Partida Rol por web

Unos minutos antes, en el coche…

Silvano que estaba mirando por la ventanilla se giró hacia el Pater al escuchar la pregunta del Pater. Se tomo un tiempo para responder antes de volverse de nuevo hacia la ventana.

- No mucho la verdad. Pero si es un nombre que en RAIZ ha sonado más de una vez. Se que cuando se habla de él se hace con temor y respeto. Y como guía hacia la Verdad del mundo. Todo muy críptico, pero está claro que tiene que ver con lo oculto del mundo que intentamos desentrañar para hacer de este un lugar mejor –

Y se volvió a perder entre los edificios neoyorkinos.

El pater, por su parte hizo memoria y recordó haber leído ese nombre, pero no en RAIZ, sino en su viaje a Sudamérica. Fue el primer nombre que vio y le reveló una brizna de esa verdad oculta del mundo. Sus recuerdos viajaron hacia esa pirámide maya a la que fue acompañado de un pequeño grupo de universitarios ¿Por qué se acordaba ahora? Entonces lo supo y era algo que le había estado picando desde que había conocido a Brenda. Y no era para menos pues, aunque lo había olvidado, ahora lo recordaba con perfecta claridad. Brenda era la encargada de aquella expedición, ella les llevó hasta esa pirámide ¡¿Cómo podía haberlo olvidado!?

Junto al nombre, había distintas formas dibujadas, todas alrededor del nombre ¿Formas que adoptaba ese Nyarlathotep? Siempre pensó en ello como una alegoría a un Dios ¿Podría ser algo así? ¿O algo más?

En el despacho del director del hospital…

En cuanto el Padre Graham hizo alusión a RAIZ a este le cambió la expresión y sonrió ampliamente.

- Oh, son ustedes de RAIZ. Hacen una labor encomiable. Claro, si puedo ayudarles en lo que sea… -

Entonces escuchó la petición de los presentes.

- Si, por desgracia recuerdo el caso. El médico que murió era un buen amigo mío. Aun como con su esposa de vez en cuando. Eran dos varones, de etnia africana, egipcia para ser más exactos. Uno tenía quemaduras de segundo y tercer grado por la mayor parte de su cuerpo…-

Mientras hablaba, tecleaba en el ordenador. Entonces la pantalla parpadeó y un informe apareció en él.

- Si aquí está, el primero tenía quemaduras de segundo y tercer grado en el 80% de su cuerpo, como si hubiera sufrido una explosión o algo así, aunque no hubo ninguna según la policía. El otro tenía varias quemaduras, pero más leves. El primero murió a las pocas horas. El otro, John Doe pues no conseguimos sacarle un nombre, si salió adelante. Tenía algo en el brazo, una especie de brazalete, pero parecía pegado de alguna manera. Hablaba una lengua extrajera y estaba muy nervioso. Se enfrentó a las enfermeras y al doctor y los mató. Entonces los celadores consiguieron placarle antes de que llegara la policía. –

Entonces dejó la pantalla y volvió a mirar a los tres visitantes.

- No se si puedo ayudarles más, aunque si quieren saber más del caso, puedo indicarles con quien deben hablar. Tomen…-

Y sacó la tarjeta de un psicólogo y se la entregó.

- Es el hombre encargado de hacer el análisis psicológico de John Doe antes del juicio. Si no recuerdo mal, sigue en prisión. –

Entonces se recostó sobre su silla.

- ¿Puedo ayudarles en algo más?-

Los tres miembros de RAIZ miraron la tarjeta y vieron la dirección, teléfono y nombre del psicólogo.

Dr. Ahmad Jamal

Todo era realmente muy interesante. Que el doctor J. fuera quien había tratado a ese asesino perturbado de piel quemada era algo inesperado, pero a la vez podía ser una beneficiosa casualidad. No sabía exactamente dónde estaba ahora su carismático amigo, de hecho, por lo que él sabía podía estar incluso muerto, pero de no estarlo, tenían que hablar con él y aunque fuera difícil encontrarlo, estaba convencido de que RAIZ lo podía hacer por ellos sin demasiados problemas.

El padre Graham agarró la tarjeta que su mostachudo amigo le acababa de entregar. ¿Por qué la llevaba encima? No lo sabía, demasiada coincidencia. Puede que simplemente aquel hombre tuviera problemas psiquiátricos y también acudiera a la consulta de su negro amigo. No lo sabía y no lo podía saber, pero... quizás le preguntara luego.

- Bien... - Dijo finalmente el pater satisfecho. - ¿Sabe que hicieron con ese brazalete? - Le preguntó. Eso era importante. - Y... ¿Cree que podría concertarnos una cita con la viuda? También... - Se acercó a aquel hombre y le habló al oído. - ¿Sería posible ver la ficha de los dos pacientes quemados? 

Menuda suerte que este tío fuera de Raíz, la verdad, Rowan se limitó a escuchar viendo que el Padre lo llevaba todo como la seda y que no hacía falta más intervención por su parte, no quería que algo que marchaba como la seda pudiera complicarse por presionar demasiado.
- "Sigue en prisión, de vuelta a Ricker Island, pero su perfil psicológico podía darles algunas pistas." - Pensó, asintiendo complacido por aquello. Pero luego vio el nombre... lo reconoció y miró al padre para constatar que él también lo reconocía.
Iba a preguntar por su colega el Dr. J. Pero El padre retomo la palabra y no quiso atosigar al hombre con un incesante aluvión de preguntas.

Cuando le preguntaron por el brazalete, el director se rascó el mentón dubitativamente.

- El brazalete de John Doe, dicen. No pudimos quitárselo. La policía se lo llevaron con él puesto. No se si en prisión se lo habrán podido quitar. Si recuerdo como gritaba y como negaba con la cabeza. No parecía querer desprenderse de esa joya. - Entonces sonrió -Tampoco me extraña. Parecía oro macizo ¿Quién querría desprenderse de eso, verdad? -

Entonces escuchó la pregunta sobre la Viuda.

- Vaya, entiendan que no quiero inmiscuir a esa mujer en este asunto otra vez. Ha necesitado tratamiento psiquiátrico para superarlo y preferiría evitar abrir heridas. Además, ella no estaba presente cuando ocurrió el ataque, poco les podría aportar. -

Entonces escuchó la última pregunta y esta vez si se puso nervioso mientras barajaba la opción de complacer a sus interlocutores. Miró a su móvil, vio el símbolo de RAIZ. Entonces se puso en pie y dijo en voz alta.

- Lo siento, pero siento no poder serles de más ayuda. Debo marcharse, avisaré a un compañero para que los acompañe afuera –

Y sin decir nada más, se fue de la sala. Pero lejos de enfadarse, todos comprobaron que el director se había dejado ambos informes abiertos en su ordenador y este encendido y desbloqueado para ellos.

El pater sonrió satisfecho, la red de RAIZ a través de su red social empezaba a dar sus frutos. No tardó ni un solo instante en ponerse al frente del ordenador. Cualquier dato podía ser importante, pero le interesaba en concreto, cualquier dato relativo al brazalete, si se mencionaba si los pacientes hablaban sobre lugares extraños o "seres de otro mundo" y sobre todo, si había algún dato sobre las entrevistas del bueno del dr. J y el bueno del señor Doe.

Revisando rápidamente los informes, buscaron alguna referencia a lugares o seres de más allá de la realidad mundana y un nombre se repetía “abna Nyarlathorep”. Otra vez ese nombre. Sin embargo, el primer término que siempre se anteponía antes de el nombre les era totalmente desconocido.

El resto del informe de John Doe no tenía información más allá del que el director os había dado. Sin esperar encontrar nada, revisaron el informe del muerto y aunque todo era prácticamente igual, si leyeron algo que atrajo su atención.

“El brazo derecho presentaba desgarro y abrasión como de metal fundido sobre la piel, desde la muñeca al codo…”

Estas quemaduras y daño eran diferentes de los descritos en el resto del cuerpo que parecían quemaduras provocadas por una gran explosión. Por el tamaño y la descripción, todo parecía concluir que antes de que le encontraran los servicios médicos, el muerto también había tenido una argolla en su brazo.

Alguien llamó a la puerta y apareció la misma enfermera que les había acompañado la primera vez.

- Si están listos, les acompañaré a la salida. -

- Gracias señorita. - Le dijo sonriente el pater. - Ya hemos acabado por aquí. - Confirmó. - Y le reitero, gracias por todo. 

Los tres extraños compañeros de investigación fueron conducidos a la salida del hospital. Habían conseguido algunos datos interesantes, pero el más interesante, sin duda alguna, era el de que el doctor J. estaba más involucrado en aquel asunto de lo que podían haber sospechado en un principio. De hecho, sabía más de lo que había dicho y quizás fuera la clave de todo aquello.

- Quizás... - Sonrió. - Sí, quizás sea lo mejor. - Miró a sus compañeros. - Creo que deberíamos volver a la sede. Tengo que... - Asintió con la cabeza. - ...tengo que hablar con un viejo amigo.

La verdad es que de momento tenían 3 vías tal como lo veía, averiguar quien se había quedado con los efectos personales de los fallecidos y para eso la mujer parecía la indicada para saber con quien estaba mezclado su marido.
Además debían de poder ir a Ricker Island e identificar a John Doe para hablar con él, por tanto debían averiguar el nº de su caso de expediente.
Y desde luego descubrir como el Dr J. encajaba en todo esto.
- Solo una cosa más ¿Qué oficial u oficiales se llevaron y trajeron a John Doe? Seguro que está en su expediente de ingreso u admisión y de alta(pues a fin de cuentas deben llevar una denuncia anexa a estos), déjenos leer ese expediente. - Solicitó a su asociado. - No sacaremos el informe del hospital ni lo alteraremos, no se preocupe. - Aseguró Rowan comprobando los papeles.
Tras eso se dejó llevar a la salida sin oposición, pensativo.
- La vida da vueltas inesperadas, si, deberíamos ir a verle. - Coincidió Rowan. - Creo que dadas las extrañas circunstancias no deberíamos separarnos. Padre. - Añadió Rowan con un aire interrogante. Dejando claro que no era una imposición, pero que no le gustaba la idea de separarse cada uno por un lado.

Tenía que contactar con el conejo. ¿Pero cómo? Pertenecía a RAIZ, eso estaba claro, por lo que igual tenía un perfil público en la aplicación. Inmediatamente, el pater se puso a buscar en su teléfono ansioso por encontrar a tan característico sujeto. ¿Cómo buscarlo? ¿Palabras clave? Conejo... sólo se le ocurría eso. Aunque quizás... 

El padre Graham comenzó a introducir palabras. Conductor, disfraz, orejas, asesino, secuaz, conejo otra vez y nada. No iba a ser fácil encontrar a ese conejo, pero sí muy útil. Era un ser peligroso, pero a la vez bastante servicial. ¿A qué precio?  A uno muy alto seguramente, aunque si salvaguardaba los intereses de RAIZ, sin duda que se rebajaría lo que le iba a pedir por el servicio. 

- Mierda... - Murmuró fastidiado por su inoperancia con los aparatos informáticos, pero entonces...

- Número privado... - El padre encaró las cejas al ver la procedencia de la llamada en su teléfono. Finalmente descolgó. 

- ¿Si? - Y esperaba de forma inequívoca, que quien estaba llamando no fuera otro que su buen amigo el conejito.

Cuando descolgó e teléfono, y contestó, no escuchó nada al principio. Estaba a punto de colgar cuando oyó un respiración, un jadeo y finalmente una risa demasiado conocida.

- jijiji, ¿Cómo se enCUENTRA pater? Sospecho que… jijiji, que estaba buscándome. Carne picada. Jijiji. ¿Ha reconsiderado la OFERTA que le hice ayer? –

Y mientras esperaba la respuesta de Graham, siguió escuchando continuos jadeos y a su lado, Silvano y Rowan parecían estar hablando entre ellos.

Mientras el pater hablaba con alguien, Silvano se giró hacia Rowan con una sonrisa de suficiencia.

- Lo estás haciendo muy bien chaval, casi pareces una persona respetable ¿Te sientes raro al codearte con gente común? –

Mientras lo decía, le miraba de arriba abajo como juzgando lo que llevaba puesto.

- Habrá que pensar cual es nuestro siguiente paso. Podríamos intentar concertar una cita con el preso. Aunque también podríamos hablar con su psicólogo y hablando de eso… -

Esta vez se puso serio.

- He visto las miradas que os habéis echado el pater y tu al ver el nombre ¿Le conocéis de algo? -

- ¿Pero como me ha...? - El padre Graham sonrió sorprendido, aunque a la vez realmente contento.

No esperaba aquella llamada y aunque no sabía cómo sabía que le estaba tratando de encontrar, era evidente que lo sabía. La inmensa capacidad que demostraba RAIZ para cumplir sus propios objetivos, era cuanto menos asombrosa y eso, aunque en parte podía hacerle sentir cierto temor, por otro lado le llenaba de gozo y casi podría decir que le excitaba. 

- ¡Mi muy bien amigo! - Exclamó que eufórico el pater. - ¡Si, le estaba buscando! Aunque no por la buena oferta, sino por otra cosa. Tengo que encontrar a alguien. Alguien cercano a RAIZ. Alguien que sabe más de lo que dice y eso no está bien. Sabe algo que le interersa a RAIZ. - Se mantuvo pensativo por un instante. - Que nos interesa. - Al fin y al cabo, todos formaban parte de RAIZ. - Tenemos que encontrarle y sacarle cierta información. El Dr. J. ¿Es posible? - Preguntó ansioso. - Con la máxima discreción, claro. 

Cuando el padre Graham hizo su petición, el conejo emitió un ruido confundido.

- jijiji, pater, sabe que me enCANTA ayudarle y más si es jugar con OTRAS personas jijiji, pero… -

Comenzó a emitir ruidos aun más raros, como si se estuviera trabando consigo mismo.

- Necesito más datos de ese TAL DR j. Tal vez sea amigo suyo jijiji, pero NO lo conozco. ¿Le gusta JUGAR? –

Graham se extrañó mucho pero por increíble que pareciese, parecía totalmente sincero al decir que no conocía al Jamal.

- Que extraño... - Pensó el pater. 

No obstante, hablar más de la cuenta iba a ser contraproducente. Era evidente que en aquel ambiente no se podía decir todo lo que uno quería y muchas cosas que se presuponían como evidentes, podían no serlo tanto. Por ello, mejor sería actuar con cautela y disimular. Por lo que pudiera ser...

- ¡Oh! - Expresó sorprendido el religioso. - El doctor Ahmad Jamal. Es un hombre conocido, pensaba que... - Tragó saliva. - Es igual. Es un miembro respetado de la comunidad afroamericana. - Desveló. - Se trata de un famoso psiquiatra. Ha escrito varios libros. Los viernes por la noche se reúne con jóvenes de su comunidad en un local y los alecciona sobre la vida y la muerte y cosas de esas. - No sabía mucho más de él, pero esperaba que le sirviera a su amigo para dar con el Dr. J. - ¿Podrá encontrarlo? Es importante.

Rowan miró a Silvano muy serio, analizando si le estaba tratando de ofender de algún modo , si tendía un puente o si trataba de conseguir algo:
- Gracias. - Le dijo. - Siempre me he codeado con todo tipo de personas, estoy cómodo con cualquiera. - Se limitó a decir de forma átona.

Miró curioso la explosión de alegría de el padre, y eso le hizo callar, tratando de entender qué decía.
- Es un filántropo, a su manera interesada, claro está. - Dijo Rowan mientras el padre acababa de hablar por teléfono.
El doctor y el preso, ambas las dos eran sus próximas paradas y hacer una parada para hacer preguntas por esos polis.
- Los expedientes policiales pueden decirnos en que circunstancias los encontraron. Y ayudarnos a interrogar al preso. - Sugirió. - ¿Por donde empezamos?

El conejo comenzó a reir.

- ¡Oh! Jijijiji, si, si, si. Encontrar gente ES LO que me gusta jijiji. Mmmm, delicioso. –

Los jadeos siguieron cada vez más exagerados hasta que finalmente soltó un hondo gemido de placer.

- Claro padre, jijiji. Me gusta hablar CON USted. Encontraré a SU HOMbre jijiji –

Y mientras colgaba el teléfono le oiste canturrear.

- Nuevos jugUETES, para jugAR, tututurutu... -

Y la llamada terminó y una extraña sensación se te quedó ¿Habrías echo bien?

Silvano se quedó mirando suspicazmente a Rowan.

- Filántropo… ya –

Estaba claro que no terminaba de creerse que esa fuera toda la información.

Por fin el padre Graham colgó el teléfono. Entonces Silvano se giró hacia este.

- Bueno, ¿Con quien hablabas? ¿Has sacado algo de información? –

Pero antes de dejarle hablar, se giró hacia Rowan.

- Aunque no quiero que sirva de precedente, creo que el chico tiene razón. Ir a ver los archivos policiales podrían darnos más información. ¿Vamos a la comisaría de Harlem? No pilla muy lejos de aquí. -