Partida Rol por web

[HLdCn] Asesinato en el Orient Express

Bloqueados por la Nieve

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28/10/2014, 16:55
Lorens Stiltoon III

Con la llegada del revisor, todo quedo bastante claro. Era un asesinato en toda regla, al parecer, la señorita había sido asesinada por alguien y ahora se daba a conocer que entre los pasajeros había un detective, como si todo esto estuviera pactado. Y si Lorens no hubiera visto el cadáver instantes antes de llegar un hombre con una carretilla, hubiera jurado que se trataba de uno de esos juegos de rol, donde alguien finge una muerte y uno de los presentes es el asesino a descubrir. Pero toda aquella escena era demasiado real, incluso para los recursos del extraordinario tren.
"Ojala hubiera sido un juego, seria mas facil de creer que esta realidad"

Mientras luchaba por mantener una mente serena, camino hacia el vagón restaurante como se le había pedido a todo pasajero cercano y supuso que ahora ese tal Poirot iría uno por uno preguntando donde y que hizo ayer noche. Por suerte para el primogénito de los Stiltoon no era una respuesta difícil.
"A todos, ¿Incluso a la niña y a su propia esposa? Bueno Lorens, deja trabajar al detective, hasta tu has oído ese apellido antes, sabrá proceder sin sentimentalismos"

Autoconvenciéndose, buscaba las palabras adecuadas que dirigir al maître.
-Una copa seca de su mejor brandy, hágame el favor.

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28/10/2014, 17:05
François du Vermont

Intentando regresar a la cotidianidad, arrebatada de aquella forma tan cruel, el maître comienza a servir los wiskies, ginebras y brandies que le son pedidos, todo ello tras el chocolate caliente de la niña que, dadas las circunstancias, tiene prioridad.

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28/10/2014, 17:38
Ferdinand Friedman Götze

Me despierto extrañado por lo que me parece un demasiado prolongado estacionamiento del tren. Tras asearme y vestirme oportunamente, salgo al pasillo y desde la ventanilla puedo adivinar el blanco motivo de la parada.

Me dirijo hacia el vagón restaurante cuando un grito en la otra dirección me hace detenerme. Mientras pienso qué ha podido ser ese chillido infantil de terror, un tropel de gente acude a toda prisa pasando por mi lado. Me uno a ellos para encontrarme con la desagradable sorpresa de la niñera salvajemente apuñalada.

Me quedo helado con la escena, mientras se presenta el famoso detective del cuál todos hemos oído hablar, se hacen cargo de la criatura y el revisor ordena la reunión en el restaurante.

Una vez allí tomo asiento y pido un café y unas tostadas -a mi edad, pocas cosas le hacen a uno perder el apetito y las costumbres- mientras permanezco atento a cómo prosigue el protocolo que ha anunciado el encargado de la compañía.

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28/10/2014, 19:23
Phineas Poirot Lansbury

Una vez con la niña fuera de la escena y del horror, el detective agradeció, a Abbey, con una sonrisa y una escueta palabra de agradecimiento, el espacio y la oportunidad ofrecida. No era mucho, pero su esposa sabía que cuando éste se zambullía en sus cavilaciones, su carácter y su mente se convertían en máquinas y engranajes carentes de emociones. Con frecuencia solía descuidar las formas, tratar a la gente como meros objetos funcionales e incluso ser exagerada y desmedidamente brusco, como lo había sido su fría propinada al señor Heath antes de ignorar su pregunta y volver sobre el meticuloso estudio. No tenía tiempo para ganarse el crédito de ninguno de los presentes y, aunque las circunstancias así lo requerían, él, en ese instante, mientras discurría entre posibles hechos, no podía entenderlo.

De pronto, apareció el revisor, quién llegaba prácticamente arrastrado por el joven aristócrata. Por una vez, premió silenciosamente la interrupción, pues aquellas palabras que prodigó en voz alta le sacarían de otras sucesivas interpelaciones molestas. Mientras examinaba las pupilas de la muerta, indiferente, ignoró los comentarios, exclamaciones y aspavientos del resto de los testigos, ahí reunidos movidos por su buen samaritanismo y su morbosa curiosidad.

-¡No! ¡¡Necesito silencio!!- Ladró bruscamente a su compatriota. Le había cortado el hilo de sus cavilaciones y eso le molestaba sobremanera. Luego, siendo algo más consciente sobre su latigazo verbal propinado, algo que solía reprobarle su conyugue, se disculpó suavizando su expresión, dedicándole a un tiempo un afable gesto reconciliador: -Perdone usted mis formas, señor…- Concentrado en otras cosas no parecía recordar el nombre con que se había presentado aquél hombre de negocios horas el día anterior. –Edward.- Resolvió exitosamente sin preocuparse por si así era. –Es la suya una excelente idea. Pero, luego. Luego, habrá tiempo para hablar con cada uno. Ahora dejemos que sea la Sra. Rottenmeier y el lugar de los hechos los que hablen. Si me disculpan. – Alzó aquella gélida mano que mostraba signos de progresiva rigidez y escrutó sus uñas.

Se separó raudo del cuerpo, como si repentinamente le molestase su presencia y emprendió un errático paseo por la habitación, con la cabeza gacha, como quién rastrea algo por el suelo. Se detuvo, dobló las rodillas casi postrándose en una profunda reverencia, acercando tanto su oreja que creerían que escuchaba algún sonido providente de abajo en las vías. Alargó la mano y recogió algo imperceptible que observó a la luz de la ventana. Una pista, un pelo quizás. Y lo depositó sobre la cama con mucho esmero.

Queriendo interrumpir cualquier pregunta improcedente que nadie llegó a formular, levantó un solo dedo, imperativo, mientras daba un par de pasos largos hasta ponerse al lado del revisor, aunque su mirada se dirigió al techo. –No importa, no se preocupe.-  Respondió ante sus disculpas, hacía rato pronunciadas, y le dedicó un par de golpecitos sobre el hombro. –Claro, claro.- Secundó sin prácticamente prestarle atención o escuchar aquello sobre sus servicios. Se irguió recto, cuan alto era, y le estrechó la mano, como si les hubiesen presentado formalmente sin verse anteriormente, y giró la muñeca noventa grados. No suficientmente contento con todas esas libertades tomadas, arremangó el uniforme de aquél joven dejando expuesto su antebrazo. –Una caída fea.- Señaló. -¿Me equivoco?- Aseguró señalando alguna cicatriz en su piel que, con el tiempo, se había hecho casi imperceptible. –Por eso bloquea los codos cuando carga tanto peso.

 Relajó su presa. -¿Cuál es su nombre?- Inquirió sin esperar respuesta. –Necesito que vaya a nuestro compartimiento y me traiga mi lupa. Es imprescindible y de máxima necesidad. La encontrará en el bolsillo delantero derecho de mi levita negra colgada en el perchero tras la puerta.

Phineas revolvió las ropas de la institutriz, cajones y equipaje, sin moderación o consideración alguna. Recorrió la habitación indagando Dios supo qué. –¡Ahá!- Esclamó. –Justo como me temía.- Hablaba a media voz a nadie en concreto como si de vez en cuando necesitase soltar algún comentario acompañando sus pensamientos.

Regresó el revisor y le arrancó la lupa de sus manos, justo a tiempo de balancearse de nuevo sobre el cuerpo, revisó de nuevo las uñas, le abrió la boca, olió su aliento, y rastreó repetidamente toda su ropa. –Tendrá que ser mi ayudante, puesto que Abbey, quién otramente me serviría de su ayuda, nos está dispensando de otras molestias.- Soltó sin tapujos a aquél joven indicándole que le ayudase a dar la vuelta aquél inerte ser humano. Entonces, pudo observar las puñaladas, escarbó y abrió la piel con la ayuda de un abrecartas que había en el escritorio. –Huuuummm… Fascinante.- Sus ojos se iluminaban con un brillo que les era desconocido. Era alguien que derrochaba energía y respiraba vitalidad por cada uno de sus poros. No se asemejaba en nada con el hombre que habían conocido la anterior noche. -Un caso único ¡Único!- Exclamó con manifiesta euforia.

Hizo crujir su cuello y se dejó caer sentándose en el suelo, con las piernas cruzadas, juntando las yemas de los dedos y cerrando los ojos.  Los minutos pasaron sin aparentemente hacer nada, sin cambiar un ápice ni escuchar o decir nada. –Creo que eso es todo.- Espetó de la nada habiendo visualizado mentalmente los hechos en su palacio mental. Se levantó de un salto e interpretó una sonrisa forzada pero triunfal.

-Haz venir por favor el carbonero, hay que quemar este cuerpo.- Ordenó indiferente como quién solicita quemar simple papel. -He visto todo lo necesario en él. No hay nada más que podamos ver. Y, dado que no creo que nos rescaten hoy, mas pueden pasar días, mejor entregarlo a las llamas antes de que se corrompa. Este lugar es demasiado pequeño y con demasiada gente. El ambiente se pondría desagradable con los olores que desprenden los cadáveres. Y aunque el frío conserve mejor la carne, no tardará en criar larvas, hincharse y descomponerse.- Aclaró impávido con toda clase de desagradables detalles.

Cuando esto estuvo hecho, y el carbonero llegó, tras un análisis fugaz a aquél empleado con tal de descartarlo de su lista de sospechosos permitió retirar el cuerpo.

-Puede proceder a reunirlos a todos al vagón restaurante como sugirió el Sr. Carmichael.- Pidió, oficiando aquél ayudante improvisado. Arregló su bata, su peinado y su pausada respiración. -Veamos que dicen nuestros queridos pasajeros.

Avanzó por el pasillo a grandes trancos como si temiese perder el tren hasta que se detuvo en seco: -¿El tren se ha detenido?

No se había dado cuenta hasta el momento concentrado como estaba.

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28/10/2014, 20:01
Phineas Poirot Lansbury

-Tenemos…- Avanzando por el pasillo oraba hablando en voz alta para “su audiencia”, frenándose a principio de frase. Levantó la vista para escrutar todos aquellos rostros distinguidos y ansiosos reunidos en el vagón restaurante. –Una mujer vilmente asesinada.

-Me perdonaran haberles convertido en… mis inesperados invitados.- Disculpó sin convicción con esa forzada sonrisa propia de un actor a su público. –Si bien, para el ojo no entrenado esto aparenta ser obra de unos chapuceros con prisas, nada está más lejos de los hechos.- Sentenció impasible. -Quién ha cometido esta fechoría, es alguien que sabía lo que se hacía. Y han sido muy cuidadoso en su ejecución, muy minuciosos en no dejar pistas. No estamos frente asesinos corrientes.- Frente la sorpresa general se reafirmó. -¡Oh! Sí, así es, en plural, “asesinos”. Ésta mujer la han asesinado entre tres o más personas, casi me atrevería a decir, sin ninguna clase de duda, que nos afrentamos a cuatro asesinos. Cuatro cuchilladas, a distintas estaturas, profundidades, inclinaciones y trayectorias. Dos muy parecidas que podría ser del mismo autor pero que varios indicios me inclinan a pensar que no es así.

Poirot se dejó caer a un sillón vacío que le ofrecía una amplia panorámica del sitio.

-Nuestro querido e inestimable revisor no ha sido. Está limpio. Tiene una lesión en su brazo diestro que impide señalarlo como asesino. Sin duda os habréis fijado como se hacía cargo del equipaje más pesado con la mano zurda y como su brazo derecho, con el mismo que instintivamente me brindaba la lupa, apenas doblaba el codo, o la muñeca, obligando a recaer todo esfuerzo sobre sus hombros. Algo que no creo que pueda seguir mucho tiempo más, con esa costumbre, sin resentirse igual. Como ven. Ese hombre no tiene la fuerza que atestigua ese crimen.- Buscó el tabaco en sus bolsillos pero cuando notó el frío acero de su pistola, recordó que aun vestía su bata.

-De igual forma podemos descartar al carbonero. Basta una sencilla observación para saber que ese hombre ¡Es imposible que se desplace a ninguna parte sin legarnos su perpetuo rastro de hollín!- Se habría reído si la situación lo hubiese permitido. -En cuanto al resto de pasajeros… Señores, creo que todos somos sospechosos, incluso nuestro eficaz Maître*

Phineas sabía que no tenía sentido preguntar a cada uno de ellos donde habían estado pues alegarían que no se había movido de su habitación, así que lo enfocó de forma distinta como le habían sugerido. –A ver, ¿Alguno de ustedes ha visto, oído, o notado algo, esta noche, fuera de lo usual? De ser así no lo piensen más. ¡Este!... es el momento de decirlo. Cualquier cosa por irrelevante o absurdo que parezca. Un caso cuanto más extravagante se presenta, más sencillo y descuidado resulta.

Notas de juego

* No me he querido extender mucho más U___U llevo muuuuuuuuucho rato escribiendo y eso que llegué del trabajo con dolor de cabeza :P

El Maître no se me ocurrido aún como exculparlo, ya lo haré, sino es que el máster me libra diciendo que estaba por ejemplo con el revisor durante la noche jugando a cartas o algo. XDDDDDD

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28/10/2014, 20:02
Ada Birdwhistle

Los ojos de Ada se humedecieron al escuchar la respuesta de Abbey a su pregunta y negó con la cabeza. No se lo merecía, claro que no. La pequeña no concebía que nadie pudiera merecerse algo así. Volvió a sorber los mocos mientras escuchaba a la mujer como en un segundo plano, con la mirada perdida en algún punto de la ropa de Abbey y sintiendo su cuerpo como anestesiado, como si cualquier sensación tuviese que atravesar una gruesa capa de piel para llegar a ella.

Sin embargo se dio cuenta de que la mujer estaba preguntándole algo, e hizo un esfuerzo por rescatar de su mente todas las palabras que había pronunciado. Parpadeó entonces, mientras la propuesta calaba en su interior. No le había dado tiempo a plantearse que no había nadie que se hiciese cargo de ella. No hasta que llegasen a Londres al menos.

Ada no quería ser un estorbo o una molestia. Y debía reconocer que el marido de Abbey la asustaba un poco... Pero desde luego si algo tenía claro era que no quería volver a su compartimento y mucho menos pasar la noche sola. Entre todas las mujeres que había visto en el vagón -pues ni se le pasó por la cabeza cobijarse junto a un varón-, tan sólo había tenido trato con Abbey y ella había sido tan amable el día anterior... No tenía la culpa de tener un marido raro y viejo. Y si era cierto lo que decía el otro joven, era un gran detective famoso.

Miró entonces a Abbey, tratando de asegurarse de que la oferta era de verdad y no se lo había imaginado. Había recibido ya algunas reprimendas en su vida por no ser capaz de distinguir cuando alguien le ofrecía algo por cumplir, que debía ser rechazado con educación, y cuando era de verdad. Pero en esta ocasión parecía de verdad, o eso quería creer en un momento en que la pequeña se agarraría a un clavo ardiendo.

- No quiero quedarme sola. Tengo miedo. - Confesó parpadeando rápidamente en un intento por contener la humedad que amenazaba con volver a brotar de sus ojos. - ¿Y si esas sombras de los sueños habían venido a por mí y la mataron a ella por defenderme? ¿Y si vuelven a buscarme y me encuentran allí sola? - Preguntó, con un temor y una lógica propios de la imaginación su edad. - No quiero molestarles, pero tengo miedo. No quiero dormir allí nunca más. Puedo... Puedo quedarme en el sillón si su marido no quiere dejarme una de sus literas. - Sus ojos color miel, llenos de angustia, se cruzaron con los de Abbey mientras la niña intentaba distinguir si realmente la oferta era de verdad.

Pero antes de que pudiera obtener respuesta a su pregunta o alivio para sus temores, el detective entró en el vagón restaurante y empezó a hablar. Ada se encogió con sus palabras atemorizada y sin darse cuenta se sentó en la silla que tenía tras de sí. Miraba al hombre son sus enormes ojos abiertos tratando de asimilar lo que decía y sus labios se curvaban hacia abajo con una mueca a medio camino entre el miedo y la tristeza. Y cuando el detective terminó su discurso, Ada tardó algunos segundos en reaccionar y deslizar su mirada al resto de los presentes, casi esperando que alguno diese un paso adelante y confesara su culpabilidad para que pudieran hacer que el peso de la ley cayera sobre él como había dicho Abbey.

Notas de juego

Me ha pisado Phineas, así que añadí el último párrafo para apañarlo XDXD

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28/10/2014, 20:13
Phineas Poirot Lansbury

Notas de juego

Lo siento muchísimo >__< sé que da mucha rabia, sobretodo después de un post elaborado y largo. Sorry, sorry sorry. >.<

Aun así te quedo estupendo ^^

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28/10/2014, 20:17
Richard Lancaster III

- ¿Sospechosos? - dijo, arqueando las cejas - Señor Poirot, su fama le precede, pero eso es insultante, por todos los santos. ¡Soy noble! ¡Heredero al trono de Inglaterra! ¿Para qué voy a venirme al otro lado de Europa para asesinar a una pobre mujer que ni siquiera conozco?

Se dejó caer sobre el asiento en que se encontraba y bebió otro trago de ginebra. Notaba cómo los efluvios del alcohol luchaban por tomar control de su brújula moral por culpa de su estómago vacío, y decidió dejar el vaso a un lado.

- ¿Está diciendo que tres o cuatro de los aquí presentes se reunieron anoche y asesinaron a esa mujer? - dijo, mirando a un lado y a otro - Y encima estamos atrapados por la nieve... ¿y si nos encerramos en nuestros compartimentos y no salimos hasta que lleguemos a nuestro destino?

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28/10/2014, 20:45
Ada Birdwhistle

Notas de juego

Ni te preocupes, son cosas de la vida XD

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28/10/2014, 20:47
Edward Carmichael

Se echó un poco para atrás cuando el otro americano le dijo que se callara. lo último que quería era obstaculizar una investigación, su sugerencia solo era para bien. Por fortuna, el detective no dijo que su idea era mala, solo que venía fuera de tiempo. Escuchó atento a las deducciones del detective, que llegó a conclusiones que él mismo se temía cuando vio el cadáver.

Sin embargo, la idea de que no solo había un asesino si no 4 le pilló de sorpresa. Se habían juntado cuatro asesinos en un mismo tren, demasiado insólito para ser cierto. Pero supuso que las heridas no mentían y no habían sido hechas por las misma persona. Él, que había leído algo de Holmes, asintió a Poirot. Sin duda el detective sajón habría hecho algo similar. 

Y fue entonces cuando el detective les increpó a contar lo que habían oído. Como Edward fue el primero en sugerirlo, empezó él.

-Esta pasada noche creo que puedo decir que ha sido tranquila para mí. No he oído nada fuera de lo habitual- sin embargo, creía que compartir todos los detalles podrían ayudar. También podrían crear sospechas infundadas porque podía no ser nada. Aún así, lo dijo- Solo me despertaron unos pasos ayer, provenientes del coche 11. Supongo que uno de los ocupantes se levantó con algún propósito, puede que para nada importante- miró a los dos hombres que compartían el coche 11 para ver si confirmaban su historia, y luego miró a su propio compañero, Ivan mcGregor- ¿Lo oyó usted también?

No le gustaba que su compatriota los señalara a ellos como sospechosos, pero alguien había tenido que ser. Y lo mejor era dejar las cosas claras.

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28/10/2014, 21:10
Elga von Hollard

Tras ser enviada fuera con malos modos por el señor Poirot "menudos humos" Elga se retira al vagon restaurante donde pide un te, solo un poco tocado con coñac

Cuando finalmente llega la explicación no puede evitar pensar que en todo esto faltan cosas aunque, a diferencia de alguno de los presentes, ella nunca ha sido habitual de las novelas de misterio

-creo que al joven no le falta razón- dice refiriendose al heredero ingles -¿por que iba ninguno de nosotros, mucho menos cuatro, a matar a la institutriz? No ha mencionado el hecho de que sus cosas estaban totalmente revueltas, esparcidas por toda la habitación. ¿no habrá sido un vulgar robo? Me pregunto si alguien no habrá pensado que una joven señorita como la encantadora Ada debería viajar con alguna posesión valiosa y que sería una presa fácil. Eso señalaría a alguien con dificultades económicas-

Tras esto da un buen trago a su te -yo por mi parte no he escuchado o visto nada raro esta noche, lamentablemente-

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28/10/2014, 22:57
Frank Heath

Frank se habia quedado detenido observandolo operar al detective con mucha curiosidad, aunque prefirio no sugerir nada a diferencia de Edward. Finalmente cuando los "invito" a vagon restaurante fue sin protesta alguna esperando paciente a que aclarar lo que pasaba. Debio admitir que se sorprendio bastante con las deducciones que saco solo con su propia vista, generandole un gran respeto aun cuando los habia metido a todos como sospechosos.

Al concluir y pedir palabras del resto, algunos comenzaron a habla aunque fue de nuevo Edward quien reclamo mas atesion con sus palabras. "Unos pasos dice?" pregunto curioso mirando de reojo a su compañero. "Siento decirle que yo no escuche nada, pero tambien pudo ser debido a que me fui a dormir temprano cansado por el viaje y muy satisfecho con la comida de ayer." le explico mas al detective que al hombre.

"No tengo la seguridad que mi compañero se quedo en el vagon mientras dormia, pero tampoco puedo atestiguar que lo que dice el Señor Edward es verdad." concluyo diriguiendose a la bara para pedir un whisky con hielo. "Siento no ser de ayuda."

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28/10/2014, 23:54
Ivan Mc Gregor

Ivan se había levantado, saliendo algo somnoliento del vagón que compartía con el señor Edward Carmichael, sorprendiéndose al ver que el tren no avanzaba. 

Atraido por el barullo, se acercó al vagón ante el que todos parecían sobresaltarse, y lo que vio lo hizo palidecer por completo, tanto que sin haber pronunciado palabra alguna aún aquella mañana, se dirigió al vagón comedor, con la expresión descompuesta. 

Tomó aire y buscó al camarero- U...Un whisky doble, por favor- pidió. Aún no había desayunado pero necesitaba digerir aquello- Es... Es la primera vez que veo un cadáver- dijo, titubeante, aún impresionado, con una gota de sudor frío recorriéndole la frente- ¿Quién ha podido hacer algo tan horrible?

Escuchó entonces el alegato del que parecía ser un famoso detective, y preguntó, sin referise a nadie en concreto- ¿Acaso tendremos que escondernos en nuestros compartimentos como ratones hasta que alguien venga a ayudarnos? Y lo más importante, ¿se nos va a poner en la mira a los pasajeros de segunda clase como si fuéramos más culpables que otros de antemano? Esa pobre mujer no había hecho nada a nadie, y apostaría a que no es la que más dinero tiene en este tren. No creo que nadie en su sano juicio optase por matar a alguien de esa manera sólo para conseguir unas baratijas, y más teniendo en cuenta que estamos en un tren, en medio de la nada, atrapados por la nieve, y un simple registro bastaría para dar con el ladrón.

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29/10/2014, 04:26
Eleanor Bow

Había dormido plácidamente mecida por el vaivén del tren y el rítmico sonido de su traqueteo. Se despierta y al incorporarse se sienta de nuevo, presa de un leve vértigo que dura el instante que tarda en asimilar que el tren se ha detenido. Mira por la ventana y contempla el hermoso paisaje bañado en nieve.

Se plantea ir a desayunar al restaurante e informarse al respecto, más sobre el tiempo estimado que podría durar aquella situación que sobre la causa, que parecía evidente.

Se levanta y comienza a prepararse sin prisa alguna inspirándose en aquel paisaje invernal para dibujar en su mente las notas de una melodía improvisada.

Súbitamente, escucha un grito desgarrador que le hiela la sangre. Inmediatamente abre la puerta y observa como un tumulto de pasajeros pasa por delante suyo, en dirección a la locomotora. Decide seguirlos para averiguar qué sucede.

Algunos se hallaban parados junto a la puerta de un compartimento. Entre ellos estaba el caballero* que cenó en la mesa contigua a la suya. La noche anterior había sonreído divertida al pensar que debería haberle dado las gracias por haberla librado de ser la última en llegar, y aunque tan sólo se había despedido con un "Buenas noches" cuando ella se retiró a descansar, era con el único que había intercambiado unas palabras.

Después de ver una preciosa mujer de cabello rubio alejándose con una niña desconsolada, se dirige a él, extrañada:
-Disculpe señor, ¿podría decirme qué ha ocurrido?

Nadie entraba en el compartimento, que estaba siendo meticulosamente examinado por el señor Poirot. Se hallaba éste inmerso en su tarea, concentrado, mientras varios esperaban conocer sus conclusiones.

Eleanor le mira perpleja e incrédula. Era tan surrealista aquella situación de pesadilla... a la fuerza tenía que ser un error! Pero, el señor Poirot era internacionalmente reconocido y sus méritos indiscutibles. Gozaba de una reputación intachable, al menos hasta donde ella conocía, y aunque no quería creer tal cosa, debería confiar en su buen hacer y aceptar la terrible situación en la que se encontraban.

Se dirige al vagón restaurante junto a los demás. Ve pasar al carbonero y tras escuchar la orden del detective, apresura el paso para evitar coincidir con él cuando transporte a la difunta. Aún así, un escalofrío sacude su cuerpo al escuchar el chirrido de la vagoneta a sus espaldas.

Cuando todos se hallan en la sala, se interesa por el estado de la niña:
- Hola, pequeña. Soy Eleanor -se presenta brindándole su mano-. ¿Cómo te encuentras? -pregunta con dulzura. Luego mira a la mujer rubia para leer en su mirada también su respuesta.

Notas de juego

*Lorens Stiltoon III

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29/10/2014, 09:06
Sir Edward collins

Sir Edwards Collins se levanta extrañado por el poco movimiento del tren, echa un vistazo y vé que su compañero ya no se halla en el compartimento. mira por la ventana y entiende por que el tren está parado. se asea , se viste y cuando está dispuesto a salñir del compartimento, un grito de una niña le llama la atencion, todo el mundo corre hacia el compartimento 2 alli una mujer se halla tendida en el suelo con unas cuantas puñaladas. Despues de estar un rato alli viendo como poirot personaje celebre, miraba el cuerpo somos conducidos fuera del compartimento

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29/10/2014, 10:31
-Revisor-

Algo ha cambiado en el revisor esta mañana, y es su sonrisa imperturbable. La ocasión no es para menos y, a pesar de cumplir diligentemente con sus obligaciones, pareciera como si el peso de tener que dirigir las operaciones en tales circunstancias lo aflija sobremanera.

- Damas, caballeros... señorita. - Puntualiza mirando a Ada, esta vez recuperando una de las sonrisas de ayer. - Si las deducciones del señor Poirot son ciertas, y no parece que debamos dudar de que así sean, hay asesinos entre nosotros. Estamos atrapados en medio de un mar de nieve y debemos hacer algo pues, quién sabe de qué pueden ser capaz tales personas. - Hace una pausa, como para armarse de valor para continuar hablando. - El protocolo de la compañía es claro en estos casos. Debemos emitir un juicio, en el que el pasaje será el jurado. Una vez expuestos los hechos, debemos hallar un culpable por votación pública. Como el protocolo de la Orien Express no contempla la posibilidad de hallarse ante una situación en la que hubieran múltiples asesinos, no podemos más que usar el que existe para un solo asesino y reiterarlo las veces que haga falta.

Mira entonces las caras de todos ellos, que se constriñen en un rictus de incomodidad y desasosiego.

- Por cierto, el personal de a bordo duerme en otro vagón y no pueden pasar a este hasta que abro yo mismo las puertas con la única llave que existe y que tengo en mi poder. Por tanto, eso descarta a menssieur du Vermont (el maître) y a sus camareros.

Dicho esto, pasa a un segundo plano y deja al pasaje para que delibere con libertad.

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29/10/2014, 11:17
Richard Lancaster III

- ¿Así que nos encontramos ante una caza de brujas? - dijo, sacudiendo la cabeza - Por supuesto, tenía que salir de Londres para volver a la Edad Media, ¿dónde están las cabezas de ajo y las cruces?

Se rió tristemente, ya que la situación le parecía ridícula.

- Bien, si hay que terminar con esto, que sea ahora - dijo, señalando a James R. Otterbourne - Yo creo que fue el señor Catedrático... no le sentó nada bien que la difunta Fraulein Rottenmeier le rechazara. Y hay gente que no soporta el rechazo...

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29/10/2014, 11:29
Ada Birdwhistle

Ada levantó la mirada cuando la hermosa mujer que había visto entrar en el vagón restaurante a última hora de la noche se dirigió a ella. Se encogió de hombros y suspiró quedamente como respuesta a su pregunta. - Ella me cuidaba. - Dijo unos segundos después, como si esa frase resumiera todo. 

Sin embargo, las palabras del revisor llamaron su atención. Estaba acostumbrada a estar entre adultos sin que le hicieran demasiado caso, pero si había entendido bien a ese hombre, la estaba incluyendo en eso que había dicho del jurado. Ada parpadeó al mirarlo sintiéndose un poco confusa. Nunca habría pensado que la dejasen participar en algo así, aunque tal vez fuese por ser la afectada. Al fin y al cabo habían matado a su institutriz. O tal vez lo había entendido mal.

Miró a Abbey y a Eleanor y luego volvió a mirar al revisor antes de hablar con un hilo de voz. - ¿Yo también tengo que votar a alguien?

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29/10/2014, 11:47
-Revisor-

Con un portadocumentos en sus manos, del extremo superior del cual cuelga una estilográfica, que rápidamente recupera para evitar que se golpee en cualquier parte, responde a la niña.

- El protocolo es claro: "La totalidad del pasaje debe tomar parte como jurado." No distingue de edad ni de condición. Aquí tengo el listado del pasaje, para llevar la cuenta de las votaciones.

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29/10/2014, 12:24
Phineas Poirot Lansbury

A diferencia de la mayoría de la gente atrapada en aquellas circunstancias, no pidió alcohol. Esta vez, el señor Poirot, como hemos dicho, parecía un hombre completamente distinto, asemejaba ebrio en su sobriedad, la adrenalina y el ejercicio impuesto por una realidad no elegida suponía aliciente suficiente para su mente y lo embriagaba más que no haría otra cosa.

Levantó una de sus largas, blancas y huesudas manos. Mostrando su palma en un ademán de silenciar a Elga, o cualquier otro que pudiera discurrir en el mismo sentido que ella o el noble Lancaster. Asintió cuando su compatriota, sr. Carmichael, fue el primero a aportar datos, sin ninguna pretensión de entorpecer y objetar más. Lo último que necesitaba era que la gente no se mostrase colaborativa. Aún así, su convición y resolución era tal, que estaba dispuesto a encontrar los responsables aunque tuviese que abrir con sus propias manos entre la nieve paso al tren y empujarlo con tal de salir de ese embrollo. Lo resolvería. Ni que fuese por las bravas y por el camino más arduo.

Cuando finalmente volvió a hablar, lo hizo mirando al joven aristócrata jugador de polo. -¡Me da igual que sea insultante!¡¡Esta mujer no se ha caído sola sobre cuatro puñales y luego los ha tirado por la ventana!! Para mí, como si sois el Papa.- Aseguró serio y sin señales de ir a disculparse. -¿Para qué venirse nadie con este fin?- Replicó, puesto que no era algo que él tampoco haría, pero la experiéncia le mostraba que el mundo era así, por inexplicable que a algunos se les antojase. -Sin embargo, los hechos cantan por si solos. No es tan raro, como pretende hacernos ver que miembros de la realeza se encuentren involucrados en los misterios y crimenes más atroces. Sin ir más lejos, recuerdo dos casos muy concretos: uno implicaba unos documentos robados que nos podrían haber conducido a un grave conflicto que hubiese afectado toda Europa, y el segundo, implicaba al mismísimo heredero al trono de un país centroeuropeo. Cómo ve nadie está a salvo de su naturaleza humana, sea cual sea el color de su sangre.

Inspiró profundamente aire por la nariz con los ojos cerrados y arremetió con su característica e intensa observación faltada de parpadeos a aquella anciana vídua quién ya no mostraba un rostro tan afable. -Veo que tiene buen ojo, señora. ¡Privilegiado! diria yo. Sin embargo, a mí me ha requerido un poderoso y activo esfuerzo de registro de todas las pertenencias de la difunta, para saber lo que usted, según nos dice, ha podido ver desde el mismo marco de la puerta del compartimento junto con los otros pasajeros.- Su voz sonó molesta, aquella era una interrupción de lo más estúpida.* -Han removido todas sus cosas. Cierto. Pero ¿Con. Qué. Fin? ¿Realmente buscaban algo? ¿Lo encontraron? No es tan raro "buscar algo" como simular que "se ha buscado algo" para justificar lo que es un simple y vulgar (o estudiado) asesinato. Cierto. Repito. Lo han registrado todo, pero ¿Por qué tan visiblemente desordenado? ¿Por las prisas o porqué querían que lo viésemos así? A un estudio profundo no creo que consiguiesen llevarse nada. Pero. (La cuestión siempre está en los peros). No nos quedemos rasgando solo la superficie, no acomodemos los hechos a nuestras hipótesis, sino al revés. De lo contrario, estaremos destinados al fracaso y solo conseguiremos que los asesinos salgan de rositas. Una mujer ha muerto y a ella le debemos venganza. Así que como ve, no he mencionado "el detalle" porque creí que no era momento para ello. - No escondía su irritación por el contratiempo.

Volvió sobre lo que había dicho el aspirante al trono y el sr. McGregor. -No, no podemos esconder la cabeza en un agujero en el suelo ni ocultarla bajo el ala. Somos caballeros. Comportemonos como tal. Si nos encerramos todos en nuestros compartimentos, no estaremos presentes ni para deterner a los culpables ni para salvar otra posible tragédia.

-No. Hallaremos a los culpables con los métodos que dispongamos y los procesaremos.- No le gustaban las formas propuestas por el revisor, pero a falta de poder proponer un sistema mejor, al detective no le quedaba otro remedio que encogerse de hombros y adapatarse. La situación requería medidas desesperadas y si tenía que llevarlas a cabo aquello no lo haría temblar el pulso.

De vez en cuando dirigia su mirada a Abbey, y en su silencio le pedía que distrajera la desdichada niña, puesto que lo que estaba diciendo y, más aún, lo que estaba por decir podían ser cosas dolorosas hasta para un adulto.

Luego habló para todos aunque mucho de lo que decía y mencionaba seguía referiéndose a las inquietudes expuestas por esos dos. -En cuanto a lo que dice que sugiero, no se equivoque, distinguido Sr. Lancaster. Es exactamente lo que estoy diciendo. Cuatro asesinos vinieron, queda por ver si juntos, por separado, de mutúo acuerdo, o, sencillamente, buscando lo mismo. Se embarcaron a este tren con una intención hostil, y desconocida, presuntamente buscando algo o alguien. Sea como sea. No tienen claro su objetivo. No saben quién lo tiene o quién es. Pero no dudo que les mueve una finalidad concreta. No, me da que no consiguieron su objetivo y no pararán hasta dar con él. No dudarán a ir uno por uno hasta que lo encuentren. Esto es como una carrera y solo hay una recompensa muy desagradable para el segundo: fuego y cenizas. Estamos ante un caso insólito, un reto y no nos queda otra opción que recoger el guante o morir.- Cualquier persona modesta  habría añadido un "y esperemos seamos más listos que ellos", pero no Phineas Poirot, él era algo arrogante en cuando a su inteligencia refería. E imaginar alguién más listo que él, le parecía fuera de lugar, aunque reconocería sin dudarlo que le encantaría enfrentarse a alguien de tal calibre.

- Respecto al simple robatorio.- Se mofó sin ocultarlo. -Es una soberana idiotez.  Está en lo cierto el Sr...- Señaló a McGregor. -Al menos, en buena parte. Hay gente que ostenta visiblemente mayor fortuna, otras presas más deliciosas para vulgares ladrones de joias. Es una hipótesis ridícula. Alguien... con dificultades económicas no viaja, ni se compra, un billete para esta clase de tren, donde incluso un billete de segunda cuesta casi dos sueldos. ¿Verdad, señora mía?- dijo apuntando lo que parecía obvio. -Además, podríamos encontrar fácilmente el objecto robado, al menos tan facilmente como encontrar unos cuchillos ensangrentados. No así, me da que este caso va a ser mucho más complejo.

Inspiró recuperando aire y fuerzas y se dirigió al revisor. -Descartemos pues al servicio. Por lo consiguiente. ¿Sería tan amable de facilitarme una lista completa de los pasajeros y dónde se hospeda cada uno?- Lo apuntado por el sr. Carmichael y otra nueva información que pudiese aparecer, hacía verle que la necesitarían. -Otra cosa, si no es mucha molestía. ¿Puede decirme si se han echado en falta algún o algunos cuchillos en la cocina o el bar?

-Damas, señores, lo han oído, necesitamos información y sus votos, quién no diga nada, entenderemos que olculta algo.

Notas de juego

*Aclaro para evitar malos rollos. Hablo por el PJ que así no por mi. XDDDDD Espero que quede claro.

 

P.d.: Escribo a cachos cuando el trabajo lo permite a lo largo de toda la mañana (hoy que algo puedo) siento si se escribe algo mientras que no se refleja o no cuadra. Si puedo lo incluiré en este o en futuros posts. U__U'