Partida Rol por web

Los chasquidos de metal chocando llamaron la atención del sommelier quién se acercó con sumo sigilo para ver qué ocurría en el gran comedor. Al igual que hizo anteriormente mirando quién había en la cocina, hizo lo mismo en el comedor.¿Quién habría allí? ¿A qué se debían esos chasquidos?

Se encontraba Eon y Umbert peleando entre ellos, Eon con una espada oxidada y Umbert con una tubería.

¡Increíble! ¿Al fin una pelea a vida o muerte en el castillo? ¡Y yo con una entrada gratuíta en primera línea para ver el show! A priori diría que Eon tiene un arma más manejable y certera,....además, como está oxidada, puede dejarle dentro del cuerpo la bacteria del tétanos entre otras...por otra parte está Umbert, ese granjero millonario tiene pinta de estar mazado y con un golpe en la cabeza bien dado, no dudo que haría esparcir los sesos del jovencito... Todo se resolverá dependiendo de quién acierte antes... ¡Me gusta esto!

Gérard se mantenía impasible, fuera de la vista de ambos, observando como peleaban. Deseaba ver cómo se resolvía el conflicto entre ambos. Aún así, amartilló la pistola y se posicionó preparado para intervenir, de ser necesario.

Umbert levantó sobre su cabeza la tubería de metal con el objetivo de asestarle un fuerte golpe vertical sobre la cabeza de Eon, por desgracia esto le abrió un gran flanco desprotegido, al cual Eon aprovechó con una estocada.

Por suerte para el Granjero, esto era parte del plan, el cual logró girarse para esquivarla y así hacer que Eon perdiera levemente el equilibrio al avalanzarse hacia delante con la espada.

Momento que aprovechó Umbert para lanzar su ataque; el cual tampoco se pudo cumplir pues Eon con un leve movimiento de brazo le dió un codazo en la cara al Granjero, a lo que este no tuvo otro remedio que responder dándole una patada tirándolo hacia la chimenea.

Umbert se posicionó frente a un indefenso Eon, el cual no pudo hacer otra cosa que retroceder arrastrándose boca arriba en pánico; por suerte para el aprendiz de mayordomo, el Magnate del petroleo estaba confiado de que su próximo golpe sería certero y mortal; dicha confianza le jugó una mala pasada, pues Eon tuvo tiempo para coger algo de ceniza que aún estaba ahí desde que la habían encendido; y lanzándosela a Umbert lo cegó.

Acto seguido no pudo hacer otra cosa que abalanzarse sobre el Magnate cegado, haciendo que este golpeara su espalda contra la mesa y ambos cayendo al suelo doloridos y desarmados. Eon buscó el arma más cercana y agarró la tubería, mientras que un dolorido y aún en el suelo Umbert gateó bajo la mesa para alejarse de Eon.

Eon rodeó la mesa y volvió a encarar a un Umbert desarmado, levantando la cañería la bajó con rapidez para golpear al granjero venido a más; un ruido sordo sonó en la estancia; Umbert atrapó la cañería con una mano, mientras que con la otra le dio un puñetazo a Eon rompiéndole la nariz y haciendo que este retrocediera y cayera al suelo al lado de la mesa, aún consciente.

Umbert se acerca a Eon, esta vez sin ningún tipo de postura vacilante, arma en mano y dispuesto a asestarle el golpe final al joven; pero con lo que no contaba es que un animal se vuelve más peligroso cuando se da de cuenta que está acorralado, y con una fuerza sacada de la nada, se abalanzó sobre el Magnate.

Ambos retrocedieron unos cuantos pasos hasta chocar contra la ventana, el cristal colapsó haciendo que ambos se despeñaran al vacío con un grito que se pudo escuchar en las estancias más cercanas.

Unos instantes pasarían hasta que la cortina de la ventana comenzó a moverse, y una mano apareció en la parte inferior de la ventana.

Gérard vio lo acontecido en todo momento, y no esperaba que ambos acabaran entre puños, patadas, golpes y trompicones, rompiendo el cristal de la ventana y precipitándose al vacío. El hombre corrió hacia la ventana y entonces se dio cuenta que uno de ellos se sostenía a duras penas en en alféizar...

- ¡Dios mío! ¡Aguante! - gritó el sommelier tratando de observar de quién se trataba. ¡Ayuda! ¡Que alguien venga!

Gerard sale de la estancia.

Gerard llega a la estancia.

Al parecer dentro del Gran Salón se encuentra Arieth, William y Richi.

Cuándo Gérard apreció quién había en el gran salón, sonrió. De aquellos tres, solo el doctor le parecía otro demente como él...Richi y Arieth los consideraba inocentes hasta la médula. Gérard sabía que no era el momento de entrar en el gran salón, aún no. Con calma y total silencio bajó las escaleras y tomando una de las piernas que aún emanaban sangre, dibujó la silueta de un cuerpo con el líquido rojo, remarcando varias secciones. 

La silueta tenía una sección que era la cabeza (1), otra sección que era el torso(2), otra sección era un brazo derecho (3), otra el brazo izquierdo (4), otra la pierna derecha(5), otra la pierna izquierda (6), dejó un espacio entre el torso y el comienzo de las piernas para los intestinos (7) y colocó un 8 fuera de la silueta con unos interrogantes. ¿A qué qué parte correspondería?

El juego del sommelier iba a dar comienzo, les dejó la primera pieza del puzzle encajada y dejó en el interior de la silueta, dentro de su respectiva sección, el brazo derecho el cual el índice marcaba la puerta de salida ¿Le creerían? ¿Pensarían que si reunían lasmpiezas podrían salir de allí? Solo por ver cómo lo intentaban el sommelier iba a disfrutar...

Finalmente, el sommelier fue al gran comedor a dejar una nueva pieza sobre la mesa. 

En el suelo de la estancia, había una silueta de una persona enmarcada en sangre; tenía distintas partes bien distintivas, los brazos, las piernas, el pecho, el estómago, la cabeza... y un círculo con un interrogante algo más apartado. Dentro de uno de esos pedazos se encontraba un brazo, casualmente apuntando hacia la puerta de salida.

Gerard sale de la estancia.

En el suelo de la estancia, había una silueta de una persona enmarcada en sangre; tenía distintas partes bien distintivas, los brazos, las piernas, el pecho, el estómago, la cabeza... y un círculo con un interrogante algo más apartado. Dentro de uno de esos pedazos se encontraba un brazo, casualmente apuntando hacia la puerta de salida.

Richi dio un paso atrás al ver semejante "objeto" y quedo mirando al medico.

-Que narices... ¿Que es eso? -Observo como una mano señalaba a la salida, pero tenia miedo de mirar a otro lado que no fuera aquel cadáver y eso era extraño.

-Espero que ha Ger no le guste este tipo de locuras...

Horrorizado por lo que acababa de ver, William retrocede un paso, tenía pensado en huir pero el mero hecho de que no hubiera lugar a donde huir, así como el hecho de estar en grupo siempre resultaba más efectivo que estar solo deambulando por el castillo le hizo quedarse. Tras aclarar su garganta habló.

-Parece ser que es de alguien que murió hace poco y debido a la falta de arrugas o una tonalidad oscura de piel, descartaría a Umbert, que sigue desaparecido, pero el vello de su brazo podría descartar a Eon, pues según parece, el era pelirrojo como los bastardos del Barón... No lo digo por mal pero apostaría que es de alguno de los que se fueron antes... Según la cantidad de grasa, descartaría a Gustavo y a Mortimer, así como por sus uñas descartaría a la Baronesa. 

-Con esto en cuenta tenemos que puede ser: Luis, Jorge o Gerard... Y si fuera Gerard, tendríamos a otro loco suelto y desconocido entre los que salieron del Salón... Lo cual no es bueno... Pero al menos nos libraríamos de la amenaza de Gerard...

Tras tragar saliva volvió a hablar.

-¿Continuamos?.

-MMMM... Si es alguno de esos tres que se fueron juntos, no seria descabellado pensar en que no solo Ger es peligroso... Joder como se complica esto... -Se rasco la cabeza mientras se atrevió a mirar la salida; donde apuntaba aquel brazo. -Ya nos gustaría compañero, pero estamos encerrados. -Comento al cadáver o mas bien al brazo que señalaba la salida.

Trago saliva y asintio a las palabras de Smithy. -Si, mejor que nos movamos.

- Claro, en marcha.

Dijo el médico estirando su camisa con aire tenso y tragando saliva nervioso. No tenía pensado morir allí a manos de un loco homicida. Él tenía todavía asuntos en el mundo de los vivos.

William suspiró una ligera plegaria debido a la aberración que trataba de expulsar de sus pensamientos más profundos y miró a sus dos acompañantes. Después de todo esto, alguien tendría que cuidar de las mentes manchadas por la demencia y la muerte de los supervivientes. Y quién mejor que un doctor que las ha vivido con ellos con estudios en psicología.

- No deberíamos detenernos demasiado tiempo aquí. El tiempo apremia y la vida de otras personas puede depender de todos nosotros.

El joven Smith se coloca el hacha al hombro, se relame los labios secos de manera nerviosa y mira el camino hacia el taller.

- Si nos encontramos con el salvaje de Gerard... tenemos que reducirle... con cualquier medio del que dispongamos. Estoy dispuesto a cargar con una muerte de un homicida en mi conciencia.