Partida Rol por web

HLCN - Ciudad Bala Dorada.

Día 1 - Antes llega la muerte.

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21/01/2015, 19:14
Joey Thorton

¿De qué modo sugiere que digamos algo con sentido en esta situación? No podemos decir nada con sentido porque esta situación no tiene sentido. Ese sheriff pretende que nos acusemos unos a otros pero les conozco a todos ustedes (excepto a la señorita) y no me imagino a ninguno matando de es forma.

Tienen razón en que es injusto y no tenemos motivos para señalar a nadie... Ya, ya.. ya se lo que me dirá: "cualquiera puede haber sido desde usted hasta mi mismo" pero sea realista, ¿se imagina a la buena de Susie asestando ese golpe? Yo no. Ni tampoco a usted.

¡Algo con sentido!... ¿nos la jugamos a la carta más alta? ¿tiene eso más sentido? ... Pues... ahora que lo dije, la verdad que igual sí es lo que más sentido tiene, después de todo, nadie aquí va a poder hacer una conjetura con un mínimo de sentido, y ya que el sheriff no nos permite largarnos de esta absurda caza de brujas... yo confío en mi suerte...

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21/01/2015, 21:45
James E. Riley

Miro a la cazarrecompensas mientras me atuso el bigote pensativo. -La verdad es que ya no se que pensar... Todo esto se me escapa de las manos... Soy bueno moldeando cobre y acero... Lo único que se de los cazarrecompensas es lo que cuentan las historias. Miro a la india y al ganadero. -No intento proteger a ninguno de ellos en particular... Solo intento volver a mi apacible vida... Miro hacia el saloon y suspiro. -Mal día para haber dejado el whiskey...

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21/01/2015, 22:54
Red Hardigan

Escuchando las majaderías, me aguanto las ganas de quitarle a todos estos las tonterías a hostia viva. Pero no puedo permanecer quieto, así que aparto una silla empujándola con el pié y haciendo que se deslice hasta chocar con la mesa más cercana.

- No digo hasta dónde me tiene toda esta mierda, porque hay señoras delante. - Me llego hasta la barra, saludando con un toque de sombrero a la caza-recompensas que me queda al lado. - Señorita. - Luego miro al otro lado de la barra y busco a Susie para pedirle un wisky que me quite el mal sabor de boca.

- No sé vosotros pero el viejo del rifle no va a hacer que dispare a ciegas contra nadie de este pueblo. - Declaré en clara referencia al tal Rocky que se ha auto-proclamado sheriff, para delegar en el Padre Strong en cuanto las cosas se han torcido. - He visto a demasiados patalear en la horca por crímenes que han cometido otros.

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21/01/2015, 23:26
Susie Powell

En ese momento, Susie entró de nuevo en su Saloon. Llevaba el pelo bien recogido y las ropas más arregladas que antes, pero a pesar de estar de nuevo aseada su rostro tenía una expresión sombría. Saludó a la gente con un gesto de cabeza y volvió a su posición habitual, tras la barra.

Muchas gracias, Rosalind. Espero que no te hayan intentado coaccionar para que regales whisky a diestro y siniestro. La camarera le dio una palmada en el hombro, relevándola de sus funciones de vigilante. ¿Hemos llegado a algo en claro? Preguntó en voz alta mientras le servía un whisky a Red. Tienes razón en lo del sheriff, cielo. Pero la verdad es que ha muerto alguien, y por lo tanto, tiene que haber un culpable. Aunque sinceramente, ¿quién dice que no podemos entregar también al nuevo sheriff? Por lo que a mí respecta, puede estar tan mal de la cabeza como otro.

Después se acercó a la mesa de Maybelle y le dejó un vaso bien cargado de whisky ambarino. Cuando lo dejó, dio un golpe suave en la mesa y miró a los demás. Tenemos que hacer algo. Esto no puede seguir así. Volvió a la barra con los brazos en jarras, mirando a todos los presentes. Mañana o la semana que viene o el mes que viene. Otro de nosotros podría ser atacado. Y personalmente no quiero más sangre en mi Saloon.

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21/01/2015, 23:32
Susie Powell

Cuando Susie golpea la mesa, deja disimuladamente una nota artísticamente doblada tras el vaso de whisky. Cuando la abres, ves que pone:

"El reverendo dice que le salvaste de un ataque a él también. Está convencido de que eres de fiar, al igual que lo está de que yo lo soy. Tenemos que hablar".

Tiene una letra cursiva y menuda, sin faltas de ortografía. Curioso para una simple camarera.

Notas de juego

Susie, bonita mía, los mensajes deben ser para todos los jugadores si no se indica lo contrario. Como en el caso del Reverendo en la caseta del Sheriff. O, en futuros eventos que te permitirán hacer esto.

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22/01/2015, 00:02
Susie Powell
Sólo para el director

Notas de juego

JAJAJAJAJ, lo he intentado a ver si colaba :333 No hagas que el sheriff me pegue un tiro como a Jess, porfis :3 Esperaré pacientemente a poder hablar en privado con Miss Canary.

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22/01/2015, 05:26
Giesie

Señorita watson, no tengo mejores argumentos que los suyos, usted tiene alguno mejor para acusarme?... creo que todos han visto donde estuve dormido - dice el chico, señalando la barra- y creame, no fue muy cómodo... por otra parte-reflexiona- no tengo nada contra las mujeres del pueblo, solo que como he dicho, casualmente la llegada de los forasteros dejó la sorpresa de una muerte... aunque ninguno de nosotros está exento de ser culpable, verdad? 

No he acusado a nadie, aunque diera mi opinión de sospechas... 

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22/01/2015, 15:03
Mickey McFinnigan

Mickey ahora estaba en la barra apoyado en ella con un vaso lleno, quien sabe quien o que le sirvió al pobre hombre, pero como muchas otras veces un borracho ya no sabe como hacer ciertas cosas. Fuera lo que fuera, lo importante era recoger información de los allí presentes, algo que al viejo irlandés no se le estaba dando muy bien ese día y como alguien sugirió, si no tiene nada que decir mejor estar callado. Si estaba aquel borracho, medio sentado escuchando lo que los otros tenían que decir, sin darle importancia a la pelea entre Francis y Lila, no era mas que perjuicios algo normal en cambio sospechar unicamente de los de fuera no era una opción viable para el viejo, era viejo y sabia que eso no eran fundamentos, simplemente quería quitarse el san benito.

Con todo aquello en la cabeza dio un sorbo a su baso, lo disfruto y volvió a beber y tal vez lo haría una tercera no mucho tiempo después.

Notas de juego

Emily esta entre los jugadores... ¿Es votable?

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23/01/2015, 08:22
Joey Thorton

El crupier parpadeo y...
Spades se aclaro la voz.

Bueno, ¿Qué? ¿Terminamos esas votaciones o no? Creo que al fin he decidido a quién votar... lo siento señora, pero confío en la gente de este pueblo. Mi voto va para usted Maybelle

Alguien le susurra algo a Spades

¿Pero como? ¿cerradas? ¡No puede ser! ¡No he tenido tiempo de votar! ¿Cómo que ya he votado? ¿y a quién si puede saberse? ¿¿A Prescott?? ¡Pucherazo! ¡Alguien ha votado en mi nombre!

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23/01/2015, 15:05
Director

La noche llego finalmente al Saloon de Susie, y con ella el Sheriff Rocky Roca. Las puertas abatibles todavía iban y venían, chirriando de modo irregular tras el paso del Sheriff, y detrás de él se asomó una cabecita rubia dueña de unos ojos conocidos por todos: el pequeño Cody, el chico del párroco.

Los danzantes bigotes del sheriff se detuvieron por un instante –Bien señores, he hecho mis averiguaciones y parece que tenemos un malnacido ganador. –no señaló a nadie, ni siquiera le dedicó una mirada acusadora o compasiva, simplemente observaba al “público”, a todos y a nadie en especial; como si esperara que el propios Giesie diese un paso al frente, o el resto del pueblo un paso atrás.

-Vamos,  o nos quedaremos sin sol.– apremió esta vez sí con una señal de cabeza hacia el exterior del Saloon. Soltó un bufido de fastidio y se acercó al joven en dos zancadas para jalarlo del cogote hasta la calle principal.

Todavía sujetándolo al muchacho por el pescuezo, alargó el otro brazo hacia el pequeño Cody, indicándole con dos dedos que se acercara.

El pequeño, obediente como era, se acercó al nuevo Sheriff, relajado y curioso.

-Extiende tus manos.- le dijo al pequeño y, con prisas, lejos de esperar a que Cody acabara su gesto, dejó caer en las inocentes manos del acogido del párroco un revolver con culata de madera.

- Vale pequeño, quiero que apuntes y que lo hagas bien. – Empezó a explicarle mientras ataba las manos de Giesie – De ti depende que tenga que gastar solo una bala. – por primera vez se digo a mirar al chiquillo, arqueando una ceja con mirada afilada – Y de que éste no agonice.

Terminado el nudo arnés de hombre empujó a Giesie y se situó detrás del pequeño que con mal pulso se planteaba como empuñar el arma.

Los últimos rayos de sol se filtraban tras las montañas cuando dos de los habitantes se decidieron a acabar con el aquel circo. Sin embargo, sus acciones fueron contrarias.

El reverendo arrampló el arma de las manos de su chico y disparo al cuerpo que tenía delante, el cuerpo de la joven india que había salido de la multitud para interponerse entre la justicia del pueblo y su amado.

Cuando las rodillas de Lila perdieron la fuerza para sostener sus cuerpo y tocaron el suelo, ella compartió una fugaz sonrisa con el reverendo Adam strong, una sonrisa agradecida por haberla librado de su futuro dolor, por haber hecho honor a sus costumbres y deseos.*

Giesie, ignorando la escena que acabada de tener lugar a sus espaldas, creyó que el tiro había errado y aprovechó para intentar huir. Sin suerte. Al linde de Bala Dorada esperaba Emily, cubierta por un poste, armada a doble mano; y antes de que el grito agónico y furioso de Rosalind abrazada a la inerte Lila se perdiera en el silencio que imperaba ahora en el pueblo, había vaciado el cargador. 

Notas de juego

* Lila así lo pidió. 

Muerto por votaciones: Giesie.

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23/01/2015, 18:31
Wyatt Stolesouls

Trece balas. Una se llevó inesperadamente a la mujer india. Y las otras doce con ensordecedor estrepito al muchacho.

Trece balas se llevaron por un tiempo la cordura de Wyatt, mientras la sangre salpicaba los rostros de los incrédulos testigos que habían ejercido de jurado, que poco más podían hacer que abrir los ojos y las bocas con horror.

Aquella imagen quedaría grabada en la mente del fotógrafo más que cualquier imagen que llegase a capturar y preservar sobre papel. La muerte se había asentado en Bala Dorada, y con una sonrisa macabra y sádica había decidido darse un banquete. Donde todos los presentes, en ese instante, supieron que aquello no terminaría ahí, y que la pesadilla; no había hecho más que empezar.

El lavandero del pueblo observó atónito a todos, en un intento de acertar con qué máscara vestían las Moiras que cruelmente cortaban sus hilos del tapiz y, a la vez, con la mirada desorbitada y perdida sin ser capaz de fijarse en nadie, ni vislumbrar nada, se giró y huyó de la macabra escena despavorido.

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23/01/2015, 18:47
Reverendo Adam Strong

Al acercarse el atardecer el reverendo Adam Strong abandonó la caseta del Sheriff para dirigirse al Saloon. Se había planteado no acudir al ajusticiamiento a modo de protesta, pero había prometido algo a Lila e iba a cumplirlo. A esa hora en que el sol sólo servía para molestar sus pasos eran los de un hombre que sabe cuál es su destino, pero trata de retener el mundo para que no avance. Y aún así caminaba sin detenerse, consciente de que no debía llegar tarde.

Pero si algo no se esperaba el reverendo era lo que el Sheriff tenía preparado. Al ver llegar a Cody le hizo un gesto interrogativo, queriendo saber qué hacía allí. Y el propio Roca no tardó en dejarlo claro. Al principio el párroco sólo pudo sentir una cosa: incredulidad. Pero al ver que el Sheriff realmente ponía un arma en la manos del pequeño y le animaba a disparar: no pudo más. Avanzó rápidamente en la dirección en la que ambos se encontraban y le arrebató el revólver de las manos. Con los ojos encendidos por el enfado miró a Roca y debió decirse a sí mismo que no era una buena idea vaciar el tambor del arma sobre él. Aquel hombre no hacía más que presionar y presionar, y por muy paciente que Adam Strong fuese en esta ocasión había tirado de la cuerda equivocada.

Antes de decidirse a hacer nada Strong pasó un brazo por los hombros del muchacho, haciendo que la cara del niño quedase contra su pecho y tratando de tapar en la medida de lo posible sus oídos. Una última mirada a Lila, tratando de transmitirle la calma que en esos momentos él no sentía, y un disparo que resonó en sus oídos con fuerza.

Adam Strong no se molestó en mirar a Giesie correr. Sus ojos estaban sobre la indígena, tratando de responder a su sonrisa de la mejor manera posible mientras su pecho hervía con rabia. Y una vez la vida de Lila se hubo disipado separó lentamente a Cody de él antes de mirarle a los ojos.

- Vamos a casa. - Le dijo con voz rasgada. Luego empezó a caminar en dirección contraria a la que Giesie había tomado, hacia la iglesia, cruzando una última y certera mirada con el que un día atrás se había presentado como Sheriff de Bala Dorada.

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23/01/2015, 20:06
Francis Prescott

Francis  pensaba que todo era una jodida y asquerosa broma, contempló atónito como arrastraban a Giesie,  después la muerte de la india, supongo que es un montaje para cargarse la, así tienen escusa para romper relaciones con los indios y ahora Giesie volver...pero que cojones! !????, habéis matado de verdad a un crío por matar un negro?  Estáis locos? .

Totalmente enfadado por ese desprecio a la raza humana (muerte de Giesie) Francis  lanza su sombrero al suelo, en mi pueblo cuando un crió mata a un negro se le regala una tarta de manzana, un rifle y tu padre te invita a una jodida cerveza, después como la gente civilizada y no como vosotros, vamos los domingos a misa, el primer viernes de cada mes nos ponemos las capuchas blancas, como la gente nnormal y no como vosotros, salvajes! !! Quien mata a un crió normal a balazos?, nosotros no, claro... nos ponemos las capucha, encendemos cruces, hacemos parrilladas, incluso jugamos al escondite con capuchas, pero es complicado saber quien s quien, es lo único malo, tardamos horas... pero se es otro tema, pero no matamos críos, les enseñamos a encender  cruces,a hacer nudos de horca, joder una infancia normal y tenéis los huevos de decirme raro? 

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23/01/2015, 21:02
Maybelle Canary

Maybelle se encontraba de nuevo en el Saloon mientras los últimos rayos del sol alargaban las sombras antes de perderse en el desierto que rodeaba el pueblo. Sus ojos verdes se perdían a través de la ventana, en ese punto donde el cielo pasaba del rojo al añil, marcando que una noche más estaba a punto de comenzar en Bala Dorada. Sobre la mesa tenía un vaso de whiskey que giraba lentamente en la mano, haciendo que el líquido ambarino oscilase en círculos. De sus labios colgaba un cigarro cuyo humo hacía entrecerrar los ojos de la mujer. 

Cuando el autoproclamado sheriff entró en el Saloon, Maybelle tardó varios segundos en apartar sus ojos de la ventana para fijarlos en el hombre que había acudido acompañado de un chaval. 

La cazarrecompensas se mantuvo al margen de todo lo que sucedió. Llevó la otra mano a la culata de su pistola y la dejó sobre ella por precaución. No esperaba tener que sacarla, pero no habría llegado lejos si no fuese una mujer precavida. No dijo nada mientras el sheriff trataba de forzar al niño a apretar el gatillo. Ni tampoco cuando el reverendo se interpuso y acabó con Lila. Los disparos lejanos indicaron que el chico tampoco había llegado muy lejos y ni siquiera entonces Maybelle dijo ni una palabra. Tan sólo su ceño fruncido, sus labios apretados en una línea fina y sus dedos crispados alrededor del vaso podían indicar para un observador perspicaz que no había disfrutado ni un ápice del espectáculo. 

Con los gritos desgarradores de Rosalind apretó los dientes y volvió sus ojos ensombrecidos hacia la ventana. Sin embargo, no apartó la mano de su cadera, preparada por si acaso la cosa se desmadraba. Escuchó de lejos al ganadero que volvía a reivindicar sus opiniones, pero no se molestó en mirarlo, ni en decir ni una palabra al respecto. Al fin y al cabo, como algunos se empeñaban en recordar cada rato, ese no era su pueblo.

Notas de juego

Jefa, Lila y Giesie salen como destinatarios por defecto. Los he desmarcado por si acaso es un error, pero si estaba bien, avisa y los meto de nuevo. 

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23/01/2015, 21:07
Red Hardigan

Anochecía. Y el anochecer traía la muerte a pueblo de forma inexorable. Todos se dirigieron a las puertas del saloon, para ver el "espectáculo". Yo no. Me quedé mirando el vaso de wisky, sus reflejos a la luz del los candiles del local. Oí las voces y el despropósito del sheriff con el chaval del cura. - ¡Tsk! - Chasqueé la lengua. En otra época habría salido ahí fuera y habría disparado contra el mismo sheriff sin remordimientos, y luego me las habría visto con su fría ayudante, y veríamos quien seguía respirando tras la caída del sol. Pero aquel era el Red del pasado.

Un disparo. Lamentos y murmuraciones. Más disparos, aunque más lejanos. Algo raro había sucedido, pero esperé a enterarme por boca de otros. Apuré el vaso.

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24/01/2015, 00:45
Susie Powell

Susie no tenía intención de mirar. Sentía ganas de vomitar solo de pensar en que su mano había sido una de las que habían señalado al pequeño Giesie, siempre tan alegre, tan hambriento, tan servicial con ella. Pero aquello había sido por el bien del pueblo, tenía que serlo. Aquella noche, tras el ajusticiamiento, no habría más muertes, o al menos eso ansiaba su corazón.

Sin embargo, el numerito del sheriff hizo que una expresión de perplejidad y furia asomase a su rostro. No podía creer que la locura de ese hombre le llevase a intentar manchar las manos de un niño inocente. Parada en las puertas giratorias del Saloon, Susie echó a andar hacia Cody con intención de quitarle el revólver de las manos mientras lanzaba mil insultos e improperios contra Rocky; pero el reverendo fue más rápido. La camarera sintió en ese momento gratitud hacia Adam Strong: por no haber permitido que el niño lo hiciera, por haberse adelantado y evitar que tuviera que hacerlo ella. Cerró los ojos con fuerza a medio camino para no ver saltar los sesos de Giesie por el aire... Y así fue cómo se perdió la trágica muerte de la india.

Durante unos minutos no pudo reaccionar. Después, sin decir nada, observó los cuerpos inertes en el suelo y se dio la vuelta, entrando en el Saloon. Al ver a Red, le sirvió un whisky bien cargado y se echó otro para ella. Le temblaban las manos aunque intentaba disimularlo.

Esto no tiene sentido alguno, le dijo al hombre en voz baja. Se la veía bastante afectada.

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24/01/2015, 09:54
Red Hardigan

Miré a Susie y comprendí lo que pasaba por su cabeza sin necesidad que ella dijera nada.

Esto no tiene sentido alguno, le dijo al hombre en voz baja.

- ¿Y qué lo tiene? - Apuré el vaso de un trago y solté una moneda en la barra. - Cóbrate. Creo que ya he visto demasiado por hoy. - Y me dispuse a abandonar el saloon.

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24/01/2015, 10:36
Joey Thorton

Spades entra al saloon indignado, furioso y con un estado anímico bastante inestable.

Los últimos acontecimientos habían sido como asistir a los asesinatos de un psicópata, ¡que narices! ¡había sido exactamente eso!

¡Se acabó! ¡Ese bigotes es un psicópata! No he cogido un arma en mi vida, pero Susie, si tienes una escopeta ahí detrás, déjamela. Señor Red, su ayuda también me sería de gran utilidad. Pienso desarmar a ese psicópata cabronazo y encerrarlo en el calabozo del sheriff hasta que vuelva a pasar por aquí un Marshall. ¡Telegrafiaré al Marshall yo mismo si hace falta! ¡ha descargado el cargador sobre Giessie! ¡si hay un asesino entre nosotros es ese psicópata bigotudo! ...

Hablando de eso... ¿El reverendo ha perdido la cabeza? Creo que tenemos que encerrarlo a él también... o ofrecérselo a los indios por la paz... ¡Ha matado a lila sin siquiera temblar! ¿Por qué ha hecho eso? ¡Este pueblo ha enloquecido!...

Se sube a una mesa y comienza a gritar

¿Quién se une a mi? ¡encerremos a ese supuesto sheriff y pidamos explicaciones al reverendo! ¡Si después de eso sigue habiendo muertes nos encargaremos nosotros a la manera civilizada de este pueblo, no bajo el yugo de un psicópata asesino de niños!... Por el amor de Dios, ¡Le dio un arma al pequeño Coddy y casi le obliga a dispararla sobre Giessie! ¡Ha matado a Jessy y también a Giessie! ¡¿a qué barbaridad más queréis esperar para encerrarle?!

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24/01/2015, 17:37
Mickey McFinnigan

Mickey estaba acostumbrado a la barbaría del desierto, y no había llegado a viejo por perder los papeles u horrorizarse por las cosas. Como buen irlandes mantenía una forma esponjosa por fuera, siendo amable para que sean amable con él, pero de piedra por dentro para que las cosas y los horrores de la dura vida no le pasaran factura. Así que mientras los demás salían para ver el espectáculo, el permaneció en el saloon y no negara si le preguntan, que relleno en al menos dos rápidas ocasiones su vaso, uno por cada disparo, seguramente.

Tras llega el final y empezar los gritos de unos y la marcha de otros, el permanecía allí, ahora con un cómodo sillón traído especialmente para el por uno de los chicos del reverendo. Y merecía disfrutarlo, por lo que se hizo con una botella, dejo algo de dinero en la barra, que seguramente no seria suficiente. Y dejo su sombrero en su ondulado estomago, mientras llenaba otra copa.

-Deberían llamar al enterrador y que él de cuenta de los amantes muertos.-A eso al menos si había llegado, la india enamorada de un niño, cosas cada vez mas raras se ven en su ciudad.-Que el aclare si realmente ese chico era un cuatrero como nosotros pensábamos o otro inocente mas con el que convivir en alma.-Fue una frase un tanto poetica, por lo que seguramente ya llevaba un par de horas totalmente borracho. Señal de que la somnolencia no llegaría mucho mas tarde.

Notas de juego

Porque de sus roles no se sabe nasti ¿No?

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24/01/2015, 20:03
Coronel Luisiana

Mantuvo los labios sellados durante todo el acontecimiento. Tan solo pestañeó un par de veces más de la cuenta: cuando se pegó el primer tiro, y cuando se sucedió la ráfaga en la oscuridad de la noche.

El coronel se limitó a mirar al frente, tratando de esconder sus propios demonios bajo llave, muy en el fondo de su memoria. Escuchar el sonido, oler la pólvora quemada, mirar el fogonazo, sentir el temblor en la mano una vez el disparo había salido, y degustar la sangre del recién muerto en el rostro, eran sensaciones que el exmilitar había querido olvidar.

Sin embargo, aquella noche lo revivió como si fuera un recuerdo reciente, como si hasta ayer mismo hubiera acabado de linchar a su última víctima con un tiro certero entre ceja y ceja. Porque, él recibía órdenes. Y él las daba. Y todas eran referentes a lo mismo: cobrarse más vidas que el bando contrario.

Si el destino había querido que librase una última batalla en su estado, lo afrontaría. Siempre había sacado pecho ante las situaciones difíciles, y no iba a ser ese el momento de agachar la cabeza.

Si debía luchar por su vida, y por la de los miembros de su grupo, lo haría. Si hacía falta comenzar una guerra, él era coronel, y estaba preparado.

—Déjese de tonterías, Prescott, y deje de insistir en sus costumbres— dijo el coronel, mirándolo con severidad—. No estamos aquí para evaluar la calidad de la muerte, sino de pararla. Seguro que más de uno está pensando ahora mismo que bien podría ser usted el siguiente— aventuró, instándolo a parar de su perorata.

Cogió aire, y miró a su alrededor.

Entiendo que la muerte nos es conocida a mucho de nosotros. Y eso tranquiliza, a la vez que asusta— añadió Luisiana, rascándose la barba—. Pero, debemos de tener los ojos bien abiertos. Si lo que sé es cierto, el muchacho de piel sonrosada ha merecido esa ráfaga. Y esa huida cobarde— escupió el coronel—. Acerca de la india, no puedo decir nada, salvo que un alma caritativa se la lleve a su pueblo, y allí, según sus costumbres, la despidan en soledad.

Giró un poco la silla, y contempló el rostro del reverendo.

—Un papel difícil le ha tocado, Strong— murmuró el coronel—. Muy difícil.