentía un poco mal porque el chico no la hubiera buscado.

Ahora el hecho de que mencionara su nombre de esa manera... Se sentía bastante avergonzada, pero cuando la pelinegra abrazó al joven y este le miró de manera extraña, Sayaka no pudo seguir prestando atención. Su corazón se rompió al instante y la sonrisa se suavizó, dando paso por un breve segundo a una expresión de tristeza. Este leve cambio no duró más de un segundo porque luego adoptó su semblante sonriente otra vez.

Le hizo una reverencia a la pelinegra y dijo - Así es, no somos precisamente amigos. Soy Sayaka, una sierva de los Belphegor. Un placer conocerla, Katherine-dono - le hizo una reverencia.

Su lugar no estaba allí y comprendía que debía irse - Perdone la interrupción, Souma-sama. Solo quería tener el honor de saludarle - su tono era tan cordial que era imposible para quien no la conociera percibir todas las sensaciones que pasaban por su corazón y todas las ideas de su mente.

- Ahora me retiro. Disfruten de la velada - haciendo una reverencia más, Sayaka buscó un camino que le permitiera abandonar el salón principal para irse a un rincón apartado. Lo menos que quería es que alguien la viera llorar y no sabía cuánto tiempo aguantaría sin hacerlo.

El rubio se había quedado congelado cuando lo llamaste con su honorífico. Los chicos presentes sobre la mesa soltaron un silbido, mientras miraban a Souma con una sonrisa traviesa.

—¿Retirarte? ¿Por qué, Sayaka-san? —a pesar de decir eso, tú ya habías empezado a caminar hacia un lugar apartado— ¡Oye, Sayaka-san!

Pero ya te estabas alejando, y no te volverías a escuchar cómo tu corazón seguía partiéndose en mil pedazos.

—Katherine... ¿podrías soltarme? —dijo Souma, todavía con las manos sobre la mesa.

—¿Por qué Souma-chan? ¿Acaso no te gusta que te abrace?

_{—¡No entiendes! ¡Venga, necesito...! ¿Me estás escuchando?}

_{—No-qui-e-ro♩.}

Las voces se perdieron en el ruido general de la sala. Caminaste por detrás de los pilares del salón, tratando de cubrirte de las personas. Fue cuando llevabas unos segundos caminando que escuchaste a alguien correr hacia donde estabas; exactamente por detrás de ti.

_—¡Espera!

Los pasos se acercaron a gran velocidad hacia ti y sentiste como alguien te tomaba de un brazo.

—¿Por qué te fuiste así? —escuchaste la jadeante voz de Souma, quien con su mano libre se estaba apoyando en una de sus rodillas para respirar.

Sayaka caminaba tan rápido como podía buscando cómo esconderse y cómo perderse de vista, pero al llevar un vestido de ese tipo y unos zapatos altos, se le imposibilitaba correr.

Siguió caminando sin responder a las inquietudes que le planteaba la chica y siguió su camino, mas no fue una mano femenina la que la detuvo, sino la mano del rubio.

Se giró hacia él con sus ojos perlados por las lágrimas que hacía tanto esfuerzo para contener y miró al rubio.

¿En serio estás preguntando eso?

Le miró con los ojos brillantes, pero sin dejar las lágrimas correr - Por favor, no se moleste en abandonar a su compañera. Es un placer saber que se encuentra bien. Esta humilde servidora solo se retirará. Permítame retirarme sin humillarme, Souma-sama - su tono era frío a pesar de sus palabras formales y remató con una reverencia. Era una plegaria a que no la obligara a mostrar sus sentimientos. ¿No podía entenderlo?

- Es el deber de una dama saber cuándo su presencia no es requerida. Eso es todo. Si me disculpa, seguiré mi camino - siguió caminando, pero esta vez bajó la velocidad. Su determinación había disminuido considerablemente y aunque una parte de sí buscaba girarse y abrazarle, no se sentía con la autoridad y más porque la voz de la chica y su actuar aún taladraban su cabeza.

Ver tu rostro perlado en lágrimas hizo que Souma te soltase. Sin embargo, tus palabras tan formales hicieron que se quedase en su sitio, desconcertado y con la boca semi-abierta, mientras querías alejarte una vez más de él.

Por poco lo consigues, pero Souma reaccionó a tiempo.

—¿Qué crees que estás haciendo, reverenda tonta? —caminó con rapidez hacia ti, tomándote del brazo una vez más. No obstante, no se quedó allí el asunto. Te dio vuelta y te rodeó la cintura con un brazo, haciendo difícil la tarea de volverte a escapar— Te escapas por tanto tiempo... —el rostro de Souma expresaba muchas emociones encontradas— Luego vienes, me hablas de esta forma... ¿Y quieres volverte a ir? —Souma se ruborizó al ver que te había tomado por la cintura, liberándote. Se llevó una mano detrás de la cabeza y...— Lo siento —miró por un momento hacia el suelo, y luego devolvió su mirada a ti—. Es decir... —el rubio se llevó las dos manos a la cabeza y se revolvió el cabello, para luego señalarte— ¿Acaso no eres consciente de que... verte me hace... feliz? —se ruborizó aún más al decir eso.

—¿Qué es eso? ¿Acaso ese chico no pertenece a los Vassago? ¿Está haciendo llorar a esa chica?

—Creo que sí. Él era el antiguo heredero. Parece que es realmente horrible.

Souma se volteó a quienes estaban murmurando, con una cara de pocos amigos.

—¿Qué están diciendo ustedes, imbéciles? —les dijo, con un tono cortante.

Las dos chicas que murmuraban le ignoraron deliberadamente, alejándose del lugar con expresiones incómodas.

—Sé que no arregla mucho —dijo el rubio, volviendo a mirarte—. Pero... no me esperaba verte de nuevo tan pronto... y menos... luciendo tan hermosa —agregó, desviando un poco la mirada.