Noche 3: Intercambio

Con un Jessie malherido, comenzaron a bajar. Un extraño sentimiento como aquel del primer día los invadía y el sentimiento de encontrar algo era lo que movía sus pasos. Podían sentir que el atardecer se acercaba y también la hora en que las palabras de Andrea se pondrían a prueba. Las expectativas eran demasiado grandes para no sentir un poco de ansiedad, lo cual dificultaba prestar demasiada atención al camino.

Cuando ya todos habían bajado, pudieron ver que aquel pasillo se había ampliado considerablemente y las puertas estaban más lejos. Planeaban acercarse pero una extraña sensación los detuvo, la sensación del atardecer, de sentir que había algo que debían hacer. Todos se giraban expectantes, buscando quiénes serían los elegidos, pero parecía sentirse algo diferente en el ambiente. Esta vez no solo dos personas cambiaron de apariencia, sino que los escombros volaban por el aire, rodeándolos como aquel día en que la vitrina que se había convertido en su prisión apareció, formando un lugar con un piso de mármol, finos acabados de madera y piedra pulida, además de un ambiente acogedor y lujoso. Al principio, no podían creer que ese lugar estuviera allí y luego, notaron el cambio de dos de los presentes.

Una vez más, Jessie había cambiado poco a poco, mientras trataba de entrar en sus cabales para comprender lo que sucedía a su alrededor. Su rostro cambiaba por el de un hombre mayor que él, cabello corto, vestido medianamente elegante, junto con unos lentes oscuros bastante peculiares. En su rostro se podía apreciar el pánico de alguien que sabe a qué se someterá y esperaba que algo salvase su vida. Esto no fue gran sorpresa, ya que todos lo esperaban. Pero aquello que se comenzó a formar en otro de los presentes fue lo que capturó su atención. Se trataba de Phil, aquel hombre relativamente silencioso y reservado. Su estatura comenzó a variar mientras caminaba hacia Jessie con Bob el silencioso en su mano que, de alguna manera, había abandonado la de su igual humano. Luego de su estatura, su rostro comenzó a cambiar por uno más juvenil, su cabello se tornaba dorado y su figura se volvía más delgada. Era un joven de apariencia inocente pero con una mirada feroz y letal. En su costado, las cenizas de este lugar formaban la sombra de un par de alas que daban la impresión de haber sido calcinadas.

El chico rubio se acercó al hombre de los lentes y con el cuchillo de su mano, acuchilló a la muñeca, primero en las piernas, derribando al hombre al suelo, en el cual no quedaban rastros de la droga que Andrea le había dado, luego perforaba su torso, haciendo que se doblara del dolor y perdiendo sus lentes, los cuales cayeron al suelo y se agrietaron. Después su cuello, cortando sus gritos y generando un sonido que ya habían escuchado el día anterior, el aire mezclado con la sangre, generando burbujas que se agolpaban para estallar. El hombre se llevó las manos al cuello, llenándolas con su propio fluido vital, mientras la vida seguía escapándose de su cuerpo, pero el joven rubio estaba lejos de detenerse. Con los lentes en el suelo, atravesó su ojo izquierdo, ocasionando una oleada de dolor tal en el hombro que este cayó convulsionando en el suelo. Solo quedaba un ojo, el cual el chico atravesó sin piedad, haciendo que los movimientos del hombre en el suelo cesaran por completo.

Dejó caer la muñeca con indiferencia y se alejó, retornando a su figura habitual. Phil parecía reaccionar ante lo que había sucedido. Jessie recuperó su aspecto habitual y vieron cómo su cuerpo permanecía estático y todos dedujeron que esta vez, no se levantaría, pero no fue así. La sangre regresó a su cuerpo aunque más lentamente y sus heridas comenzaron a sanarse a menor velocidad. La herida en su cuello quedó a medio camino y aún había un tramo que permanecía abierto, sangrando por el esfuerzo. El chico se levantó dolorido y aún magullado. Estaba vivo pero sus heridas no se habían recuperado por completo.  

Las lujosas instalaciones del antiguo hotel aún se mostraban ante ustedes, aunque todos esperaran que se desvanecieran con el final del extraño ritual que se habían acostumbrado a presenciar en el atardecer, pero hubo algo que cambió, algo estaba a punto de suceder.

Fue entonces cuando los quejidos de una mujer llamaron su atención. Mona parecía retorcerse como si sintiera un fuerte dolor de estómago, mientras tosía con gran fuerza. Sus ojos se tornaban llorosos mientras comenzaba a vomitar sangre, o al menos eso creían. Su figura se hacía cada vez más delgada, como si no fuera solo sangre lo que saliera de allí, también sus órganos e incluso sus músculos y sus huesos, dejando una corteza de piel vacía, sin nada que pudiera sostenerla. Ese líquido que comenzó a tornarse negro se condensaba mientras la figura de Mona caía al suelo, completamente drenada. Se movía y salían burbujas de aire de ella, como si hubiera alguien que luchara por respirar, por salir a la superficie, mientras este extraño líquido que ya se asemejaba al petróleo se alzaba por los cielos, formando una figura humana. Un hombre fornido cuya identidad aún era desconocida. Poco a poco, el extraño líquido fue absorbido por el suelo, mientras un extraño remolino de ceniza lo cubría, haciendo que se despejara, dejando al descubierto la figura saludable de Luis.

El cubano miró alrededor, encontrándose en la viva imagen del antiguo hotel y al mirar su mano derecha, encontró una muñeca con un vestido rojo y una camisa blanca de manga larga debajo de este, acompañados de unos zapatos tipo mocacines negros, una figura que ninguno había visto hasta ahora.

Él parecía sorprendido, aunque más era la sorpresa al ver que, detrás de él, estaba una chica con la misma apariencia de esa muñeca, la cual los miraba con inquietud y tristeza.

La chica sonrió a Luis para luego mirarlos a todos. Su voz resonaba con un eco oscuro, algo que generaba una dualidad entre su inocente apariencia y su verdadera condición.

- Este lugar debía permanecer muerto, no debieron haber venido. Los que aquí yacen quieren que cierren el ciclo. Aquello que encuentren aquí, les ayudará - su figura se hizo traslúcida mientras se desvanecía.

Mientras descendían Mike se colocó al lado de Andrea.

Desgraciadamente mi hermano no está en ese monolito. La muerte de mi hermano sucedió meses antes de que se formase la leyenda de este sitio. Fue invitado a inspeccionar la seguridad de las instalaciones y según la "versión oficial" murió como consecuencia de un paro cardiaco. La versión no oficial es que fue asesinado en el hotel pero tanto los dueños del mismo como el Gobierno taparon el asunto para que este sitio pudiese ser abierto.

Sé que quizá no creas mi versión pero, es la razón por la que estoy aquí. He sido sincero desde el primer momento en el que entré aquí aunque creo que tu decisión es irrevocable. Trataré de averiguar porqué murió mi hermano durante el todo tiempo de que disponga, sea mucho o poco.

Tal y como había dicho el andaluz antes de bajar, nada bueno podía depararles ahí abajo. Lo que sea que guardara aquel lugar tenía un macabro sentido del humor y es que Jessie no moría pese a su empeño por ello. Tristemente aquellos que lo merecían respiraban sin preocupaciones, y los que no caían sin ninguna dificultad.

Nadie velaba por aquellos inocentes.

Chechu estuvo apunto de correr hasta Jessie para intentar rematarlo él mismo, pero se asustó demasiado cuando vío la sangre retroceder hasta su cuerpo. Temía que pudiera recibir el mismo castigo que acababa de presentar, que lo apuñalasen hasta morir por entrometerse demasiado en todo aquello.

— Joder... Deberías haberte quedado muerto — dijo con un gran desprecio hacia el rubito. ¿Cómo narices estas haciendo esto?

Al menos Luis levantó y Chechu pudo sentir una brizna de alivio. Los que mueren vuelven a la vida, quiso creer. No hay de qué preocuparse.

— ¿Lo que encontremos aquí? —preguntó Chechu con voz temblorosa tras escuchar a aquella chica. ¿Quien eres? ¿Cómo es que sabes tanto? 

Desde antes del anochecer Paco permaneció mucho en silencio. Con las confesión de Erika y la aún pendiente por resolver situación de Mona, Mike y Aurél no sabía muy bien qué decir. Él tenía claro quien era por su parte quien debía morir, y también intuía quien sería el objetivo del resto. No se sorprendió cuando llegado el momento Phil, en nombre de la mayoría de ellos, en ese extraño ritual de muñecas y fantasmas ajustició a Jessie. Lo que no se esperaba era que este resistiese y que, de algún modo, no llegase a morir. Su rostro al presenciar esto se descompone. 

- Esto no puede estar pasando. Esto es una coña marinera. - Dice seco para sí, abrazándose a sí mismo y negando con la cabeza. - Por ahora, de lo único que han valido las acusaciones, han sido para mostrar violencia que no lleva a ninguna parte. Es horrible... - Sigue diciendo, insistente en el sinsentido que es la situación para él. Cuando sin previo aviso Mona comienza a vérselas con la muerte, como Andrea predijo, se le hace un nudo en la garganta. Ella era una de las sospechosas, y las palabras que usó para defenderse, aunque se calló, le dieron la risa por dentro. Desconfía de ella, pero tampoco es capaz de celebrar su muerte. También se cumple la vuelta de Luis. Eso le gusta, le parece un tipo legal, pero la muñeca del vestido rojo le inquieta soberanamente pese a que ya debería esperarse toda clase de brujerías como esa. No quiere verla, pero no ignora sus palabras.

Se mantiene inmóvil en su posición, con el rostro aún no recuperado del todo y rígido. Suspira, resopla y se desabrocha un botón de la camisa, aparentemente acalorado. - Joder... Si tan solo el orden hubiese sido distinto... - Se queja para todos. 

Durante la pelea entre Salvatore y Jessie Andrea no había tardado en acercarse, buscando cómo intervenir para separarlos. Sin embargo, antes de que pudiera hacer nada, su hermano había soltado al drogadicto y ella se había quedado mirando a ambos, sorprendida por la violencia que Salvatore había mostrado. Al ver que Wyatt se encargaba de examinar a Jessie ella se acercó a su hermano le tomó por la mandíbula, mirándole directamente a los ojos para saber cómo se encontraba.

Apenas unos minutos más tarde Andy se encontraba bajando con los demás. Que aquel lugar hubiera cambiado le pareció tan sorprendente como las otras cosas que estaban pasando, pero no dijo nada: se limitó a mirar alrededor, con los ojos bien abiertos. Y cuando aquella sensación los interrumpió buscó con la mirada a quien quiera que fuese el ejecutor, dando ya por hecho quién sería el juzgado. Con estupor vio aquel chico con alas de ángel, y por un momento sintió sus piernas temblar. Las pupilas de la chica buscaron a su hermano primero y a Janko después, queriendo obtener de él respuestas a unas preguntas que no iba a formular en voz alta.

Y al ver que, una vez más, Jessie sobrevivía, una media sonrisa apareció en el rostro de Andy. - Estaba claro. - Dijo en voz baja, antes de dirigir sus ojos una vez más a Janko. - Te lo dije.

Acto seguido, cuando Mona comenzó a agonizar de aquella manera, Andrea observó todo el proceso sin apartar la mirada. Aquello era diferente a todo lo que habían visto. Durante un instante se giró buscando la salida, esperando que el cuerpo de Luis se levantase en el campamento, pero lo que sucedió fue aún más increíble. Con la boca abierta vio al cubano tomar forma, y una vez empezó a recuperarse de la sorpresa caminó en su dirección.

- ¿Cómo te encuentras? - Le preguntó, palmeando amistosamente su brazo. - ¿Ha sido tan raro como ha parecido?

Cuando tras escuchar a aquella chica y verla desaparecer la respuesta de Mike llegó, Andrea le observó durante algunos segundos, tranquila, sin entender cómo podía retomar la conversación como si nada con todo lo que acababan de ver. Finalmente se decidió a responder, encogiéndose de hombros. - No sé por qué no iba a creer lo que dices. - Le respondió. - Pero que vinieras por eso no significa que seas inocente, ni mucho menos. Ninguno de nosotros vino con planes de hacer una carnicería. - Aseguró. - Pero los espíritus de los que habla Janko pudieron poseerte vinieras por tu hermano, o por cualquier otro motivo. Eso no significa nada ni demuestra nada.

Finalmente Andrea emitió un largo suspiro y observó durante un instante a los demás antes de tomar un pañuelo y acercarse a Jessie.

- Toma. - Le djo, tendiéndoselo. - Límpiate un poco anda, que estás hecho un asco.

La japonesa había aguardado expectante la llegada del atardecer al igual que el resto de los presentes, la mayoría eligió a Jessie como culpable, el chico debía morir... las heridas que había recibido debían ser lo suficientemente graves para que pasara a la otra vida sin mayor misterio, sin embargo tal y como pasó la vez anterior Jessi volvió a curarse. ¿Qué demonios se fumaba aquel chico? debía ser realmente bueno para que pudiese hacer esas cosas.

Entonces un acontecimiento inesperado se produjo, Luis volvió a la vida. Saoko rememoró divertida la vez anterior, y sin dudarlo se acercó a él de manera silenciosa y se plantó justo en frente.

- Me alegro que hayas vuelto- le dijo esbozando una ligera sonrisa mientras lo observaba a cierta distancia, la japonesa era una chica educada, no sería ella la que le robara un beso al cubano... pero si que podía insinuarlo de manera educada.

Kim parecía un poco ausente mientras iban explorando los túneles, notando la nueva y extraña disposición de los mismos. El hecho le habría dejado con la boca abierta de no ser por aquellas paredes de cristal que habían aparecido de la nada encerrándolos. Como buen creyente de lo paranormal que era, ya no se sorprendía por esas cosas, las aceptaba y las anotaba con resignación en su libreta. Con la esperanza de, en caso de no salir con vida de allí, poder dejar algo. Alguna explicación, o al menos una crónica de lo que les estaba pasando.

El chico estaba mirando una puerta con el ceño ligeramente fruncido cuando Jessie murió. Y resucitó. Kim suspiró y se ajustó la gorra con desgana. Aquel capullo parecía tener más vidas que un gato. No nos lo vamos a quitar de encima ni con agua hirviendo, pensó con desagrado. Lo cual le llevó a pensar... en quién estaría protegiendo a Jessie. Porque empezaba a creer que había alguien con el poder de protegerlos y devolverlos a la vida. ¿Pero por qué proteger a Jessie, de todas las personas? ¿En serio?

Y la siguiente sorpresa de la noche fue cuando Mona murió de aquella forma tan desagradable y Luis... ¿surgió de sus cenizas, por así decirlo? Y después aquella especie de ser. Porque no era humana, eso estaba claro. Si no fuese por lo surrealista y terrible de su situación, le habría parecido hasta mona. Kim lo observó todo sin decir nada, fijándose en las reacciones de los demás. El joven suspiró. No tenía fuerzas ni para comentar algo, lo cual era raro en Kim, que rara vez estaba callado. Sin más, se dio la vuelta y siguió inspeccionando el lugar.

En la pantalla de la cámara de Goro se podía ver, en imagen estática y a una definición envidiable, cada detalle del suelo tan nítido que parecía, más que una pantalla, una ventana. Cinco minutos de suelo debía llevar ya: Goro permanecía con la boca abierta y se había olvidado completamente de que estaba gravando.
¿Pero que cojones?
Jessie volvía a no morir, Mona se tranformaba, todo en medio de unas impresionantes ilusiones y...
Oh, yo...esto...
Cuando Goro creía haberse ""acostumbrado"" a aquello, aquello volvía a sorprenderle y sobrepasarle y darle una buena patada en el culo de su cordura
Mundodelocura 1- Goro 0

Sophia había comenzado a bajar manteniéndose cerca de Sam y Katia, preparada para echarle una mano a la jovencita si tenía dificultades con las escaleras, pero al mismo tiempo intentando no quedarse demasiado atrás, para poder ver bien todo lo que sucedía. 

Se había detenido cuando el entorno empezó a cambiar, abriendo los ojos enormes y llevando la mano a su broche con un gesto nervioso. Contuvo la respiración al ver a Phil transformarse en esa especie de ángel de ceniza y en esa ocasión no apartó la mirada cuando la sangre comenzó a brotar de nuevo del cuerpo de Jessie. Después de lo del día anterior quería comprobar con sus ojos si el fumeta volvía a repetirlo. Y al ver cómo volvía a la vida una vez más, no pudo contener un bufido entre dientes. 

Parecía a punto de decir algo cuando Mona empezó a moverse y Sophia se giró para contemplar cómo los vaticinios de Andrea se cumplían. Vio a la mujer desfallecer y a Luis surgir de las cenizas. - Joder. - Murmuró para sí misma al ver la muñeca en sus manos. - Joder. - Repitió cuando la chica traslúcida habló. Dio un pequeño paso hacia atrás, buscando con la otra mano la de Sam. Y cuando la chica se desvaneció, se giró para mirar a su novia. - ¿Has visto eso? Ha venido a advertirnos... 

Tardó un par de segundos en reunir ánimos, pero mientras recordaba las palabras de la joven, empezó a moverse, escrutando con la mirada el lugar, buscando algo que pudiera ayudarles, como ella había sugerido.

Me acaricié las marcas de las heridas que aun quedaban en mi cuerpo sumándose a la paliza de Salvatore. Y me levanté como pude, bastante molido y quejándome.

-Auch, auch, auch...de verdad...menudo día llevo...-Miré a Chechu tras su pregunta-¿Fumando?

Pero entonces ocurrió lo de Mona...Luis..y luego la chica.

-Hay madre...esto está desvariando mucho....

Cuando todo pasó, Andrea me ofreció un pañuelo.

-Oh, gracias supongo, espero que no esté humedecido con cloroformo o algo...-le sonreí mientras me limpiaba un poco las heridas.

Mientras esperaba a que llegara el momento de bajar de nuevo, no podía evitar mirar al agujero negro que era la entrada de los túneles con ansiedad ante lo que nos podíamos encontrar.

Estaba muy nerviosa, en realidad no quería bajar, pero era la mejor manera de encontrar respuestas. El tiempo pasaba muy despacio, al menos a mí me estaba pareciendo una eternidad sin que nada pasara hasta que me fijé en que Salvatore leía una nota. No sabía quién era el remitente pero sí sobre que trataba. La violenta reacción que tuvo hacia Jessie me hizo suponer que, o bien era el autor, o se refería a él y a lo que más importaba a Salvatore, Andrea.

Observé impactada como le golpeaba mientras el chico no decía más que incoherencias, si seguía así finalmente le mataría, sin embargo no lo hizo. Miré un segundo a Andrea que no intervino en la pelea, tal vez en ese momento era mejor no acercarse mucho a Salvatore.

La llegada de Wyatt marcó el momento en el que comenzamos a bajar. La ansiedad me oprimía el pecho y la certeza de que al atardecer algo más pasaría no ayudaba a que estuviera más tranquila.

El pasillo parecía haber cambiado como si hubiera crecido, no obstante esa apreciación pudo ser solo producto de la tensión. No era posible que hubiera cambiado. En ese momento nos miramos entre nosotros sin saber con certeza quién sería finalmente el elegido.

Una vez más Jessie fue el blanco y, ante mi incredulidad, una vez más se libró. Miré a Andrea consciente de que había tenido razón todo el tiempo, sin embargo no tuvimos tiempo de reaccionar demasiado. Mona comenzó a quejarse y en un instante, mientras ella moría, se sus fluidos apareció Luis. Con eso debió acabar todo por el momento pero Luis portaba una muñeca desconocida cuya imagen humana se materializó detrás de él.

-Si todavía alguien  tenía alguna duda, ahora ya está claro. Se está repitiendo lo que pasó en el hotel.- Murmuré sin dirigirme a nadie concreto.- Estamos bien jodidos.

El tiempo se enredó. Phil se había quedado en un pequeño letargo, más calmado (o algo parecido a calmado) tratando de pasar olímpicamente de todo por un ratillo, pero resultaba meramente imposible. Cruzado de brazos el hombrecillo canadiense escucha y escucha, numerito incluido, a la espera de que todos bajasen. Incluso bebiéndose la botellita de agua antes de tal. Los intercambios de opiniones antes del atardecer se hicieron largos, pero útiles… su mirada estaba enfilada en Jessie, pero Erika no se quedaba atrás. Entonces bajan a las ruinas, en busca de una salida, sensaciones, algo.

Escaleras, malditas escaleras... pasillo, y malas sensaciones. El hotel, cual negros trazos acrílicos para la mente de este tipo, empieza a envolver al grupo en su fantasmal reconstrucción. Todo coje un lujoso color, la visión parecía, o quizá… era absolutamente real. El canadiense se encoge en si mismo observando boquiabierto… y a partir de aquí, se echa una mano a la cabeza apretando su cráneo con los dedos, quizá con algún vértigo. Shock (…) Cuando vuelve en si... - yo… yo… - se mira las manos, hiperventilando un tanto, el chico está tirado en el suelo. No fue difícil intuir lo que había pasado, Phil mira al resto de presentes, los busca a todos sin buscar a ninguno. - Solo espero que no lo resuciten – piensa, pero Jessie vuelve a salvarse una vez mas – M-mierda… – ni a la tercera fue la vencida. El hombrecillo da una par de patosos pasos hacia atrás y cae, quedando sentado.

Los... los cojones!! – exclama indignado cuando lo escucha hablar. Pero entonces… Mona muere ante los ojos de todos, capta su atención. Luis vuelve, lo mismo. Pero este ultimo no lo hace solo… Phil traga saliva bruscamente con la visión de la china, tuerce su gesto en una mueca extraña y arrastra su trasero por el mármol hasta llegar a una pared de espaldas. "Se está repitiendo lo que paso en el hotel", escucha por parte de Sasha - ¿Y q-que hacemos? - pregunta, aunque ya había respondido, "estaban bien jodidos" … - buscar, hay que buscar… - se levanta. Pero... ¿buscar, lo que?... Phil busca...

Luis surgió, vivo nuevamente, desde aquella masa petrolesca en la que se había convertido el cuerpo de Mona. La primera reacción de Luis fue mostrarse sorprendido, no eufórico ni de una alegría explosiva como la primera vez que había vuelto a la vida, pues ahora sabia que es lo que estaba sucediendo en este lugar. La siguiente reacción fue toser, toser mucho por culpa del remolino de ceniza que se había formado a su alrededor.- ¡Cofcofcofniñojesusbenditocofcofcof! -

Tuvo que mover las manos frente a si mismo para despejar el aire, y poder dar una primera y buena bocanada de aire. Se sentía como si hubiese vuelto a nacer... pero no podía quedarse así mucho tiempo, había que enfrentar la realidad de la que ahora era parte.

Observó a su alrededor, encontrándose en el viejo hotel, lugar que por supuesto desconocía, pero que ya a estas alturas no le extrañaba, ya varias cosas raras había vivido, a pesar de estar casi todo el tiempo muerto.

Luego observó la muñeca en su mano, dibujando una pequeña sonrisa, a pesar de que su rostro mostraba cierta culpa, y aquel sentimiento dio paso a la sensación de sentir a alguien tras su espalda, y al girarse, se encontró con esa chica, igual a la muñeca. No tenía claro si fue ella quien le había traído, pero se imagino que si.- Vamos a terminar con toda esta vaina, chica... te lo juro por mis muertos que no va a pasar lo mismo que la otra vez... - E iba a ponerse a buscar algo, tal como aquella niña lo había sugerido, pero entonces se volteó, y recién apenas cayo en cuenta por completo de que estaba una vez más entre los vivos. Era de carne y hueso, había funcionado.

Andrea fue la primera en acercarse, y su pregunta le sacó todo ese mal aire que traía. No pudo evitar reír antes de responder, a la vez que se acercaba a darle un abrazo, mientras se fijaba que Mona no estaba.- Chica... - dijo fijandose en la sustancia negra bajo sus pies.- No quiero ni saber como he vuelto... Solo espero que no nos hayamos equivocado... - 

Tras el amistoso abrazo se soltó de ella, para encontrarse frente a frente con Saoko. Aquel rostro pálido y de facciones templadas bastaron para hacerle sentir como la sangre le volvía bien al cuerpo, y dibujando una sonrisa más grande en el rostro se le acerco nuevamente hasta poder tomarle de la cintura esta vez, antes de plantarle un nuevo beso en los labios.- Mi dama, espero que esto no pase solo como tradición cada vez que vuelva, que ya mi corazón no aguanta esta distancia.- Y entonces la abrazó, sin considerar mucho eso de la distancia personal que los japoneses mantenían, además, acababa de volver a la vida y había que compartirlo, ya podría pedir disculpas si llegase a molestar.

Cuando se separó de ella, no alcanzó a girar 45 grados cuando vio a Jessie. Su cara se puso roja, y sus puños se apretaron, y por como avanzó hacía el chico ya cualquiera sabría que era lo que iba a hacer.- ¿Desvariando? ¿¡Desvariando maldito asesino comemierda!? ¡Dejame que te haga desvariar la cara, hijoputa! - Y apenas llegó a él le arrojó un puñetazo en la cara con toda la rabia que tenía reprimida desde el momento en el que se entero de lo que había dicho.- ¡Di ahora que me viste ir donde Andrea cabrón! ¡Atrevete a acusarme de nuevo, concha de la madre! - Y sin mediar más, le arrojó otro puñetazo.- ¡Juro que no voy a volver a dormir hasta que encuentre a todos tus compañeros, puto asesino de mierda! - Y apenas termino de soltar lo menos que merecía, le escupió en la cara.

La joven miró a Chechu y solo respondió - Una sombra del pasado... - tras estas palabras y una última sonrisa a Luis, se desvaneció, al igual que la muñeca que estaba en su mano.

La pelea con Jessie comenzó y el chico de cabello largo pudo hacer poco antes que la furia del cubano se desatara sobre él. Un puñetazo que reventó su labio, haciéndolo sangrar pero apenas se retiró, el rostro alegre y siempre sonriente del joven se desvaneció mientras su piel perdía cada vez más color. Comenzó a hacer arcadas y un líquido carmesí se asomaba por su boca. Trató de voltearse, de girarse para poder botarlo pero solo logró hacer que una parte de esa sangre se derramara por la comisura de sus labios.

Después de esto, siguieron las violentas contorsiones y los ojos vidriosos de Jessie que miraba a Andrea clamando por ayuda. Algo había diferente en esta ocasión, algo que no habían visto y todos permanecieron estáticos mientras la escena se desarrollaba. Algo era seguro y era que esto no conduciría a nada bueno.

Los movimientos de su cuerpo se iban haciendo cada vez más débiles y su piel había perdido todo su color. Entre esto y la sangre que brotaba continuamente de su boca, Jessie dejó de moverse y aunque todos esperaban que se levantara como las otras veces, esta vez no sucedió. Permaneció allí, con su boca inundada de sangre y sus ojos vidriosos fijos en su Napolitana...

Con la ayuda de Sophia, Katia bajó aquellas infernales escaleras. Bajaba escalón por escalón, sujetándose, temblorosa, en la frágil barandilla. Cuando la joven le tendió la mano, se sujetó a ella y una sonrisa tímida se dibujó en sus labios, mientras intentaba bajar algo más rápido y no retrasar tanto al grupo. Finalmente llegaron de nuevo a los túneles. Katia soltó su mano y miró a su alrededor, con una expresión de susto en su rostro. 

- Ha cambiado... - Murmuró con la voz estremecida. Un escalofrío recorrió su espalda y miró de nuevo hacia atrás, con la clara intención de volver a subir aquellas escaleras. Pero en ese momento, las ruinas empezaron a arremolinarse a su alrededor, creando un extraño lugar que antes no estaba allí. Katia dio dos pasos hacia atrás, hasta que su espalda topó con una de las paredes. Desde allí contempló todo lo que estaba ocurriendo. Vio como Phil y Jessie cambiaban su apariencia y como, ahora con esa apariencia de ángel de cenizas, el primero empezaba a acuchillar la muñeca del porreta. Katia cerró los ojos y se los cubrió con ambas manos, mientras se deslizaba por la pared, hasta que sus nalgas se encontraron con el suelo ahora de mármol. 

Escuchó el horrible gorgoteo de la sangre de Jessie saliendo por su garganta y un gemido salió de sus labios. Es un asesino, y... y se lo merece... Se dijo, intentando convencerse de que aquello estaba bien. Pero era horrible y no quería seguir presenciando más muerte. 

Le pareció escuchar a Jessie quejándose, dolorido. Apartó las manos de su rostro y dirigió su mirada hacia él, con las pupilas dilatadas y un leve temblor en sus labios. Había vuelto a sobrevivir, ¿cómo podía hacerlo? 

En ese momento Mona empezó a escupir sangre y... ¿Se está deshaciendo? Se preguntó, sin poder apartar la mirada de aquella horrible muerte. Y, aunque aquello propició el regreso de Luis, la joven miraba asustada, sin comprender qué era lo que estaba ocurriendo. 

Su mirada pasó del resucitado a la chica que acababa de aparecer tras él. Escuchó sus palabras y miró a uno y otro lado, todavía en estado de shock. Observó, sin hacer nada, cómo Luis se abalanzaba sobre Jessie y cómo, tras eso, éste último empezaba a convulsionarse mientras la sangre salía de sus labios. 

Esta vez no apartó la mirada aterrorizada. No podía apartarla, vio como el joven agonizaba hasta exhalar su último aliento, y tras eso, se quedó en silencio, temblando y sin poder dejar de mirarle.

Lo sabía. Sabía que iba a pasar eso. No por lo que había dicho Andrea de manera tan segura, que se confirmaba con lo que acabábamos de ver todos, sino respecto a lo de Jessie. Sabía que aun saliendo votado, volvería a la vida o no moriría, o cómo diablos fuera. La cuestión era que alguien o algo podía estarnos diciendo que él no era culpable, como alguien había dicho en alguna ocasión.

—Jessie…— murmuré, contemplándolo—. Otra vez. Pero, ¿cómo…?

Me pregunté, entonces, si aquel lugar le había dado el don de la inmortalidad. O si viviría lo necesario como para llevar su plan hasta el final.

—Ya van dos veces— dije lo obvio—. Increíble.

Mientras los demás se disponían a bajar de nuevo a los túneles, yo era reticente a hacerlo, como había dicho hacía horas. No quería bajar ya atardeciendo a un lugar así. Sin embargo, tampoco deseaba quedarme sola en un lugar inhóspito como aquel, por lo que decidí acompañar al grupo, y bajar junto a ellos, aún pensando en cómo Jessie tenía tanta suerte.

Sin embargo, no nos esperó nada bueno allá abajo, y me arrepentí en seguida de bajar. Mientras veía cómo la gente trataba de hablar con ella, yo me limité a escuchar, evitando huir, y correr llevada por el miedo que tenía.

Pestañeé varias veces cuando aquella oriental desapareció, e iba a preguntar algo, cuando el caos, de nuevo, se desató. La muerte de Mona, la resurrección de Luis, y los gritos. 

Contemplé a Luis y a Jessie, enzarzándose en una riña. El golpe que le pegó al muchacho rubio se escuchó de manera clara, y, aunque creía que no había sido lo suficientemente grave como para tumbar a una persona que estaba medio drogada, comencé a sentir el pánico cuando vi que Jessie no se movía.

Miré a Luis, con los ojos como platos.

—Lo has matado— murmuré.

Observé el espectáculo dantesco, tal y como otros lo habían hecho. Con estupor y un acceso de bilis en la base del paladar.

La rabia de la impotencia, al ver sobrevivir nuevamente al porreta, fue transmutada a la expectación por la muerte de Mona y la alegría por la resurrección de Luis.

Cuando, finalmente, Jessie murió, una pieza encajó en mi mente, aunque supuse que en la de muchos otras y otras también.

- Así que era Mona quien alojaba al espíritu protector de los asesinos... - Sonreí. Me acerqué al cubano y le tendí un cigarro. - Te lo mereces. - Le guiñé un ojo, mientras yo me encendía otro, con la actitud de quien desea celebrar algo.

Miré a los demás.

- Encaja perfectamente. Esos espíritus protectores maléficos no ejercen su protección sin cobrarse un peaje. Normalmente a aquellos que protegen los ligan a su propio destino. Es un arma de doble filo, pues los que se benefician de su protección han de procurar por el bien del espíritu, bajo pena de morir con él. Así es como está reflejado en las leyendas más antiguas y me atrevo a asegurar que no debe distar mucho de lo que aquí ha pasado.

Asentí con una sonrisa.

- Según parece, la científica no sólo coleccionaba muestras. Quizá también almas.

Las palabras del hombre de la gabardina daban algo de sentido a aquello. Puede que las bases de lo que hablaba seguían siendo inexplicables, pero tenían coheréncia y explicaban en parte aquellos sucesos. Como la música, no nevesitaba entender que decían las letras para que le gustasen: con eso sucedía igual, seguía sin entender casi nada de aquello pero ese hombre y Andrea parecían saber que sucedía, y a estos se sumaba ahora Luís, y todo eso parecían pequeñas buenas señales. Goro se recuperó del shock y llegó a grabar aquellasúltimas palabras.
Sea lo que sea que se esté repitiendo, parece que hay gente que sabe lo que se hace, se repitió para sí mismo, saldremos vivos de aquí.