Partida Rol por web

Tras cruzar los controles del perimetro defensivo de Ord City os sumergiis en el bullicio de la ciudad a primera hora de la noche. Por doquier podeis ver multitudes de gente yendo de un lado hacia el otro y el ruido y olores de los mercados nocturnos asaltan vuestros oidos. Patrullas de soldados gubernamentales se abren paso entre grupos de refugiados que piden limosna. Militares republicanos, tanto de uniforme como mal disfrazados de paisano beben a las puertas de cantinas de dudosa reputación y atisbais varias pintadas a favor del FLM en las paredes.

Siguiendo las indicaciones que os diera DRK 40/50 os encaminais hacia el barro rojo de Ord City donde deberíais reunirnos con Kay, vuestro contacto. Aquí el numero de patrullas desciende a medida que las calles y avenidas dan paso a callejones iluminados por pocas farolas y luces de neón que ofrecen vicios y diversiones. Los uniformes republicanos brillan por su ausencia aunque os cruzais con algunos vianantes que por su aspecto podrían ser soldados o como mínimo mercenarios. La mayoría llevan, de forma más o menos visible, blasteres y otras armas.

Finalmente llegais a unos escalones en el margen de una callejuela que llevan a un bar que, de acuerdo al neón verde florescente con una twi'lek bailando, responde al nombre de "Club de descanso de Horrick". Descendiendo los escalones y abriendo una puerta llegais a la sala principal de la taberna. Una decena de individuos beben en la semioscuridad repartidos en varias mesas, una barra con un twi'lek corpulento ocupa el centro de la estancia y al fondo os parecen ver algunas puertas que llevan a reservados.

Las cosas habían ido bien. Mejor que bien, todo había salido a la perfección. Nadie había puesto reparos a seguir las indicaciones del chico, lo que había sido un alivio porque la tensión en el grupo se había incrementado demasiado como para ponernos a discutir por la ruta. Habíamos llegado a la ciudad sin contratiempos, y sin contratiempos habíamos entrado en ella superando los controles con tan sólo una advertencia acerca de cómo comportarnos dentro. Indicaciones que, casi con toda seguridad, nos pasaríamos por el forro de los pantalones.

Nos dirigimos al barrio rojo, donde el número de militares descendía considerablemente, haciendo más cómodo el paseo. En los callejones atestados de gente de mal vivir y locales ofreciendo los mejores vicios con sus luces de colores me sentí casi como en casa. Incluso me atreví a bromear cuando vimos el cartel verde de neón anunciando el "Club de descanso de Horrick", nuestro destino.

Esa es una idea que no habíamos valorado, Ryloth. -Le dirigí una sonrisa de medio lado, señalando aquel cartel, donde una hembra de su raza bailaba de forma sugerente- Sería una forma de que pasaras desapercibida en el local, ¿no crees? -Dije echándome a reír, antes de inspeccionar con la mirada el acceso al local- Cal, ¿de verdad crees que encontrarás un puesto frente al local desde el que tener un tiro limpio? -Apunté, dándome cuenta de que la fachada no estaba abierta. Su fusil sólo nos sería de ayuda al salir del local, no dentro- Podríamos entrar por separado y situarte tú en algún rincón desde el que nos veas bien, por si la cosa se tuerce... -Propuse, dejando que decidiera él mismo. No tenía ganas de discutir, y no se me daba bien el trabajo en equipo. Si quería coger la sugerencia, adelante. Si no, que hiciera lo que le viniera en gana. Total, puede que su destino fuera la vibroespada de Flarl.

Me dirigí al interior, tratando de no llamar demasiado la atención, y sin detenerme ni girarme a comprobar si mis compañeros me seguían, o cuántos de ellos lo hacían. Fui directo a la barra, llamando con un gesto de la mano al corpulento twi'lek que servía las copas.

Sírveme una copa, jefe. Y otra para mis colegas. -Añadí si mis compañeros se unían a mí en el lugar, apoyándome en la barra con un brazo- Ando buscando a un tal Kay. ¿Le conoces? La propina depende de tu respuesta... -Le pregunté, echando un vistazo alrededor, por si entre los parroquianos había rostros con demasiado interés en mis... nuestros asuntos.

El twi'lek miró de hito a hito al devanoriano. Luego dió un escupitajo al tablero del mostrador y con una bayeta sucia se puso a frotarlo con parsimonia. Un establecimiento de categoría. Aguantó la mirada del cazarrecompensas con parsimonia durante la mayor parte de un minuto antes de abrir la boca.

Es posible que sea algo, aunque por aquí pasa mucha gente preguntando muchas cosas. Dijo con una voz rasposa, abrasada por el humo de segunda mano y los licores infames Veamos si esos créditos que prometes me refrescan la memoria....cuernudo.

Ya la tensión del bosque se había disipado, y el devaroniano hizo una observación realista. -Buscaré un rincón donde meterme. Si las cosas se van al carajo, estaré para cubrirlos- Hice una pausa, todavía dolía el fallo garrafal del bosque -Y esta vez si les daré- Murmuré en voz baja.

Después de que entrara el devaroniano, decidí esperar unos minutos a entrar, sin importar si los demás se quedaran atrás o no. Mientras esperaba, decidí mirar que rutas de escape habían fuera del local, estaba claro que si era la puerta frontal era la única entrada conocida, por allí saldríamos. Si todo se va al carajo, lo más probable espero que no tengamos que luchar esquina por esquina... Una posibilidad arriesgada.

Después de darme unas vueltas por las calles aledañas, haciéndome pasar por un simple mercenario que 'cotiza' los otros locales de diversión por fuera, volví mis pasos al bar y busqué una mesa en una esquina del local que tuviera buena vista a los muchachos y pedí un trago ligero, nada para afectar la puntería. Entonces me puse a observar el ambiente.

Aceptando la idea del cazarrecompensas, nos pusimos rumbo a Ord City, atravesando los controles sin mayor dificultad. La presencia militar era más que notable, pero esta descendió considerablemente al adentrarnos en el barrio rojo, donde predominaban los neones que anunciaban los locales de ocio. Nos cruzamos algunos soldados o mercenarios por la zona, y me pregunté si alguno de ellos podría ser de algún equipo rival.

Llegando al lugar donde encontraríamos al tal Kay, reuní a mis compañeros, pudiéndoles contar al fin que la tarjeta identificativa que teníamos también servía ahora como llave para un edificio en una callejuela del barrio cercano al espaciopuerto.

Finalmente alcanzamos aquel local encabezado por un neón de una twi'lek bailando, lo que Greekh aprovechó para bromear. Decidí seguirle el rollo, pues ya estaban siendo demasiadas las tensiones en aquel grupo, y como aquello continuara así, nuestra empresa no llegaría a buen puerto.

- Sí, sería una buena manera. De hecho… No sería la primera vez que bailo para otros. – dije con una socarrona media sonrisa.

Fue entonces cuando Cal y él trataron de concretar cómo se posicionaría el francotirador, tras lo cual este decidió echar un vistazo por los alrededores en lugar de entrar directamente con los demás. Al bajar las escaleras y entrar me sorprendió el lugar, pues esperaba alguna bailarina a la vista, pero lo único que había a parte de lo habitual en un local de aquel tipo, eran varias puertas de lo que parecían ser reservados.

Mientras observaba el lugar, vi cómo Greekh se acercaba a la barra y hablaba con el tabernero, acercándome justo cuando este comenzaba a responderle; y es que parecía haberse tomado su tiempo para hacerlo. Obviando las palabras del twi'lek, comencé dirigiéndome directamente a Greekh.

- ¿Has dado ya con Kay? Se va a cabrear como lleguemos tarde, no me gustaría ser el responsable de algo así. – dije como quien no quería la cosa, antes de girarme hacia el regente del local. – Horrick, ¿Verdad? – me atreví a deducir, teniendo en cuenta el nombre del lugar. – Menos mal que es un twi'lek quien se encuentra al mando. – dejé caer con una sonrisa. – Verás, Kay nos está esperando, y no queremos llegar tarde. ¿Podrías decirle que estamos aquí? – le pedí mostrándome amable, tratando así de ser convincente.

No logras descubrir nada reseñable pero hay algo en el ambiente que te enerva. Será que hay demasiado silencio, que la gente parece demasiado sumida en sus vasos para ser tan pronto, o quizás el hecho de que has visto ya a tres personas salir del local como si los asientos ardieran.

Horrick mira a Saenia de hito a hito con mucha lentitud.  Luego sacude la cabeza en una negativa. No se de que me estais hablando y no quiero lios aquí dice con su voz grave mientras sigue frotando con parsimonia la barra. Así que salid de aquí antes de meteros en problemas aunque sus palabras parecen claras el tono no es de amenaza si no casi como si os advirtiera de algún peligro mientras sus ojos se dirigen furtivamente hacia una de las puertas de los reservados del fondo.

El camarero parecía querer sacar tajada de la situación. No era algo infrecuente, en realidad. En aquel tipo de antros, el hombre tras la barra veía y oía demasiado, y se sacaba un sobresueldo con ello. Le miré de arriba a abajo, sin ofensa alguna. Me sentía en familia ante una respuesta como aquella, en mi ambiente.

Sin embargo, a mi lado apareció un nuevo actor sobre aquel escenario. Ryloth se presentaba con gran desparpajo, mostrando unas formas educadas pero medidas. Dosificando la información, dejaba algunas cartas sobre la mesa para demostrar que no íbamos de farol, y aunque el barman trató de disimularlo, lo cierto es que la Twi'lek había logrado su objetivo.

Traaaaanquilo, amigo, no queremos problemas... -Dije arrastrando las palabras con parsimonia, sonriéndole con complicidad antes de girarme y buscar alrededor, por si alguien nos estuviera mirando. Busqué también a Cal por los oscuros rincones del local, aunque al verle no le dije nada. Aguardé a que su mirada se fijase en nosotros, y entonces me puse en marcha.

Despacio, sin llamar la atención... -Les indiqué a mis compañeros, avanzando hacia aquel reservado.

Para ser un bar, no está tan bullicioso como debiera... Tengo un mal presentimiento. Nada interesante se veía en el horizonte, pero esa sensación de la calma previa a la tormenta me tenía algo preocupado, pero es que no hay nada relevante. Mientras reflexionaba sobre el bar, mantenía mi mirada en distintas partes, la puerta de entrada, los chicos, otras personas y el vaso.

Entonces fijé la mirada al devaroniano y me di cuenta que estaban dirigiéndose a otro sitio del bar. Entonces les coloqué algo más de atención por su seguridad. 

No logré exactamente lo que quería con el tipo de la barra, hubiera sido todo más sencillo si nos hubiera llevado hasta Kay, pero sus ojos delataron el lugar donde este debía encontrarse, así que no podíamos quejarnos.

Greekh zanjó la conversación de forma bastante acertada, así que no vi pertinente añadir nada más. No retiramos tras ello, fijándome cómo miraba alrededor e hice lo mismo, queriendo asegurarme de que nadie seguía nuestros pasos. Fue entonces cuando escuché al cazarrecompensas pedir discreción y asentí de inmediato.

En silencio, le seguí sin dejar de observar cuidadosamente a nuestro alrededor, esperando no llamar la atención y llegar hasta aquella puerta.

Calron no logró descubrir nada nuevo mientras sus dos compañeros se acercaban a la puerta que daba al reservado.

En ese momento oyeron el ruido de lo que parecían varias voces discutiendo al otro lado de la puerta. Aunque esta era delgada resultaba imposible distinguir con claridad lo que se estaba diciendo o cuantos podían haber al otro lado de la misma. Pero era seguro que como mínimo eran dos o tres personas, y que el tono era el de una discusión acalorada.

No las tenía todas conmigo en aquel local. El camarero había mostrado demasiada precauciones, y aquello no era bueno. Además, no estaba convencido de que Cal fuera a cubrirnos como era debido. No estaba en una posición estratégica, y aún tenía que demostrar la pasta de que estaba hecho. Más bien, si estaba hecho de la pasta necesaria para aquel oficio.

Al menos, Flarl parecía un arma de fiar. Haría su parte, eso lo tema claro. Y la Twi'lek había mostrado competencia hasta el momento.

Nos plantamos frente a la puerta del reservado. Me detuve. Se oía una acalorada discusión al otro lado. Interesante. Sonreí, con malicia, y golpeé la puerta dos veces, antes de entrar directamente sin aguardar a que me invitaran.

No parecía haber nadie pendiente de nosotros, pero "parecer" era la palabra clave. Nunca se sabía, y continué actuando con la mayor discreción posible, más valía ser precavida. Al alcanzar la puerta pudimos escuchar que al otro lado se daba una acalorada discusión.

No era capaz de discernir de cuántas personas se trataba, pero esperaba que no demasiadas, sobre todo al ver que tras esbozar aquella maliciosa sonrisa y tocar a la puerta, el cazarrecompensas la abría directamente dispuesto a entrar en el reservado.

Espero que ese tal Kay esté ahí dentro, porque si no...

Seguí a Greekh de cerca, dispuesta a cerrar la puerta tras nosotros cuando estuviéramos dentro.

Abriis la puerta y os encontrais mirando al interior de un pequeño reservado. Una habitación de apenas unos cinco metros de largo por tres de ancho con paredes tapizadas, iluminación suave, un sofa adosado a la pared que rodea tres de las paredes de la estancia y un par de mesas en el centro. Un verdadero rincón de placer.

Claro está que una de las mesas está volcada y en la otra está sentado un humano, al parecer esposado, mientras dos rodianos se aplican de forma metodica a soltarle uno tras otro contundentes puñetazos y culatazos en la cara, el pecho y el estomago. Mientras un tercer rodiano permanece de pie detras del humano sosteniendo un rifle apoyado en el hombro.

Al abrirse las puerta se detienen en su labor y os miran fijamente. Finalmente uno de ellos rompe el silencio ¿Se puede saber quienes diablos sois vosotros? ¿Has avisado algunos de tus malditos lacayos  Kay hijo de zorra bothan?

Vuestros dos compañeros se asoman hacia el interior del reservado y ois como una voz lanza una pregunta con bastantes malos modos. Hasta aquí nada especialmente preocupante pero desde vuestra posición retrasada podeis ver como otros dos rodianos se levantan rapidamente de sus mesas y con escaso disimulo desenfundan sus pistolas laser.

-Carajo- Murmuro cuando veo a los dos rodianos avanzando al reservado con armas desenfundadas, definitiva mente no estaban allí para hacerse nuestros amigos. Tendré que disparar primero

Me levanté del lugar con rifle en mano, avancé un poco al rodiano más cercano, le apunté y le disparé.