Partida Rol por web

¿Te obligaron a declararte leal a Zeus? -pregunta el sátiro al dios de la guerra con un tono curioso, realmente sentía que algo se le escapaba- ¿Cómo sabes que alguien nos obliga a decir nuestras fidelidades? Creo que me he perdido algo.

No había acusación en su tono, pero deseaba entender qué se le había perdido en todo esto. Enseguida se gira hacia Eris y, tras asentir a su explicación, añade una pregunta cuando comenta quién será el objetivo de su voz.

¿En qué se beneficia él de tu voto?

Pero tras las preguntas, vino una acusación, con pregunta inherente, hacia su persona. Un voto emitido por nadie más ni menos que la mismísima Afrodita, a quien sonrió un tanto pícaro, ignorando por completo su acusación.

Tratar de ver más allá de mis palabras es suponer demasiado. Al contrario que Asclepio, no votaré contra alguien que sé que es inocente, que sería votar en mi contra. Del resto no tengo ninguna prueba, y en igualdad de condiciones es Apolo mi elegido. Lo siento en las pezuñas. Hice el primer voto, que siempre es el más complicado. Encima que rompo el hielo...

Niega con cierta decepción en su rostro, pero enseguida ríe un poco para tratar de centrarse, fijándose un poco más en Ares de nuevo, inclinándose con cierta gracia y sin perder la sonrisa.

Gracias.

Pero no especificó nada más. En su tono tampoco se podía discernir sorna alguna. Sólo hizo aparecer una amapola roja entre sus dedos y se quedó observándola, oliéndola y disfrutándola. No tenía demasiado que añadir en este punto. Los estrategas estaban haciendo sus estrategias, los líderes liderando, y él disfrutando. Cada uno estaba con lo que mejor se le daba. Desde esa posición lanzó una mirada al dios Herrero y a su madre, Hera, no se iba a meter en más asuntos familiares de los necesarios, aquello lo tenía claro.

Empieza a encaminarme hacia su compañero de parrandas, Dionsios, esperando que éste pudiese rellenar su copa que anteriormente quedó vacía y que no había recargado con todo este revuelo.

Tras las palabras de Pan, no tuvo más remedio que retractarse - Puesto que Pan acaba de admitir que desconoce el rol de Apolo, obviamente mi voto ya no irá para él. - dijo algo molesta, pues hasta ella se sentía perdida ahora y tampoco podía deshacerse de uno de esos bastardos tan molestos - He podido observar que ahora las acusaciones se dirigen hacia Demeter, pues no ha dicho palabra desde que comenzó el encierro, aun queda algo de tiempo, vamos a dejar que hable y se defienda, pero si no dice palabra, supongo que mi voto ahora irá hacia ella, aunque... - se quedó pensativa un segundo - La teoría que ha anunciado mi querida Eris y que ha sido reforzada por mi otra bellísima hija Hebe, me parece de lo más acertada, nadie debería tener problema alguno en decir claramente que le es leal a Zeus, a no ser claro de que tenga miedo que le pillen mintiendo, por ello debo oponerme esta vez a ti Ares, después de lo sucedido me parece que Helios ha dado en el clavo, a pesar de que a todos los demás nos hubiera parecido una tontería. - le dedicó una mirada tierna - Eso no significa que desconfíe de ti, confío en tus palabras y creo que realmente alguien te ha hecho decir la verdad antes, por ello voy a confiar en que le eres leal a tu padre a pesar de todo el odio y la ira que te ha hecho sentir.

Volvió a dirigir la mirada al frente, dirigiéndose a todos - En resumidas cuentas, si Demeter hace acto de presencia y aporta algo útil, como por ejemplo decir que le es leal a Zeus de forma clara, mi voto irá hacia cualquiera que no haya declarado su lealtad de forma directa y clara. - miró a Heracles directamente a los ojos, con una frialdad absoluta, pues no le hacía gracia la presencia del bastardo allí - De momento no votaré para que vayas al Tártaro.

¿Te obligaron a declararte leal a Zeus? ¿Cómo sabes que alguien nos obliga a decir nuestras fidelidades? Creo que me he perdido algo.

-Creo que ya lo he explicado hace un momento, precisamente a ti, Pan -dijo el dios de la guerra, bastante molesto con el dios de los sátiros. No le gustaba tener que repetirse como una cotorra-. Incluso indiqué cuáles fueron las palabras exactas que pronuncié. Me da la sensación de que, o no estás atento a lo que se dice o estás intentando tergiversar todo para sembrar el caos.

Ares se volvió hacia el resto de los dioses.

-Tal y como están las cosas y habiendo votado a Helios, no termino de tenerlo claro. Sospecho que uno de los que he mencionado antes como confiables es el responsable de que se me obligara a confesar. Y temo que, arrojando a Asclepio o Heracles al Hades, estemos arrojando a un inocente con grandes capacidades para encontrar a los traidores. Es por eso que considero que deberíamos votar a alguien que no haya aportado nada. Podemos darle aún el beneficio de la duda a Helios, aunque sigue sin gustarme ni un pelo, y votar por alguien que no haya aportado nada a la causa.

Serena y con la mirada atenta, Selene escuchó todo lo que decían el resto de dioses sentada en un banco mientras picoteaba alguna que otra fruta. No encontraba sentido alguno a entrar en discusiones sin fundamento cuando ninguno de los presentes sabían nada, o esa su impresión. Se soltaban acusaciones y dagas en todas direcciones con la esperanza de acertar a algún conjurado.

La sugerencia de Helios le sorprendió, mas no puso en duda por más absurda que pareciera. Mientras todos seguían discutiendo, se acercó al Dios Sol y puso su mano sobre el hombro de este para demostrarle su apoyo.

- Mi hermano es sabio, aunque su propuesta haya parecido sin fundamente y, hasta, infantil - miró a algunos dioses en concreto que habían dudado de él - seguro tendrá alguna buena razón para haberlo sugerido, yo me fío de él. Y siguiendo su ejemplo, declaro que soy completamente leal a Zeus. Como todos los presentes hay cosas que no me gustan, pero ¿quien puede estar conforme con todo? Ni Helios ni yo tenemos ninguna razón para ir en contra de nuestro primo, no tenemos rencillas personales contra Zeus ni ganamos nada si Poseidon se hace con el poder. Nos limitamos a conducir nuestros carros para que el día y la noche sigan su curso - para reafirmar sus palabras, la diosa pasó con calma su mirada por todos los presentes.

Después, centró su mirada en alisar su vestido antes de volver a hablar.

- Además, estáis hablando como si el escogido fuera a pasar la eternidad en el Tartaro como los Titanes. Cuando finalice toda esta locura y encontremos a los verdaderos culpables, estoy segura de que Zeus liberará a todos los que siempre le fueron leales. Yo, por el momento, no emitiré voto alguno, pues, aunque tengo mis sospechas no estoy segura y esperaré hasta que lleguen las últimas horas de la tarde para decidirme por alguien.

- No sería Hefesto, el mejor dios de todo el Panteón (por supuesto), si dejara pasar el hecho de que, mágicamente, en el momento que la acuso, mi madre cambia su voto. Casi de nuevo, a la par de nuestro querido Pan. Podrás decir todo lo que quieras sobre los argumentos del sátiro, pero ustedes dos parecen estar trabajando con una afinidad pasmosa. Es casi tan sospechoso como cuando mi esposa me dice "salgo solo un rato". -

Perséfone llegó al lugar de última, tal vez quería perderse la reunión porque su permiso de salir a la superficie era solo por seis meses. Al llegar, observó la escena sin intervenir, casi pasando desapercibida. No le gustaba aquello, ya que su reino era ignorado y evitado la mayor parte por los otros dioses, así que poco le importaba lo que sucedía.

Sin embargo, había sido obligada a permanecer en la casa del padre de Zeus, aquella que su hijo heredó al asesinarle. Qué extraño, cautiva nuevamente aunque los barrotes cambiaban. Escuchó las discusiones sin mayor interés y se acercó a su madre con una sonrisa. No había podido saludarle. Tomó sus manos, pero guardó silencio y miró a Hestia con sorpresa al señalar a su madre.

Solo esperaba que no fuera su madre la elegida, ya que ella no quería perderla cuando apenas había logrado encontrarla.

Deméter se incorporó a la reunión cuando ya todos estaban allí hablando y acusándose unos a otros, pero suficientemente a tiempo para escuchar acusaciones sobre su silencio.

-No van a entender el movito de mi retraso pero no importa sólo quiero verla a ella... -pensó mientras veía como su hija avanzaba sonriente y le cogía las manos. No mediron palabra pues no hacía falta, sólo con mirarse ambas compartían esa complicidad que sólo una madre y una hija pueden tener.

Mientras sujetaba las manos de su hija se dirigió a los presentes -Mis disculpas por mi prolongada ausencia pero era de imperiosa necesidad dejar los campos sembrados y cuidar las cosechas y regadíos para que los mortales no pasen penurias en mi ausencia, que por lo que veo será prolongada. -dijo examinando a todos los presentes.

-Hermana Hestia me decepciona que puedas pensar que yo traicionaría a nuestro hermano. A pesar del pasado el daño ya está hecho -dijo mientras posaba su mirada su pequeña -pero si Zeus no está en el trono significaría no poder ver más a mi querida Perséfone y eso no lo consentiré. Se que recapacitarás al darte cuenta de tu error por todo aquello que nos une.

Posó ahora su mirada en Hera -Creo haber respondido a tu inquietud al decir que no permitiré que me separen de Perséfone pero si necesitas oirlo de mí te diré que soy leal a Zeus si decir esto sirve de algo ya que no creo que nadie en esta sala vaya a reconocer lo contrario de forma abierta.

-Tras esto miró nuevamente a su hija -Ya estamos juntas...

-Curioso... Qué significativa la cantidad de votos que has conseguido aunar en tu persona, Asclepio. Quiero pensar que si tanto de los divinos dioses aquí presentes han mostrado su desconfianza hacia ti, sobrino mío, debe haber un motivo para ello. Lo cierto es que yo misma no comprendo la naturaleza de tu voto. No estamos aquí para buscar mártires, estamos para buscar culpables. Yo sé que si me votara a mí misma mí misma estaría dando el nombre de una inocente y, por tanto, desperdiciando un voto. Por ello, y ya que no tengo ninguna prueba contundente que señale a un verdadero culpable y debo dejarme llevar por mi instinto, serás mi elegido en el día de hoy.

Dada su justificación, Ártemis se acerca a la llama y emite su voto.

Helios reflexionó sobre todo lo escuchado y volvió a hablar.

-En primer lugar gracias hermana por tú apoyo. dijo cogiendo la mano de Selene. A continuación la soltó y se movió al centro de la sala para hablar de nuevo a todos los presentes.

-Ares deconfía porque propuse decir claramente quien era leal a Zeus, algunos han insinuado que soy un necio por proponer algo tan sencillo, otros que oculto cosas por ello. Os explico el porqué de mi propuesta: me parecía algo sencillo de decir para todos, desconozco si algún conjurado se vería limitado a decirlo, pero algo teníamos que proponer los seguidores de Zeus, pues todo lo demás era arbitrio e intuiciones que siendo 24 presentes, no deja de ser aleatoriedad pura..., en mi caso no poseo ningún Don que me permita saber quiénes son conjurados.

Después de lo explicado Helios, se relaja un poco para añadir: -No se quién puede ser la mejor opción de voto pero Asclepio se está llevando la gran mayoría por haberse votado a sí mismo, y todavía no ha dado una explicación convincente o si es un conjurado y ha cometido un error en la estrategia, por todo ello mi voto va para él.

-En cuanto al resto de posibles conjurados, mi opinión es que intentarán pasar desapercibidos en las primeras votaciones al ser tantos para dar las mínimas pistas posibles a los que somos los leales de Zeus.  Dirigió sus pasos a la llama para emitir su voto.

   Los mortales me describían como “el dios de la divina distancia, aquel que amenaza o protege desde lo alto de los cielos”, eso era debido a que buscaba siempre la armonía y a que, a diferencia de otros hijos de Zeus, yo no propiciaba la guerra sino que prefería inspirar. Por eso opté por guardar silencio, apesadumbrado, mientras los miembros de mi divina familia se acusaban entre sí. Demasiados rencores viejos..

   Pero los mortales también me identificaban con la luz de la verdad, y al escuchar las palabras que se pronunciaban en contra de mi inocente hijo no pude permanecer callado. Me acerqué a él para hablarle en tono reflexivo, aunque lo suficientemente fuerte para que todos escuchasen. -Asclepio, te he visto crecer sin guardar rencor a mi hermana a pesar de lo acontecido a tu madre. Miré un instante al Heraldo. -Mi lira no es el mejor regalo que has dado, Hermes. Luego volví a mirar al Sanador. -Te ganaste un lugar junto a nosotros por mérito propio, y además es gracias a ti que hoy hay quien se dedique expresamente a velar por las buenas nupcias. No hizo falta señalar a Himeneo.

   -Hijo mío, aunque sólo eso supiese de ti, me bastaría para saber que eres inocente. Sonreí orgulloso. -Pero soy más que sólo tu padre... Moví la cabeza para observar los rostros de Eros, Atenea, Thanatos, Artemis , Helios y al resto de los presentes. Mi voz se volvió severa antes de seguir hablando. -...también soy Apolo Febo, el que brilla, y como tal, veo la luz en tus palabras. Tras eso avancé con firmeza hasta el lugar donde Temis esperaba nuestro voto para emitir el mío.

   Era consciente de que la revelación me exponía, más no permanecería indiferente ante la posibilidad de perder a uno de los fieles. Uno que además es mi propio hijo..

Dionisio volvió a hablar siguiendo el mismo planteamiento que en su anterior intervención, decir mucho diciendo poco, luego la atención de Hebe se centró en su esposo. Cuando aclaró con palabras su lealtad y la miró significativamente, un peso se quitó del pecho de la joven diosa.

A pesar de lo que pudiera parecer su matrimonio, la fama de "de tal palo tal astilla" por parte de él y la posibilidad de una imposición para ella, la hija menor de los reyes de dioses era feliz junto a su medio hermano. Había seguido sus andanzas gracias al interés de sus dos progenitores, cada uno por sus motivos bastante alejados, y cuando fue llevado al Olimpo por Zeus lo recibió con algo más que agrado. Lo único malo eran los malabares que había tenido que hacer intentando que las personas que ama se llevasen bien.

Más dioses hablaron y por fin no quedó ninguno sin dar su opinión, pero todavía había quienes no habían declarado su lealtad a Zeus. Eso fue lo que llevó a Hebe a recordarlo, no queriendo dar por hecho que lo hacían por querer ocultar algo, esperando que fuese por olvido.

-Bonitas y luminosas palabras Apolo, pero no has dicho la frase mágica. Y si he oido bien tampoco lo han hecho Atenea, Persefone y Gaminedes, eso sin contar con quienes lo han hecho de forma... rara: Pan, Hermes, Hera, Hefesto y Dionisio. No creo que haya tantos conjurados pero de entre vosotros saldrá el nombre que le de a Temis.

Sus palabras eran tristes, entre los nombres que había dicho se encontraban personas que quería y a las que admiraba, no le haría ninguna gracias tener que decir su nombre.

Bastó un simple chasquido de sus dedos para que el líquido alegre volviese a llenar el espacio dentro de la copa del sátiro, aunque esta vez no provenía del almacén de los dioses, sino de las reservas del propio Dionisos. — A riesgo de usurpar el trabajo de Ganímedes, debo evitar que el único aquí que entiende bien las fiestas además de mi muera de sed — aseguró. 

Paralelo a ello los argumentos de las otras deidades allí precedían los correspondientes votos, unos polémicos, otros sospechosos, otros difíciles de entender, al menos desde la perspectiva del juerguista, pero sin duda todos a tomar en cuenta a futuro visto el panorama que se presentaba ante el grupo.

Apolo llamó su atención, pues a pesar de haber sido votado por Pan y de permanecer callado hasta ahora, atinó a abrir la boca para soltar algo interesante. — ¿Y puedes ver la luz en palabras de otros, o en otras cosas? — se autointivó a la conversación, aunque desde su lugar, levantando una ceja de forma inquisitiva.

— Una habilidad así sería muy útil para los leales, quizás más que la que obligó a hablar a Ares, si es que eso no fue cosa tuya... — a pesar de ser directo no pretendía acusar al luminiscente, sino conocerle mejor, dado su interesante voto...

A Hebe, la esposa de su nieto, la miró con cinismo.

— Si yo fuese un conjurado me limitaría a ignorar a los que me acusan, ya sabes, para enmudecer su opinión. — ¿La juventud personificada sería buena entendedora?

Mire a Hera tras su mención de no vota para enviarme al tártaro por ahora. -Sabes que mi desprecio hacia ti es infinito, sin embargo de momento no veo una razón clara para votar en tu contra.- Retire la mirada de la persona que había matado a mi esposa y a mis hijos y por la cual sentía un odio infinito para posarla en Perséfone.
-A veces los sospechosos prefieren pasar desapercibidos. Algunos no dicen nada para no ser notados, Otros llegan tarde para que no se note su presencia, tú has hecho ambas. Sé que es un motivo cuestionable pero es el único parámetro que puede acercarme a una razón de elección medianamente lógica. Mi voto hoy será para Perséfone y si estoy equivocado espero que no seas enviada al tártaro.- Quite mis mirada de la diosa del inframundo para posarla en mi esposa Hebe. A pesar de ser considerado un hombre fuerte y temerario a veces necesitaba la reconfortante mirada de alguien que me hiciera sentirme seguro en este mar de instigas y traiciones.

Ganímedes se mantuvo al margen durante lo más crudo de la discusión. Al fin y al cabo, le habían enseñado muy bien a no inmiscuirse en los asuntos de familia de los Dioses… pero aquella vez era diferente, debía asumir su responsabilidad. Por ello respondió a las palabras de Hebe y de Hera ya que ambas lo habían citado, fuera directa o indirectamente.

-Mis señores, para que no queden dudas ni ambigüedades, reafirmo una vez más mi completa lealtad a Zeus, Dios de Dioses, al que debo mi inmortalidad y mi eterna juventud. Y ya que ha sido el padre de Dioses el que me ha impuesto la pesada de tarea de votar no me queda más remedio que ejercer con este penoso deber- Dice, alzando la mirada del suelo.

-Coincido con Ares en que, a falta de mejores indicios, aquellos que se muestren parcos en palabras y evasivos con sus intenciones son los más sospechosos. Por eso voto a Deméter.

 Mis motivos para ello son dos: el primero su silencio que sólo ha roto para declarar su lealtad y afirmar que la fuente de esa lealtad es estar con su amada hija. El segundo es que fue por orden de Zeus que Perséfone está confiada en el Inframundo la mitad del año y ésta situación no es reversible en tanto Zeus gobierne, pues Hades goza de su confianza y el Dios del Inframundo no renunciará a su esposa Perséfone. No obstante, esta situación sí podría ser revertida por Poseidón.- A pesar de lo que pudiera traslucirse de sus palabras, la verdad es que Ganímedes dijo todo este discurso con voz temblorosa pues no deseaba indisponerse directamente contra una diosa. No obstante, no le quedaba otro remedio si quería cumplir con la voluntad de Zeus.

Tembloroso se acerca a Temis y el tiende el papel donde está escrito el nombre de Deméter.

Las palabras de Dionisos callaron las suyas, nunca se le ocurrió aquello que el dijo. Pero a su manera podría tener razón, porque mientras no supieran nada entre ellos todas las versiones podrían ser tan ciertas como falsas. Por lo que la sonrisa de Iris se trunco en pena a la vez que su pelo perdía color.

Llegado el momento las cosas parecían estar entre su señora Hera y el hijo de Apolo y dios de los enfermos. Iris se sentía intranquila. -Yo... mientras no haya una razón evidente, nunca podría votar por mi Señora Hera o mi compañero Hermes. -Quiso dejar ese punto claro como lo dejo en su momento el dios de la Violencia, pensaba que era necesario decirlo. -Y pensé en votar a Asclepio, pues se había postulado el mismo como mártir, sin llegar ha entender realmente sus intenciones, pues el vela por los humanos y no por los dioses... Pero no lo creo del todo justo. Así que... -Alzo el vuelo una vez mas para evitar miradas inquisitivas.

-Así que votare entre aquellos que no han declarado su lealtad a Zeus, como parece que se están juzgando en este día. -Declaro al fin.

Yo y Hera estábamos ganando todos los votos, y cada papel que entraba en el caliz con mi nombre hacia que una arañas se revolvieran en mi estomago. ¿Debo votar por alguien quien podría resultar inocente? No lo haría, no hasta que vea necesario el hacerlo.

No sabia como reaccionar hasta que mi padre me miró. Soy el hijo del dios de la luz, soy la esperanza de los enfermos, soy un ser benevolente, no permitiré que mi forma de ser se vea alterada.

No supe a quien votar al principio, pero recuerdo que mi padre es el dios de la luz, y de la luz nada se esconde, seguiré siendo igual de puro que el, después de todo, el es lo que me queda después de que cierta mujer acabo con la vida de mi madre, y casi con la mía. -Miro a Artemis con indiferencia antes de postrar mi mirada en Hermes, pues sin el no se que hubiera sido de mi, o que no hubiera sido.

Pero creo que ya se por quien ir, Atenea es la encarnación de la sabiduría y la estrategia militar, siempre fuiste una diosa justa y Zeus no es el mas justo de los dioses, Después de todo, por su culpa no lograste conocer a tu madre. Aunque tampoco te llevas con Poseidón. estaba dudando de ti pero aun no has dicho que eres leal a Zeus. eres sospechosa.

Despues veo a Hera, Tu si que tienes mil motivos para odiar a Zeus, ademas te has mantenido "neutra" hasta ahora, yo quise votar por mi mismo para demostrar las transparencias de mis palabras, tu solo has esperado para ver a quien te conviene votar, eres mi sospechosa numero uno. Pero si te voto muchos creerán que es porque quiero salvarme de ir al tártaro. No quise votarte hasta estar completamente seguro, y ahora lo estoy gracias al dios de la luz y la sinceridad.

- ¡Pero quién lo hubiera dicho! Otro con el don de tergiversar e irse por la tangente como ti, querida madre. Asclepio, permiteme decirte que la serpiente de tu báculo no es para nada un adorno, con lo enrededados que son tus argumentos JA JA JA JA JA. ¡Te acabas de ganar un futuro voto! Y si eres un traidor, ¡¡le pediré a Papá que me deje probar la función de derretir de Festo contigo!! JA JA JA JA JA -

La joven diosa miró a Dionisio cuando le habló, en sus ojos se veía el escepticismo.

-Querido hermanastro, visto lo visto, tan mala es una estrategia como la otra.

Asintió al antiguo héroe de Grecia, más por su relación que por estar de acuerdo con su voto, pues todavía dudaba mucho de su prima-hermanastra pero había otros que la llamaban más. Luego escuchó al copero inmortal y sonrió en su dirección.

-Gracias por la aclaración Gamínedes, uno menos en la lista de hoy. Sólo una cosa, según ese razonamiento tiene más motivos la cautiva Persefone y además ella no ha dicho su lealtad.

La diosa asintió de nuevo, esta vez a Iris, esperaba que no fuese Atenea una de los conjurados pero ya los argumentos para dudar de ella los estaba exponiendo Asclepio por lo que calló y esperó a que acabase. Cuando lo hizo la joven dejó escapar una corta risa cristalina.

-Que madre tiene razones para destronar a padre no es ningún secreto como bien dijo Eris, pero no la veo cambiándolo por su otro hermano, más bien poniéndose ella... aunque podría ser un primer paso -sus ojos la miraron esperando que no fuese así y que hiciese como su marido para alejar sospechas -¿Sabes quién se ha mantenido también muy neutro, callado y encima no ha declarado su lealtad? Tu padre. Apolo, no había visto un ego tan subido desde los buenos tiempos de Zeus, arropándose con su luz, tratando de cegar a los incautos para que no vean lo que hace de verdad. 

Se acercó con pasos decididos a la titánide de la justicia y emitió su voto.

-Si Madre y Asclepio resultan ser el dios con la habilidad de hacer confestar nuestras lealtades, me voy a reír mucho con todos vosotos. Prácticamente le habremos hecho la cama a los traidores -escupió Ares, dejando escapar una risotada que dejaba en evidencia lo mucho que se estaba divirtiendo al escuchar las intrigas de los dioses. Era increíble presenciar los rifirafes entre sus hermanos, tías, primos y familiares tan lejanos que sólo los veía una vez al año-. Por supuesto, mi voto sigue siendo para Helios hasta que encuentre a un sospechoso mejor. Ah, y el que pueda debería echarle un ojo a Himeneo. Ahí lo dejo.

Se quitó el casco, dirigió una mirada de lujuria a Afrodita y fue a tumbarse en el suelo, con las manos apoyadas detrás de la cabeza, descansando y tratando de poner la mente en blanco. Él era un guerrero, no un intrigante.

-A mí no me metáis en vuestras movidas -declaró, de mala gana-. Ya he dicho que cometéis un gravísimo error al votar a Hera y Asclepio.

— Solo que nadie me ha votado a mi — contestó a Hebe para luego dedicarle una sonrisa — Y eso que más de uno ha declarado que no le parezco confiable, que no hablo claro. Tampoco te voy a obligar a cambiar de opinión, vamos, ni que pudiese hacerlo contigo o cualquier otro...¿no? — 

Dicho lo anterior Dionisos volvió a activar la pantalla conseguida del divino forjador, dispuesto a relajarse, esta vez proyectando en ella una película noventera llamada "Stepmonster".