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HLCN - Casa de Muñecas II: Ruinas

Lugar de niebla

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02/03/2015, 07:08
Narrador

El cuerpo de Salvatore se encontraba inerte, muerto, vacío de vida, pero Katia no podía permitir eso. Con su nueva forma, se acercó a su cuerpo y lo tocó envolviéndolo en niebla. Una niebla cálida y clara, la cual curaría las heridas de Salvatore, una a una, uniendo los trozos de piel inconexos entre sí, haciendo cicatrices visibles pero que ya no lastimarían al chico. Su sangre se reabsorbía por los poros mientras su piel volvía a adquirir color, sus heridas se sanaron completamente mientras el chico yacía suspendido en el aire gracias a la niebla.

Su cuerpo estaba curado, solo le faltaba un soplo de vida, algo que penetrara su cuerpo y lo llenara de vida una vez más. Katia se acercó y tomó el rostro del galante músico entre sus manos para darle un dulce y cálido beso. Los ojos de Salvatore se abrieron al instante y la niebla que salía del cuerpo de la joven de cabellos dorados comenzó a inundar su cuerpo, haciendo que todos sus órganos recuperaran su compás. Los pulmones lucharon por respirar, el corazón por latir, el cerebro lanzó una descarga tan fuerte que Salvatore convulsionó por un momento, para luego recuperar la normalidad.

Observó frente a sí a la artífice de esto mientras ella se separaba lentamente de él. Luego, la niebla dejó al joven músico suavemente de pie, listo para regresar con los vivos. La visión que tuvo frente a sí hizo que lágrimas brotaran de sus ojos ante la magnanimidad de su imagen: Katia estaba en un vestido tan suave como la niebla que lo había devuelto, pero su cuerpo parecía mayor, el de una verdadera, hermosa y perfecta mujer, cuyo lado izquierdo cadavérico reflejaba la muerte que albergaba en su interior, haciéndola la parca misma.

Esta visión llevó a Salvatore casi a un estado de júbilo al ver una figura tan perfecta como aquella frente a sí, haciéndole comprender lo que ahora lo unía a ella. Aunque su hermana seguía siendo tan importante como siempre, había algo ahora más importante para él.

Katia y Salvatore, ama y esclavo. Este último se sentirá en la obligación de siempre obedecerle, protegerla y seguir su voluntad. Todas sus preguntas serán resueltas con la mayor sinceridad y todas sus peticiones llevadas a cabo. La reina de la muerte ahora tenía a su propio caballero. Salvatore sintió un fuerte quemón en la muñeca cuando observó de qué se trataba. Había salido un tatuaje en su mano, símbolo de su servicio a aquella venerable diosa.

Notas de juego

No creo que haga falta que lo recuerde pero, incluso si el jugador de Salvatore no tenía pensado hacer algo, deberá obedecer lo que Katia diga, incluso decisiones de cómo usar su rol.

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17/03/2015, 18:51
Ekaterina Kuztnetsova

Cuando Salvatore abrió los ojos, Katia lo miraba preocupada. Se acercó a él y acarició con delicadeza las cicatrices que le habían quedado en el pecho. Una pequeña mueca se dibujó en sus labios y entrelazó su mirada turquesa con la del músico. 

- Pagarán por lo que te han hecho - . Le dijo con un tono de voz frío, adulto y modulado. Nada que ver con la voz suave e infantil con la que le había hablado hasta ese momento.

Bajó la mano y se alejó unos pasos de él. El vestido vaporoso se pegaba a su cuerpo de forma caprichosa. - Sabía que podía traerte de vuelta y... No podía dejar que te pudrieras. Espero que no estés enfadado - . Le dijo, volviendo a mirarle y arqueando suavemente una ceja. - Ahora estamos juntos - Sus ojos brillaron y una suave sonrisa aleteó en sus labios. Pero enseguida volvió a ponerse seria y su mirada se afiló.

- Cuéntame, ¿quién te ha atacado esta noche? ¿Llegaste a verle? Cuéntame todo lo que recuerdes de lo que te ha pasado - .

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17/03/2015, 23:24
Salvatore Darthe

Como si el mismo aliento del Dios cristiano se tratara, una nube de niebla más parecida al vapor que al humo traspasó sus heridas, inundándolas como el incienso haría y sanándolas hasta solo convertirlas en cicatrices antiguas. Su cuerpo, hasta hace un día perfecto, quedaba así marcado con la maldad de un ser y la piedad de otro. Sin embargo, no fue hasta que recibió aquel tierno beso que la vida volvió a aquella vasija vacía, devolviéndole mente y alma. Sus ojos se abrieron y, por medio del mismo vapor anterior, se unió a la mujer rubia que usaba su magia para curarlo. El esfuerzo que su cuerpo hizo por obedecer a las órdenes de la fémina casi lo destruyen nuevamente. Su corazón latió tan fuerte que casi pareció querer explotar, sus pulmones inhalaron tanto aire que ardieron y su cerebro se sobrecargo con lo que llamaría los pensamientos de una hora en un minuto.

Pero una vez todo eso hubo pasado, y aún sujeto en el aire de alguna manera que no podía explicar, sus ojos miraron atentos a quién le había devuelto la vida. Sus ojos, conmovidos, se llenaron de lágrimas ante la visión de aquella beldad que yacía oculta en el cuerpo de una niña. Una imagen que, sin importar en cuantas mujeres pensara, no tenía comparación y que solo aumentaba su hermosura al mostrar con sinceridad la horrible realidad de la muerte inminente. O pasada.

Embobado, se pierde en aquellos brillantes ojos por unos segundos. ¿Cómo podía existir un ejemplo de tal perfección, más cercano a la divinidad que a la humanidad? ¿Cómo era posible que lo imposible fuese posible y en un gesto de bondad pura hubiese mostrado misericordia por él? Entonces supo que le debía la vida, y que estaría feliz de dedicársela a ella, que no le negaría nada y que haría todo por darle lo que quisiera. Qué, de ahora en adelante, viviría por y para ella.

Como un gato ronroneante, aún embelesado por la belleza de la dama, se dejó acariciar el pecho y aquellas extrañas cicatrices, sonriendo con ternura al escuchar la promesa de venganza de su ama y señora. Su voz sonaba distinta, más madura, más fría, más… deseable. Y el verla alejarse, con aquel vestido que dibujaba su silueta a la perfección, reafirmó el último adjetivo.

No lo estoy, no podría estarlo. Su piedad ha sido mi salvación. – contestó, su sonrisa tornándose ligeramente seductora, quizás de manera inconsciente, al escuchar aquel “Ahora estamos juntos”. Pero en cuanto ella buscó seriedad, él se la otorgó.

Lamento decir que no he visto nada. – respondió apenado - Pero puedo relatar lo que percibí. Primero, un peso sobre mí, indicando que una presencia había encontrado su lugar en mi tienda, acompañado de una risa y una fuerte puñalada que atravesó mi vientre. Ahogué mi quejido en una especie de tos, temiendo que mi hermana despertara y me viera, temiendo que la atacaran a ella – confesó – Pero se ensañaron conmigo. Una y otra vez, el asesino me apuñaló, como si sintiera rabia contra mí. No te voy a mentir, sé que no soy un hombre particularmente cordial. ¿Pero he causado acaso un enojo tal para merecer ese trato? 

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18/03/2015, 00:10
Ekaterina Kuztnetsova

Al escuchar las palabras de Salvatore, Katia apretó con fuerza los puños y arrugó la nariz, molesta por lo que había tenido que sufrir. Pero su mirada se suavizó al escuchar su último comentario. 

- Conmigo fuiste amable. Me ayudaste cuando todos ignoraron mis problemas. Siempre me ha costado pedir ayuda, pero sé que sola no puedo hacer muchas cosas. Y tú me tendiste una mano - . Le dijo y una pequeña sonrisa se formó en sus labios. - No sé por qué han acabado contigo y con el... otro hombre... - Se quedó un momento pensativa, intentando recordar el nombre de la otra víctima. Pero no había llegado a hablar con él y no recordaba haberlo escuchado. Hizo un gesto con la mano, quitándole importancia y puso los ojos en blanco. 

- No entiendo nada. Hay algo aquí, en estas tierras, que nos está cambiando. Anoche, cuando nos pasó lo del túnel, supe que tenía esta capacidad. Al ser consciente de ello, al principio me asusté. No... No creía que tuviera que llegar a utilizarlo, ¿traer a alguien de las garras de la muerte? Era absurdo y más que me pasara a mi. Parecía una burla del destino. Pero cuando hoy te he visto, he sabido que tenía que actuar - . Suspiró y negó suavemente con la cabeza. - Es todo muy raro, y aquí estamos tú y yo - . Volvió a acercarse a él, entrelazando nuevamente sus miradas. - ¿Tú también has sentido algo raro en ti? - Le preguntó y se mordió el labio. Deseaba saber que no era la única que había experimentado una experiencia sobrenatural. 

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18/03/2015, 01:55
Salvatore Darthe

Se alegró al escuchar que la mujer apreciara su gesto, aunque antes no había buscado su aprobación. Era extraño como ahora cualquier acción pasada y futura con respecto a ella cobraba otro sentido, como si nada anterior hubiese sido real y solo esto, este vínculo, lo fuera. Pensó en el otro hombre que había aparecido a su lado en el cementerio. Ni siquiera habían alcanzado a pronunciar palabra… Y se habían quedado sin cocinero. Con lo difícil que era encontrar un buen cocinero.  

- No lo sé, Ekaterina, - se permitió usar su nombre en un arranque de confianza – no sé si haya algo que nos cambie. Puede que solo fuera un asesino, puede que tu poder siempre estuviese dentro de ti. – tomó una breve pausa – Aunque, debo admitir, que hay instintos que han aflorado en mí tras un sueño. El instinto de proteger a la gente del mal de los otros mientras duermen. Es lo único raro que he sentido, aunque debo admitir que siempre he poseído la misma naturaleza, ahora se siente más fuerte y determinante.

 

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19/03/2015, 01:26
Ekaterina Kuztnetsova

A Katia nunca le gustaba que la llamaran por su nombre. Le recordaba a su madre, que lo decía completo cuando se enfadaba con ella. Todavía le parecía escucharla detrás de la puerta "¡Ekaterina Kuztnetsova!" así, todo completo, y cuando lo decía podías empezar a temblar, porque significaba que estaba muy enfadada.

Pero cuando lo escuchó de los labios de Salvatore, su corazón se aceleró. Le gustó como sonaba y una fugaz sonrisa cruzó su rostro. 

Escuchó sus palabras y arqueó levemente una ceja. - Sabía que eras puro de corazón - . Musitó, con un suave asentimiento de cabeza. 

Pero había algo que rondaba su cabeza desde hacía un rato. Algo que temía preguntar pero que ansiaba conocer desde hacía mucho tiempo. Temía que la respuesta no le gustara y tuviera mucho más miedo de dar ese paso que no tardaría en tener que dar. Pero el miedo a no saber lo que le deparaba le angustiaba.

- ¿Puedes explicarme...? - Se mordió el labio y bajó la mirada, clavándola en la niebla que se arremolinaba alrededor de su cuerpo. - ¿Qué viste cuando estabas muerto? ¿Qué se siente? ¿Es como atravesar un túnel y ves a la gente que querías y ha ido muriendo? ¿Es el olvido? ¿O te quedaste entre nosotros? - Volvió a levantar la mirada y la clavó de nuevo en Salvatore, con una súplica muda y el miedo impreso en sus pupilas.

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19/03/2015, 07:43
Salvatore Darthe

“Puro de corazón”. Esas palabras resonaron en su cabeza como eco en una habitación vacía. Solo había habido una persona capaz de dilucidar los sentimientos tras sus acciones y palabras, una persona con la paciencia suficiente para entenderlo sin necesidad de más que una mirada. Y ella había sido la única que en algún momento, había reconocido esa cualidad en él. Aquello que parecía tan difícil de ver para todos, pero tan obvio para él mismo. Sonrió, feliz de que alguien más notara que en su mente no habitaban solo planes fríos e insultos gratuitos.

Vio el rostro de angustia de Katia a continuación y se acercó hacia ella, sin decir nada. Quería decirle, con ese par de pasos, que estaba ahí. Un gesto de lectura increíblemente literal, para que no cupiera duda alguna.

En un principio, no había nada. – la delicadeza en él estaba muy reservada, y no sabía ocuparla en personas que no conocía. Pero era fácil adivinar que la introducción que le daba era producto de una necesidad por suavizar el mensaje - Nada de nada, como uno se esperaría de una muerte cerebral. Pero luego, fui transportado a una habitación sucia y maltrecha, convertido en un muñeco de rasgos demasiado femeninos para mi gusto. recordó pensando en el lugar, que probablemente era su propia idea del infierno - Nunca he querido a nadie que haya muerto, aunque muchos hayan muerto a mi alrededor, por lo que si había un túnel que cumpliera esa función no podría reconocerlo… Pero si puedo afirmar que vi a una persona de las presentes en el campamento, en aquella habitación, junto a mí y a Luis. Sasha…

No era gran sorpresa que la que tanto creía en fantasmas pudiera hablar con los muertos. Y luego se daba el lujo de negar que creía en lo sobrenatural…

¿Has encontrado alguna satisfacción en esa respuesta? preguntó mirándola a esos preciosos ojos que ella posaba en él y acercándose para acariciar su mejilla con ternura, aunque probablemente la respuesta sería negativa. No estaba seguro de qué más le podría ofrecer.

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19/03/2015, 20:03
Ekaterina Kuztnetsova

Katia se había preguntado muchísimas veces qué había después de la muerte. Siempre la había sentido tan cercana, que no había podido evitar temerle durante casi toda su vida. Había soñado que sería un hermoso cambio. Ya no sufriría y no tendría que volver a pisar un hospital ni ver el dolor en las miradas de la gente que quería. Había creído que volvería a ver a su abuela, que la esperaría con los brazos abiertos y la llenaría de besos, como cuando estaba viva. Pero lo que nunca había imaginado fue lo que Salvatore le acababa de explicar.

- ¿Qué clase de brujería es esa? - Murmuró, sin apartar su mirada de los ojos de él. Sus pupilas se habían empequeñecido y sus pestañas aletearon. Negó suavemente con la cabeza. - No, no esperaba algo así -. Le dijo y ladeó suavemente la cabeza, hacia la zona donde él acariciaba su mejilla. 

- Debe ser algo de este sitio, no... No puede ser que la muerte sea así - . Se quedó un momento pensativa, con la mirada clavada en el joven, aunque parecía como si estuviera mirando más allá. - ¿Y qué hacía Sasha allí? Ella no ha muerto - . Volvió a centrar su mirada en la de él y buscó su mano. Necesitaba sentir el cariño cercano de alguien. - Mejor no digamos nada y veamos cómo van las cosas. Parece ser que no vamos a poder salir de aquí... -  Sus labios se torcieron en una pequeña mueca. - Tendremos que encontrar a los asesinos si queremos sobrevivir. Pero yo no sé a quién elegir. Tengo miedo de que nuestras decisiones hagan reales las imágenes que se nos han mostrado - .

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20/03/2015, 06:39
Salvatore Darthe

Esperó con paciencia a que la joven mujer sacara sus propias conclusiones sobre la muerte y su destino, sobre el viaje que todos habrían de emprender alguna vez. Y mientras se perdía en sus preciosos ojos turquesa que revelaban un mar perdido del Caribe como los que alguna vez había visitado en su adolescencia, se preguntó si su destino, si su propia muerte, ahora sería ahogarse en aquel mismo océano en el que se perdía ahora.

No lo sé, pero allí estaba. En forma de muñeca, con nosotros. – respondió mientras tomaba su mano y la acariciaba con ternura con su pulgar - ¿A qué te refieres con no decir nada? ¿Sobre Sasha? – Negó con la cabeza a la siguiente propuesta – Aún no sabemos que tan extremo es. Quizás aún podemos irnos. Yo… sé que esas imágenes son reales. Yo viví lo que vi. Y no me atrevería a apuntar a nadie aún. 

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20/03/2015, 14:13
Ekaterina Kuztnetsova

Una suave sonrisa se dibujó en los labios de Katia cuando Salvatore empezó a acariciar su mano con el pulgar. Parte de la niebla que les rodeaba empezó a tomar la forma de un sofá y la joven lo señaló con un suave movimiento de cabeza, para que se sentaran y pudieran seguir hablando tranquilamente. 

- Sí, mejor no decir nada sobre Sasha. No sabemos qué hace allí, ni cuales son sus intenciones - . Volvió a sonreírle, aunque esa sonrisa no tardó en quedarse congelada en sus labios. Arrugó ligeramente el ceño y sus pupilas se afilaron. - ¿Le has hablado de ésto a tu hermana? - Le preguntó sin muchos preámbulos. De no ser así, ¿por qué le había mirado de esa manera? No tenía sentido. Ella le había devuelto la vida, debería agradecérselo. A no ser que tuviera celos de compartir a Salvatore. - Parece molesta conmigo, y yo sólo, quería ayudarte - . Le dijo y un pequeño suspiro salió de sus labios.

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20/03/2015, 18:37
Salvatore Darthe

Asintió con una sonrisa ante el movimiento de cabeza de Katia, y tras dirigirla en dirección al sofá como si de una invitación a bailar vals se tratase, esperó que se sentara cómodamente y luego él se sentó a su lado. Sostuvo la mano de Katia entre ambas suyas, reposandola sobre su regazo.

No diré nada entonces. - Confirmó, sin cuestionarse mucho más. Quizás fuera que la impresión inicial aún resonaba en él, pero no se sentía capaz de cuestionar demasiado las decisiones de la mujer a su lado. Y mientras ella sonrió, él sonrió. Pero sus ojos se tornaron tristes al verla adoptar aquel rostro enojado, sin entender del todo lo que pasaba hasta que ella formuló aquellas preguntas en voz alta.

Claro que le he hablado de ti. Eres de lo único que quiero hablar. - contestó separando una de las manos que cubría las de ella para ocultar uno de los rubios mechones que caían en el borde de su rostro detrás de la oreja de la chica. - No te preocupes, ella lo sabe - continuó en tono cariñoso - Solo está celosa de mis atenciones y mis sentimientos por ti, que antes eran solo para ella. Pero eso pasara una vez se de cuenta de que nada, ni siquiera la muerte, puede separarnos - finalizó dándole un beso en aquella tierna mano que aún sostenía, dejando en claro que la eternidad existía solo para ellos.

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20/03/2015, 19:03
Ekaterina Kuztnetsova

Katia entrelazó su mirada con la de Salvatore y una suave sonrisa se formó en sus labios. Nunca le había gustado llevarse mal con nadie y por un momento había temido que Andy la odiara. Pero ahora, tras las palabras de él, se quedaba mucho más tranquila.

 Pero algo de lo que había dicho Andy en el campamento la preocupó y sus ojos perdieron el brillo que tenían. 

- Salvatore, habla con tu hermana, por favor. No quiero decir delante de todo el mundo lo que me ocurre. Me verían una víctima fácil y temo que quisieran hacerme daño - . Se mordió el labio y apartó las manos de él, para sujetárselas entre sí, con nerviosismo. - Cuando era pequeña tuve leucemia - . Bajó la mirada, deslizándola por la niebla que se arremolinaba delante de ellos. - Me curé gracias a un trasplante de médula de mi hermano. Me fui recuperando poco a poco, pero... Hace un año volví a recaer y, cuando me la detectaron dijeron que ya era demasiado tarde. Me daban dos meses de vida - . Volvió a levantar la mirada, clavándola de nuevo en los ojos de Salvatore. - Mis padres se negaron a rendirse y dejamos Rusia para trasladarnos a Nueva York. Allí habían unos jóvenes científicos que estaban haciendo pruebas con unos medicamentos - . Sus labios se torcieron en una suave mueca. - Desde entonces voy de un tratamiento a otro y, aunque me siento débil y por eso me caigo tanto y pierdo la estabilidad, he conseguido sobrevivir a la esperanza que me daban - . Pestañeó y con una mano secó una lágrima que se había desprendido de su ojo. - Esta vez no he hecho quimio. Me lo pusieron tan negro, que no quería pasarme mis últimos meses calva y con ganas de sólo estar en la cama - . Al decir aquellas palabras se encogió ligeramente de hombros. - Pero siento que todavía no es mi hora. Tengo muchas cosas que hacer y no quiero morirme sin haberlas hecho. Por eso quise venir a este viaje, yo... En el fondo deseaba vivir una aventura y conseguí convencer a mis padres para que me dejaran venir - . Volvió a pestañear y una pequeña sonrisa, triste, se dibujó en sus labios. - Por una parte creo que no debería haber venido, pero por otra... Siento que estoy donde debía estar. Si no... No te hubiera conocido - . Al decir aquellas palabras sus mejillas se sonrojaron. - Explícaselo a Andy, dile que me perdone por no responderle, pero me da muy mal rollo esa mujer con las agujas y no me atrevo a decírselo - .

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20/03/2015, 22:24
Salvatore Darthe

La vio tranquilizarse y sintió aquellas tiernas manos relajarse entre las suyas, evocando una sonrisa en el rostro del pianista. Pero aquellas manos que tanta paz traían la quitaban con la misma facilidad, y al apartarse de él como temiendo su contacto, removieron el suelo que lo mantenía firme sobre tierra. Pero él era un hombre sensato, y no dejaba que las sorpresas lo anularan, pues ni en su peor momento tenía el coeficiente intelectual de palurdo que la mayoría de los que habían venido con ellos parecían tener. Por lo mismo, y porque sabía que las respuestas estaban en el silencio, la escuchó.
La leucemia era un tipo común de cáncer en niños. Los números indicaban que al menos 4 de 100.000 niños la sufrían, por lo que no era algo completamente alarmante. Era una enfermedad seria, y grave, pero no era inesperada o trágica en una niña nacida en el mundo urbano, como podría ser quizás la tripanosomiasis africana. Y, así mismo, las recaídas no eran extrañas. Pero de aquello extraía un fuerte vínculo con su hermano, una familia unida y la verdadera razón para su torpeza y enfermedad, que ya lo tenían bastante impresionados. Era lógico que una niña burbuja no supiera moverse por el mundo con sus propias piernas. 

Sus pensamientos se interrumpieron un segundo. Esos ojos... Se perdía tan fácilmente en ellos. Pero ese no era el tema ahora. Experimento. Conejillo de Indias. Ah, si, médicos descriteriados que se aprovechaban de la fe e ignorancia de gente de baja educación, por ser amable con el nivel educativo de Rusia. La chica parecía fuerte, sin embargo. Un conejillo de indias exitoso. Y era fácil comprender que, sabiendo que moriría a pesar de su épica lucha, decidiera hacerlo lejos del olor a desinfectante permanente de las clínicas y laboratorios. Un conejillo de indias inteligente.

Siempre había tenido para empatizar con la tristeza del público general, pero la sonrisa triste de la chica lo conmovió lo suficiente para corresponderla. Entonces aquella... ¿Declaración? Recordó las varias veces que la chica se había sonrojado frente a él, signo inequívoco de un interés romántico. Pero comparar a la niña sonrojada con la mujer era un crimen imperdonable. Aquellas mejillas encendidas, esta vez, no estaban restringidas por una diferencia etaria abismante y su atractivo se sintió cálido en el pecho de Salvatore. 

A mí también me alegra haberte conocido - dijo mirándola con ternura y besando su frente - No te preocupes por Andrea, se lo haré saber, y ella entenderá. Siempre ha sabido entender mis palabras como la sensatez que a veces le falta. - lentamente, subió la mano a la altura del rostro de la mujer, y volvió a acariciar su mejilla, como si de una delicada obra de arte se tratara - Nadie te tocará, Ekaterina. No mientras yo esté contigo. 
 

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22/03/2015, 14:18
Ekaterina Kuztnetsova

Los ojos de Katia brillaron y una suave sonrisa se dibujó en sus labios. Sonrisa que quedó congelada en su rostro al ser su parte más adolescente testigo de lo que ocurría en el campamento. 

Una sombra cruzó su mirada y los latidos de su corazón quedaron por un momento en suspenso. Un escalofrío recorrió su espalda y volvió a buscar las manos de Salvatore. 

- Esas muñecas... - Murmuró, mientras su mirada reaccionaba y se centraba en sus ojos. - Son horribles. Tenemos que esconder las nuestras, en algún lugar que nadie descubra - . ¿Aquello serviría? Se mordió el labio, preocupada. - Ha sido horrible, pero... ¿Cómo puede seguir viva? Nadie que hubiera recibido ese tipo de heridas podría resistirlo - . O al menos estaría agonizando, en las puertas de la muerte. Pero Mona parecía estar lejos de exhalar su último aliento. Por un lado, Katia agradecía que no hubiera muerto. Odiaba todo lo referente a la muerte. Era algo que desde muy pequeña había temido. Pero por otro, el hecho de que siguiera respirando le daba miedo.

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23/03/2015, 06:23
Salvatore Darthe

Entrelazó sus manos con las de Katia, intentando transmitirle el poco calor que su cuerpo retenía. Aunque sus ojos parecían brillar con una ira incontrolable que no pretendía siquiera ocultar, su manera de dirigirse a Ekaterina era suave y tierna pero increíblemente esforzada, como quién intenta contra cielo y tierra no desahogarse con alguien que no ha tenido parte en su malestar. 

Quizás alguien la ha ayudado, como tú hiciste conmigo. - sugirió, apretando los labios como cada vez que se enojaba con Andrea. Sin embargo, esta vez parecía un nivel más furioso que eso. - De cualquier manera, creo que sería más astuto mantener nuestros muñecos con nosotros. Esconderlos implica que alguien podría encontrarlos. Si alguien quiere quitárnoslos, sin embargo, tendrá que pelear por ellos. 

Mira un segundo pensativo en dirección a las manos que aún sostenía con cariño, y luego vuelve a subir la mirada. 

Me gustaría que me dejaras dormir a tu lado hoy, allí en las tiendas. Quiero protegerte. ¿Me dejarás compartir contigo esta noche? - tomó una pausa, pensando de pronto en algo que quizás debía dejar explícito - No intentaré hacer nada, lo prometo. No quiero que pienses que intento aprovecharme de ti.

Notas de juego

Causa de edición: Un "esta noche" extra. 

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23/03/2015, 14:02
Ekaterina Kuztnetsova

Katia observó el odio que mostraban los ojos de Salvatore y una pequeña arruga se formó en su ceño. Pero con ella era amable y sus palabras la hicieron sonreír y acercarse un poco más a él. 

- Sí, sí quiero dormir contigo - . Le dijo, entrelazando una vez más su mirada con la de él. - No tengo miedo de que intentes aprovecharte de mi. Sé que puedo confiar plenamente en ti y no temo nada - . Le dijo, esbozando una suave sonrisa. Aunque sólo el pensamiento de besar sus labios hizo que miles de mariposas empezaran a revolotear en su interior. Nunca había estado con un chico. Sabía que sus amigas ya habían tenido sus primeros "romances" y, cuando a veces hablaba con ellas por skype, le contaban cosas de chicos y ella se moría de envidia. Pero aquel último año había estado de hospital en hospital y en Nueva York no había llegado a tratar con mucha gente de su edad. 

Pero no quería que pensara que era una niñata. Ya tenía dieciséis años y podía ser tan mujer como lo era la hermana de Salvatore.

- ¿Tu hermana? ¿También ha despertado algún poder? - Le preguntó de repente, tras haber pestañeado, dejando de divagar y centrándose de nuevo en él. - Quiero saber si hay más gente que haya sufrido algún cambio, para poder prepararnos - . Le dijo sin apartar su mirada turquesa de la de él.

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23/03/2015, 20:49
Salvatore Darthe

No correspondió la sonrisa de Ekaterina, mas asintió ante la afirmativa de la fémina. Pensó en lo que Andrea diría. Podía jurar que, de una u otra manera, insinuaría que cometería algún tipo de acto depravado con la figura adolescente de rostro infantil al cual abrazaba en otro plano. Por supuesto, su hermana estaría profundamente equivocada. 

Observó tranquilamente a Ekaterina mientras esta se retraía, sumergiéndose en su mente y abandonando el lugar que compartía con el hombre. Por su rostro, por sus numerosas actitudes nerviosas y coquetas, lo que estaría pensando no pasaría desapercibido ni siquiera para alguien de sentimientos tan descuidados como lo era Salvatore. Y por un segundo, sus ojos cambiaron su iracunda expresión por una ligeramente conmovida por la inocencia de la niña, al tiempo que la comisura de sus labios formaba una sutil sonrisa. Pero su mirada no tardó en volver. Examinó la figura frente a él y se preguntó si la mente de aquel magnífico ejemplar femenino sería la de un adulto también en esta dimensión alternativa. Si, en vez de un encaprichamiento adolescente quizás lo que veía era una mujer enamorada. Y aunque la rabia e impotencia seguía ocupando una parte importante de su mente, jamás podría quitar el espacio reservado para mil y un cuestionamientos que regían su vida.

No lo sé. No me ha dicho nada, y preferiría creer que, incluso en aquel infierno en tierra, Andrea sigue incorruptible e imperturbable.- sus ojos seguían clavados en los de Katia, quizás buscando que aquel turquesa sobrenatural lo tranquilizara - pero sé que no es cierto. Se ha vuelto posesiva, celosa. Temo perderla... - confesó, con total sinceridad.
 

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23/03/2015, 22:09
Ekaterina Kuztnetsova

La mirada de Katia se endulzó al escuchar el temor que tenía Salvatore y se acercó un poco más a él, para darle un suave beso en la mejilla. 

- No estará acostumbrada a compartir tu cariño - . Le dijo, intentando animarle. Por una parte se sentía un poco culpable de lo que debía estar pasando por Andy. Pero por otra, sabía que si volvieran hacia atrás en el tiempo, volvería a hacer lo mismo. Aunque parecía que habían otros métodos para volver a la vida, no cambiaría aquello por nada del mundo. 

- Seguro que termina acostumbrándose y aceptando que estamos juntos en esto - . Asintió con un suave gesto de cabeza, como intentando dar fuerza a sus palabras. - Aunque... - Se quedó un momento pensativa, con el ceño ligeramente fruncido. - Si la ves tan diferente, quizás sea mejor que no le hables mucho de nosotros. Lo irá asumiendo, pero puede que... si le hablas mucho de mi, termine cogiéndome tirria - . Al pensar en ello, una pequeña mueca se formó en sus labios. Andy le caía bien. La noche anterior se quedó a su lado hasta que vio que se encontraba mejor, y Katia era una persona que esos detalles los agradecía muchísimo.

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24/03/2015, 04:04
Salvatore Darthe

Cerró los ojos y recibió el beso de Ekaterina considerablemente más tranquilo, especialmente tras escuchar las palabras de ánimo que ella le dedicaba. Asintió frente a la petición de Ekaterina, parecía prudente. Andrea no parecía responder bien a que mencionara mucho a la rusa, y aunque el no quisiera ocultarle nada, no veía gran beneficio en aumentar la intensidad del sentimiento entre ellas dos. 

Andrea me ha dicho que teme morir esta noche... - aparta la mirada, avergonzado por no poder protegerlas a ambas - De hacerlo, por favor, no la traigas de vuelta - rogó, volviendo a subir su mirada, que reflejaba puro terror y amargura, su propia mente juzgándolo por lo que pedía - Entiendo que has querido hacerme bien, pero esto... No lo quiero para ella. Estoy vivo y te lo agradezco, pero sé que estoy a tu disposición y bajo orden de tus deseos. Andrea no sería la misma de caer en eso, perdería lo que más aprecio de ella. Sería peor que perderla... - terminó por decir, con tristeza incomparable en la voz.

Sus ojos se abrieron ligeramente tras unos segundos, como presenciando un cambio del que Ekaterina no había sido testigo. 

No... - dijo de pronto, con un hilo de voz. Se levantó de aquel extraño sofá, y aunque parecía mirar alrededor en esa misma habitación, no era difícil adivinar que estaba en otra parte - ¿Dónde se fue? No está... Ya no está... - susurró, confundido.

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24/03/2015, 13:37
Ekaterina Kuztnetsova

Al escuchar a Salvatore pidiéndole que no trajera de vuelta a Andy, lo primero que sintió Katia fue rabia y confusión. Ella había usado su poder porque no soportaba pensar que alguien como él hubiera muerto de esa manera. Quizás se había precipitado, no sabía que podía volver de alguna otra manera y se dejó llevar por sus sentimientos. Pero estaba siendo amable con él y no le estaba exigiendo nada. Quería que estuviera bien, quería que si sentía lo mismo que ella, no fuera forzado. 

Pero esas palabras fueron como un jarro de agua fría. De repente fue consciente de su entorno, fue consciente de que él no estaba por su propia voluntad y, también fue consciente de que nada de aquello podía ser real.

Pestañeó y bajó la mirada. Sentía una pequeña presión en el pecho, como si se le hubiera clavado una espinita y le dolía. 

Entonces sintió como Salvatore se apartaba de su lado y parecía buscar a alguien, aunque tenía la mirada perdida. Katia sintió un vuelco en el corazón, en ese momento intuyó lo que estaba ocurriendo y se levantó para poder abrazarle. - Seguro que regresa, no... No te derrumbes... Yo te prometo que no la traeré, si es eso lo que deseas, no lo haré, pero ya verás como vuelve... - Le dijo, intentando tranquilizarle.