Partida Rol por web

Jon había escuchado lo suficiente y acá algunos parecían querer confundir mas que aclarar. Bryden, había llevado a un buen punto las sospechas del joven Nieve, y no era cierto que no lo hubiera mencionado con anterioridad Tully, fue el ultimo en hablar antes de que todos se fueran a descansar y sus palabras apoyaron mis sospechas, por el actuar de Melisandre el día en que arremetieron contra Daenerys este era un hecho seguro, era sospechoso el que la dama roja tratara de desdibujar aquella verdad.

Por otro lado, el Pero otra vez salía a la defensa de la sacerdotisa hablando de visiones y no sé que mas. Ya era hora de ser directos, de nada servía seguir con rodeos Se puede saber que interés tiene usted en secundar los argumentos de Melisandre? Algún lazo les une? Pregunta con curiosidad al Perro, ya empezaba a dudar si en realiadad tenia su lealtad en los lannister o en alguien mas, tal vez él mismo se había encargado de matar al resto de los leones.

También había meditado en el resto de las cosas dichas y lo cierto era que del maestre de la guardia de la noche poco se sabia.

El perro esgrimió media sonrisa que hacía que su lado quemado quedase algo más desfigurado.

- Ya tardabáis en asomar vuestro hocico nevado, lobo-cuervo -respondió con un sonoro suspiro- Ningún lazo me une a Melisandre, aunque si ella quisiera, estoy dispuesto a dejarme atar -y lanzó a la Dama Roja una descarada mirada.- Comprendo el desconocimiento de la gente del Muro en el arte de cortejar a una mujer, Nieve, pero no hace falta que me inquiráis con tanta pregunta: os daré consejo si me lo pedís directamente. Incluso os puedo acompañar a un burdel si tanta curiosidad sentís -y sonrió más ampliamente, divertido.

Algo más serio se dirigió al segundo de los Baratheon.

- Lord Stannis, no tengo mayor interés en Melisandre que otro cualquiera. Pero coincidiréis conmigo en que las acusaciones del bastardo de Invernalia o del Pez Negro son pobres como el bolsillo de un mendigo. Vuestra sacerdotisa al menos ha sabido salir airosa del religioso -pronunció la palabra con desdén- linchamiento verbal al que le han sometido por poseer algo poco aceptado en la sociedad: en este caso, una creencia diferente. Como comprenderéis, para mí eso es digno de admiración -dijo tocándose la cara quemada, a modo de símbolo empático-. No os ofendáis pero es curioso cómo creistéis a pies juntillas a la loba Stark y su cuervo amaestrado, y ponéis reparos en depositar vuestra confianza en vuestra belleza pelirroja. O en que en otros la depositen en ella -y alzó las cejas con una sonrisa.

- En cuanto a mis sueños... -Sandor volvió a ponerse serio- nunca habían ocurrido con tanta frecuencia como desde que estamos aquí reunidos. Anteriormente lo había achacado a los efectos de una mala borrachera, pero os pondré un vívido ejemplo que me hizo tenerlos más en consideración: La noche que asesinaron al cuervo Benjen, no había bebido apenas vino. Me fui a acostar con las palabras de Eddard Stark (que junto a los Nuevos Dioses o los Antiguos esté) en la mente, pues en cierto modo admiraba cómo su discurso, cuyo objetivo era ese lejano asunto de buscar nuevo rey de Poniente, había sido pronunciado de una manera tan noble y calmada. El lobo habría sido un buen rey.

El Perro se apartó el pelo, colocándolo detrás de la oreja que aún conservaba en buen estado, antes de seguir.

- Esa noche tuve un sueño extraño. Soñé que un rebelde burlaba a la guardia y entraba en este recinto, dispuesto a llevarse a la tumba a quien se encontrase por delante. Misterios de los sueños, mi subconsciente creía que ese traidor a la corona (o al reino, pues no hay corona aún) era Lord Stark, y en mi afán por encontrarle, le perseguí por la mitad del castillo. No me sentía yo mismo mientras le seguía, pues veía el castillo más grande de lo que era. O yo era más bajo de lo normal... Y sobre todo más veloz. En cualquier caso, el rebelde iba dejando un olor fortísimo, no supe identificar a qué, pero era imposible perder su rastro. Cuando en una sala por fin le tuve frente a frente, ví que en esa misma estancia también estaba el rey de Invernalia, llorando junto a un cadaver. El traidor escapó por una ventana. A la mañana siguiente todos descubrimos que ese cuerpo había sido el de su hermano Benjen. Cuando me desperté, supe de inmediato que no solo el lobo no era el asesino de su hermano, sino que no podría morir a manos de un traidor en la noche. Y así fue, pues su muerte vino propiciada por la Araña (en nombre de quien fuese).

Sandor carraspeó un poco. Tanta charla le estaba dando sed.

- Estos sueños se han ido repitiendo cada noche, dejándome entrever quien es inocente de entre los que de verdad se definen así. Por supuesto, esta información es demasiado valiosa para dársela al primero que pregunte, Ser Brynden. Y menos si no confío en él -dijo, mirando con una sonrisa misteriosa al Tully- ¿quién sabe si os digo un nombre, y mañana aparece muerto? ¡o si por el contrario, aparezco muerto yo! ¿Os sentiríais más tranquilo si matáis a quien os puede ofrecer alguna respuesta en este mar de dudas, Ser Brynden? ¿y vos, Lord Nieve, suspiraríais aliviado si dejo en paz a vuestra querida Melisandre, para que toméis el relevo de conquistarla? -y el Perro soltó una suave risa.

- No sé qué son estos sueños. No sé si los envían los dioses Antiguos o los Nuevos, el Señor de la Luz, el propio vino, o mi cabeza que ya ha perdido el escaso juicio que le quedó tras ser devorada por las llamas -volvió a tocarse inconscientemente las cicatrices producidas por el fuego-. Pero en cualquier caso, me aportan más claridad entre tanto caos que cualquiera de las tontas difamaciones que he oído en esta sala.

Saludó al Perro cuando este lo hizo y permaneció atenta a lo que hablaban el resto.

Sin duda no entendía las acusaciones hacia la Mujer Roja, si bien es cierto que adora a otro Dios y que habla de manera muy enigmática... no era ninguna novedad, siempre había sido así, así que acusarla por algo como tal era una completa tontería.

- No digas sandeces, muchacho. -Le espetó a su nieto cuando este habló.- Si no nos han atacado es porque hemos tenido suerte. -O bien porque ciertamente hay un traidor en la casa, como ya han dicho.- De algo tenía que servir tener flores hasta en el culo.

Las palabras del Pez Negro no hacían sino causarle risas, pues su único argumento era el hecho de adorar al Señor de la luz y su voto hacia la dragona.

- Es más que ilógico que sus razones sean tan superficiales, cuando muchos han dado más gala de reflexividad. Como dice Lady Olenna, mi hablar y mi fe son de conocimiento de todo Poniente. Si la forma de expresarse fuera una razón válida para acusar, entonces la elocuencia de Lord Stark, el humor de Lady Olenna, de Lord Tyrion y del Perro serían factores decisivos para las votaciones y aquellos cuya palabra no los caracteriza, serían los blancos fáciles, como el amable gigante de los Stark - dice con severidad a Bryden, un poco más molesta de lo anterior pero sin perder la falta de expresión en su rostro.

- Lo que yo he visto en mi vida no creo que pueda equipararse a sus experiencias, mi Lord. Crecer en un castillo es más fácil que renacer de las cenizas y eso lo puede decir nuestro eunuco informador - mira a Varys y se voltea hacia Jon.

- No pude protegerlos porque sólo tenía una oportunidad y quería guardar mi protección para alguien de mi casa, cosa que sucedió esta noche - dice subiendo un poco el tono de voz para luego relajarlo. - La casa Baratheon es una casa unida y cuando lord Robert puso su propuesta, quise apoyarla. No fuimos los únicos en votar a la dragona y la mayoría de los votos fueron aleatorios. Quisiera saber si usted tenía un mejor motivo para votar esa noche, Lord Bryden, además de su xenofobia hacia mí - voltea hacia el perro y se acerca con una sonrisa amplia.

- Agradezco su confianza, Serr. Me halaga con tanta galantería y puedo ver que sabe cómo tratar a una dama. Espero que algunos de los varones de esta sala puedan aprender un poco de usted - le hace una corta reverencia y voltea nuevamente hacia Jon y Bryden.

- Creo que, más que sospechas sólidas, su compinchería y falta de argumentos levanta sospechas. Algo en la forma en que apoyan sus decisiones no me huele del todo bien. Yo actúo en nombre del Señor de la luz y por ello, no siento temor, dudo como duda cualquier ser humano pero tengo la certeza que el Señor de la luz está conmigo y él sabrá guiarme por el camino correcto. Ustedes, por el contrario, se dejan guiar por odios u otras pasiones, errores comunes que llevan a equivocaciones como las cometidas y las votaciones ocurridas hasta el momento. Creo que fijan su atención en la votación hacia la dragona porque no encuentran ningún otro argumento por el cual inculparme y tratan de armar rompecabezas donde no los hay. Si hay alguien tratando de confundir a las masas es usted, Lord Bryden y usted, Lord Nieve. Yo soy una sierva del Señor de la luz y soy fiel a mi casa. Además, yo he revelado más sobre mis acciones que ustedes dos. Ninguno ha dado un ápice de honestidad. Incluso el Perro mencionó sus sueños. ¿Qué los hace jueces y limpios de culpa? -.

-Defendí a la loba porque creo que demostró su poder vaticinando sobre quien se posaría el cuervo al día siguiente... y creeré en lo que decís cuando lo podáis demostrar.

Aunque la verdad, Stannis estaba confuso sobre la cualidad que decía tener el Perro, cualidad que no entendía del todo.

-Claro que las acusaciones de Nieve, Tully y Tyrell parecen sustentarse sobre excrementos de caballo, basándose en poco menos que en acusaciones racistas, pero sigo sin entender esos sueños que decís tener, para qué engañaros.

Y tampoco veía un por qué, aparte de lo que Sandor parecía definir como un atractivo sexual salvaje, salía en defensa de la sacerdotisa cada vez que alguien la acusaba, pero no sentía demasiado interés por defender a nadie más. Y fue cuando posó su mirada sobre Tyrion.

-Lord Lannister, poco sentido tiene ocultarlo a estas alturas, ¿os reveló vuestra hermana Cersei, a vos o a vuestra familia, algún dato importante, que pudiera elegirla como objetivo si la escuchaban los oídos erróneos?

Por último miró a Melisandre. Su mirada era fuerte y sus palabras le parecieron sinceras... pero él apenas era un novato en la religión del Dios de la luz. La oscuridad de las dudas no se habían disipado de su cabeza, mas al contrario, parecían crecer por momentos.

Tyrion se limitaba a fruncir el ceño. Se pasaba los dedos por los labios, como si meditara, recitando frases en su cabeza. Fue realmente interesante la revelación de la Dama roja. Pero, más le interesó la confesión de su fiel y (así quería llamarlo) amigo.

Lo miró, observándolo, con verdadero interés. Si lo que decía era cierto, y no entendía por qué no debía serlo, aquello ayudaría a todos a esclarecer el feo asunto que todos tenían entre las manos. La sangre derramada por cada uno de los muertos era culpa de todos los que estaban en aquella sala. Y Tyrion sentía las puntas de las espadas semifundidas en su maltrecho trasero, recordándole lo que se debía hacer.

-Sandor, posees un don que los Siete te han otorgado. Olvida lo que digan los demás, tu señor te cree- y, pese a que a Tyrion no le gustaba hablar de sí mismo de esa manera, asintió con fuerza, corroborando sus propias palabras, y mirando con fiereza el resto de los rostros. Se fijó en uno en concreto.

-Ser Tully boqueáis como el pez de vuestro escudo cada vez que abrís la boca- dijo con sorna, sonriendo-. Tenéis una extraña fijeza en que os odie todos los que estamos reunidos aquí, y yo me pregunto por qué.

Hizo una pausa, algo dramática. Lo fulminó con la mirada, y bufó levemente, arrugando la nariz. El pescado no podía defenderse de manera mejor, pero a Tyrion no le importaba. Ahora que él era el cabeza de su familia, ahora que era la cabeza del león debía proteger a quien estuviera a su servicio. Y si Sandor era atacado, quizá por su hermana no lo hubiera hecho, pero el enano no permitiría que su perro fuera golpeado por palabras necias.

Se levantó del Trono de Hierro mientras Melisandre hablaba. No dirigió ninguna mirada hacia Sandor ni hacia ninguno. Su mirada estaba clavada en el pez.

-Tú, pescado- dijo sin respeto. Lo señaló con un dedo pequeño y regordete, y tuvo que alzar su cabeza para mirarlo cuan largo era-. No oses hablar con el perro de un león. No oses dirigirle la palabra como si fuera una miserable sardina.

Miró a su alrededor y frunció el ceño cuando volvió a posar sus ojos dispares en Brynden. Un fuego en su pecho se encendió.

-Olvida a Sandor Clegane. Que salga de tu mente- exigió el Gnomo, sin saber de dónde salía aquel coraje-. Vos, señor, y el joven Nieve, como bien han señalado, tenéis un lazo fuerte. Pero, la unión que hay establecida entre Sandor y un Lannister es férrea... Como su espada- añadió de forma maliciosa.

Fue entonces cuando escuchó la pregunta de Lord Stannis, y salió de su cólera. Tenía calor, y estaba sediento. Carraspeó su garganta, y con un tono suave, respondió:

-Mi dulce hermana tuvo a bien no decir nada a nuestra familia. El secreto que tuviera en su oscuro corazón se lo llevó con ella. Sospecho que fue víctimma por su encantadora personalidad. Era una joya. Una delicidada flor de primavera no diré que no lamento su muerte, pero también añadiré que no la echaré de menos, mi señor.

-Se me confundí en mi elección contra la niña de cabello plateado y por eso desde entonces he procurado escuchar y discutir los acusados, para que no volviera a suceder, pero hasta el momento nadie parece haberlo hecho mejor que yo.-Contesto al pez negro, mientras rellenaba una vez mas su jarra, aunque su voz parecía mas serena que cuando llego.

-Y por eso ahora me planteo si realmente los traidores participan junto con nosotros, es decir, hasta el momento se mantienen ocultos y porque no entonces dejar que nosotros nos compliquemos la vida matándonos mientras ellos solo trabajan de noche. Quiero decir.-Bebió de su jarra, era consciente que estaba teniendo problemas para expresarse pero su necesidad de vino era mayor.-Y si los traidores estuvieran por ejemplo entre El cuervo ciego, el subnormal o el putero. Aquellos que apenas han dicho una sola palabra.-Camino hasta donde estaba su espada y la recogió.

-De todas formas creo que hoy ya están de mas nuevos acusados, al parecer la cosa esta entre Bryden Tully y Melisandre y puede que mañana entre alguno de los dos mas Jon Nieve y Sandor, dependiendo en como acabe esto.-Bebió de nuevo de su jarra.-Ya que parece que cada uno de los otros apoyo al contrario.

-¡PERO Aun espero venganza por mi esposa y mi hermano¡-Alzo su espada.-Por lo que prefiero confiar en la palabra de alguien de mi Casa que en la de cualquier otro, y mas cuando las acusaciones son fácilmente rebatidas entre ellas si. Y si voy a elegir me quedo al lado de los Baratheon.-Termina su jarra.

-Dios, espero que este día termine de un jodida vez.

Hodor se sintió aliviado al ver que no había nuevos muertos, y que la pequeña Arya seguía a salvo. Siguió con interés y esfuerzo las conversaciones de unos y otros, agradeciendo la descripción que de él hacía la mujer rojo, y frunciendo el ceño al oír que se referían a él como subnormal. Ese Roberth le pareció un maleducado.

Martin se había tomado unas horas de descanso, las suficientes como para enredarse con unos amigos e irse de pesca.

La poca estabilidad de los botes nunca le había gustado, y la posibilidad de acabar en el agua menos. Así que subió al bote a regaña dientes y tan pronto como consiguió asentar su culo, se agarró a los márgenes del bote con toda la fuerza que sus dedos le concedieron (incluso algo más) y el viaje empezó. Un viaje de apenas tres metros, pero digno de ser llamado viaje por la eternidad que ese desplazamiento supuso en su mente.

La pesca empezó, y poco a poco se fue relajando, aquello era más tranquilo de lo que aparentaba, apenas había olas y las pocas que se disputaban el paso por donde ellos se encontraban simplemente mecían la barca con educación.

Soltó los dedos meñiques con la primera ola, los anulares con la segunda, los corazones con la tercera, los índices ya requirieron de cinco más, y los pulgares se liberaron en ese mismo gesto aunque no dejaron de apoyarse en la madera, temerosos de haberse tomado demasiadas confianzas con la fortuna.

Aun con la cabeza encogida entre los hombros miró a lado y lado descubriendo lago a ambos lados, agua calmada, cristalina, incluso algo plateada. Abandonó esa posición de falsa seguridad que sus hombros le condecían y tomó aire en el gesto.

Justo en el preciso instante en que uno de sus acompañantes tiró con fuerza de la caña de pescar  al grito de ¡lo tenemos!

El bote se alzó y volvió a descender con violencia y Martin se precipitó al agua, boca abierta y brazos receptivos.

Maldijo esa trucha mítica desde el preciso momento en que el agua empezó a invadirle el paladar hasta que llegó a su casa escurriéndose la ropa, la gorra y la barba.

¡lo tenemos! ¡Maldito pez negro! ¡Maldita sea toda tu especie!

Tomó su pluma y empezó a escribir.

La calma había llegado a esa sala del Trono, la calma que solo guardaba luto a las muertes ocasionadas en la misma, un luto demasiado prolongado. Todos los allí reunidos sabían que aquello no había acabado, podían sentir la muerte respirarles en la nuca, podían sentir las miradas acusadoras cortar el ambiente como cuchillas y podían sentir la desesperación apoderarse de sus entrañas.

El luto había durado demasiado. Aquella idea se despertó en las mentes de todos como si tratara de una imposición divina y el primer dedo acusador señaló a Bryden Tully. Un dedo al que se le unieron otros más, incluso dedos fríos se alzaban contra ese hombre.

Bryden vio su hora llegar, y como todo buen sospechoso prefirió correr, confirmar esa sospecha; pero tan pronto se giró, fue golpeado con un ariete, un ariete movido por la masa furiosa de los hasta el momento compañeros.

Bryden cayó al suelo, roto y adolorido, serpenteó en el suelo, incapaz de controlar sus espasmos nerviosos, como un pez fuera del agua, hasta que su mirada ennegreció como un pez muerto.

Nieve escuchó al Perro espetarle insinuaciones sobre su falta de capacidad para cortejar mujeres, no tenía mucho con que debatir aquello, pero de igual forma no le veía caso a ello, solo le miró despectivamente y esquivó el comentario. Pero había algo que definitivamente no quedaba claro de sus argumentos y de su supuesto don Así que no diras a quienes has visto como inocentes porque tenerías por sus vidas esta noche? Pero acaso Melisandre y tu no han expuesto sus vidas al contar de sus capacidades? Dudo mucho que una persona como usted tenga mas encuenta el pellejo de algún otro en este lugar que el suyo propio. dice esperando la respuesta del afamado maestro de la conquista.

Lord Tyrion dejó claro a toda voz el apoyo para su sirviente y especuló sobre alguna relación entre Brynde y Jon, que junto a las acusaciones de la dama roja les dejeban como sospechosos. Por otro lado el maestre aun permanecía en silencio, dejando entre dicho su apatía por todo este asunto.

La calma había desaparecido por completo después de la terrible persecución al pez negro. Había que reconocer que tanto los argumentos de Jon como los de este parecían apoyarse, pero nada les unía para apuntar a la mujer roja, salvo las conjeturas sacadas por cada uno. También le asombró que su tía, pese a haber esparcido el rumor de que Melisandre no era de fiar, no le votara, sin duda las cosas no eran tan simples como se veían.

Tomando la palabra, Jon se pronunció frente al ajusticiamiento del pez negro Espero que estén satisfechos... No hacen mas que ser necios y proteger a los suyos y lanzarse contra cualquiera que levante un dedo contra sus casas, en las que sin duda alberga más de un traidor entre sus muros. Ahora poco o nada podría agregar, esperaba poder llegar al siguiente día para luchar por esclarecer todo esto.

- Ah, querido cuervo, veo que aún no has comprendido mis inquietudes... Sí, puede que el hablar sobre mi extraña habilidad -y arrugó la nariz al llamarla así. Nunca se había preocupado en ponerle ningún nombre. ¿Habilidad o maldición? El tiempo lo diría... pero el Perro se dio cuenta de que no había vuelta atrás: sus sueños tendrían un papel importante en su vida a partir de ese momento- me exponga al patíbulo en el que el traidor elige a sus víctimas, y que mañana aparezca muerto como un can que haya sido contagiado con la rabia. Sin embargo, como he dicho antes, tengo la esperanza de aportar un poco de luz entre tanta sombra en la supuesta lealtad de las personas que aquí nos encontramos.

Sandor Clegane sonrió un poco ante lo que acababa de decir. Jon Nieve tenía razón: él estaba acostumbrado a salvarse a sí mismo (y a la casa a la que servía, claro estaba. Un perro es fiel a sus amos) antes que a los demás. Miró al bastardo de Invernalia y se explicó un poco mejor.

- No dejes que el Muro de Invernalia ponga sus propios muros en tu percepción, Nieve. Vos mismo lo habéis dicho: tengo fama -y soltó una leve risa- de que solo me importa mi propia persona. Y la casa Lannister -bajó la cabeza sumiso, ante el enano- No suelo ser una persona amable y no caigo en gracia a los demás. Tengo las mismas posibilidades de morir asesinado esta noche, llevándome el secreto de mis sueños a la tumba, que exponerlo a todos para intentar desenmascarar al traidor. Solo que, con esta segunda opción, siento que no espero sentado y a ciegas a la muerte, sino que me enfrentaré a ella y ésta no será en vano. 

La errónea acusación que entre todos habían vuelto a hacer tuvo como consecuencia la muerte del Pez Negro. La pérdida de Brynden Tully no le causaba remordimientos ("Hombres más justos mueren en las guerras" pensó una vez más). Lástima que sus sueños no hubieran hablado de Ser Tully. Ni para bien, ni para mal.

Ante las palabras de Jon Nieve, se pronunció:

- El cuervo tiene parte de razón: solo empleamos nuestras acusaciones en atacar a quien no es de nuestro agrado. Pero nos olvidamos de quien, en silencio, esperan su oportunidad. Esperando pasar desapercibidos para salvarse. O para algo peor. Parece que parte de la casa Stark ha sabido reflejar en sus votaciones que hay algunas personas que usan su cerrada boca para estos beneficios, ¿no opináis, Lord Baelish? 

Los dispares ojos de Tyrion vieron cómo boqueaba el pez negro ante la muerte. El Desconocido se lo llevaba más allá de aquellas gruesas paredes de la Fortaleza Roja, y, en su fuero interior, Tyrion no sintió nada ante aquello. Con el ceño fruncido y los labios apretados, sin pestañear, contempló la caída de uno más. Y no pudo evitar sonreír. Sabía en su cabeza que Brynden tenía un plan desde el principio. Y si bien no era de los traidores a los que debían dar caza, no era menos cierto que todo se hubiera terminado si los presentes hubieran tenido un voto unánime. Además, a Tyrion el pescado no le gustaba.

Carraspeó la garganta para descongestionarla, y se mantuvo al lado de Sandor. Sospechaba que la lluvia de acusaciones no terminaría contra él, por lo que estaba dispuesto a defender su honor sin ningún pudor. Fue por ello que observó a Jon Nieve con una sonrisa de suficiencia, negando de manera imperceptible la cabeza, como si el Guardia de la Noche se estuviera equivocando en todo lo que decía.

-No sabes nada, Jon Nieve- murmuró el enano, riendo entre dientes.

Respondió al saludo del Perro, arqueando las cejas. Se alegraba de que lo que quedaba de su familia siguiera en pie. Aunque se lamentaba que su hermano Jaime no pudiera volver a la vida, así como tampoco el Lord de Invernalia, Eddard Stark. Miró a su familia cuando lo pensó. Salvo el Guardián del Norte, el resto estaban intactos. También la familia Baratheon podía sentirse feliz: mientras que las demás Casas habían perdido algún miembro, ellos se mantenían enteros. Se preguntó hasta cuándo. Se preguntó, sobre todo, por qué.

-Bueno, el don de la doncella roja...-Murmuró más para sí mismo que para que lo oyeran el resto. Torció la boca, haciendo una mueca, como si le pareciera gracioso: habiendo venado, los traidores preferían león.

Se pasó la mano nudosa y menuda por el pelo desordenado, y miró a Jon.

-Sabiendo que Lady Melisandre era inocente, que posee un extraordinario don para el bien, ¿por qué, me pregunto, vos, Jon Nieve, la votasteis?

Según su sacerdotisa roja él había sido el objetivo de los asesinos esa noche. No sabía si había algo de cierto o no en esas palabras, pero pensaba que igualmente estaba en peligro. Suponía que no sería el único, que muchos temerían por su vida como lo hacía él. Pero no quería morir sin decir todo lo que pensaba.

-Parece que hemos vuelto a fallar. Me da la impresión de que Bryden no era demasiado útil para nuestra causa, como creo que tampoco lo era lord Stark... pero no era un traidor, aún siguen ahí, sin disminuir de número.

Miró a todos. No sabía si acertaba con sus pesquisas o estaba difilcutando más la situación. pero su sangre era fuerte, no era nadie que callaba sus sospechas.

-Todos sabéis de sobras a quien voté, y obviamente sigo pensando en él como sospechoso. Su habilidad es un tanto extraña, sin saber él mismo quien es inocente o no- dudaba que eso fuera de utilidad- y no sé, me da mala espina.

Supuso que el perro querría decir alguna de sus frases sarcásticas, pasaba demasiado tiempo con Tyrion. Así que intentó que su pausa no fuera muy larga.

-Si él es culpable- aunque una parte de él esperaba que no, por lo que venía a continuación- creo que Melisandre también puede serlo- le pareció que la defensa tan entusiasta de unas personas que no tenían ningún vínculo era algo extraño. Y había otra persona que la había defendido- De ser ellos dos culpables, supongo que Olena también lo podría ser, porque habría hecho lo mismo que Clegane.

Ignoraba si le harían caso o no, si podría volver a repetir esas palabras al día siguiente porque sus temores fueran inciertos y no fuera él el finado. Por si acaso, expresó sus sospechas, quizá fuera de alguna utilidad. y si moría, ya sabrían qué es lo que hubiera votado él.

Dandose un tiempo para escuchar la respuesta del Pero, también escuchó los comentarios mordaces de lord Tyrion Si yo soy el que me equivoco, por que son ustedes los que tienen las manos sucias de la sangre de inocentes? contestó a este ultimo en un claro intento de hacer ver a los demás que detrás de todos los argumentos que daba el León solo se dejaba ver el miedo de perder a uno mas de los suyos.

Volviendo al primero que le habló, Jon le exige que se deje de rodeos Sé claro de una vez, di quienes, según tu y tus extraños y convenientes sueños, es culpables o inocentes esta vez fue la oportunidad de Nieve para ser sarcástico, era claro que no creía un ápice de lo que decía el Perro.

Y por fin alguien que pensaba con sensatez, el segundo de los Baratheon veía las cosas justo como Nieve las veía, aunque Jon solo podía afirmar aquello hacia al Perro y su protegida. Esperaba que si mañana se daba la oportunidad, podría cambiar su voto hacia Sandor, y si este resultaba culpable, estaba claro que la bruja roja también lo era. Si sus creencias son correctas, puede y hasta tenga razón en que leidy Olenna este involucrada por cortar las palabras de su sobrino siendo intencionado el apoyo a Stannis, esperaba que ya con dos objetivos para esta noche, por lo menos una de las voces contra la dama roja y sus defensores, sobreviviera a esta noche.

Tras escuchar las palabras de Nieve y del Baratheon, el Perro soltó un bufido.

- Curiosa forma de agradecer a Melisandre el haberos salvado la vida: acusándola de traidora -y se dirigió hacia la Dama Roja-. ¿Qué os parece, bella dama? Acusada por vuestro propio señor, tras arrebatar su alma de los brazos de la muerte, que ya se lo llevaba como suyo. Tal vez los venados no sepan apreciaros debidamente, mi señora -y negó con la cabeza, en fingida tristeza, mientras volvía a mirar al segundo de los venados-. Sin hablar de que al Señor de la Luz no va a gustarle esto, Lord Stannis... 

Mientras hablaba, el Perro había ido caminando por la sala de manera pausada, y sus pasos le llevaron hasta los miembros espinados de la alianza de las 3T.

- Como tampoco va a gustarle que acuséis a una pobre anciana -y rápidamente, se apresuró a hacer una reverencia y añadió- con todos mis respetos, Lady Olenna. Está visto que en esta sala no se puede tratar a nadie con educación ni respeto sin que le acusen de asesino. Tal vez Lord Baratheon esperaba que me dirigiese a vos como si fueseis un vulgar cardo seco... siento no haber cumplido sus expectativas, no soy jardinero, pero considero que sois una bella flor que debe ser tratada con mimo- y sonrió a la vieja, inclinando su cabeza. A continuación, miró de nuevo hacia Stannis-. ¿Así es como hacéis vuestros juicios, Lord Stannis? ¿acusando, no solo a alguien de vuestra casa que os salva la vida, sino también a una vieja flor que ni siquiera se ha dirigido a vos esta noche? Ese comportamiento es digno de un bastardo, pasáis demasiado tiempo con Lord Nieve.

En ese momento, como si cayera en la cuenta de que Jon estaba en la misma sala, Sandor se dirigió al cuervo.

- Y hablando de Lord Nieve... ¿acusar a Lady Olenna por poner en su sitio a su impetuoso y joven sobrino? Que vos no tengáis madre conocida y crezcáis sin modales no significa que todo el mundo sea igual. O tal vez sea esa falta la que os hace pensar así... dejadme pensar: ¿tanto echáis de menos que una mujer os controle, que arremetéis contra Lady Olenna simplemente por envidia? Si hace un rato os dije que me ofrecía a llevaros a un burdel, me retracto: ¡está claro que lo que vos necesitáis es un matrimonio! -y soltó una risotada.

- Curiosamente tenéis los mismos argumentos que Lord Stannis. Qué casualidad. Os quejáis de inusuales tratos entre casas, cuando vos sois el primero que pierde el trasero por los venados. ¿Cómo explicáis vuestra extraña alianza con Stannis Baratheon? Ah, -y soltó un leve suspiro- parece que vuestros pobres argumentos se vuelven en vuestra contra. O en contra de los dos -aclaró, mirando al Baratheon momentáneamente-. Para ser fieles a vuestros ideales, ¿os votaréis el uno al otro como traidores entonces?

-Que yo sepa mi principal argumento contra vos no es la alianza. Si no las habilidades que decís tener y que tienen toda la pinta de ser inventados, supongo que para que nadie diga que tiene la misma capacidad que vos ... Melisandre y Olena no tendrán ningún voto por mi parte si vos estáis limpio- no le tuteaba, pero el tono formal llevaba consigo un tono sarcástico- pero, imaginaréis que si un traidor apoya a alguien, es razonable sospechar de ese al que han apoyado. Por eso no votaré a Melisandre, incluso la defenderé hasta estar seguro de haber acertado con vos, Clegane. Si su poder es cierto ella es importante... siento no poder lo mismo de vuestro poder, que al parecer ni siquiera sabéis como funciona.

Stannis podría estar equivocado, pero desde luego no iba a dejarse intimidar por un perro. Sabía que su bravura y talento en el campo de batalla serían admirables si no jugara sucio. Pero ahora no estaban luchando cuerpo a cuerpo... serían los actos los que hablaran.

Hodor seguía confundido. Para él lo único claro era defender a la pequeña Arya y a Lady Lyanna, sus amas. De los demás no sabía si fiarse. Volvió a buscar con la mirada al que llamaban meñique. ¿Por qué nadie hablaba de él? Era raro que apenas interviniese, él que solía tener palabras "adecuadas" para salir siempre airoso...

-¡Hodor!

Sonrió al Perro. No sabía por qué, pero parecía que ella le había caído bien. Supuso que sería porque tenían un humor similar.

- Gracias. -Comenzó cuando Sandor Clegane le defendió.- Y no os preocupéis, no me ofende que me llaméis anciana, al fin y al cabo los años están ahí, y lo que cuenta realmente es el espíritu, y en eso, querido, creo que soy bastante más joven que algunos de los presentes... -Miró a Jon Nieve, aún con la sonrisa en el rostro, y después miró a Stannis.- Me sorprende que opinéis así, os creía alguien lógico y sensato. ¿De verdad creéis que soy una traidora por el simple hecho de haber simpatizado con el Perro y por haber defendido a la Mujer Roja? Si fuese una traidora, creo que no me la jugaría tanto. Si se descubriese a alguno de ellos como culpable, al haberlos defendido tan abiertamente todo el mundo me miraría. Es una estupidez demasiado grande. Realmente me habéis decepcionado. -Luego miró al joven Nieve.- Supongo que las frías temperaturas del Muro no favorecen en nada al cerebro, visto lo visto... -Movió la cabeza con una expresión fingida de lástima.- Si he mandado callar a mi nieto, es porque sin duda estaba diciendo sandeces, eso lo puedo ver yo, él -señaló a Robert Baratheon- y hasta tú, si no fueses tan necio. Si yo fuese culpable, ¿de verdad crees que lo mandaría callar delante de todos? Además, ¿desde cuando me he callado con un miembro de mi propia familia? Está claro que ni me conoces, ni eres muy observador. Digo lo que pienso, y me importa tres pitos si es un bastardo, el Perro, el Rey o mi propio hijo.

Loras va a hablar a Stannis cuando su abuela le espeta. Entonces frunce el ceño y se queda callado a su lado con los brazos cruzados. Sabe como es su abuela, y si le lleva la contraria la tendrá todo el día encima echándole la bronca. Por lo que prefiere callarse y observar a los demás. Hasta que ve como Bryden cae muerto en las votaciones. Mira a su al rededor, observando en silencio a los que habían votado a Bryden. Loras estaba perdido en todo esto, ya no sabía en quien confiar, ni quien podría ser asesino. 

Escucha en silencio como hablan tras la muerte del pez negro y cada uno va dando sus opiniones, hasta que ve como Sandor se acerca a su abuela, se pone algo tenso, pero entonces le escucha como la defiende, y no solo eso, si no que encima le da algo de luz. Sin venir a cuento Jon Nieve acusa a su abuela por hacerle callar, ¿en serio? piensa para si mismo, todos saben como es la abuela, que no se calla una, y menos si es para criticar. Y encima parece tener los mismos argumentos que Stannis. Mira fijamente a Jon Nieve y luego a Stannis. Finalmente mira a Sandor.

-Yo te creo, creo en tu habilidad, aunque puede que no haya sido del todo acertada con Bryden, pero le apoyo, y espero que en su siguiente sueño pueda ayudarnos algo más -mira fijamente a Sandor y luego pasa la mirada a Jon y Stannis- Pero el que sospechen de mi abuela no acaba de gustarme, y la protegeré ante todo. Mandarme callar no es una prueba para que sea una asesina. Y si se descubre de verdad que lo es, que es la asesina que ha ido por las noches a matar a los demás. Yo me ocuparé de acabar con ella. Pues es mi abuela, mi familia, y por ello confío en ella. Se que no es una asesina. 

Se queda de brazos cruzados a su lado, como siempre hacía, pues para eso se había convertido en caballero, para proteger a su familia sobre todo. Sabía que apodaban a su abuela la Reina de Espinas, y que su lengua afilada no causaba más que buscarle enemigos. Pero también sabía que esos horribles crímenes no los causaría ella.

Una muerte más y seguíamos igual de lejos de encontrar a los culpables que al principio de todo aquello. Cierto era que Bryden Tully podía resultar sospechoso pero era inocente y ahora se avecinaba una nueva noche en la que si nadie lo impedía habría una nueva víctima mientras que los traidores no tenían una sola baja entre sus filas.

- Cada día que pasa la situación empeora y más inocentes caen, por las acusaciones de unos y el silencio de otros. La habilidad de Clegance también me resulta extraña porque no cuadra del todo con ningún poder conocido y quien tenía el don más parecido está entre los muertos. – Sigo sin explicarme por qué nadie ha intentado resucitarla hasta ahora.- Pero también es demasiado arriesgado para un traidor inventarse un don que no existe, sobre todo porque si dice que alguien era un traidor y después no lo es, él será el que caiga después. Por mi parte les daré la oportunidad para que demuestren sus dones.