De pronto, una neblina exactamente igual a la que había traido previamente a una Ariadna moribunda, volvió a formarse, comenzando a formarse una figura con gotas de muagua y similares a las del rocío de la mañana.
Un hombre, un humano, poco a poco fue tomando forma hasta aparecer casi de la nada como captado en un instante muy concreto, en plena batalla. Desde luego las cosas en la tierra no estaban nada bien, pues de lo contrario las guerras entre los partidarios de unos u otros dioses no estarían plagando el mundo de dolor.
El humano casi cayó al suelo debido al cambio de escenario, y aunque desconcertado, boservó vuestros rostros y el lugar en el que se encontraba sin temor o pudor alguno.
- Sé quiénes sois, quiénes sois todos vosotros, y aunque no se por qué estoy aquí, quiero que sepáis que el mundo está hecho un asco por vuestra culpa - dijo señalándoos con el dedo - y por ello se me ha permitido venir aquí y hacer lo mismo que hace un dios ante una guerra que podría desmoronar el mundo, emitir un triste voto... - dijo casi con asco mientras se acercaba a Temis y arrojaba un papel al fuego.
- ¡Aquiles vota por Gamínedes! - gritó justo antes de desaparecer nuevamente convertido en gotas de agua mientras la neblina se dispersaba.
Ganímedes
(Envía saludos a los titanes cuando llegues al Tártaro, JA JA JA JA JA JA)