Partida Rol por web

El que en vida fue Eddard rumió largamente. Lo que decía el nuevo caminante blanco tenía mucho sentido y contemplaba todo el abanico de posibilidades, podía haber sido un loco pero de tonto no tenía ni un pelo.

-Desconocía mucho de lo que sabes. Así que Olenna, por lo que sabemos podría no ser traidora al Reino. Sin embargo, todo parece ser evidente y nada lo es. Lo de Hodor... por lo que dices podría no ser cierto- Por lo que le contó el que fuera Lord de Invernalia y de los Stark, Stannis pudo saber que aquél empate lo habían desequilibrado los muertos y no Hodor. De alguna forma Varys había contactado con un hechicero de más allá del Mar Angosto y este podía mantener un enlace con los muertos, y ellos, entre las brumas habían decidido sumar sus voces a las del pueblo. Por ellos murió.

Cuando Eddard expuso sus dudas sobre Hodor, Satnnis salió en su defensa.

-Lo de Hodor fue la tercera noche, con un aparente empate entre Bryden y Meñique, antes del empate que mencionas. Que los muertos y el medium de la araña no tuvierais que emitir un desempate cuadra aún más con el poder que el grandullón de vuestra casa dice tener. Sigo creyendo en su inocencia, más aún ahora al oír lo que dices.

Stannis había dejado la falsa cortesía y trataba de "tú" a Eddard. Una vez muertos, los títulos y los modales no valían para nada.

Todo era confuso, no por como lo expresaba o lo pensaba Stannis, sino por las posibilidades en sí. Sin embargo, sus teorías y deducciones parecían más que ciertas o al menos plausibles.

Eddard no había sabido nada de aquellas votaciones pero, por lo dicho, y no lo dudaba, el sirviente grandullón de la Casa Stark parecía ser, en efecto, tan poco culpable como siempre había parecido. Hodor, el siempre solicito, ingenuo e inocente Hodor.

Tras meditarlo cabía otra posibilidad, si bien improbable no imposible. Y que, por alguna razón, Stannis había desdechado y quiso saber Ned porqué. Esperaba que los Dioses fuesen capaces de perdonar lo que estaba por decir: -¿Y si Tyrion y Jon... estuviesen juntos? Hasta ahora los hemos visto discutir y acusarse, pero... ¿y si fuese tan solo una puesta en escena? ¿Con la información que tenemos cabe alguna posibilidad de ello?

Algo parecido a una muesca de sonrisa surgió en el rostro. Pero no era una sonrisa, no lo hacía cuando estaba vivo no lo iba a hacer ahora que los sentimientos le hacían aún menos mella que antes... que no era mucho. Y no era para menos, Stark estaba tan paranoico como él, no se fiaba de nadie.

-No te voy a decir que es imposible, porque ya nada me parece imposible- los caminantes blancos eran para él un cuento norteño para asustar a los niños. Y ahora era uno de ellos- pero es, a la vez que en parte casi brillante, muy arriesgado. Nieve y Lannister llevan varios días, sobre todo desde ayer, señalándose el uno al otro, diciendo ambos que tienen el mismo don, el de adquirir los dones de alguien que muriera linchado y por tanto se han puesto la diana sobre la cabeza del otro. Puede que el enano jugara a dos bandas entre Perro y Nieve, y tu hijo seguramente atente contra Tyrion hoy, lo que dejaría a los traidores tocados lo cual no sería una buena jugada por su parte acusarse de ser los dos malvados.

No obstante, para Stannis tampoco era algo tan descabellado. Al fin y al cabo, Tyrion, que se sentía tan poderoso y acusador cuando tenía al perro hoy ni siquiera señaló a Nieve cuando antes lo hacía con tanto empeño.

-No me gusta desechar ninguna idea, y la tuya es espeluznante pero válida, a su manera. Aunque sigo pensando que estando tan cerca del final haber permanecido unidos era mejor que acabar con sus propias vidas. Ya que, si quedan dos traidores la muerte de un solo inocente les daría la victoria. Ayer, incluso después de la muerte del Perro, Nieve me decía en privado que el enano debía morir, que hoy debíamos votarle a él. Si fuera su compañero y contando con que yo no podía votarle a él lo mejor hubiera sido intentar que yo me enfrentara a otra persona como mi propio hermano del que no sabemos nada, con mi voto, el suyo y el del enano habrían ganado ya hoy. Así que no sé, no lo descarto en absoluto, pero su enfrentamiento parece sincero. De todas formas, o uno o los dos lo son, uno morirá hoy por votaciones. Al otro, podemos matarlo mañana, si todavía hay algún traidor vivo o si ellos no triunfan matando a todos los inocentes.

Como era habitual, hizo su reflexión final.

-Es muy probable que Nieve sea un traidor, no voy a decir que no, pero hay que evaluar los riesgos. Si quedan dos traidores, la muerte de un inocente hoy sería nuestra perdición... y si quedan dos traidores creo que uno debe ser por fuerza Tyrion, ya que Robert, el único que podría ser culpable de decir Perro la verdad sobre los demás, no es aliado de Nieve por que en privado, y se ha visto traducido en votaciones, no ha dejado de insistir en que debía matarlo por haberme hecho su pupilo. Así que hoy votaría a Tyrion, si éste es inocente ya no habría ninguna duda, Nieve sería el traidor, y estaría solo, moriría por votaciones al día siguiente, y si no... a nuestras manos.

Negó con la cabeza, los argumentos sopesados tenían mucho peso, Stannis tenia una mente analítica muy buena y Eddard se daba cuenta de todo lo que se había perdido en su camino hasta convertirse en lo que era. Quizás los Dioses debieron elegir a otro con más conocimientos para esa labor, quizás alguien más sabio, que supiese menos de honor y más intrigas. Alguien que al menos hubiese sabido todo lo que había acontecido desde su defunción. 

-Unidos... quizás si, de haber tramado y soñado con traiciones quizás habría optado por no mostrarnos juntos todos los traidores menos cuando quedan tantos... pero es cierto que es un juego demasiado arriesgado, diría incluso, en exceso. Así que será tan simple como apuntamos al inicio. O Jon o Tyrion, sí. Y que Robert calle cuando todos hablan sobre sus dones... me parece más sospechoso aún.

-Creo que tu hijo bastardo va a caer hoy. Ojalá todo acabe con su muerte.

Pero en Stannis habían dudas.

-El enano si no es un traidor no es muy listo, pues volver a examinar a la misma persona cuando otro ya lo había hecho antes, y más cuando confiaba en ese alguien, es una pérdida de tiempo. La teoría de que Robert sea su compañero y que por eso no diga nada sobre él cobra fuerza. Por un lado lo de que el vidente y un traidor fueran camaradas no tiene ningún sentido... pero en momentos como éste casi lo parece.

No quería pensar en su hermano como un traidor. Pero para Stannis pesaba más el querer acabar con la maldad que la sangre.

Eddard pensó que aquello que auguraba Stannis iba a ser en efecto una realidad, de hecho es lo mismo que había pensado él cuando se llevó al Señor del fuego, confiando a su propio hijo al juicio del pueblo.

Poco más había que hablar, pues nada podían hacer por el momento, los dos caminantes blancos aprovecharon esos pasillos ocultos que permítian escuchar aquellas discusiones que reberveraban dentro de la Sala del Trono. Jon resultó desgraciadamente, y contra todo interés, no culpable de aquella traición, haciendo patente que, el que fue señor de Invernalia en vida había errado completamente su jugada. Claro que él no lo habría podido saber con la información de la que disponía cuando se llevó al señor de portadora de luz, pero la realidad no era menos cruda por ello. Por suerte, al menos se encontraba ya desvestido de cualquier sentimiento.

La voz del enano les llegó clara, llena de sorna demasiado osada y punzante. Se desprendía de la máscara que le había cubierto el rostro y las intenciones hasta el momento, se mostraba abiertamente victorioso y aquello no gustaba nada a Ned. No dejaba espacio a más margen de error ¿Por qué mostraba tan pronto sus cartas? ¿Había terminado esa partida de Sitrang con vidas humanas? Que él viese quedaban tres para cortarle el camino...

Temía que una vez más, Stannis Baratheon había dado en el centro de la diana en sus pronósticos. Tyrion no estaba solo aunque lo hubiese querido así.

Stannis tampoco dijo nada. Por un lado, ni él mismo sabía qué pasaba con su hermano. por otro ya estaba decidido. Se limitó a esperar, junto con el "hombre" que le asesinó para ver qué pasaba.

Esta noche podrían hacer algo. Stannis pensaba que quizá no fuera necesario, pero sí debían hacerlo por si acaso. Sus antiguos dioses decían que matar a alguien de su misma sangre era algo inhumano, que se pagaba para toda la eternidad.

Pero ese loco asesino no era su hermano, no le importaba nada excepto su apellido, no el reino ni lo que pasara con él. Además, ahora Stannis profesaba otra religión, solo había un Dios y éste no toleraba la oscuridad. Oscuridad que rondaba en todo lo ancho que era Robert.

Se acercó a Stark, con la mano tendida, para estrechársela si el otro accedía. No le caía especialmente bien la persona que tenía delante, era demasiado idealista para su gusto y no pudo olvidar que él le había convertido en aquella cosa que era ahora y que por su culpa los traidores podrían hacerse con el trono. Pero Stannis estaba dispuesto a perdonar si con eso conseguían algo, exterminar al traidor.

-Y bien Eddard, ¿acabamos con ésto?

Los hechos se habían sucedido de forma imprevista, seguramente ni la misma Melisandre hubiera podido ver la cadena de acontecimientos que habían envuelto aquella catástrofe en los fuegos de Rh’llor. La maldad del enano, la traición y la práctica extinción de la clase noble de la antigua casta de los ándalos.

Mudos como la muerte, Stannis y Eddard habían escuchado y sido testigos de los últimos días en que la sombra del Trono de Hierro se extendía sobre Poniente. Pero ni la sorpresa, ni la indignación, ni el temor habían arrastrado aquellos corazones fríos despojados de todo sentimiento.

Habían esperado su momento, y su momento llegaba con la gélida noche.

Jueces y verdugos se disponían a extinguir aquella estirpe de hombres y mujeres mezquinos, que, con egoísmo, habían gobernado sobre el pueblo pobre subarrendándolo a sus propios intereses.

Eddard Stark en vida solo había querido volver a Invernalia con su familia, se conformaba vivir modestamente con su honor, servir a su pueblo, y rezar a sus Dioses.

En la muerte aquello se lo habían arrebatado, ni siquiera la nostalgia instigaba sus acciones, había abierto los verdaderos ojos, y sus Dioses, existieran o no, carecían de relevancia. Ahora sus manos negras las movía el hielo, pues no había fuego en su sangre coagulada. Hielo y Muerte eran sus nuevos manifiestos Dioses, y su justicia.

Robert había traicionado cuanto habían sido y prometido de jóvenes. Ahora se hacía patente que Robert sólo se importaba a sí mismo, había sembrado la muerte como camino a algo, quizás viera algo que se le escapaba, pero con razón o no, en vez de seguirlo ahogaba sus fuerzas, su resolución, su perseverancia en alcohol. No era el hombre que había creído. No era digno de ser rey.

Y si no lo era él, si incluso él podía corromperse, quizás no lo podía ser ninguno de los presentes. Stannis y él arrasarían con los que quedaban para poder gobernar el pueblo, se alzarían nuevos líderes, nuevos gobernantes, nuevos héroes que vestirían una nueva Era dorada.

Aceptó sin atisbo de duda aquella mano que su, ahora igual, le tendía. Estaba dispuesto a acabar con aquello y sentenció con una sola frase, un nuevo lema.

-Se acercan nuevos tiempos.

Y si incluso éstos se corrompían, esos nuevos gobernantes y héroes caían en su propia ambición, ahí estarían ellos, los caminantes blancos para llevarse al hombre malvado.

-Se acerca el invierno…

Apretó la mano de Eddard y supo que debían acabar con todo, o al menos con el corrupto de su hermano. No creía que con eso salvaran a Olena, o tal vez sí... de todas formas lo único que le importaba era que ningún traidor viera la luz del día al día siguiente.

Desenfundó a portadora de la luz y pareció que el día se izo allí. Por fin tuvo la ocasión de usarla, para limpiar lo que él creía el mal, la oscuridad.

-Decidido queda, Robert debe morir hoy.