Partida Rol por web

El rayo lanzado por Bauglir logra impactar por fortuna en el tremendo animal que parece debilitarse por un momento. Sin embargo, sacando fuerzas de flaqueza, el osobúho busca de nuevo al goliath con su abrazo.

El oso búho lucha denodadamente pero no puede superar la musculatura del goliath.

Tras el intento fallido Beren vuelve ha intentar golpear a su oponente con exito esta vez, creo, asestando un golpe en un costado al enorme animal. Y se queda en espera de su reacción.

El pobre bicho ruge de dolor ante la acometida del explorador. No obstante, se mantiene en pie y no parece desistir en su futil intento por escapar de la presa a la que lo está sometiendo el goliath.

Recurro a la misma estrategia, con flanqueo (+11), y utilizo sudden recovery para reutilizar Shadow Blade Technique .

Me quedo con el 17, si impacta el daño es: 24 pg. (El anterior es obviamente un error por desglosar).

El último tajo de T´rijss es mortal de necesidad para el osobúho. De nuevo, un espectacular movimiento del espadón de la elfa oscura invocando la magia de las sombras provoca que vuestro enemigo sucumba al frío de la muerte. Entre estertores y alaridos, el animal queda inerte en los brazos de Wuzuk.

El grupo de aventureros encuentra tras el combate la claridad precisa para percatarse de varios detalles que hasta ahora les habían pasado totalmente desapercibidos. Hay seis orcos muertos recientemente con heridas de arma blanca, flechas e incluso conjuros, según indica Bauglir. Os llama la atención que a todos los cadáveres se les ha quitado cualquier equipo que pudiera ser de utilidad.

Sin embargo, en medio de tanta carnicería, bajo uno de los orcos encontrais el cadaver de un enano. Por las descripciones que obtuvistéis en Mélvont apenas tenéis duda alguna en reconocerlo instantáneamente. Al parecer, Dorn Escudocorona vivió y murió como un cazador de orcos.

Entre los restos, Beren encuentra fácilmente un nuevo rastro. Crees que se trata de un nutrido grupo de orcos y varios humanoides que deben ser sus prisioneros, por el tipo de pisadas y los restos de cordel que has descubierto.

Wuzuk contempla los restos de la cruenta batalla que ha tenido lugar. Los síntomas de saqueo son preocupantes: ¿los compañeros del enano tomaron todo el equipo que pudiese serles de utilidad o ha sido cosa de los orcos? Pensando esto, se dirige a Beren: Busquemos algún rastro. Está claro que, de momento, vamos por el buen camino.

Creo que he encontrado un rastro de varios orcos que transportan a varios humanoides, supongo que srám los jovenes aventureros. Sigamoslo y no tardaremos en encontrarnos con ellos, no hace demnasiado que han muerto estos orcos dice Beren a sus compañeros mientras onserva el cadaver del viejo enano.

Aguarda. Antes será mejor que echemos un vistazo por la zona. Tal vez encontremos algo que nos pueda aportar más información.

Animado por las palabras de Wuzuk, Bauglir registra minuciosamente cada rincón de la pedregada zona, aunque no es muy hábil en estos trabajos, el mago pone todo su énfasis en encontrar cualquier indicio que le pueda aportar más información. .- Me parece que no hay nada más amigo Wuzuk.- Dice el mago con un claro rostro de decepción.

El grupo dedica unos minutos a inspeccionar concienzudamente la zona, pero apenas logra hallar nada más relevante que el claro rastro indicado por el elfo de los bosques. Después de seguirlo durante una buena parte del día, los aventureros deciden acampar en un lugar aparentemente seguro antes de que los sorprenda la gélida noche de la Gran Tierra Gris.

La jornada ha sido realmente agotadora a pesar de que el tiempo os ha respetado bastante en esta ocasión. Lo único digno de mención, a parte del encuentro con el osobúho, por supuesto, es el hallazgo de la carcasa de otro corcel junto a la senda. Probablemente, según apunta Beren señalando los restos de una fogata extinguida recientemente, se trate de un alto en el camino para recobrar fuerzas por parte de los seres que estais siguiendo.

Beren inspecciona minuciosamente la zona, ya sabes que con orcos tiene un sentido especial, en busca de alguna pista más que pasara despercibida en la primera revisión.

Décimo octavo día de Uktar (el Podrido), Año de los Dragones Solitarios (1373 CV, Cómputo de los Valles)

Por fin, amanece el cuarto día de búsqueda por las cenagosas tierras de Thar sin novedades. La noche ha sido realmente fría como corresponde a esta época del año. Algunos de vosotros tenéis los dedos entumecidos cuando recogéis vuestros bártulos para proseguir el rastro que ha retomado hábilmente el explorador del grupo.

A media mañana, os sorprenden varias hileras de humo que se elevan en la distancia. Parecen un par de hogueras, pero desde aquí os resulta bastante difícil precisarlo.

Wuzuk se levanta totalmente recuperado: cada hora que pasa en estas tierras salvajes se siente más desintoxicado de los venenos de la ciudad. Sin embargo, la mañana parece no traer buenos presagios: las columnas de humo que ve y que señala a sus compañeros seguro que van a traer problemas.

¿Qué pensáis? ¿Creéis que pueden ser orcos?

T´rijss examina cuidadosamente su brazo debajo del abrigo, ya que debido a la dureza del clima su capacidad para el combate pueda haber quedado mermada. Con preocupación mueve los dedos concentrada en la perfección de los movimientos. Después lleva a cabo una pequeña danza en honor a Eilistraee: un lento combate sin armas en el que va adoptando las diferentes posturas que le enseñaron en su tierra. La pesadez del abrigo es sin duda un inconveniente, pero no se puede prescindir de él en este yermo helado.

T´rijss observa preocupada el humo que emerge como una amenaza en el horizonte. Desde luego no anuncia nada bueno.

Será mejor acercarse. Dice sin apenas ánimo.

Me temo que son orcos, es una sensación que percibo. Acerquemonos con cuidado porque no sabemos cuantos son. Tal vez esten alli los jovenes dice Beren a sus compañeros mientras despierta de la fria noche algo entumecido pero tras unos estiramientos y algo de comer se pone en funcionamiento.