Partida Rol por web

Cuando el padre Francesco y yo llegamos al comedor y descubro que Jonesy está con Sam, me quedo más tranquilo. Temía que el gato pudiera haberse escapado por la nave y armado más revuelo. Con toda la actividad que hay en la enfermería alrededor de Benth, un gato suelto puede suponer un peligro. Y si se entera la doctora Alonso, probablemente acaben sacrificándolo cruelmente. 

- ¡Aquí estáis! - Exclamo, entusiasmado. - ¡Menos mal! Ya pensé que la doctora Alonso se había enfadado con el Señor Jonesy y lo había encerrado o algo. ¡Hola, Sam! ¿Dónde estabas? No te vi antes...

¿Había dicho algo mientras metían al tipo con el bicho en la nave? No lo recordaba. ¿Dónde había estado? 

- Fran y yo hemos estado buscando al Señor Jonesy. - Me giro a Francesco súbitamente cohibido por si me he pasado. - Perdón, no le había preguntado... ¿Le molesta que le llame Fran? Es que así es más fácil y se ahorra tiempo, pero no quiero ser irrespetuoso.

Después de realizar las labores habituales, Viktor se acerca al comedor a cenar con el resto de los tripulantes. Aún está un poco enfadado por la poca consideración que se ha tenido al reglamento. Se sienta en un rincón sin hablar con nadie mientras observa al polizón y a su gato. Resoplando por lo bajo, se concentra en la comida. Aquello parecía el arca de Noé.

Me siento a comer todavía preocupada por mi paciente, no me apetece mucho hablar, pero sé que lo mejor es informar de lo poco que sabemos de la criatura

- Ese bicho se ha agarrado a él de forma que no podemos quitárselo sin riesgo de que Benth muera. Maldita sea- mascullo más para mí que para el resto, mientras como un poco.- Encima tiene ácido por sangre, así que no podemos cortarlo sin cargarnos parte de la nave, ha hecho un agujero en el suelo con una simple gotita. Es un asqueroso parásito con una autodefensa bestial - Y a saber qué más sorpresas esconde- pienso con aprensión

Ante el comentario del niño sonrío un momento. El crío me ha cogido miedo, todo porque no me encantan los gatos y me preocupo por la salud de todos, pero tiene su gracia. Yo, dando miedo a un niño.

- Tranquilo George, la doctora tenía cosas más importantes que hacer, hay un bicho que reclama más mi atención que el sr. Jonesy en este momento. - Busco a la Dra Sosa con la mirada.  -¿Y qué hay del superviviente? ¿Ha contado algo?

-No, aún no. Está todavía demasiado confuso. Hay que darle un poco más de tiempo -respondió Viktor desde su asiento.

Tras exámenes psicológicos, médicos, interrogatorios... me encuentro aún más confuso y cansado que antes. Comienzo a comprobar la falta de empatía y hospitalidad de esta gente al no permitirme ni darme una ducha o ofrecerme algo de ropa antes de obligarme a ir a cenar, y comienzo a preguntarme si soy algún tipo de prisionero.

Una vez en el comedor me siento tan apartado como me permitan y como aislado, haciendo esfuerzos por comprender mejor mi situación.

Mientras tanto, oigo cómo todos hablan de mí como si no les estuviera escuchando, sin siquiera utilizar mi nombre. ¿Es que soy un bicho de estudio más? No puedo evitar resignarme y seguir con la cena. Tampoco es que tenga derecho a quejarme. Al fin y al cabo, puede que me hayan salvado la vida.

-Ácido por sangre... Genial...-musito, mientras sigo dando buena cuenta de mi comida. Parecía que todo aquello iba a ser mucho más complicado de lo que debería. Miro al negociador que enviaron, preguntándome como se habrá tomado todo ésto. Al fin y al cabo, dudaba que pudiera "negociar" con ésa cosa. 

Pero allí estaban, sin saber muy bien qué hacer. Aparte de comer, por supuesto. La comida de la nave no era ninguna maravilla, pero al menos era comestible. Ya era más de lo que podían decir algunas cadenas de comida rápida, éso seguro. Lanzo una fugaz mirada al jefe, que no parece de buen humor por todo lo ocurrido. Mientras el cabreo no nos lo comamos los de seguridad, y no lamentemos lo ocurrido, todo irá bien. 

Era un panorama complicado con lo poco que pudieron sacar de los examenes y el superviviente, pero se alegraba un poco al sabr que fisicamente se encontraba bien hasta seguramente mejor que el pobre Beth. Entro a la cafeteria, me sirvo algunas de las cosas que nos presentan y escucho como la doctora comienza a dar informacion de lo que descubrieron.

Mirando las mesas me siento tentada a ir con el pequeño, pero decido ir por la doctora para de paso darle el informe. Igualmente en el camino de guiño al pequeño y me alivio al ver que no perdio su actitud aun con lo que esta pasando.

Doctora estuve comprobando la salud fisica del señor William. Al parecer cuenta con varias contunciones que podrian dar explicacion a su perdida de memoria, pero luego de ello se encuentra bien aunque sucio. se acerca un poco mas al oido de la doctora La mayoria de la sangre que tenia el traje no era de él, aunque tampoco parece que fuera algo que podria hacerse a si mismo. Le explica esperando que le entienda.

¿Qué tal George? Perdona si te he asustado pequeño -digo revolviendo su pelo. Me recuerda tanto a Riddick. He estado desempeñando mis tareas en la nave.

 Ya sabes, la heroica labor de mantener todo limpio y en perfecto estado -añado en tono jocoso.

Y bueno... el Señor Jonesy me ha estado haciendo compañía. Como tenía mucho miedo tras ver la... cosa esa que ha atacado a Benth, el Señor Jonesy ha estado protegiéndome -le digo con una sonrisa.

Era probable que el chico estuviese asustado ante una visión así. Yo, de tener su edad, lo estaría.

Como lo que hay y le tiendo parte de la cena a Jonesy que descansa en mi regazo. Yo lo había traído y compartiría mis raciones con él.

Al ver entrar al nuevo me levanto, dejo al Señor Jonesy comiendo bajo mi taburete y me acerco al nuevo.

Buenas noches... Will -digo tras mirar su nombre en la chapa de su pecho. ¿Puedo decirte Will? Mi nombre es Sam... operario de mantenimiento 49 de la Normandia -añado con socarronería como si fuese el puesto más importante de la nave. ¿Te encuentras bien?

Espero que me conteste antes de tenderle la mano y añadir -Bienvenido a la Normandia. Te gustará esto.

Claude llega al comedor después de trabajar con la doctora Alonso en los análisis del parásito que se ha instalado en el pobre Benth. La joven se encuentra bastante frustrada después de los descubrimientos que han hecho. No va a ser tan fácil liberar al hombre de ese bicho horrible... 

Tras echar un vistazo y ver que George está bien acompañado, Claude come en silencio, un poco apartada de todos los demás, todavía sin tener claro cuál es su sitio en esta nave, y deseando que todo se tranquilice para poder tomar nota en el ordenador de las ideas que tuvo antes. 

No puede evitar escuchar a Isabela decir que el superviviente de la otra nave ha perdido la memoria y eso llama su atención cuando por fin ve algo en lo que realmente podría ayudar. Lo observa con curiosidad entonces, desde su sitio en la mesa, pero cuando está consiguiendo apartar su timidez para levantarse y acercarse a él aparece Samantha y se le adelanta. 

Con un suspiro, Claude vuelve a sentarse para seguir comiendo, echándole miradas curiosas de vez en cuando al hombre, pero resignada. Ya tendrá alguna oportunidad más adelante.

Entro en el comedor tras un día horrible y agotador que ha culminado con varias horas de jugar al solitario mientras le hacían pruebas y preguntas al extraño que habíamos encontrado en la nave Nostromo. Me apetecería estar sola y poder pensar, pero los lugares más apartados del resto están ocupados, así que cojo un plato de comida, resoplo y me acerco a donde está William. Al fin y al cabo, ya he estado todo el día con él, parezco su guardaespaldas. Además, todo este asunto no deja de ser muy extraño, es mejor estar cerca de él por si acaso.

- ¿Qué pasó? ¿Puedo sentarme aquí? - Antes de que tenga tiempo de responder, tomo asiento y comienzo a devorar la comida, un espectáculo grotesco, ya que no me importa si me mancho la ropa o la cara, y la servilleta es un mero objeto de decoración hasta que el plato está completamente vacío y decido usarla sin mucho interés. - Ya me he enterado de que no tienes nada grave, sólo pérdida de memoria. No te preocupes, no voy a interrogarte, al menos no hasta que me den esa orden, JAJAJAJAJA. ¡Oh, cierto! No te he dicho mi nombre. Bueno, supongo que si estás sentado entre nosotros en lugar de estar encerrado en alguna sala significa que no eres un peligro para nosotros. Soy Katarina Poyry - Le tiendo la mano, aún sucia.

Miro al resto de la sala. - Vaya, parece que ya se han formado grupitos... Fantástico, yo, como siempre, me quedo fuera... ¿Será que me tienen envidia? JAJAJAJAJA. Es broma, supongo que es lo que tiene haber pasado todo el día fuera.

Continúo comiendo a solas, intentando no lamentarme demasiado por mi situación, cuando veo a una mujer acercarse y dirigirse a mí por mi nombre. Le dedico una sonrisa educada al darme cuenta de que ni siquiera sé si es habitual que me llamen Will.

Sin embargo, al ver que hace al menos el intento de tratarme como uno más, lo agradezco enormemente. No sé si debería tratarla de forma diferente por su trabajo, o algo así, pero tampoco creo que nadie vaya a mirarme peor por ser un poco amistoso.

- Claro que puedes llamarme Will. Encantado, Sam. - le respondo tras tragar, y entonces decido lanzarme a hacer una broma para tratar de romper el hielo - La verdad es que no recuerdo haber estado mejor. - digo, antes de sentirme un poco extraño por la poca gracia que debe haber tenido realmente.

- Gracias por la bienvenida. - añado estrechando su mano - ¿Eso que traías era un gato? - pregunto luego un poco extrañado, intentando dar algo de conversación.

Luego, cuando llega la mujer que me encontró, me siento un poco incómodo. Más que nada por no saber si viene a cenar conmigo o a vigilarme. Lo cierto es que si voy a ser un prisionero, me gustaría saberlo cuanto antes. Sin embargo, sé que no sería su culpa, ella sólo hace su trabajo, de modo que asiento con la cabeza cuando pide permiso para sentarse, y escucho todo lo que dice después. Que señale que no estoy encerrado podría ser una buena señal... pero también una muy mala. Y la verdad es que no sé qué pensar. Todos son demasiado extraños, y es evidente que no esperaban encontrarse a alguien como yo en la otra nave.

Sin embargo, su forma cercana y afable de hablar me hace relajarme un poco. Le estrecho la mano cuando me la tiende, y decido responder siendo sincero.

- A mí no me importa que te sientes aquí... Katarina - le digo, intentando memorizar su nombre. Espero que mi cerebro no esté afectado en la memoria a corto plazo también, o esto será aún más divertido - Quiero darte las gracias por sacarme de allí.

Mientras sigo comiendo echo un ojo a la sala. Quizá me he equivocado al principio con ellos, y es sólo que los del equipo médico son unos estirados.

Tras haber ayudado a Margaret con el tema de la comida, se dispuso a ir a lavarse para dirigirse a su cuarto a practicar sus rezos, una tarea que le tuvo varios minutos ocupado.

Volvió al lugar, vistiendo ahora solo ropas blancas, y luciendo pulcro y limpio, con un pequeño gorro blanco sobre su cabeza. Se sentó frente a la mesa con su plato, siguiendo a Samantha y al chico nuevo, escuchando los comentarios de la mesa "grande" donde la mayoría se reunía. 

Poso su plato, y murmuró algunas palabras en árabe de ojos cerrados, para luego llevar un bocadillo a su boca. Luego, observó a las chicas, y al hombre confundido, y quién saludo moviendo la cabeza.

- Nikolai es mi nombre. - Su tono de voz sonaba duro, y firme, con un acento particular, confundible con el ruso.- ¿William, no? - Preguntó, para luego dar otro bocado a su comida.

Sin esperar la respuesta del hombre, observó a Katarina, a quién también pregunto, observando a su comida. - ¿Como andaban las cosas en la Nostromo? - 

Al pasar por la mesa, escucho a la doctora Alonso mencionando que tenía ácido por sangre. No pudo evitar sonreír de lado.

- Vaya criatura más extraña... Por lo que vi desde la enfermería, parece no tener una inteligencia consciente, más bien... pareciera que reacciona en base a estímulos. Es una criatura avanzada, sí, pero no deja de ser un animal con un comportamiento curioso y predecible... Por la forma en la que se agarraba a Benth, parece ser un agente parásito. Debo tener cuidado en caso de enfrentarme a ellos, mi machete podrá cortar, pero la acidez de esa cosa podría degradar la cuchilla... ¿Y si puede escupir el ácido? Tendré que recoger más información... quizás el sobreviviente sepa algo.

- No tienes que darme las gracias por eso, hombre, JAJAJAJAJAJA. ¿Qué te piensas que somos, monstruos que te iban a dejar ahí tirado? No, para eso estábamos allí, JAJAJAJAJA. - Miro al resto de personas que parecen reticentes de acercarse a William y vuelvo a mirarle a él con una sonrisa en la cara. - No les tengas en cuenta que estén preocupados. Yo creo que sobre todo es por lo del señor Benth, al hombre que ha atacado ese ser... Está el ambiente bastante tenso y es comprensible, poco a poco se irán abriendo, supongo. No es que conozca a muchos de los que están aquí, JAJAJAJAJA.

Veo a Nikolai acercarse con su ropa limpia y blanca. No soy estúpida, sabía lo suficiente del mundo como para saber que era algo religioso y que es mejor no hacer ningún comentario de los míos sobre las creencias de los demás, así que me limito a contestar. - Buah, movido, la verdad... Ese sitio pone los pelos de punta, entre los ruidos, las luces que se apagan y encienden solas y las manchas de sangre en la pared... No sé qué cojones ha podido pasar allí, pero vamos, como hayan más bichos como el que ha atacado al señor Benth, la misión va a ser jodidamente complicada.

Miro a Samantha en esta ocasión y trato de sociabilizar un poco con ella, al fin y al cabo, no he tenido oportunidad de hablar con muchos de ellos. - Samantha, te llamabas, ¿verdad? Encantada. - Le sonrío y le tiendo también la mano, que sigue manchada. - Yo también siento curiosidad sobre cómo ha llegado un gato aquí. No es que me moleste. Para nada. Me hacen mucha gracia esos bichos, JAJAJAJAJA.

Doy la mano (aún manchada) a la marimacho de Katarina. Al menos ella era afable y simpatíca, no tanto sus modales. Pero me gustaba esta mujer.

Sientate por favor. Escucho su historia y siento un escalofrío. Quiera el cielo que no acabemos igual que la Nostromo... Pues vereís. El señor Jonesy es un regalo de mi hijo Riddick, será un poco más joven que George... Me dijo que me protegería y me haría volver. Que cada vez que lo viese me acordase de él -asiento mientras pienso en eso -¡Cómo si necesitase al felino para acordarme de él!

Entonces, busqué en los archivos de la tripulación haber si había alérgicos y lleve a Jonesy a un veterinario, que le inyectó no se qué que evita que sea un alergeno con patas. Vamos... que me aseguré de que no fuese una molestia para nadie. Es un gato muy bueno y simpático.

Señor Jonesy - llamo para presentarle a una parte de la tripulación.

Lo que dice la doctora no me tranquiliza precisamente en lo referente al destino del gato, así que simplemente la miro de reojo.

- El gato y yo esperamos que no se desocupe entonces. - Digo, acariciando a Jonesy, y luego la miro con una sonrisa forzada. Enseguida me doy cuenta de que eso significaría que estaría atendiendo constantemente a Benth y borro la sonrisa, mirándola con una expresión visiblemente menos molesta y un poco de rubor asomando a mis mejillas. - Pero, por favor, ayude a ese señor Benth. Eso no tenía buena pinta...

Un escalofrío me recorre al acordarme del extraño animal encaramado a su cara y hago una mueca de asco. Y encima, pensar que tiene ácido dentro... La verdad es que da bastante miedo que eso pueda soltarse del cuerpo de Benth. O peor, reproducirse. Me giro entonces a Samantha.

- ¡Perfecto! - Le digo, recuperando la sonrisa al pensar en otra cosa. - Espero que no te hayas tenido que cansar demasiado. Si en algún momento te hace falta ayuda, dímelo. No sé de qué otra forma ser útil aquí... - Añado, encogiéndome de hombros. Miro a la gente comer y me giro a los adultos que tengo al lado. - ¿Puedo coger comida? 

Supongo que me dejarán, no irán a matarme de hambre, pero no quiero que el capitán me eche uno de sus rapapolvos, o que la doctora diga que supongo un riesgo para la salud de todos si como cualquier cosa. Reparo en el señor que han traído de la otra nave y me acerco.

- ¡Hola! ¿Puedo llamarle Will? Yo soy George. - Le extiendo la mano para estrechar la suya. - Soy el otro polizón de la nave. - Me río y me llevo la otra mano a la cabeza. - Sin contar con el bicho y el gato, claro. Bueno, no sé si usted cuenta como polizón... pero bueno, el caso es que nadie nos esperaba, ¿no? - Me encojo de hombros y bajo de nuevo la mano, que meto en un bolsillo de mi pantalón. - Si se siente solo o incomprendido, ya sabe.

Tras las rutinas de comprobaciones, me dirijo a la cocina. Cojo mi comida, y busco un sitio libre, mejor si está apartado.

Durante la comida, mastico lentamente, pensativo. No me gustaba el rumbo que estaba llevando la misión. Ese bicho en la nave podría llevarlo todo al traste. Mi historial no podía permitirse una mancha así.

Mi mirada se dirige al capitán, momentáneamente, pero no digo nada. Empiezo a pensar si estaba preparado para liderar esta misión o no. Su decisión tan emocional podría costar la vida de más de un pasajero.

Bueno, al menos las lecturas dejan claro que la Nostromo llegó a hacer contacto con la superficie del planetoide. A saber si se trajeron algo de ahí a parte de ese bicho que tiene el primer oficial en la cara. - comento, despreocupado, al aire - Deberíamos matar al bicho ese y disecarlo de ser necesario para que lo estudie el equipo científico, a pesar de que sea un riesgo para el señor Benth. Una vida frente a la seguridad de la nave. La decisión parece sencilla, la verdad.  - y me llevo otra ración a la boca, para volver a masticarla lentamente.

Después de terminar de cenar, el miembro del equipo de seguridad Manfred Vaessen se acerca a la enfermería para comprobar que todo sigue en orden, momento en que llama por radio.

-¡Venid inmediátamente! ¡La criatura ha desaparecido!

Todos os levantáis al momento y salís corriendo dejando los platos tal y como están, y tan pronto como llegáis a la enfermería podéis comprobar como efectivamente Ian Benth está tumbado en la camilla, pero ya no tiene a la criatura en la boca.

Maria Alonso va a entrar a la enfermería pero es detenida por el encargado Hassarov.

-No, espere, la criatura debe estar ahí dentro, entraremos el equipo de seguridad - Se gira hacia sus hombres - Siganme y tengan las armas listas - Les ordeno, y cuando todos parecen listo, los cuatro miembros del equipo de seguridad entran en la enfermería.

El resto de la tripulación os pegáis a las cristaleras para ver lo que ocurre, incluido el capitán.

La primera en entrar es Katarina, que lo hace con una pistola en la mano apuntando hacia delante, seguida de cerca por Emanuel que también lleva una pistola, aunque parece menos acostumbrado a ella. El siguiente es Hassarov, que va apuntando a un lateral. Por último, Manfred que apunta hacia el opuesto a su jefe.

Los cuatro comienzan a andar por la sala y primero se acercan al primer oficial.

-No, está claro, la criatura no está - Digo Emanuel, aunque es una información algo absurda.

-Bien, cojan estos palos - Ordena el líder de seguridad tomando unas herramientas médicas que parecen unos palos bastante largos - Si se acerca, manténganlo lejos y pégenle un tiro, cuidado con el ácido del que n. - Espera a que todos lo cojan - Bien, separémonos, y máxima atención.

Con esa última orden, los cuatro miembros del equipo de seguridad se separan para buscar por toda la sala a la criatura. El tiempo parece avanzar a paso de tortuga mientras todo el equipo de seguridad inspecciona la zona con pasos lentos, probablemente sería un crimen acabar con la criatura, pero no parece importar demasiado cuando se compara con las vidas de la tripulación.

Y de pronto Manfred lanza un grito, no sabe bien de dónde, pero la criatura le ha caído justo sobre un hombro. Katarina, que lo tiene cerca reacciona con rapidez y lo batea con el palo para quitárselo a su compañero. El ser cae al suelo y rueda medio metro, y la mujer aprovecha ese tiempo para apuntar lista para apretar el gatillo, aunque al final duda un segundo, y al la criatura no moverse se siente confusa.

-¿Está muerta? - Pregunta y entonces el resto del equipo de seguridad se acercan, efectivamente la criatura ha muerto.

A pesar de oír que la criatura está muerta, espero a que la golpeen un par de veces con el palo antes de abrir la puerta.

-Bien, que el equipo médico se encargue del señor Benth. Que el equipo científico congele a la criatura... y que el equipo de seguridad no se separe de ella hasta que haya sido congelada. Una vez terminen, prepárense para dormir, y por favor... - Me vuelvo hacia el superviviente de la Nostromo - Cierren la puerta de William desde fuera, hasta que no recibamos más información no quiero que pueda deambular por la noche.

Me vuelvo hacia Hassarov - Gracias por su trabajo, le dejo al cargo de nuestra seguridad esta noche.