Partida Rol por web

HLCN - Casa de Muñecas II: Ruinas

Noche 0: Arribo

Cargando editor
10/03/2015, 22:47
Ekaterina Kuztnetsova

Cuando la guía empezó a hablar, Katia levantó la mirada, sin haber llegado a enviar el mensaje a su madre. Fue justo en ese momento que a ella le dio por llamarla. El rostro de la joven se sonrojó y rechazó corriendo la llamada. Sonriendo algo cortada a la mujer. 

Empezaron a caminar en dirección al autobús. Katia utilizaba la maleta como punto de apoyo, ya que se sentía muy cansada. El móvil volvió a sonarle.

Esta vez sí que contestó, aunque entre el bolso, la maleta y el móvil, se quedó un poco atrás. 

- ¿Mama? Sí, ya he llegado... - Su acento era ruso, aunque hablaba un inglés muy correcto. - Sí... Ya... Te estaba mandando un whats... ¡Oh! - Tropezó, pero consiguió mantenerse de pie, sujeta a la maleta. - No, nada, no pasa nada - . Se apresuró a decirle, mientras sus mejillas se sonrojaban avergonzadas. Se detuvo y siguió hablando con su madre. - Ya, bueno... No te preocupes... Sí, lo llevo todo - . Dirigió su mirada hacia la cola que se estaba formando alrededor del autobús y se mordió el labio, preocupada. - Mama, tengo que dejarte que estamos subiendo a un autobús. Sí, te llamo cuando lleguemos. De verdad, te lo prometo... Que sí, no te preocupes... Yo también te quiero - . Finalmente colgó y recorrió los metros que la separaban del autobús.

Mientras esperaba a que el conductor cogiera su maleta, la abrió por un costado y sacó una pequeña mochila. Tras eso se la dio y subió por delante. Recorrió con la mirada los asientos que ya estaban ocupados y se acercó a donde estaban las dos chicas* que llevaban sendos vasos del starbucks. 

- Hola... - Las saludó, levantando suavemente la mano, antes de sentarse delante de ellas, junto a la ventanilla. Dejó la mochila sobre sus rodillas y la abrió para sacar una pequeña botella de agua y un neceser con varios medicamentos. Sacó un par de pastillas y se las tragó acompañadas del líquido. Tras eso, lo guardó todo de nuevo y dejó la mochila debajo de sus piernas. 

Notas de juego

*Samantha y Sophia

Cargando editor
10/03/2015, 22:49
Andrea Barbara Roots

Andrea asintió con amabilidad a la chica cuando volvió a presentarse y escuchó su explicación. No podía evitar que su atención se dispersara un poco por culpa de los que seguían haciendo el gamba, pero después de un suspiro pestañeó rápidamente, tratando de centrarse en lo que Sasha le estaba contando. Al ver que hablaba de la comodidad de no llevar una maleta se giró un poco, dejándole ver la mochila que colgaba a su espalda y le dedicó una sonrisa cómplice.

- Investigadora. - Repitió, asintiendo con la cabeza. - Mola. - Reiteró después. Estaba claro que si alguien que se dedicaba a ello profesionalmente venía aquí es que no iba a ser una excursión sin más, que los rumores no eran sólo para dar publicidad.

Acto seguido un hombre se unió a ellas, y Andy no tardó en girar su postura para dejarle algo de espacio. Le repasó con tranquilidad de arriba a abajo, observando aquella gabardina que necesitaba ser renovada, y el resto de su atuendo descuidado. Era difícil saber qué cosas eran naturales y cuáles apariencia, pero aún así el conjunto le causaba la impresión de estar ante una mezcla de Indiana Jones y detective de los años veinte. ¿Sería también alcohólico? Ojalá.

- Primera vez, sí. - Respondió mientras estrechaba su mano. - Yo soy Andrea y aquel - Dijo, señalando con la barbilla a su pedante acompañante. - es mi hermano Salvatore. - Expuso antes de dedicarle una mirada desde la distancia al chico. - Llamadle Salva, le encanta. - Añadió luego, en un tono que hacía evidente que estaba bromeando.

Fue entonces cuando la guía empezó a hablar. Andrea la miró de manera directa, atenta a sus palabras. Sin embargo, todas ellas se resumían en dos: al autobús. El camino hacia allí lo hizo caminando junto a los demás y sin poder evitar preguntarse por qué iban tan despacio. Sentía ganas de llegar cuanto antes y ver la dichosa montaña por sí misma de una vez por todas.

Una vez llegaron al vehículo, no hizo el menor gesto ni dio explicación al conductor sobre su mochila. Viendo cuántos eran habría sitio de sobra de llevarla arriba, y pasaba de separarse de algunas de las cosas que llevaba dentro. Mientras avanzaba por el pasillo no se le pasó por alto la chica que estaba medicándose, e inevitablemente sus ojos se fueron hacia sus manos, tratando de saber de qué se trataba. Sin embargo fue sólo un instante, sin llegar a dejar de caminar hacia algunos asientos más atrás.

- Sasha, Janko. - Les dijo desde su asiento, mientras hacía un gesto a su hermano para que se acercase. - Decid la verdad. Somos todos unos pringados a vuestro lado, ¿verdad?

Cargando editor
10/03/2015, 23:15
Michael Dennis

Vaya, parecía un grupo de lo más animado aquel. Dejó ir un suspiro. Quien volviera a aquellos años de juventud. Tanta energía y tantas ganas de socializar y pasarlo bien.Ya habría tiempo de conocerse entre todos, la vida ya era bastante frenética de por si como para hacerla aún más rápida.

La verdad esperaba que todo aquello perdurara durante todo el viaje. Le traía antiguos recuerdos, felices, de antes de todo. Su cara se iluminó parcialmente y una ligera sonrisa se instauró en su cara.

Escuchó atentamente a la "guia". Montaña de las muñecas. Un nombre que a oídos de una niña parecería el paraíso. Para un adulto y en esas condiciones lo único que le provocaba eran escalofríos, era un nombre bastante tétrico. Sin duda un nombre mejor sería "Montaña de los pasteles". A todos les gusta los pasteles. Pero bueno ya estaba dejando volar su antigua incentiva de escritor y no era el momento.

Subió al bus con su maleta, saludó cortesmente al conductor, y se sentó en uno de los asientos del principio.Se ajustó las gafas y sacó una pequeña libreta que le servía de diario. Uno ya no tenía la memoria de antaño y tenía que apuntar las cosas casi en marcha. Cuatro esbozos, nada complicado.

Cargando editor
10/03/2015, 23:33
Salvatore Darthe

Mientras su hermana hacía lo que sabía hacer mejor, vida social, él desvió su mirada a una muchacha tímida y torpe, una rubia sonrojada que jugueteaba con un móvil. Había sentido su mirada sobre él, y por consideración, no había abusado de falta de personalidad de la adolescente respondiendola, pero el verla inutilizada frente a su aparato tecnológico le sacó una fugaz sonrisa divertida, que se borró en cuanto escuchó a su hermana sugerir que le llamaran "Salva". Salvatore. - la corrigió, con rostro serio, para luego mirar a los que conversaban con la chica con los mismos ojos serios y graves.

Intentó prestar atención a la introducción de la guía, pero aquello no se le hizo fácil, pues todos parecían tener la capacidad de concentración de una paloma y la necesidad de hablar de un prisionero que sale de estar 20 años en solitario. Frunció el ceño al escuchar lo que identificaba como la última tendencia en música adolescente del género pop, tonada que no era de su particular gusto e interrumpía una actividad importante, pero le restó importancia en cuanto volvió a concentrarse en la encargada del grupo. 

Dispuesto a seguirla hacia dónde indicaba, hizo un gesto a un botones, encargándole su equipaje que constaba de una maleta con ruedas negra. Miró a Andrea, pero al recordar lo controladora que era y ver que ya se había acomodado con el traslado de sus pertenencias, desistió antes de siquiera llevarlo a discusión. Cualquier argumento habría sido inútil para aquella cabecita obstinada. A quién si vio complicada fue a la chica de acento ruso, que de alguna manera había encontrado la forma de usar su propia maleta como obstáculo, así que en cuanto vio que su equipaje fuese debidamente guardado y con suficiente delicadeza, le dio un incentivo en forma de 100 libras esterlinas al encargado para que la siguiente maleta que guardaran fuera la de Ekaterina.

Verificó que obedecieran sus órdenes, y tras la adolescente, el se subió al autobus. Buscó a Andrea con la mirada y caminó hacia ella, para sentarse justo en el momento y posición para taparle deliberadamente la vista a las pastillas de la rusa.  

Notas de juego

Quiero aclarar que la poca apreciación del dinero es absolutamente intencional

Cargando editor
11/03/2015, 00:04
Janko Constantinia

El inicio de conversación se vio interrumpido de forma implacable por la intervención de la Guía. Krysta. Asentí a la oferta de Sasha de continuar hablando durante el viaje. Comenzamos todos a andar, como ovejas tras el pastor, hacia el exterior. El bendito exterior. No me di ni cuenta que ya tenía un cigarro encendido en los labios. Sonreí echando humo.

Llegamos al autobús.

- Čuvajte se toga, uzeti jelima moju majku.1 - Le dije al conductor mientras le entregaba la bolsa con cuatro prendas de recambio que llevaba para los viajes largos.

Subí con los demás y me senté junto a las mujeres con las que inicié la conversación en el aeropuerto y el hermano de una de ellas, del que no me perdí el detalle de la exagerada propina. Por aquella cantidad podría haber alquilado el autobús para él solo. O estaba loco o era un excéntrico, la diferencia estribaba en la cantidad de billetes que tuviera como aquel en su cartera.

Tras observar con detenimiento a los demás, me centré en continuar la conversación.

- Yo vengo de Baltimore, pero me crié aquí. - Hice un círculo con la mano del cigarro, indicando los alrededores. - Un placer, Salva..tore. - Bromeé y tendí la otra mano, sonriendo. Luego volví a mirar a Sasha. - Y siento no estar de acuerdo, pues según parece todos venimos a hacer turismo. Aunque no sea un turismo, digamos, típico. Aunque sí tienes razón en que no vamos a tener mucho tiempo libre.

Luego respondí a Andrea, negando con la cabeza y media sonrisa lupina.

- Me he cruzado medio mundo para ir en un autobús de colegio a un lugar llamado la Montaña de las Muñecas. ¿Pringados? Sí. Todos los presentes, y me incluyo. Bueno... todos menos tu hermano, que no veas como se las gasta.

Notas de juego

1 Cuidado con esto, llevo la vajilla de mi madre.

 

Cargando editor
11/03/2015, 01:30
Sasha Dixon

Me senté y coloqué con cuidado la bolsa bajo el asiento. Andrea se sentó cerca con su hermano, le había presentado en la terminal, pero la interrupción de la guía impidió que le saludara. Ignoré la pequeña broma sobre el diminutivo de su nombre ya que él había aclarado que prefería su nombre completo. Sonreí al saludarle.- Un placer, Salvatore.

Janko también subió y pudimos continuar la conversación anterior.- No creo que nadie aquí sea un pringado. Tal vez algunos estén un poco… dispersos, eso sí.- Dije mirando a los chicos de antes.

-Simplemente hago mi trabajo, aunque ya he participado en algún viaje de este tipo, normalmente hago entrevistas, documentación y cosas así, pero siempre duermo en hoteles.- Me callé antes de hablar del programa, no todo el mundo reaccionaba bien cuando lo contaba, aunque la mayoría luego eran fieles seguidores. -El programa en el que trabajo es de investigación sobrenatural. Viajamos por lugares donde han sucedido tragedias, casas supuestamente encantadas y buscamos pruebas. No es que crea demasiado en ello, pero me encanta la fase previa en la que investigo toda la historia del lugar. Por lo demás esto es bastante nuevo para mí. Estoy más acostumbrada al turismo “habitual”. Me gustaría conocer la ciudad, la arquitectura y los lugares más representativos, pero no estamos aquí para eso. - Sonreí a Janko antes de continuar.- Supongo que esto me convierte en la más pringada de todos.

Cargando editor
11/03/2015, 02:01
Paco Culebras

Una vez Chechu comenzó a comportarse como señor que se viste por los pies Paco relajó su pose y sonrió a su amigo. Hay que empezar con buen pie, tú... Él ya sabe que las cosas siempre tienden a irse de madre, pero si empiezan así, tenemos un problema. Cuando Chechu empieza a hablar con una guiri él también interviene. - Sí. Es una pasada la historia. - Añade a la frase de su escudero. Inclina la cabeza a modo de saludo. - Encantado, Astrid. Yo soy Paco. Paco Culebras. - Una rubita siempre saca al ligón que lleva dentro, pero este no es el momento. 

Se encamina al autobús cuando la anfitriona se lo indica, mochila al hombro y una sonrisa confiada en el rostro. Su paso es relajado y no se inmuta por la aglomeración de gente. Sin embargo, llama su atención el porte de alguno de los congregados para la expedición, y también lo hace el escuchar sus procedencias diversas y ocupaciones. Parecen interesantes... No duda en sentarse cerca de ellos y hacerse el casual mirando su teléfono, pero estando en otro país las opciones son limitadas. Con una mueca vuelve a guardarlo y se fija en la entrada, a ver si ve a su bro por ahí ya. - Se lió a hacer la mona con el chino... ¿Que no? - Murmura para sí. En cuanto le vea piensa hacerle gestos indicándole que le ha guardado un sitio.

Cargando editor
11/03/2015, 03:36
Jessie Marley

Casi a punto de terminarme el jessiepiti, cuando vi que el conductor no miraba, ocupado en sus cosas, subí de un bote al autobús. Había algo que me había llamado la atención mientras observaban como subían. Mientras fui avanzando por el pasillo, fui saludando a todos los que ya se habían ido sentando con el típico gesto militar pero con tan solo los dedos índice y corazón, con guiño incluido a las bellezas femeninas.

De pronto mientras seguía andando y saludando, hice un giró y me lancé de lleno contra los asientos dejandome caer en los de atrás que se había sentado Andrea, luego me incorporé y me incliné hacia delante apoyando mis brazos en los asientos de delante donde se habían juntado un grupito que venían hablando.

-¿Qué pasa gente?-le di una calada al jessipiti-¿Listos para disfrutar del mejor lugar del mundooo? No e si estabais todos vosotros cuando me presenté, pero soy Jessie para serviros.-Mi forma de hablar era bastante de calle, alargando a veces un poco las palabras y terminé guiiñandoles un ojo de nuevo mientras me mordía el labio inferior.

Cargando editor
11/03/2015, 04:55
Aurél Pataki

Acabo de subir al autobús y todo está hecho una locura, voy por el pasillo a los puestos de atrás pero ya están ocupaos y opto por quedarme en uno de los asientos laterales que se encuentran cerca de la puerta media de acceso tomando asiento y recostándome un poco... El fiestón debió esperar.... me reprendo, mientras busco la comodidad en el banco para tratar de dormir un poco mas...

Cargando editor
11/03/2015, 09:23
Phil Chekh

Y así, Phil… fue observando uno a uno, y en vistazos rápidos, a todos y cada uno de los presentes que acompañaría en esta expedición. Chinos, niñas, jovenzuelos, algunos adultos de mediana edad y la negra. La negra era la más fácil de retratar, tenía unos ojos pequeñitos y una nariz bastante curiosa.

Por lo demás, los minutos pasaban, y ya solo quedaba esperar a que pasaran mas minutos. Phil no sabía ni lo que esperaba, así que lo dicho. Este hombrecillo es una de esas personas que cuando no saben dónde meterse, o que hacer, sacan su móvil y se refugian del exterior navegando por los menús sin razón aparente. Aquí presente, y de vez en cuando, alzaba la vista con titubeo hacia las voces cercanas, pero poco mas.
Por un momento la pantalla se bloquea quedando en negro, Phil ve reflejados sus ojos, frunce el ceño y da incomodo trago de saliva, pero para entonces... la chica-cartel tomaba la palabra. Su particular acento roba su atención, Canada, seguro. Phil guarda su teléfono y toma el nombre de la joven anfitriona. Krista. Bien-atiende en silencio hasta que escucha ¿acampada? – Esto… suena a cascos y arneses, no se yo... – dice mirándose los zapatos, un poco perplejo. Entre montañas y ruinas estaba la cosa. Y a ver las muñecas...

El resto de la situación no tiene más sumas. Phil agarra su maleta y arrastra las ruedecillas tras el pequeño grupo hasta el azulado autocar que los esperaba. Se desentiende perezosamente de su maleta y sube al vehículo tomando el primer asiento libre que encuentra. Lo peor, que era agruparse "sin perderse" (y este era capaz de perderse a propósito) ya había pasado. Aunque claro, se sentía raro fuera de casa, y esta vez... no solo fuera de casa, si no mas allá de las fronteras internacionales. No había sido Miami, como antaño hubiese querido, y ya no quería. Pero la emoción de haber entrado en una especie de "leyenda urbana", por llamarlo de algún modo, era innegable.

De nuevo... Budapest. Saca su móvil y navega por los menús.

Cargando editor
11/03/2015, 11:41
Astrid Moonshine

Has dicho acampada? Perdona, pero nadie dijo nada de acampada,empezó a decirle a la chica mientras colocaba sus maletas en el bus, si me hubieras avisado hubiera ido no se… al Coronel Tapioca, por por favor, como voy a llevar mis zapatitos de tacón de Manolo al bosque, somos indígenas? 

Cargando editor
11/03/2015, 14:32
Kim Rogers-Park

Kim pasó los minutos que pasaron desde que llegó hasta que Krysta los puso en movimiento tecleando frenéticamente. Todas sus redes sociales estaban en plena acción, y suspiró con frustración al ver todo lo que tenía que leer. Siempre que volaba en avión le pasaba igual.

El joven se ajustó la gorra y siguió al grupo hasta el autobús escuchando las conversaciones de los demás con una sonrisa. Algunas personas le llamaron especialmente la atención, así que anotó sus nombres mentalmente. Cuando lleguemos tengo que organizar un encuentro casual. Kim y los investigadores.

Una vez llegaron al autobús, el joven dejó a regañadientes su mochila y su guitarra.

Por favor, por favor, esa guitarra vale oro. Ten mucho cuidado con ella. Ponla... ¡No! Uy, casi se te cae, parecía que le iba a dar un ataque al corazón al ver cómo el desganado trabajador casi dejó caer su preciada posesión. Después, Kim subió de dos grandes zancadas al autobús y echó un rápido vistazo. El sitio donde sentarse era importante. Rápidamente se fijó que el Dúo Starbucks estaba sentado detrás de una joven con pinta de estar nerviosa y no saber dónde meterse*. Le pareció muy mona, así que se acercó y se dejó caer junto a ella con una radiante sonrisa.

¡Hola, chicas!, saludó a las tres muchachas girándose un poco para mirar a las que estaban sentadas detrás. Creo que me acuerdo de vuestros nombres. Gracias, papá, por darme esta memoria tan fantástica. Sophia... No, Sophie. Samantha. Y tú eras... Ekaterina, ¿verdad? Yo soy Kim.

El joven parecía bastante sociable. ¿Qué os ha traído hasta esta expedición? Somos un grupo... variopinto. Se echó a reír.

Notas de juego

* Sophie, Samantha, Ekaterina.

Cargando editor
11/03/2015, 14:42
Andrea Barbara Roots

Cuando Salvatore se dispuso a sentarse a su lado Andrea cambió su postura, girándose para apoyar la espalda en la ventana. Con comodidad cruzó las piernas a lo indio sobre el asiento, tratando sin demasiado esfuerzo de no poner en ningún momento la planta de las deportivas sobre la tapicería para que a su hermano no le diera un síncope. Bastante tendría ya con su mala postura.

Al escuchar cómo Janko se dirigía a Salvatore una pequeña sonrisa apareció en los labios de Andy y observó de inmediato a su acompañante, esperando ver esa delgada linea en la que sus labios se convertían cuando algo le turbaba. El comentario posterior hizo que la sonrisa de la chica creciera, y luego hizo un gesto con la barbilla, señalando al remolino rubio que había protestado por sus zapatos de tacón. - Todos a hacer turismo. - Repitió, divertida. Con respecto al comentario sobre su hermano prefirió no decir nada. Ante algo así no había respuesta posible que no fuese a irritarle. Sin embargo sí le dedicó una mirada que hablaba del sincero cariño que le profesaba.

Después, al escuchar lo que decía Sasha, los ojos azules de Andrea tomaron una dirección paralela a los de la investigadora, entendiendo perfectamente a qué se refería con dispersos. Sin embargo con lo que vino después el rostro de la joven se torció en una pequeña mueca. - Una cazafantasmas entonces. - Comentó, aunque su tono no era ni mucho menos el mismo que antes. Sin embargo, antes de empezar a amargarse a sí misma y a los demás apartó un instante la mirada, observando al chico que se disponía a sentarse detrás de ella, y luego dejando que sus pupilas se perdieran en lo que podía ver de la ventanilla desde su postura.

- Bueno, él y yo habíamos pensado quedarnos un par de días en Budapest cuando todo acabe. - Comentó, sin dejar claro si era una invitación o no. Ella no tenía ningún problema para juntarse con desconocidos, pero no los incluiría en los planes de ambos sin contar con su hermano. - Nada te impide hacer lo mismo.

Acto seguido, cuando el recién incorporado empezó a hablar, Andrea estiró el codo para tenderle la mano por encima del asiento. - Andrea. - Se presentó, antes de enumerar a los demás. - Sasha, Janko y Salvatore. - Dijo, antes de mirarle directamente. - ¿Tú también eres de aquí?

Cargando editor
11/03/2015, 14:50
Samantha Lowell

Hola ricura- saludó a Ekaterina, en cierto modo enternecida al ver a aquella chica tan joven llamar a su madre, pero en parte preocupada- ¿Cuántos años tienes?- preguntó, mirando acto seguido a Soph con un leve alzamiento de cejas, mientras intentaba no perder detalle de lo que los demás iban comentando en el autobús. 

Entonces, el chico que también había comprado en el Starbucks se acercó y se sentó al lado de la chica, saludándolas efusividad- ¡Hey! ¿Qué pasa?- le devolvió el saludo, antes de llevarse la pajita del vaso de café a los labios y tomar los resquicios que quedaban al fondo del envase, provocando un sonido burbujeante que le encantaba y la hacía reir- Ay, perdón-dijo, con una sonrisa, pasándose disimuladamente el dorso de la mano por la boca- Así que Kim, ¿no? ¡Encantada! ¿A qué te dedicas?- le preguntó, inclinándose ligeramente hacia adelante. 

Cargando editor
11/03/2015, 15:02
Ekaterina Kuztnetsova

Cuando el hombre guapo que había estado besando las manos de algunas mujeres, pasó por al lado de donde se encontraba Katia, ésta levantó la mirada y al cruzarse con la suya, sintió como sus mejillas ardían. Volvió rápidamente su mirada hacia la ventanilla, para ver como terminaban de cargar mochilas y maletas en el autobús. 

Apoyó la frente en el frío cristal y una suave sonrisa se dibujó en sus labios. En ese momento sintió que alguien se sentaba a su lado. Se volvió a mirarle y pestañeó, confundida. 

- Encantada, y... Bueno, podéis llamarme Katia. Ekaterina sólo lo dice mi madre cuando se enfada - . Dijo, formando una pequeña mueca con los labios y poniendo los ojos en blanco. Se giró al escuchar a la chica de atrás y le sonrió mientras sus mejillas se sonrosaban. Allí había mucha gente adulta y se sentía chiquitita entre todos ellos. Pero era tanta la ilusión que tenía por hacer aquel viaje, que hasta ese momento ni se había planteado con qué clase de gente lo haría. Por un momento se planteó engañarle y decirle que tenía dieciocho. Quizás así la verían más adulta. Pero siempre le había costado mentir, y sólo ese pensamiento hizo que sus mejillas ardieran un poco más.

- Tengo dieciséis. Pero dentro de poco cumpliré los diecisiete - . Le dijo en voz baja para que no se enterara todo el autobús. Volvió a mirar a Kim, risueña. - Siempre me han gustado las muñecas y deseaba hacer este viaje para ver si sobrevivió un ejemplar del que había oído hablar - . Le explicó y arrugó suavemente el ceño. - ¿Vosotros sabíais que estaríamos de acampada? Sé que son unas ruinas y he traído ropa para caminar por allí, pero no he traído tienda de campaña - . Se mordió el labio, preocupada. Como mama se entere de que no estoy en un hotel, me mata.

Cargando editor
11/03/2015, 15:30
Sophia Hall

Sophia levantó la mirada del mapa al escuchar el saludo de Katia y su voz casi coreó la de Sam mientras dedicaba una sonrisa tierna a la muchachita. - Hola, Katia. - Intercambió una mirada con Sam y asintió ligeramente a su alzamiento de cejas. 

Decidió guardar el mapa cuando el chico que las había saludado antes se sentó también junto a ellas. - Un placer, Kim. - Respondió a su saludo sonriendo. - En realidad es Sophia. - Corrigió con tono amistoso. - Mi madre es una apasionada de la cultura griega. - Aclaró, poniendo los ojos en blanco con un gesto gracioso. - Pero no te preocupes, le pasa a todo el mundo.

A pesar de que tanto el chico como la jovencita le parecían francamente agradables, Sophia se sintió un poco tímida al estar hablando tanto y más de su familia. Así que se llevó la pajita a los labios y sorbió un poco de su frappuccino mientras se dedicaba a escucharlos a ellos y a Sam. 

Sin embargo, la preocupación de Katia le sacó de nuevo una sonrisa tierna y trató de quitarle hierro al asunto. - No te preocupes, seguro que nos dan todo lo que nos haga falta. Eso dijo la guía y si hubiera hecho falta traer algún material propio, nos habrían avisado. 

Cargando editor
11/03/2015, 15:55
Janko Constantinia

Abrí los ojos como platos y alcé las cejas.

- ¡No me lo puedo creer! ¿Eres de Haunted Mistery*? - Casi se me cae el cigarro, así que lo rescaté al vuelo con dos dedos, par poder hablar sin impedimentos en la boca. Entonces me reí a carcajada limpia. - ¡Joder! Es casi la única mierda que veo en televisión. - Espeté sin pensar. - Bueno... quería decir... lo de mierda es una forma de hablar, no te lo tomes a mal. - Me corregí, sin dejar de sonreír. - Quiero decir que no veo otra cosa, a parte de las noticias, de vez en cuando. Soy investigador paranormal, en el mundillo desde hace más de veinte años. En realidad más, diría que desde que tengo uso de razón. Tradición familiar, ya sabes.

Asentí frunciendo los labios. Tenía mucho sentido que ella estuviera aquí, siendo el misterio de la Montaña de las Muñecas de un calado tan grande.

- No estoy convencido ni de acuerdo en muchas de las cosas que aparecen en tu programa, pero es el primero de este sentido que intenta acercar las cosas tal cual son. Aunque con toda la parafernalia de las cámaras jamás puede verse lo que realmente hay detrás de todos esos casos ni qué se exagera para agradar a la audiencia. - Le lancé mi opinión más sincera. - Algunos de vuestros misterios los he investigado en primera persona.

Detuve entonces mi verborrea, esperando que fuese a tiempo. Pocas ocasiones se me daban para hablar abiertamente de mi profesión con alguien, pero tampoco era plan de hacer aquí un monólogo que aburriera a las ovejas.

Luego Andrea habló de pasar unos días en Budapest al acabar la expedición, cosa a la que asentí. - Sería una buena idea. Me ofrezco de guía. Conozco lugares realmente interesantes y que no salen en ninguna guía de viajes... si aún resisten en pié. - Entonces caí en la cuenta de la cantidad de años que hacía que no visitaba mi tierra y me sumí en unos instantes de reflexión introspectiva.

Giré la cabeza hacia atrás cuando escuché a Andrea presentarme. Alcé la ceja sobre el asiento, a modo de saludo.

Notas de juego

*Evidentemente, me acabo de sacar este nombre de la manga, si ya tenías elegido otro nombre para el programa, lo cambiaré para coincidir. La idea es que Janko debería conocerlo, a menos que se publique en una televisión local.

Cargando editor
11/03/2015, 16:38
Erika Stolness

Saludé a todos con una sonrisa mientras iban llegando. Me sorprendió el gesto de aquel hombre dando besos en las manos de las mujeres, y, antes de que llegara a mi altura, me guardé ambas manos en los bolsillos del abrigo, evitando así que se acercara de esa manera.

Ensanché la sonrisa, y miré a la muchacha enérgica que daba abrazos. Si aquella chica venía con nosotros durante toda la expedición, alegraría todo el rato al grupo, por lo que los ánimos ante la búsqueda estarían siempre arriba.

Contemplé todos los que estábamos ya allí, y me sorprendió lo polifacético que era el equipo. Muchos orientales se habían interesado por el evento, así como muchos americanos. Me alegré por ello, pues serían muchos los que dejarían algo de dinero en la ciudad. Lo necesitábamos, ciertamente.

Escuché las indicaciones de aquella muchacha rubia, y asentí para mis adentros, atendiendo a lo que decía. Con la mochila a mi espalda, comencé a caminar junto a los demás hacia el autobús que nos había mencionado.

Negando con la cabeza al conductor, subí la mochila conmigo, y me senté hacia el final, sonriente, y nerviosa por comenzar el viaje, y llegar hacia las ruinas. La aventura comenzaba. Podía sentirlo en cada poro de mi piel, y tenía muchas ganas de llegar al antiguo museo. 

Cargando editor
11/03/2015, 16:42
Narrador

El acomodador subió las maletas y cuando recibió la generosa propina de Salvatore, sus ojos se abrieron como platos y comenzó a temblar. Eso era mucho dinero para un conductor de autobús. Sin decir nada más, fue velozmente por la maleta de Ekaterina y la puso con sumo cuidado en el compartimento de equipaje. Luego, estaba la guitarra de Kim que por poco deja caer pero el hombre logró moverla fácilmente para acomodarla finalmente. Había logrado que llegara intacta.

Ahora con todos arriba, Krysta se acomodó junto al conductor y otro chico que estaba junto a ella. Unos cinco minutos después, ya habían salido del aeropuerto y se encontraban en camino. A continuación, el chico se puso de pie y se sujetó de una de las barandillas del vehículo.

Cargando editor
11/03/2015, 16:42
Wyatt Goldberg

Tenía una cara afable y con una sonrisa simpática, dijo - Hola a todos. Soy Wyatt y seré el camarógrafo de la expedición. Al llegar, haremos que firmen un consentimiento para publicar estas imágenes pues la idea es dar a conocer el material recogido a todo el mundo y darles un poco de fama a los valientes que decidieron inspeccionar las minas - rió gentilmente.

- Ahora, es momento de observar las ventanas para que observen la ciudad - en ese momento, podía divisarse el río Danubio y, al otro lado, el Castillo de Buda, una joya arquitectónica en aquella ciudad.

Puede que la idea de la acampada hubiera sido chocante para muchos pero sin duda, la vista compensaba. Las conversaciones se desarrollaban con naturalidad mientras cruzaban el puente que atravesaba este río y se iban alejando poco a poco de la ciudad para pasar a una zona principalmente rodeada por árboles, donde solo se podían divisar unas cuantas casas de agricultores cada ciertos kilómetros.