Partida Rol por web

El rostro de Katia palideció cuando Andrea le recordó una vez más su cagada. Bajó la mirada y se aclaró la garganta, intentando hablar con firmeza. Pero no podía evitar que su voz temblara.

- Acaba de responderme - . Empezó a decirle, cogiéndose de las manos y retorciéndolas, con nerviosismo. - Dice que su habilidad sólo la podía utilizar una vez y que ya lo ha hecho. Cree que estoy con los asesinos, pero le he dicho que no, que nunca he matado a nadie y que sólo busco encontrarles para que podamos salir de aquí. Y... Bueno... Me ha dicho que encontró una cámara y que la ha utilizado con Michael, con Astrid y ahora conmigo. Pero no sé qué hace esa cámara. Se lo he preguntado y estoy esperando a que me responda - .

Andy escuchó la respuesta de Katia, y cuando recibió aquellos retazos de información su mente empezó a funcionar. Por un momento quedó de lado el enfado y todo lo demás. Había un rompecabezas que armar, y prisa por hacerlo, no podía distraerse con esas cosas.

- No tiene ningún sentido. - Comentó en un susurro, más para sí misma que para los otros. - No lo tiene. - Repitió.

- Tiene que haber algo más, Katia, cualquier cosa. - Dijo, empezando a morderse las uñas con nerviosismo. - ¿Qué puede ser? Cualquier cosa que te haya dicho, aunque parezca una tontería.

Andy se sentia frenética, ansiosa. Katia no podía ir a por Aurél, no en esas condiciones. - Que sea Chechu. - Le dijo, antes de buscarla con la mirada. En el fondo de sus pupilas seguía presente la ira que sentía al mirarla, pero aún así... - Y ten cuidado. No puede verte nadie. - Expuso, antes de hacer una pausa. - Monta algo como lo del justiciero, pero que quede claro que no eres la misma persona. Si quieres deja una nota diciendo que todos tendríamos que seguir su ejemplo. Que parezca que lo haces porque sabes que es malvado. Así, si te pillan, tendrás justificación.

Katia no sabía qué cosas podía ocultar Aurél. La verdad era que se explicaba fatal y no había conseguido entenderle. 

- Si quieres te digo las cosas como han sido, como antes - . Le dijo y cerró de nuevo los ojos, para centrarse en la conversación y poder decírsela tal y como había sido.

-  Al llegar allí le he saludado y me he disculpado por usar las pastillas. Le he dicho:  Hola...  Ehm, bueno, te he dado unas pastillas para que me digas toda la verdad. Las encontré en las ruinas y...  Perdona, nunca había hecho algo así. Dime, ¿cómo has utilizado las habilidades que se te han despertado en este lugar? - Suspiró y abrió de nuevo los ojos, clavándolos en el muro que Andrea había creado. - Él me ha respondido: a que habilidades te refieres?, solo salí en la noche a ver lo que hacia sam y la he visto caminar en la oscuridad. eres muy simpática. A lo que yo le he dicho: ¡Oh! Gracias...  Entonces, si sólo has utilizado esa habilidad, ¿qué otras cosas puedes hacer? Explícame tanto tus habilidades como el objeto que encontraste en las ruinas y... y también me gustaría saber con quién te reúnes en privado y si ya me dices el porqué, entonces genial. Siento hacerte tantas preguntas, pero tenía que hacerlas para saber en quién puedo confiar y en quién no - . La joven continuaba retorciendo sus manos según iba hablando. - Él me ha dicho: En realidad mi habilidad la podía usar una sola vez y ya lo he hecho como sabes, a parte de eso, no puedo hacer mas, eres linda tierna y dulce pero estoy totalmente seguro que sirves a los asesinos. ah si. me encontré una cámara muy bonita y sabes?. funciona. Michael y Astrid, bueno y ahora contigo - . Katia dibujó una mueca con sus labios. - Yo le he negado eso, le he dicho:  No, yo no estoy con los asesinos. Sólo quiero ayudar y encontrarles para que podamos volver a casa. Nunca he matado ni a una mosca, debes creerme.  ¿Cómo funciona esa cámara? Tenemos poco tiempo y no me estás respondiendo las preguntas. ¿Qué has querido decir con que ha funcionado con ellos dos y ahora conmigo? Y... ¿Qué tipo de vínculo tienes con Michael? Por favor, confía en mi, sólo quiero encontrar a los asesinos para que podamos salir de este infierno, te lo prometo... - Un quedo suspiro salió de los labios de Katia. - Y todavía no me ha dicho nada más - . Terminó explicándole y se mordió el labio. - Es como te he explicado, creo que no me dejé nada - .

En ese momento Katia se dio cuenta de que Andrea acababa de decirle a por quién iba a ir y asintió con la cabeza. Pero una exclamación salió de sus labios. 

- ¡Acaba de responderme! - Le dijo y cerró los ojos, para transmitirle las mismas palabras que él le había dicho. 

- sí lo estás, no soy tonto... seee que lo estaaaaaas. Pues a parte de que se activa con el movimiento es una cámara convencional, está muy mona. Nuestro vínculo a sido entre almas, después de la noche de la muñeca diabólica...jjejeje. sabes?, vi a mi madre esa noche. nuestro sufrimiento nos ha unido y nos protegemos mutuamente, por tanto confiamos a ciegas ...

tienen poco tiempo?... quienes?...jejeje... vendrán por mi esta noche...jejeje - Le describió hasta las risas estúpidas que Aurél había desatado. 

En el campamento, Katia todavía dormía. Tras haber cumplido con lo que Andrea le había pedido, se había vuelto a acostar en su tienda y se había quedado completamente dormida, muy pegada a Salvatore pero con temor a llegar a tocarle.

En ese lugar de niebla, la joven se había sentado en el suelo y contemplaba sus manos temblorosas. En el momento en el que se había acercado a la tienda de Chechu, su pulso no había temblado. Había cometido aquel asesinato, disfrutando de cada instante, saboreando la sensación que le daba la hoja del cuchillo al penetrar la carne del español. Sabía que ya no había marcha atrás, se había convertido en una asesina y deseaba volver a paladear de nuevo aquel momento, en el que había sentido como su víctima exhalaba su último aliento. 

Levantó la mirada, confusa, y la deslizó por aquel lugar que tan familiar se le había hecho. Sus ojos turquesa se cruzaron por un momento con los de Salvatore y parpadeó, apartándolos rápidamente.

Apoyó las manos en el suelo y las colocó debajo de sus muslos para que dejaran de temblar. Buscó a Andrea con la mirada, pero también la apartó al momento. No soportaba ver el odio en sus ojos. Y ahora que esa sensación se estaba evaporando, volvía a sentirse vacía por dentro.

- Ha sido Chechu quién ha disparado. Cuando sintió que iba a morir sacó una pistola y apretó el gatillo - . Informó, con la mirada perdida en el vacío y con un regusto amargo en su garganta.

Después de escuchar toda aquella nueva información, Andy se había quedado callada, pensativa. Ahora las piezas empezaban a encajar. Eso tenía más sentido. Sin embargo no dijo nada a Katia. Prefirió dejar que su silencio ausente de reproches hablase por sí solo. Finalmente había logrado soltar la lengua del húngaro, y eso era lo importante.

Cuando a la mañana siguiente se despertó, aquí lo hizo alterada. Sus ojos irradiaban un profundo odio que en el lugar donde se reunían todos debía disimular. Aunque sí tenía que conceder algo.

- Has hecho bien tu trabajo. - Le dijo a Katia. - Chechu me ha disparado a mí, menos mal que había llegado a un acuerdo con Saoko. De no ser así, los tres estaríamos muertos. - Señaló, antes de mirar de nuevo a Katia.

- ¿Cómo te encuentras? ¿Cómo te has sentido? - Le preguntó con una voz a medio camino entre la cercanía y el distanciamiento.

Al ser consciente de que podían estar muertos, un escalofrío recorrió la espalda de la joven. Clavó su mirada en Andrea y tragó saliva, agradecida porque le dijera que había hecho bien su trabajo. Sabía que todavía estaba enfadada con ella y dudaba que llegara a olvidar su cagada, pero aquellas palabras la habían reconfortado y el frío que sentía en su interior desde el día anterior, remitió un poco.

Pestañeó cuando ella le preguntó cómo se sentía y su mirada se enturbió. - Me siento muy rara. Me siento culpable por lo que he hecho, pero a la vez deseo seguir haciéndolo - . Suspiró. - Esta noche me ha llenado una sensación extraña - . No tenía palabras para describir la lujuria que había sentido al clavar el cuchillo en la carne de Chechu. - Y me ha gustado... - Sus mejillas se encendieron al reconocerlo y una pequeña mueca se formó en sus labios. 

Estuvo unos segundos en silencio, con la mirada perdida y el ceño ligeramente fruncido. Finalmente sacudió la cabeza y volvió a dirigir su mirada hacia Andrea. - Creo que todavía le puedo hacer una pregunta a Aurél. Aunque haya muerto, el sitio donde nos encontramos sigue allí y él... No ha desaparecido - . Nunca hubiera imaginado que aquellas pastillas fueran tan poderosas, que pudieran traspasar el velo de la muerte. - ¿Le pregunto qué habilidades tienen aquellos con los que se siente unido? - Preguntó y esperó para saber la opinión de Andrea.

- Habilidades y objetos. - Convino Andrea, asintiendo con la cabeza. Luego se tomó unos segundos para ordenar sus ideas, antes de dirigirse a la chica.

- Y no te sientas culpable. - Dijo luego. - Ese cabrón ha intentando matarme a mí en cuanto ha tenido oportunidad. Está donde se merece. Imagina que no llegas a hacerlo, y a él lo matase otro cuando yo no tuviera a Saoko. Sería nuestra perdición. - Aseguró antes de acercarse más a ella. Finalmente se quedó a sólo un par de metros, mirándola a los ojos.

- Es posible que cuando esto acabe te cueste olvidar algunas cosas. - Empezó a explicar. - Pero tienes que entender que sólo estás haciendo lo necesario para salir de aquí. Todos lo estamos haciendo. - Dijo, antes de hacer una pausa. - Y no es bonito que disfrutes de algo así. Pero más vale que, si lo disfrutas, te dejes llevar a que lo reprimas y se enquiste. - Expuso. - Si quieres, aquí puedes hablar de ello. Te puedo asegurar que digas lo que digas ni Salvatore ni yo vamos a asustarnos.

Katia sintió deseos de echarse a llorar al escuchar las palabras de Andrea, pero consiguió contenerse y una sonrisa triste y melancólica se formó en sus labios.

- Gracias - . Musitó y tuvo que volver a contenerse para no lanzarse a sus brazos y darle un beso en la mejilla. No sabía cómo se lo tomaría y no quería que volviera a enfadarse con ella.

Durante mucho tiempo, Salvatore solo se había quedado aislado, dejándolas discutir sus asuntos mientras él intentaba despejar su mente de la impotencia y la decepción. Debía hacerlo si querían obtener algo productivo de ello. Y a medida que fue pasando el tiempo, el ambiente en el campamento se relajó, y aquí Andrea parecía haberse calmado relativamente, él también lo hizo.

Salvatore había pasado una mala noche en el campamento. Aunque se había metido con Katia a la tienda para darle una coartada, había estado tremendamente nervioso hasta que la chica había vuelto. No estaba seguro de si ella sería capaz, y si lo fuera, de cómo eso la afectaría. Pero tampoco podían hablarlo cuando el silencio reinaba, por lo que el músico se conformó con al sentirla a su lado y saberla dormida, abrazarla con suavidad y pegarla a su pecho, acariciando el pelo casi blanco de la adolescente hasta que él mismo se quedara dormido. Quería ofrecerle consuelo, pero era muy pronto para hacerlo tras el error que había cometido.

Quizás temiendo que recordara alguna caricia fue que Salvatore también apartó la mirada esta vez. No había hecho nada malo, pero le avergonzaba de todas maneras, por lo que aquella memoria pudiera implicar para ella.

Escuchó a Katia hablar sobre la sensación que le provocaba el cuchillo y sintió nuevamente el dolor de ser apuñalado múltiples veces. De la risa, esa maldita risa que no olvidaría nunca. Y nervioso por el pensamiento, solo frunció el ceño y sacudió la cabeza, esperando que dejaran de hablar pronto del tema o que para la próxima vez la adolescente no eligiera replicar su propio asesinato.

Si te sirve de algo, Ekaterina, todos aquí hemos hecho algo de lo que no nos sentimos exactamente orgullosos… Y yo ni siquiera tengo magia vudú para justificarlo. Ella tiene razón, estamos aquí para ti – dijo sonriéndole con gesto cálido, dudando si ella querría que se le acercara tras esa confesión parcial.  – Incluso cuando nos enojemos entre nosotros… - le aclaró, por si le cabía duda aún. 

No volveré a cagarla. Se prometió la joven tras las palabras de Andy y de Salvatore. A partir de entonces iría con pies de plomo y se pensaría cien veces las palabras antes de decirlas. No soportaba que estuvieran enfadados con ella. Había sido un trago muy duro, casi peor que cuando le informaron que volvía a tener cáncer. Prefería volver a recaer en aquella horrible enfermedad, antes de volver a decepcionarles. 

Se levantó del suelo y miró a Andy. En sus iris y en sus pupilas brillantes, podía descifrarse la adoración que sentía por ella. 

- Aurél me ha respondido, pero no me ha dicho nada nuevo y creo que el efecto ya ha terminado - . Le dijo, decepcionada por el uso de su objeto. - Asegura que no conoce los objetos que tienen ni las habilidades de Michael. Sólo me ha contado lo que ya sabemos de Astrid, que es capaz de persuadir a la gente y hacer que confiese sin que puedas resistirte. También me ha vuelto a decir que piensa que estoy con los asesinos y que ahora quiero ir a por sus hermanos, aunque le he dicho que está equivocado - . Se mordió el labio, dubitativa. - Creo que... Podríamos votar hoy a Astrid - . Al decir aquellas palabras, sintió como su corazón se aceleraba. No tragaba a aquella chica, creía que era dañina y había insultado de mala manera a Andy. Pero sabía que no era mala y sólo de pensar en acabar con ella, la ponía un poco nerviosa. - Es peligrosa, puede hacerme confesar, y entonces... - Un escalofrío recorrió su espalda al imaginarse todas las miradas posadas en ella. - Por mucho que dijera que sólo quiero acabar con los asesinatos y encontrar a los que queden, no me creerían - . La joven temía que aquello pasara. Pestañeó y tras unos segundos, una suave sonrisa se dibujó en sus labios. - Por cierto, me gustan mucho vuestras muñecas - .

Cuando Katia pronunció aquella palabra de agradecimiento, Andy se quedó mirándola fijamente, sin decir nada. Entonces estiró una mano en su dirección, colocando un mechón de pelo detrás de su oreja. Las palabras de Salvatore llegaron entonces y ella asintió con seguridad.

Luego, cuando Katia volvió a hablar, Andrea respondió con voz calmada. Todavía no había vuelto a sentirse igual de cercana a Katia que antes, pero al menos ya no pensaba en dejarla morir.

- Gracias. - Le dijo. - La tuya tampoco está mal. ¿Te la llevarás de aquí, cuando todo termine, verdad?

- Me encantaría votar a Astrid. - Aseguró. - Pero mucho me temo que eso sería demasiado sospechoso. Richard ya ha llegado a la conclusión que es inocente delante de todos, con el aparato ese que utilizó. - Expuso. - Supongo que iremos a por Abigael, como estamos hablando en la sala del té.

- Aunque es una pena. Me gustaría mucho más que acabases con ella durante la noche.

- No lo sé... Está muy chula pero cuando salga de aquí quiero olvidarlo todo - . Katia se encogió ligeramente de hombros. Aunque, a pesar de ello, creía que nunca podría olvidar. Aquello la había cambiado, ya no era la misma chica que había llegado hacía menos de una semana. 

- Sí, tienes razón, esta tarde también pensaré en Abigael - . Una pequeña sonrisa empezó a perfilarse en sus labios, pero enseguida se quedó congelada en su rostro. - ¡Mike! - Exclamó, llevándose una mano al pecho, en la zona donde su corazón se había acelerado. - Él se ha puesto en contacto conmigo. Estoy en una sala, como de hospital y él está allí. Quiere saber lo que está pasando y si sigo con nuestro plan - . 

- Yo estoy pensando en llevarme alguna más que la mía. - Enunció Andy, encogiéndose con suavidad de hombros. - Pero ya se verá. Lo importante ahora es que todo acabe.

Acto seguido, cuando Katia reaccionó de nuevo, lo hizo al mismo tiempo que el rostro de Andrea se convertía en una expresión de enfado y de ira. - Chechu. - Murmuró. - A mí acaba de aparecérseme ese puto pirómano. - Enunció, masticando su ira. No era con ellos con quien debía pagarla: era con aquel que la había atacado. Dos veces.

- Síguele el rollo. Dile que sí, que todo va sobre ruedas. - Le dijo. - Dile que nadie desconfía de ti. Cuéntale lo de tu objeto si quieres, para que se confíe y te diga qué encontró él.

Al escuchar de labios de Andy que Chechu había contactado con ella, Katia torció los labios en una suave mueca y asintió con la cabeza a sus siguientes indicaciones.

- ¿Le digo que Astrid le hizo confesar a Richard su don? Es posible que ya lo sepa y así confiará más en mi. Pero también puede ser arriesgado... - No quería volver a meter la pata y prefería consultarle todo antes de hablar en el otro sitio.

- Puedes decírselo. - Afirmó, asintiendo con la cabeza. - Si le hicieran algo a Richard, tenemos a Geonwoo para arreglarlo. Así que si eso va a ayudar a que se lo crea, díselo. Incluso puedes pedirle consejo. Dile que no sabes si ir a por él esta noche, por si alguien le protege.

-Oye, Katia. - Dijo Andy apenas un par de segundos más tarde, como si se hubiera dado cuenta de algo olvidado. - Por si acaso, vamos a fingir de cara a Mike que Sophia sigue contigo, ¿vale? Cuanto más confiados estén, mejor.

- ¿Entonces le digo que Sophia está conmigo? - Ahora que lo pensaba tenía lógica, pero no había caído en ese detalle. - Suerte que no le he dicho que estaba sola. Sólo que le echaba de menos - Comentó mientras sus mejillas se sonrojaban.

- Sí, puedes decírselo. - Afirmó Sam, antes de esbozar una sonrisa al escuchar las otras palabras de Katia. - Bien jugado. - Enunció. - Sigue así, a ver qué más le sacas. - La invitó, animándola.

El rostro de Katia había palidecido y un escalofrío recorrió su espalda. Se mordió el labio y miró de nuevo a Andy.

- Me ha contado lo que encontró en las ruinas. Dice que son unas pinturas y está convencido de que con ellas puede dejar un mensaje por la noche. Se plantea si puede dejarlo llamando traidor a alguno de los vivos y si crea confusión, podría darme algo más de tiempo - . Al hablar de lo que estaba tratando con Mike en el otro sitio, una mueca de asco se formó en sus labios.