Partida Rol por web

El nombre estaba decidido… aquel pájaro de fuego que se presentó como hombre debía de dejar de brillar.

Ramal Fire, apretaba sus puños mientras deseaba poder vencer a la muerte. Cerró los ojos imaginando su victoria, cuando de repente algo lo lanzó con gran fuerza al suelo.

Snadm había arrojado varias de sus bombas sobre el Fénix, ayudado por el vuelo de Pegaso, para poder acercarse a aquella criatura sin activar las mechas antes de tiempo.

Las explosiones lo arrojaron contra el suelo apagando momentáneamente el fuego que lo rodeaba, poco a poco intentó levantarse, pero frente a él ya se encontraba el Sátiro, esgrimiendo una hoz de mano, y antes de que pudiese cubrir de nuevo su cuerpo en llamas, su vientre había sido sesgado, dejando un gran corte desde el cual se avecinaba un gran torrente de sangre.

Ramal Fire, incendió de nuevo su cuerpo, cauterizando la herida, y cortando la hemorragia, acentuó una pequeña sonrisa mientras  veía entre sus llamas un futuro más cierto.

El Lich quiso apagar sus llamas con su glaciares poderes, una fina  pero persistente escarcha se proyecto sobre el Fénix, mientras Anárion convocaba miles de enredaderas que cubrieras a su objetivo para bloquear sus movimientos.

Todo fue en vano, pues las llamas de un fénix una y otra vez resurgían, quemando cualquier vestigio de vida a su lado, por fuerte que estuviese, abrasando las enredaderas y placando el poder del hielo que intentaba apagarlo.

Todo parecía ganado para Ramal Fire, cuando entre Lo’Korw y la elfa surgió una pequeña figura jugueteando entre sus manos con una pequeña figura de barro, esta vez parecía un hombre alado, y mientras miraba impertérrita a su objetivo apretó con fuerza la figura en sus manos, dejando tan solo arenas entre sus pequeños dedos, cerrados en un puño.

Todo el cuerpo de Ramal Fire, comenzó a apagarse, mientras su piel se quebraba y resquebrajaba en ascuas candentes, ascuas que no llegarían a alzar el vuelo, tras un viejo atardecer.

La muerte ganaba una nueva víctima, mientras el cielo volvía a teñirse de un amargo olor,  dejando una estela sombría sombre un futuro incierto, que despuntaba con un anochecer añil, dejando que sus ascuas animaran las almas del resto como un incienso en abril.

Mi cara reflejaba el odio ante aquellas criaturas que hicieron que Ramal estuviera ahora muerto. Mi rabia se contenía, a lo que me puse a volar rápidamente por encima de todas las criaturas que aún seguían vivos. Podían notar los roces de mis alas en sus cabezas e incluso tan cerca que casi con arañazos en sus cuerpos.

Dejo de volar y me quedo justo donde ha sido caído Ramal, mirando cabreada me dirijo con mi voz aquellos que han decidido acabar con él.

Me habéis creído a mi, y no habéis creído a Ramal. Que interesante...preferís matar a la criatura encargada de espiar por las noches a los traidores, que nos queda uno o dos entre nosotros. Antes que acabar con el Globin que tanto le habéis insistido que usara de una vez la dichosa reliquia.

Que interesante...ya veo quienes son los seguidores del lobo de la mandada de Garoé. Os quitáis de encima a él, y porque no os habéis quitado de encima antes a Anárion. 

Me decepcionas Anárion. No sigáis contando conmigo para acabar con los inocentes. Prefiero morir antes que estar con criaturas que quieren ganar del lado de un lobo traidor.

- No seas así, Dulcina -Comencé calmandamente, aún quitando rastros de arcilla seca de mis manos.- Ramal era el que se comportó de manera más extraña. Era bastante lógico que la mayoría fuesemos a por él. Se puso demasiado a la defensiva con Anárion, y eso daba que pensar. -Sacudí las manos suavemente sin realizar el menor ruido y tras asegurarme que ni tan siquiera polvo quedaba en ellas, continué.- No creo que debas juzgar así a la elfa. Sus sueños no fallan, y votó a Ramal como tu pudiste votar a Garoé; siguiendo tu instinto, ¿no?

De repente un frio espectral lleno, el gran templo.

Parecía que el mismo ártico se instauraba en el lugar, y tras el vaho que promulgaban vuestras respiraciones un sonido lejano, que rápidamente fue reconocido. Los cascos de un caballo que solemne dejaba caer sus pasos sobre el frio mármol.

Algunos parecíais contrariados por la presencia de aquella figura pero pronto hubo alguien que reconoció su semblante, abriendo sus ojos hundidos en el temor, y en la incredulidad.

Dulcina no podía alzar palabra, pues sus ojos volvían a ver la figura de un jinete errante que sin cabeza cabalgaba por el enlosado suelo.

El hada pudo articular entre balbuceos una palabra, que más que una pregunta era un gesto de incomprensión:

¿Tú…?

Sus palabras se silenciaron con un rápido movimiento de muñeca del jinete, que tras sesgar el gaznate del hada tiró al suelo su arma empapada en sangre.

Antes de que el cuerpo del hada cayera, el jinete la recogió y la puso sobre los lomos del caballo delante de él.

Y sin más… comenzó un lento caminar con su corcel que poco a poco se disipo entre nubes y niebla, dejando tan solo el vació del pequeño hada a la vez, que su efímera hacha se convertía en mera niebla dejando tan solo un rastro de sangre en el suelo, que dibujaba el último aliento de Dulcina.

Apareció un nuevo día y había muchas sorpresas... la primera era la muerte del  Ramal Fire… que no se por qué murió él cuando debería de haber muerto otra persona...

Y cuando creía que ya había acabado aparece el jinete y mata a la pequeña hada que fue la más sincera y dijo toda su verdad... Dulcina estaba muerta, me sentía triste por la pérdida de Dulcina pero conforme la habían matado no quedaría en el olvido...

Me dirigí hacia donde está el cuerpo de la pequeña hada y dije. –Confié en ti y esto no quedara claro.  No sé quien ha podido matarla porque solo ha dicho la verdad ella se expuso ante todos y decir quiénes eran los traidores...
Si encuentro la información de la que estoy esperando cuando tenga el momento diré, lo que tengo que decir, y espero que creáis mis palabras... Porque será muy convincente a lo que dijo antes de que muriera Dulcina.

Muertes y mas muertes... Esto no se a donde nos va a llevar... todo es tan confuso... Pobre Dulcina...

El majestuoso caballo agacha la cabza en señal de respeto

Me esperaba la muerte del fénix, pero la de Dulcina... a pesar de sus palabras hacia mí, no deseaba su muerte... - ¿Qué ha sido eso? - pregunté claramente preguntando por la muerte de Dulcina - Ella era inocente, ¿quién ha podido ser? Está claro que aquellos que actúan con el fénix estaban molestos con ella...

Adara - la llamé - Tú que se supone que ves el interior de los presentes, dinos algo que pueda guiarnos en los nombres que me puedan ser confiados esta noche, ha habido ya demasiadas bajas inocentes.

No Dulcina no... no aun...... porque que no confiase en ella pese a su inocencia, era mejor eso que la incertidumbre que vendria ahora.....

Quien ha podido orquestar esto... y acaso ella no poseia la pocion de la vida.. porque no la uso?... .... .... ....

   Plick*

   Fue lo único que se escuchó desde las hojas del Garoé, al caer una de las gotas de agua hasta el suelo. Aún desconociendo qué podría haberle sucedido a Dulcina (la del don cambiante, que primero afirmaba unas cosas y después era otra), la sentencia sobre Ramal era evidente. 

   Sin embargo, el Garoé solo escucha los sonidos que hasta él trae el aire, sereno y paciente. Cuando sienta una nueva certeza, hablará. No antes...

-¡Maldita sea! ¡Ramal era inocente! ¡Ahora lo veo todo claro, sucia elfa! ¡Mentiste acerca de tu sueño!. Tres nombres mencionaste y sólo yo quedo con vida. ¿Qué tienes que decir sobre eso? ¿Por qué mentir sobre tu sueño? Maldita traidora, acabas de quedar en evidencia...

Nunca he mentido Goblin. Sólo siento no poder controlar lo que sueño y realmente siento que sólo quedes tú con vida de los tres. Pero de mi sueño, en este día sí he podido sacar algo en claro, a Dulcina la mataron por ser buena y para inculpar más almas buenas y tú, en tu caso la guardiana dejó claro que eras inocente - Respondí al Goblin aún con lágrimas en los ojos tras la muerte de Dulcina. Cuanto más pensaba en su muerte más se acongojaba mi alma. - Para mí está claro ahora, alguien me ha protegido hasta hoy y alguien me protege, y se lo agradezco y espero que nunca se sepa quien es ya que ese ser podría proteger también a otros. Como quién sea que está detrás de las muertes no ha podido matarme nos engaña ahora para que vosotros lo hagáis. Lo he dicho, si ese es mi destino, adelante, yo por lo menos tendré la conciencia tranquila, sé que intenté ayudar, ¿Pueden todos los demás decir lo mismo?

Volviendo al tema de mis sueños de nuevo, señor Goblin, si así todos lo prefieren y llego a mañana, guardaré para mí los nombres que me sean confiados, pero, si sólo uno de los aquí presentes pregunta, mi deber porque así me lo han inculcado, será hablar e intentar ayudar a los que de verdad tienen miedo a morir por quienes sea que nos han traído aquí.

-Gracias a mi habilidad, puedo aseguraos que el fénix era tan inocente como una niña. Y todos estábais presentes cuando la guardiana declaró la inocencia tanto mía como de Dulcina...

emmmmmm, no es por dudar de ti, pero en estos momentos no recuerdo* que ella mencionase eso con respecto a ti.... si me hicieras memoria te estaria agradecido, han pasado muchas cosas y mi cabeza esta a punto de estallar mi querido Goblin.

   Los ojos de resina del Garoé se posaron entonces en el Goblin. Sigue escuchando. Ciertamente, él tampoco recordaba que la guardiana lo dijese.

-¿Creéis que la Guardiana ayudaría en dos ocasiones a un traidor? ¿Que besaría a un traidor, y le diría que le esperaría siempre? ¿Que le diría que debía ser valiente y aprender a escuchar?

Realmente nunca reveló mi inocencia tan abiertamente como lo hizo con Dulcina, pero a mis ojos era evidente.

Realmente Dhämeron tiene razón - dije pensativa  - Simplemente dimos por echo que era bueno, pero sólo hay una cosa de lo que puedo estar segura y es que uno de los tres no lo era, no pueden serlo los tres; uno de ellos mentía - y mientras hablaba seguía pensando - ¿Pero quién? - empecé a murmurar en bucle. ¿Quién de los tres mentía?

Cerré los ojos fuertemente. La muerte de Dulcina no me la esperaba, no ahora. Estaba claro que los traidores iban a acabar atacándola pero no me lo esperaba tan... de repente.

Lo cierto era que me sentía un poco perdida sin ella, de algún modo era como mi guía.

- Dulcina tuvo que acertar en alguna de sus ultimas acusaciones. Si no, no se la habrían quitado de delante así porque así tan súbitamente. Si no hubiese acertado sería simple palabrería inútil e incluso si acusaba a alguien que no fuese traidor esto les convendría, porque seguiríamos matandonos entre nosotros.

Warashi... los peor de la muerte de Dulcina, es que no la han probocado los asesinos de forma directa creo, y si posiblemente alguien que quiera hacer desaparecer por todos los medios a alguien en concreto que goza de una proteccion que bien quisiera para si mismo...

Por lo que la muerte de Dulcina a todos los efectos es una traicion a nosotros mismos...

Pero ahora bien habria que pensar quien estaria dispuesto a tamaña macarrada, solo por poder poseer "esa proteccion"....

Estoy de acuerdo con Dhämeron - dije reflexionando en sus palabras - Si lo analizamos, al final de cada día se muere el que decide la mayoría, y al final de cada noche un nuevo muerto que se supone por parte de los traidores. Pero Dulcina se ha muerto en medio de la noche, por tanto ha tenido que ser alguien con ese poder, y si ella era la bruja y la poción de matar ya la había usado... ¿Quién nos queda?