Partida Rol por web

Cerynitis se remueve incómodo a mi lado. La situación no ha hecho sino empeorar a cada momento que pasa.

- Momento... tiempo... nada bueno puede salir de ese malnacido de Cronos. -

La ira se apodera de mi interior y tenso mi cuerpo al tiempo que mi pulgar sigue acariciando el arco que cuelga en mi hombro. Tan fuerte froto mi dedo contra la tensa cuerda que incluso una perla de sangre hace aparición en mi yema.

Intento controlar la respiración para calmar mi furia.

El debate ha dado comienzo, y por supuesto, pronto la desdicha, el temor y la intriga harán mella en nosotros. Dónde ahora proclamamos unidad, pronto caerá la traición.

- Debemos mantenrnos fuertes. - digo a nadie en particular dándo la razón a aquellos que abogan por nuestra unidad pero sin negar la razón en aquellos que mentan la realidad de que la unidad ya es difícil si no imposible ya que, muy a nuestro pesar, la perfidia de Cronos ya parece haberse colado entre nosotros.

Respiro hondo, recupero mi actitud calmada con la que acostumbro a presentarme ante otros seres.

me acerco a al asiento mas cercano, me dejo caer, agarro una copa y la jarra de vino y empiezo a echar y a beber.

- suponiendo que no podremos salir de aquí, debemos buscar las respuestas con lo que tengamos aqui a mano-

termino la copa de un trago y vuelvo a echarme otra copa.

-bueno, no sabemos hasta que punto los infiltrados tienen conocimientos de lo que ha ocurrido fuera de su prisión-

termino la copa de un trago y vuelvo a echarme otra copa.

-si conseguimos que alguno de nosotros no pueda responder a algo que si debería ya tendremos al primer sospechoso-

Asclepio tardo en levantarse, a diferencia de otros dioses él había sido mortal y la muerte no le parecía tan terrible como a otros, no así el regreso de Cronos de quien solo conocía lo que escuchaba entre los mortales pero era obvio que su poder hacia temblar la propia tierra, y fue en ese momento que bajo la mirada y lo primero que vio fue la hermosa tierra que amaba, congelada, inamovible. Y sus habitantes de piedra. Algo que ni siquiera él podría curar. Asustado, busco las miradas de confianza de sus hermanos, pero ellos también parecían preocupados, todos menos Gea quien al igual que los humanos estaba convertida en bronce.

El dios se acerco sin perder un segundo hasta ella y la observo, con ojos y manos.
-Esto es malo... No es algo que conozca, como la mirada de Gorgona o la poción de piedra, esto es algo mas, mucho peor...-Pensaba en alto mas que hablar con el resto.-Es cierto, debemos encontrar a los traidores, los titanes que se esconden entre nosotros. Pero hacerlo no solo para doblegar al Señor del tiempo, sino para que pueda revertir esta abominación, esta enfermedad nunca enfrentada. Si esto continua sin solución, la esencia de la propia Gea podría marchitarse y morir, quedar como es ahora, un recuerdo en bronce. Me temo que estamos luchando a contra reloj.-Se giro para mirar a los suyos, con una lagrima asomando por su ojo izquierdo.

-No solo sera nuestro final, sino el de los mortales. Si padecen lo mismo que nuestra madre. Entonces ellos también morirán encerrados en piedra.-Asclepio se preguntaba si no hizo mal al negar a Panacea subir con él o incluso traer a su familia, quienes ahora de seguro, serian poco mas que estatuas, atrapadas en vida.

La voz del dios de la guerra volvió a retumbar, clara y masculina como era, saliendo de su casco. - No seré yo el que tenga ningún miramiento en acabar con un traidor o varios si fuera el caso. - levantó su famosa lanza para dejar clara muestra de sus intenciones y respaldar sus palabras - no obstante, la única certeza de que haya traidores entre nosotros la tenemos por unas palabras de Cronos y no es precisamente la fuente de información más fiable. Quiere destruirnos, juntos somos un problema para él, enfrentados, divididos y aniquilados entre nosotros somos el mejor de sus sueños húmedos. -

- ¿Queréis buscar traidores? Buscad primero un método útil para hacerlo, todo lo demás es sembrar desconfianza y discordancia entre nosotros y eso únicamente refuerza a Cronos. Somos muchos y oigo pocas voces, todos deberían pronunciarse la vida de todos nosotros y mucho más está en juego. - Tras eso dio unos pasos hacia el vino que estaba servido mientras esperaba algunas palabras por parte del resto de los presentes que apenas habían hablado. Tanta palabrería le había dado ganas de beber, el vino siempre ayudaba a resfrescar las ideas. Tomó una de las jarras directamente ignorando cualquier vaso o recipiente individual de menor tamaño - Pero tened unas cosas en cuenta, no hay nada más peligroso que estar en una guerra y no combatir con el suficiente convencimiento para ganarla. Además de eso, en toda guerra para ganar hay que asumir que habrá bajas y es muy seguro que cuando llegue el final de Cronos, no todos estaremos para verlo. - Tras eso tomó la jarra con una mano y bebió un largo trago de ella, dejando que algunas gotas se escurrieran por su barbilla. Tras ese trago dejó la jarra donde la encontró y sin más espero para escuchar a sus compañeros.

Se sentía confusa, extremadamente aturdida.  Se miraba a sí misma y a su alrededor como si no comprendiera bien que era lo que había sucedido. Obviamente, estaba asustada. Y todo aquel rencor y odio que comenzaba a fluir de algunos dioses no hacía si no incrementar su estado.

Acongojada, fue hasta Hades y se refugió entre sus brazos. Ella era una buena esposa, siempre lo había sido. Fiel y devota, callada y sumisa. Alegre cuando había que serlo y apagada cuando no. Pero no sabía que podía hacer ahora para ayudar al resto. Era evidente que la desconfianza entre unos y otros no tardaría en aparecer, y cuando aquello comenzase, quería estar segura de estar al lado del ser a quien siempre había sido leal, Hades.

La única forma de vencer a Cronos era unidos, pero ¿cómo confiar en los demás si estaban sus mismos aliados allí, entre ellos? Era evidente que las cosas no iban a salir bien, parecía que cualquier opción que tomaran iba a ser errónea...

Había estado largo rato quieto, sin pestañear siquiera. Era conocido que Hipnos podía dormir aún con los ojos abiertos, en una especie de duermevela, con sus sentidos abiertos al mundo real, mientras su mente jugaba en el mundo de los sueños.

Pestañeo por fin, con la cara seria, aunque complacido una vez mas por visitar el mundo mortal, con gesto cansado se quito unas leves arrugas de su toga antes de dar el primer paso hacia el resto de los congregados.

-Vaya vaya, parece que no habéis perdido el tiempo en mi leve meditación.

-Queridos, decirme, ninguno queréis comenzar a lanzar sospechas. Lo cual es comprensible, pues el primero que lo haga, seguramente se ganara las enemistad de más de uno. - Se relamió la comisura de los labios.

Y tu, Ares, no deseas entrar en el juego de Cronos, ni señalar a ninguno de nosotros. - hizo una breve pausa. - Decidme, ¿dudaras acaso en usar tu poderosa lanza para segar la vida de uno de nosotros si se supone su traición?. - Continuó caminando para ver como alguien mostraba miedo hacia sus palabras. Suelen decir que el subconsciente siempre te delata.

-No os confunda mi monótona desgana, haré lo que este en mi mano para acabar con los titanes aquí ocultos entre nosotros.

Camino hasta Nix y posó una mano en su hombro, caminando a su alrededor. - Hola madre noche... ¿Sois la misma que recuerdo? ¿He de temer ahora de la que me regaló la vida?

Escuchaba a unos y a otros sin saber muy bien que pensar o qué hacer. Chronos sólo quiere enemistaros - me repetía a mí misma a modo de autoconvencimiento, pero... ¿y si no?

Sin decir nada seguí escuchando a unos y a otros. 

Era de esperar que los guerreros, los fuertes, se envalentonaran con su sangre revuelta, pues esos eran sus dones y para eso existían. Pero el cruce de acusaciones que se produjo nos llevaba al mismo camino que si desnudaran los aceros y los entrechocaran hasta que la sangre se derramara. Y no tenía del todo claro que la sangre no se llegara a derramar en algún punto. Todos estábamos nerviosos, tensos y desconfiando del resto, aunque algunos intentaran conciliar esta gran familia.

No me tocaba a mí alzar la voz e intentar que entraran en razón, mi función era todo lo contrario, despertar esos instintos dormidos que pocos querían reconocer. Me mantuve en silencio, y no por miedo, sino porque no tenía que añadir nada a lo que ya se había dicho en este cónclave. El punto es que teníamos que mantenernos unidos, sumando nuestras fuerzas y ventajas, reduciendo nuestros defectos de cara a enfrentarnos a Cronos.

Iba a ser una ardua tarea.

Me sentía extraña, como si mi cuerpo y mi mente fueran distintas. Miles de ideas surgían y se atropellaban. Una nueva titanomaquia. No podía ser. Mis ojos miraban hacia Gea sin poder creer lo que veían. El mundo en medio de un vacío temporal, y la madre tierra convertida en una estatua.

La canción de las musas no consiguió calmar mi inquietud, más sus palabras resultaron al menos inpiradoras. Encerraban en sí un mensaje que de descubrir, tal vez el problema podríamos solucionar. Intentando mantener la calma, observé con desconfianza a mis hermanos y compañeros, esperando alguna señal que pudiera parecer ospechosa.

Algunas reacciones me parecieron muy exageradas, otras apensa perceptibles, y otras demasiado tranquilas para la situación en la que nos encontrábamos. Pensé en entrar en la discusión, mas preferí permanecer en silencio esperando mi momento para hablar.

El mareo, los giros, el cambio de aires. No me sentí nada cómodo. En absoluto. Mis manos fueron hacia mi cinto de herramientas mientras comprobaba metódico que aun las llevaba encima. Mis dedos se posaron con afecto sobre mi martillo. Luego Cronos, Gea, los dioses...

Me acerqué con paso decidido a examinar a la madre Tierra, examinando con ojo crítico el cuerpo de la otrora señora de la tierra. Debería estudiar esa extraña transformación. Debía ser reversible... Ningún hijo que se precie haría algo así. Por muy terrible que fuera la madre, ¿Que clase de monstruo haría algo así? Miré de soslayo a Gea. La pena me hizo un nudo en la garganta. Salve, madre de dioses...

Oigo a todos y cada uno de los que han hablado y noto como la desesperacion y desconfianza incluso lanzada por cronos ha sido mordida por los olimpicos- Al igual que muchos aqui, no tengo experiencia en estos casos de guerra, me gustaria saber como ayudar en esta causa de salvar a Gea y a los humanos. Sin quien  nos adore y brinde sus ofrendas a nosotros eventualmente desapareceremos en el olvido. Si discordamos entre nosotros, perderemos ese maravilloso don del tiempo que justamente ahora nos apremia ...- Miro a la diosa de la sabiduria - sabia Atenea, que consideras mas pertinente que hagamos?- prestando mi atencion a la hermosa diosa virgen.

El Olimpo..mi hogar, y ahora nuestra prision...por o menos hasta que todo se aclarase.Me sentia tremendamente frustrada y aburrida.No podia jugar a mi antojo en un sitiuo como aquel   y menos en la situacion en la que me veia comprometida.

Veia discutir a unos y otros.Todos pidiendo consejo y ayuda los mismo sin saber que pedir consejo a alguien que no se conoce no  es inteligente.Y ahora mismo todos eramos extraños.

Bien, estaba claro que no podiamos seguir haciendo lo que estuvieramos haciendo...quejarnos y echarnos la culpa unos a otros.

No saldriamos de alli tan facilmente y no era tan buena idea hacerlo.

-Nadie ha pensado en una forma de descubrir a los intrusos aun?-Digo tomando un largo sorbo de mi copa.-Bien...entonces sere yo quien lo sujiera....que nos hace distintos de ellos?-Pregunte al resto de forma ironica.-NO, en serio...quizas si descubrimos  en que lo somos..nos sea mas facil, verdad?

Despues de todo aquello me sentía en medio de un completo shock, no me sentía yo mismo pero a la vez seguia siendolo... ¿no?

-Sin duda debemos encontrar algo que nos diferencie... ¿pero que?... según ha dicho Cronos no es ningún cambio físico ni mental, han cambiado nuestra esencia...-Pan estaba increiblemente confuso por lo que podía hacer poco mas que divagar sobre la situación.

Además, estaba el problema de la madre de todos convertida en estatua y ...

Simplemente, no sabía por donde empezar.

Dejo paso a Hefesto para que analizara a la madre tierra mientras el resto, en su gran mayoría seguía callado. Era obvio que debían buscar al culpable pero no todos allí eran capaces de atreverse a nombrar nombres a la ligera.

Como acusar a los grandes dioses, por ejemplo. Que ejemplo usar en otros que su actitud de siempre ahora podría asegurar la desconfianza. Entre humanos la pauta a seguir seria mas simple. Pero entre dioses; representaciones de ira, locura, pereza y un largo etc... eso era mas difícil que cualquier reto anterior.

Al final algunos se atrevieron a hablar, pero aun faltaba mucho para empezar las acusaciones de verdad. Eso lo sabían todos, que necesitarían los Dioses para tomar las riendas de la situación, Asclepio lo sabia pero no se atrevía a mencionarlo, era tan cruel como cierto.

-A la larga tendremos que hablar.-Musito.

Todos los dioses habían hablado, pero muy pocos habían dicho algo útil de verdad que sirviera para aclarar que enemigos se encontraban entre ellos. Sólo la Madre Noche formuló una idea interesante, y asintiendo a la misma en gesto de apoyo, añadió con tono decidido:

- Nyx tiene razón, la única forma de saber si algún sirviente de Cronos está entre nosotros es preguntar a todos cosas que sólo sepan unos pocos dioses, y aquel que no responda adecuadamente será un traidor irrevocablemente. Por mi parte estoy dispuesto a responder a aquello que dispongáis, pero iniciaré mi ronda de preguntas hacia Ares -dijo mirando a este fijamente- ¿qué castigo fue el que os impuso Hefesto en cuanto te descubrió con su mujer? yo lo vi y Afrodita también, además del propio Hefesto, de los cuales también me gustaría conocer su respuesta, para comprobar que son quienes dicen ser, y obviamente deben decirla sin escuchar la de los demás.

El dios de la guerra se mantuvo firme en su posición, mientras veía la pasividad de sus compañeros respecto a lo que debían hacer. La mayoría permanecían quietos y sin apenas proponer o hacer nada, asustados o inmóviles y aquello era algo le exasperaba quería que mostraran iniciativa y se movieran buscando opciones y alternativas contra los enemigos que les acechaban. Sin embargo se sorprendió positivamente cuando Helios comenzó a proponer algo, claro que su gesto se torció algo después de saber el método que este proponía.

Tardó en responder, pero finalmente la potente voz del dios de la guerra salió a relucir - te agradezco la iniciativa Helios, lo recordaré siempre. Como no tengo problema, me someteré a tu prueba de buen juicio, para demostrar que sigo siendo el mismo de siempre. - Amagó con hacer memoria, pese a que recordaba la respuesta de la pregunta con total claridad, como si fuese ayer. De forma involuntaria miró a la diosa del amor y el placer antes de responder.

- Sí, recuerdo bien aquel día. Hefesto usó una red que nos atrapara a ambos y muchos vinisteis a mirar. - sonrió dentro de su casco en aquel momento aquello le había enfurecido e irritado pero sin duda ahora lo recordaba con cierta nostalgia, muchos por no decir todos, se hubieran cambiado por él para compartir lecho con Afrodita. - las diosas si mal recuerdo no, pero el resto todos o casi todos. -

Amparo a Perséfone entre mis brazos, y su contacto me reconforta. Aún así no puedo evitar que la dude perfore mi mente, formando un pensamiento que quería obviar. Miro a mi esposa. Confiaba en ella, pero no tenía la certeza para afirmar que era ella. Muy a mi pesar. De todas formas agradezco el abrazo y su calidez, esperando que fuera realmente mi mujer, y estaba convencido de que nadie atentaría a la vista del público, por lo que podía permitir aquella proximidad. Y disfrutarla. 

Me mantuve en silencio. Escuche al resto de dioses, estudie con mayor atención a quienes no habían intervenido de ninguna manera y espere. No tenía ningún aporte útil que sirviera para desvelar el plan de mi padre. Habría que esperar a los acontecimientos, aguardar a que cometan un fallo y aprovecharlo... 

Las ideas de los dioses que hablaban eran de todo tipo, pero no vio ninguna que le llamará demasiado la atención. Preguntar por cosas que solo un dios pudiera saber podría ser buena idea, pero el había visto tantos secretos en sus viajes que no creía que fuera concluyente, solo supondría una distracción mientras los titanes se hacían con el poder.

Señalar a aquellos dioses que permanecieran callados era una opción, pero sólo sería temporal, no podrían hacerlo eternamente. Y era posible que simplemente estuvieran meditando sus posibilidades, o con miedo a actuar y que se les tachara de enemigos.

Las palabras de Zeus le habían convencido de que su idea era inútil, no podían contar con que cada dios fuera él mismo. Tampoco valía la pena preguntar que dios era cada uno, por que los que fueran titanes mentirían y los que no lo fueran podrían ser acusados igualmente por algún titan infiltrado.

Estamos ante un problema grave, por un lado Zeus tiene razón, nuestras esencias han cambiado. Es posible que Zeus ya no sea Zeus. Por otro lado, nuestros secretos y recuerdos no son una buena medida. Podéis preguntarme por los sueños de los hombres y los recuerdo, pero sé que ya no podría volver a sus sueños, mi esencia ya no funciona de esa manera. Señalar a aquellos que permanecen callados... Bueno, es sospechoso, lo admito, pero puede ser simplemente que se estén haciendo con su nueva esencia. Puede que la esencia de Zeus esté en alguno de ellos. Además, ¿Qué pasará si los señalamos? ¿Los haríamos desaparecer?. ¿Qué podemos hacer?. ¿En quién confiar?

Demasiadas preguntas asaltaban su cabeza. Le gustaría saber quien era quien. Qué esencia dominaba cada cabeza.

Seguía escuchando a todos - Está bien que todos nos sometamos a la prueba de Nyx, puede que nos revelara muchas cosas. Pero creo que Morfeo tiene razón. Al final son solo nostalgias de un pasado que nunca volverá. Chronos nos ha cambiado, ya nada volverá a ser como era, así que debemos contemplar la posibilidad de que pueda no valer de nada - dije exponiendo mis pensamientos en alto.

Claro estaba que era mejor eso que no hacer nada. Algo había que intentar y puesto que yo estaba falta de ideas y me gustaba tan poco la situación como al resto, la idea de Nyx era algo que intentar.

Negué con la cabeza, irritado.

-Son unos estúpidos, nos están condenando a todos.

-Es inútil hacer preguntas del pasado cuando hasta los propios mortales cantan nuestros actos. Pero sí nos conocemos, durante eones hemos convivido en este mundo y sabemos de sobra como somos. Si Zeus o Hades, mis hermanos, estuvieran bajo la influencia de Cronos no dudaría al notar algún cambio en ellos. ¿Y vosotros?