Partida Rol por web

Geonwoo decidió que no se sentía legitimado para votar a Jessie. Tenía la impresión que su voto tampoco iba a decantar la balanza, pero quería tomar las decisiones por él mismo. Parecía que sus palabras habían tenido calado en Salvatore, pero lo que les poseía a la hora de las votaciones, no iba a dejar tanto odio suelto sin aprovechar.

Pero si ayer fue la propia Abi quien logró dominar sus instintos y evitar matar a Mona, ahora era algo propio de Jessie quien le había salvado tras morir acuchillado. Si ayer se alegraba del resultado, hoy no sabía que pensar. Por ello, cuando Wyatt mencionó ir mañana de inspección, Geonwoo se centró en eso.

Opino lo mismo. Cualquier cosa menos no hacer nada. Y si además puede arrojar algo de luz a todo el asunto, valdrá la pena intentarlo.

Luego Janko habló de lo que había descubierto en el ¿otro lado?. Obviamente, la cosa seguía siendo la palabra de Jessie contra la de Luís, pero las voces que parecían hablar del tema, ninguna hablaba en favor de Jessie. Ciertamente, costaba pensar una cosa distinta...

Contad conmigo para inspeccionar los túneles cuando amanezca - dijo Kim con voz cansada. Se veía que el joven estaba bastante alterado por todo lo que habían vivido en aquellos dos días. Y la verdad es que no ayuda nada el que esté rodeado de histéricos como la tal Astrid esta. ¿Qué demonios está diciendo sobre que la han drogado?

El hecho de que hubiesen presenciado otra resurrección parecía quedarse ya como algo sin la menor importancia, pero Kim lo atribuía a que estaban viviendo una locura. Escuchó a Janko con atención. Aquel hombre siempre parecía aportar datos cuando hablaba. No sabía si eso era bueno o era malo.

Kim suspiró y negó con la cabeza. En esos momentos necesitaba una buena distracción, y en aquel maldito lugar solo podía encontrar una de las cosas que le servían para ello. El joven ignoró a todo el mundo y volvió a su tienda, dejando abierta la cremallera por si alguien quería hablar con él. Y para ver lo que pasa fuera, no vayan a empezar a acuchillarse los unos a los otros, añadió para sus adentros. Cogió su guitarra con delicadeza, como si fuese un objeto de extremo valor, y comenzó a tocar para relajarse. La música que salía de su tienda era de todo menos animada.

Cuando Wyatt habló, Sophia lo miró sorprendida. No sólo por el hecho de que propusiera volver a bajar, sino porque tanto él como la otra chica de la organización se habían mantenido completamente al margen de lo que estaba sucediendo. Sin embargo, se sentía más dispuesta a aceptar esa idea en aquel momento que el día anterior. Al fin y al cabo, en la superficie estaban sucediendo cosas terribles, no podía ser peor abajo de lo que estaba siendo arriba. Y si había alguna posibilidad de encontrar una salida por los túneles, bueno, deberían intentarlo. En realidad Sophia se habría apuntado a lo que fuese con tal de no quedarse allí a esperar sencillamente que alguien decidiese atacarla.

Sin embargo, antes de manifestar nada en voz alta, miró a Sam, tratando de ver qué le parecía a ella la idea. - Nosotras iremos también, ¿verdad? - Dijo en voz baja en dirección a la otra joven, dejando que ella decidiese por ambas.

Después miró a Janko y a Jessie alternativamente esquivando la mirada del fumeta con temor. En sus últimas intervenciones parecía estar poniéndose agresivo y eso de querer buscar cuerdas... Le daba escalofríos. Sophia miró a Sam antes de dirigirse al resto. - Tal vez deberíamos hacer guardias para vigilar durante la noche.

Sam se llevó la mano al cuello, y se colocó los auriculares en un gesto familiar y aprendido. Visiblemente nerviosa, miró a su novia en silencio, largamente, y suspiró- Bien. La verdad es que yo no quería bajar, pero parece ser que no vamos a salir de aquí fácilmente estando atrapados entre unas vitrinas de muñecas que han salido de la nada y que no se pueden atravesar, como ya hemos comprobado. Además, aquí arriba también estamos en peligro- se encogió de hombros- Cada mañana, alguno de nosotros amanece muerto, y hoy mismo han sido tres. Y encima por la tarde tenemos una sesión de vudú que haría flipar a cualquiera, con muñecos rituales, sangre real y todo... Así que, ¿qué podría ser peor ahí abajo? -preguntó, con cierto sarcasmo.

- Propongo que recojamos lo que nos haga falta, por si acaso, y que procedamos a inspeccionar los túneles en los que Krista se desmayó y tuvimos esas extrañas visiones con la muñeca creepy tamaño humano.

Yo también me apunto. Intentaré grabar todo cuanto pueda allí abajo para que lo vean los que prefieran no bajar. No sabía si fiarse demasiado de un cámara que perdía su herramienta de trabajo y, bueno, cuantos más datos tuviesen mejor. Bueno, si no me matan esta noche claro. O si en caso de que esto suceda luego no me traen de vuelta.
Al fin y al cabo aquí hay más resurrecciones que en la biblia y los X-Men juntos ¿Porque si alguien me mata no iba yo a tener esa misma suerte? Pensó para sí mismo Goro, casi feliz, luego recordó la última vez que le había tocado algo. Ouch!

Escuchando los diferentes comentarios de mis compañeros, entre caras de sorpresa y en algunos de susto, todo transcurre con relativa calma. 

Eso, ¿Qué ha pasado? ¿A quién hay que matar?

Jessie, ese tipo de comentarios en tu posición actual, no son los más alentadores para ninguno de los aquí presentes, vez estos asesinatos como broma?. Digo al chico sin disimular mi cara mezclada entre espanto y asombro.

 Luego empezaron a hablar de volver a ese tenebroso túnel. Cuando caigo en cuenta de algo

Y las muñecas...las dejaremos aquí?. No creo que sea una buena idea, ya que si son un conducto directo hacia nosotros, pues... Me encojo de hombros, asumiendo que entienden lo que quiero decir.

Miré a Aurél.

-Ya bueno...pero noto cada cuchillo por la espalda con la mayoría de las miradas, que si no hago yo los chistes estos, nadie los va a hacer, y quieras o no, el pensar en los miedos como algo divertido ayuda a relajarse, y ya me propuse tranquilizar a quien quisiese, tengo medios para ello-levanté un dedo con cada enumeración-marihuana, un masaje con final feliz o sin el, algún chiste, iniciación en el pastafarismo, y si el coreano quiere o me deja la guitarra y os cant alguna canción mía o puedo cantar alguna que sepa tocar él. Ves, actividades en grupo. ¿Y que recibo a cambio de eso? Miradas como shurikens.

Me giré hacia la bollera rubia viendo como esta dejaba de tirar shurikens y hacía que su mirada desapareciera de él cual ninja. Entonces me acerque hacia ellas.

-Y a las bollis..¿Os mola el rollo atar con cuerdas y esas cosas? Os puedo prestar algunas de las que encuentre...-Y terminé con una sonrisa inocentemente traviesa.

Cita:

Pues no se que pensar, esta tarde a Salvatore se le materializó la muñeca de Jessie en la mano cuando se transformó en esa chica peliroja no? así que como si este hubiese tenido escondida su muñeca en una caja fuerte. Aún así... Goro pensó algo y al momento se fue hacia el estante y también cogió su muñeca, ...las tres muñecas de los tres muertos aparecieron en la tienda de Andrea. ¿Porque en su tienda de entre todas las otras? No lo se, pero tres muñecas tres muertos, indica una relación. Relación que se rompe si creemos a Jessie y que el mató a Luis y solo a Luis ¿como acabó la muñeca de este, pues, en la tienda de Andrea?
El youtuber se guardó su muñeca en la mochila, realmente no sabía como funcionaban aquellos asesinos nocturnos y sí, se sentía mejor con aquella réplica suya en su poder.

Salvatore observó atónito como Jessie se tomaba todo a un grado zen digno de budista de años de meditación. ¿Cómo era que no quería matarlo? ¡No tenía sentido! ¿Y además haciendo chistes? ¿Qué clase de idiota que se hubiese visto enfrentado a la muerte y danzado con ella sería capaz de encontrar humor en algo tan brutal como su propio asesinato?

Desconcertado, se alejó un poco del muchacho, y miró a su alrededor. La chica de los zapatos de diseñador ahora gritaba que la habían drogado y violado. Aunque creía que eso era una posibilidad no muy remota en la sociedad actual, la forma en que lo decía más parecía un reflejo de pánico angustiante, por lo que lo dejó pasar, suponiendo que el asiático junto a ella sabría calmar aquellos nervios de princesa que tenía.

Sacudió la cabeza y escuchó a Janko. Aunque en un momento había creído en una real inocencia de Jessie, las atenciones de la gente incorrecta y ahora aquel testimonio que ponía en duda la veracidad del de él, hicieron que el pianista se tomara más en serio sus dudas sobre el drogadicto, dejando atrás el pensamiento de que quizás todo su odio y sospechas provenían de celos mal dirigidos y un profundo desagrado por sus hábitos.

Me apunto también a la maldita expedición – dijo ya en un tono considerablemente hostil para el educado caballero inglés que solía ser – Y, sinceramente, no creo que importe así dejemos las muñecas al centro del campamento. Andrea tenía la suya y… - murió -… no sirvió de nada.

Paco se encoge de hombros y resopla. - Coño, si bajáis todos, pues yo también... - Se dirige a ellos, dispuesto a seguirlos en caso de arrancar a la marcha incluso ahora mismo, si se adelantara a este momento en vez de a la mañana. Mira de fugazmente su muñeca y tiene una sensación de repelús horrible. - Yo la mía no la toco ni con un palo. - Dice con tono de broma pero seriedad en su mirada. Las muñecas y lo que sucedía con ellas y ellos le impone un gran respeto. 

Mira extrañado a Jessie, pues no pierde ocasión en bromear sobre su muerte y resurrección. Se haya perplejo. - Tienes que tener los cojones bien gordos... - Escucha lo que le dice a las dos british y se lleva la mano al pelo, apurado. La leche, la que le van a calzar...

Katia no entendía lo que estaba pasando. Jessie había confesado matar dos veces a Luis, era un asesino y merecía estar muerto. Bueno, lo merecía más que Andy y Luis. ¿Qué poder había en esa tierra que hacía que la gente mala no muriera? 

Mientras la gente hablaba, Jessie bromeaba, la chica histérica decía cosas sin sentido y se empezaba a valorar la idea de bajar de nuevo a los túneles, Katia se había quedado en silencio. Sentía una pequeña presión en el pecho y estaba tan confusa, que prefería mantenerse alejada.

Ella no quería bajar a aquellos túneles. Todavía recordaba el miedo que había sentido al ver como aquella muñeca les miraba y se escuchaban gritos por todas partes. Tenía miedo de que la entrada se cerrara detrás de ellos y no pudieran salir, quedando atrapados en aquel horrible lugar. Pero tampoco quería quedarse sola, y cuando escuchó que la gente con la que en algún momento había hablado se apuntaba, les miró con las pupilas dilatadas y se mordió el labio. Tendría que ir, ni loca se quedaba sola en ese sitio. Pero... - ¿Y si nos quedamos atrapados allí abajo? - Murmuró, exponiendo sin ser consciente, el miedo que sentía.

Michael giró su rostro para encontrar los ojos de Phil. Aún rojo y encogido, no pudo responderle, aunque parecía claro que en cierta manera, había sufrido un pequeño ataque de andiedad, producido por el miedo. Poco a poco se fue incorporando mientras se forzaba a regular su respiración para reducir sus pulsaciones y la tensión acumulada. Tras unos minutos y  por su expresión, se diría que estaba conforme con aquello de bajar a los túneles y buscar una salida, como ya lo había hecho con anterioridad. -Disculpen...- Se excusó por el desagradable y tosco espectáculo que había dado con aquellos vómitos, mientras limpiaba su boca con un pañuelo. -Sí, yo también bajaré a esos túneles. No quiero quedarme cruzado de brazos a esperar que alguien me haga lo que...- No quiso ni pensarlo. -Prefiero tratar de encontrar un modo de salir de aquí.-

Sophia estaba asintiendo a las palabras de Sam cuando sintió la mirada de Jessie sobre ellas y todos los músculos de su espalda se crisparon. Abrió mucho los ojos al escuchar su amenaza, que de velada tenía poco. Era difícil, verdaderamente difícil, hacer saltar a Soph, pero si algo podía conseguirlo era que amenazaran a Sam. Apretó los puños tan fuerte que se clavó las uñas en las palmas de las manos.

- Atrévete, maldito asesino pervertido. - Dijo sin moverse de su posición junto a la joven morena y mirando a Jessie con ojos furibundos. - Atrévete a acercarte a nosotras con esa puta cuerda. Te colgaré de las pelotas yo misma.

Me asusté con la reacción de Sophia, no esperaba que me recibiese con los brazos abiertos, pero tampoco de esa forma.

-Yo, esto, creo que te has confundido...-"Caguen la leche, menuda fiera."-No lo decía con malas intenciones..era...curiosidad...sexual. O algo así...-Me encogí de hombros un tanto asustado aun por si se le tiraba a arañar cual tigre.-Pero...ya me voy...-Y me di la vuelta murmurando para mi-Aun no se que le he hecho yo a toda esta gente...maldita sociedad y su estúpida costumbre de creer todo lo que se dice como ciegos borregos. Y luego se preguntarán por que va tan mal el mundo...-Y empecé a dar pataditas a una piedra un tanto molesto.

Entonces le vino a la cabeza el comentario de Paco a lo que me abrí los pantalones mirando dentro.

-Pues que quieres que te diga, si quieres comprobarlo ven a verlos, yo los veo normales.

"Y yo que quería hablar con esas dos, de verdad, pensaba que tendrían un poco de mente abierta al ser bollis, lo que yo digo, este mundo va de mal en peor, necesito volver a mi barrio, allí al menos hay gente que me necesita...y me aprecia. Maldito el día que aposté que me atrevería a subir este lugar de mierda."

Chechu retrocedió un par de pasos cuando el rubiales continuó diciendo de las suyas. ¿Cómo que a quién iba a matar? Parecía tan convencido de sus palabras que Chechu no dudó de sus intenciones. Por suerte el resto de personas allí presentes también parecían percatarse de las conducta tan sospechosa y violenta de Jessie.

— No he sido yo, pero si me entero como hacerlo te aseguro no te ayudaría a respirar ni aunque que me lo suplicasen — le dijo con molestia tras escuchar como hablaba a Sophia y Sam.

El rubito continuó hablando y faltando al respeto como si la cosa no fuera con él, pero Chechu ya no tenía más interés en mostrar su disgusto con él. Bastaba con que se mantuviera a unos metros de distancia de él.

Entonces Wyatt el cámara sugirió explorar los túneles, y aunque le hacía más bien poca gracia. Si creía que era la única forma de saber qué pasaba y escapar.

— Yo también voy, pero... la última vez que bajamos pasaron cosas, ya sabéis... - enunció al resto del grupo.

Disculpad por mi escena, debería tranquilizarme, lo siento,se que no es escusa, pero he pasado por muchas cosas desagradables, abusos psicológicos y físicos, siendo de veras mi reacción, no volvera a pasar,dijo Astrid visiblemente sonrojada,se puso en de nuevo en pie, después de limpiar sus lagrimas con la manga miró a Goro,lo siento de verdad y agradezco que te preocupes por mi, yo bajaré con vosotros.

Kim estaba intentando relajarse y tocar en su tienda, pero por la cremallera abierta no dejaban de colarse las voces, desconcentrándolo. Sobre todo la voz del porreta. Este muchacho cada vez que abre la boca se gana más la desconfianza de la gente, suspiró mientras trataba de afinar un poco la guitarra.

¡Que no soy coreano! ¡Soy de Los Angeles! - gritó con fuerza desde dentro, sin molestarse en salir siquiera, cuando escuchó que aquel melenas pretendía que le dejara su preciado tesoro para cantar canciones. Sigue soñando. - ¡Y lo siento, pero mi guitarra solo la toco yo!

Comenzó a tocar de nuevo, esta vez con más fuerza para intentar no escuchar a los demás miembros de la expedición. Estaba un poco hasta las narices.

Ir a explorar los túneles. Volver a la fuente de la pesadilla. Miraba a los que lo proponían con un deje de horror en el rostro. Debían de ser los únicos que, después de las experiencias que estábamos viviendo, querían ir a comprobar… Lo que fuera que quisieran comprobar allí donde tuvimos el primer contacto con el terror.

Negué lentamente con la cabeza, y miré a Goro, por mirar a alguien que sí había accedido a ir.

—Yo me quedo aquí— dije con algo de dificultad—. No me gustaría volver a bajar si puedo evitarlo— chasqué la lengua, algo nerviosa—. Vosotros, cuando lo hagáis, tened cuidado, por lo que pueda pasar.

Me sorprendió la cantidad de gente que estaba dispuesta a bajar, sin embargo, yo no cambié de opinión. Miré a Abigael, esperando, quizá, un posible posicionamiento suyo.

—Si bajas tú también, ten cuidado— murmuré, sonriendo con tristeza—. Ese lugar es horroroso. 

Abigael escuchaba a través de la entrada a su tienda todo pero lo único que le intereso fueron dos cosas, lo que decían de las muñecas idénticas a ellos y como no tenia ningún sentido hacerse con ellas y las palabras de Erika, al cuales agradeció con una sincera sonrisa, un carraspeo por no hablar hablado en todo el día y un ligero.-Gracias.-Seguido de algo mas.

-Creo que probablemente baje... yo no soporto este sitio, donde me obligaron a apuñalar a Mona... yo... creo que puede ser bueno bajar después de todo, pero si a pesar de todo, decides quedarte aquí, ten cuidado también, cariño.-Le respondió con un hilo de voz. Y eso al parecer fue lo que necesitaba aquella recia mujer para tomar una decisión mas en la noche: levantarse, hacerse con su muñeca y volver a su tienda, sin atreverse a cruzar miradas con nadie mas que no fuera Erika, para meter en su gruesa maleta aquella muñeca, no sin antes sacarle un par de fotos con su móvil, al cual ya poca batería le quedaba.

Curiosamente sentía que ese simple gesto pareció reforzarla por dentro, a pesar de tener aun muy presente toda la locura que la rodeaba.

Goro negó con la cabeza Tranquila, este lugar, todo esto, es suficiente para volvernos locos a todos. Me alegro que hayas vuelto dijo a Astrid con una sonrisa cansada pero sincera. Tras aquello no sabía si era buena idea que la chica bajase, lo que estaba claro era que Astrid era mucho más valiente de lo que ella misma parecía creer. ¿Ahí bajo vigilaremos nuestras espaldas vale? Quizás un par de ojos más puedan marcar la diferencia.
Tras eso escuchó las palabras de (la chica morena) Cuando creía que estar aquí arriba era seguro bajar allí, con esa muñeca y esos túneles, bueno, me parecía una locura. Ahora está claro que no estamos seguros tampoco aquí fuera y, además, parece que sin ninguna vía de escape. Así que intentaremos ver si hay alguna salida allí abajo, quien sabe si algún tunel que nos ayude a pasar por debajo de esa pared invisible...no se, lo que sea. No, a Goro tampoco le gustaba la idea de bajar pero el número de gente que iba a hacerlo le alentaba, quizás podrían hacer grupos y peinar aquel sótano. Gracias, lo tendremos. Asintió a la chica Intentaré grabar todo cuanto pueda para mostraroslo y que estéis informados de todo al subir.