Día 1: Giro temporal

Y así las musas comenzaban a contar la historia. Una nueva titanomaquia daba comienzo, pero esta vez la duda asaltaba a todos de quiénes, entre los suyos, eran los traidores. Si los titanes estaban allí, ¿Por qué no podían verlos? Todo era confuso y más después del choque temporal que el retorcido padre de los dioses había ocasionado. Se levantarlo y a pesar de buscarlo por todos lados, él se había ido. Solo quedaba su advertencia, la cual se grabaría con fuego en sus mentes.

Aún se sentían un tanto débiles y al girarse a la tierra, pudieron ver que su tiempo se había detenido y todos los seres humanos se habían convertido en piedra, hasta en el último rincón de tierra firme. Los vientos no soplaban y el sol no volvía a salir. Todo se encontraba en el vacío temporal donde Cronos los había puesto y el tiempo no pasaría para ellos hasta que el titán fuera detenido.

Miraron alrededor buscando a la Madre tierra pero ella no parecía estar en ninguna parte hasta que, en el fondo de la habitación, vieron una estatua, la cual representaba a la madre de todos. Podía sentirse la vida a través de ella pero qué mejor forma de contener al ser primigenio que encerrando su esencia. Tal vez eso le sucedería a todos los olímpicos que Cronos fuera cazando. Así, tendría acceso a todos sus dominios sin que la tierra fuera destruida, o tal vez es un lujo que solo le ha concedido a la diosa tierra.

Calíope encabezó el grupo de musas y cantó una canción para honrar a la Madre Tierra, quien ahora permanecía encerrada en el bronce.

- La voluntad de la madre debe ser preservada. Si el tiempo quieren ver correr, al tiempo mismo deberán detener. Entre máscaras se encuentran quienes lo siguen y su deber es hallarlos - dijeron al unísono en una suave y melancólica melodía.

De repente todo era confuso para mi. El tiempo detenido, la madre tierra convertida en estatua, los titánes desaparecidos, y Chronos libre.

Debía reponerme. no era tiempo de miedo. Era tiempo de detener esta locura. No tenía ni idea de cómo, pero debíamos detener a Chronos, sus aliados y su plan. Con paso firme y sereno me acerqué a Ares - Señor Dios de la Guerra, está claro que necesitamos vuestro consejo. Vos sabéis más que muchos de nosotros de estos menesteres; al menos más que yo. ¿Cómo sugerís que procedamos?

Antes de que Ares respondiese me giré hacia Atenea - No penséis que me olvido de vos. Vuestra sabiduría e inteligencia también serán de gran ayuda, así que, al igual que hice con el señor Ares, os ruego que vos también sirváis como guía a los que no sabemos nada de guerras.

A continuación guardé silencio para prestar atención a las respuestas que nos fuesen otorgadas.

Pese a la retención y posterior alteración del tiempo, todo aquello pasó muy rápido para Helios, la llegada de Cronos, el destino de Gea, la pérdida de su divinidad, todo había acabado demasiado rápido, sin permitirle a él la más mínima posibilidad venganza.

Cuando despertó confundido, recordó vagamente lo ocurrido junto con el canto de las musas. Parecía obvio que habían aliados de Cronos infiltrados entre ellos, y el único medio que tenían de acabar con los malvados planes de su abuelo era deteniendo a tiempo a sus secuaces.

No obstante, el resto de dioses también llegarían a la misma conclusión, y el ambiente prometía ponerse bastante tenso. Por ello lo mejor era no perder los nervios e intentar mediante una larga conversación que el o los traidores se delataran ellos mismos, por ello dijo en tono tranquilo:

-No hay ningún plan de guerra posible, porque esto no es una guerra, es un complot, Cronos quiere que nos destruyamos entre nosotros, y tiene agentes infiltrados aquí mismo para asegurarse de que así sea. Por ello, debemos asegurarnos de encontrar primero a los traidores y sacarles toda la información posible a ellos -dijo denotando que era la mejor solución posible, e intentando no fijarse en ningún dios en concreto, pues de momento le costaba discriminar quien parecía sospechoso y quien no.

Apolo no pudo hacer nada más que observar como Cronos se hacía con el poder. Su cuerpo parecía no responder a los señales que desesperadamente le mandaba el Dios de las artes. Fue un mero observador del horror que desencadenaba el titán, pero el horror y la angustia se podía apreciar en sus ojos.

Las palabras de Cronos fueron aún más descorazonadoras, había conseguido no solo hacerse con el poder, sino que infiltrar a sus hermanos entre los dioses del Olimpo. Apolo tuvo que admitir que era un movimiento maestro, se hacía con el poder y, a la vez, mermaba la fuerza y la confianza entre sus enemigos, obligándolos a matarse entre ellos en una inevitable caza de brujas.

Cuando se vio libre del control de Cronos, Apolo se levantó del suelo, sintiéndose extraño. Notaba que su esencia había cambiado. Se miró las manos, asegurándose de que seguían siendo las suyas. Se extrañó de que así lo fuesen, pero aquello lo reconfortó un poco. Tras unos segundos de inspección más levanto la mirada hacia su familia y trató de averiguar si los demás también habían sentido aquella transformación.

Helios tiene razón, de nada va a servir aquí el conocimiento en la guerra.  Coincidió Apolo. De nada le vale su fuerza a Ares si no sabe contra quien dirigirla. Tenemos que guiarnos por nuestra intuición y fijarnos en las palabras y acciones de los demás. Si descubrimos quienes actúan de forma extraña, descubriremos a nuestros objetivos y podremos salir de aquí y salvar a Gea.

Apolo miró al suelo, donde se encontraba su lira y su arco. Los recogió, sintiéndolos diferentes al tacto. Colocó el arco en su espalda y se puso a tocar una canción triste con el instrumento. Sin embargo, no sonaba bien, había pequeñas diferencias, imperceptibles tal vez para otros, pero muy presentes para el dios de las artes. Tras unos segundos dejó de tocar. ¿Cómo ha podido adquirir semejante poder? Cambiar la misma esencia de tantos dioses a la vez... Parece impensable.

La llegada de cronos llenó mi cuerpo de una sensación ya olvidada hace años, el miedo, recordé que me decía que no temía a cronos, pero tenerlo frente a uno mismo, con ese abrumador poder, me hizo enfurecer ante mi propia debilidad.

-¡Maldito seas padre! 

Pero mis palabras se ahogaron en el vacío, nos amenazó, nos dijo que los titanes se encontraban entre nosotros, nos habían engañado a todos, y eso no mejoraba mi estado de humor. Cuando se fue, los dioses empezaron a hablar entre ellos, debíamos encontrar a los titanes pronto, intenté tranquilizarme. Me dirigí a Zeus, en ese momento, era el único en el que podía confiar, o al menos, eso esperaba.

-¿No hay nada que nos pueda ayudar a distinguirlos, hermano?

Un gruñido emerge desde el fondo de mi garganta, como si hubiese sido retenido durante todo el tiempo que Cronos nos había inutilizado hasta verse liberado con su desaparición. 

- Necios...- 

Paseo la mirada entre los presentes sin hallar ningún detalle que pueda desenmascarar a los farsantes. No puedo negar que ha sido una argucia muy ventajosa, ya sean ciertas las palabras de mi padre o no. ¿Quién podía asegurar que alguno de sus hermanos se encontraba entre nosotros? ¿quién podía asegurar lo contrario? No... Había sentado una base muy solida de desconfianza que se cernía sobre los Olímpicos y que no sería fácil de desbaratar. Confiaba al menos que se hubiera visto abocado a aquella treta a causa de las limitaciones de su nuevo poder... De ser así aun teníamos una posibilidad de vencer.

- Uno de los principios básicos en la guerra es escoger el terreno donde se libra. - enfrento la mirada de Ares y de Nyx, quienes habían hecho mas hincapié en la... huida propuesta, al parecer, por mi. - ¿Huir? ¿Quién habló de huir? Deberíamos habernos replegado para plantear la guerra en nuestros términos. - Niego con la cabeza mientras camino por la estancia. - Os cegó la sangre... os cegó el orgullo... Ahora estamos forzados a combatir en su juego confiando en que aun hay posibilidad de victoria, en que no puede mantener este hechizo para siempre. - 

Me acerco a Gea, acaricio su figura congelada e intento observar más allá, cuestionar la esencia aislada en su núcleo en busca de respuestas... De espaldas al resto planteo mis dudas en alto. 

- ¿Podemos asegurar que las palabras de Cronos no son un engaño y que es cierto que entre nosotros se encuentran sus hermanos? ¿Qué no ha guiado a las musas de alguna forma para que propagaran sus mentiras?... - Sería todo un logro si consigue que nos destruyamos entre nosotros en base a una falacia... Sería brillante...

Alli sentado en el trono, Cronos nos contaba parte de su plan.

Como no lo habia visto antes?Ese sentimiento de mentes a mi alrededor y de sentimientos encontrados, muchos llenos de ira...y creia que provenian de mis propios padres y hermanos.Solo prvenian de un Cronos escondido y sus aliados.

Habia equivocado los objetivos y me senti tonta al no haberlo descubierto antes.Sin embargo,  los demas , al fial  me dieron la razon ...evidentemente no  lo aceptarian nunca, estos orgullosos dioses.Pero todos sabian que tenia razon.Cronos no vendria..ya estaba aqui.E iba un paso por delante nuestra.Tenia espias y aliados entre nosotros.

Quien,si no la diosa de la Discordia para poder encontrarlos.Todos tienen ira y envidia dentro de ellos, y a mi, por poco que fuera ,me era sumamente facil encontrar esos sentimientos y sacarlos a la luz, por escondidos que estuvieran.Ninguno era puro de corazon.Apenas la fuerza bruta de los demas dioses conseguirian destrozos y enferentamientos.Pero con mi mente y la sabiduria de todos, conseguiriamos encontrar a los impostores, sobre todo si estaban entre nosotros.

Pero cuando Cronos se marcho, me sentia mas rara que nunca.Algo nos habia hecho.A parte de ponernos en contra y sembra la semilla de la duda.

¿A quien acusarian primero?¿Quien seria un impostor?Esto era una caza de brujas y estaba claro de quien sospecharian primero.De mi. Sabia que estaba en peligro.Estos dioses se quitan de en medio a cualquiera que los moleste..sobre todo mi padre Zeus.

Asi que me levante del suelo en cuanto pude, y sacudieno mis pocas ropas, cogi una nueva jarra de hidromiel y llene mi copa de nuevo.

Me uni al resto.-¿Y bien?¿Sujiero buscar a alguein que vea lo invisible?¿Sabeis de alguien asi?...Que tal Tiresias, el adivino ciego.Quizas el vea algo que nosotros no...Por lo menos, antes de que empecemos a matarnos los  unos a los otros por desconfianzas autoinfundidas.

El plan de Cronos le sorprendió por su astucia. Era un enemigo terrible, había que reconocerlo. Ahora todos los dioses dudaban entre sí, como si un mal se extendiera entre sus filas.

¿Y si dijo la verdad? ¿Cómo podemos desenmascarar a los traidores?

Escucho atentamente las palabras de los dioses, todos más importantes, todos más fuertes que él. Y sintió miedo y vergüenza, él no sería de gran ayuda, podía entrar en los sueños de los humanos e indagar, pero era un poder inútil en esta ocasión y ahora parecía que incluso ese poder le había abandonado. Tenían que ponerse de acuerdo entre todos para salir de esta situación, pero después de tantos años repartiendo sueños y viajando entre el reino de los humanos y el de los dioses sabía que era una tarea complicada.

Deberíamos averiguar quien le ha ayudado. Y qué ha hecho con nosotros y nuestros poderes.

Hizo una pausa meditativa y continúo dirigiéndose a Zeus, él había encerrado a Cronos la primera vez y seguro que Cronos iría a por él.

¿En quién deberíamos confiar? ¿Qué dioses pueden tener tanto odió por vos que serían capaces de ayudar a Cronos para acabar con vuestro reinado?

Con la cabeza oculta entre sus brazos, recostado de mala manera sobre su asiento, hacia largo rato  que dormía. Las aburridas  disertaciones y chácharas de los allí reunidos  le aburrían como tantas otras veces, y al poco rato, siempre se dejaba vencer por el sueño. Era fácil, con sólo desearlo, visitar su irreal mundo.

Pero la aparición  de Cronos lo desveló, y aunque adormecido, no perdió detalle de todo el acontecimiento, y por primera vez en mucho  tiempo, sonrió. 

Esto se ve taaaann atrayente y cautivador. – Exclamó de pronto, mientras recomponía su postura en el asiento con  movimientos lentos y perezosos. – No me malinterpretes, mis queridos,  me apena mucho las pretensiones  de Cronos y a donde pueden llevarnos. Pobres de nuestros padres creadores. – Negó ligeramente con la cabeza.- Pero en el mundo real los siglos pasan taaaann lentamente y con taaaaanto hastío,  que es hasta jugoso este acontecimiento para romper la monotonía. – Se llevó  la mano a la barbilla, pensativo. – Aunque ahora que me doy cuenta, estamos detenidos en el tiempo, esto puede hacerse taaaann duradero como quiera Cronos. ¡Oh!, que contratiempo, ya me empieza a dar sueño.

Se peinó los rizos, pasándose las mano derecha repetidamente  por ellos, mientras echaba un vistazo con cierta desgana a todos los allí presentes. – Pobre madre Gea, lo que le ha hecho ese malvado, convertirla en estatua como si hubiese caído bajo la mirada de la bella medusa. - Una mueca de disgusto  se dibujó en su rostro .- ¿Desde cuando madre se había  dejado  ese peinado? No le queda nadie bien. ¿No creéis? Vaya adversidad.

Empezó a tamborilear con los dedos sobre los reposabrazos, mientras contaba lentamente y con un murmullo. – Una ovejita, dos ovejitas, tres ovejitas... – Y no dijo nada más. 
 

Thanatos, rodeado de una escalofriante aura oscura y con las enormes alas negras recogidas, sentado al lado de su hermano Hipnos presenciaba con parsimonia todo lo ocurrido en apenas unos minutos. Callado, solemne, escuchaba lo que decían los dioses después del dramático giro argumental que acababa de acontecer con Gea petrificada a manos de Cronos. Pobres ilusos, esos nuevos dioses se habían vuelto descuidados, confiados, arrogantes... Por su parte, Thanatos hacía ya mucho tiempo que su existencia era monótona e insustancial, era la personificación de la muerte, tranquila y suave. 

Siguió en silencio, no tenía nada que decir ni que aportar. Después de todo era un ser de pocas palabras, famoso por su eficiencia, sin discusiones, sin replicas. 

Había sucedido, cronos había llegado al Olimpo y nadie se había dado cuenta de su llegada hasta que el lo quiso.

Habia sido lenta por mucho que me prepare para el peor de los casos, estudiando la sala y las salidas, el hecho de intentar hacer algo bueno por los dioses y advertirles y darles consejo habia hecho que cronos me atrapase junto a los demas.

-Maldito seas Primo, la noche es eterna la noche no puede ser evitada, la oscuridad siempre llega a todos y ni el mismísimo tiempo puede detenerla!!-

Maldigo  desde lo mas profundo de mi pecho.

-inútiles dioses del Olimpo, os creíais poderosos y sin rivales. Holgazaneasteis, sucumbisteis a los placeres de vuestra vida inmortal y jugasteis con vuestros muñecos de carne y hueso. Antes los cinco primeros fuisteis una fuerza a considerar conseguisteis cosas increíbles pero os dejasteis llevar por vuestros logros y engendrasteis solo avaricia, soberbia y pereza-

lanzo una mirada de furia y odio a cada dios presente buscando alguna reaccion.

me acerco a la estatua de Gea coloco mismanos envoviendo su rostro.

-Por ti hubiera hecho cualquier sacrificio pero no merecen el tuyo, Ahora no me queda opción que jugar al son de cronos para recuperarme a mi misma y proteger a mis propios hijos-

Thanatos asintió suavemente a modo de acuerdo con las palabras que acababa de escuchar por parte de su madre Nix, dulce noche. Era de las pocas cosas coherentes que había escuchado en todo el rato que llevaba allí. Podía notar el odio, oscuro y profundo de su madre. Ahora se encontraban en mitad de un juego macabro en el que por primera vez en toda su inmortal existencia pensaba en su propia muerte. Miró a los dioses presentes, seguramente para muchos de ellos también era la primera vez que pensaban en la posibilidad de una real e inminente muerte. Miró también a su hermano *Hermano, esta noche no podremos jugar, lástima* Quizá más macabro era el juego al que su hermano y él jugaban cada noche, cuál sería el que más almas se llevaría. Pero quién podía juzgarlos, es su trabajo, al menos en su método nunca se incluía violencia. 

Thanatos siguió con semblante tranquilo, antes de actuar era preferible analizar lo que estaba sucediendo y las posibilidades. Ni siquiera tenían certeza de que las palabras de Cronos fuesen verdad. De todas formas lo fuesen o no, el que dictaba las reglas ahora era Cronos y sólo un necio ignoraría la amenaza que su libertad suponía ya por sí sola. 

No era posible Cronos en libertad de nuevo!! Y Gea la madre tierra convertida en una estatua...Esto era lo peor que podría pasarnos a todos...Que íbamos hacer ahora, que plan podríamos hacer contra Cronos...Me sentía perdía y confusa... solo podía escuchar y sentir con la cabeza lo que decían los demás....

- Es cierto  lo Heliot  dice, tiene razón... quiere que nos destruyamos entre nosotros... no se lo pongamos fácil... dije con voz triste y con la mirada agachada... 

Siento cómo la alegría y el placer me abandonan. Ese calor que siempre acompaña a mi cuerpo semidesnudo y que suele ser contagioso, desaparece. Por segunda vez en poco tiempo, mi eterna sonrisa y mi gesto de complacencia, se esfuman. No sé cuánto tiempo a pasado... o ni siquiera si ha pasado el tiempo, pero cuando vuelvo a ser yo misma, o algo parecido, la Madre Tierra no es más que una estatua siendo manoseada por Cronos.

Algo ha cambiado en el ambiente, en mí. La semilla de conspiración plantada por Cronos crece dentro de nosotros, poniédonos a unos en contra de los otros. Nada bueno. Pero la conspiración, si no es para verse con un amante a escondidas, tampoco es mi juridisción. 

De nuevo los asistentes no se ponen de acuerdo en qué hay que hacer, y yo no lo tengo nada claro. Una ligera idea se forma en mi cabeza cuando Morfeo le ha ce su pregunta a Zeus, y no puedo evitar mirar a Hera, levantando una ceja en un gesto divertido y acusador. Pero rápidamente lo descarto. Es cierto que no podemos dejarnos llevar por la desconfianza.

-Ilítia tiene razón. Cronos es consciente de los pequeños roces y rencores que existen entre nosotros, y lo usará para crear caos e inseguridad. No debemos caer en su juego.

Y todo pasó demasiado rápido Cronos llegó y pese a que forcejeó no pudo moverse, lo intentó con toda su alma pero ni por esas fue capaz de soltarse de aquel fatal abrazo. Gruñó bajo su casco mientras veía como Cronos avanzaba con sus tranquilos y burlones pasos, apretó los dientes deseando liberarse y poder enfrentarse a él. Pero estaba claro que no iban a poder darle tal opción. Después todo pasó muy rápido, tanto que se olvidó de muchas de las cosas que había escuchado decir al resto de dioses. Ya no le importaba, todo aquello carecía ya de sentido.

Se mantuvo en silencio escuchando las palabrerías del resto cuando todo hubo pasado, escuchó como hablaban, se quejaban y echaban las culpas sin ton ni son. Tras ese prudencial rato de silencio dijo - Todos sabemos de tu valentía y estamos seguros de que nunca nos hubieras abandonado para encerrarte en tus dominios Hades, sí, sin duda ¿cómo desconfiar de ti? -tras eso giró su mirada, ensombrecida por el casco con cresta que portaba, hacia Nyx y hablando alto y claro dijo - Te vi con nosotros cuando Cronos llegó y no actuaste de forma muy diferente. Ahora es muy fácil culpar al resto, seguro que todos teníais planes maestros para solucionarlo pero nadie hizo nada. Por culpa de otros, como no. En todos lugares se sabe de nuestras disputas, entre maridos y esposas, hermanos y hermanas, padres e hijos, tíos y sobrinos. Cronos nos hace crear una falsa semilla de conflicto y confía en que nuestras ya sabidas diferencias estallen para hacerle el trabajo. - bufó cansado y se dispuso a dar su opinión para Iris y cualquier otro que le importara.

- Mi plan sigue siendo el mismo, ir a por Cronos, vigilarle, estudiarle y golpearle cuando le duela. Encerrarle de algún lugar que no pueda salir y poner a alguien competente a custodiarle por toda la eternidad. Quien esté conmigo que se ponga en marcha, los que no, que sigan aquí llorando, maldiciendo y echando las culpas a otros como fulanas viejas a las que ya nadie paga. -Tras decir eso comenzó a ajustar los arneses de su coraza, grebas y partes de la armadura preparándose para la tarea que iba a realizar.

Escuché a todos con tranquilidad, debía permanecer lo más tranquila posible dadas las circunstacias, era la mejor manera de razonar e intentar así sobrevivir.

Ilitia y Afrodita tienen razón - añadí - Debemos permanecer unidos. Juntos seremos más fuertes, no le demos el gusto de matarnos entre nosotros- lo cual sabe que haremos, ya que parece que muchos no pueden dejar sus diferencias a un lado según parece - pensaba y hablaba al tiempo.

¿La idea de Eris puede llevarse a cabo? - pregunté por último - ¿Hay alguien que no esté paralizado en el tiempo que pueda ver lo invisible?

Las sospechas y deducciones de la Diosa se habian hecho verdad, no es como si hubiera previsto todo lo que iba a pasar pues no poseia el don de la clarividencia pero se habia imaginado como actuaria un Titan tan creido y irrespetuoso a todo lo que era sagrado, lo habia demostrado encerrando a Gea en ese lamentable estado.

Atenea se sentia diferente, no solo en cuerpo sino en habilidades, sentia que sus dones habian cambiado, pero lo que mas la asusto al mismo tiempo que la alegro fue que "se sentia mortal". Mortal, como aquellos seres a los que no se cansaba de estudiar y guiar, los humanos. Ahora podia compartir su vulnerabilidad y desdicha, por supuesto tambien su terror a la muerte. 

Dejando todo aparte nada habia cambiado, seguia siendo la misma, seguia siendo Atenea y debia seguir como tal. Tranquilamente la diosa se puso de pie y con su cetro en mano fue a la escultura que era antes Gea, la toco mirandola con compasión y puso sus mejillas en los tobillos de la Entidad primordiar mientras las lagrimas recorrian sus mejillas, lagrimas que pasaron a la escultura y corrieron por sus piernas.

Luego de un tiempo de haber llorado por la madre tierra Atenea se aparto serena y digna como era, camino hacia el debate entre sus hermanos olimpicos y dijo:

-Padre, tios, hermanos y hermanas. Estamos en una situación muy delicada, no solo por que hemos sido engañados, manipulados, encerrados y torturados al ver este macabro espectaculo de poder. Sino tambien por el hecho de que nuestra divinidad ha sido comprometida, hemos perdido nuestros dones y ya no podremos salvarnos de la trampa de Cronos. 

Atenea esperó un momento, tenia que escojer sus palabras con cuidado:

-Si vamos a salvarnos y salvar a los humanos tenemos que ponernos de acuerdo. Ver quien puede ser capaz de hacerse pasar por uno de nosotros y no ser uno de nosotros a la vez. ¿quien podria hacer algo así?

Definitivamente estos cambios si los había sentido. No entendía como había sido capaz de hacer todos estos cambios, pero estaba claro que con tanto tiempo, Cronos había llegado a una conclusión: estábamos destinados a destruir-nos entre nosotros. Probablemente era algo que debía haber sucedido de forma natural, y simplemente hubiera escapado y reclamado su trono.

Pero no había sucedido tras tanto tiempo. Y quizás era, porque en realidad, somos todos piezas de un rompecabezas, que había logrado encajar de forma estable hacía mucho tiempo. Y si esta era la verdad, no sólo entendía que Cronos quisiese destruirlo, también que de no sucumbir a su juego, podíamos derrotarlo nuevamente. Cuando mayor es el ego, más se tiende a mostrar la forma para derrotarle.

Pero que tuviera un ego tan grande como su ser, no significa que fuera estúpido ni mucho menos. Y sin duda habrá escondido bien a los suyos, y habría que estar atentos. Notar lo que un dios o diosa no haría, quienes estarían interpretando un papel, más que ser ellos o ellas mismas...

Tras la confusión y el caos que había provocado la llegada del titán Cronos, Zeus despertó agotado, mareado por unos instantes, aunque pudo recomponerse pronto. Observó su mano sintiendo que el rayo le había abandonado, poseyendo nuevas fuerzas, como seguramente había sucedido con el resto de las deidades allí presentes.

Se tomo unos momentos para ir y tomar asiento en su trono, donde cruzo sus manos en el aire, teniendo los codos apoyados en los respaldos del asiento. Observó en silencio la estatua de Gea, y al resto de sus hijos, mientras escuchaba sus palabras. Lo primero que debía reconocer era que se encontraban en guerra.

Escucho a Poseidón, y tras un par de segundos sin poder formular una solución inmediata al problema, respondió.- Tal como dice Apolo, hermano mio, la intuición y el uso del correcto juicio son nuestras únicas armas ahora mismo.

Al escuchar a Hades, tuvo que responder.- Cronos es más poderoso que nosotros ahora mismo, ¿no ves como el resto tu propia esencia alterada? Así como antes pedías que no se te juzgara, no levantes tu dedo ahora contra el resto de forma tan fácil. Ahora, más que nunca, es momento de tratar de permanecer unidos, y no separarnos. Eso, la separación, será nuestra ruina y la del mundo.

Ante las palabras de Morfeo, tuvo que responder.- Cronos mismo dijo que los titanes están entre nosotros, y de seguro tu has sentido como la mayoría de los aquí presentes que tu esencia ha cambiado. Si Cronos tiene un poder así, no me extrañaría que tenga el poder para hacer que sus hermanos tomaran la forma y el poder de algunos de nosotros. Es sensato pensar en que quizá, ellos están disfrazados como nosotros, y que ya han caído algunos.- Diciendo esto, volvió a observar al resto.

Secundó las palabras de Ares, así declarando.- Ares tiene razón.- Dijo, poniendo su atención en Nyx y Hades.- Arrojar culpas por el pasado de poco sirve ahora, más que crear enemistad. Cuidado al acusar cuando comparten el mismo pecado.- Tras decir aquello, retomo su silencio y su observación, en su ceño fruncido podría verse la impotencia que el Padre de los Dioses sentía ante aquella situación.

Me aparte del lado de Gea, alejándome a la vez del resto de dioses. La situación empezaba a parecerme decepcionante, incluso cómica. Sin duda Cronos, que había estado urdiendo su venganza con paciencia, se había divertido imaginando nuestras reacciones al caer en su trampa y se estará riendo ahora que puede contemplarlas, quizás en directo. 

No iba a perder el tiempo en explicar los términos de la valentía a quien no conoce una guerra de verdad, una entre dioses, y en comentar lo poco útil que me sería esconderme en un reino que dejaría de pertenecerme. Tampoco hacía falta recordar a quien tachaba al resto de inútiles que no era ajena al conjunto. Ver de cerca la esencia de Gea atrapada había relegado todas esas disputas inútiles a un recuerdo lejano. 

La propuesta de Eris sería magnifica... si pudiéramos confiar en el vidente. Las palabras de unión, fortaleza y fraternidad eran aun más hermosas, pero vacías. No era posible, no en el juego de Cronos. Y el enfrentamiento directo que tanto le hubiera gustado a Ares no existía, no tenía enemigo, solo sombras. 

Podría precisar algunos puntos en la intervención de Zeus. No había duda en el gran poder de Cronos, también había sentido mi propia esencia alterada, pero eso no implicaba que sus hermanos estuviesen entre nosotros. Aunque nadie negaba que tuviese la capacidad de hacerlo, bien podía ser un engaño en el que solo intercambió nuestras naturalezas. Pero ya vaticinaba que, fuera verdad o no, estábamos abocados al menos a presentar un sacrificio... Confiaba en que a este solo se le arrojara a un encierro temporal. Y de que sirviera para algo. 

Tampoco había alzado mi dedo en contra de nadie, no acusando de servir a Cronos. Sigo creyendo que mi planteamiento ante el enfrentamiento era el más óptimo, pero era tarde para cualquier plan. Ya habíamos pisado el cepo. Y ahora... ¿cómo saber quien es el enemigo? Me temo, hermano, que todos deberemos alzar el dedo... Y sin argumentos demasiado fundados. 

- Siento anunciaros que no podemos estar unidos. - me siento en la obligación de ser el portavoz de las malas noticias, ya que era una de las representaciones que ejercía sobre la tierra. La vida era preciosa, pero todo mortal sabía que acabaría en mi reino...- Al menos no con franqueza. No hasta que capturemos a los infiltrados. La credibilidad de cada uno de nosotros esta en entredicho y tendremos que demostrar nuestra inocencia con hechos. Solo entorno a quienes lo demuestren podremos aunar fuerzas para vencer. - Desconocía como se tomarían el resto mis palabras y aun más con que hechos podríamos demostrar esa inocencia... - Aunque coincido con Zeus. Cuidado con las acusaciones, no podemos hacerlas a la ligera.