Partida Rol por web

-Han cambiado muchas cosas... - contesta Adam mientras se pone en camino a la casa, junto a Roger, seguidos de cerca por su compañero – menos mi habilidad para el baloncesto – termina diciendo, mientras dibuja una sonrisa torcida en su rostro.

Al cruzar la calle, de la casa salen Barry y Ted, quienes se detienen al verlos.

-Barry – dice Adam, muy serio, como siempre, salvo cuando dibujaba su característica “media sonrisa”, mientras estira la mano hacia Barry – Ted... - dice luego de saludar a Barry, también tendiéndole la mano.

Luego se hace un silencio. Adam evita seguir con los formalismos y el palabrerio típico de aquellas ocasiones.

Guarda silencio, observando a sus hermanos y a Adam, no sabe que clase de relación tienen actualmente, lleva demasiado tiempo fuera. Pero si sabe que los polis no suelen caer bien a nadie, aunque sean antiguos amigos de la infancia.

Por un momento introduce la mano para sacar un cigarrillo, pero no quiere fumar dentro de la casa de su cuñada y acaba de tirar uno, asi que decide no hacerlo, pero sin embargo si saca el zippo, con el que juguetea en su zurda mientras observa a sus hermanos, esperando tarde o temprano reaccionen ante su presencia. Dejando de hacer como que no existe, sobretodo Barry.

-¿Cómo es que estás aquí Adam?- le espeta acompañando de un rápido movimiento de la barbilla nada más terminar el saludo. Mira alternativamente a Adam y a su compañero, esperando alguna respuesta, aunque en cierto modo ya suponía de qué motivo podía tratarse. Después de tanto tiempo sin haberse vuelto a ver la muerte de Terry debía de tener algo que ver...

- Terry era mi amigo – contesta a Ted mientras se lleva las manos a los bolsillos – es lo menos que puedo hacer, ¿no?

Contesta a aquella pregunta seriamente y con un tono muy formal.

Asiente a Adam con una sonrisa apoyando la mano en el hombro de él.

- Pasa dentro, Adam. - señala con un gesto - Julia seguro agradece que hayas venido... - explica dando un par de palmadas amistosas en dicho hombro antes de quitar la mano y mirar a su hermano menor.

Espera a que los policias se alejen y dedica un leve arqueo de ceja a Ted - ¿A que coño ha venido eso hermanito? - le pregunta alzando el mentón hacia los policias - No estaís siendo muy hospitalarios hoy... - señala a ambos - Deberiaís decir las cosas, en vez de guardaros tanto puto rencor. - gruñe echando a andar hacia la casa pasando entre ambos, algo molesto.

-Hey hey Roger...- dice levantando levemente el brazo al pasar junto a él, en un ademán para intentar evitar que se marchara. Evidentemente su hermano no se había encontrado muy a gusto con el frío recibimiento que le habían alcanzado a dar- lo siento tío, hoy no he dormido muy bien, será que tengo los nervios a flor de piel después de todo lo ha pasado... Hey vamos ¿dónde vas?

Se para a un par de metros y se encara a sus hermanos, escuchando a Ted - Lo entiendo hermano, - asiente con rostro serio - supongo que todos hemos dormido poco tras esta terrible noticia... - explica metiendo las manos en la chaqueta y dandose la vuelta para entrar en la casa - Intentemos sobrellevar el día y ya que estamos, volver a ser una familia... - termina girando el cuello para mirarlos mientras anda hacia el porche.

Entra en la casa, volviendo a desabrocharse la chaqueta, asiente a Adam a modo de disculpa por el comentario de Ted y camina hacia el salón, recogiendo un café, está helado de estar allí afuera. Después observa mientras bebe de él a los familiares y amigos caminando hasta una esquina apartada, quedandose allí, en silencio.

Barry saludo con normalidad a Adam. Habían sido buenos amigos. Y la situación, aunque dolorosa, no quitaba esa parte. Cuando alguien muere, suele remover las consciencias de toda la gente que lo conoce. Y eso debía de pasar incluso con los policías.

No dijo nada. Supuso que venía a dar el pésame, como mucha otra gente. Había venido lejos de su distrito, pero aquellas habían sido también sus calles, y eso le daba vía libre para hacer lo que estaba haciendo.

En cuanto a su hermano Roger eso era otro cantar. Tan pronto quería hacer como si se hubieran visto ayer, como se sentía molesto.
Que mierda de juego era esa.

Estaba a punto de decirle algo, cuando se iba a meter en casa de Julia, pero Ted se le adelanto. Y la respuesta de Roger termino de cansarlo del todo. Una familia. A quien coño quería engañar, cuanto iba a durar su nueva familia. Hasta que se cansara de Barry o de Ted, para luego desaparecer un par de años. Roger no tenía claro que era lo que pasaba. Pero eso era cosa de él, estaba cansado de tener que mediar siempre. Y lo peor de todo, es que ahora tenía que mediar por el mismo, y eso no lo aguantaba.

Yo me voy a casa. Ya sabes donde estaré.

No quería sonar tan duro como lo hacía, pero se imagino que sus sentimientos estaban más claros en su subconsciente de lo que el realmente quería creer.

Dio la espalda a sus hermanos. Un gesto que lo quemaba por dentro, pero que quemaba menos que el hecho de haber vivido tanto si ellos. Estaban solo a un paso de ser desconocidos, y esa sensación era un gran mazazo para él.

Necesitaba otro paseo bajo la nieve. Calmar su dolor, y su rabia. Y ya había acabado todo lo que tenía que hacer en casa de su cuñada. Así que empezó la marcha de nuevo, camino de su casa. De la casa de la familia.

A pesar de que se había metido de nuevo en la casa, a Roger no le faltaba parte de razón. Tenían muchas cosas que hablar entre ellos, y saltaba a la vista que Barry guardaba algún resquemor en su interior. No podía culparle, pues era el único resto que quedaba de las raíces de la familia, después de que él y Roger decidieran probar fortuna en otra parte... pero ese no era el Barry que Ted recordaba, y cada vez entendía menos su comportamiento esquivo. Tras morderse la lengua un segundo suelta:

-Joder hermano, no puedes estar haciendo esto de verdad... -Parecía el mundo al revés, Roger y él intentando convencer a Barry de reconciliarse entre todos- Terry ha muerto, y está siendo duro para todos, pero me jode que, queriendo Roger unirnos un poco más de nuevo, actues así... ¡Barry! - lanza un bufido impotente -¡MIERDA, BARRY! ¿QUÉ COÑO TE PASA?

Esperaba que así su hermano pudiera soltar todo lo que llevaba dentro, aunque no le gustara a ninguno de los dos. Ese mal trago lo tendrían que pasar tarde o temprano... y mejor que fuera así, porque al menos Ted ya sabía qué se sentía cuando ya no había tiempo de arreglar los problemas...

Barry se paró en seco, cuando su hermano pequeño empezó a gritar en la calle. A nadie le extrañaría, al fin y al cabo, acaba de perder un hermano. Es normal que pierda la compostura.

Pero no tenía razón. Y no pensaba discutirlo allí, ni siquiera pensaba gritar para contestarle. No podía enfadarse por eso. Así que giro la cabeza y le contesto, para luego seguir caminando de vuelta a casa.

No es el momento ni el lugar. Nos vemos en casa.

Le parecía increíble que pensara que si Roger decía que quería ser presidente de los USA, el pequeño Ted se lo creyera. Las palabras se las llevaba el tiempo. Y lo decía a conciencia. Recordaba una conversación con Roger, hace un par de años, antes de que se fuera definitivamente. Y las palabras que escucho ese día no sirvieron para nada.

Ahora quería resolver algo, perfecto. Pero no sería en la puerta de su cuñada. No sería en la calle. Lo que tuvieran que arreglar, lo harían en casa. Como una puta familia. Como tenía que hacerse.

Así que siguió su camino, de vuelta a casa. Tenía su propio plan. Su idea de como debían de ser las cosas ahora. Así que no paro. Sabía que Ted y Roger llegarían dentro de un rato. Y seria el momento de poner sus cartas sobre la mesa.

Ted no puede hacer más que mirar cómo su hermano se iba alejando poco a poco. Parecía una metáfora de lo que les ocurría en la realidad: primero Roger largándose sin decir más explicaciones, y Barry distanciándose poco a poco de ellos dos...

Saca de un bolsillo una cajetilla de tabaco y un mechero, para intentar calmarse. Él solía ser un tipo tranquilo, y no era habitual verle alterado gritando de esa forma. Tras ponerse el cigarro en la boca e intentar sin éxito unas cuantas veces que el mechero prendiera, vuelve a guardarse el tabaco dentro de la chaqueta. Se queda, pensativo, esperando que Roger saliera de la casa mientras da vueltas al encendedor.

Roger permanece en silencio, nuevamente en aquella casa, resguardándose del frío mientras intenta calentar su cuerpo con algo de café. No Ted ni Barry le acompañaron, no entraron a la casa con Roger.

La gente es la misma que había visto antes, no hubo mucho movimiento desde entonces.

Adam, junto con su compañero, se acercan a Julia. Roger puede ver como se saludan y conversan, pero no puede oírles. Tampoco parecen hablar de nada fuera de lo normal, todo parece ir de manera muy “protocolar” para la situación.

Luego de unos minutos, Adam se acerca nuevamente a Roger, acompañado de su compañero, como siempre.

- Bueno, Roger, será mejor que vuelva al trabajo – dice mientras le mira a los ojos y le saluda estrechando su mano – No te metas en problemas, ¿si? - agrega mientras dibuja su media sonrisa en su rostro, antes de salir de la casa.

- Ya me conoces, - dice encogiendose de hombros y poniendo los brazos en cruz - yo no voy a meterme en lios nunca, los lios vienen a mi. - sonrie despidiendose de su amigo con un golpe amable de su zurda en el brazo - Ten cuidado ahí fuera. - termina señalando la calle con un gesto de cabeza.

- Seguro... - le contesta mientras mira fijamente a los ojos de Roger. Por unos segundos aquella mirada le incomoda. No tiene aquella sonrisa, la borra, simplemente le mira en silencio, unos segundos, de manera seria.

Súbitamente, y sin decir mas, da media vuelta y sale por la puerta principal, acompañado de su compañero, quien se despide de Roger simplemente estrechando su mano, dejando nuevamente solo a Roger.

El frío hace temblar a Ted mientras espera ahí fuera. La temperatura baja un poco mas, sin duda se esperan nevadas para esa noche.

Barry comienza a alejarse, en dirección a casa, caminando, mientras Ted aun puede seguirlo con la mirada hasta perderle de vista.

Pasan los minutos mientras Ted piensa y da vueltas ahí fuera, cuando la puerta de la casa se vuelve a abrir.

A través de ella sale Adam, acompañado de su asistente.

- Adios, Ted – le dice mientras le saluda con un apretón de manos – ten cuidado, chico – dice de manera amigable, con una sonrisa torcida en su rostro, luego de estrechar su mano.

Su compañero hace lo mismo, de manera cortés, y luego ambos caminan en dirección a su automóvil.