Partida Rol por web

- ¡Eres un puto monstruo! ¡Eres peor que yo! ¡No te dejaré volver a poner las manos encima a ninguna otra persona! ¡¿ME OYES?! ¡VOY A ERRADICAR TU PUTA EXISTENCIA PUTREFACTA DE ESTE MUNDO! - dijo preparando el hacha para cargar hacia adelante - ¡Vamos, matemos a este hijo de puta o no saldremos vivos de este manicomio!

William, tras comprobar que el resto de gente decide acompañarle en su gesta, decide cargar hacia adelante tratando de no pisar los charcos producidos por las sustancias químicas. Aprovechando que el hacha es más larga que la motosierra de mano, trata de cercenar cualquier parte del cuerpo de Gérard a la vez que busca desarmarle. Sabe que si Mercier logra colocarse en una distancia más cercana él lo tendrá difícil para sobrevivir a no ser que sus compañeros le ayuden. Sabe que Gérard es mucho mejor asesino que él, pero también sabe que hay algo más peligroso que un psicópata tratando de rehabilitarse: un psicópata tratando de rehabilitarse con un hacha.

William enarbola su hacha con cortes diagonales de arriba a abajo combinados con algún que otro tajo horizontal y vertical mientras que vislumbra donde están el resto de sus acompañantes para no impactarles. El doctor mueve sus piernas de tal manera que trata de mantener las distancias con Gérard para evitar sus ataques a la vez que evitar que se aleje demasiado el asesino de él para tenerlo contra las cuerdas.

Es la hora de la verdad. Es la hora de saber si podría volver a casa sano y salvo o perecería en busca de un falso sueño.

ERES UN HIJO DE PUTA GERARD, PERO NO SABES COMO VOY A DISFRUTAR EL QUE ME HAYAS DADO PIE A MATARTE DE NUEVO. En el fondo hasta me alegro. SOLO QUIERO VER TU CARA SIN ESA PIEL DE CERDO QUE LLEVAS

Estaba temblando de ira y le costaba mucho mantenerse tranquilo y no hacer una locura. La mayor serenidad de William era el pivote que le mantenía controlado, y avanzaba pegado a su hombro, con su objetivo en mente. Por haber fallado, una persona más había muerto. Pero ahora ya no habrá marcha atrás, es hora de acabar.

Entiendo que no hay absolutamente nada mas que hacer aquí si no es con las teclas para meter en el teclado... Cuantas teclas son?¿ No recuerdo si lo mencionaste creo que no.

Richi que estaba un poco atolondrado miro la escena de los tres hombre sin saber como actuar. Tan solo busco un sitio con cobertura para evitar que Ger pudiera dispararle si llegara el caso.

-¡Tengan cuidado! lleva una pistola, ademas del cuchillo y el destripador. Ademas se protege con una coquilla y unos guantes. Ataquen al cuerpo. -Nunca pensó que llegara decir semejantes palabras.

2,76 - 1,2

Si el dado sale 43 o menos se salva

La batalla había dado comienzo, William Smith empuñando su hacha se abalanzó sobre un confiado Gerard, quien al ver al médico acercarse violentamente contra él, dio un fuerte empujón con la pierna al cuerpo destripado y sangrante de Arieth Schrollder, haciendo que los intestinos de esta se pusieran en el camino de William, haciendolo tropezar y resbalar sobre estos, cayendo finalmente con el hacha en alto contra el armario, rompiendo la vitrina de cristal y varias estanterías, provocando que los trozos de cristal y tantos otros objetos extremadamente finos y delicados cayeran al suelo, algunos incluso sobre la cabeza del médico.

No solo eso, Gérard aprovechó esta distracción para atacar a un tendido y expuesto William, usando cual bayoneta el destripador, las intenciones de Gerard eran claras, desgarrar a un indefenso William. Por suerte para el médico, un rápido Jorge bloqueó el incesante impacto de la sierra usando nada más y nada menos que la hoja oculta que tenía sobre su muñeca izquierda. Las chispas saltaron, mientras la sierra seguía tratando de cortar a través de la dura hoja, con un doloroso y preciso movimiento de muñeca, Jorge desvió el arma lejos de él y de William.

La batalla no había terminado, al contrario, no había hecho otra cosa que comenzar; ayudando a un William manchado de sangre, Jorge lo levantó como el había sido levantado por el médico minutos atrás. Ambos mirando con un ferviente odio a un confiado y macabro Gerard, quien había sacado de la parte trasera de su cinturón un cuchillo de cocina.

Ambos hombres saltaron nuevamente, y esta vez a la vez contra aquel macabro sommelier, y aunque contaban que la lucha sería complicada y reñida por la experiencia asesina que parecía tener Gerard, no contaron con que el enemigo que tenía delante podía desprenderse de sus posesiones con suma facilidad, y así lo hizo. El cuchillo de Gerard voló por los aires hasta clavarse el hombro derecho de Jorge, el cual el gran dolor, sumado con los químicos del suelo, hicieron que este cayera al suelo, agarrándose de dolor el hombro.

Mientras tanto, la batalla a unos cuantos centímetros más arriba se seguía desarrollando, de nuevo, William había bajado verticalmente con fiereza el hacha, haciendo que Gerard no tuviera remedio que retirarse dando un par de pasos hacia atrás, y William esta vez golpearía horizontalmente, haciendo que nuevamente Gerard tuviera que seguir dando otro paso hacia atrás, pues el tamaño del hacha, hacía imposible que el arma de tan corto alcance de Gerard pudiera competir con la de William, el cual la manejaba con gran soltura.

Otra retirada más por parte del Sommelier esquivando otro hachazo del Médico hizo que este chocara su cadera contra una de las mesas del fondo de la habitación, buscando ciegamente con su mano libre, el Sommelier encuentra un objeto, una pequeña báscula y se la lanza al rostro de William, pero este logra no solo evitar el golpe, sino desviarlo con la hoja del hacha lejos de los presentes. Momento que aprovechó el Sommelier para avanzar contra el Médico con el destripador de nuevo en alto.

Por desgracia, no pudo alcanzarlo, de hecho, no pudo mover la pierna derecha ya que desde el suelo, y lleno de heridas en el cuerpo y en el rostro a causa del químico y los cristales rotos, una firme y sigilosa mano de Jorge había hecho todo el camino para agarrarlo e impedir que se moviera. Distracción e impedimento suficiente como para evitar que William fuera ensartado y destripado, así como dando la oportunidad a un William de realizar un poderoso golpe contra Mercier.

Alzando su hacha e impulsándose, con sus piernas, el médico logra clavar y ensartar firmemente el hacha en el hombro izquierdo del Sommelier, hundiéndose un palmo dentro del cuerpo de un agonizante Gerard, quien no pudo ver venir el golpe a causa de la distracción generada por el Empresario.

Aún consciente y con una rabia ciega, el Sommelier cayó de rodillas ante el dolor y el hacha, pero no por ello pudo distraerle de su objetivo, matar al mayor número posible de millonarios en el lugar, y por ello apunto con el destripador a un indefenso y al alcance Jorge Maynard. Y cuando este iba a ensartar en el cuello y desgarrar al pobre empresario, el hacha que tenía el Sommelier clavada en el hombro fue sustraída con rapidez, y con un elegante giro de muñeca por parte de William, esta volvió a elevarse, cercenando al instante la mano derecha del Sommelier, haciendo que el Destripador cayera al suelo.

Y con un último movimiento por parte del médico, el hacha volvió a caer con fuerza sobre el Sommelier, en esta ocasión horizontalmente, rebanando el pescuezo del que había sido el mayor asesino serial de todos los que se encontraban en el Castillo del Barón de Mandeville.

Empezó el baile letal con William arremetiendo, pero el cerdo de Gerard se sabía unas cuantas consigo y vio cómo el cuerpo de Arieth hacía tropezar al médico. En cuanto lo vio, intentó alcanzarles, su instinto le decía que no iba a acabar bien.

Con su compañero tendido y Gerard de frente con ese arma del demonio, se las apañó como pudo, sin saberlo muy bien, para desviar el filo. Con la otra mano levantó rapidamente a William para volver a asaltar al sommelier. Un dolor en su hombro derecho le paralizó, le tumbó en el suelo.

Los ácidos y tóxicos quemaban, irritaban su piel. Gritó intentando alejar el dolor de sí mismo, intentando protegerse de aquello. Se arrastró, fuera del charco de productos tóxicos sin saber muy bien de dónde había sacado las fuerzas.

Boca arriba, mirando la escena y paralizado por el sufrimiento, vio a Gerard avanzar. Su último pensamiento era el de detenerle, hacerle pagar al muy hijo de puta. Su mano izquierda se lanzó sobre su tobillo.

Sintió algo salpicarle la cara y enceguecerle la vista. Notó a través de su mano un cambio, falta de resistencia. Una falta de fuerzas, pero con tensión. Algo pasó volando sobre su cabeza, con un destello metálico para poco después ser acompañado por un sonido hueco, rodando y posándose cerca de su cabeza, empapándole nuevamente de sangre.

El cuerpo que había agarrado con febril resistencia había perdido cualquier tipo de rigidez. Estaba desplomado en parte sobre su brazo.

¿Había acabado? Limpiándose la cara, una cabeza en una mueca sobrecogedora, de rabia y odio le devolvió la mirada. Aún goteaba sangre. Había acabado. Se lo habían cargado al final. Ya sólo quedaba salir del castillo. Si sobrevivía a sus heridas.

- ... William... Lo hicimos... Nos cargamos al hijo de puta... Te chocaría las cinco pero igual se me caería el brazo... dijo intentando lentamente incorporarse, pero no levantarse, aún no se encontraba con fuerzas.